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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIRIQUÍ

FACULTAD DE MEDICINA
DOCTOR EN MEDICINA

CARRERA:
DOCTOR EN MEDICINA

RESUMENES:

1. EL PAPEL QUE DESEMPEÑO LA IGLESIA DURANTE LA EPOCA COLONIAL Y


LAS CLASES SOCIALES DURANTE LA EPOCA COLONIAL.

2. GRUPOS INDIGENAS ORIGINARIOS Y ACTUALES DE PANAMÁ

ASIGNATURA: HISTORIA DE PANAMÁ 112

DOCENTE:

ORLANDO PITTI

JOSÉ MORALES
4-818-1615

II SEMESTRE 2021
EL PAPEL QUE DESEMPEÑO LA IGLESIA
DURANTE LA EPOCA COLONIAL Y LAS CLASES
SOCIALES DURANTE LA EPOCA COLONIAL.
PAPEL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN LA VIDA COLONIAL DESDE
SU DESCUBRIMIENTO HASTA LA INDEPENDENCIA
Desde el comienzo de la Conquista, la misión evangelizadora quedó en manos de
los religiosos. Se desarrolló una fuerte actividad misionera por parte de órdenes
como lo Mercenarios, Dominicos, Franciscanos, Jesuitas y Agustinos. Serían
precisamente los Jesuitas los responsables de la educación. El predicador iba con
los ejércitos y el indígena apenas podía distinguirlo del conquistador, que,
diciéndole también apóstol del cristianismo, quería con el velo de la fe cubrir sus
ambiciones, avaricias y crueldad. Para el misionero no resultaba fácil predicar
sobre la caridad y la mansedumbre en medio del humo de la pólvora y de las
espadas.
La Iglesia como institución tuvo una importancia capital en el mundo colonial,
compartió directa o indirectamente con las autoridades civiles las
responsabilidades de gobierno. La Iglesia estuvo vinculada al Papado y a la
monarquía. Los reyes en su calidad de católicos amparaban y apoyaban a la
Iglesia, a la vez que tenían algunos derechos sobre ella. Conforme a este sistema,
los reyes proponían a Roma a los eclesiásticos que debían ocupar los altos
cargos. Obispos, canónicos, etc. Sólo el Rey podía autorizar la construcción de
iglesias, capillas, conventos. A su vez, proporcionaba los fondos para todos los
gastos, cobrando por su cuenta el derecho del Diezmo.
ÉPOCA DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA

La Iglesia católica fue un elemento central en la vida de la Colonia. La iglesia se


unió a la conquista con un fin de llevar a cabo la conquista espiritual para atraer a
los infieles que en ese entonces no hacían caso de la biblia, ya que la mayoría de
ellos no sabía leer ni tampoco escribir, al igual que solamente adoraban a sus
dioses (o personas sagradas).El rol de la iglesia está estrechamente ligada al
poder político en manos de Patronato real, siendo estos los que presentaban
cargos eclesiásticos en los cuales se decidía sobre  la  construcción de iglesias,
conventos, monasterios  y hospitales.
Durante el proceso de colonización la iglesia católica jugaba un papel
preponderante en lo que iba a ser el proceso de transculturación, debían de
transmitirle sus creencias religiosas dejando a un lado la de los indígenas,
prohibiéndoles el culto a sus dioses y destruyendo sus templos y cosas sagradas
acusándoles de paganos. El papado al recibir la noticia de los reyes españoles
Fernando e Isabel que habían encontrado las indias occidentales y que estaban
llenas de riquezas y de infieles que no profesaban la religión católica, el papa le
pareció muy buena la noticia y envió a un representante del clero para que
supervisara en las nuevas tierras el sistema religioso, también fueron algunos
misiones del clero secular, que se ocupaban de la educación de los habitantes de
las indias y todo lo relacionado con su formación moral, integral y social. El clero
se organizó rápidamente. El papa intervenía constantemente y estas eran
justificadas por las sociedades cristianas, por el hecho del que el papa era el
dominador del círculo de la tierra, este podía disponer de la tierra de los paganos o
infieles y concedérselas con plena soberanía a un príncipe cristiano. Cuyo caso la
evangelización en estas tierras se convertía en una obligación, a cambio de la
concepción de soberanía se trata de una delegación de poder espiritual en la
urdimbre de los conceptos medievales.
La promulgación por parte del papa de bulas (documentos pontificios). Los
misioneros utilizaron una gran cantidad de estrategias para poder acentuar su
doctrina para ello utilizaron el uso de la fuerza en muchas oportunidades, hicieron
las leyes de burgos donde era obligatorio la construcción y la decoración de
iglesias, la reglamentación para impedir los malos tratos era muy reducida, se
prohibía el trabajo a mujeres encinta y a los niños, los encomenderos tenían la
obligación de defender el matrimonio.
Las inmediaciones eran repartidas entre los conquistadores, siendo una de las
principales reglamentos cuidar, defender y catequizar a los indios de su territorio
los que cumplían esta labor eran llamados encomenderos estos tenían a un
misionero que era el que se encargaba de evangelizar diariamente a los
indígenas, los misioneros que estaban constituidos por las ordenes mendicantes,
dominico, agustinos que eran del clero regular, la primera iglesia americana era
una de frailes, también estaban los conventos fronterizos los cuales estaban
adaptados debido a que los indígenas estaban acostumbrados a celebrar sus
ceremonias al aire libre se construyeron grandes patios rodeados con un muro con
capillas abiertas, lo primero que hicieron fue aprender la lengua indígena,
catecismos ilustrados con dibujos, los centros misionales se convirtieron el talleres
y escuelas donde los indios aprendieron oficios y se transformaron en artistas. La
fundación de asilos, hermandades para ayudar a los pobres, casas para albergar a
niños expósitos, hospitales (en esta obra se destacaron los betlemitas) y toda
realización de asistencia social. Las actividades religiosas influyeron en la vida
pública y privada.
El calendario se regía por las numerosas festividades anuales, que llegaban casi a
cuarenta. Las manifestaciones de piedad se exteriorizaban por medio de
procesiones y el adorno de casas y calles.
La religiosidad estaba en todos los actos de la vida privada. Era costumbre rezar
el rosario y ejecutar otros actos de piedad al levantarse, antes de iniciar una tarea
y al acostarse.

La iglesia se adaptó a la situación social de la conquista y la colonia. Respaldo la


esclavitud y la guerra contra los aborígenes. Impuso la religión a la fuerza, como
se lo ordenaban las capitulaciones, pero jamás logro desarraigar las creencias
religiosas propias de la mayoría de las tribus. Además, participó del despojo junto
con las demás fuerzas conquistadoras. El Consejo de indias legalizo sus saqueos
realizados al amparo de la lucha contra la hechicería y la idolatría.

VIDA COLONIAL
La Iglesia Católica tuvo un papel propio y singular, tanto en los antecedentes de la
época colonial, como en el nacimiento y desarrollo de la nueva Nación. Esta fue la
encargada de transmitir la cultura española a los indígenas. Las comunidades
religiosas enseñaron el idioma y costumbres y lentamente unificaron una gran
parte de la población indígena que se comunicaban en diversas lenguas y poseían
diversas creencias bajo el castellano y la fe católica.
La influencia de la iglesia en la vida colonial era directa, debido a la forma en que
eran repartidos los poderes.
La evangelización fue realizada en un comienzo por los Franciscanos, los
Agustinos y los Dominicos, después con el Concilio de Trento, llegaron los
Jesuitas, quienes educan a las tribus, pues deseaban alcanzar el desarrollo de las
comunidades indígenas y, a diferencia de los demás, no usaron la fuerza para
dominarlos. Además el trabajo se hacía colectivamente, y esto produjo gran
rendimiento y calidad. “La labor de los jesuitas se convirtió en el primer intento
americano de capacitar a los aborígenes para que pudieran competir y estar en
igualdad de condiciones con los europeos.”

