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SUMILLA: INTERPONE RECURSO

IMPUGNATORIO DE APELACION CONTRA


RESOLUCION DIRECTORAL N° 03831 –
2018 UGEL – A

AL SEÑOR DIRECTOR DE LA UNIDAD DE GESTION EDUCATIVA LOCAL –


ANDAHUAYLAS.

RICHARD GILBERTO HUAMANI LOPEZ, identificado con DNI N° 21520738, en


mi condición de docente nombrado en el ámbito de la UGEL Andahuaylas, con domicilio
real en Jr. Alfonso Ugarte N° 381 Andahuaylas, y domicilio procesal en el Jr. Mariano
Melgar N° 402 tercer piso Andahuaylas, en el proceso administrativo disciplinario que se
me apertura; a usted digo:

PETITORIO.-

Que, habiendo sido notificado con la Resolución Directoral N° 03831 – 2018 – UGEL –
A, de fecha 05 de diciembre del 2019, a través de la cual se me sanciona con cese
temporal en el cargo sin goce de remuneraciones por espacio de seis meses o 180 días,
encontrándome dentro del plazo legal y al amparo de lo establecido por el Art. 209° de
la Ley N° 27444, interpongo recurso impugnatorio de apelación contra la precitada
resolución, a fin que elevados que sean los autos por ante el superior jerárquico, sea
esta revocada y consecuentemente se me absuelva de los cargos formulados en mi
contra, para lo cual paso a exponer los argumentos facticos y jurídicos respectivos:

FUNDAMENTOS FACTICOS.-

1. Que, la sanción contenida en la resolución materia de impugnación, vale decir la


separación de mi función como docente de CTA por espacio de seis meses sin
goce de haber, vulnera mis derechos elementales al debido proceso, legítima
defensa, derecho a probar y contraviene el derecho a la debida motivación de
resoluciones en sede administrativa, que han viciado la resolución materia de
impugnación con nulidad IPSO JURE, es decir de puro derecho.
2. Sin perjuicio de lo anteriormente mencionado, es preciso señalar que en el curso
del proceso administrativo disciplinario no se ha llegado a acreditar las faltas por
las cuales se me apertura proceso, más aun cuando al formularse el
correspondiente pliego de cargos se señalan hechos y situaciones que luego han
sido cambiados y he sido sancionado con declaraciones que han ido cambiando
en el decurso del proceso, por cuanto conforme fluye del acta sobre incidente en
el primer grado “A”, la cual fue levantada en la dirección de la Institución
Educativa “Juan Espinoza Medrano”, en fecha 23 de julio del 2019, con la
presencia de la Sub Directora miembros del CONEI y padres de familia, teniendo
como base el informe N° 02 – 2018/DREA/UGEL – A/CN “JEM”/COOR.TOE, de
fecha 20 de julio del 2019, en el cual conforme se evidencia de la lectura, que
las alumnas manifestaron lo siguiente:
 Que, el profesor les falta el respeto porque se pone a comer frente a los
alumnos
 Una de las niñas manifestó que el profesor le dijo “falta mi beso”
 Otra niña manifestó que le dijo “que buenas piernas”
 Asimismo manifestaron que le fastidiaba a su compañero Andy diciéndole
“piensa en grande” por lo que es pequeño.

