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Escuela Alemana

Referentes:

1) Otl Aicher: Se le considera el precursor de la identidad corporativa, un reconocimiento


que viene vinculado al desarrollo de pictogramas: esas figuras de fácil y rápida
comprensión en búsqueda de un lenguaje comprensible internacionalmente. Consigue
una asimilación visual sencilla gracias a la disposición matemática de los elementos en
una rejilla de forma que se alcanza una mayor claridad en la comunicación gráfica. Lo
pone en práctica con éxito en la renovación de la imagen de la línea de productos
Braun en 1954, en la que trabaja junto a Hans Gugelot.

Uno de sus mayores hitos fue la identidad de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972
de donde se encargó de la creación de la tipografía, el mapa de colores y formas para
definir carteles, folletos, tickets, etc. Gracias a su concepto de diseño, creó
aplicaciones visuales flexibles y coherentes que se alejaban de una uniformidad
aburrida y obvia. Aicher comparó este sistema con una gramática que, bien diseñada,
permite una aplicación lúdica libre. Así consiguió la simplificación de los pictogramas
que identificaban cada deporte creados para los juegos de Japón.

En los años 80, recibe otro encargo importante, esta vez por parte de bulthaup. A
Aicher se le debe el lanzamiento de system b, un sistema de cocinas basado en una
reevaluación del trabajo en la cocina. Basada en la ergonomía, la cocina se convierte
en un espacio vital en lugar de un punto de trabajo. Fruto del estudio encargado por el
fabricante de cocinas, Aicher publica su libro La cocina para cocinar y surge “una nueva
filosofía de la cocina que apuesta por la honestidad en la función y los materiales y por
la reducción a lo esencial. En primer plano se encuentran el placer, la cocina y la
comunicación”.

2) Tomás Maldonado: conocido por promover la ejecución de una práctica artística


basada en un pensamiento científico, lógico y analítico. Oriundo de Buenos Aires, su
interés por las vanguardias comenzó a manifestarse durante su etapa como estudiante
de la Escuela Nacional de Bellas Artes, a partir de la publicación de un manifiesto en
contra del academicismo, y los “filisteos” avalados por los premios del Salón Nacional.
Estimulado por corrientes como el cubismo, el futurismo, y el constructivismo, en 1944
fundó la revista Arturo, donde revela una expresión del arte abstracto de corte
geométrico. Dos años después, publica el Manifiesto Invencionista y crea del
movimiento Arte Concreto Invención, con el que apuntaba a un arte de rigurosa
observancia «no figurativa», exento de sugerencias subjetivas, intuitivas o irracionales.
Antes del golpe de Estado que sufre la Argentina en 1955, Maldonado viaja a Alemania
invitado por el discípulo de la Bauhaus Max Bill, donde comienza a dar clases en la
Hochschule für Gestaltung de la ciudad de Ulm. Años después, como miembro del
rectorado de la institución, decide modificar el programa de estudios, para incluir
materias como Semiótica, Física y Arquitectura, con el objetivo de proporcionar
rigurosidad científica al estudio. Además, plantea el distanciamiento de la fase
expresionista de la Bauhaus, como rechazo a la prioridad del factor estético en el
trabajo de diseño. Radicado en Italia desde 1964, trabajó en distintos proyectos de
diseño y se desempeñó como docente y académico en distintas universidades,
principalmente la de Bologna. A lo largo de su carrera, Maldonado publicó varias
decenas de libros dedicados al diseño, la proyección, el medio ambiente y la filosofía
técnica, entre los que se destacan: Max Bill, La esperanza proyectual, El diseño
industrial reconsiderado, y Hacia una racionalidad ecológica.

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