Papel ideológico y Cultural


Una de las primeras cosas que hicieron los clérigos fue erradicar las religiones
indígenas, junto a la destrucción de los ídolos y de los lugares de culto. La Iglesia
destruyó la organización social de los indígenas, impuso la confesión, el culto
cristiano y la noción de PECADO. Se enfatizó en la construcción de templos y el
arte al servicio de la Iglesia; ejemplo, estampas religiosas.
Papel político
Los clérigos con frecuencia se oponían a los mandatos del virrey y sus
funcionarios, apoyados por los feligreses, se oponían a medidas en su mayoría
contra la Iglesia. En 1624, en el Virreinato de Nueva España, la lucha entre Iglesia
y Virrey, llevó a la quema del palacio Virreinal. En 1765, la Corona ordenó la
desamortización de los bienes eclesiásticos y la expulsión de los jesuitas de los

territorios del Virreinato.

Formación del poder económico de la Iglesia


El clero secular estaba estrechamente relacionado con los grupos ricos y
poderosos, hijos de hacendados, criollos. El diezmo, la limosna, los primeros
frutos y el ganado que entregaban los feligreses, constituían la riqueza de la
Iglesia. Recibía pago por administrar sacramentos, obtenía donaciones y legados
de fieles, ingresos que provenían de las haciendas, ranchos agrícolas, ingenios
azucareros y predios urbanos.
La Iglesia acumuló capital y se convirtió en prestamista de hacendados y mineros.
El poder se fortaleció con los tributos y el trabajo de los indígenas, los templos y
conventos eran construidos por indígenas, sin pago de salario. La iglesia gastaba
una porción importante de la riqueza que poseía en la construcción de templos y
en las obras de arte que las adornaban.
Sin embargo, dicha riqueza también permitía a las autoridades eclesiásticas
desempeñar funciones que hoy se considerarían inherentes al estado. Entre estas
se contaban la educación a todo nivel y los servicios de hospitales y de bienestar
social.
La Iglesia católica jugó un rol fundamental en el proceso de instalación y
reproducción del régimen colonial español. Desde su principio sus representantes

actuaron al lado de conquistadores, entregados a las tareas de conversión y


evangelización de la población indígena.

En general podemos expresar que la iglesia católica jugó un papel determinante


en el normal funcionamiento de la sociedad colonial, ya que además de
representar un mecanismo de control social también fue un bastión importante en
el proceso de Conquista y Colonización a través de la pacificación del indígena por
medio de la conversión al cristianismo, por ende, someterlos a la nueva ideología
dominante de los españoles.
Así, los roles y funciones de la iglesia se pueden sintetizar del siguiente modo:
 Evangelización, educación y defensa de los indígenas: según la legislación
indiana, la Iglesia debía tutelar a los indígenas, por ser estos menores de
edad.
 Expansión del territorio: a través de la evangelización, la Iglesia podía
ampliar el territorio sometido por la Corona, consolidando además su
dominación.
 Preservación del poder del rey: la Iglesia actuaba en alianza con la Corona,
y a partir de la evangelización y la educación debía enaltecer la figura del
rey, generando lealtad de los nuevos sometidos.
 Preservar la fe: a través del control ejercido por el Tribunal del Santo Oficio
(Inquisición), aunque en Chile particularmente no existió como institución
física (había sólo un inspector); sí en cambio existió en Lima.
 Control de la población: a través del registro único y exclusivo de los
nacimientos, defunciones y matrimonios.

Un aspecto relevante de la Iglesia colonial en América fue la existencia del


Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Este era un tribunal que se encargaba
de juzgar a las acciones que supuestamente ponían en peligro a la fe cristiana.
La Inquisición se caracterizó por emplear procedimientos judiciales secretos, a
pesar de que los imputados contaban con defensa. Por lo general, este tribunal
era acusado de utilizar la práctica de la tortura como medio para obligar a los
procesados a confesar sus faltas.

INICIOS DE LA CONQUISTA Y EVANGELIZACIÓN DE PANAMA.


 En Panamá como en el resto de las colonias españolas la conquista y la
evangelización estuvieron unidas, en primer lugar porque los conquistadores
iban acompañados por uno o varios  capellanes  que atendían espiritualmente a
los soldados y ocasionalmente ejercían una labor misionera bautizando algunos
indios que encontraban a su paso. En segundo lugar porque una vez que se
fundaba una ciudad o lugar estable una de las primeras construcciones era la
iglesia a cuyo cuidado quedaba un sacerdote.
            Rodrigo Galván de Bastidas, escribano del barrio de Triana, en Sevilla, fue
el primer europeo que visitó las costas septentrionales del Istmo de
Panamá. ( 1501).
            Después de haber conocido Bastidas el litoral venezolano, dobló el cabo
de la Vela, recorrió las costas de Río Hacha, descubrió el Magdalena y las tierras
e islas comprendidas entre este río y el golfo de Urabá; cruzó este golfo y
descubrió a continuación toda la costa panameña desde el río Atrato hasta el
puerto del Retrete ó del Escribano así llamado  en su honor. Este es el
descubridor de las costas panameñas, que tras su descubrimiento pasaría de
largo, camino de Cuba, donde murió en 1527.
             A poco del paso de Bastidas llegaría a tierras panameñas el mismo
Colón   fue quien fundó la ciudad de Nombre de Dios en su último viaje. (1502-
1504). Colón viajó con sólo cuatro barcos. El viaje no había ido bien, los barcos
habían navegado por el mal tiempo y el grupo estaba cansado y asustado, en el
momento en que llegaron a lo que hoy era Nombre de Dios siendo el mismo
Almirante quien le dio su nombre,  pues Colón le dijo a su tripulación: ”en el
nombre de Dios vamos a ir más allá”.  Colón dejó  el lugar casi tan pronto
como llegó y se embarcó en la dirección de Costa Rica.
COMIENZOS DE LA DIÓCESIS DE PANAMÁ.
 En  1524 la diócesis de Santa María la Antigua se trasladó a la recién fundada
ciudad de Panamá. La advocación también se traslada y Santa María la
Antigua pasa a ser, por continuidad eclesiástica, la titular de la capital de
Panamá y patrona del Reino de Tierra Firme del Sur de Castilla del Oro,
Panamá.
            A partir del traslado de la diócesis podemos seguir las huellas de la
evangelización en Panamá.
            La diócesis de Panamá comenzó su tarea evangelizadora promovida por
sus obispos, el segundo de los mismos fue  fray Vicente de Peraza, dominico,
que se enfrentó directamente al gobernador Pedrarias, mientras éste acallará la
voz profética del obispo con la muerte.
            Pedrarias y el obispo Peraza coincidieron muy poco tiempo en tierras
panameñas. Suponemos que el obispo, electo en 1520, ya dispondría de
informes sobre la conducta de Pedrarias y su arbitraria política con
españoles e indígenas mucho antes de su llegada a Darién.
            La prematura muerte del obispo Peraza, apenas ocho meses de su llegada
a Panamá en 1524, se atribuye “a que el obispo no pudo convenir en el trato
inhumano de Pedrarias para con los aborígenes, lo que agravó el disgusto
entre los dos. Pedrarias eliminó al prelado con un tósigo mortal a fines del
año 1524
            En los años de 1569 á 1611, la diócesis de Panamá fue ocupada por Fray
Francisco Abrego (1569- 1574); Fray Manuel de Mercado Aldrete (1577- 1580),
prelado quien tocó principiar la obra de construír de piedra la catedral; el Maestro
Bartolomé Ledesma (1580-1587); Fray Bartolomé Martínez Menacho (1588-1593);
Don Antonio Calderón (1599-1608) y Fray Agustín de Carvajal (1608-1611).
Con una población heterogénea de 5000 almas, poseía Panamá en 1610 los
conventos de la Merced, de San Francisco, de Santo Domingo, de San
Agustín, de la Compañía de Jesús y de las Monjas de la Concepción.
Estructura de la sociedad colonial.
La evolución de la sociedad colonial sobre la base aborigen estuvo primeramente
condicionada
por dos factores exteriores: la paz hispánica y la habilidad tecnológica para
explotar la plata del
macizo montañoso interior. Sin ambos factores no hubiera existido Honduras. Una
sociedad
política regional elimino la fragmentación social de la época indígena, influida en
gran medida por
el medio ambiente; y por lo menos en la primera centuria, un viable excedente
productivo dio por
resultado la distinción sociopolítica del área.
Carente de tierra laborable y la mano de obra de otras áreas de Centroamérica,
solo la minería
atrajo europeos y permitió la formación de una elite local, permanentes intereses
políticos y
económicos. Estructura de la Sociedad Colonial La sociedad colonial se estructuró
en diversos
grupos o estamentos ordenados jerárquicamente.
En el siglo XVI, los conquistadores a raíz de sus hazañas guerreras ocuparon el
primer rango
social. Sus objetivos principales eran la riqueza, el poder y la honra. Les seguían
los primeros
pobladores que habían fundado ciudades e iniciado la colonización. Luego se
ubicaron los vecinos
con casa y patrimonio en la ciudad y los moradores que se ganaban la vida como
mineros, pequeños
comerciantes, artesanos o granjeros. Por último, los tratantes, pulperos,
buhoneros, vendedores
ambulantes, etc. conformaron el pueblo urbano. Los Mestizos, Negros, indígenas y
Mulatos En
la época el pueblo era el más alto grupo social, el único que tenía actuación
pública.

