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Apuntes TCI Tema 3
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Índice
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3.3 La percepción
3.3.1 Definiciones y elementos de la percepción
Usar los cinco sentidos, percibir, es el medio principal que los sujetos tenemos
para acceder al entorno, para entrar en relación con él.
Se hace referencia a Fred Dretske, cuando define la percepción en The
Cambridge Dictionary of Philosophy, editado por Robert Audi. La percepción
sería la ‘extracción y uso de información sobre el propio entorno
(exterocepción) y el propio cuerpo (interocepción) (…)’.
Podemos distinguir, en la percepción, los siguientes elementos:
a) El percipiente (el sujeto, el yo).
b) El objeto percibido.
c) La experiencia sensorial (visual, auditiva, táctil, olfativa o gustativa).
d) La relación entre el objeto percibido (o perceptible) y el sujeto. El objeto
produciría una experiencia sensorial en el sujeto percipiente.
También es posible diferenciar entre modos de referir la percepción:
a) La percepción simple, tomando la percepción de la que se trate por sí
misma (por ejemplo, ver la pantalla frente a mí).
b) La percepción de ser (miro hacia la pantalla y tengo la percepción de que
es rectangular).
c) El percibir que (percibo que la pantalla ‘es’ rectangular).
Bertrand Russell, en su teoría de los datos de los sentidos, explica que, ante un
simple ejercicio perceptivo, como fijarnos en una mesa, cuando este se analiza
con rigor, aparecen las confusiones.
Una parte importante de las teorías epistemológicas será desdeñar las fuentes
de conocimiento mencionadas. Se menciona la distinción entre apariencia y
realidad.
3.3.2 Percepción, realismo ingenuo, relación causal e indirecta
Si seguimos con el ejemplo de Russell, cuando miramos hacia la mesa
simplemente ‘vemos la mesa’ y la mesa es tal como nos aparece ser. Esta
perspectiva puede ser descrita como realismo ingenuo, y es la que defendería
cualquier persona de manera ordinaria.
El realismo ingenuo ignora ciertos problemas o confusiones en los que puede
caer el sujeto percipiente, y parte de la base de tomar los objetos de
percepción como cosas reales externas al sujeto percipiente. Serían objetos
externos porque estarían ahí independientemente de que alguien los vea.
Audi define el realismo perceptivo, que defiende los siguientes puntos:
a) La percepción parece necesitar de un elemento causal. La causa de que yo
vea algo, por ejemplo, es un objeto que está ante mis ojos.
b) El objeto aparece ante mí.
c) El objeto de mi percepción debe ser una cosa real externa.
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Russell salva el abismo entre los datos de los sentidos y los objetos físicos
o el mundo externo de objetos con la defensa de la alta probabilidad de
poder afirmar que los objetos existen, pero no deja de seguir siendo un
problema la disociación entre el sujeto perceptor con respecto al mundo
externo de los objetos físicos. Esta es una consecuencia problemática del
realismo indirecto.
Conviene ver cómo el filósofo define idea y cualidad: todo aquello que la
mente percibe en sí misma o que es objeto inmediato de percepción,
pensamiento o entendimiento es llamado idea. La potencia para producir
cualquier idea en la mente es la cualidad del sujeto en quien reside ese
poder.
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3.4 Memoria
3.4.1 Definiciones y elementos de la memoria
Muchas doctrinas relativas a la memoria tienen que ver con lo que ya hemos
visto sobre la percepción. Según Carl Ginet, la memoria sería la ‘retención o
capacidad de retener la experiencia pasada o la información previamente
adquirida’.
Esa capacidad de conservación o retentiva (retention) la vemos a ver analizada
por Locke: según él, la percepción es la puerta de entrada y el primer paso al
conocimiento, pero la retentiva es otra facultad que aproxima al conocimiento.
Locke puntualiza dos modos de ejercitación de la retentiva: la contemplación y
la memoria.
a) Contemplación: conservar por algún tiempo a la vista la idea que ha sido
traída a la mente.
b) Memoria: poder revivir otra vez en nuestra mente aquellas ideas que,
después de quedar impresas, han desaparecido o sido puestas a un lado.
La memoria es como el almacén de nuestras ideas.
Uno de los problemas consiste en ser capaces de indicar en qué consiste la
memoria, o en qué consiste la retención. La memoria necesita de tres
elementos que se unifican en una única instancia de esta retentiva:
a) Un momento o estado del aquí y el ahora, actual.
b) Un momento o estado pretérito del sujeto cognoscente o pasado.
c) Un momento y estancia en el que se conecta el estado actual con el
pasado. Se requiere que se produzca en el sujeto este tipo de relación
interna y correlativa: conectivo.
