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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

FACULTAD DE INGENERIA Y ARQUITECTURA


CARRERA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA

RESUMEN: RELACION DE ETICA CON LA ARQUITECTURA

CURSO: PRINCIPIOS DE LA ARQUEOLOGIA Y CONSERVACION

DOCENTE: MGT. JUAN CARLOS ASTETE MENDOZA

ALUMNA: NICOL GONGORA RAMOS

CODIGO 020101355F

CUSCO-2022
RESUMEN

El desarrollo de todo ser humano se basa en su aumento desde determinadas situaciones


que ocurrirán en el trascurso de su historia, las cuales le van a permitir aprender de sus
errores y corregirlos de una u otra forma. De esta modalidad, uno de los papeles más
relevantes en la percepción es ocupado por los valores éticos, que definen nuestra
personalidad y la manera en que vemos el planeta. Teniendo en claro lo previamente dicho,
es fundamental conceptualizar qué es la ética y cuál es su relevancia en la vida diaria. Es
decir, lo cual se sabe cómo moral, que representa un grupo de valores que son importantes
para la coexistencia armónica en la sociedad.

Tal, estamos con que los valores éticos tienen que ser inculcados a partir de temprana edad,
tanto en los centros educativos como en el núcleo familiar.

En la vida diaria es imprescindible desarrollar un pensamiento ético para conseguir el


triunfo en el plano personal, de esta forma el beneficio propio y el de la sociedad no
entrarán en problema. Esto los convierte en referentes válidos que son imitados,
construyendo una sociedad desequilibrado que conduce a casos de injusticia y corrupción.

La exclusiva forma de resolver este caso en por medio de la predominación positiva a partir
de los primeros años de vida, construyendo mensajes en los medios de comunicación, en
casa, y en los centros educativos, que tengan como meta exaltar los valores éticos.

ETICA

define la ética como "el intento de comprender la naturaleza de los valores humanos, de
cómo debemos vivir y qué constituye una conducta correcta" (Norman, 1998, pág. 1). Esta
definición de la ética es útil para comprender el concepto de ética personal, que trata de los
valores y normas con las cuales la gente determina cómo actuar en su vida cotidiana. La
ética personal suele involucrar principios profundamente arraigados sobre el bien y el mal,
y estos ayudan a definir quiénes somos como individuos. Nuestra ética personal se aplica a
una amplia variedad de situaciones, entre ellos lo que hacemos en nuestras vidas privadas
cuando interactuamos con nuestros familiares y amigos, y cómo tratamos a las personas con
las que interactuamos en público
ETICA PROFESIONAL

Y, no obstante, no debemos entenderla realmente bien, ya que ahora aquel enunciado no


hace referencia al curso que ha tomado nuestra vida según lo logrado por nuestro ser y
nuestro quehacer, sino a la comunicación de lo cual hemos hecho en nuestro oficio o
nuestra profesión, limitada casi a un mero registro cronológico de capacidades,
aprendizajes y puestos desempeñados. Realizar un oficio, un trabajo, una profesión. De esta
forma mencionamos que alguien “hizo profesión de fe...”, que “profesó en la universidad
de...”, etc. El que es “un profesional” renuncia a sus intereses particulares, cualesquiera que
éstos sean, y “en cuerpo humano y alma” se pone al servicio de los intereses de su
profesión, cuyo motivo ético, asentado en la dignidad humana, impide tomar al hombre
como un medio.

Todo el sentido ético del trabajo tiene su motivo en la conexión de dicha dignidad suya con
su propio ser, con lo cual en esencia es como ser obrero. El requerimiento pragmático de
eficiencia usa a el individuo como medio para lograr beneficios o utilidades; sin embargo,
la exigencia ética de eficiencia, generada por el sentido ético del trabajo, toma al hombre
respetándolo como un fin en sí mismo, y a su tarea, como algo confiable del mismo respeto
que lo humano.

El desarrollo de todo ser humano consiste en su crecimiento a partir de determinadas


situaciones que ocurrirán en el trascurso de su vida, las cuales le permitirán aprender de sus
errores y corregirlos de una u otra manera. Este proceso será más efectivo cuando estén
involucradas las emociones, así como la capacidad de asociar las experiencias propias con
las sociales. De este modo, uno de los papeles más importantes dentro de la percepción es
ocupado por los valores éticos, que definen nuestra personalidad y la forma en que vemos
el mundo.

Teniendo en claro lo antes mencionado, es importante definir qué es la ética y cuál es su


relevancia en la vida cotidiana. Básicamente, se trata de una disciplina filosófica que está
encargada de estudiar las diferencias que existen entre el accionar que es considerado
correcto y el equivocado. Su principal objetivo es identificar las costumbres y normas que
regulan el comportamiento de las personas. Esto es lo que se conoce como moral, que
representa un conjunto de valores que son indispensables para la coexistencia armónica
dentro de la sociedad.

