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TEMA 20:
DISLEXIA: DIFICULTAD EN LA
LECTURA
20.1. INTRODUCCIÓN
Esta situación es similar a la que enfrenta un individuo que solo habla inglés
e intenta leer italiano. Es posible que esta persona pueda sondear las
palabras al utilizar reglas fonéticas generales, pero al no conocer el
significado de las palabras, no puede comprender lo que está leyendo. De
hecho, las personas con demencia a menudo se comportan de esta forma;
pueden leer, pero no comprenden nada.
Sería útil que los déficits de lectura se mostraran en una forma clara.
Lamentablemente, no lo hacen. El lenguaje desempeña un papel de nivel
20.2. LA DISLEXIA
La palabra «dislexia» se utilizó por primera vez a finales del siglo XIX,
en el campo médico, y aunque etimológicamente significa una dificultad del
habla o la dicción, la dislexia es un trastorno del lenguaje que se manifiesta
como una dificultad con respecto al aprendizaje de la lectura y sus usos
generales (escritura) como consecuencia de retrasos madurativos que
afectan al establecimiento de las relaciones espaciotemporales, a los
dominios motrices, a la capacidad de discriminación perceptivo-visual, a los
procesos simbólicos, a la capacidad atencional y numérica y/o a la
competencia social y personal, en sujetos con un desarrollo global acorde
con su edad cronológica, con aptitudes intelectuales asociadas con el
funcionamiento lingüístico (vocabulario, razonamiento verbal y
comprensión verbal) normales altas y en un medio socioeconómico-cultural
no determinado (Rivas y Fernández, 2011).
A partir de esto, surgen dos grandes grupos que tratan de explicar las
dificultades lectoescritoras: por un lado, los modelos neuropsicológicos y,
por otro, los modelos psicolingüísticos (Rivas y Fernández, 2011).
- Modelos neuropsicológicos
- Modelos psicolingüísticos
del giro temporal superior) era crítica para la lectura. A partir de entonces,
la literatura sobre la dislexia adquirida ha descrito el sistema PT izquierdo
como fundamental en la asignación de la unidad perceptual visual de la letra
impresa a la estructura fonológica del lenguaje. Shaywitz y Shaywitz (2008)
concluyen que muchos estudios recientes de imagen cerebral en pacientes
con dislexia del desarrollo, encuentran una hipoactivación en esta región,
confirmando la importancia del sistema PT izquierdo en la lectura, cuyo
papel sería en el análisis de la palabra en sus unidades componentes como
los fonemas. Este sistema abarca porciones del giro supramarginal en el
lóbulo parietal inferior, porciones de la zona posterior de la circunvolución
temporal superior, y en algunos estudios se incluyen porciones del giro
angular en el lóbulo parietal. El segundo sistema de lectura posterior es el
área occipito-temporal (OT) izquierda, la cual es de especial importancia
para la lectura fluida y se reportó por primera vez por Dejerine en 1892 en
asociación con dislexia adquirida; desde entonces esta asociación se ha
demostrado repetidamente. Estudios más recientes indican que este
segundo sistema posterior se localiza en el área OT, que Cohen et al. (2000)
han denominado área para la forma visual de la palabra (visual word form
area; o VWFA por sus siglas en inglés). Se ha demostrado el papel crítico de
la VWFA en la fluidez de la lectura, aunque aún no se conoce cómo funciona
el mecanismo para integrar ortografía y fonología. Asimismo, hay
cuestionamientos sobre si los efectos conductuales de las lesiones de la
VWFA se limitan a letras y palabras o si el daño a esta región se traduce en
una disfunción del procesamiento visual más general; también continúa el
debate sobre si el reconocimiento visual de la palabra se realiza en serie, en
forma progresiva paso a paso (Dehaene et al., 2005) o por el contrario, si el
Se observa:
— Michel Lobrot considera que una de las dificultades de los disléxicos está
leen en voz baja antes de leer en voz alta para asegurarse la corrección,
lo que no suelen conseguir y añade lentitud a la lectura.
con los signos de puntuación, que no se usan para las pausas en que
están previstos, con lo que se amontonan las frases o se cortan sin
sentido.