Otra distinción interesante es la siguiente:
a) Memoria episódica o eventual: recordar un evento que se ha presenciado
previamente.
b) Memoria factual: recordar un hecho previamente aprendido.
La diferencia anterior es importante porque relaciona a la memoria con el
testimonio como posible fuente del conocimiento. Otro punto importante es el
de la fiabilidad: ¿hasta qué punto podemos confiar en nuestra memoria? Se
mencionan el consenso y la poca capacidad de comprobación de los hechos
presentes en la memoria.
Ginet se pregunta cómo justificar el recuerdo para epistemizarlo. Si el
argumento para justificar la memoria depende de la misma memoria, esta
demanda de máxima fiabilidad supondría un argumento circular e infinito.
Otra doctrina posible, la más común, es aceptar como un requisito para esa
fiabilidad el hecho de confiar en la memoria a no ser que una contra-evidencia
desmienta o falsee esa impresión de fiabilidad. De otro modo, convertiríamos
en sujeto de una prueba diabólica una facultad necesaria para decir que
sabemos algo. Esta postura consiste en confiar en nuestra memoria mientras
no tengamos otras razones concretas y claras para creer que esta no es fiable.
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3.5 Testimonio
3.5.1 Definiciones y elementos del testimonio
Vamos a ver dos posturas clásicas, en particular la de Hume del
reduccionismo. En este caso nos va a servir la definición de testimonio de
Elizabeth Fricker: ‘el testimonio es el acto de decir, incluida cualquier aserción
que aparentemente pretenda impartir información, con independencia del
marco social. (…) El testimonio puede ser sincero o insincero y puede expresar
conocimiento o prejuicios carentes de base. Cuando expresa conocimiento, y
es justamente creído, ese conocimiento se transmite a sus receptores. (…) El
conocimiento de segunda mano puede ser ulteriormente transmitido, dando
lugar a extensas cadenas de testimonio, pero en cualquier caso esas cadenas
empiezan siempre en el testimonio de un testigo visual o de un experto.’
El problema fundamental del testimonio está en cómo justificar nuestra
creencia en el conocimiento testimonial, dado que se está ante una fuente, por
sí misma, indirecta, que demanda poder indicar algún modo de confiar en ella:
encontrar una sólida justificación para creer en la información recibida a través
de la vía testimonial.
Un tratamiento clásico de esta desconfianza del testimonio se encuentra en
Locke. El lugar en el que se puede encontrar una discusión más amplia es en
el Libro IV (Del conocimiento) del Ensayo sobre el entendimiento humano, en
particular, en su capítulo XVI (De los grados del asentimiento).
Locke afirma que el asentimiento debe normarse (regularse) de acuerdo con
los fundamentos de la probabilidad. Se introduce la diferencia entre
demostración y probabilidad.
Hay grados del asentimiento que se correlacionarán con el principio general de
la probabilidad. Si la experiencia de todos los hombres concuerda con la
nuestra, se puede afirmar que entonces se está ante una seguridad
(probabilidad) cercana al conocimiento. También se afirma que se está ante
una alta probabilidad si, según Locke, se está ante un testimonio honrado y su
naturaleza es indiferente de la cosa (algo que no apela al interés de los
testimonios).
El problema se da cuando se produce un choque entre la experiencia y los
testimonios: cuando los testimonios contradicen la experiencia común,
chocando con el curso ordinario de la naturaleza o entre sí, dice Locke.
Locke afirmará que, en general, cuanto más remoto sea el testimonio de la
tradición, menor será su valor probatorio. El filósofo salva la utilidad de la
historia siempre que esté sustentada por pruebas convincentes y suficientes
(no, por ejemplo, en un único testigo).
3.5.2 Reduccionismo
Hume enfrenta con el reduccionismo el problema del testimonio. La forma del
filósofo se puede encontrar en su discusión sobre los milagros en Investigación
sobre el entendimiento humano, sección X.
Hume ve un problema de base en aquello que se fundamenta en una supuesta
evidencia que no supera cualquier tipo de prueba fehaciente. El filósofo explica
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que la información directa de los sentidos es más fiable que una cadena de
testimonios.
Hume no se muestra proclive respecto a lo anterior a aceptar el testimonio por
el simple hecho de apelar a la autoridad. Para atacar lo que le parece un nido
de superstición y fanatismo, el filósofo usa el reduccionismo: esta estrategia
consiste en reducir la justificación testimonial hasta dar con una justificación
que sea no-testimonial.
