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Instituto de Filosofía
Curso: Filosofía III: El neokantismo
de Ernst Cassirer
Profesor: Hernán Pringe
Alumno: Kevin Tarud
Santiago de Chile
30 julio 2020
El objetivo de la presente monografía es describir y analizar, en sus lineamientos
fundamentales, el concepto de causalidad que Ernst Cassirer despliega en el sexto capítulo de
su obra Determinismo e indeterminismo en la física moderna: estudios históricos y
sistemáticos del problema de la causalidad. A partir de lo expuesto principalmente en este y
otros capítulos de dicha obra, intentaremos dilucidar el rol que la causalidad cumple como
principio invariante para el conocimiento de las mediciones, las leyes, y de los principios que
rigen los fenómenos estudiados por la física moderna.
1 CASSIRER, E (1986) El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas. Tomo II.
México. Fondo de Cultura Económica. Traducción de Wenceslao Roces. Pág. 713.
2 Véase, CASSIRER, E (1956). Determinism and Indeterminism in Modern Physics. Historical and Systematic
Studies of the Problem of Causality. Londres. Cambridge University Press. Traducción de O. Theodor Benfey.
Pág. 55.
De enunciados de mediciones a enunciados de principios en la física
En efecto, del mismo modo en que Russell amplió y corrigió su teoría de conjuntos
mediante su teoría de tipos en la lógica matemática, demostrando que no es lógicamente
permisible considerar un miembro de un conjunto y al conjunto mismo como si ambos
pertenecieran a un mismo orden, Cassirer busca distinguir, en la física de su tiempo,
enunciados que también pertenecen a órdenes cualitativamente diferentes, con distintos
niveles de invarianza. Dichos órdenes son: enunciados que conciernen mediciones,
enunciados que conciernen leyes y, por último, enunciados que conciernen principios.
Pasaremos a analizar cada uno de ellos a continuación.
Los enunciados de medición son, para Cassirer, el nivel más básico, o la puerta de
entrada al mundo de la física, en tanto ciencia de la naturaleza. Lo que caracteriza a estos
enunciados es su carácter objetivo e invariante con respecto a las meras percepciones
individuales o modificaciones de un estado subjetivo. Según el autor, “los enunciados de
resultados de mediciones representan el primer paso de esa transición decisiva que lleva del
mundo de lo dado al mundo del conocimiento científico, del mundo de los sentidos al mundo
de la física. La transformación de los datos de percepción inmediatos en aquellas
determinaciones en que entran los conceptos de medición y número es la condición para
cualquier juicio físico4”.
En línea con lo anterior, el autor asevera que la física “como sistema está enraizada en
elementos formales específicos[...] Estas formas elementales, sin embargo, encuentran su
realización genuina solo en las determinaciones concretas proveídas por los enunciados de
resultados de mediciones. Solo mediante estos últimos, pueden los conceptos y juicios de la
física referirse a un objeto y, así, alcanzar su significación y validez objetiva. Lo que la física
llama un ‘objeto’, en último término, no es más que un agregado de números
característicos5”(destacado propio).
Los enunciados de medición, el primer nivel de la física, nos permiten sintetizar una
multiplicidad intuitiva en un “aquí-de este modo 6” concreto y objetivo. No obstante, la tarea
de unificación de esta ciencia de la naturaleza va más allá de estos enunciados. Es necesario
describir las condiciones necesarias y universales que determinan las mediciones de
magnitudes particulares. En este punto, según Cassirer, accedemos a un segundo nivel de
invarianza, ahora con respecto a las mediciones. Se trata de los enunciados que conciernen
leyes, que nos permiten pasar de un “aquí-de este modo” a un “si- entonces7”.
Los enunciados de leyes, el segundo nivel de la física, nos permiten situar las
mediciones en un ‘todo’ coherente y ordenado y, de esta manera, permiten las predicciones
de comportamiento de fenómenos físicos, no restringidos a un ‘aquí y ahora’ particular. “Un
experimento que buscara describir únicamente los procesos que ocurren en un laboratorio
particular y solo en el instante de medición a partir de algunos instrumentos, no tendría,
obviamente, ningún valor metodológico. Designaría meramente un caso singular que no
podría ser insertado en la continua cadena de observaciones e inferencias físicas. Esta
inserción requiere la presuposición de que lo que se establece en un experimento particular
pueda ser transferido de lugar a lugar, de instante a instante, de que podamos, en un cierto
sentido, desplazarlo completamente sin alterar nada de la naturaleza de su verdad[...] 9”
(destacado propio).
