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2.2.

La relación entre la defensa del medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas
y afrodescendientes

A. The interplay between Environmental protection and Indigenous and Afro-descendants


peoples’ rights (Jose): Mention the relation between environmental defense and protection of
Indigenous and Afro-descendants rights

Proteger a los defensores ambientales implica proteger a los defensores indígenas de la


tierra y el territorio

Los defensores y defensoras del medio ambiente, como parte del conjunto mayor de defensores
de derechos humanos, son individuos y colectivos que promueven y procuran la protección del
medio ambiente. Por esta labor de defensa del medio ambiente, los defensores y defensoras son
con frecuencia objeto de actos de hostigamiento, persecución, intimidación y represalias. Ante la
situación de vulnerabilidad, diversos instrumentos internacionales han establecido la necesidad
de brindarles protección jurídica por parte de los Estados.

En particular, destaca el Artículo 9.1 del Acuerdo de Escazú donde se establece que: “Cada Parte
garantizará un entorno seguro y propicio en el que las personas, grupos y organizaciones que
promueven y defienden los derechos humanos en asuntos ambientales puedan actuar sin
amenazas, restricciones e inseguridad”, y en el Artículo 9.2 que: “Cada Parte tomará las medidas
adecuadas y efectivas para reconocer, proteger y promover todos los derechos de los defensores
de derechos humanos en asuntos ambientales […]”.

Además, la Relatoría Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos de
las Naciones Unidas, desde su creación en el 2000, ha recibido miles de denuncias provenientes
de todas partes del mundo en relación a ataques sufridos contra defensores del medio ambiente
que pertenecen a pueblos indígenas y otras minorías1. La CIDH ha advertido que la violencia
contra pueblos indígenas surge en gran medida de la lucha por la tierra y el territorio en
contextos de imposición de proyectos sin el cumplimiento por parte del Estado de garantizar el
derecho a la consulta y el consentimiento previo, libre e informado, de conformidad con
estándares internacionales2. En el sistema interamericano se ha reconocido ampliamente que los
Estados tienen obligaciones especificas frente a los pueblos indígenas, al tratarse de grupos
sociales preexistentes a la colonización y al encontrarse con frecuencia en situación de
vulnerabilidad, marginación y discriminación dentro del territorio nacional3.

Algunos instrumentos internacionales reconocen derechos colectivos de los pueblos


indígenas/afrodescendientes a partir de su intrínseca relación con el medio ambiente, la
naturaleza, los seres no vivos, y otras expresiones culturales. En particular, el Articulo 25 de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007)
establece que: “Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y fortalecer su propia relación
espiritual con las tierras, territorios, aguas, mares costeros y otros recursos que tradicionalmente
1
Borrás, Susana (2013). “El derecho a defender el medio ambiente: la protección de los defensores y defensoras
ambientales”, en Derecho PUCP (70), p. 305.
2
CIDH. Informe sobre la Situación de las personas defensoras del medio ambiente en los países del Norte de
Centroamérica P. 34
3
CIDH (2015). Pueblos indigenas, comunidades afrodescendientes, industrias extractivas. Parr. 26.
han poseído u ocupado y utilizado y a asumir responsabilidades que a ese respecto les incumben
para con las generaciones venideras”, mientras el Articulo 26 indica que: “Los pueblos indígenas
tienen derecho a las tierras, territorios, y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado o
utilizado o adquirido […]”. Finalmente, el Artículo 29 de la Declaracion establece que: “Los
pueblos indígenas tienen derecho a la conservación y protección del medio ambiente y de la
capacidad productiva de sus tierras, territorios o recursos […]”. De estas disposiciones se colige
un amplio reconocimiento a la íntima relación entre pueblos indígenas y tribales con su medio
ambiente, así como el carácter multifacético de esta relación, sea económico, social, cultural,
espiritual, etc.

El reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas sobre sus territorios (lo
que incluye, tierras y recursos naturales) constituye una estrategia efectiva para combatir y
mitigar el cambio climático4. En ese sentido, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático señala, con muy alto nivel de confianza, que las políticas que apoyen el
reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas son de carácter crítico para reducir los
riesgos del cambio climático y lograr una adaptación efectiva5.

2.3. Los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes como garantía del
fortalecimiento en la lucha contra el cambio climático

B. Mention the link with the broad definition of Indigenous –Afro: A broad definition has
been used as an open space for States to avoid its responsibilities and effectively protect the
rights of these individual and collective environmental defenders, e.g., Indigenous peoples’
identity recognition, their right to self-determination.

El derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas y tribales

A partir de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas
(2007), la autodeterminación es el principio fundamental para hablar de pueblos indígenas en el
derecho internacional pues, además de reforzar derechos ya reconocidos en otros instrumentos,
se establece de forma expresa los derechos al territorio ancestral, a las reparaciones, al desarrollo
desde su propia cosmovisión, y al consentimiento previo, libre e informado6.

