Inicialmente, los nativos continuaban sus prácticas
religiosas, es por eso que la iglesia intensifico la
administración de los sacramentos. Mientras que los visitadores eclesiásticos obligaban a los indígenas a delatar a los infieles. Quienes se acusaban recibían penitencia y los que no pasaban vergüenza en frente de todos. Aquellos que eran culpables recibían la muerte en la hoguera.