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Qué es la tipología textual?

Existen diferentes tipos de textos que podemos identificar por sus


características. Algunos se centran únicamente en informar,
mientras que otros tienen la intención de contar una historia;
otros más intentan convencernos de un hecho y otros
simplemente pretenden describir un objeto, una acción, etc.

A esta reunión de variaciones y puntos en común que


reconocemos en los textos como diferencias y semejanzas entre sí,
lo llamamos tipología textual; se forman categorías de clasificación
en las que podemos determinar cuál es la función de un texto, de
acuerdo con el mensaje que se quiere transmitir, así como el
género al que pertenece.

Según Loureda (2009), “[…] La clasificación estable de los textos


sirve para poder hacer predicciones sobre la organización y el
contenido de los textos a partir de sus estructuras” (p. 54); es
decir, el desarrollo de esta habilidad nos permite identificar cierta
regularidad en el comportamiento de los textos que podemos usar
a nuestro favor; por ejemplo, para poder identificar mejor un
mensaje en un texto que necesitamos comprender, cuando
estudiamos un tema, podemos extraer mejor las ideas principales
y ser capaces de transmitir con mayor claridad nuestros propios
mensajes.

Resulta fundamental saber determinar cuál es la modalidad


discursiva que debe imperar en un texto escolar —por ejemplo, un
ensayo, una monografía o una reseña académica—, para que seas
capaz de adaptar los rasgos que sean pertinentes en el
cumplimiento del formato correspondiente.

Aunque existen muchas maneras de clasificar los textos, se puede


partir de diferentes puntos para determinar sus semejanzas;
mencionamos, a continuación, los elementos que se deben tener
en cuenta para determinar la pertenencia de un texto a cierta
clasificación:

 Los rasgos puramente textuales: Se toma en cuenta el tipo de


palabras que se utilizan en su elaboración: los verbos, cuando se
cuenta una historia o los adjetivos cuando se describe un objeto.
Esta clasificación se centra exclusivamente en las características
internas del texto.
 Factores comunicativos:Se fija la atención en la intención del
hablante, en la relación entre los interlocutores, en la condición
del oyente, en la situación comunicativa y en el contexto y la
función global del texto.
 Una combinación de los dos puntos anteriores: Para esta
postura, resulta tan importante considerar los rasgos internos
de un texto como los externos para determinar cuál es su lugar
entre los diferentes tipos de textos. Generalmente, este punto
de vista considera que los textos son una construcción
heterogénea, por lo que los textos son una combinación de
diferentes tipos de textos al mismo tiempo.

La tipología textual más eficiente fue iniciada por Werlich, que


toma en cuenta el segundo punto de vista, para relacionar la
forma del texto con los procesos de categorización de la realidad
por medio del pensamiento (Loureda, 2009).
Dicha clasificación se divide en los siguientes tipos: descripción,
narración, exposición y argumentación. Básicamente, las
modalidades discursivas nos acercan a un fin determinado; los
textos, por la forma de transmisión de información, los
denominaremos literarios y académicos. Estas tipologías textuales
no se encuentran aisladas, pues algunas de ellas son compatibles
en sus características. Iniciemos por estudiar las tipologías
textuales que nos ayudarán a ejercitar nuestra redacción.

Tipología textual

Descripción
La descripción es una de las tipologías textuales básicas en la vida
escolar y el entorno cotidiano. Día con día, describimos los
objetos, personas, situaciones de nuestras diversas actividades.
Describir es un procedimiento mediante el cual se presenta un
objeto, situación, persona, contexto real o imaginario, mediante la
palabra, a otro individuo; tiene la misión de mostrar algo a otros,
destacando sus propiedades extrínsecas e intrínsecas. Hay
quienes podrían clasificarla como un texto que, con palabras, pone
en presencia de alguien, algo real o imaginario.

En la escritura académica, estos requerimientos son constantes,


sobre todo, cuando se trata de mostrar procedimientos,
evoluciones históricas, marcos contextuales de un hecho científico
o humanístico, etc. Por lo pronto, consideremos que una
descripción tiene ciertas especificidades:

a) Anclaje:
b) Reformulación:
c) Caracterización:
d) Tipos de relación:

Al estructurar lo anterior en un esquema descriptivo, queda lo


siguiente:

Anclaje:"Búho en tierra"

Reformulación: "Una lechuza a ras de piso"


Partes Propiedades Asoci

•Cuerpo •Esponjado •Intel


•Cabeza •Plumaje grueso e impermeable •Cultu
•Rostro •Mirada penetrante •Apre
•Pico •Blanco y gris • Noc
•Patas •Limpio •Visib
•Ojos redondos •Natu
•Sapie

Ahora, con los elementos anteriores, podemos redactar una


descripción de forma ordenada, secuenciada, que parte de los
elementos más básicos de este animal, hasta los entornos diversos
en donde se le puede encontrar o imaginar:

Búho en tierra
El búho o “lechuza a ras de piso” tiene un cuerpo firme; sus patas son
visibles, la cabeza muestra un rostro con pico y ojos redondos; su
plumaje es grueso, blanco con gris, esponjado y limpio, y su mirada
resulta penetrante. A los búhos se les asocia con la inteligencia humana,
la cultura, el aprendizaje, pero también con la noche, la buena visión, la
naturaleza nocturna y, mitológicamente, con la sabiduría. Los podemos
encontrar en los bosques y logotipos de escuelas y universidades, en
películas de suspenso, zoológicos —en los aviarios—, ocasionalmente, en
panteones y su imagen está en muchos uniformes escolares de kínder.
Por supuesto que esta descripción es totalmente perfectible, pero
es un inicio para redactar una más compleja. Ahora bien, es
importante que notemos el uso que tienen aquí los signos de
puntuación. El punto y coma separa las partes de las propiedades,
pues ambas están muy vinculadas entre sí, con una pausa más
amplia. Por su parte, el punto y seguido nos ayuda a distinguir
entre la asociación y el contexto del animal. En este caso, no se
recomienda el uso del punto y coma porque ambas secuencias
descriptivas son más independientes que las anteriores.