Hay otro modo de justificación testimonial diferente al reduccionismo que
consiste en creer en un testimonio hasta que aparezca una evidencia que te
permita dudar de él.
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3.6 La razón
3.6.1 Definiciones y elementos de la razón
Se alude al racionalismo: la posición que sostiene que la fuente del
conocimiento humano (la fuente esencial) es la razón. Su par contrapuesto, el
empirismo, sostendría que esta es la experiencia.
La razón puede jugar un papel predominante en el acceso al conocimiento
frente a la experiencia sensitiva, frente a la revelación de un ente omnisciente o
frente una autoridad institucional, por ejemplo.
Siguiendo a Markie, se pueden establecer dos primeros sentidos de razón:
a) Razón como habilidad intelectual: según esta concepción, decir que se
emplea la razón supondría decir que se usan nuestras habilidades
intelectuales. Esta es una definición muy general.
b) Razón como facultad o capacidad intelectual distintiva: este sentido es
el que más nos interesa; es el sentido que tenemos en cuenta cuando
hablamos de racionalismo. Se apunta a usar la razón para poder llegar a la
aprehensión de verdades autoevidentes o, partiendo de ellas, deducir toda
una serie de conclusiones. Con este sentido se supone que con la razón se
puede llegar a creencias absolutamente ciertas o infalibles.
Se pueden entender también tres diferentes significados de racionalismo:
a) Racionalismo psicológico: la razón como facultad del pensar sería
superior a la voluntad o a la emoción.
b) Racionalismo metafísico: se afirma que la realidad es racional.
c) Racionalismo epistemológico: se afirma que la racionalidad es la fuente
de conocimiento que tiene primacía.
Una consecuencia importante del racionalismo epistemológico es que con él
fundamentamos un conocimiento basado en la certeza, a diferencia de lo
ocurrido con el conocimiento sensitivo.
La estructura del conocimiento y de la justificación según el racionalismo
epistemológico sería la del fundacionalismo, pues se afirma que el
conocimiento se construye deductivamente a partir de una base sólida de
principios autoevidentes y se defiende que estos principios son estructurales.
3.6.2 Razón, ideas innatas, analítico/sintético, a priori/a posteriori
Veremos la diferenciación de los juicios según Kant. Se mencionan sus
Prolegómenos en relación con lo anterior. La diferencia entre los juicios
analíticos y sintéticos es la siguiente:
a) Juicios analíticos: meramente explicativos, no agregan nada al contenido
del conocimiento. No dicen nada en el predicado sino lo que ya estaba
realmente pensado en el concepto del sujeto.
b) Juicios sintéticos: son amplificativos, aumentan el conocimiento dado.
Aumentan el conocimiento al agregar algo al concepto.
La diferencia de los juicios a priori y a posteriori es la siguiente:
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3.7 La consciencia
3.7.1 La consciencia como (problemática) fuente del conocimiento
Robert Audi reflexiona sobre este tema. Actualmente, sobre la consciencia se
sigue teniendo una concepción esquiva: como mucho, se ha llegado a definir
más la introspección o la autoconsciencia.
Se hace referencia a Manfred Frank y su artículo Fragmentos de una Historia
de la Teoría de la Autoconciencia desde Kant a Kierkegaard. El filósofo dice
que, si miramos el esquema de la autoconsciencia en la filosofía moderna
europea, esta noción es algo así como su mínimo común denominador.
Se dice, sobre lo anterior, que filósofos como Descartes, Kant o Fichte
utilizaron la autoconsciencia como el principio desde el cual hacer posible la
deducción de todas aquellas proposiciones de las que se puede afirmar su
validez (o sobre las que la filosofía busca validez).
La incontestabilidad del fundamento anterior no está exenta de reacciones
críticas: resulta difícil poder afirmar precisamente aquello que se buscaba: la
incontestabilidad de la validez de las proposiciones deducidas a través de o
desde la autoconsciencia.
Se introduce a Nishida Kitaro (1870-1945), un pensador japonés. Se comenta
la modernidad japonesa posterior al cierre del país para evitar la colonización, y
a la apertura de Japón forzada por los Estados Unidos (barcos en los puertos
japoneses). Se menciona la relación entre Nishida y Husserl.