En un sentido práctico, ambos conceptos pueden ser considerados sinónimos, pero también
suelen emplearse juntos para reforzar su significado e importancia. De esta manera, nos
encontramos con que los valores éticos deben ser inculcados desde temprana edad, tanto en
los centros educativos como en la familia. Los profesores y padres tienen la obligación de
enseñar a los niños cómo deben comportarse, no a través de reglas que son impuestas y
parecen castigos, sino ayudándolos a diferenciar lo bueno y lo malo mediante el
racionamiento.

En la vida cotidiana es indispensable desarrollar un pensamiento ético para alcanzar el éxito


en el plano personal, así el beneficio propio y el de la sociedad no entrarán en conflicto. El
problema de todo esto es cuando los gobernantes y otras figuras públicas llevan a cabo
acciones cuestionables que dan un mal ejemplo. Esto los convierte en referentes válidos que
son imitados, creando una sociedad inestable que conduce a casos de injusticia y
corrupción.

El desafío de todo país se encuentra en abandonar la trivialización de la ética, ya que


incluso los cursos que buscan profundizar en su estudio son considerados poco relevantes
por los estudiantes. La única forma de solucionar esta situación en mediante la influencia
positiva desde los primeros años de vida, creando mensajes en los medios de comunicación,

Pareciera que se trata de aprender cómo hacer buenos negocios, sin ser muy malos. Y así se
produce un malentendido inaceptable: por un lado, se crea la idea equivocada de que hay la
ética de esto y lo otro; y por otro, que la naturaleza de los negocios está ligada
necesariamente a la falta de ética. De este modo se hace a un lado la excepcionalidad de los
malos negocios o de los negocios “sucios”. De suerte que el amoralismo de nuestro tiempo
establece una asociación “natural” entre negocio e inmoralidad, que se suma a la asociación
que suele hacerse, en nombre de un supuesto pensamiento de izquierda, entre la maldad
inherente a la ambición también supuestamente ilimitada de los patrones y la explotación
“capitalista” del trabajador. Es cierto que el descubrimiento de Marx de la conexión entre el
ser del hombre y el trabajo no puede ser ignorada en una consideración ética de éste último,
más una improvisada “ética de la empresa” o “ética de los negocios” no puede ni suponer
que todo negocio es inmoral ni creer que con ciertas normas o recomendaciones se puede
enseñar a evitar la maldad dentro de la empresa. Se puede ser honesto, y al mismo tiempo
obtener utilidades. Pero no basta contar con buenos deseos y con buenas normas morales
para que ahí, en el acto que está por realizarse, cualquiera sepa, en cualquier circunstancia,
qué hacer para obrar moralmente bien.

No sabemos cuántas cosas puedan imaginarse a partir del enunciado de ética profesional;
pero debemos apelar al rigor del análisis filosófico para aspirar a alguna claridad mediante
su quehacer cuestionador, que es el único que garantiza una búsqueda de la verdad y de esa
manera en todo momento salva nuestra libertad. ¿Qué es eso de ‘‘ética profesional’’?
Todos, tarde o temprano, nos dedicamos a un oficio, un trabajo, un quehacer profesional.
Entonces, es importante que podamos entender bien en qué sentido preciso nuestro
quehacer puede ser, efectivamente, ético o puede dejar de serlo.
ETICA DEL PROFESIONAL ARQUITECTO

Como todo profesional, el arquitecto debe seguir las normas y estándares éticos para poder
hacer un buen diseño y una buena edificación. Es por ello que la Ética debe regir la
conducta del arquitecto hacia lo correcto, lo mejor y lo excelente en el desempeño de su
práctica profesional.

En consecuencia la ETICA corresponde al “MODO DE SER” (conducta, comportamiento,


valores), mientras la Deontología se refiere al “MODO DE HACER” (aplicación de
conocimientos, habilidades instrumentales u operativas, etc.)

Atendiendo a estas consideraciones el Código de Ética Profesional del CAP, se constituye


en un conjunto de preceptos y normas que servirán para orientar y asegurar en el ejercicio
profesional:

 Una conducta honesta y digna


 Una práctica correcta y de calidad.

La Ética no tiene necesariamente incidencia jurídica, atañe directamente a la dignidad


humana y especialmente al sentido de responsabilidad social de la profesión de Arquitecto.

El Arquitecto debe asumir plena conciencia de que su conducta en el ejercicio de su


actividad profesional repercute en el ámbito social, acreditando o mellando la
respetabilidad, la confiabilidad y el prestigio profesional y de la profesión a la que se debe.
Los principios que guiarán su conducta serán:

 La lealtad profesional
 La honestidad
 El honor profesional
 La responsabilidad
 La solidaridad

Hay que reconocer que en la actualidad existen miles de “profesionales” en lo que la


palabra ética no existe dentro de sus posibles valores. El resultado de trabajar con ellos
radica en el bajo nivel de confianza que depositamos como clientes, y es gracias a personas
como éstas que hoy en día se construyen tantos edificios huecos, sin los niveles de material
exactos, e inclusive con mezclas muy débiles.

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