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Trabajo y capital
El ser humano comenzó a asentarse, a hacerse sedentario, a partir de la aparición de la
agricultura. Probablemente de esa época sea el descubrimiento de la conveniencia de
generar excedentes de producción para trocar con otros clanes por otros productos
necesarios. Y probablemente el nacimiento de la esclavitud se deba a la necesidad de
mano de obra para generar esos excedentes.
Pero desde entonces hasta el trabajo en los términos que regula el derecho del trabajo
actual, ha pasado mucha agua bajo el puente. Porque una cosa es el trabajo humano como
lo estuvimos viendo hasta aquí y otra bien distinta es el trabajo bajo el sistema capitalista,
que es el que obliga a la regulación del trabajo tal como la conocemos hoy. Dice el Artículo
4 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT): “Concepto de trabajo. Constituye trabajo, a los
fines de esta ley, toda actividad lícita que se preste en favor de quien tiene la facultad de
dirigirla, mediante una remuneración. El contrato de trabajo tiene como principal objeto la
actividad productiva y creadora del hombre en sí. Sólo después ha de entenderse que
media entre las partes una relación de intercambio y un fin económico en cuanto se
disciplina por esta ley”.
Ante todo, el trabajo dependiente es la actividad lícita, productiva y creadora de las
personas, pero es trabajo para otro. El resultado del trabajo no le pertenece a la persona
que trabaja. Y si bien esto ya ocurría desde tiempos prehistóricos, la organización de la
forma de producción económica en torno al trabajo dependiente como medio de
reproducción social tiene origen en el nacimiento del capitalismo.
Y el inicio del capitalismo significó el fin de la Edad Media. La conquista de América fue una
conquista que llevó al aniquilamiento de las culturas americanas. Europa fue creciendo con
ese desarrollo originado en el saqueo de América y ese crecimiento comercial generó la
creación de caminos que acercaron las comarcas a las capitales y con ello, la protección del
Señor Feudal (el dueño de las tierras?) fue resultando innecesaria.
La aparición de la máquina de vapor hacia fines del siglo XVIII fue el decreto de extinción
del Medioevo. La producción en serie facilitada por esa máquina de vapor aceleró el
proceso de acumulación de capital y la nueva clase burguesa se hizo poderosa a partir de
su capacidad económica. Mientras tanto, los antiguos vasallos que dependían de los
señores feudales, fueron abandonando los feudos en búsqueda de mejores condiciones de
vida. Se marcharon con su familia que era su único patrimonio. Se asentaron en los
alrededores de las grandes ciudades, viviendo en condiciones precarias y se ofrecían a
trabajar en las fábricas. Este nuevo sistema masivo de contratación de la mano del
nacimiento del sistema capitalista, fue el sustento manual del sistema. Sin trabajadores que
accionaran las máquinas, que manipularan los insumos, no habría funcionado ninguna
fábrica.
Smith, de acuerdo con las ideas científicas de la época, consideraba que como la física la
economía tenía “leyes”. Una de sus preocupaciones era pensar cuáles serían las leyes del
mercado, las que determinarían el valor de los productos que se comercian. Sostenía que el
mercado debía regular por sus propios medios los precios y que a mayor demanda los
precios suben, en tanto a menor demanda los precios bajan. Ley de oferta y demanda.
Pero Adam Smith cometió un grave error que llevaría a un verdadero desastre humanitario:
aplicó a la fuerza de trabajo las leyes del mercado, porque entendía que el trabajo humano
estaba en el mercado. Entonces el valor del salario debía fluctuar libremente entre la oferta
y la demanda, como si quienes trabajan fuesen cosas y no personas. Recién casi un siglo y
medio después, en 1919, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establecería que el
trabajo no es una mercancía, aunque hasta hoy, la doctrina de Adam Smith se sigue
aplicando por parte de empresarios y gobiernos.
Las condiciones de trabajo generadas por la Revolución Industrial generaron condiciones
indignas de labor, trabajo insalubre, sin límite horario, sin protección de la salud de las
personas que trabajaban, sin descansos, sin salarios mínimos, sin cuidados hacia los niños
que trabajaban, sin protección a las necesidades generadas por la maternidad, sin igualdad
en el empleo. Se vivía para trabajar y el resultado era la explotación a cambio de una
mínima supervivencia. Más de medio siglo después de Adam Smith la reacción llegó de la
mano de Karl Marx y Friedrich Engels. Tras la caída de Napoleón, Europa se enquistó en un
conservadurismo capitalista amenazado entre mediados y fines del siglo XIX, por
revoluciones de carácter social y democrático que fueron sistemáticamente derrotadas
militarmente, pero que subsistían en una relativa clandestinidad. Esas efímeras
revoluciones europeas que tan bien describe Eric Hobsbawm en La era del capital,
1848-1875, llegaron a su punto más relevante con la Comuna de París. Después de la
derrota del gobierno popular de la Comuna de París, hacia 1875, Europa mantuvo sus
monarquías conservadoras, hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Creación de la OIT
Entre 1914 y 1918 se produce la llamada entonces Gran Guerra Europea aunque tuvo la
tardía participación de los Estados Unidos de Norteamérica, que acudió en apoyo de sus
aliados británicos y franceses. En 1919 se firma el Tratado de Versalles, tratado de paz que
pone formalmente fin a la guerra. La parte XIII del Tratado de Versalles contiene la original
constitución de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) creada entonces. La OIT es
una organización internacional creada en la declarada convicción de las potencias de que
las necesidades extremas de las personas son la semilla de conflictos que ponen en riesgo
la paz mundial. Si bien esto no fue del todo verdad, tampoco era una mentira. La OIT se
crea a partir de la decisión de negociadores de EEUU, Francia y el Reino Unido, que temían
la expansión de la Revolución Soviética ante las horribles condiciones de vida de los
trabajadores europeos. La idea es que la mayor parte de los estados del mundo participara
de esta organización que crearía normas internacionales de trabajo que todos deberían
acatar. De este modo, se crearían normas en cada país que no podrían reducir las
condiciones aceptadas por ese país al ratificar un convenio de la OIT. Por ejemplo, la
República Argentina ha ratificado el Convenio 100 sobre igualdad de remuneración entre
mano de obra masculina y femenina. Entonces, las leyes argentinas no podrían establecer
normas que establezcan desigualdades o discriminación salarial contra las mujeres
trabajadoras.
Esta es la esencia del derecho del trabajo. Mejoras las condiciones de vida de las personas
que trabajan, brindarles garantías y seguridades en materia laboral, sin que ello implique
intentar modificar el lugar que empleador y trabajador dependiente tienen en el marco de un
contrato de trabajo. El Derecho del Trabajo mantiene el poder del empleador, quien sigue
siendo el titular de los factores de producción.
En junio de 1944, a OIT se reúne en Filadelfia, EEUU, por primera vez desde el inicio de la
guerra (Segunda Guerra Mundial, nazis) y la Conferencia General produce la Declaración
de Filadelfia que ,entre otras manifestaciones, destaca el hecho de que las insatisfacción de
necesidades básicas de la población son un peligro para la paz mundial.
Es decir que la Constitución Nacional (CN) y los Tratados Internacionales sobre Derechos
Humanos (TIDH) tienen igual jerarquía y ninguna norma inferior puede oponerse a estos.
Por debajo los demás tratados y los tratados con el Vaticano, con la Santa Sede que se
denominan Concordatos, tienen menor jerarquía que los primeros pero mayor que las leyes.
Dentro de esta categoría se ubican los Convenios de la OIT ratificados por la Argentina.
Finalmente, en esta inicial escala jerárquica están las leyes.
Si una norma de jerarquía inferior contradice otra de jerarquía superior, los tribunales
pueden declararla inconstitucional.
Varios tratados internacionales mencionados tienen normas de carácter social, algunos
retoman la temática del art. 14 bis CN y otros toman directamente la temática social, como
el pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales incorpora en su Art.
2.1. el Principio de Progresividad en materia de Derechos Económicos Sociales y
Culturales.
Esta normativa, muy utilizada por nuestros tribunales para fundamentar sus sentencias, es
de gran importancia en materia de sustento constitucional de derechos sociales, que son
parte de los Derechos Humano
Módulo 2
Principios Generales del Derecho del Trabajo
Ya dijimos que la enumeración de fuentes del art. 1 LCT no es taxativa (que limita,
circunscribe y reduce un caso a determinadas circunstancias). El Art. 11 LCT resulta
definitorio cuando haciendo referencia a los principios de “interpretación y aplicación de la
ley” dice: “Cuando una cuestión no pueda resolverse por aplicación de las normas que rigen
el contrato de trabajo o por las leyes análogas, se decidirá conforme a los principios de la
justicia social, a los generales del derecho del trabajo, la equidad y la buena fe”. Desde el
punto de vista del pensamiento Iusnaturalista, este artículo no hace más que detallar algo
lógico que tiene que ver con contenidos morales como justicia social, equidad o buena fe. El
pensamiento iuspositivista diría algo así: “todo muy bonito, pero si no está positivizado, es
decir escrito en la ley, sería inaplicable”.
Sin embargo, no solo figura escrito en forma expresa en el transcripto art. 11, sino que los
artículos que van del 9 al 20 de la LCT receptan los Principios Generales del Derecho del
Trabajo. Así:
- Art. 9: Principio Protectorio: Tiene como finalidad proteger la dignidad del trabajador
en su condición de persona humana
- Arts. 10 y 18: Principio de Continuidad del Contrato de Trabajo: a aquel principio que
instruye al juez, ante duda, estimar la duración del contrato individual de trabajo en
la mayor extensión posible según los hechos y la realidad demostrada.