Principales grupos étnicos durante la colonia. 


La sociedad de la Colonia estaba estratificada en grupos contrapuestos y en
categorías o jerarquías
étnicas muy diferentes entre sí. Eran los blancos, los indios, negros y los pardos.
Blancos: españoles peninsulares o nacidos en América.
Indios: habitantes originarios de América.
Negros: esclavos traídos de África

Los amerindios que constituyen la población nativa.


los españoles y europeos, que son los grupos de colonizadores que desde el siglo
XVI hasta el
siglo XIX viajaron al territorio nacional en busca de prosperidad.
Los africanos (negros), traídos a América por los españoles y europeos como
esclavos durante el
siglo XVII al siglo XIX.
La palabra mestizo se hizo con el fin de denominar a una de las "castas" o
"cruzas" que integraban
la estratificación social de tipo racista impuesta en sus colonias en América: la del
hijo de un padre
o madre de raza "blanca" y una madre o padre de raza "india".
Las personas que eran clasificadas como mestizas tenían un estatus social
disminuido, que les
impedía o limitaba su acceso a la educación y a posiciones de mando, propiedad o
prestigio.
GRUPOS INDIGENAS ORIGINARIOS Y ACTUALES
DE PANAMÁ
Grupos Indígenas Originarios de Panamá