Al respecto, el Artículo 3 de la Declaración señala que: “Los pueblos indígenas tienen derecho a
la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y
persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”. Y el Artículo 4 indica que:
“Los pueblos indígenas, en ejercicio de su derecho a la libre determinación, tienen derecho a la
autonomía o al autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales,
así como a disponer de medios para financiar sus funciones autónomas”.

4
Department of Economic and Social Affairs. United Nations (2021). State of the world’s Indigenous Peoples:
Rights to Lands, Territories and Resources, pp. 46 – 47.
5
IPCC (2022). Climate Change 2022. Impacts, Adaptation and Vulnerability. Working Group II Contribution to the
Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Chang, p. 53.
6
Merino, Roger (2023). Informe legal de sustento de la personería jurídica de los gobiernos indígenas autónomos
bajo el principio de autodeterminación. Lima: Fundación Nia Tero, p. 22
El principio de autodeterminación fue reconocido previamente en importantes tratados sobre
derechos humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptados por la Asamblea
General de Naciones Unidas en 1966. Tal como señalan dichos instrumentos, el principio a la
autodeterminación incluye el derecho a mantener sus territorios ancestrales y sus normas
culturales y sociales dentro de un estado específico, pero no implica un cuestionamiento a la
unidad política del Estado soberano. Por ello, se incluyó en la Declaración una disposición
específica en ese sentido:

“Nada de lo contenido en la presente Declaración se interpretará en el sentido de que


confiere a un Estado, pueblo, grupo o persona derecho alguno a participar en una
actividad o realizar un acto contrario a la Carta de Naciones Unidas, ni se entenderá en el
sentido de que autoriza o alienta acción alguna encaminada a quebrantar o menoscabar,
total o parcialmente, la integridad territorial o la unidad política de los Estados soberanos
e independientes" (Artículo 46).

En un informe reciente sobre el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas y


tribales, la CIDH ha identificado que se trata de un derecho ampliamente reconocido en
instrumentos internacionales, lo que incluye tratados internacionales de derechos humanos 7. Al
respecto, observa que es necesario interpretar este derecho como la base del diálogo, catalizador
de la participación en el proceso de construcción estatal y de una nueva relación entre pueblos
indígenas y el Estado fundamentados en el respeto mutuo8.

A partir del análisis de estas fuentes internacionales, se pueden identificar algunos estándares
relativos al derecho a la autodeterminación: 1) el estándar de obligatoriedad de adecuación, 2) el
estándar de debido reconocimiento, y 3) el estándar de habilitación de otros derechos 9. El primer
estándar alude a la necesidad de que los Estados adecúen su ordenamiento interno a los derechos
establecidos en la Declaración y en el sistema interamericano en relación a los derechos de los
pueblos indígenas y tribales. El segundo estándar alude a la necesidad de que los Estados
respeten el derecho de los pueblos a autoidentificarse como colectivo e identificar a sus
miembros de acuerdo a sus procedimientos y normas. Finalmente, el reconocimiento de la
autodeterminación sirve de premisa fundamental para el ejercicio de otros derechos como al
territorio, a la propiedad colectiva, a la autonomía o autogobierno, a la participación política, al
consentimiento previo, libre e informado, a la reparación, entre otros.

La autoidentificación como criterio fundamental

La definición de pueblos indígenas y criterios de identificación deben ser acordes al derecho


internacional. Si bien el Convenio 169 de la OIT reconoce criterios objetivos, como la
conservación de costumbres e instituciones, el criterio subjetivo de la autoidentificación
reconoce como fundamental: “La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá
considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las

7
CIDH (2021). Op. Cit., p. 38.
8
Ibid., p. 40.
9
Merino. Op. Cit., p. 30.
disposiciones del presente Convenio” (Artículo 1.2). De esta manera, el reconocimiento del
estado no es constitutivo de derechos, sino que únicamente cumple funciones declarativas, es
decir se encuentra subordinado al criterio de autoidentificación.

Tanto la CIDH como la Corte IDH consideran que la autoidentificación es el criterio


fundamental para determinar si un pueblo puede ser considerado indígena 10. La CIDH ha
señalado que “es abiertamente incompatible con el derecho internacional de los derechos
humanos que los Estados exijan requisitos formalistas o excesivos para otorgar la personería
jurídica a un determinado pueblo o comunidad”11. Por su parte, la Corte ha señalado que el
Estado debe limitarse “a respetar las determinaciones que en este sentido presente la comunidad,
es decir, a la forma como ésta se auto-identifique”12.

Es preciso recordar que los pueblos afrodescendientes, pese a no ser indígenas u originarios, han
sido reconocidos como “pueblos tribales” bajo el Convenio 169 de la OIT, pues comparten unas
condiciones que los distinguen de otros grupos de la colectividad nacional 13. Los grupos tribales
tienen los mismos derechos que los reconocidos a los pueblos indígenas.