- Arts. 12 y 15: Principio de Irrenunciabilidad: Será nula toda estipulación en
contrario”, lo que equivale que un trabajador, así lo quisiera, no puede renunciar los
derechos o beneficios que le otorga la ley; y, como intangible determina que no
pueden ser tocados.
- Art. 14: Principio de Primacía de la Realidad: es aquel por el cual en caso de
divergencia entre lo que ocurre en la realidad y lo que se ha plasmado en los
documentos, debe darse prevalencia a lo que surge en la práctica, con éste principio
se establece la existencia o no de una relación laboral y con ello se procede a la
protección que corresponde como tal.
- Arts. 17 y 17 bis: Principio de Trato Igual (o no discriminación): La Ley de Contrato
de trabajo prohíbe la discriminación, es decir un trato desigual entre las y los
trabajadores, por motivos de sexo, religión, de género, políticos, gremiales
y/o edad.
- Art. 20: Principio de Gratuidad: Es, por esencia, una garantía destinada al
trabajador que le asegura a éste la posibilidad de reclamar por su derecho sin
que dicho reclamo le signifique un gasto económico.
Dice la Ley de Contrato de Trabajo Comentada por Justo López, Norberto O. Centeno y
Juan Carlos Fernández Madrid, que los principios tienen tres funciones primordiales:
a) Función Fundamentadora: los “Principios” son en realidad contenidos ideológicos
que dan base a las normas protectoras del Derecho del Trabajo. Por eso detrás de los
derechos establecidos en las normas jurídicas de orden público se encuentra el
pensamiento filosófico que les da razón de ser.
b) Función Normativa: los “Principios”, al nutrir el derecho, son fuente normativa. El
pensamiento Iusnaturalista de Centeno –autor de la ley- hubiese llevado a la convicción de
que con el art. 11 sería suficiente para la aplicación de estos principios generales. Pero para
la postura iuspositivista esto no sería posible si no se hubiesen “bajado” a la ley. Por eso las
normas detalladas más arriba “positivizan” uno a uno los Principios Generales del Derecho
del Trabajo.
c) Función Interpretativa: los “Principios”, al ser fuente ideológica del Derecho del
Trabajo, alimentan su contenido. Por eso, nunca una norma de Derecho del Trabajo podría
ir contra ninguno de los Principios Generales. De tal modo, ante la menor duda
interpretativa respecto del contenido, sentido o alcance de una norma de Derecho del
Trabajo, cualquiera sea la interpretación que se le asigne, no podrá ser contraria a los
“Principios”.
Principio Protectorio
Casi todo el Principio Protectorio está “bajado” al Art. 9 LCT. Este Principio, que es tal vez el
fundamental por lo que representa su contenido, se desarrolla en tres sub-principios o
reglas:
a) Norma más Favorable.
b) In dubio pro operario.
c) Condición más beneficiosa.
El Art. 9 de la LCT contiene las dos primeras reglas. Suelo sugerir, a fin de que se entienda
este principio, que imaginemos que se trata de una guía práctica para los jueces, una
especie de ayuda para aplicar el derecho en determinadas situaciones. De este modo, la ley
le diría al juez: “Si usted tiene dudas sobre determinadas circunstancias, resuélvalo como le
decimos aquí.” Aunque no sea exactamente así, nos sirve para entender su contenido y
significado.
Veamos:
a) Regla de la Norma más Favorable. La primera parte del Art. 9 LCT dice que en
caso de duda sobre la aplicación de normas legales o convencionales, se aplicará la más
favorable al trabajador, tomando la norma o conjunto de normas que integren cada una de
las instituciones del Derecho del Trabajo. De aquí podemos tomar algunos elementos
destacados:
1. Duda. No debe suponerse que siempre se aplica la norma más favorable.
Si quien debe aplicarla no tiene dudas sobre qué norma corresponde al caso
concreto, se aplica la que considere pertinente, sea o no la más favorable. Pero si se
presenta duda sobre la norma a aplicar, entonces se elige la más favorable.
2. Normas legales o convencionales. Es común que los alumnos confundan
esto, suponiendo que cuando haya dos o más leyes se aplica la más favorable
siempre. No es así. En principio recordemos que debe haber duda y que esta debe
recaer sobre la aplicación de normas legales o convencionales. No hay dos o más
leyes. Hay una ley (LCT o estatuto especial) o una Convención Colectiva de Trabajo.
Entonces la duda es aplicar la ley o la convención.
3. Comparación. Ahora bien, ya sabemos que tenemos duda sobre aplicar a
un caso concreto la ley o la convención colectiva. También sabemos que ante esta
circunstancia debemos aplicar la más favorable al trabajador. Pero aún no sabemos
cuál es la más favorable. Es que generalmente la ley suele ser más favorable en
algunos aspectos y la convención en otros y no siempre toda la ley o toda la
convención es más o menos favorable. Por eso el Art. 9 LCT establece que lo que
se compara es cada institución del Derecho del Trabajo. Concretamente, esto
significa que lo que se compara es cada tema. Por ejemplo si tengo que decidir
sobre Jornada de Trabajo, veo si es más favorable en la ley o en la CCT (convenio
colectivo de trabajo). Si tengo que decidir sobre descansos, sobre extinción o sobre
licencias, lo mismo en cada caso.
b) Regla In Dubio Pro Operario. Otra vez aparece la duda, pero esta vez no recae sobre qué
norma aplicar, sino sobre el contenido o alcance de una norma determinada. Es decir, yo sé
qué norma se aplica, no tengo dudas al respecto, pero al leerla puedo darle más de una
interpretación. Tengamos en cuenta que muchas normas son de muy mala redacción y no
siempre el legislador llega a expresar claramente lo que quiso decir. Si ante más de una
interpretación posible tengo una opinión formada, tengo certeza sobre cómo interpretarla, lo
haré según mi parecer sea o no la interpretación más favorable al trabajador. Pero si tengo
dudas sobre qué opción interpretativa tomar, interpretaré la norma del modo que sea más
favorable al trabajador. El Artículo 9 LCT recepta esto en su segundo párrafo y extiende
esta regla a la duda sobre la interpretación de una prueba producida en juicio. Es decir que
si hubiese duda sobre cómo interpretar una prueba producida en un juicio, se la debe
interpretar del modo más favorable al trabajador. En este caso debe haber prueba
producida. No se aplica para sustituir una prueba inexistente. Y debe haber duda sobre
cómo interpretarla.
c) Regla de la Condición más Beneficiosa. Esta regla no está en la ley. Es parte del principio
protectorio y muchísimas sentencias en casos concretos hacen referencia a ella,
aplicándola. Lo que significa es que si las normas al momento de celebrar un contrato de
trabajo se modifican durante la vida del contrato –recuérdese que el contrato de trabajo dura
por tiempo indeterminado, es decir que es de tracto sucesivo- las nuevas condiciones
establecidas por la ley serán aplicables si mejoran, en beneficio del trabajador, las del
contrato vigente
d) Si las nuevas condiciones establecidas en la ley no son mejores que las del contrato,
sigue rigiendo en contrato celebrado bajo la vigencia de una norma más beneficiosa.
Módulo 3
Contrato de trabajo
El artículo 21 de la LCT dice que: “Habrá contrato de trabajo, cualquiera sea su forma o
denominación, siempre que una persona física se obligue a realizar actos, ejecutar obras o
prestar servicios en favor de la otra y bajo la dependencia de esta, durante un período
determinado o indeterminado de tiempo, mediante el pago de una remuneración. Sus
cláusulas, en cuanto a la forma y condiciones de la prestación, quedan sometidas a las
disposiciones de orden público, los estatutos, las convenciones colectivas o los laudos con
fuerza de tales y los usos y costumbres”.
Recordemos que el contrato de trabajo no es otra cosa que un contrato. Un contrato en los
términos del derecho civil. El Art. 957 del CCCN dice “Contrato es el acto jurídico mediante
el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar,
transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”. En definitiva, el concepto general de
contrato del Código Civil y Comercial comprenden, sin dudas, el del contrato de trabajo,
aunque este tiene particularidades que lo hacen especial respecto de la definición del
Código Civil y Comercial.
La definición legal de contrato de trabajo nos adelantó quiénes serán sujetos o partes en el
contrato de trabajo:
a) Una persona humana denominada trabajador.
b) Una persona humana, una persona jurídica o un conjunto de personas, tengan o no
personalidad jurídica propia, que denominaremos empleador. En este punto habrá que tener
en cuenta que el sujeto empleador puede ser una sola persona o un sujeto único pero plural
compuesto por varias personas. Pero siempre será un sujeto, un empleador
Ya veremos, cuando profundicemos en “sujetos del contrato de trabajo”, que puede haber
terceros, además del empleador, que sin serlo, tendrán responsabilidades parecidas o
idénticas, según los casos. En el contrato de trabajo, encontramos obligaciones recíprocas
entre las partes. Así, el trabajador se obliga ante el empleador a realizar actos ejecutar
obras o prestar servicios a favor de este, por un periodo determinado o indeterminado. El
empleador, por su parte, se obliga a pagar a cambio una remuneración. Como en todo
contrato, hay un acuerdo de voluntades y voluntariamente, las partes se obligan. El contrato
de trabajo es un contrato especial, es consensual, no es formal y es de tracto sucesivo.