De este modo, vemos que los enunciados de leyes constituyen una dimensión
fundamental de la física, puesto que nos permiten reducir la complejidad del mundo intuitivo
en una serie de postulados formales simples, que actúan como un sistema invariante con
respecto a las mediciones, de la misma forma que estas últimas servían de invariantes con
respecto a las meras percepciones individuales. Sin embargo, el autor sostiene que en la física
existe un orden de invarianza aún más elevado que el de las leyes, que sería el de los
enunciados de principios. Estos últimos constituirían el tercer nivel de la física.
El carácter omnicomprensivo de los principios es lo que los sitúa por encima de las
leyes de la naturaleza. Según el autor, “Los principios no son en sí mismos leyes, sino reglas
para buscar y encontrar leyes[...] El poder y valor de los principios físicos consiste en esta
capacidad para una ‘sinopsis’, para una perspectiva comprensiva de dominios enteros de
realidad11”(destacado propio). Así, a partir de los principios se deducen las leyes de la
naturaleza, siendo los primeros invariantes con respecto a estas últimas. Independientemente
de que se llegue a principios por un proceso inductivo, una vez que se conocen estos últimos,
se puede ‘inferir’ leyes a partir de ellos.
14 Véase, KANT, I (2002) Crítica de la razón pura. México. Editorial Taurus. Traducción de Pedro Ribas.
Pág. 215.
15 CASSIRER, E (1956). op. cit. Pág. 58.
16 Véase, KANT, I (2002). op. cit. Pág. 220.
enunciado directo acerca de las cosas, debe ser comprendido como un enunciado acerca de
nuestro conocimiento empírico de las cosas17” (destacado propio).
De esta forma, observamos que Cassirer se muestra en general de acuerdo con los
postulados de la filosofía crítica de Kant en lo que respecta a la causalidad como una
categoría trascendental, necesaria para la posibilidad de la experiencia, cuyo uso se restringe
exclusivamente al ámbito de esta última. Así, con respecto a la aplicación objetiva de las
categorías, afirma Kant: “La diversidad contenida en una intuición que llamo mía es
representada, por medio de la síntesis del entendimiento, como perteneciente a la necesaria
unidad de la autoconciencia, y ello ocurre gracias a la categoría 18” (destacado en el original).
Lo que es complementado por Cassirer cuando afirma: “La ley causal, por lo tanto, no debe
ser vista como una idea innata en la que podamos confiar simplemente en base a su
evidencia. Por el contrario, su validez debe ser demostrada para la naturaleza, para los objetos
de la experiencia, pero al mismo tiempo restringido a la naturaleza 19” (destacado en el
original).
De este modo, para Cassirer, a diferencia de lo planteado por Kant, existe una
complementariedad entre el estatuto trascendental de la causalidad y su condición de juicio
regulativo. Esto volvería la noción de causalidad en el principio más elemental de la física, ya
que mediante ella se tiene en mira su unidad sistemática, a la vez que el principio invariante
más jerárquico. “La búsqueda de leyes cada vez más generales es una característica básica, un
principio regulativo de nuestro pensamiento. Es precisamente este principio regulativo, y
nada más, que llamamos ley causal. En este sentido, es dado a priori, es una ley
trascendental: pues una prueba de ella desde la experiencia no es posible 22” (destacado
propio).
El principio de la causalidad, por lo tanto, puede ser considerado como una de las
funciones puras, trascendentales, que contribuye de un modo esencial para la síntesis de lo
El principio causal en tanto función pura es lo que permite, por lo tanto, llevar a cabo
la síntesis de lo diverso o de ‘lo dado’ en la intuición en una unidad para el entendimiento,
síntesis que, como dijimos en un comienzo, según Cassirer, es el verdadero fruto de la
filosofía crítica. De este modo, queda de manifiesto la interdepencia de las funciones puras
del entendimiento con la materia de la sensibilidad, lo general con lo particular, o el sujeto
con el objeto.