En Panamá existe evidencia de la presencia de varios grupos indígenas por ser


sitio de tránsito para estas primeras poblaciones de nuestro istmo. Dentro de las
emigraciones de América del Sur podemos mencionar a los indios andinos, los
cuales formaron grupos pequeños y mantuvieron sus tribus separadas unos de
otros provocando posteriormente su desaparición ante la llegada de nuevos
grupos. Los caribes se establecieron en las pampas del Orinoco, las islas de las
Antillas y casi toda la costa atlántica de Venezuela, Colombia y América Central.
Nuestros primeros habitantes eran descendientes de:
Chibchas que provenían del sur (Colombia).
Nahuas y Mayas provenían del norte (México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua,
Cota Rica).
Los Caribes y los Cuevas que provenían del Caribe (Antillas Menores).
Los Primeros grupos humanos en Panamá se calculan en sesenta las tribus que
poblaban el territorio panameño, o más concretamente a la llegada de los
"descubridores", y en cerca de medio millón la suma de los pobladores. Según
estudios etnológicos, los pueblos que ocuparon primitivamente la zona del pacífico
del territorio istmeño, hasta el río Chagres, eran derivaciones de los Nabuas y de
los Mayas, pues tenían idiomas, costumbres, caracteres físicos y reflejos de la
civilización de esas grandes razas de Centro América ostentaron en la época de
su esplendor.
Antes de la llegada de los europeos, las tierras de Panamá estaban habitadas
básicamente por pueblos chibchenses que hablaban lenguas chibchas del grupo
ístmico. Estos pueblos formaban grupos diversos por lo que no constituían una
unidad política unificada.
Cuando los españoles conquistaron el Istmo, la población hallada en el
comprendía a esos 3 grandes grupos y mezclas entre ellos, divididos en tribus
más o menos numerosas, entre las más importantes se tenían:
Al norte Coiba, Careta y Ponca. Estas 3 tribus se extendían desde el Golfo de
Urabá hasta Punta Escocés. Cuarecua y Cuevas. Estas dos cerca de la Punta
Mosquito y en las margenes del río Subcuti.
Al centro: Parequeté, Chiru, Penonomé, Natá, Escoria, Paris, Guararé, Urracá,
Musa, Bulabá, Cébaco.
Al extremo occidental: Dolega, Bugaba, Doraces, Caribaró, Chiriquí y Burica. Los
habitantes de ésta última tribu tenían la piel clara.
Población indígena del Istmo antes de la época del Descubrimiento.
Cerca de sesenta tribus más o menos densas, regadas desde las orillas del Atrato
hasta los confines de Chiriquí, habitaban el territorio del Istmo de Panamá a
principios del siglo XVI, estimándose aproximadamente la población de todas ellas
en unos 400.000 habitantes.
Las tribus actuales no son otra cosa que restos dispersos de varias de la
conquista, pues gran parte de la raza originaria pereció antes del segundo tercio
del siglo citado; de modo que contingentes extraños, introducidos por los
conquistadores, fueron la base de la nueva población indígena esparcida
especialmente en el occidente del país.
Características físicas de los indígenas del Istmo.
Los caracteres físicos de los indígenas que ocupaban nuestro territorio eran los
siguientes: piel cobriza ó bronceada cuya intensidad variaba según las
localidades; cabellos negros, lacios y gruesos; frente angosta; ojos algo hundidos
bajo cejas negras; nariz pequeña, perfilada en unos, chata en otros; pómulos
salientes; boca me diana; labios delgados; dientes blancos, bien coloca dos;
mejillas proporcionadas y barba pequeña.
Generalmente los moradores de la costa tenían más tostada la piel y la talla más
elevada que los de las sierras.
Las mujeres eran por lo común pequeñas, bien formadas, propensas en la vejez a
la obesidad; "las más bellas y hermosas que he visto en las Indias", escribe el
cronista Cieza de León.
Todos tenían muy empobrecido los sentidos del gusto y del tacto; pero en
compensación muy desarrollados los de la vista, del oído y del olfato.
Las viviendas.
Generalmente constaban las casas de un solo piso; el armazón se formaba de
varas unidas por bejucos o cortezas textiles, cubierto por cañas, a las cuales
protegía por lo común una capa de barro.
El techo tenía forma cónica y lo cubrían pencas de palma ó haces de paja. Las
puertas se formaban de palos delgados unidos entre sí, o bien de la piel de un
cuadrúpedo. A tales viviendas se les llamaba bohíos.
Algunas estaban construídas sobre pilotes de maderas duras clavados en el lecho
de los ríos o a las orillas del mar; otras formaban una especie de plataforma
sostenida por postes, a la cual se subía por medio de una viga dentellada a modo
de cremallera; otras se fabricaban en la copa de los árboles. Estas últimas
viviendas eran comunes en los lugares inundables.
Algunas aldeas de Veraguas estaban rodeadas por largas estacas con el objeto
de protegerse sus moradores del ataque de los enemigos y de las fieras.
Poco mobiliario constituía el ajuar de una casa. Dormían los indígenas en
hamacas o en el suelo y comían sentados sobre éste, con los dedos.
En Chiriquí existían asientos de piedra y otros objetos del servicio doméstico.
Medios de subsistencia.
Vivían de la agricultura, de la pesca y de la caza. Cultivaban, el maíz, la yuca, el
otóe, el plátano, el fríjol, el camote y otros vegetales alimenticios. Pescaban con
redes, con anzuelos de espina de tiburón ó por medio de ciertas substancias
vegetales que le echaban al agua de los ríos para adormecer los peces.
Para la caza poseían grandes disposiciones naturales: imitaban admirablemente
las varias voces de los animales como los quejidos dolorosos de éstos o de sus
hijuelos; trepaban y descendían a toda carrera una cuesta empinada como
atravesaban con rapidez un río; ágiles y avezados a las fatigas de la intemperie, el
ojo atento al menor movimiento y el oído al más imperceptible ruido.
Para obtener fuego frotaban rápidamente un palo contra un pedazo de madera y
para aumentar la combustión le echaban yescas o hierbas secas.
Vestido. Adornos.
Las mujeres en algunas tribus usaban camisolas o enaguas; en otras andaban
completamente desnudas. En Bocas del Toro y en parte de las hoy provincias de
Colón y Panamá no usaban cubierta alguna ninguno de los dos sexos.
Hombres y mujeres llevaban pulseras en los brazos, zarcillos en las orejas,
argollas en la nariz, sartas de cuentas al rededor del cuello, de los brazos y de las
rodillas. Todos estos objetos eran de oro, de hueso, de caracolitos, de dientes o
de uñas de animales.
También se horadaban con artificio las mejillas y las orejas para introducirse
plumas de aves, flores, o una varita de oro. En las fiestas o cuando marchaban a
la guerra llevaban los caciques en la cabeza penachos con vistosas plumas y los
demás guerreros coronas formadas con uñas de fieras. Tanto el jefe como los
súbditos se pintaban la cara y el cuerpo.
En Chiriquí las mujeres usaban una tela en la frente a modo de cinta. Algunas
tribus aplicaban la extravagante y bárbara costumbre de deformarles la cabeza a
los niños recién nacidos, colocándoles él cráneo entre dos tablillas, una en la
región frontal y otra en la occipital.
Las armas y la guerra.
Las armas de que se servían los indios eran: arcos resistentes sacados de una
palmera negra; flechas de madera con las puntas formadas por espinas de
tiburones, de huesos o de dientes de cuadrúpedos; cerbatanas, dardos, mazas,
lanzas de conchas de tortugas y macanas.
El derecho del más fuerte regaló a estas primitivas sociedades, pues para ellas no
había, en rigor, derechos sino hechos. Unas tribus con otras peleaban
frecuentemente por la ambición de acrecentar el territorio, por derribar un cacique
por rivalidades lugareñas. Las hostilidades comenzaban sin declaratoria previa de
guerra, triunfando casi siempre el más fuerte y en igualdad de circunstancias el
más astuto.
La guerra era la escala para ascender a todas las jerarquías y todos los honores;
de ahí que muchos la deseasen para mejorar de condición social. En los saqueos
cada cual era dueño de lo que hallaba, porque no se consideraba hurto la
apropiación de los bienes del enemigo; los prisioneros hechos en el campo de
batalla pasaban a ser esclavos del vencedor, quien les hacía una señal especial,
bien en los brazos, bien en la cara, o les quitaba un incisivo. Comunmente los
tornaba para sí el cacique, quien a su vez regalaba algunos a los aprehensores;
más en las tribus sin gobierno el prisionero pertenecía al que le había echado
mano en el combate.
Las clases sociales.
Cada grupo indígena, alcanzara o no a formar un pueblo, tenía generalmente su
respectivo jefe -el Cacique- súbdito de otro jefe más poderoso -el Tiba- quien
gobernaba sobre una tribu. A este último le estaban subordinadas varias
parcialidades de un mismo idioma, de idénticas costumbres y de creencias
semejantes. El Tiba a su turno dependía de un jefe supremo llamado Quibi ó
Quibián en algunas partes, Jura en otras.
Los españoles, sin embargo, designaban bajo el nombre genérico de Cacique a
todo indio que tuviera mando.
Las clases sociales estaban deslindadas así:
Ocupaban el primer rango los nobles; en seguida los sacerdotes, quienes
desempeñaban al mismo tiempo las funciones de médicos y adivinos; después los
plebeyos, y por último los esclavos, que eran los prisioneros cogidos en la guerra.
A los nobles se les llamaba cabras o sacos; a los sacerdotes, piachas, leres y
tequinas; a los plebeyos chuis; a los esclavos pacos.
Transmisión del señorío. - La Familia.
La regla más común era que el hijo mayor heredase al morir su padre; sin
embargo, cuando éste no tenía sino solo hijas o hermanas, la sucesión pasaba al
hijo de una de las últimas; a falta de ellas al de la parienta más cercana.
En la tribu de Panamá al morir el cacique lo reemplazaba en el gobierno el
hermano que le seguía; no existiendo éste, el hijo de una de las hermanas.
Todo indígena tenía tantas mujeres cuantas pudiera mantener; sin embargo
siempre una era la preferida. Cuando todas vivía juntas, la favorita entonces las
mandaba, pero tratándolas bien.
Industria y comercio.
Algunas tribus fabricaban con barro diversas vasijas de uso doméstico,
instrumentos de música y objetos de adorno; con las plantas textiles hacían
petates, hamacas, redes y cuerdas; con las plumas de las aves primorosas
mantas y coronas; con el algodón telas para vestidos y hamacas; con los metales
preciosos diferentes joyas.
Sus embarcaciones las construían del tronco de los árboles. No disponían de
bestia de tiro ni de carga; así como el transporte marítimo y fluvial se efectuaba en
canoas, piraguas o balsas, el terrestre se hacía sobre hombros de pobres rústicos,
escogiéndose al efecto para el oficio de cargador a las personas que tenían ancha
espalda y robustos brazos.
El comercio se reducía al cambio o permuta de unos efectos por otros, debido ello
ya que desconocían el uso de la moneda. Las ferias, eran muy frecuentes y
concurridas.
Justicia y Religión.
Tenían pena de muerte para el adulterio, el asesinato y el perjurio. Al ladrón le
amputaban un brazo, o una mano o los dedos. Los pleitos entre dos personas los
decidía el cacique y las faltas no muy graves se castigaban con azotes. La fórmula
del juramento consistía en sacarles un diente sin ninguna ayuda de calmante.
Casi todas las tribus profesaban el sabeísmo: creían que el Sol era el Dios creador
de todas las cosas visibles é invisibles; a la Luna la consideraban esposa del
astro-rey, e hijos de este matrimonio a los luceros y a las estrellas.
Los Ngäbere y Buglere adoraban los cerros. Los Tuira llamaban las parcialidades
del Darién, el diablo, espíritu que según ellas intervenía de modo fatal y siniestro
en las cosas humanas.
Había también ateos, como lo testifican los cronistas españoles.
Algunos indígenas creían en la inmortalidad del alma.
Consideraban la muerte como el punto de partida de un largo viaje; de manera
que al morir un cacique era enterrado con sus joyas, sus vestidos, sus armas sus
mujeres y sus esclavos a fin de que le sirvieran en la otra vida tal como le habían
servido en ésta. Se le ponía también gran cantidad de alimentos para que tuviera
con qué sostenerse durante la eterna marcha que iba a emprender. Por tanto, el
concepto que se tenía de la vida futura era puramente material. Los que no creían
en ella eran enterrados solos, sin alimentos ni objeto alguno.
Las tunibas de los indñigenas se llamaban huacas.
No faltaban los sacrificios humanos en una que otra tribu las víctimas eran
esclavos o aves; también la ofrenda consistía a veces en alhajas, frutas, pan de
maíz o sahumerios aromáticos.
Algunos grupos indígenas:

Los cuevas
A la llegada de los españoles, el actual territorio del Darién estaba habitado por los
cuevas, sus vecinos eran los urabaes en la parte oriental del golfo de Urabá, los
kunas al sur, en el área de influencia del río Atrato y diversos grupos con lenguas
diferentes, al occidente en el Chame (Panamá).
Bajo el genérico de "cuevas" se agrupaba un gran número de cacicazgos con una
unidad lingüística de cierta variedad dialectal, los más importantes:
Cacicazgos Localización
Cemaco, Comogre. Vertiente norte de la serranía del Darién.
Careta Sobre el río Tanela.
Joanagra, Capira. Entre Nombre de Dios y el río Chagres.
Bea, Guaturo, Corobarí. Entre los ríos Tanela y Cuti.
Thevaca, Bonaniama, Entre el golfo de San Miguel y el Mar del Norte.
Tecra, Chorita.
Quevore, Chame. En la parte oriental de la serranía del Darién,
hacia el Mar del Sur.

Los conquistadores, que llamaron al territorio "de los indios de la lengua de Cueva,
se establecieron en él a principios del siglo XVI. Fernández de Enciso y Vasco
Núñez de Balboa fundaron Santa María la Antigua del Darién en el cacicazgo de
Cemaco, desde allí atacaron y saquearon pueblos cuevas y kunas, tarea que
continuó Pedrarias luego de trasladar la ciudad a Panamá.
A mediados del siglo XVI, desde la parte alta del río Atrato, los emberá y wounaan
presionados desde los asentamientos europeos (Cali, Buga, Cartago, Toro,
Anserma y Antioquia) desplazaron a los kunas de la parte media del río y estos a
su vez a los cuevas y urabaes.
Los cuevas se extinguieron durante los años de ocupación española ya fuera en
las guerras, las epidemias, el servicio doméstico, la esclavitud; grupos minoritarios
que huyeron se aislaron o se aliaron con los kunas, sus enemigos tradicionales.
Lengua
Se han sugerido conexiones con la familia chocó y chibcha y en menor medida
con la arawak, también que fue una lengua franca utilizada en la región.
Población

Gonzalo Fernández de Oviedo estimó que Castilla de Oro -entre el Cabo Gracias
a Dios y el golfo de Urabá- estaba habitada por 2 millones de personas. Kathleen
Romoli calculó 230.000 habitantes en una superficie de 25.000 km2.
Aspecto físico y vestimenta.
“Los indios de Tierra-Firme, cuanto, a la disposición de las personas, son mayores
algo y más hombres y mejor hechos que los de las islas”, “..., aunque no son
gigantes, sin duda son la mayor gente de los indios que hasta ahora se sabe, y
son mayores que los alemanes comúnmente, y en especial muchos de ellos, así
hombres como mujeres, son muy altos, y ellos y ellas flecheros, pero no tiran con
yerba”.
"Todos los indios comúnmente son sin barbas y por maravilla o rarísimo es aquel
que tiene bozo o algunos pelos en la barba o en alguna parte de su persona, ellos
ni ellas”. Este cuerpo “calungo” es pintado con “pinturas negras y perpetuas”, “los
principales usan estas tinturas en los brazos y en los pechos, pero no en la cara,
sino los esclavos”.
Sobre la forma de vestir: “En algunas partes ellas traen mantillas desde la cinta
hasta la rodilla rodeadas, que cubren sus partes menos honestas, y todo lo demás
en cueros, según nacieron; y los hombres traen un canuto de oro los principales, y
los otros hombres sendos caracoles, en que traen metido el miembro viril, y lo
demás descubierto, porque los testigos próximos al lugar les parece a los indios
que son cosa de que no deben avergonzar; y en mucha provincias ni ellos ni ellas
traen cosa alguna...”
las indias usaban una especie de sostén cuando perdían la firmeza de sus senos,
a los cuales deban gran valor personal y estético: “A las mujeres principales que
se les van cayendo las tetas, ellas las levantan con una barra de oro, de palmo y
medio de luengo y bien labrada, y que pesan más de doscientos castellanos,
horadadas en los cabos, y por allí atados sendos cordones de algodón; el de un
cabo sobre el hombro, y el otro debajo del sobaco, donde lo añudan en ambas
partes”.
Describe también la chaquira, como una sarta de cuentas de caracoles de
diversos colores mezcladas con cuentas de oro y olivetas, que ponen en las
muñecas y tobillos. “...en especial las mujeres que se precian de sí y son
principales traen todas esas cosas en las partes que es dicho y a las gargantas”.
Además, “traen zarcillos de oro en las orejas y en las narices, hecho un agujero de
ventana a ventana, colgado sobre el bozo”.
Vivienda
Había dos tipos: redondas (“en forma de pabellón”) y los bohíos (“hechas a dos
aguas”), con paredes de cañas atadas con bejucos y techos cubiertos de paja (“y
no se llueven las casas, antes es tan buen cubrir para seguridad del agua como la
teja”).
“Las camas en que duermen se llaman hamacas, que son unas mantas de
algodón muy bien tejidas y de buenas y lindas telas, y delgadas algunas de ellas,
de dos varas y tres en luengo, y algo más angostas que luengas, y en los cabos
están llenas de cordeles de cabuya y de henequén...”.
Vivían en pequeñas aldeas dispuestas a lo largo de las terrazas ribereñas o en el
litoral. En el cacicazgo Comagre, Balboa encontró una aldea fortificada, la vivienda
del cacique se destacaba por su suntuosidad, varias habitaciones y decoración
con grandes pilares tallados y tapices.
Sociedad
En los matrimonios no había incesto y las separaciones no eran comunes. “Los
caciques y señores... toman cuantas mujeres quieren, y si las puede haber que les
contenten y bien dispuestas, siendo mujeres de linaje, hijas de hombres
principales de su nación y lengua, porque de extraños no las toman ni quieren, ...;
pero cuando de tales no hay, toman las que mejor les parecen, y el primer hijo que
han, siendo varón, aquel sucede en el estado, y faltándole hijos, heredan las hijas
mayores, y aquellas casan ellos con sus principales vasallos. Pero si del hijo
mayor quedaron hijas, y no hijos, no heredan aquéllas, sino los hijos varones de la
segunda hija, porque aquélla ya saben que es forzosamente de su generación. Así
que el hijo de mi hermana indubitadamente es mi sobrino, y el hijo o hija de mi
hermano puédese poner en duda”. Los españoles consideraban a los cuevas
como la gente "más política" de todo el litoral.
Sobre las relaciones sexuales: “... hay muchas que de grado se conceden a quien
las quiere, en especial las que son principales, las cuales ellas mismas dicen que
las mujeres nobles y señoras no han de negar ninguna cosa que se les pida, sino
las villanas. Pero asimismo llenen respeto las tales a no mezclar con gente común,
excepto si es cristiano, porque los conocen por muy hombres, a todos los tienen
por nobles comúnmente...”.
“... y muchas de ellas, después que conocen algún cristiano carnalmente, le
guardan lealtad si no está mucho tiempo apartado o ausente, porque ellas no
tienen fin a ser viudas, ni religiosas que guarden castidad”.
“Tienen muchas de ellas por costumbre que cuando se empreñan toman una
yerba con que luego mueven y lanzan la preñez, porque dicen que las viejas han
de parir, que ellas no quieren estar ocupadas para dejar sus placeres, ni
empreñarse, para que pariendo se les aflojen las tetas, de las cuales mucho se
precian, y las tienen muy buenas...”.
“... pero cuando paren se van al río y se lavan, y la sangre y purgación luego les
cesa, ..., antes se cierran de manera, que según dicen los que a ellas se dan, son
tan estrechas mujeres, que con pena de los varones consuman sus apetitos, y las
que no han parido están que parecen casi vírgenes”.
Economía
Los pueblos de caciques como Careta y Comogre -de Acla hacia el norte-,
poseían las tierras de mayor riqueza y diversidad. Cazaban puercos y venados en
los cotos de caza, incendiando “la yerba grande” siguiendo la dirección del viento,
los venados cegados por el viento se dirigían a donde los esperaban los indios
que los cazaban con sus “tiraderas de yerros de pedernal”.
Había producción agrícola -a excepción de las zonas anegadizas-, el maíz era el
principal cultivo, además de la yuca y el frijol. Habían domesticado varias especies
de plantas, todas ellas excepto el camote (batata) y el algodón desconocidas en
Europa. Cocinaban los alimentos vegetales sobre las brasas. Con el maíz
fabricaban la chicha, "toman el grano, lo ponen en remojo hasta que comienza a
brotar, pasado lo cual lo hierven y luego dejan en reposo por un par de días", “digo
que es de muy mejor sabor que la sidra o vino de manzanas, y a mi gusto y al de
muchos, que la cerveza, y es muy sano y muy templado, ..., y es la cosa del
mundo que más sanos y gordos los tiene”.
Capturaban manatíes en el mar, y en el río Darién, tortugas, y recogían conchas
marinas en las playas del golfo, y pescaban en los dos mares. “Hay muchos
ciervos, gamos y corzos, ni más o menos que los de Castilla”.
A través de los ríos e incluso los mares, practicaban el comercio con otras
comunidades, sus productos llegaban a mesoamérica, las costas venezolanas y la
región andina. "… cuando los indios no tienen guerra, todo su ejercicio es tractar e
trocar cuanto tienen unos con otros, é así, de unas partes a otras, los que viven en
las costas del mar, o por los ríos, van en canoas a vender de lo que tienen
cumplimiento e abundancia e a comprar de lo que les falta"