Relación de trabajo
El artículo 22 de la LCT dice que: “Habrá relación de trabajo cuando una persona realice
actos, ejecute obras o preste servicio en favor de otra, bajo la dependencia de ésta en
forma voluntaria y mediante el pago de una remuneración, cualquiera sea el acto que le dé
origen”
Una lectura superficial puede llevar al error de suponer que estamos repitiendo el concepto
del Art. 21 precedente. Es que en el imaginario popular, el contrato sería un documento
escrito. Pero ese documento escrito es aquel en el que se vuelca el contenido de un
contrato, en el que se expresan sus cláusulas. Pero el papel no es el contrato sino un modo
de exteriorizarlo, a veces exigido por la ley. También se suele confundir el contrato con el
tiempo de su duración. Recordemos que el contrato de trabajo es un contrato de tracto
sucesivo. De hecho la modalidad principal de contratación es por tiempo indeterminado.
Pero aún en los excepcionales contratos por tiempo determinado, que podrían comenzar y
terminar con la realización de un solo acto, la ejecución de una obra o la prestación de un
servicio, es decir que podría durar no más de una jornada, el contrato sería de tracto
sucesivo.
De allí que en el contrato de trabajo exista este tiempo de duración en el que se van
ejecutando las obligaciones de las partes. El hecho de la ejecución de las cláusulas del
contrato. Se llama relación de trabajo ese hecho de ejecución del contrato. Mientras el
contrato es un acuerdo de voluntades que reglan deberes y derechos, la relación es el
hecho mismo de realizar actos, ejecutar obras o prestar servicios por cuenta ajena, para
otro, por tiempo indeterminado o determinado y a cambio de una remuneración.
El Artículo 24 de la LCT que establece la posibilidad de que haya un contrato sin relación de
trabajo, nos ayuda a entender la distinción entre uno y otra. Dice cuáles serían las
consecuencias del incumplimiento de cualquiera de las partes al momento en que debería
iniciarse la relación: el hecho de la ejecución del contrato. (Por ejemplo, hoy contratamos
trabajador y empleador para que el trabajador comience a trabajar dentro de seis meses.
Hasta tanto empiece a trabajar, solo habrá contrato. Recién entonces, también relación.)
No debe confundirse relación de trabajo con trabajo sin registrar. El contrato de trabajo es
meramente consensual, generalmente no se escribe, esté o no registrado debidamente.
Pero la falta de registración de un contrato de trabajo no es obstáculo para reconocer su
existencia. Solo habrá incumplimiento del empleador en su obligación registral.
Hay una teoría mayoritaria que considera que la relación de trabajo solo puede ser
constituida por un contrato de trabajo. Que no podría existir relación de trabajo, si no
hubiese un contrato que le de origen. El contrato de trabajo siempre constituye la relación.
Llamaremos a esta teoría contractualista. Una teoría opuesta, que llamaremos
anticontractualista sostiene que la relación de trabajo nunca es constituida por un contrato
de trabajo. Es decir que según esta teoría, contrato y relación son independientes uno de
otra y puede haber tanto contrato sin relación como relación sin contrato. Si buscásemos
ejemplos, nos resultaría bien difícil hallarlos. Siguiendo a Justo López, Norberto O. Centeno
y Juan Carlos Fernández Madrid en su Ley de Contrato de Trabajo Comentada (Ed.
Contabilidad Moderna, Bs.As. 1987), dan un ejemplo de una norma de la entonces
Alemania Federal. Una norma establecía que empleadores de determinada categoría
debían incorporar una cantidad de trabajadores con discapacidad que serían enviados por
el estado. Las partes de la relación no se elegían y no tenían opción: el trabajador
necesitaba ese trabajo, le gustara o no y el empleador debía incorporarlo por una decisión
del estado. No había acuerdo de voluntades, sino una imposición desde el estado. Pero al
iniciarse la relación, se regirían por normas de orden público que regían para todos los
trabajadores. Relación sin contrato.
El artículo 22 LCT termina diciendo que habrá relación de trabajo “…cualquiera sea el acto
que le de origen”. Esto significa que la LCT admite la posibilidad de que haya relación sin
contrato, es decir que sea originada en una circunstancia distinta de un contrato de trabajo.
Esto implica apartarse de la teoría contractualista. Pero tampoco puede confundirse con la
teoría anticontractualista, en tanto admite que pueda haber actos que le den origen que no
excluyen el contrato de trabajo. Por ello, esta teoría ecléctica o intermedia, entiende que el
contrato de trabajo es normalmente constitutivo de la relación, pero puede no serlo
Módulo 4
Deberes y derechos de las partes
Generalidades
Entre los artículos 62 y 89 encontramos el capítulo de la LCT que habla de los deberes y
derechos de las partes del contrato de trabajo.
Recordemos que el contrato de trabajo es un contrato que establece obligaciones
recíprocas entre trabajadores y empleadores. En este sentido, ante cada derecho del
trabajador encontraremos una obligación del empleador y viceversa.
Así, la obligación más importante del empleador es la de pagar el salario, en tanto el
derecho más importante del trabajador es cobrarlo. Como dice Mario Ackerman, cuando el
trabajador dice que busca trabajo, en realidad lo que busca es salario. El salario es el
motivo más importante por el que el trabajador se somete a la verticalidad de la relación de
dependencia.
Por otra parte, la obligación más importante del trabajador es la de cumplir con el débito
laboral, es decir con su trabajo, que es el motivo por el cual el empleador lo contrata.
Pero en el marco del contrato y la relación de trabajo y a lo largo del tiempo, las partes
tienen derechos y obligaciones como los deberes del empleador de dar ocupación efectiva
(Art. 78), de proteger la integridad física y psíquica del trabajador (Art. 75), el deber de
iniciativa (Art. 79) o el deber de cumplimiento de las obligaciones de la Seguridad Social
(Art. 80).
Por su parte el trabajador tiene la obligación de cumplir sus obligaciones con las debidas
asistencia, dedicación y puntualidad (Art. 84), deber de fidelidad (Art. 85) o el deber de
cumplir con las órdenes e instrucciones que pueda impartir el empleador (86).
El empleador tiene las facultades de dirigir y organizar su empresa (Arts. 64 y 65) o de
modificar unilateralmente algunas condiciones de trabajo (Art.66)
Estos derechos y deberes enumerados en forma simplemente ejemplificativa se
complementan con los demás tratados por la ley que sugiero leer junto con la bibliografía
recomendada. Nos detendremos a continuación en algunas facultades del empleador que la
ley de contrato de trabajo regula en los artículos 64 a 66.
Ius Variandi
Por si alguien no entendiese latín –nunca falta quien no lo entienda- Ius Variandi significa
“Derecho a Cambiar”.
El artículo 66 de la LCT establece que el empleador puede modificar algunas pautas de la
ejecución del contrato de trabajo. Puntualmente dice que “el empleador está facultado para
introducir todos aquellos cambios relativos a la forma y modalidades de la prestación del
trabajo”.
Pero ¿es este realmente un derecho? Es que si bien está legislado como una facultad
empresaria, los límites que le pone la ley a esa facultad son más importantes que la facultad
misma. Dichos límites son:
1. No modificar condiciones esenciales del contrato de trabajo.
Ningún cambio implementado por el empleador puede modificar las condiciones
acordadas por las partes y tenidas en vista por estas al contratar. En este sentido, el
empleador no podría modificar la jornada de trabajo, el lugar de trabajo, las modalidades de
prestación del trabajador que hacen a su categoría contractual y calificación profesional,
entre otras.
En este sentido hay que tener en cuenta que el contrato de trabajo, concebido para
que dure hasta la jubilación del trabajador, está destinado a mutar, ya que el trabajador
entraría en un inicio en un cargo o categoría muy baja y lentamente iría ascendiendo al
perfeccionar sus conocimientos profesionales en la actividad que realiza. Entra como
aprendiz y sale como gerente general. Pero esos cambios, no serían los que limita el art. 66
de la LCT.
2. Indemnidad (no dañar material ni moralmente al trabajador)
Los cambios introducidos no pueden dañar al trabajador. Por ejemplo, no se le
podría reducir el salario. Muchas veces las empresas modifican su estructura salarial y se le
explica al trabajador que las nuevas modalidades lo beneficiarán. No siempre es fácil saber
si esto es así hasta pasados algunos meses en los que se ve que el cambio escondía en
realidad una reducción. (Por ejemplo, se le informa al trabajador que ya no devengará su
remuneración en relación a comisiones por ventas, sino que en lo sucesivo la devengará en
función de objetivos intermedios obtenidos, mucho más fácil y seguro que las inciertas
comisiones. Pero al cabo de tres meses los resultados no son los prometidos).
Tampoco se puede dañar moralmente al trabajador. Esto ocurriría, por ejemplo, si el
empleador le quita al trabajador responsabilidades, le quita personal a cargo o le da tareas
que no se condicen con las que tenía hasta entonces y que no son acordes a su calificación
profesional. Esto sería dañino aunque fuese acompañado de mejoras salariales.
3. Razonabilidad
Los cambios no pueden ser arbitrarios, caprichosos, discriminatorios o estar
motivados en un encono contra el trabajador. No pueden implementarse a modo de sanción.
Deben ser razonables, es decir funcionales.
Si el empleador no respeta los límites legales, estaría ejerciendo abusivamente el
Ius Variandi. En este caso, el trabajador no debe consentir el cambio. La Jurisprudencia y la
Doctrina dicen que si el trabajador no cuestiona el cambio y lo acata, lo estaría consintiendo
y ya no podría luego reclamar por ello.
En caso de ejercicio abusivo del Ius Variandi, el trabajador deberá abstenerse de
trabajar en esas condiciones y tendrá dos opciones:
a) Intimar al empleador a dejar sin efecto el cambio bajo apercibimiento de
considerarse despedido por culpa del empleador; o
b) Promover un juicio sumarísimo para que se le restituyan las condiciones previas
al cambio intentado, manteniendo la continuidad del contrato de trabajo.
