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S í n t e s i s.

Diccionario del ciudadano sin miedo a saber


Fernando Savater
España 2007.
Editorial Ariel.
88 pp.

En la breve presentación que ofrece el filósofo español Fernando


Savater pone sobre la mesa una pregunta realizada por el dibujante
Andrés Rábago García mejor conocido como El Roto; en la
ilustración se observa a un personaje que parece preguntar al lector
¿Es usted un ciudadano normal o todavía piensa?

De ahí, Savater apunta que el objetivo que persigue el


pequeño diccionario es ayudar a que lo normal sea que los
ciudadanos piensen y lo hagan juntos. Por eso es importante
precisar los principales términos que se usan en nuestras
deliberaciones políticas, además señala que en ocasiones no
nos oponen los distintos intereses, sino la ambigüedad de las
palabras que todo mundo cree conocer.
1
Ciudadanía
Es la forma de organización social de los iguales; pero deben serlo en derechos y deberes; es decir,
igual titularidad de garantías políticas y asistencia social, así como igual obligación de acatar las
leyes. En palabras de Paul Barry Clarke significa tener conciencia de que se actúa en y para un
mundo compartido con otros.
Grecia se cita como ejemplo para afirmar que si se habla de ciudadanía es necesario establecer el
espacio público y el debate como condición sine qua non para la ciudadanía. Aquí dice el autor, lo
que importa son nuestras coincidencias, a pesar de que últimamente se habla de la riqueza de
nuestra diversidad, esto es falso; la verdadera riqueza está en nuestras semejanzas que permiten
colaborar unos y otros. El Estado de Derecho que permite el juego democrático reconoce el
pluralismo de opciones.
Se han identificado dos modelos de ciudadanía; la activa relacionada a los griegos y la pasiva
relacionada a los romanos. En la primera, los ciudadanos debían participar en la política y la toma
de decisiones, quien no lo hacía era considerado un idiota (alguien que no comprendía su
condición necesariamente social). En el modelo romano se reconocían los derechos de quienes
ostentaban la ciudadanía, pero la participación en el gobierno estaba restringido a los patricios
(clases altas). Los gobiernos prefieren ciudadanos a la romana y los idiotas son los predilectos de
las autoridades.

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El autor advierte que existen dos maneras de hacer creer al idiota que no lo es, la primera consiste
en hacerlo consumidor en la que también se jerarquiza de acuerdo a su poder adquisitivo; la
segunda refiere es volverlo feligrés en lugar de ciudadano, su sentido está vinculado a anteponer
su membresía a determinada variable y renunciar a su universalidad democrática.
Constitución
Es algo así como el reglamento del juego democrático. A pesar de que no se encuentra encajonada
ni es intocable, el autor dice: le va bien cierta imperturbabilidad anticuada. Y a juicio del mismo, es
mejor aquella que deja un poco insatisfecho a medio mundo, ya que aquella que tiene amplio
consenso quiere decir que radicalmente frustradas a varias minorías. Aunque todos deben
acatarla, deben hacerlo mucho más quienes ostentan algún cargo público o están revestidos de
autoridad.
Derecha/Izquierda
Los límites entre ambos términos parecen cada vez más tenues y en ocasiones dice el autor tiene
poco sentido las divisiones tajantes, aun así, menciona necesario buscar establecer un perfil
político en ambos.
La existencia de derecha e izquierda solo puede entenderse a partir de su necesidad mutua de
enfrentarse. Por consiguiente, sostiene que los derechistas que buscan aniquilar la izquierda no
son políticos, en todo caso maniáticos, partidarios de un régimen totalitario. Aquellos que nos
contradicen nos mantienen democráticamente cuerdos.
Actualmente los partidos de izquierda o derecha no se distinguen por ser reaccionarios, ambos 2
pueden serlo en función de sus objetivos, en todo caso por los matices que adoptan en sus
planteamientos económicos. En el caso de la derecha los planteamientos favorecen la libertad
económica, la sustitución de los servicios públicos por prestaciones privadas; mientras tanto, los
de izquierda parecen tomar partido por los derechos de los trabajadores.
De igual manera el autor distingue la derecha no parece muy preocupada por la conservación de
los recursos naturales o las formas más tradicionales de convivencia.
El autor parece tomar partido puesto que dice que aquellos que se hacen llamar de derecha
tendrán una base fundamentalmente de derecha, no así los de izquierda que sólo lo serán a ratos.
Estado
La siguiente cita de Baruj Spinoza define para el autor el fin del Estado:
El fin del Estado, repito, no es convertir a los hombres de seres racionales en bestias o autómatas
sino lograr más bien que su mente y su cuerpo desempeñen sus funciones con seguridad, y que se
sirvan de su razón libre y que no se combatan con odio, ira o engaños, ni se ataquen con malicia. El
verdadero fin del Estado es, pues, la libertad. (Spinoza, Tratado Teológico-Político, cap. 20)
Diálogo
Véase parlamento.

