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Carles David Castaño Cid

NIUB: 20417132

Necesidades de soporte de las


personas en presencia conjunta de
discapacidad intelectual y trastornos
de salud mental
Carles David Castaño Cid
NIUB: 20417132

Marco conceptual

La presencia de discapacidad intelectual (DI) y trastornos mentales (TM) concurrentes es


un tema complejo y desafiante que requiere una comprensión integral de las necesidades
de apoyo de las personas afectadas. La discapacidad intelectual, caracterizada por
limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y el comportamiento
adaptativo, afecta aproximadamente al 1-3% de la población (Maulik et al., 2011). Los
trastornos de salud mental, por otro lado, prevalecen en aproximadamente el 20-30% de
las personas con DI (Cooper et al., 2007). La coexistencia de estas condiciones está
asociada con una variedad de desafíos, incluida una mayor vulnerabilidad al abuso, la
negligencia y la discriminación, una menor calidad de vida y mayores tasas de
hospitalización y mortalidad (Lunsky et al., 2013).
Este trabajo tiene como objetivo proporcionar una descripción general completa de las
necesidades de apoyo de las personas con DI y TM concurrentes. Las siguientes secciones
discutirán la prevalencia y los tipos de TM en personas con DI, el impacto de los TM en
la DI, los desafíos de diagnóstico y evaluación, y el papel de la familia, los cuidadores y
los profesionales a la hora de brindar apoyo.

Prevalencia y tipos de trastornos de salud mental en personas con


discapacidad intelectual

La prevalencia de TM en personas con DI varía según la población y la metodología


utilizada en los estudios. Sin embargo, en general se acepta que los TM son más comunes
en personas con DI que en la población general (Cooper et al., 2007). Los TM más
comunes en personas con DI son los trastornos de ansiedad, los trastornos del estado de
ánimo y los trastornos del comportamiento (Deb et al., 2001).
Los trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de
pánico y el trastorno de ansiedad social, son prevalentes en personas con DI. Se estima
que la prevalencia de los trastornos de ansiedad en personas con DI está entre el 10% y
el 20%, cifra superior a la prevalencia en la población general (Deb et al., 2001).
Los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y el trastorno bipolar, también son
comunes en personas con DI. Se estima que la prevalencia de trastornos del estado de
ánimo en personas con DI está entre el 5% y el 10%, similar a la prevalencia en la
población general (Deb et al., 2001).
Los trastornos del comportamiento, como el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH) y el trastorno de conducta, también son comunes en personas con
DI. Se estima que la prevalencia de trastornos del comportamiento en personas con DI
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está entre el 10% y el 20%, cifra superior a la prevalencia en la población general (Deb
et al., 2001).

Impacto de los trastornos de salud mental en la discapacidad intelectual

La presencia de TM en personas con DI puede tener un impacto significativo en su


funcionamiento, calidad de vida y necesidades de apoyo. Los TM pueden exacerbar los
síntomas de la DI, como deterioro cognitivo, dificultades de comunicación y problemas
de conducta (Lunsky et al., 2013). El TM también puede conducir a una mayor
vulnerabilidad al abuso, la negligencia y la discriminación, una menor participación
social y comunitaria y mayores tasas de hospitalización y mortalidad (Lunsky et al.,
2013).

Desafíos de diagnóstico y evaluación

El diagnóstico y la evaluación del TM en personas con DI puede ser un desafío debido a


varios factores, que incluyen dificultades de comunicación, deterioro cognitivo y la
presencia de conductas desafiantes (Lunsky et al., 2013). El uso de evaluaciones y
herramientas de diagnóstico estandarizadas puede no ser apropiado para personas con DI,
y pueden ser necesarias adaptaciones para garantizar evaluaciones precisas y confiables
(Lunsky et al., 2013).

El papel de la familia, los cuidadores y los profesionales en la prestación


de apoyo

Las necesidades de apoyo de las personas con DI y TM concurrentes requieren un enfoque


multidisciplinario y holístico que involucre a familiares, cuidadores y profesionales
(Lunsky et al., 2013). La familia y los cuidadores desempeñan un papel crucial a la hora
de brindar apoyo emocional y práctico, promover la participación social y comunitaria y
defender los derechos y necesidades de las personas afectadas (Lunsky et al., 2013).
Los profesionales, como psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales, desempeñan un
papel fundamental en la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento del TM en personas
con DI (Lunsky et al., 2013). El uso de prácticas basadas en evidencia, como la terapia
cognitivo-conductual, la medicación y las intervenciones psicosociales, es esencial en el
tratamiento del TM en personas con DI (Lunsky et al., 2013).
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Necesidades de soporte