Módulo 5
Trabajo de mujeres
Género y derecho
- Nos criamos en una cultura machista y patriarcal.
- La violencia que llamamos “de género” y que para ser claros es la de varones contra
mujeres, demasiadas veces termina en lesiones gravísimas y no pocas en la muerte
de la mujer víctima, es un extremo resultante de aquella cultura machista y patriarcal
a la que nos referíamos. Una cultura que nace de los mitos religiosos y que,
institucionalización mediante, subsiste con mucho poder hasta nuestros días
- Dios creó a la mujer para que el hombre no esté solo, para que esté entretenido. La
creó de una costilla de Adán, es decir es un simple complemento del hombre. Por
eso el hombre domina y la mujer lo sigue, le cría los hijos, le atiende el hogar. El
hombre es el señor de la casa, el patriarca que funda familias. La mujer no puede
tener más aspiraciones en la vida que servir a su varón. Por eso es mucho más
grave el desvío de la mujer, que el varón debe enderezar con facultad de castigo,
que el eventual desvío del varón. Debe comprender Dios y la sociedad que si el
varón tiene la carga de ser proveedor y protector, tiene derecho a cansarse, a
divertirse y, cada tanto, a equivocar el camino.
- Esas pautas culturales, sacralizadas –y por ello imposibles de cuestionar- por textos
y mandatos religiosos nos han nutrido por igual a varones y mujeres desde la cuna y
durante milenios. Pero las únicas culturas que no están destinadas a evolucionar, a
mutar, son las de pueblos desaparecidos. La cultura hitita quedó inmutable a partir
de la desaparición de ese imperio. Pero las culturas vivientes, las que los pueblos
reproducen día a día, están en permanente cambio. Y las pautas culturales pueden
ser modificadas por decisión de los propios pueblos
- El Artículo 5.a. de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, dice “Los Estados partes tomarán todas
las medidas apropiadas para: a) Modificar los patrones socioculturales de conducta
de hombres y mujeres con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las
prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea
de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones
estereotipadas de hombres y mujeres”
- Entonces, no solo es posible, sino que los Estados partes se encuentran obligados
por una norma internacional a llevar adelante esos cambios. La República Argentina
tiene una doble obligación, porque no solo está obligada internacionalmente al haber
asumido ese compromiso cuando adhirió a la Convención convirtiéndose en Estado
parte, sino que en virtud del Art. 75 inciso 22 de la Constitución Nacional tiene un
mandato constitucional interno, ya que esta Convención tiene jerarquía
constitucional.
- La visibilización de las desigualdades se encuentra en agenda de muchas
organizaciones de la sociedad civil en la República Argentina, a partir de hechos de
violencia que suelen terminar en muertes de mujeres a mano de varones. Sin
embargo este no es un reclamo exclusivamente argentino. El neologismo feminicidio
(o femicidio) se puso de relevancia cuando comenzaron a denunciarse los
sistemáticos asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez (Chihuahua, México) hace
menos de una década y se expandió para entender como tal al asesinato de mujeres
en virtud de su condición de tales. En Argentina tomando marzo de 2019 inclusive se
ha registrado un femicidio cada 36 horas desde el inicio del año.
- Es lógico, si la mujer es propiedad del hombre porque la cultura y la religión así lo
mandan, que el hombre se considere con derecho a aleccionar, cuando entiende
que así deba hacerse.
- La violencia contra la mujer es transversal, no es cuestión de clases sociales. Pero
cuando las condiciones sociales son precarias, cuando las políticas públicas del
Estado consisten en abandonar a los sectores estructuralmente desfavorecidos a su
suerte, cuando el Estado se torna en violador sistemático de Derechos Humanos al
abandonar los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, entonces en los
sectores más desfavorecidos, la violencia se multiplica por frustración y
marginalidad. Un hombre educado en una cultura machista y patriarcal tiene la carga
de proveer a su familia. La frustración de encontrarse desempleado y de no poder
cumplir con ese mandato suele ser factor multiplicador de violencia en general y de
violencia contra la mujer, en particular.
- La violencia contra la mujer no solo se expresa mediante la agresión física. También
mediante políticas del Estado como la penalización del aborto, limitando el derecho
de las mujeres de disponer libremente de su cuerpo y, en virtud del mandato
social-religioso de ser esposa y madre, de su futuro y de su desarrollo personal. La
planificación familiar hace al derecho de la mujer a planificar su propia vida.
- El Convenio Nº 100 de la Organización Internacional del Trabajo establece en su art.
2: “1.Todo Miembro deberá, empleando medios adaptados a los métodos vigentes
de fijación de tasas de remuneración, promover y, en la medida en que sea
compatible con dichos métodos, garantizar la aplicación a todos los trabajadores del
principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano
de obra femenina por un trabajo de igual valor”
- Este mandato no solo significa que haciendo el mismo trabajo y durante idéntica
jornada que el varón, las mujeres deben ganar igual que los hombres. También
significa que las mujeres deben vivir en condiciones de igualdad para acceder de
igual forma a los mejores puestos de trabajo.
- Es que si bien en la Argentina se está aceptando cada vez más que las personas
que hacen lo mismo en el mismo tiempo de trabajo deben ganar igual sean varones
o mujeres, la masa salarial femenina es sustancialmente inferior que la masculina.
Esto último es coincidente en casi todo el mundo. Porque las normas y las
costumbres hacen que las mujeres se queden en el hogar a cuidar a los hijos y se
dediquen a eso mientras los hombres salen a trabajar. Esta circunstancia no solo
lleva a que haya más hombres que mujeres trabajando en forma dependiente, sino
que en la carrera para lograr los mejores puestos de trabajo, llegan más que las
mujeres. Porque en la vida laboral de una persona el tiempo de entrenamiento y
crecimiento laboral es central para que en un momento de la vida se pueda llegar a
un puesto más calificado y mejor pago. Pero las mujeres que son madres y esposas
dedican parte esencial de ese tiempo de crecimiento a atender los hijos y el hogar.
No pueden competir en pie de igualdad con los hombres. Por eso, en conjunto, las
mujeres ganan menos que los hombres
- Esto está asociado a otra forma de discriminación laboral por género: la división
sexual del trabajo. De tal modo, hay tareas menos remuneradas, aún las calificadas,
que son casi exclusivas de mujeres, como las de maestras de jardín de infantes,
pero también hay otras tareas como las domésticas que las mujeres realizan tanto
remuneradas como en el propio hogar
- El Artículo 1 del Convenio 156 de la Organización Internacional del Trabajo, dice: “1.
El presente Convenio se aplica a los trabajadores y a las trabajadoras con
responsabilidades hacia los hijos a su cargo, cuando tales responsabilidades limiten
sus posibilidades de prepararse para la actividad económica y de ingresar, participar
y progresar en ella. 2. Las disposiciones del presente Convenio se aplicarán también
a los trabajadores y a las trabajadoras con responsabilidades respecto de otros
miembros de su familia directa que de manera evidente necesiten su cuidado o
sostén, cuando tales responsabilidades limiten sus posibilidades de prepararse para
la actividad económica y de ingresar, participar y progresar en ella. 3. A los fines del
presente Convenio, las expresiones hijos a su cargo y otros miembros de su familia
directa que de manera evidente necesiten su cuidado o sostén se entienden en el
sentido definido en cada país por uno de los medios a que hace referencia el artículo
9 del presente Convenio. 4. Los trabajadores y las trabajadoras a que se refieren los
párrafos 1 y 2 anteriores se designarán de aquí en adelante como trabajadores con
responsabilidades familiares”. Este convenio obliga a los estados que lo ratificaron,
como es el caso de la República Argentina, a arbitrar las medidas necesarias “con
miras a crear la igualdad efectiva de oportunidades y de trato entre trabajadores y
trabajadoras” (Art. 3).
- En definitiva, la discriminación laboral contra la mujer no se encuentra disociada de
la discriminación y desigualdad de género en otros ámbitos de la vida y representa
una forma de violencia socia
Maternidad e igualdad
- La Ley de Contrato de Trabajo establece algunas protecciones para la mujer que
trabaja. Es conveniente leer no solo la bibliografía recomendada, sino también la
propia ley.
- En este sentido, resulta evidente que la protección más importante que el sistema
debe brindar a las mujeres que trabajan es lo relativo a la maternidad, la diferencia
física más importante entre mujeres y hombres, en tanto los últimos no pueden
engendrar un hijo.
- Mientras muchas otras supuestas diferencias físicas son en verdad culturales, la
maternidad es el hito en la vida de la mujer que justifica la atención especial del
derecho, en este caso derecho del trabajo.
- Sin embargo, tal vez por una cuestión generacional –La Ley 20.744 se escribió en
1974- la LCT aborda la protección de la maternidad desde algunos de sus aspectos.
- No voy a reiterar lo que dice la ley y la bibliografía, pero vale recordar que la mujer
en estado de gestación tiene estabilidad en el empleo (Art. 177 LCT). Esta garantía
parece limitada por el artículo 178 LCT, que establece un período de sospecha de
siete meses y medio previos y posteriores al parto. Es decir una presunción, que
admite prueba en contrario, de que si se despide a una mujer dentro de ese período
el motivo del despido es la maternidad.
- El empleador que sostenga lo contrario deberá probarlo en juicio, pero si no lo hace,
deberá abonar una indemnización agravada. La indemnización por despido que
veremos más adelante (Art. 245 LCT) se paga como a cualquier persona que trabaja
y que es despedida sin causa, pero además se deberá pagar la establecida en el art.
182 LCT que consiste en un año de remuneraciones (generalmente 13 salarios
mensuales).