LOS INDIGENAS DORACES DE CHIRIQUI


Según la antropóloga Chiricana Olga Linares Tribaldos, algunos de los artículos de
cerámica encontrados en el territorio Boqueteño corresponden a los años 300 a.C.
al 300 d.C (Fase Burica). Estas cerámicas muestran imágenes de tigres, ranas,
lagartos, monos, armados y seres humanos. Tales vestigios materiales evidencian
la temprana presencia del hombre en la región que actualmente se conoce como
Boquete.
La tradición oral y algunos documentos del periodo colonial indican que a la
llegada de los españoles al suelo istmeño, la tribu de los DORACES poblaba los
valles de Boquete y Caldera, así como las llanuras de Dolega y algunas regiones
de Bocas del Toro y Costa Rica. Se cree que este grupo procedía del tronco
indígena de Talamanca.
En su obra Panamá indígena Reina Torres de Araúz, señala que la referencia
escrita más antigua que se tiene de este grupo se remonta a 1622 y fue anotada
por el religioso dominico Adrián de Santo Tomas, quien en una carta dirigida al rey
de España estableció las incidencias de su contacto con los guaymíes y la
estrategia que él consideraba adecuada para conquistar a éstos y a sus vecinos,
los DORACES.
Precisamente fueron los religiosos quienes lograron el primer contacto con los
palenques de los belicosos DORACES y poco a poco fueron ganándolos a su fe.
Los hombres y mujeres de esta etnia eran de piel cobriza y se consideraban
superiores a los guaymíes por su ascendencia, lenguaje y costumbres.
Practicaban una agricultura rudimentaria: sembraban maíz, yuca, plátano y
consumían en abundancia el pixbae.
Los DORACES complementaban su alimentación con la caza, la pesca y la
recolección. Obtenían la sal para preparar sus alimentos con métodos primitivos
de cocinar, el agua era tomada de las costas y los esteros. Sabían hilar y en
rudimentarios telares confeccionaban telas que adornaban con dibujos coloreados,
muy parecidos a los que se encuentran en las obras encontradas en las huacas.
Empleaban la miel que extraían de panales silvestres para endulzar la chicha y el
agua. La bebida favorita de los DORACES era el guarapo. Trituraban el coco y las
nueces de otras palmas para extraer aceite; para ello utilizaban las tumbas o
piedras de moler, instrumentos que todavía suelen verse en algunas residencias
Boqueteñas, especialmente en Caldera, donde se utiliza para la preparación de la
famosa chicha de corozo.
Como todos los grupos humanos, los DORACES, disponían de armas de
combate: flechas, hachas de piedra, hondas y cerbatanas; estas ultimas
elaboradas con caña brava y palma silvestres. Para protegerse, utilizaban una
especie de escudo hecho con cuero de macho de monte y para la pesca usaban
anzuelos confeccionados a base de espinas de plantas y huesos de animales.
Los DORACES, tenían su propio lenguaje y algunas de estas voces quedaron
recogidas en un pueblo visto a través de su lenguaje, obra escrita por la
Dolegueña Beatriz Miranda de Cabal, quien también plasmo los más importantes
cuentos que se tejieron en el seno de esta población indígena.
Remotas leyendas hacen referencia a dos acontecimientos que diezmaron a la
TRIBU DORAZ. La primera relata que una inundación llenó el valle de Boquete; la
otra, cuenta de una invasión de serpientes que descendieron de las montañas con
las crecientes del río Changuinola y obligaron a los indios supervivientes a buscar
las llanuras de lo que hoy es Dolega y Caldera.
Eusebio A. Morales establece que los DORACES jamás se sometieron a las
autoridades españolas, siempre estuvieron en franca rebeldía contra la
dominación extranjera y en muchas ocasiones destruyeron totalmente los
establecimientos coloniales. Sin embargo, debido a los ataques de los indios
mosquitos, procedentes de Nicaragua, los DORACES se vieron obligados a
buscar el amparo de los españoles para evitar su completa aniquilación. Se inició
así el largo proceso de aculturación entre estos dos grupos humanos diferentes, el
indígena y el europeo.
Aunque ya no exista sobre la faz de la tierra el pueblo Doraz, éste no ha
desaparecido totalmente… La sangre de estos valerosos indígenas, al mezclarse
con la española, todavía circula por las venas de los hombres y mujeres que
habitan las tierras Chiricanas.