Hay algunos factores que influyen en el estado del problema en esta edad
como:
- Evaluación psicolingüística
niño debe decidir a qué categoría semántica pertenece cada palabra. Para
las tareas de procesamiento visual se requiere que el sujeto lea las palabras
de alta y baja frecuencia que se presentan escritas de forma habitual
(horizontal), en modalidad vertical y en zigzag (tabla 19). Las pautas que el
modelo de Seymour y MacGregor (1984) propone llegado el momento de
analizar los errores son:
relación entre tiempo y espacio que hace que en realidad tiempo sea
espacio y espacio sea tiempo; el tiempo que se tarda en recorrer un
espacio: diez minutos, un rato, mucho rato, una hora; la idea de lejos,
cerca, aquí mismo… Todo esto no es aprender el sistema métrico
decimal de memoria, sino que es asimilarlo a través de la experiencia
viva, significativa de la distancia (Ignacio y López, 1991); experiencias
diversas sobre las cuales los aprendizajes académicos posteriores
podrán ser también significativos. Si no es así, será aquello de
aprender de memoria y olvidar fácilmente, «ahora sabe, ahora no
sabe». Existe una gradación de la experiencia, desde el primer nivel,
que es la experiencia vivida con sus emociones, un segundo tiempo
que es nuestro trabajo elaborativo con el niño ayudándolo a
verbalizarla, organizarla y asimilarla, y un tercer nivel, el intelectual y
académico, que conceptualiza los primeros niveles.
- Aprender su historia, aprender historia. Decía que los
acontecimientos en la vida de todo niño son experiencias sobre todo
emocionales que, más tarde, si puede elaborarlos y digerirlos,
pasarán a formar parte de su propia historia y podrán ser evocados
como recuerdos con sus emociones. Esta experiencia vivida de su
historia será lo que dará base para aprender historia en la escuela.
No hay duda de que el mismo tratamiento es una experiencia vivida
que va creando una historia. Cuando la tarea ya ha avanzado, el niño
suele evocar experiencias vividas en relación al terapeuta, que son
parte de la historia del tratamiento: lo que dibujaba o a qué jugaba
al principio, cómo se sentía… Lo explica desde cómo se siente ahora
e implica los cambios que se han producido. Hablar de evolución
implica pasado y futuro: lo que hacía, lo que hago, lo que haré. Esto
implica las posibilidades de seguir progresando y que el tratamiento
pueda terminar. Un niño que llevaba más de un año en reeducación
comenzó a dibujar una cuadrícula y luego reprodujo en pequeño
algunos de los dibujos que había hecho en el pasado, especialmente
en los primeros tiempos de la reeducación. Mientras dibujaba
comentó: «Cuando hacía estos dibujos me costaba mucho dibujar
¿recuerdas?». El terapeuta contestó que efectivamente, se
acordaba. El niño, mirando al reeducador comentó que en esa época
tenía miedo del gigante de la cueva. El terapeuta asintió, y el niño
dijo: «tenía miedo de dibujarlo, de que no podría dibujar, de que no
sabría hacerlo», y dijo: «A lo mejor por eso dibujaba mal, y no sabía
escribir». «No me atrevía a pintarlos, pensaba que me dirían que eran
mamarrachos.» «Ahora en el colegio tengo amigos y casi siempre me
va mejor.» Este niño evocaba el pasado, su propia historia
entrelazada con la del tratamiento. Recordaba el miedo y malestar
que sentía cuando llegó y sus dificultades para dibujar. En el
momento actual su situación había cambiado, era mucho más
consciente de lo que había vivido y ahora le iba mejor también en el
tratamiento. Eso es la perspectiva de un futuro mejor. El árbol
genealógico y la historia propia Otro ejercicio frecuente en
reeducación es la construcción del árbol genealógico. En condiciones
normales el niño, desde muy pequeño, va recibiendo información
sobre la composición de su familia y el lugar que le corresponde en
ella. Desde muy pronto el bebé tiene claras sus figuras principales:
padres y hermanos. Luego va incorporando aquellas figuras más