- Pero el despido discriminatorio en este caso es válido y eficaz. Solo que muy caro.
- La protección de la maternidad se completa con un período de prohibición de
trabajar de noventa días pre y post parto, durante el cual la madre trabajadora
percibirá una asignación especial de la seguridad social igual a su salario bruto.
- Una cuestión más compleja es la del estado o situación de excedencia que regula el
art. 183 de la LCT.
- La norma establece que finalizado el período de prohibición de trabajar pre y post
parto, la trabajadora tiene tres opciones:
- 1. Volver a trabajar. Hasta aquí todo bien.
- 2. Rescindir el contrato de trabajo a cambio de una indemnización a cargo
del empleador equivalente al 25% de la indemnización por despido sin justa
causa. En este caso, parece obviarse la previsión de los convenios 100 y 111
de la OIT, ya que se favorece la opción de que la madre trabajadora deje su
empleo para dedicarse a la atención familiar, a cambio de una pequeña
indemnización.
- 3. Ponerse en situación de excedencia por un período no menor de tres
meses ni mayor de seis meses. Esta institución parece también cuestionable
desde la idea de la igualdad de remuneración en los términos del Convenio
100, ya que favorece que la mujer madre trabajadora se aleje de su trabajo
durante tres a seis meses para cuidar a su hijo, ya sea recién nacido o hijo
enfermo menor de edad.
- Las particularidades de la institución parecen más desfavorables que protectoras:
- a. Está destinada y reservada solo para las mujeres. Es parte de la división
sexual del trabajo y no solo parece discriminatorio para la trabajadora a la
que se le asigna forzosamente este rol familiar, sino también para el varón, a
quien no se le habilita esta posibilidad.
- b. No se paga salario. Solo para trabajadoras que no necesitan de su trabajo
para subsistir y que se amparan en la manutención del padre, cuando este
existe.
- c. No se puede celebrar contrato de trabajo con otro empleador. Si
sobreviene extrema necesidad de salario y el empleador no acepta el retorno
de la mujer porque todavía no finalizó el período reservado por la madre
trabajadora, esta no puede celebrar contrato con otro empleador.
- Estas son algunas de las cuestiones por las cuales es cuestionable la situación de
excedencia, ya que algunas veces la protección puede no serlo.
Regla y excepciones
- Si bien la jornada legal es de 8 horas diarias o 48 horas semanales, lo que
constituye una regla, veremos que hay excepciones a esa regla general, que
ustedes podrán ver tanto en el texto de la ley como en la bibliografía recomendada,
por lo que no me voy a extender en ello, salvo para elaborar un cuadro que les
facilite el estudio.
Regla Duración
Excepciones Duración
Horas complementarias\suplementarias -
Horas extraordinarias -
Video: Remuneración
- ¿Qué es la remuneración?
- Salario o remuneración en general es lo más importante por lo que trabaja el
trabajador.
- De hecho cuando alguien dice q busca trabajo, no es cierto, lo que en realidad busca
es salario
- Remuneración supuestamente es lo que paga el empleador al trabajador para que
trabaje, lo que cobra el trabajador por un trabajo realizado, lo que cobra un
trabajador por su horario de trabajo. Sin embargo, el concepto de salario es más
amplio.
- Es verdad que entre trabajo realizado o tiempo de trabajo y salario va a haber una
relación proporcional
- Pero el salario que es un intercambio, una contraprestación que paga el empleador
al trabajador es más que una mera contraprestación porque el salario tiene un
contenido social
- El artículo 116 de la ley contrato de trabajo define salario mínimo vital inmobil que es
lo menos que debe percibir un trabajador y debe servir para:
- Alimentación adecuada
- Viviendo digna
- Educación
- Vestuario
- Asistencia sanitaria
- Transporte
- Esparcimiento
- Vacaciones
- Previsión
- Es decir que nadie debería cobrar menos que la suma necesaria para cubrir estas
necesidades
- Si el salario mínimo vital es lo mas bajo cualquier otro calculo salarial debería ir para
más
- Entonces qué es salario o remuneración? Según el artículo 103 de la ley de contrato
de trabajo dice que es la contraprestación que recibe el trabajador como
consecuencia del contrato de trabajo. Si bien habrá relación de proporcionalidad
entre resultado y salario, lo es cierto es que no podemos conceptualizar el salario
como una contraprestación simplemente a cambio de resultados. Sino el salario de
vacaciones no sería salario, o el salario que paga el empleador durante una licencia
paga por ejemplo por enfermedad, salario sin trabajo.
- Convenio 95 de la OIT: el término salario significa la remuneración o ganancia, sea
cual fuere su denominación o método de cálculo, siempre que pueda evaluarse en
efectivo, fijada por acuerdo o por la legislación nacional, y debida por un empleador
a un trabajador en virtud de un contrato de trabajo, escrito o verbal. También por el
trabajo que este último haya efectuado o debe efectuar o por servicios que haya
prestado o deba prestar. Pero en principio es lo que el empleador debe en virtud de
un contrato de trabajo
- El convenio 100 de la OIT que habla sobre igualdad de remuneración entre la mano
de obra masculina y femenina dice que el término remuneración comprende el
salario o sueldo ordinario, básico o mínimo, y cualquier otro emolumento en dinero o
en especie pagados por el empleador, directa o indirectamente, al trabajador, en
concepto del empleo de este último.
- El artículo 103 de la ley del contrato de trabajo que mencionamos concuerdo con
estas normas de jerarquía supralegal.
- El salario o remuneración lo pensamos como el resultado de una especie de combo.
El empleador lo debe en razón de la mera existencia del contrato de trabajo
Concepto de suspensión
- Es muy importante definir suspensión, porque suele confundirse con una extinción
temporaria.
- No existe extinción temporaria del contrato de trabajo. No es algo que esté previsto
en la ley.
- Es verdad que, tras la extinción por cualquier causa de un contrato de trabajo, el
trabajador puede reingresar luego a las órdenes del mismo empleador. Pero no
existe un instituto jurídico que prevea la extinción temporaria del contrato. La
extinción es eso, el final del contrato.
- Sin embargo, hay algunas normas que prevén en materia de estabilidad, qué
ocurriría con el cómputo de la antigüedad y de los beneficios asociados a ésta, en
caso de reingreso después de una extinción (Ver artículos 88 y 255 LCT)
- La confusión puede generarse también, por ejemplo, en el caso del contrato de
trabajo de temporada. Se trata de un contrato de prestación discontinua, pero por
tiempo indeterminado. Se desarrolla, debido a la naturaleza de la actividad, durante
un período del año y se repite cíclicamente en el mismo periodo de cada año. Al
aplicar la combinación del artículo 18 con los artículos 96 a 98 de la LCT en el
tratamiento del contrato de trabajo de temporada, se suele confundir el inicio de un
período de suspensión de la prestación con una especie de extinción temporánea.
Se trataría de un error porque en el caso del período entre temporadas, también
hablamos de la suspensión de ciertos efectos del contrato de trabajo.
- Entonces, en esto de distinguir suspensión de extinción, debemos tener presente
que el contrato de trabajo implica una serie de derechos y obligaciones que ya se
han visto en los artículos 62 a 89 de la LCT. La suspensión tiene como consecuencia
el cese de algunos derechos y obligaciones de las partes, pero no de todos, que
subsisten aún durante la suspensión, como por ejemplo la no concurrencia desleal,
la prohibición de discriminar, el deber de buena fe, etc.
- En la extinción, cesan absolutamente todos los derechos y deberes de las partes.
- Por eso, cuando hablamos de cualquier tipo de suspensión, no hablamos de
suspender el contrato de trabajo sino solo algunos de sus efectos, algunos de los
deberes y derechos de las partes.
La intensidad
- Las pausas en la ejecución del contrato son de diversa índole y podríamos
clasificarlas de más de una manera.
- Por ejemplo, las pausas o suspensiones pueden darse con motivos higiénicos para
permitir que la persona que trabaja descansa y viva, además de trabajar. Así
tenemos los descansos entre jornada y jornada (12 horas), el descanso semanal (36
horas desde las 13 del sábado hasta las 24 del domingo) y el descanso anual
remunerado o vacaciones, cuya extensión dependerá de la antigüedad de la
persona trabajadora, tal como lo establece el art. 150 LCT.
- También se producen suspensiones de algunos efectos del contrato durante el
período de prohibición de trabajar de la mujer embarazada, conocido como licencia
por maternidad o durante el período de excedencia.
- Otras suspensiones son las licencias por enfermedades inculpables, el período de
reserva de puesto del art. 211 LCT, las licencias especiales y las suspensiones por
causas económicas o disciplinarias.
- Ahora bien, estas y otras suspensiones que se pudieren producir pueden clasificarse
de acuerdo a su intensidad. Es que si entendemos que la suspensión nunca se
produce respecto del contrato de trabajo sino solo de algunos de sus efectos, cabe
preguntarse en cada caso qué efectos se suspenderían. Concretamente, qué
derechos y obligaciones del contrato de trabajo se suspenden con cada suspensión.
- Si las obligaciones y sus consecuentes derechos más importantes del contrato de
trabajo son trabajar y pagar el salario, la pregunta es si la suspensión acarreará la
suspensión de ambos o solo de uno de ellos.
- En otros términos, son suspensiones más intensas aquellas que acarrean el cese de
la obligación de trabajar y de la obligación de pagar salario en tanto las menos
intensas son aquellas en las que se suspende la obligación de trabajar, pero no la
del empleador de pagar.
- Está claro que nunca se podría suspender la obligación de pagar y no la de trabajar,
por motivos lógicos que implicarían el trabajo gratuito o forzoso.