LOS INDIGENAS PARITA


Desde los tiempos prehistóricos ha habido asentamientos humanos en la
Provincia, tal y como atestiguan numerosos hallazgos arqueológicos. La posición
geoestratégica de Los Santos en el extremo sur de la península de Azuero, su
clima tropical de sabana, así como sus riquezas minerales y agrícolas, forman una
conjunción de factores que hicieron de Los Santos un foco de atracción de otras
civilizaciones.
La historia de Los Santos, como región primero indígena, luego española y
finalmente panameña, comenzó en el siglo XVI, con la conquista de los
cacicazgos de Escoria y París, continuado con la toma de las provincias indígenas
sureñas de Hueré, Guararí, Quemá, Chiracoitia, Usagaña y Guanata y culminado
en lo sustancial con la división territorial de la República de la Nueva Granada en
el año 1850 y la constitución de Los Santos como provincia de Panamá en el año
1945. No obstante también es relevante exponer brevemente la historia anterior
del territorio actualmente integrado en dicha región. La primera presencia humana
en la región data del noveno milenio a.C. en el Neolítico según se ha podido
registrar en los restos fechados más antiguos del Arco Seco en Los Santos. Con el
poblamiento de América del Sur hace 20.000 años cabría esperar que grupos
humanos ya poblaran estas tierras en fechas previas a las documentadas.
Época precolombina
En la época precolombina la península era conocida como Parita y estaba
habitada por una gran cantidad de amerindios que étnicamente, probablemente
estaban emparentados con los Ngäbe. Según descripciones de Andagoya y
Espinosa, algunos eran más altos y barbudos que los otros indios del istmo y no
compartían la misma lengua. A la llegada de los castellanos, los habitantes de la
península de Parita vivían en núcleos de población principalmente a lo largo de las
cuencas hidrográficas de la región, conformando un territorio al que denominaban
cacicazgo o provincia. Se dedicaban principalmente a la pesca, caza y agricultura
sobre todo el cultivo del maíz.
Las provincias indígenas de Parita conformaban una confederación que se
denominaba Parita. Esta era regida por el cacique Antataura, Cutatara o Cutara, a
quien los castellanos llamarían París. Parita deriva del vocablo de origen ngäbe
Pari-ba que significa Confederación de Pueblos, por el hecho de que el cacique
París regía una confederación de pueblos, que en su mayor extensión incluyó
hasta los cacicazgos de Chame. La sede del cacicazgo inicialmente se localizaba
en el Asiento Viejo a orillas del río del Asiento Viejo; pero, sería trasladada
posteriormente a orillas del río de los Mahizales, probablemente en el cerro Juan
Díaz.
En 1515, el cacique París controlaba el valle del río de los Mahizales y el del río
del Asiento Viejo, y bajo su dominio se encontraban las provincias de Usagañá
que era conocida por los diablos o tuyraes, Quemá, Chiracoitia o Chiracona,
Guararé o Guararí, Hueré o Huera y Guanato. La provincia de Escoria era la única
que no formaba parte de la confederación, pero brindaba apoyo en tiempos de
guerra a los cacicazgos de Parita, ya que mantenía lazos familiares con París al
estar casado con una de sus hermanas.
Por lo general las provincias indígenas de Parita se extendían desde la costa
hasta las tierras altas a lo largo de un río, con dos excepciones: las tierras altas
adyacentes de los caciques Parita y Escoriá que eran controladas por los caciques
Quemá y Usagañá, respectivamente. Cada territorio cacical tenía un pueblo
principal o asiento, donde vivía el Tiba, separado unos 23-38 km del siguiente
asiento, aunque sus séquitos podían mudarse a otros asentamientos dentro del
cacicazgo. Si bien la sociedad cacical estaba basada en rangos y no era del todo
igualitaria, existía cierta fluidez entre los mismos. El rango superior lo
representaba el Tiba o señor, los cabras o guerreros, las espavés o mujeres del
cacique, y el inferior los esclavos que eran capturados en las batallas. Según
Espinosa y Andagoya, era una sociedad basada en la guerra o guacabara, y este
último, quien dedicó minuciosas descripciones sobre el cacique París, cuenta que
el Tiba París había vencido a un ejército de guerreros caníbales que vinieron por
mar desde Nicaragua dos años antes de la llegada de los europeos a Parita.
Grupos indígenas actuales de Panamá
Ngäbe-Buglé
El territorio Ngäbe-Buglé abarca un área de 6968 km² y su población se estima en
213 860 habitantes en 2018, lo que da una densidad de población de 30.7
habitantes por km². Su población desciende fundamentalmente de ngäbes. Las
minorías étnicas principales son los buglés y los campesinos, pero conocidos en
conjunto como los Ngäbe-Buglé.
Política: En el 2012 los indígenas Ngäbe y Buglé adoptaron un sistema destinado
a integrar su gobierno tradicional con el sistema panameño moderno, como tal los
Ngäbe-Buglé tienen autoridades administrativas oficiales (un gobernador, un
vicegobernador, un alcalde para cada distrito y un representante por cada
corregimiento dentro de cada distrito) estos son elegidos por el pueblo o
dedignado por el gobierno nacional y autoridades tradicionales incluyen un
congreso que está dirigido por un presidente general del congreso y tres
presidente regionales del congreso que trabajan en conjunto con un jefe general y
3 jefes regionales y un jefe para cada distrito.
Aspecto Social: La comarca Ngäbe-Buglé pertenece a una unidad cultural común
que comparte, pese a las diferencias regionales, con las comunidades
noroccidentales de Panamá, bañadas por la costa caribeña en el norte y el
Pacífico en el sur. Esta unidad cultural, que hunde sus raíces en la época
precolombina, ya fue reconocida en el siglo XVI por el navegante europeo
Cristóbal Colón con el nombre de Beragua y comprendía el territorio desde la
actual provincia de Bocas del Toro hasta el río Chagres, tanto en la costa caribeña
como del Pacífico. Sus habitantes fueron llamados guaymí, palabra buglere para
denominar a los ngäbes.
Economía: Actualmente su principal actividad es la agricultura de subsistencia y
sus principales cultivos son maíz, arroz, fríjol, yuca, ñame y plátano. Una parte de
los ngäbe es originaria, migró definitivamente o migra estacionalmente a Costa
Rica, para trabajar en las plantaciones de café. Otras formas de obtener ingresos
son el trabajo en las plantaciones de banano y la venta de sus artesanías en sitios
turísticos y a la vera de las carreteras de Panamá. También las mujeres ngäbe
elaboran, entre su artesanía tradicional, elementos que les sirven para su
vestimenta y de sus familias y para la venta, al igual que los hombres elaboran el
famoso sombrero pintado que es parte de la vestimenta del campesino panameño.
Religión: el grupo religioso más grande dentro de los Ngäbe-Buglé es aquel que le
rinde culto a la religión mama tadta donde las figuras principales son la Virgen
María y Jesucristo.
Guna
Los gunas viven mayormente en el noreste de Panamá en un vasto rosario de
aldeas asentadas en alrededor de 360 islas y arrecifes (con un total de 61.707
habitantes en 2000), donde poseen colectivamente tres comarcas indígenas:
(Guna Yala, Madugandí y Wargandí); en las provincias de Panamá, Colón y
Darién
Política: La antigua estructura social de las gunas se ha ido fortaleciendo a través
de sus Congresos Locales (comunidades) y Generales (comarca), mantienen una
fuerte cohesión del grupo y han podido conservar el poder de decisión sobre las
actividades que se realizan en su territorio y ejercer el control sobre los recursos
naturales y el aprovechamiento de otros recursos de la región. En la actualidad la
institución política fundamental del pueblo guna es la gran Casa del Congreso,
Onmaked Nega, que funciona en cada comunidad y que constituye un centro
consultivo, deliberativo y ejecutivo a la vez cívico y ceremonial. El mismo
simbolismo de la Casa del Congreso indica que ésta es presidida pero no
dominada por los Sailas, líderes de las comunidades.
Aspecto social: el origen de la danza y la música guna, es imprescindible
mencionar a los dos grandes personajes promotores de la cultura guna: Olowa
música guna. Dice la tradición que todos ellos procedían de un lugar llamado
Kuligun Yala, donde la música y la danza fueron desarrolladas en su máximo
esplendor en las riberas del río Kuligun
Economía: La economía está basada en la agricultura, pesca y caza, con una
larga tradición de comercio internacional
Religión: Profesan la religión Bag Igala que es más que todo relatos de historia
oral que constituyen la realidad vivencial kuna que converge en el camino a la
morada de Pava y Nana, la divinidad de los creadores.
Emberá
La población estimada Embera Katio es de 33.280 personas, los Departamentos
con mayor concentración es Antioquia de igual manera se presenta población en
los Departamentos de Chocó y Córdoba. De los cuales en las áreas Urbanas se
concentran 5.185 personas pertenecientes a Embera Katio
Política: La parentela, base de la organización social, está integrada por el padre,
la madre, los hijos de la pareja y sus respectivas familias. La autoridad la ejerce el
jefe de familia, generalmente una persona mayor. Su organización política recae
en el cabildo, figura que, a pesar de ser esencial para las relaciones externas de la
comunidad, no ha desplazado el poder de las autoridades tradicionales para
establecer formas de control social. Al igual que para los demás grupos Embera, el
Jaibaná, hombre o mujer, tiene una función de gran importancia en el manejo de la
vida mágico-religiosa del grupo.
Aspecto Social: En los indígenas Embera se presentan diferencias culturales
debido al medio en el que viven. Así los Embera están constituidos en dos
grandes grupos: Dobida y Eyabida. Los Dobida son la gente cuyo modo de vida
gira en torno al río: sus casas y huertos están a orillas del río, la pesca es una
actividad permanente. Entre los Eyabida que se encuentran los Embera Katío y los
Embera Chamí. Los Eyabida comparten la historia prehispánica y colonial de los
Embera, caracterizada por su continua resistencia a las incursiones
conquistadoras hasta el siglo XVII, cuando la mayoría de los pueblos huyeron
hacia las selvas. Este pueblo se destaca por la dispersión de sus asentamientos
ubicados sobre las cuencas de los ríos, en donde han desarrollado por cientos de
años una cultura adaptada a los ecosistemas de selva húmeda tropical.
Economía: El sistema de producción se basa en la agricultura de selva tropical, en
parcelas donde cultivan café, cacao, chontaduro, maíz, fríjol y caña de azúcar,
entre otros productos. Además, practican la caza, la pesca, la recolección y en
menor medida, la extracción de madera y oro.
Religión: Aunque no existe entre los emberá una religión propia, sus creencias se
nuclean alrededor de un jaibanismo que se basa en fuerzas invisibles llamadas
jais; ellas constituyen la esencia de cosas, fenómenos naturales, animales,
personas, y se manifiestan en figura de animal; solo el jaibaná puede verlas y
controlarlas y pertenecen a al mundo de lo natural.
Wounaan
El pueblo indígena Wounaan, desde hace más de cinco siglos, vive a orillas del río
San Juan en los límites de los departamentos de Chocó y Valle del Cauca.
Política: la figura del cacicazgo tradicionalmente fundamental, paulatinamente va
siendo reemplazada por cabildos locales y zonales. Anualmente se reúnen todos
los miembros que habitan un mismo río o quebrada para elegir las autoridades
que los representen; todos los individuos votan: hombres, mujeres y niños.
Aspecto Social: En la cosmogonía Wounaan Ewandama es el héroe cultural que
creó el mundo y a la gente del Río Baudó (Consejo Superior de la Judicatura). Los
ancianos waunaan heredan a las siguientes generaciones las costumbres,
creencias y normas de su sociedad, a través de relatos, consejos y
conversaciones, propios de la tradición oral, además de que les instruyen en todos
los oficios y papeles con los que deben desenvolverse en su comunidad.
Economía: En la división sexual del trabajo los hombres se dedican a la tumba del
monte, la construcción de las viviendas, la preparación de colinos de plátano para
la siembra, cacería, la pesca con lente y chuzo o con anzuelo, la talla de madera y
las transacciones comerciales. Las mujeres se dedican a la limpieza y la
preparación de piezas de cacería y pesca y alimentos en general, el transporte de
las cosechas de plátano.
Religión: En lo que respecta a la religión los misioneros han superpuesto, en grado
variable, la creencia religiosa cristiana; pero en su mayoría es practicado el
chamanismo por el jaibaná, respetado y temido a la vez por su capacidad de hacer
tanto el bien como el mal.
Bri Bri
Bri bri, indios de los bosques tropicales del este de Costa Rica y Panamá,
estrechamente asociados con la gente de Talaman en Panamá y también con los
guaymianos. Su lenguaje pertenece a la familia Chibchan.
Política: Hay consejos de distrito y personas elegidas relacionadas con el
municipio de la ciudad, cuyas preocupaciones son el mantenimiento de carreteras,
el bienestar y la coordinación con el gobierno nacional. Hasta la década de 1930,
la gente Boruca tenía la estructura de una comunidad corporativa colonial con el
asesoramiento de ancianos y fideicomisarios. Los Bribri y Cabécar mantienen
parcialmente la estructura jerárquica del clan en el el siglo XX.

