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Seminario de Fenomenología
Trabajo Final
Introducción
En el presente trabajo nos proponemos abordar el fenómeno del Eros a partir de
la filosofía de la alteridad propuesta por el filósofo contemporáneo de origen lituano:
Emmanuel Lévinas. Siempre desde la premisa fenomenológica de que aquello que se da
es mucho más de lo que podemos llegar a describir. Haremos epojé en la necesidad de
perder el eros para “recuperarlo en la meditación universal sobre sí mismo”. 1
Comenzaremos planteando algunas ideas sobre el Eros en la filosofía de Platón y la
teología mística para siguientemente problematizarlo en la sociedad occidental actual
desde planteos del pensador sur coreano: Byung-Chul Han que sostiene que este se
encuentra en agonía.
Historizando el Eros
Para este primer apartado nos remitiremos en primera instancia al diálogo
platónico El Banquete en el cual Eros es mitológicamente explicado por el filósofo
antiguo. En la reflexión sobre el amor, una extranjera de Mantinea de nombre Diótima,
instruye a Sócrates cuando este le pregunta sobre los padres del Amor. Ella comienza a
narrar el origen del mismo luego del festín por el nacimiento de Venus, donde Poros
(abundancia) en estado de embriaguez y Penia (pobreza) en estado de penuria
concibieron al Amor que por su herencia materna es pobre, para nada bello y delicado,
sin calzado y errante, peleando con la miseria y; desde el linaje paterno, busca lo bueno
y bello, es cazador hábil, perseverante, hambriento de saber, filósofo encantador, ni
mortal ni inmortal, término medio entre la sabiduría y la ignorancia. Por esta naturaleza
el Amor ama lo bello, es decir, la sabiduría y aquel que ama lo bello aspira su posesión
en pos de su propia dicha.2
Por otro lado, anteriormente en el discurso de Aristófanes, este dice que
intentará dar cuenta del poder del Amor comenzando por la explicación de la naturaleza
humana y sus modificaciones. Así, en un comienzo existían tres clases de hombres:
varón, mujer y un tercero conteniendo los dos sexos, llamado andrógino. Ellos,
vigorosos e insolentes tuvieron la intención de llegar al cielo para guerrear con los
dioses quienes, por castigo, disminuyeron sus fuerzas separándolos en dos.
“Hecha esta división, cada mitad hacía esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había
sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo
de entrar en su antigua unidad (…)”3
1
HUSSERL E., Meditaciones cartesianas, México, Fondo de cultura económica, 1996, 231.
2
Cf. PLATÓN, El Banquete, México, Biblioteca digital ILCE, 338-341.
3
Ibíd., 321-322.
2
Un Eros en agonía
El filósofo Sur Coreano Byung-Chul Han en su obra La agonía del Eros, realiza
una lectura crítica respecto a la sociedad contemporánea actual y su egoísmo de base
que intenta hacer de la diferencia, su mismidad, asimilando la otredad. Será necesario,
dice el prólogo del libro, “reinventar el amor” 6 que se halla amenazado o bastante
enfermo a causa del excesivo individualismo en que se vive.
“La preocupación por referirlo todo a su precio en el mercado, la dimensión del interés con
el que hoy se organiza el comportamiento de los individuos. El amor, en el fondo de su
verdad, es en efecto rebelde a todas esas normas del mundo contemporáneo -el mundo del
capitalismo globalizado-, por la simple razón de que no es, en absoluto, un simple pacto de
coexistencia agradable entre dos personas, sino la experiencia radical (…) de la existencia
del otro”. 7
4
Cf. Ibíd. 322.
5
Cf. SAN BUENAVENTURA, Itinerario de la mente a Dios, Madrid, Biblioteca de autores cristianos,
1945, 565-567.
6
BYUNG-CHUL HAN, La agonía del Eros, Barcelona, Herder Editorial, 2017, 9.
7
Ibíd., 9-10.
3
Los efectos de una relación consigo mismo, exagerada hasta volverse patológica,
se pueden constatar en los casos de depresión, considerada la enfermedad narcisista de
quien está agotado de sí. La depresión se constituye de esta forma contraria al Eros que
constantemente conduce al sujeto hacia otro u exterioridad. 12 “El Eros hace posible una
experiencia del otro en su alteridad, que saca al uno de su infierno narcisista (…) pone
en marcha un voluntario vaciamiento de sí mismo”.13
La sociedad del rendimiento, como le llama nuestro autor, se halla dominada por
el verbo modal poder; ahora bien, señala que el Eros se manifiesta en la relación con
otro que trasciende toda forma de poder y rendimiento, adoptando como verbo modal
negativo el no poder poder. Así la alteridad que se sustrae a toda forma de poder es
constitutiva de la experiencia erótica.14 En el amor positivado como sexualidad del
rendimiento, el cuerpo toma el valor de mercancía y el otro queda sexualizado tomando
la forma de objeto
excitante y consumible, siendo despojado de su alteridad. 15 El amor positivado se torna
fórmula de disfrute al que se le pide engendrar sentimientos agradables, quedando libre
8
Cf. Ibíd., 11.
9
Ibíd., 20.
10
Cf. Ibíd., 21.
11
Ibíd.
12
Cf. Ibíd.
13
Ibíd., 22.