- Así, las suspensiones por descansos son de las menos intensas en tanto las
suspensiones por causas disciplinarias son de las más intensas.
Económicas y disciplinarias
- La ley trata, en el mismo capítulo y con algunas cuestiones en común, a
suspensiones motivadas en causas muy distintas, como son las fundadas en causas
económicas y en causas disciplinarias.
- Recomiendo la lectura de los artículos 218 a 223 de la LCT y de la bibliografía
propuesta, para un estudio profundo del tema. Sin perjuicio de ello, quiero
detenerme en los diferentes fundamentos de una y otra suspensión.
- a) Causas económicas: recordemos que las causas económicas consisten en
Falta o disminución de trabajo no imputable al empleador y Fuerza mayor. La
pregunta que nos cabe formular es ¿por qué el empleador puede suspender
al trabajador invocando causas económicas? Si nos atenemos a las
facultades del empleador de organizar y dirigir la empresa (Arts. 64 y 65 LCT)
debemos asumir que el empleador hace esto en forma absolutamente
unilateral e inconsulta. Estas facultades, en particular la de dirección, que le
permiten al empleador ser el timonel del buque empresario para llevarlo por
mares tranquilos a puertos exitosos, son realmente costosas. En otros
términos si el empleador toma todas las decisiones empresarias, si no
consulta en absoluto al trabajador respecto qué rumbo tomar, lo convertirán
en el único responsable del resultado, bueno o malo, del manejo empresario.
De tal modo, esta facultad de dirección es para el empleador muy costosa
porque lo obliga a asumir el riesgo, el alea empresaria. El empleador es el
único que sufrirá las consecuencias de un mal resultado de su gestión, es el
que correrá con el riesgo. Y así como no tiene obligación de consultar al
trabajador sobre las decisiones que tome, no le puede trasladar un resultado
deficitario de su empresa. Es por eso que en el sistema de la Ley de Contrato
de Trabajo, el empleador corre con el riesgo empresario en forma exclusiva.
Entonces, si la suspensión por causas económicas es, en principio de las
más intensas, porque si no se llega a ningún acuerdo salarial en el marco del
procedimiento preventivo de crisis el trabajador no cobrará salario durante el
tiempo de suspensión, ¿por qué el empleador puede suspender por estas
causas? ¿Por qué le puede trasladar al trabajador las consecuencias
perjudiciales de su manejo unilateral? La respuesta está en el concepto de
“no imputabilidad” de las suspensiones por falta o diminución de trabajo. Si
no son imputables esas causas al empleador, es porque son de tal gravedad
que exceden el riesgo empresario. El empleador deberá acreditar haber
llevado adelante todas las medidas que la prudencia y el buen manejo
empresario exigirían para que la situación no le sea imputable. Lo cierto es
que esa excepción a la regla de la imputabilidad casi no existe y en los
hechos la jurisprudencia es muy restrictiva al momento de merituar estas
situaciones.
- b) Causas disciplinarias: también estas causas son el resultado del poder de
dirección del empleador, concretamente de una facultad derivada de este que
es la sancionatoria. Recordemos que el concepto de subordinación que hace
a la relación de dependencia implica una vinculación jerárquica entre el
empleador y el trabajador. La empresa no es una democracia, sino una
autocracia ejercida por el empleador, pero con los límites que le pone la
Constitución Nacional y las leyes de orden público. En el marco de esa
autocracia, el empleador ejerce el Poder Ejecutivo al tomar las decisiones
necesarias para la conducción de la empresa, el Poder Legislativo porque en
el marco organizativo puede disponer normas internas y reglamentos y el
equivalente al Poder Judicial, porque puede imponer penas, sanciones. Es
precisamente esta facultad sancionatoria la que le permite imponer
sanciones al trabajador, entre las que se encuentra la posibilidad de
suspender. La suspensión por causas disciplinarias es irremediablemente de
las más intensas e implica una reducción forzada del salario del trabajador y
como no se pueden imponer multas, esa reducción salarial se acompaña de
un cese también forzoso, de la obligación – que también es un derecho- de
trabajar.
Una tarifa
- La indemnización por despido es una indemnización tarifada. Eso significa que se
trata de una tarifa fija basada en una variable consistente en antigüedad por salario
mensual. Más allá de los detalles que luego mencionaremos del contenido del Art.
245 LCT, lo que nos está diciendo a simple vista es que la indemnización por
despido es la resultante de multiplicar un mes de remuneración por la cantidad de
años trabajados para ese empleador.
- A diferencia de la indemnización integral por daños y perjuicios, que se fija en
función de varios factores que llevan a determinar la magnitud del daño sufrido y
convertir en dinero el resarcimiento que un juez defina, la indemnización tarifada no
se funda en la intensidad del perjuicio.
- En otros términos, el despido puede significar que la persona que trabaja no consiga
otro trabajo en su vida, pierda su casa por no poder pagar el crédito hipotecario
obtenido, deba cambiar su calidad de vida por imposibilidad de continuar
solventando o conseguir inmediatamente un trabajo mucho mejor que le brinde un
salario más alto y que le brinde muchas más posibilidades de progreso. Pero
siempre la indemnización tarifada será la misma, la tarifa: antigüedad por salario.
Modo de Cálculo
- Dice el Artículo 245 de la LCT: “En los casos de despido dispuesto por el empleador
sin justa causa, habiendo o no mediado preaviso, éste deberá abonar al trabajador
una indemnización equivalente a UN (1) mes de sueldo por cada año de servicio o
fracción mayor de TRES (3) meses, tomando como base la mejor remuneración
mensual, normal y habitual devengada durante el último año o durante el tiempo de
prestación de servicios si éste fuera menor.
- Dicha base no podrá exceder el equivalente de TRES (3) veces el importe mensual
de la suma que resulte del promedio de todas las remuneraciones previstas en el
convenio colectivo de trabajo aplicable al trabajador, al momento del despido, por la
jornada legal o convencional, excluida la antigüedad. Al MINISTERIO DE TRABAJO,
EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL le corresponderá fijar y publicar el promedio
resultante, juntamente con las escalas salariales de cada Convenio Colectivo de
Trabajo.
- Para aquellos trabajadores excluidos del convenio colectivo de trabajo el tope
establecido en el párrafo anterior será el del convenio aplicable al establecimiento
donde preste servicios o al convenio más favorable, en el caso de que hubiera más
de uno.
- Para aquellos trabajadores remunerados a comisión o con remuneraciones
variables, será de aplicación el convenio al que pertenezcan o aquel que se aplique
en la empresa o establecimiento donde preste servicios, si este fuere más favorable.
El importe de esta indemnización en ningún caso podrá ser inferior a UN (1) mes de
sueldo calculado sobre la base del sistema establecido en el primer párrafo”.
- • Antigüedad:
- Ya dijimos que el cálculo de la indemnización por despido es una tarifa que
consiste en multiplicar un mes de salario (no cualquier salario, sino la mejor
remuneración mensual, normal y habitual –MRMNH-) por cada año de
trabajo.
- Pero si no llegó la persona que trabaja a cumplir un año, se tomará como si
tuviese un año de antigüedad a los fines de esta indemnización, cuando
tenga una antigüedad mayor a tres meses.
- Entonces, si tiene una antigüedad de más de tres meses, computa un año,
aunque no lo tenga aún.
- Por la forma en que está redactado el artículo, cada vez que se cumpla una
determinada cantidad de años de antigüedad y más de tres meses,
computará un año más. Por ejemplo, si tengo más de tres meses de
antigüedad en mi empleo, se tomará como si tuviese un año, exclusivamente
a los fines del cálculo de la indemnización por antigüedad. Del mismo modo,
si tengo un año y más de tres meses, se computan dos años; si tengo dos
años y más de tres meses se computan tres años y así en lo sucesivo.
- Dice el Artículo 245 de la LCT: “En los casos de despido dispuesto por el
empleador sin justa causa, habiendo o no mediado preaviso, éste deberá
abonar al trabajador una indemnización equivalente a UN (1) mes de sueldo
por cada año de servicio o fracción mayor de TRES (3) meses, tomando
como base la mejor remuneración mensual, normal y habitual devengada
durante el último año o durante el tiempo de prestación de servicios si éste
fuera menor.
- Dicha base no podrá exceder el equivalente de TRES (3) veces el importe
mensual de la suma que resulte del promedio de todas las remuneraciones
previstas en el convenio colectivo de trabajo aplicable al trabajador, al
momento del despido, por la jornada legal o convencional, excluida la
antigüedad. Al MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD
SOCIAL le corresponderá fijar y publicar el promedio resultante, juntamente
con las escalas salariales de cada Convenio Colectivo de Trabajo.
- Para aquellos trabajadores excluidos del convenio colectivo de trabajo el tope
establecido en el párrafo anterior será el del convenio aplicable al
establecimiento donde preste servicios o al convenio más favorable, en el
caso de que hubiera más de uno.
- Para aquellos trabajadores remunerados a comisión o con remuneraciones
variables, será de aplicación el convenio al que pertenezcan o aquel que se
aplique en la empresa o establecimiento donde preste servicios, si este fuere
más favorable.
- El importe de esta indemnización en ningún caso podrá ser inferior a UN (1)
mes de sueldo calculado sobre la base del sistema establecido en el primer
párrafo.”.
- • Antigüedad:
- Ya dijimos que el cálculo de la indemnización por despido es una tarifa que
consiste en multiplicar un mes de salario (no cualquier salario, sino la mejor
remuneración mensual, normal y habitual –MRMNH-) por cada año de
trabajo.