consonante; por ejemplo, lámpara, cartel, castaña, cantante, etc.; para ello
se proponen listados de palabras incompletas que el alumno deberá
rematar con una de las letras mencionadas. Como procedimiento general,
debe enfatizarse la pronunciación de la consonante que se trabaja (la que
habitualmente se omita); de este modo el alumno pronunciará la palabra
alargando el sonido; por ejemplo: cannnntannnnte, pesssstaña, márrrrmol,
malllvado, etc. Las actividades escribanas de completar palabras y frases
deben asociarse con la lectura de las mismas y con la ideación de frases
semejantes para lograr la automatización de las habilidades de
correspondencia grafofonológica. Las actividades de comparación de frases
refuerzan las habilidades atencionales del alumno y evitan así la omisión de
palabras cuando se lee. Estas frases deben ser muy parecidas, y varían en
algunos vocablos, con la finalidad de «obligar» a la atención del alumno a
discriminar perceptivamente cuáles son las palabras que cambian de una
frase a otra. La consecuencia que se desprende de ello es que el alumno
aplicará al acto lector habitual la atención mantenida y concentrada
necesaria para no omitir palabras. Debe emplearse el procedimiento cloze
(textos incompletos), clásicamente utilizado como ejercicio de comprensión
lectora, con la finalidad señalada en el punto anterior, es decir, claramente
atencional, habiéndose suprimido aquellas palabras que pueden ofrecer
una mayor dificultad de lectura y que después el alumno o alumna deberá
segmentar para su análisis. Esta actividad es independiente del beneficio
comprensivo que la tarea le reporta. Se proponen también actividades de
«identificación de errores» mediante palabras y frases en las que se ha
omitido un grafema consonántico. Deberán realizarse cuando el alumno ya
haya adquirido una cierta habilidad descodificadora de tales grafemas. Es
muy recomendable que se utilicen textos del propio alumno para identificar
los errores de omisión (incluso los de sustitución) que hayan podido
producirse. Se trata de desarrollar la capacidad de reflexionar sobre las
propias producciones de escritura; ello conduce a lograr un aprendizaje
normalizador del componente ortográfico de las palabras trabajadas. La
lectura simultánea (profesor y alumno) de textos preparados es también un
procedimiento didáctico de probada eficacia para la corrección de los
errores de sustituciones y omisiones, por lo que es recomendable su
empleo de acuerdo con las circunstancias de cada caso.
se está trabajando.
En los primeros años del siglo XX, Ramón y Cajal ya advirtió esta
capacidad. Postuló que el daño en el encéfalo adulto era irreparable,
teniendo consecuencia déficits y secuelas, pero constató la posibilidad de
recuperación en el encéfalo infantil, añadiendo otra más a su larga lista de
aportaciones de relevancia científica aún hoy vigentes. Actualmente,
sabemos que la plasticidad no solo se limita a la infancia, parece que
permanece en edad adulta, aunque de forma mucho más limitada. El
encéfalo se va construyendo en el tiempo. Se acomoda a las diferentes
etapas del desarrollo y permite adaptarse adecuadamente a cada momento
evolutivo del individuo. Está probado que un ambiente rico en estímulos
diversos favorece la adquisición de funciones, mejora capacidades que
aparentan estar mermadas o bien repara, en cierta medida, estructuras
dañadas por problemas surgidos durante la maduración (Hernández-Muela,
Mulas y Mattos, 2004). Katona denomina a esta capacidad
“neurohabilitación” o “rehabilitación temprana” (Hernández-Muela et al.,
2004), añadiendo que la plasticidad del encéfalo en los primeros meses de
2. Debe ser secuencial, cada etapa requiere el paso firme y completo por la
previa.
pregunte por el posible mensaje del texto, por las palabras claves que se
van a usar..., este tratamiento es más eficaz en aquellos sujetos con mayor
desarrollo del pensamiento verbal.
problemas de lectura.