Los derechos de participación. La consulta y el consentimiento previos. El articulo 18 de la


Declaracion de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas (2007) establece
que: “Los pueblos indígenas tienen derecho a participar en la adopción de decisiones en las
cuestiones que afecten sus derechos…”, y en su Artículo 19 que: “Los Estados celebrarán
consultas…”.

El reconocimiento estatal de la identidad de los pueblos indígenas es fundamental, aunque


reiteramos no constitutivo, para el diseño de políticas públicas encaminadas a la garantía de sus
derechos individuales y colectivos. Por consiguiente, tiene un efecto positivo en el
fortalecimiento y efectividad de políticas contra el cambio climático con enfoque intercultural, lo
cual incluye una participación política indígena activa y cuyos aportes sean reflejados de forma
fidedigna en las etapas de diseño, implementación y evaluación. Así, los Estados deben
desarrollar metodologías para la identificación de pueblos indígenas de conformidad con los
criterios establecidos por el Convenio 169 de la OIT. Esto implica tomar en cuenta los criterios
objetivos, pero tomar dar un lugar fundamental al criterio subjetivo de autoidentificación.

Algunas experiencias en América Latina relativas a la implementación del derecho a la consulta


previa permiten una evaluación sobre cómo vienen realizando este trabajo de identificación. Al
respecto, el Viceministerio de Interculturalidad en el Perú ha creado una Base de Datos de
Pueblos Indígenas (BDPI) y ha aprobado una “Guía para la identificación de pueblos indígenas u
originarios”, sin embargo, el Artículo 7 de la Ley de Consulta Previa (Ley No 29785) ha
equiparado los criterios objetivos y subjetivos de identificación, haciendo de ellos criterios
concurrentes lo cual es contradictorio con el Convenio 169. Por el contrario, la normativa de
otros Estados como Colombia, Brasil, Chile, Paraguay, entre otros, en cuanto a los criterios de
reconocimiento y registro de comunidades indígenas, mantiene una mayor amplitud y
10
CIDH (2015). Op. Cit., parr. 29.
11
CIDH (2021). Op. Cit., p. 51 o par. 101.
12
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de Agosto de 2010, parr. 37.
13
CIDH (2015). Op. Cit., parr. 29.
preferencia por el criterio de autoidentificación. Por ejemplo, la Dirección de Asuntos Indígenas,
ROM y Minorías del Ministerio del Interior de Colombia tiene a su cargo el registro y
certificación a través de estudios etnológicos; del mismo modo, la Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena (CONADI) en Chile lleva el registro para de comunidades y asociaciones
indígenas, y certifica la calidad de indígena de una persona.

Si bien es cierto los pueblos indígenas y afrodescendientes suelen estar vinculados a sus tierras y
territorios, haciendo de ellos los principales defensores de su medio ambiente y aliados en la
lucha contra el cambio climático, dicha relación no debe ser convertida en un factor esencialista.
Algunos miembros de comunidades indígenas y afrodescendientes pueden no estar involucrados
ni comprometidos en la defensa del medio ambiente, por lo que, el trabajo de identificación del
Estado debe darse en diálogo y cooperación con los representantes legítimos de estos pueblos.

El derecho a la propiedad colectiva de los pueblos indígenas: Un factor clave para la lucha
contra el cambio climático

La Declaración de las Naciones Unidas (2007) dedica varios artículos (del 25 al 32) a la garantía
de los derechos colectivos sobre las tierras y el territorio de los pueblos indígenas y tribales. En
ella se afirma el derecho de los pueblos indígenas a “mantener y fortalecer su propia relación
espiritual con las tierras, territorios, aguas, mares costeros y otros recursos que tradicionalmente
han poseído u ocupado y utilizado” (Artículo 25); con este fin, “los Estados asegurarán el
reconocimiento y protección jurídica de esas tierras, territorios y recursos. Dicho reconocimiento
respetará debidamente las costumbres, las tradiciones y los sistemas de tenencia de la tierra de
los pueblos indígenas de que se trate” (Artículo 26). Asimismo, el Articulo 27 señala que: “Los
Estados establecerán y aplicarán, conjuntamente con los pueblos indígenas pertinentes, un
proceso equitativo, independiente, imparcial, abierto y transparente, en el que se reconozcan
debidamente las leyes, tradiciones costumbres y sistemas de tenencia de la tierra de los pueblos
indígenas para reconocer y adjudicar los derechos de los pueblos indígenas en relación con sus
tierras, territorios y recursos […]”.