- Pero si no llegó la persona que trabaja a cumplir un año, se tomará como si
tuviese un año de antigüedad a los fines de esta indemnización, cuando
tenga una antigüedad mayor a tres meses.
- Entonces, si tiene una antigüedad de más de tres meses, computa un año,
aunque no lo tenga aún.
- Por la forma en que está redactado el artículo, cada vez que se cumpla una
determinada cantidad de años de antigüedad y más de tres meses,
computará un año más. Por ejemplo, si tengo más de tres meses de
antigüedad en mi empleo, se tomará como si tuviese un año, exclusivamente
a los fines del cálculo de la indemnización por antigüedad. Del mismo modo,
si tengo un año y más de tres meses, se computan dos años; si tengo dos
años y más de tres meses se computan tres años y así en lo sucesivo.
- • Vizzoti, Carlos Alberto c/ AMSA S.A. s/despido:
- La Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) dictó en el año 2004 una
sentencia ante un recurso extraordinario de inconstitucionalidad. El caso
consistió en el reclamo de un médico –el Dr. Vizzoti- que fue despedido en
1998 por la empresa de medicina privada AMSA.
- El Dr. Vizzoti cobraba un salario que para ese entonces era muy alto
(rondaba los $ 11.000) en tanto el tope equivalente a tres veces el promedio
de salarios de la actividad era de aproximadamente $ 1.040 ($ 346,67 x 3).
- AMSA le paga la indemnización por despido aplicando el tope, entonces
multiplica los años trabajados (26 años) por $ 1.040.
- El Dr. Vizzoti sostiene que debió percibir una indemnización muy superior
porque sostenía que la aplicación de los topes recortaba su salario de
manera expropiatoria violando el art. 17 de la CN (Derecho de Propiedad).
Decía Vizzoti que al aplicar los topes se multiplicó $ 1.040 x 26 años, cuando
debieron multiplicarse $ 11.000 x 26 años. (Son números aproximados y a
valores nominales de aquella época).
- La CSJN le da la razón al Dr. Vizzoti, pero no totalmente. La Corte dice que
como la indemnización por despido es tarifada, no es inconstitucional
establecer un tope a la base de cálculo de la indemnización por despido, es
decir que establece que los topes son constitucionales.
- Sin embargo le da la razón al Dr. Vizzoti porque sostiene que si la aplicación
del tope reduce a la MRMNH en más de un 33% entonces el recorte es
irrazonable y violatorio del derecho de propiedad del trabajador. En definitiva,
el fallo Vizzoti c/AMSA establece la constitucionalidad de los topes en tanto
recorten la MRMNH hasta un 33% de su monto original. Entonces el Dr.
Vizzoti debió cobrar: $ 11.000 - 33%= $ 7.370 x 26 años= $ 191.620
- Una aclaración: los fallos de la CSJN no son vinculantes, es decir que no
obligan a los jueces inferiores a fallar igual en casos similares. El fallo Vizzoti
solo se aplica a ese caso.
- Sin embargo, la mayoría de los jueces suelen aplicar en casos similares la
doctrina de la CSJN sentada en sus fallos, invocando en ocasiones
coincidencia de criterios y en otras, motivos de economía procesal, para
evitar que las partes lleguen a la CSJN para que diga lo mismo. El Fallo
Vizzoti es masivamente aplicado por los jueces en todos los casos en que las
partes lo piden.
Debido a la extinción del contrato por muerte del trabajador, según el artículo 245 de la ley
de contrato de trabajo se debe tomar la mejor remuneración del último año o fracción mayor
a 3 meses y multiplicarla por los años de antigüedad.
En este caso, el mejor salario del trabajador fue de $34.300, el cual tiene 2 años de
antigüedad, ya que ingresó el 5/10/2016 y fallece el 7/2/18.
Por lo que sería:
-34.300 x 2 = $68.600
-$68.600/2 = 34.300
Sin embargo tendríamos un problema ya que el monto base estaría superando a el monto
tope establecido por lo cual el convenio sería:
-11.320 x 3 = $ 33.960
-33.960 x 2 = $ 67.920
El monto de la indemnización terminaría siendo $ 33.960
En mi perspectiva, en este caso no sería conveniente aplicar el fallo de Vizzoti ya que no le
favorece en nada porque la indemnización sería mucho menor que la del tope.
2. Un trabajador que ingresó a trabajar el 20/2/2018 es despedido sin causa y sin preaviso
el 25/6/18. Su mejor remuneración mensual, normal y habitual es $ 78.220.- y cada salario
promedio del sector publicado por el ministerio de trabajo es de $10.200. Indique los rubros
indemnizatorios que tendrá derecho a percibir. Hacer una liquidación paralela aplicando la
doctrina de Vizzoti c/Amsa, si correspondiere su aplicación.
En este caso, el trabajador entró el 20/2/18 y fue despedido el 25/6/18 por lo que estuvo
más de 3 meses, por lo tanto, se considera un año dentro de la organización.
Su salario es de $78.220 y el año de antigüedad es de 1 por lo que su indemnización sería
de $78.220. Asimismo, hay que tener en cuenta que no se dio el preaviso por lo que,
siguiendo el artículo 232 de la ley de contrato de trabajo, se le debe dar una indemnización
sustitutiva (equivalente a la remuneración) en los plazos del artículo 231. En este caso en
un mes por que supera el periodo de prueba y es inferior a 5 años de antigüedad
Entonces tendríamos $78.220 (indemnización por antigüedad) más $78.220 por el preaviso.
Indemnización: $ 78.220 + $ 78.220 = 156.440
Pero por otro lado, el salario del convenio es de $10.200. Entonces si lo multiplicamos por 3
daria: 10.200 x 3: $30.600.
Entonces serían 30.600 + 78.220 (preaviso) = $108.820
Comparando ambas indemnizaciones, evidentemente la indemnización real (no la del
convenio) supera por mucho a esta, por lo que siguiendo al artículo 245 la indemnización
que se debería darle sería la de $108.820
Pero esto al ser muy poco, calculo que se debería tener en cuenta el fallo de Vizzoti.
Entonces siguiendo con este cálculo, se debería tomar el 67% del sueldo y multiplicarlo por
la antigüedad
El 67% de 78.220 = $ 52407, 4 (la antigüedad es 1 por lo que no modifica el valor)
Entonces el monto total de indemnización sería 52.407,4 + 78.220, lo cual daría $130.627,4
MRMNH $ 78.220
3. Un trabajador que ingresó a trabajar el 1/10/99 es despedido sin ser preavisado por falta
de trabajo no imputable al empleador el 12/2/18. Su mejor remuneración mensual, normal y
habitual es $27.700.- y cada salario promedio del sector publicado por el ministerio de
trabajo es de $15.850.-. Indicar los rubros indemnizatorios que tendrá derecho a percibir.
Hacer una liquidación paralela aplicando la doctrina de Vizzoti c/Amsa, si correspondiere su
aplicación.
MRMNH $ 27.700
4. Un trabajador que ingresó a trabajar el 17/10/09 se considera despedido por culpa del
empleador el 10/1/18 tras habérsele negado tareas. Su mejor remuneración mensual,
normal y habitual es $ 32.700.- y cada salario promedio del sector publicado por el
ministerio de trabajo es de $9.550.- Indicar los rubros indemnizatorios que tendrá derecho a
percibir. Hacer una liquidación paralela aplicando la doctrina de Vizzoti c/Amsa, si
correspondiere su aplicación.
El trabajador empezó el 17/10/09 y luego fue despedido el 10/01/18, por lo que tiene una
antigüedad de 8 años. No es de 9 años ya que no alcanzó a cumplir 3 meses, que se
hubieran cumplido el 17/01/18.
Entonces según lo que dice el artículo 245 de la ley de contrato de trabajo el sueldo base es
de $32.700 y el salario promedio es de $9.550. Esto multiplicado por tres nos da $28.650,
por lo que el sueldo base supera al salario promedio.
Entonces lo que se hace es tomar el tope, es decir $ 28.650 y lo multiplico por 8 años de
antigüedad, donde el resultado es $229.200
Por lo que la indemnización que le corresponde es de $ 229.200
En este caso, sí podemos aplicar el caso de vizzoti ya que se puede ver que el sueldo
promedio tomado no corresponde al 67% de su sueldo habitual.
Por lo que tomamos el sueldo $ 32.700 y le sacamos el 67% = $ 21.909
Entonces a $ 21.909 lo multiplicamos por la antigüedad; 21.909 x 8 = $ 175.272
En mi opinión, esto no sería efectivo ya que estaría ganando mucho menos que tomando el
sueldo tope
TOTAL…………………………$ 316.400
Clase Zoom
Ejemplo:
Ingreso 6/8/15
despido 10/11/2020
6 años de antigüedad (como son más de 3 meses se suma 1 año mas, son 3 meses y 4
días)
Su mejor remuneración fue de 433.000
Cada salario promedio fue de 38.000
Tope: 38.000 x 3 (siempre es x 3) = 114.000
Si es menos que 433.000 me quedo con 433.000, pero en este caso es más grande.
- nombres de la sociedad
- denominación social = nombre normal de la empresa (azul)
- razon social = nombre de socio (alberto)
- Con elementos de las sociedades de personas y de las sociedades por acciones,
como en una especie de síntesis entre ambas, encontramos la SOCIEDAD DE
RESPONSABILIDAD LIMITADA (S.R.L.).