Podemos apreciar que la descripción es una modalidad discursiva


rica y polifacética, pues depende de la precepción subjetiva de
quien describe y de la cual podemos obtener gran provecho al
momento de escribir, siempre y cuando se someta a nuestros
requerimientos comunicativos, es decir, al propósito comunicativo
de nuestra producción textual.

La narración

La necesidad de contar historias tiene una larga tradición escrita


de más de 5000 años; sin embargo, es una práctica bastante más
antigua que probablemente acompañó al ser humano desde su
nacimiento. Esta ancestral práctica cultural permitió el desarrollo
de la vida en sociedades, a tal grado que nos hemos acostumbrado
a incluirla en nuestras conversaciones cotidianas sin detenernos a
reflexionar en ella.
Por eso, ante la dificultad de distinguir su presencia, nos
enfocaremos en reflexionar sobre sus componentes que nos
permitirán definirla. La narración es una sucesión de
acontecimientos, en donde le ocurre “algo” a “alguien”. Es la
expresión de un evento, organizado de una determinada forma, en
donde uno o varios sujetos se transforman, a partir de una
secuencia de acontecimientos, siempre vertida por una voz. En
este sentido, debemos aclarar que esta modalidad discursiva está
presente tanto en el ámbito cotidiano y real, como en el ficticio.

Dentro de una historia dirigida por un narrador, los personajes se


desplazan a través de una sucesión de acontecimientos, mismos
que son relatados por la voz narrativa al mando de los hechos; en
algún momento de la historia, hay un suceso que transforma la
ruta de los acontecimientos; todo esto ocurre necesariamente en
unas coordenadas espaciales y temporales que el narrador puede
explicitar o no, pero siempre existen de manera literal o sugerida.
Veamos brevemente en qué consiste cada elemento:

Exposición/Argumentación

En vista de las características que estas técnicas discursivas


comparten, revisaremos dos que normalmente se presentan
juntas y que son de suma presencia en el mundo académico, toda
vez que hemos leído y convivido con esta modalidad discursiva a lo
largo de nuestra formación académica media y, ahora, superior; se
trata de la exposición y la argumentación.
Exposición
Los textos expositivos son aquellos que buscan presentar, de
forma objetiva y clara, un fenómeno de la realidad; consisten en
presentar ante un público, especializado o no, una determinada
realidad. Por tanto, exponer significa efectuar la manifestación
objetiva de un contenido o tema, con la finalidad de que otros
conozcan uno o varios aspectos de esa circunstancia, siempre de
forma objetiva. Ahora bien, la exposición como modalidad
discursiva tiene especificidades que nos permiten situarla como el
discurso escrito que mejor expresa aspectos académicos, es decir,
textos que buscan sistematizar conocimiento. A continuación, te
mostramos las características generales de dicha estructura
discursiva:

Estructuras expositivas
Los textos expositivos se clasifican en inductivos, deductivos o
analógicos y contienen esquemas de organización que
corresponden a diversas estructuras expositivas. A continuación,
te presentamos las básicas.

Argumentación

Por su parte, los textos argumentativos se centran en que nuestro


interlocutor considere o apoye nuestras opiniones, juicios valorativos,
posturas ideológicas, perspectivas estéticas, en fin, nuestro punto de vista
respecto con una determinada realidad (Hernández, 2016); para ello, la
argumentación debe echar a andar una compleja maquinaria de recursos
estrechamente vinculados con la estructuración del pensamiento crítico.

Lo anterior resulta una necesidad en esta modalidad discursiva, pues, a


diferencia de otras formas textuales estudiadas, la argumentación
requiere del análisis para apoyar la postura del locutor o enunciador; esto
sólo sucede si la opinión o postura, respecto con esa parcela de la realidad
de la que opinamos, está apoyada en hechos verídicos, en la exposición
pertinente de informaciones, la narración de una historia ilustrativa, la
descripción de un fenómeno, los datos consultables y fidedignos, la
exposición de las voces de una o varias autoridades intelectuales o
teóricas en la materia tratada, la sabiduría popular respaldada de
ejemplos y la información expuesta por medios de comunicación serios y
con credibilidad comprobada. A estos apoyos se les
denomina argumentos (Hernández, 2016). Los elementos que constituyen
la estructura de la argumentación se muestran en el siguiente esquema:
Elementos del texto argumentativo

MarcoTesisArgumentosGarantía o
regla generalFuenteCalificadorReserva

En conclusión, la exposición, como modalidad discursiva, está presente


dentro de otras estructuras discursivas más complejas; un ejemplo de ello
es la argumentación, pues para defender cabalmente una postura se
requiere mostrar los componentes de cierta realidad, hecho, idea o
concepto. Por tanto, en el mundo académico y profesional, es común
encontrar textos que combinan las diversas modalidades discursivas, a
favor de un proyecto de escritura más amplio. Por ello, no debemos
extrañarnos si en una novela encontramos la exposición de un tema,
hecha por un personaje o por el narrador mismo, aunque su modalidad
discursiva mayor sea la narración.

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