Las necesidades de soporte de las personas con presencia conjunta de discapacidad


intelectual (DI) y trastornos mentales (TM) son complejas y requieren una atención
especializada y multidisciplinaria. A continuación, se detallan las necesidades de soporte
que considero más relevantes:

- Reconocimiento de las necesidades específicas: primeramente, es fundamental


reconocer las necesidades específicas de las personas con DI y TM. La Ley
39/2006 reconoce disposiciones para la valoración y estimación de estas
necesidades, estableciendo un nuevo derecho para la atención especializada de
estas personas

- Detección y diagnóstico preciso: La detección, diagnóstico y tratamiento


correcto de los trastornos mentales en personas con DI son cruciales, ya que la
presencia de enfermedades mentales reduce aún más la capacidad de la persona
para funcionar de manera adaptada

- Atención sanitaria: la mayor parte de estas personas necesitan atención sanitaria


diaria debido a sus problemas de movilidad y/o enfermedades crónicas; hay que
considerar que gran parte de esta población se encuentra en la tercera edad, por lo
que los cuidados que necesitarán son aún más importantes. Para ello, se requiere
la asistencia de enfermeros, médicos y otros profesionales de la salud que velen
por el bienestar físico de estas personas. En el caso de que el paciente resida con
su familia, ésta también puede encargarse de brindarle la atención sanitaria que
requiere, aunque las visitas a profesionales son muy recomendables en todo caso.

Otra forma de intervenir sobre el bienestar físico de estas personas es mediante


actividades psicomotoras, como por ejemplo sesiones de gimnasia semanales.
Estas sesiones son cruciales para mantener y mejorar su movilidad, ralentizando
el deterioro físico producido por la edad y haciéndoles más autónomos e
independientes para realizar sus actividades diarias.

- Farmacología: el consumo de medicamentos o psicofármacos es imprescindible


para la mayoría de los pacientes con TM y DI. Los fármacos ayudan a controlar
síntomas psiquiátricos, mejorar la función cognitiva, prevenir crisis, aumentar el
bienestar y apoyar el tratamiento terapéutico.

- Atención social: la atención social para personas con TM y DI es fundamental


para garantizar su bienestar y calidad de vida. Esta atención se centra en
proporcionar apoyo en diversas áreas de la vida diaria, promover la inclusión
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social y facilitar su participación en la comunidad. Estas son algunas de las formas


en que se puede ofrecer atención social a estas personas:

o Apoyo en la vida diaria: esto incluye asistencia con actividades básicas


de la vida diaria, como la higiene personal, la alimentación, la vestimenta
y el mantenimiento del hogar. Dependiendo del nivel de necesidad de cada
persona, puede implicar la asistencia de cuidadores profesionales o el
apoyo de familiares y amigos.

o Apoyo emocional y psicológico: las personas con trastorno mental y


discapacidad intelectual pueden enfrentarse a desafíos emocionales y
psicológicos significativos. Por lo tanto, es importante proporcionarles
apoyo emocional y psicológico, ya sea a través de terapia individual,
grupos de apoyo o actividades recreativas que fomenten el bienestar
emocional.

o Promoción de la autonomía: es importante fomentar la autonomía y la


independencia en estas personas, siempre respetando sus capacidades y
limitaciones. Esto puede implicar el desarrollo de habilidades de vida
diaria, la toma de decisiones autónomas en la medida de lo posible y la
participación en actividades que promuevan la independencia.

o Acceso a servicios de salud mental especializados: las personas con


trastorno mental y discapacidad intelectual pueden necesitar acceso a
servicios de salud mental especializados que comprendan las
complejidades de su situación. Esto puede incluir evaluación y tratamiento
por parte de profesionales de la salud mental con experiencia en trabajar
con esta población.

o Inclusión social y participación comunitaria: es importante promover la


inclusión social y la participación en la comunidad para estas personas.
Esto puede implicar la participación en actividades recreativas, deportivas,
culturales y sociales adaptadas a sus intereses y habilidades. Estas
actividades pueden ser grupales (a excepción de que el paciente fuera muy
disruptivo en entornos sociales) para fomentar la inclusión y las
habilidades sociales de los pacientes, y trabajar con la expresión artística,
mediante tareas como manualidades, pintura, fotografía, talleres de música
y baile, etc.