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Identidad
Se busca definir a partir de un pasaje de Lewis Carroll en donde se cuestiona ¿A qué se parece la
luz de una vela cuando está apagada? La identidad se compara con la luz de una vela; apagada no
se puede explicar, entonces la identidad como la luz solo pueden entenderse cuando están
encendidas ante la presencia de alguien más. La identidad soy lo que parezco ante otros, lo que
represento para los demás.
Cada uno de nosotros poseemos múltiples identidades, la mayoría de ellas las elegimos de manera
voluntaria, por lo que lo único que se nos puede pedir es responsabilizarnos por las consecuencias
sociales que impliquen.
Hay tres tipos de identidades no creativas que pueden convertirse en cepos o jaulas colectivas:
1. Identidades exclusivas: las que podemos tener nosotros y nadie más que nosotros y que
determinan la pertenencia social o la posición dentro de la comunidad.
2. Identidades excluyentes: predominan sobre las demás posibles, por ejemplo: yo soy ante
todo…
3. Identidades reductivas: las que parecen explicar todo de cada cual, por ejemplo: las
mujeres son, los mexicanos somos…
Los estados democráticos deben instituir normas que colaboren en el respeto a todas las
identidades, así como abolir el sometimiento o la imposición de ellas.
Inmigración
La antropología demuestra que gracias a este fenómeno el hombre se dotó de inteligencia; sin 3
embargo, los argumentos del autor están enfocados a tratar de comprenderla actualmente. Dice
que los medios de comunicación juegan un papel relevante puesto que muestran las condiciones
de un lugar y otro. Entonces se entiende que algunos buscan mejorar sus condiciones de vida y
que los otros que están en ese lugar favorecido en ocasiones no comprenden que los que buscan
pueden no tener una idea clara de lo que buscan, pero tienen claro la condición que los empuja.
También la inmigración tiene un matiz económico por cuanto las naciones no logran generar las
condiciones mínimas para evitar el desplazamiento masivo.
En este escenario el autor llama a derrumbar los prejuicios y optar por una regulación que evite
desigualdades e intolerancia.
Laicismo
Significa que a nadie se le puede imponer una religión o impedir practicar una. No se puede
permitir que una religión se convierta en una última instancia para decidir que es moral e inmoral
en una sociedad.
El laicismo no es una opción institucional, es tan inseparable de la democracia como el sufragio
universal.
Nacionalismo
El término se relaciona con conceptos que han sido poco provechosos o bien totalmente negativos
como el esclavismo, el racismo, la xenofobia, entre otros.

