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El pulso de una persona es la pulsación provocada por la expansión de sus arterias como

consecuencia de la circulación de sangre bombeada por el corazón. Se obtiene, por lo general, en


partes del cuerpo donde las arterias se encuentran más próximas a la piel, como en las muñecas o
el cuello. El pulso es la frecuencia cardíaca, o sea la cantidad de veces que el corazón late en un
minuto.

Un pulso normal para un adulto sano en descanso oscila entre 60 y 100 pulsaciones por minuto.
Durante el sueño puede caer hasta las 40 pulsaciones y durante el ejercicio intenso puede subir
hasta las 200 pulsaciones. Normalmente, el pulso es más rápido en las personas más jóvenes. El
pulso en reposo para un bebé es tan alto o más como el de un adulto haciendo ejercicio intenso.

El pulso se palpa manualmente con los dedos índice y cordial, no se puede tomar con el dedo
pulgar ya que este tiene pulso propio. Una forma alternativa de encontrar el pulso es oír el latido
del corazón. Esto suele hacerse con un estetoscopio, pero también puede hacerse usando
cualquier cosa que transmita el sonido a los oídos, o presionando la oreja directamente sobre el
pecho.

aspectos:

 la forma de la onda del pulso, con su fase ascendente y descendente.

 la amplitud de la onda del pulso, desde su comienzo hasta el máximo.

 la frecuencia de los latidos. Puede ser:

o normal: entre 60 y 85 latidos por minuto (lpm)

o taquicardia: > 90 lpm

o bradicardia: < 60 lpm

 la ritmicidad, se refiere a si la secuencia de los latidos es regular o irregular. Si es irregular,


constituye una arritmia. Lo normal es que el pulso sea regular y cada uno de los latidos
tenga la misma distancia respecto al anterior, con pequeñas variaciones que se producen
con la respiración.

En la práctica clínica, el pulso radial es el que más se palpa para identificar las características del
pulso. En algunos casos, especialmente si la presión arterial está baja, se recurre a buscar el latido
en otros pulsos, como el carotídeo o el femoral. No obstante, la apreciación de la intensidad del
pulso es inexacta y con un elevado grado de subjetividad, por lo que es más prudente constatar su
presencia o ausencia.

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