3.7.2 Situar la consciencia en el sistema nishidiano en torno a la
‘experiencia pura’
La primera obra importante de Nishida se titula Estudio sobre el bien, o
Indagación del Bien. En esta, el filósofo formula el problema de la conciencia,
en qué consiste y cómo se relaciona con la conceptuación del yo o la
subjetividad. La noción ‘experiencia pura’ sirve para seguir discutiendo el
planteamiento filosófico sobre el yo/no-yo.
Se menciona a James W. Heisig, que comenta que la filosofía de Nishida es,
de principio a fin, una filosofía de la mente. Incluso hoy en día se estudian las
cuestiones de Nishida en relación con la filosofía de la mente.
Tanto en la filosofía europea como en la del este asiático se encuentran
propuestas que subrayan la entidad del yo y el concepto mismo de sujeto.
También se encuentran propuestas no-ontológicas, que critican que sea posible
justificar algo como un yo ontológico.
En las propuestas no ontológicas, sustentadas en la concepción de un no-yo,
se encuentra una crítica que rechaza los planteamientos que aceptan el
esencializar o hacer sustancial la noción filosófica del yo.
En los planteamientos no-ontológicos no se acepta la idea de estar ante un yo
singular que es un existente siempre presente. Se concede que eso que
representamos como yo no es nada más que la descripción ficticia del flujo
constante de contenidos de la experiencia.
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Hume es un autor clave para entender las propuestas filosóficas del no-yo. En
su Tratado de la naturaleza humana, se define el yo como un conjunto de
percepciones que se conectan. Según el filósofo se suele olvidar que eso que
se llama ‘mente’ o ‘yo’ es una ficción. Nishida conoce la obra de Hume, en
parte por su estudio sobre la idea de causalidad del autor.
En la primera obra publicada por Nishida, Estudio sobre el bien, se encuentra la
génesis de los problemas filosóficos que irá desarrollando en los años
siguientes. Aunque el título sugiere que el anterior se trata de un estudio sobre
ética, en el libro no se encuentra la sola exposición de un sistema ético, aunque
esta también esté presente, pero en las últimas partes del libro.
Nishida toma prestado el término ‘experiencia pura’ de uno de los padres de la
psicología moderna, William James. La elección de este término denota el
interés del filósofo japonés por el empirismo radical, el pragmatismo y la
psicología. Se menciona a otro autor importante en el momento: Wilhelm
Wundt.
Con la expresión ‘experiencia pura’ o su sinónimo a lo largo del libro
‘experiencia directa’, Nishida intenta revisar algunos presupuestos habituales
en el desarrollo filosófico europeo: cuestiones sobre epistemología y cuestiones
sobre el planteamiento ontológico. Se menciona otro especialista en Nishida,
que es Maraldo.
Maraldo explica que Nishida intenta plantear otro foco de entrada hacia la
relación epistemológica. Tradicionalmente, siempre partimos de una estructura
dual entre sujeto y objeto; Nishida establece un sistema de carácter no dual:
primero habría una experiencia pura, en la que no habría diferenciación entre
sujeto y objeto; después, se daría la separación. Nos podemos preguntar si la
filosofía de Nishida se puede situar entre las realistas o entre las idealistas.
La experiencia pura es el primer intento por parte de Nishida de sistematizar
una estructura no dual. Para Nishida, la epistemología, que habitualmente
asume la estructura dual, acepta una concepción de la experiencia indirecta
(aquella que ya ha pasado por el momento divisor entre sujeto cognoscente y
objeto de conocimiento). Frente a lo anterior, Nishida trata de edificar un
tratamiento epistemológico que iniciase desde una experiencia directa o pura,
en la que todavía no hubiese surgido una estructura dual.
Para el filósofo, experimentar significa conocer los hechos tal y como estos
son, antes de juzgar que una experiencia procede de un objeto externo y antes
de juzgar de qué tipo es el hecho experimentado: en un estado de
indiferenciación. Habitualmente, decimos que alguien (sujeto) percibe (a través
de los sentidos) algo (objeto). Nishida pretende darle la vuelta a ese dualismo
implícito en el modo de percibir: él propone que alguien (sujeto) experimenta
algo (objeto).
En este punto, seguimos sin saber si estamos en una propuesta realista o
idealista. El percibir tal y como los hechos son recuerda a un realismo directo,
pero hablar de consciencia (presente en la experiencia pura no dual) nos lleva
a una filosofía de carácter idealista. Nishida emplea la noción de experiencia
pura en dos sentidos: como modo de conocer (principio epistemológico), y
como forma fundamental de la realidad (principio ontológico).
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