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Los nacionalistas convierten en extranjeros a conciudadanos a partir de juicios, por ejemplo: “el
buen mexicano debe de”, “el buen ciudadano es aquel que”; y los parámetros son los mismos que
ellos buscan imponer. De manera irónica dice que en ocasiones los nacionalistas se esconden tras
una cortina de izquierda; una persona de izquierda puede simpatizar con el nacionalismo, desde
luego, pero sólo como un cura puede ser ateo: contradiciéndose.
Parlamento
Lo propio del parlamento es el debate, la polémica, la crítica sin contemplaciones, el sarcasmo,
incluso en ocasiones los malos modos, porque allí se enfrentan intereses contrapuestos y visiones
diferentes de lo que puede ser mejor para la comunidad.
Paternalismo
El vicio de los gobiernos y de las autoridades públicas de empeñarse en salvar a los ciudadanos del
peligro que representan para sí mismos. Los ciudadanos nunca deben ser tratados como menores
de edad, incapaces de orientar sus vidas por sí mismos.
El estado debe ayudar, informar y educar, desde luego, pero siempre para garantizar las libertades
públicas y privadas, no para cortocircuitarlas en aras de lo mejor para todos.
Paz
Es la renuncia de los ciudadanos y de los países a utilizar la violencia, unos contra otros y la
decisión explícita de someterse a leyes comunes.
Dice el autor que no es cierto que la peor paz sea mejor que la mejor guerra: Hay guerras llenas de
4
esperanza y paces desesperadas. Los enemigos de la paz suelen ofrecer tranquilidad en su lugar,
como quien da gato por liebre.
Políticos
En una democracia, políticos somos todos.
No tiene sentido despotricar contra ellos como si fuesen una fuerza de la naturaleza de efectos
deplorables y contra la que no hay remedio porque sí lo hay: revocar el mandato, elegir a otros u
ofrecernos a hacerlo mejor.
Progresista/Reaccionario
Progresar según el autor es avanzar hacia algo mejor de lo que hay; aun cuando equivocarnos es el
más arriesgado de nuestros privilegios.
Son progresistas quienes luchan contra la ignorancia y la miseria; son reaccionarios quienes las
alimentan y favorecen por cualquier razón. Se puede ser reaccionario de izquierda cuando se trata
de eliminar a los ricos en lugar de suprimir a los pobres. Progresar es innovar conservando lo ya
conseguido.
Pueblo
Sinónimo del conjunto de ciudadanos de un país, casi siempre se usa con una intención laudatoria,
por ejemplo: el pueblo es noble, nunca se equivoca…

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Sin embargo, también se vuelve una especie de diosecillo en la política, casi siempre tiene razón y
lo usan de la siguiente forma: lo importante es lo que el pueblo quiera…
Sectarismo
El sectario quiere la prosperidad para los suyos, incluso si la mayoría corra peligro o sufra. Valora
las instituciones en la medida en que estas sirven a sus intereses.
Separación de poderes
Es la principal ventaja de la democracia sobre otros sistemas de gobierno. Cada uno de los poderes
tiene sus funciones propias, aunque los últimos dos (ejecutivo y judicial) deben funcionar como
contrapesos del primero.
El autor refiere que como en el caso de España, en ocasiones los más altos funcionarios del Poder
Judicial se ven supeditados a las decisiones del ejecutivo lo que resta en parte su carácter.
El gran reto para el autor es generar estrategias para que resulte cada vez más difícil comprar
ideológicamente a quienes en esencia deben ser los árbitros del juego.
Terrorismo
El terrorismo es un fenómeno antiguo que consiste en atacar a los ciudadanos con la finalidad de
imponer cambios en su actitud política, económica religiosa o social. El autor insiste: el terrorismo
es un método de coacción o castigo a la ciudadanía, no una ideología.
En resumen, no se trata de una manera de pensar sino una forma de actuar. Las democracias
resultan vulnerables especialmente a estos ataques ya que se convierten en caldos de cultivo para 5
la intolerancia.
Tolerancia
Disposición cívica de convivir armoniosamente con personas de creencias diferentes u opuestas a
las nuestras.
Lo que realmente se opone a la tolerancia es el fanatismo.
Nietzsche afirmó: El fanatismo es la única fuerza de voluntad de la que son capaces los débiles.
Despedida
El principio progresista es siempre enemigo del imperio de la costumbre.
John Stuart Mill. Sobre la libertad

Marzo, 2019
ABR

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