La teoría de situaciones didácticas (TSD) desarrollada por Guy Brousseau en la escuela francesa,

que tiene por objetivo producir en los alumnos una génesis artificial de los contenidos matemáticos.
Brousseau define una situación didáctica como aquella en la cual existe una intencionalidad explícita
o implícita de que un sujeto incorpore un saber determinado. Además, Brousseau resalta que la
dinámica dentro del aula está regida por lo que él denomina contrato didáctico, que comprende lo
que se espera tanto del alumno como del docente, obligaciones tanto explícitas como implícitas.
También define a la transposición didáctica como el fenómeno a través del cual el conocimiento
matemático puro, es aislado y reformulado para ser llevado al trabajo áulico, y advierte que durante
esta transposición pueden suceder ciertos fenómenos negativos: entre ellos el efecto Topaze
(cuando el docente hace ayudas muy directas y concretas) y el efecto Jourdain (cuando el docente
dice reconocer en el estudiante un conocimiento erudito aún cuando sus respuestas fueron
generadas de forma mecánica).
A la hora de enseñar un nuevo contenido, su teoría propone el diseño de una situación fundamental
para cuya resolución los estudiantes deben utilizar los conocimientos previos en conjunción con los
nuevos saberes. La construcción de esta situación debe tener en cuenta 3 características
fundamentales: (1) Debe ser necesario para la resolución de la situación propuesta que el
estudiante utilice los conceptos nuevos. (2) El problema debe ser capaz de sancionar (no en un
sentido de castigo) las acciones del estudiante, que debe ser capaz de juzgar por sí mismo sus
resultados e intentar nuevas resoluciones. (3) La no intervención del docente en relación a la
construcción de relaciones entre las decisiones de los estudiantes y los resultados que obtienen.
Brousseau llama variables didácticas a las condiciones y relaciones propias de la situación
planteada y del objeto matemático, variables cuya modificación cambiaría las estrategias de
resolución del problema.
Una vez presentada esta situación fundamental a la clase, el docente debe hacer aceptar al grupo de
estudiantes la responsabilidad de la situación de aprendizaje, de resolución del problema. A esta
circunstancia la llama devolución. Comienza aquí lo que Brousseau denomina situación a-
didáctica, en la que el alumno se relaciona con el problema haciéndose responsable de su
resolución, sin intervención del docente. Existen 3 tipos de situaciones a-didácticas. La etapa de
acción, en la que el estudiante actúa sobre el medio poniendo en juego sus saberes, la etapa de
formulación, en la que los estudiantes comunican entre ellos sus procedimientos y conjeturas, y una
etapa de validación, en la que el grupo argumenta, confronta, refuta o confirma sus hipótesis. Estas
etapas no son secuenciales. Finalmente la situación didáctica culmina en la institucionalización,
donde se establecen relaciones entre las producciones de los alumnos y el saber cultural. Se
sistematiza aquí y se reordena el contenido, descontextualizado pero sin perder relación con lo
producido anteriormente con los estudiantes.