o Apoyo familiar y redes de apoyo social: el apoyo de la familia y las redes


sociales es crucial para el bienestar de las personas con trastorno mental y
discapacidad intelectual. Proporcionar apoyo a las familias y fomentar la
conexión con redes de apoyo social puede ayudar a fortalecer su capacidad
para cuidar y apoyar a sus seres queridos.
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 Apoyo a la familia: a veces, también será necesario ofrecer


psicoeducación o apoyo psicológico a la familia del paciente, para
que puedan entender mejor la sintomatología y cómo brindarle
ayuda correctamente.

o Educación y formación continua: brindar oportunidades de educación y


formación continua es importante para el desarrollo personal y profesional
de estas personas. Esto puede incluir programas de educación
especializada, capacitación laboral y desarrollo de habilidades sociales.

- Atención psicológica: la atención psicológica para personas con trastorno mental


y discapacidad intelectual es crucial para abordar sus necesidades emocionales,
cognitivas y conductuales de manera integral. En muchos casos, estos pacientes
no podrán responder bien a la psicoterapia debido a sus déficits cognitivos,
atencionales o de otra índole, por lo que la intervención psicológica en estos casos
se orientará a mantener los niveles de bienestar y de conducta adaptativa. Un
ejemplo de atención psicológica que se ofrece a estas personas son las salas
multisensoriales Snoezelen. En estas salas, capacitadas con equipamiento
especializado para la estimulación sensorial, los pacientes pueden interactuar con
diferentes estímulos, reduciendo los niveles de estrés y ansiedad, relajándose y
consiguiendo mejorar su calidad de vida.
Para aquellas personas con TM y DI que tengan niveles de funcionamiento más
alto, se puede llegar a plantear realizar terapia psicológica, ayudándoles a
comprender y manejar sus emociones, pensamientos y comportamientos. Hay que
considerar que esta terapia deberá ser completamente adaptada a las necesidades,
nivel de funcionamiento cognitivo y habilidades de comunicación del paciente.
La intervención psicológica también podrá ser importante en momentos de crisis
emocionales o conductuales, muy habituales en ciertos trastornos. Proporcionar
apoyo en estas crisis incluye técnicas de desescalada, manejo de situaciones de
crisis y derivación a servicios de emergencia si es necesario.
También se puede intervenir psicológicamente para entrenar en habilidades
sociales y emocionales, lo cual puede facilitar a las personas el relacionarse con
los demás, expresar sus emociones de manera saludable y manejar el estrés y la
ansiedad. Estas habilidades son fundamentales para mejorar su calidad de vida y
su capacidad para funcionar de manera efectiva en la sociedad.

- Acceso a vivienda y apoyo residencial: para aquellas personas con TM y DI que,


por diferentes casuísticas, no puedan habitar de forma autónoma o con su familia,
existen ayudas adaptadas a sus necesidades. Por una parte, en nuestro país hay
ayudas al alquiler para estas personas, así como viviendas de protección oficial.
Pero para aquellos que tengan menor autonomía y requieran de atención y
cuidados permanentes, existen opciones de atención residencial con programas de
rehabilitación neuropsicológica para el mantenimiento, como es el caso de las
unidades de diversidad funcional del CASM Benito Menni. Existen tanto
unidades donde permanecer largas estancias como centros de día.
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Referencias bibliográficas

Melville, C., Cooper, S., Morrison, J., Smiley, E., Allan, L., Jackson, A., Finlayson, J.,
& Mantry, D. (2008). The Prevalence and Incidence of Mental Ill-Health in Adults with
Autism and Intellectual Disabilities. Journal Of Autism And Developmental Disorders,
38(9), 1676-1688.
Deb, S., Thomas, M. S. C., & Bright, C. (2001). Psychiatric disorders in people with
intellectual disability: A review. Journal of Intellectual Disability Research, 45(1), 1-
28.
Lunsky, Y., Lake, J., Balogh, R., Weiss, J. A., & Morris, S. (2013). A Review of Canadian
Mental Health Research on Intellectual and Developmental Disabilities. Journal Of
Mental Health Research In Intellectual Disabilities/Journal Of Mental Health Research
In Intellectual Disabilities., 6(2), 106-126.
Maulik, P. K., Mascarenhas, M. N., Mathers, C. D., Dua, T., & Saxena, S. (2011).
Prevalence and correlates of intellectual disability in the world: A systematic review.
Research in Developmental Disabilities, 32(3), 1081-1096.

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