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Diana López Montejano

La Ciencia de la Policía en el Siglo XVIII: Transformación del Poder y


Estructura organizativa del Estado

En el siglo XVIII, la sociedad occidental alcanzó su punto álgido con el surgimiento del
absolutismo y el mercantilismo. Mientras, la ilustración marcaba el advenimiento de la sociedad
contemporánea. El absolutismo, encabezado por Luis XIV en Francia, justificaba la
concentración total del poder en el monarca en base a la creencia en un único Dios, lo que
implicaba un estado y un rey como únicos depositarios del poder. Aunque los monarcas
buscaban consolidar su dominio sobre la sociedad, aún oponían resistencia, especialmente en
el ámbito popular.

La colonización se convirtió en una estrategia vital para asegurar el control de materias primas
y mantener una balanza comercial positiva. No obstante, a pesar de los avances en el control
político y económico, el control sobre la población seguía siendo un desafío. El ejercicio del
poder se volvía más complicado a medida que los territorios se extendían. Como expone B.
Sordi, "Las monarquías de la Edad moderna se vieron obligadas a aumentar progresivamente
su radio de acción hacia nuevas competencias". Es aquí cuando se comienza a vislumbrar una
evolución hacia una monarquía administrativa debido a la consolidación del poder regio, que va
más allá de la mera administración de justicia. Este cambio refleja una nueva lógica del poder,
en la que el monarca participa activamente en actividades gubernamentales, económicas y
sociales para adaptarse a una sociedad en transformación.

La monarquía administrativa se caracterizó por la participación activa del soberano en asuntos


gubernamentales, económicos y sociales, adaptándose a una sociedad en constante cambio.
Esto condujo al surgimiento de la doctrina de la ciencia de la policía, que abogaba por una
gestión integral de la sociedad por parte del Estado, cubriendo áreas que iban desde la
seguridad pública hasta la salud y la economía. Su objetivo principal era organizar y regular la
vida de los ciudadanos para garantizar el orden y el progreso del Estado, mediante políticas
destinadas a mejorar la eficiencia administrativa, la salud pública, el control de la delincuencia y
el fomento del desarrollo económico.

Esta doctrina sentó las bases para el desarrollo del derecho administrativo y la regulación
gubernamental moderna, influenciando la forma en que se gestionan las funciones del Estado
en relación con la sociedad. Reflejaba el esfuerzo por estructurar un gobierno capaz de
manejar eficazmente la vida de la población en todos sus aspectos, desde la seguridad hasta la
economía. Aunque inicialmente se creía que el poder no podía dividirse, pensadores como
Montesquieu propusieron la posibilidad de una división del poder en diferentes esferas. En un
período marcado por el surgimiento del mercantilismo y la transición hacia una economía
monetaria, la ciencia de la policía se vuelve un instrumento crucial.
Como B. González Alonso señala que, a lo largo del siglo XVIII, tiene lugar un proceso en el
cual se reduce estrictamente a los asuntos de seguridad interior y orden público, convirtiéndose
en administración. El gobierno se expande hacia el fomento de actividades económicas como
la industria, la ganadería y la agricultura. Esta participación gubernamental activa contribuye a
transformar el ámbito tradicional del gobierno y a impulsar cambios significativos en la
sociedad.

Como conclusión, se puede afirmar que la ciencia de la policía en el siglo XVIII fue un elemento
clave en la transformación del poder y la estructura organizativa del Estado, reflejando la
evolución hacia una monarquía administrativa y sentando las bases para la regulación
gubernamental moderna. Su enfoque integral en la gestión de la sociedad por parte del Estado
contribuyó significativamente a la configuración del mundo político y social de la época.

“Las espigadoras” de Jean Francois Millet, 1857, Museo d’Orsay, París (Francia).
La presente imagen tiene como idea principal la agricultura. El subtítulo de la obra es “Oda a la
dignidad del trabajo campesino” donde se manifiesta el punto de vista del artista con respecto a
la importancia de la agricultura.

Sugiere la esencia de la doctrina de la fisiocracia, un sistema económico y político que floreció


en el siglo XVIII. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento
del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del poder político

El pintor demuestra un dominio de la perspectiva desconocido hasta entonces. La doctrina


defendía la primacía de la agricultura como fuente fundamental de riqueza y sostenía la idea de
que la tierra era el único generador real de valor. Además, se abogaba por la existencia de un
orden natural en las sociedades humanas, y por lo tanto, por la no intervención del estado en la
vida económica del país. Consideraban que la intervención del Estado es una vulneración a la
regulación de los mercados por la imposibilidad del gobierno de actuar conforme al orden
natural. En Francia, este concepto se denomina "Laissez-faire" (dejar hacer) y se caracteriza
por la escasa intervención del gobierno en la toma de decisiones, lo que otorga un alto grado
de autonomía a los colaboradores.

En el contexto del derecho natural racionalista de la época, la fisiocracia reflejaba la creencia


en la existencia de principios lógicos y universales que regían la sociedad. Algunos autores
consideraban que el derecho era un conjunto coherente de proposiciones jurídicas verdaderas,
y la fisiocracia aplicaba esta lógica al ámbito económico.

La extensión de las espigadoras es una realidad que resalta la desigualdad y la dureza de la


vida en las zonas rurales durante ciertas épocas históricas. Las espigadoras, en su mayoría
mujeres pobres, se enfrentan a la tarea ardua de recolectar las espigas de trigo que quedaban
después de la cosecha

La escena de las espigadoras refleja una realidad social difícil en la que los pobres tenían que
conformarse con las sobras de la cosecha, mientras que los propietarios de las tierras se
quedaban con la mayor parte de los beneficios. Esta desigualdad económica y social estaba
arraigada en la estructura misma de la sociedad rural de la época, donde las oportunidades y
los recursos estaban fuertemente sesgados a favor de los terratenientes y en detrimento de los
trabajadores más pobres. La relación entre esta imagen y la fisiocracia se establece a través de
la representación visual de la importancia asignada a la tierra y el esfuerzo que conlleva, como
el principio básico del avance económico, en línea con las ideas fisiocráticas.

Por lo tanto, se puede afirmar que la imagen captura la esencia de la fisiocracia al enfocarse en
la centralidad de la tierra y su conexión con el derecho natural racionalista, subrayando la
búsqueda de principios lógicos y universales para guiar la organización económica y social.

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