3. Que, la Resolución Directoral N° 03700 – 2018 – UGEL – A, de fecha 17 de


agosto del 2019, me instaura proceso administrativo disciplinario por las
presuntas faltas contenidas en los literales b), c), i), n) y q) del artículo
40 de la ley N° 29944 Ley de Reforma Magisterial, concordante con el
Art. 77 de su reglamento aprobado por D.S. 004 – 2013- ED . Con lo cual
se delimitan los cargos formulados contra mi persona en mi condición de
docente de CTA, y es en virtud de dichos cargos que formulo mi correspondiente
descargo y ejerzo mi derecho de defensa.
4. Sin embargo conforme se aprecia de la resolución materia de impugnación
(Resolución Directoral N° 03831 – 2018 UGEL - A), en sus considerandos así
como en la parte resolutiva, se me ha sancionado por haber infringido los
deberes y obligaciones contenidos en los literales a), b), c), i), n) y q)
del artículo 40 de la ley N° 29944 Ley de Reforma Magisterial, y como
falta disciplinaria grave tipificada en el literal 48 de la Ley de Reforma
Magisterial N° 29944 en concordancia con el Art. 77 del reglamento de
la ley antes citada (el subrayado y negritas es nuestro).
5. Que, se puede evidenciar con meridiana claridad que no existe correspondencia
entre la tipificación de los supuestos hechos que constituirían infracción
administrativa y que han originado la apertura de proceso administrativo, con los
que fueron materia de sanción, toda vez que en la resolución impugnada se
incluye el literal a) del artículo 40 de la Ley N° 29944, y la falta disciplinaria
tipificada en el literal a) del artículo 48 de la precitada ley, los cuales no fueron
objeto de apertura de proceso disciplinario, con lo cual se ha vulnerado mi
derecho a un debido proceso el cual se halla amparado constitucionalmente, en
el Art. 139° de la carta magna, así como se ha contravenido mi derecho a la
legitima defensa, por cuanto se me ha sancionado por hechos en los cuales no
se me ha permitido defenderme y mucho menos presentar mis descargos.
6. Que, no habiéndose realizado una adecuada compulsación de las pruebas que de
manera razonada lleven a la comisión de procesos administrativos disciplinarios a
la certeza que exista responsabilidad en mi persona, con lo cual se ha vulnerado
mi derecho al principio de presunción de inocencia, que este principio obliga al
ente administrativo a llevar a cabo una actividad probatoria suficiente que
desvirtúe el estado de inocencia del que goza todo ciudadano (STC 1934 – 2003
HC/TC), ya que resolución sancionatoria debe fundamentarse en auténticos
hechos de prueba y en que la actividad probatoria sea suficiente para generar en
la evidencia de la existencia no solo del hecho sancionable, sino también de la
responsabilidad del administrado.
7. Que, de la simple lectura de la resolución materia de impugnación, se puede
evidenciar que esta no cumple con lo expresamente establecido en el Art. 139 de
la Constitución Política del Estado que establece la necesidad de fundamentar
adecuadamente la decisión, en el presente caso nos hallamos frente a una
fundamentación aparente, e incongruente ya que como en este caso los
fundamentos reposan en hechos que no ocurrieron o en pruebas que no se
aportaron y en fórmulas vacías de contenido que se condicen con la realidad del
proceso siendo que nada significan por su ambigüedad o vacuidad, en este
sentido el Tribunal Constitucional señala que la motivación es aparente – en el
sentido que no da cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de
que no responde a las alegaciones de las partes en el proceso – porque solo
intenta dar un cumplimento formal al mandato amparando en frases sin ningún
sustento fáctico o jurídico1, lo cual se puede advertir de la simple lectura de la
resolución, con el evidente propósito de cumplir de manera formal con lo
dispuesto en la norma en cuanto a la fundamentación de la resolución, pero no
llega a una conclusión lógica de mi supuesta responsabilidad, sino por el
contrario introduce situaciones ajenas a las plasmadas en el proceso.
8. El principio de legalidad y subprincipio de taxatividad
La primera de las garantías del debido proceso es el principio-derecho a la
legalidad y a las exigencias que se derivan de éste, en particular el relativo al
subprincipio de la taxatividad. Conforme el artículo 9° de la Convención
Americana dispone:

Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento


de cometerse no fueran delictivas según el derecho aplicable. Tampoco se
puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la
comisión del hecho.

1
Este principio constituye una auténtica garantía constitucional de los derechos
fundamentales y un criterio rector en el ejercicio del poder sancionatorio del
Estado democrático: nullum crimen, nulla poena sine previa lege. De forma
similar, en la sentencia del Caso García Asto y Ramírez Rojas vs. Perú , de fecha
25 de noviembre de 2005, la Corte Interamericana subrayó que “en un Estado de
Derecho, el principio de legalidad preside la actuación de todos los órganos del
Estado, en sus respectivas competencias, particularmente cuando viene al caso
el ejercicio de su poder punitivo”.
Al principio-derecho a la legalidad sancionatoria está reconocido en la
Constitución del Estado en su artículo 2º, inciso 24, literal d), con el siguiente
tenor:
Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa
e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no
prevista en la ley (subrayado y negritas nuestro).

En mérito de ello, en la STC 00010-2002-AI/TC el Tribunal Constitucional


estableció que el principio de legalidad exige no solo que por ley se establezcan
los delitos, sino también que las conductas prohibidas estén claramente
delimitadas por la ley, prohibiéndose tanto la aplicación por analogía,
como también el uso de cláusulas generales e indeterminadas en la tipificación
de las prohibiciones.

Del mismo modo, la Corte Interamericana ha señalado que “[l]a calificación de


un hecho como ilícito y la fijación de sus efectos jurídicos deben ser
preexistentes a la conducta del sujeto al que se considera infractor, ya que antes
de que una conducta sea tipificada como delito la misma no reviste aún el
carácter de ilícita para efectos penales” (Caso García Asto y Ramírez Rojas vs.
Perú).
En virtud de ello, es que en la STC 02050-2002-AA/TC el Tribunal Constitucional
precisó que “los principios de culpabilidad, legalidad, tipicidad, entre
otros, constituyen principios básicos del derecho sancionador, que no
sólo se aplican en el ámbito del derecho penal , sino también en el del
derecho administrativo sancionador”.