- Ahora bien, en las sociedades de personas, la responsabilidad de los socios
respecto de las obligaciones de la sociedad –salvo el socio industrial (S.C.I.) y los
comanditarios (S.C.S.)- es solidaria (el acreedor puede reclamar a la persona
jurídica y/o a cada socio el 100% de su crédito), es ilimitada (el acreedor puede
ejecutar sin límite todos los bienes –salvo los protegidos por normas especiales- de
los socios y de la sociedad hasta cubrir su crédito), pero es subsidiaria (el acreedor
antes de atacar los bienes de los socios, debe agotar los bienes de la sociedad).
- A su vez, en las sociedades por acciones y en la S.R.L. la responsabilidad de los
socios se encuentra limitada al aporte realizado. En otros términos, el acreedor de la
sociedad solo puede cobrarse de los bienes de la sociedad.
- En cuanto a la facilidad de incorporarse a una sociedad de personas, es altamente
dificultosa ya que requiere unanimidad de los socios para aceptar el ingreso de un
tercero.
- En cambio en las restantes sociedades (por acciones y S.R.L.) es mucho más fácil,
aún en los casos en que existan algunos obstáculos prácticos.
- Todo esto se verá en la bibliografía recomendada y cuando estudien cada tipo
societario en particular.
Responsabilidad de socios y controlantes
- Ya vimos que la responsabilidad de los socios de una sociedad comercial va a
depender del tipo social del que se trate.
- Sin embargo, en el punto anterior nos referíamos a la simple responsabilidad por
deudas de la persona jurídica. En otros términos, decíamos cuándo un acreedor de
la sociedad puede reclamar su crédito a los socios y cuándo no. Sin embargo, en el
Artículo 54 de la ley 19.550 de Sociedades Comerciales se establece la
responsabilidad de los socios y controlantes de una sociedad por el daño producido
a la sociedad misma o a terceros.
- Se trata de responsabilidad por producir daño en forma dolosa o culposa. No por
una simple deuda social. El Art. 54 LSC dice:
- “El daño ocurrido a la sociedad por dolo o culpa de socios o de quienes no siéndolo
la controlen constituye a sus autores en la obligación solidaria de indemnizar sin que
puedan alegar compensación con el lucro que su actuación haya proporcionado en
otros negocios.
- El socio o controlante que aplicará los fondos o efectos de la sociedad a uso o
negocio de cuenta propia o de tercero está obligado a traer a la sociedad las
ganancias resultantes siendo las pérdidas de su cuenta exclusiva.
- Inoponibilidad de la personalidad jurídica.
- La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasocietarios
constituya un mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para
frustrar derechos de terceros, se imputará directamente a los socios o a los
controlantes que la hicieron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente
por los perjuicios causados”.
- El artículo 54 citado comienza hablando de socios, pero también de aquellas
personas que, no siendo socios de la sociedad comercial, la controlen. El concepto
de controlante suele coincidir con el de socio, sobre todo cuando hay uno o más
socios que por su participación mayoritaria en el capital social pueden formar por sí
solos la voluntad social.
- Pero también puede haber controlantes no socios. Si bien podría pensarse en
aquellos administradores que no sean socios –los administradores de las
sociedades pueden o no ser socios- no parece que estos sean necesariamente
controlantes, más allá de que podrían. Pero en general, los administradores no
socios responden a lo que los socios manden.
- Por otra parte, el artículo 59 LSC refiere genéricamente a la responsabilidad de los
administradores y la misma ley en la regulación de cada tipo social también regula al
respecto.
- Entonces, el controlante pareciera ser alguien de fuera da la sociedad. Un ejemplo
posible podría ser un cliente mayoritario, por ejemplo un gran cliente que compra el
80% de la producción. Ese cliente está en posición de imponer condiciones a la
sociedad ya que si dejare de comprar o redujese sustancialmente la compra, nuestra
sociedad se vería en serios problemas. Así, puede decidir que la sociedad pequeña,
a la que domina por comprarle el 80% del producto, deba cambiar sus métodos de
producción, reducir personal o elegir ciertos productos y dejar de producir otros.
- Ahora bien, el art. 54 LCS hace referencia a tres situaciones en que podrían incurrir
socios y controlantes:
- 1. Causar daño a la sociedad por dolo o culpa. (Deberán reparar el daño).
- 2. Hacer negocios personales con bienes de la sociedad. (Debe integrar las
ganancias a la sociedad y hacerse cargo de las pérdidas).
- 3. Utilizar la figura societaria con fines extrasocietarios, es decir para frustrar
o violar derechos de otras personas, amparándose en la figura societaria
para evadir su responsabilidad personal. (Será responsable solidario e
ilimitado con la sociedad).
Relación cartular
- Lo que llamamos títulos de crédito son en realidad títulos o instrumentos de crédito
y, en el caso del cheque, de pago.
- Estos instrumentos tienen origen en el desarrollo del comercio, particularmente en la
última etapa medieval, durante la gestación de lo que sería la Revolución Industrial.
- No solo el préstamo a interés, sino también la necesidad de poder comprar y vender
productos ante la falta de liquidez –no de riqueza- movilizaron estos instrumentos,
que son generalmente autónomos de la relación que los genera.
- Los títulos de crédito son instrumentos en papel que están diseñados para que
tengan un valor en sí mismos, generando una relación cartular que los independiza
de la operación que los motivó, sea comercial o financiera. Así, ante una
compraventa comercial, el deudor suscribe, por ejemplo un pagaré a favor del
acreedor por la suma adeudada.
- Por ejemplo, compro mercaderías por $ 100.000 y firmo uno o más pagarés sin
protesto a la orden del vendedor al portador, en los que me comprometo a pagar, a
quien presente el pagaré, la suma adeudada, a partir de una fecha que se menciona
en el instrumento. Pero supongamos que el vendedor a quien le entregué el pagaré,
a su vez lo da en pago a otra persona y esa persona –u otra a quien a su vez esta le
haya entregado el pagaré- se presenta con ese mismo pagaré firmado por mí en la
fecha en que prometí pagar. Entonces le pago a quien sea portador del pagaré
porque será el acreedor, independientemente de la operación comercial original y de
quién fue el acreedor original de ese pagaré.
- Por esos estos instrumentos adquieren gran importancia para facilitar el comercio,
en tanto permiten celebrar operaciones comerciales sin la entrega efectiva de dinero
al momento de realizarse la operación.
- Estos instrumentos son el cheque regulado por ley 24.452, el pagaré y la letra de
cambio –regulados por el Decreto Ley 5965/1963- y la factura de crédito –regulada
por ley 24.760-.
- A. Cheque: el cheque es una orden de pago, pura y simple librada por el
titular de una cuenta corriente bancaria contra el banco emisor, para que este
le pague al beneficiario del cheque la suma en él indicada por el librador.
Dice el artículo 2º de la Ley 24.452: “El cheque común debe contener:
- 1. La denominación "cheque" inserta en su texto, en el idioma
empleado para su redacción;
- 2. Un número de orden impreso en el cuerpo del cheque;
- 3. La indicación del lugar y de la fecha de creación;
- 4. El nombre de la entidad financiera girada y el domicilio de pago;
- 5. La orden pura y simple de pagar una suma determinada de dinero,
expresada en letras y números, especificando la clase de moneda.
Cuando la cantidad escrita en letras difiriese de la expresa en
números, se estará por la primera;
- 6. La firma del librador. Si el instrumento fuese generado por medios
electrónicos, el requisito de la firma quedará satisfecho si se utiliza
cualquier método que asegure indubitablemente la exteriorización de
la voluntad del librador y la integridad del instrumento. El Banco
Central de la República Argentina autorizará el uso de sistemas
electrónicos de reproducción de firmas o sus sustitutos para el
libramiento de cheques, en la medida que su implementación asegure
la confiabilidad de la operación de emisión y autenticación en su
conjunto, de acuerdo con la reglamentación que el mismo determine”.
- B. Pagaré: el pagaré es una promesa de pago pura y simple dada al
beneficiario por el firmante del pagaré. Si el pagaré es “sin protesto”, el
beneficiario del pagaré solo debe esperar a la fecha de vencimiento para
presentarse ante el firmante deudor para el cobro.
- C. Letra de Cambio: es una promesa pura y simple de que una persona que
no es el librador pagará al beneficiario una suma de dinero a partir de una
fecha determinada. Por ejemplo, Armando promete a Beatriz que Carlos le
abonará $10.000 el 10 de octubre de 2019. Lo hace por medio de este
instrumento que se llama Letra de Cambio. Beatriz, para cobrar a Carlos
deberá presentarse ante él y requerir su aceptación. No importa el motivo por
el que Carlos le pague a Beatriz una deuda de Armando. La Letra de Cambio
es autónoma de la relación que generó esa circunstancia.
- D. Factura de Crédito: la factura de crédito es un instrumento que se utiliza
cuando hay una compraventa de cosas muebles –también en la locación- y el
vendedor tiene obligación de facturar. En estos casos el deudor compra “a
crédito” porque no paga en el acto, sino que se obliga a pagar en un plazo
determinado. Entonces se emite la factura de crédito en la que se describe la
compraventa realizada y la obligación del comprador deudor de abonar al
vendedor o a un tercero la suma adeudada en el plazo establecido.
- Todos estos instrumentos, al ser autónomos de la relación que los origina, facilitan
su transmisión a terceros. Esa transmisión se hace por la mera entrega cuando no
se indica beneficiario en el instrumento (al portador) o cuando se encuentra a la
orden de una persona, pero esta lo transmite por medio de un endoso.
- Salvo los cheques que solo pueden tener dos endosos, estos instrumentos se
pueden transmitir a terceros por medio de una sucesión ininterrumpida de endosos.
- Si el instrumento tiene junto al nombre del beneficiario las palabras “no a la orden”
no puede ser transmitido a otras personas, salvo que se instrumente la transmisión
con un contrato de Cesión de Créditos.