Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA VERACRUZANA

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA

DESARROLLO DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE

MP: ADRIANA CEBALLOS HERNANDEZ

ACTIVIDAD: 12 DESARROLLO FISICO, COGNITIVO Y


PSICOSOCIAL DEL ADOLESCENTE

3 SEMESTRE GRUPO 1

APRENDIENTE: MARITZA AIDE ALARCÓN CARRASCO

XALAPA, VERACRUZ, A 11 DE ENERO DEL 2024


Desarrollo psicosocial en la adolescencia
El proceso de desarrollo de la identidad durante la adolescencia es sumamente
complejo y fascinante, influido por diversos factores como el género, la pertenencia
étnica y la orientación sexual. Las perspectivas de expertos como Carol Gilligan y
Marcia ofrecen valiosas ideas que contribuyen a comprender mejor este viaje crucial
en la vida de los adolescentes.
Gilligan argumenta que el sentido del yo femenino se construye a través del
establecimiento de relaciones, desafiando la concepción convencional de una
identidad basada en la independencia y logros individuales.
Por su parte, Marcia introduce estados de identidad durante la adolescencia, como
logro, exclusión, moratoria y difusión, los cuales están entrelazados con factores
familiares y de personalidad, resaltando así la complejidad del proceso de
descubrimiento de la identidad en esta etapa crucial.
Reflexionando sobre nuestras propias experiencias adolescentes, nos percatamos
de la diversidad de caminos que cada individuo ha recorrido en la búsqueda de su
identidad. Algunos podrían haber atravesado un período de moratoria, explorando
opciones antes de comprometerse, mientras que otros se sintieron seguros en un
estado de logro desde el principio. Esta diversidad de experiencias refuerza la
noción de que no hay un único camino hacia la identidad.
La pregunta sobre los cambios en el estado de identidad desde la adolescencia nos
invita a reflexionar sobre cómo hemos evolucionado con el tiempo. Algunos podrían
haber experimentado una mayor claridad y compromiso con su identidad, mientras
que otros podrían haber sido influenciados por diversas experiencias y factores de
vida que alteraron su trayectoria.
En el contexto más amplio del desarrollo sexual e identidad, es crucial reconocer
que la orientación sexual no está determinada exclusivamente por factores
genéticos. La respuesta "c" destaca la complejidad de este aspecto de la identidad,
influenciado por una interacción entre factores genéticos y no genéticos.
Las prácticas sexuales entre adolescentes varían ampliamente, y la respuesta "b"
subraya la prevalencia del sexo casual en línea, enfatizando la necesidad de
abordar las realidades cambiantes del mundo moderno al hablar sobre educación
sexual y prácticas seguras.
La pregunta sobre conductas sexuales riesgosas nos recuerda que factores como
el inicio temprano de la actividad sexual, múltiples parejas y falta de uso regular de
anticonceptivos aumentan el riesgo. Esto refuerza la necesidad de una educación
sexual integral que aborde no solo la biología, sino también los aspectos
emocionales y las decisiones responsables.
La epidemia de violencia juvenil plantea un desafío complejo que demanda una
reflexión profunda sobre sus raíces y posibles soluciones. Examinar qué influye a
los jóvenes para adoptar o abstenerse de la violencia nos lleva a explorar un
entramado de factores que van desde la inmadurez del cerebro adolescente hasta
la fácil accesibilidad a las armas de fuego. La tragedia de Littleton, Colorado, en
1999, ilustra de manera impactante cómo la combinación de estos elementos puede
desencadenar consecuencias devastadoras.
La conducta antisocial, que a menudo encuentra su génesis en la infancia, está
vinculada a factores genéticos y neurológicos. La predisposición genética y las
deficiencias neurobiológicas, especialmente en las áreas del cerebro que regulan el
estrés, pueden moldear el camino hacia la conducta antisocial. Sin embargo, es
esencial destacar que estos factores no determinan inevitablemente el destino de
un individuo, sino que interactúan con el entorno, la crianza y las influencias
sociales.
El papel de la familia, los pares y la comunidad en la formación del comportamiento
juvenil es crucial. Las interacciones familiares, marcadas por la crianza ineficiente y
la falta de apoyo positivo, pueden sentar las bases para patrones antisociales. La
elección de amigos con comportamiento desviado refuerza aún más esta tendencia.
Además, las circunstancias económicas y la organización social de las comunidades
pueden amplificar o mitigar el riesgo de delincuencia juvenil.
Al considerar perspectivas a largo plazo, es alentador observar que la mayoría de
los jóvenes que participan en conductas antisociales no se convierten en criminales
adultos. Esto resalta la importancia de intervenir temprano y proporcionar
alternativas positivas que permitan a los adolescentes explorar caminos
constructivos.
La prevención y el tratamiento de la delincuencia juvenil deben abordar esta
complejidad. La intervención temprana, centrada en entornos de alto riesgo,
demuestra ser efectiva al trabajar directa e indirectamente con la familia y la
comunidad. Sin embargo, también es necesario desmitificar concepciones erróneas
sobre la violencia juvenil, como la identificación temprana de infractores futuros y
estereotipos étnicos.
En última instancia, la lucha contra la epidemia de violencia juvenil requiere un
enfoque integral que considere la interacción dinámica entre factores genéticos,
biológicos, familiares, sociales y comunitarios. Reflexionar sobre estas cuestiones
nos insta a buscar soluciones que no solo aborden las manifestaciones
superficiales, sino que también ataquen las raíces profundas de este problema
social. La construcción de entornos seguros y de apoyo, junto con programas
efectivos de prevención, es esencial para allanar el camino hacia un futuro donde la
delincuencia juvenil sea una excepción, no la norma.

También podría gustarte