El principio de legalidad impone tres exigencias: la existencia de una ley ( lex


scripta), que la ley sea anterior al hecho sancionado ( lex previa), y que la ley
describa un supuesto de hecho estrictamente determinado (lex certa).

Para la Corte Interamericana este principio exige que en la elaboración de los


tipos penales exista una clara definición de la conducta incriminada, que fije sus
elementos y permita deslindarla de comportamientos no punibles o conductas
ilícitas sancionables con medidas no penales (Cfr. Caso Fermín Ramírez vs.
Guatemala, sentencia del 20 de junio de 2005 y Caso García Asto y Ramírez
Rojas vs. Perú, sentencia del 25 de noviembre de 2005).

El subprincipio de tipicidad o taxatividad es otra de las manifestaciones o


concreciones del principio-derecho de legalidad que tiene como destinatarios al
legislador penal o administrativo, a efectos de que las prohibiciones que definen
sanciones, sean éstas penales, administrativas o políticas, estén redactadas con
un nivel de precisión suficiente que permita a cualquier ciudadano de formación
básica comprender sin dificultad lo que se está proscribiendo.
Este principio exige la precisa definición de la conducta que la ley o norma con
rango de ley considera como delito o falta, es decir, que la vaguedad en la
definición de los elementos de la conducta incriminada termina
vulnerando este principio. Igualmente en sede corporativa, la conducta
considerada como falta debe encontrarse claramente prevista y tipificada en el
estatuto de las personas jurídicas.
Lo anterior implica, que el operador de la norma tiene comprobado un hecho,
aprecia la conducta a partir de la hipótesis abstracta que la ley señala y concluye
que uno de los elementos o todos no concurren en el caso concreto, entonces,
necesariamente debe absolver. Es ahí donde se hace efectiva la garantía de
exacta aplicación de la ley, porque si concluye que no se reúnen los supuestos
que se establece en el tipo, entonces, se encuentra obligado a absolver, al tener
prohibición de sancionar por analogía o mayoría de razón. Sin embargo conforme
hemos mencionado el juicio de tipicidad está referido a otro tipo de infracción
administrativa, ajeno al cual ha sido materia de procedimiento y de sanción,
conforme hemos detallado.
En atención a ello, la resolución impugnada contrariamente a lo vertido me
sanciona por hechos que no fueron materia de cargos, no otorgándome el
derecho de defensa respecto de este nuevo cargo consistente en que “mi
persona un mes atrás me acerque por la espalda a la alumna de iniciales D.F.O.
que supuestamente la abrace y le toque los senos en dos oportunidades, lo cual
una vez más vulnera mi derecho a la legitima defensa.
9. En este orden de ideas, cabe mencionar que la construcción de la resolución
materia de impugnación, es tan desordenada, que no solo no toma en cuenta las
alegaciones de la defensa sino que una vez más, solo considera en forma por
demás genérica los hechos sin realizar un adecuado juicio de subsunción de
estos hechos a la norma que se me pretende aplicar por lo que cual cajón de
sastre menciona todo un cumulo de normas legales supuestamente infringidas y
lo que resulta peor me sanciona por hechos y situaciones así como por normas
legales que no fueron materia de apertura del proceso ni menos aún de
descargos por esta parte, lo cual como resulta evidente constituye delito de
Abuso de Autoridad en mi agravio, por lo que me reservo el derecho de
interponer las acciones legales correspondientes en salvaguarda de mis
derechos.

III. AGRAVIO QUE ME CAUSA LA DECISIÓN IMPUGNADA


Está acreditado que al dictarse sanción de suspensión por seis meses sin goce de
haber en mi contra, se me ha causado grave perjuicio, económico y moral, toda
vez que se ha vulnerado mi derecho al debido proceso y a la presunción de
inocencia, lo cual me habilita a interponer el presente recurso impugnatorio.

IV PRETENSIÓN CONCRETA

Solicito al superior jerárquico DECLARAR NULA la Resolución Directoral N°


03831 – UGEL – A, de fecha 05 de setiembre del 2019, dictada por Director de la
Unidad de Gestión Educativa Local de Andahuaylas, que me sanciona con
suspensión por seis meses sin goce de remuneraciones

POR TANTO:
A Ud. Pido tener por fundamentado el recurso de apelación contra la
sentencia, proveyendo de acuerdo a ley.

Andahuaylas, 09 de diciembre de 2019.

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