Aspecto Social: Las ceremonias católicas públicas, como las que conmemoran los
santos patronos, la Navidad y la Semana Santa, también son eventos importantes.
El Boruca preservó dos celebraciones coloniales. El Día de los Negritos, celebrado
del 6 al 8 de diciembre, conmemora la llegada de los españoles y su rechazo por
el Boruca. Siete a diez jugadores hacen ataques contra una cabeza de caballo
esculpida por el maestro de ceremonias. La cabeza del caballo simboliza el
español; Está encendido y simbólicamente quemado. Durante este juego de baile,
los jugadores deben calumniar sus palabras, sustituir los fonemas y cambiar el
orden de las frases. El tambor y la flauta se tocan.
Economía: Esta cultura de los Bribri eran agricultores, dependiendo principalmente
de maíz, frijoles, mandioca, patata dulce y otras raíces, calabazas, melocotones y
cacao. A partir de la era colonial, ellos incorporaron completamente varios tipos de
plátanos y plátanos, arroz y, más tarde, café.
Religión: El Bribri-Cabécar pertenece a la Iglesia Católica, a diferentes
denominaciones protestantes ya la fe bahá’í. Algunos revitalizaron el sistema de
creencia tradicional, que incluye un único creador con quien las personas se
relacionan a través de los chamanes, pero no a través de súplicas individuales.
Naso Tjër Di
Los Teribes, Naso o Tjër Di son un grupo indígena localizado al noroeste de la
República de Panamá, específicamente al oeste de la provincia de Bocas del
Toro, en un área de 1.300 km², este territorio abarca gran parte de la cuenca del
río Teribe y del río San San. Existen alrededor de 3.500 habitantes.
Política: El pueblo Naso o Teribe, es regido por un Rey, desde tiempos
inmemorables. Según la tradición, sólo los varones podían acceder al trono y el
cargo era vitalicio. Cuando moría el Rey, el título recaía en el hermano que le
seguía en edad.
Aspecto Social: Las familias poseen un núcleo monogámico, pero varían la
cantidad de miembros por familia en varias localidades. No poseen actualmente
ritos tradicionales para el matrimonio. Viven en casas de madera, con techos de
hojas de palma de tipo yambú; generalmente estas viviendas están situadas en
lugares altos, para protegerse de las fuertes crecidas del río Teribe.
Economía: Los naso tejër di practican la agricultura y pesca de subsistencia. Los
habitantes hablan el idioma teribe, aunque la mayoría también sabe hablar el
español.
Religión: una minoría de los teribes profesan la religión católica, aunque
tradicionalmente creen en Sibö, Dios supremo y autor de la creación del mundo.
También profesan una veneración muy respetada al río Teribe, del cual la llaman
Gran Abuela y que ha servido de sustento para la etnia en general.
Conclusión

Gracias a este trabajo e podido aprender mas sobre el papel que desempeño la
iglesia en la época colonial, también e reforzado mi conocimiento de los grupos
originarios que existieron en Panamá así como donde se encontraban, algunos
conflicto que llegaron a tener y también aspectos sociales como su cultura
vivienda y familia.

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