14
Cf. Ibíd., 31.34.
15
Cf. Ibíd., 35.
4
Un Eros infinito
Emmanuel Lévinas, filósofo lituano de origen judío inspirado en la
fenomenología de su maestro Edmund Husserl que describe al fenómeno como “lo
dado”, lo que se representa y presenta a la conciencia sin más, 17 desarrolló la idea del
Otro como principio; determinando así a la ética como filosofía primera. La primacía la
tiene el Otro que, al aparecer como fenómeno saturado, 18 intuición que excede la
intencionalidad del “yo”, subyuga, se impone reclamando responsabilidad ante su
realidad frágil y miserable. La mismidad se torna con Lévinas, en primer lugar,
responsabilidad, solidaridad o diaconía ante la alteridad sin poder substraerse a ella o
dominarla, es anterior a todo acto voluntario.19
Respecto al encuentro con la alteridad, el filósofo utiliza la expresión “liturgia”
en la obra, en el encuentro con el Otro,20 término religioso referido al culto u oficio de lo
sagrado y de máxima importancia si consideramos la adherencia al judaísmo por parte
del autor. De este modo la relación con la exterioridad no procede de la necesidad, del
apetito egoísta, sino que busca siempre el deseo del Otro, tomando como punto de
partida un ser al que no le falta nada o bien más allá de lo que pueda faltarle o
satisfacerlo. La alteridad significa en sí misma por lo cual en el pensamiento ético
levinasiano, jamás se busca que el Otro se convierta en el Mismo como hemos venido
planteando en los desarrollos anteriores con Platón, San Buenaventura y el eros agónico
Chulhansiano.21
El advenimiento del Otro radica en una presencia que aparece ante nosotros,
abriendo una entrada, una visitación. Entra como un extraño, un absoluto, 22 siendo su
desnudez indigencia que suplica ser acogida.23 La propia conciencia tiene como piedra
angular la responsabilidad ética, poniendo en cuestión todo egoísmo y pretensión de
16
Ibíd., 37.
17
Cf. HUSSERL E., Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, Fondo de
cultura económica, 1949, 58-59.
18
Cf. MARION JL., Acerca de la donación, Buenos Aires, Universidad Nacional de San Martín, 2005,
20-35.
19
Cf. LÉVINAS E., La huella del otro, México, Taurus Alfaguará, 2000, 63.
20
Cf. Ibíd., 56-57.
21
Cf. Ibíd., 59.
22
Cf. Ibíd., 60.
23
Cf. Ibíd., 61.
5
24
Cf. Ibíd., 62.
25
Cf. LÉVINAS E., Descubriendo la existencia con Husserl y Heidegger, Madrid, Editorial Síntesis,
2005, 246.
26
Cf. Ibíd., 247.
27
Ibíd.
28
Cf., Ibíd., 275.
29
Cf. LÉVINAS E., Totalidad e infinito, Salamanca, Ediciones Sígueme, 2002, 265.
30
Ibíd.
31
Ibíd.
32
Ibíd., 266.
6
33
Ibíd.
34
Cf. Ibíd., 266.
35
Ibíd., 267.
36
Cf. Ibíd.
37
Cf. Ibíd.
38
Ibíd., 267-268.
39
Cf. Ibíd., 268.
40
Ibíd.
7
impaciencia misma que se sorprende por su fin en el dirigirse hacia un sinfín. 41 Una no
significancia que queda sostenida en la significancia de la alteridad del rostro que en su
manifestación nos impone el fundamento ético de ser-para-el-otro, expresado en el ser
buenos.42 Es la posesión lo más alejado al Eros, puesto que, al poseer al Otro, lo hago en
tanto que él me posee, extinguiéndose la voluptuosidad en la posesión donde cada uno
es amo y esclavo a la vez. Surge entonces la cualidad de la impersonalidad de la
voluptuosidad por la cual nos vemos impedidos de considerar la complementariedad
entre amantes.43 Por esta cualidad decimos que:
“La voluptuosidad apunta, pues, al otro, pero su voluptuosidad es voluptuosidad de la
voluptuosidad, amor del amor del otro (…) el amor busca lo que no tiene la estructura del
ente, sino lo infinitamente futuro, lo que se ha de engendrar”.44
Conclusión
Al promediar provisoriamente nuestra reflexión en torno al fenómeno del Eros,
optamos por el pensamiento levinasiano por su cualidad de filosofía primera de la
relacionalidad con lo totalmente Otro, siempre infinito e inapresable que supera las
definiciones del amor como complemento o nostalgia de completitud ante la unidad
perdida. El amor en la fenomenología levinasiana se manifiesta como un fenómeno que
no trasciende sin equívocos, puesto que incluye tanto al placer como egoísmo de dos y;
al tiempo abierto del porvenir más allá del ser, dado en la relación ética paternidad-
filialidad que rompe el replegamiento solipsista de todo narcisismo contemporáneo
hallado en la relación patológica y exagerada del sujeto consigo mismo.
Bibliografía
41
Cf. Ibíd., 269-270.
42
Cf. Ibíd., 271-272.
43
Cf. Ibíd., 275-276.
44
Ibíd., 276.
45
Cf. Ibíd.
46
Cf. LÉVINAS, E., Ética e infinito, La balsa de la Medusa, Madrid, 2000. 62.
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