Por su parte, la CIDH ha señalado que la protección de la propiedad colectiva de los pueblos
indígenas sobre sus territorios ancestrales asegura los derechos humanos de una colectividad
cuya relación con la tierra es un factor clave para su desarrollo económico, social y cultural 14. Y
la Corte IDH estableció que: “Para las comunidades indígenas la relación con la tierra no es
meramente una cuestión de posesión y producción sino un elemento material y espiritual del que
deben gozar plenamente, inclusive para preservar su legado cultural y transmitirlo a generaciones
futuras”15.

Otros tratados internacionales que reconocen los derechos colectivos de los pueblos indígenas y
tribales sobre las tierras, los territorios y los recursos son el Convenio sobre Pueblos Indígenas y
Tribales (núm. 169 OIT, 1989) cuyo Artículo 13 señala que: “los gobierno deberán respetar la
14
CIDH. Alegatos ante la Corte IDH en el caso Yakye Axe vs Paraguay. Referidos en Corte IDH. Caso Comunidad
Indigena Yakye Axa vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C., num.
125, parr. 120 lit. c.
15
Corte IDH. Caso Comunidad Indigena Yakye Axa vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de
junio de 2005. Serie C., num. 125, parr. 120 lit. c.
importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados
reviste su relación con las tierras o territorios, o con ambos, según los casos, que ocupan o
utilizan de alguna otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relación”; y el
Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD, 1992) cuyo Artículo 8 literal j exhorta a las
partes a” respetar, preservar y mantener los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las
comunidades indígenas y locales pertinentes para la conservación y el uso sostenible de la
diversidad biológica, y aplicar dichos conocimientos, innovaciones y prácticas tradicionales
indígenas con la aprobación y la participación de los pueblos indígenas que los poseen”.

Además, otros instrumentos internacionales de carácter no vinculante (soft law) son herramientas
interpretativas importantes que permiten proteger los derechos colectivos de los pueblos
indígenas en esta materia. Por ejemplo, las Directrices Voluntarias sobre la Gobernanza
Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques en el Contexto de la Seguridad
Alimentaria Nacional (Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, 2012) establecen
recomendaciones técnicas y prácticas para fortalecer la gobernanza de la tenencia de la tierra y
los recursos, así como promueve un enfoque participativo e inclusivo. También la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible (aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
2016) incluye un plan de erradicación de la pobreza asegurando que “nadie se quede atrás” lo
que incluye a los pueblos indígenas y, en particular, el Objetivo 1 que apunta a la reducción de la
pobreza tomando en cuenta la igualdad de derecho a la propiedad y el control de las tierras y
recursos naturales por parte de los pueblos indígenas, así como su derecho a dar o negar el
consentimiento previo, libre e informado a proyectos que los amenacen o afecten (Metas 1.4, 2.3,
2.4).

El reconocimiento formal de derechos colectivos sobre territorios indígenas y tribales en


América Latina tiene relación directa con tasas más bajas de emisiones de carbono, lo cual es un
factor clave en las políticas contra el cambio climático 16. Especialmente importante resultan las
políticas para la financiación en materia de cambio climático, pues la Conferencia de las Partes
en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en
particular los Acuerdos de Cancún (Decisión 1, CP 16), han reconocido la importancia de
incorporar a los pueblos indígenas y tribales en los procesos de participación. Del mismo modo,
el preámbulo del Acuerdo de París (2015) reconoció que las Partes, al probar medidas para hacer
frente al cambio climático, deberán tomar en cuenta los derechos y obligaciones en relación a los
pueblos indígenas. Por ello, el Fondo Verde para el Clima aprobó su Política para Pueblos
Indígenas (2018) para “el pleno respeto y la activa protección y promoción de la dignidad, los
derechos, la identidad, las aspiraciones, los medios de vida basados en recursos naturales, la
autonomía, el protagonismo y la singularidad cultural de los pueblos indígenas” (par. 11, lit. f).

C. Due diligence (investigate, prosecute, and sanction) (Laura and Jose)

La debida diligencia en materia de derechos humanos y lucha contra el cambio climático

16
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (2021). Los pueblos indígenas
y tribales y la gobernanza de los bosques. p. 61.
El concepto de debida diligencia en el derecho internacional está relacionado con las
obligaciones de conducta y prevención que deben cumplir los Estados; en el campo de los
derechos humanos, se refiere a la obligación de los Estados de adoptar todas las medidas
apropiadas tendientes a lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos. En relación
a la protección del derecho a la vida y a la integridad en el contexto de la protección al medio
ambiente, la Corte IDH ha señalado que los Estados deben regir su actuación bajo los
parámetros: 1) la obligación de prevención, 2) el principio de precaución, 3) la obligación de
cooperación, 4) las obligaciones procedimentales en materia de protección al medio ambiente 17.

Un campo especialmente relevante para la lucha contra el cambio climático es la aplicación del
principio de debida diligencia en las actividades empresariales, el mismo que ha sido
desarrollado en varios instrumentos internacionales. En primer lugar, en los Principios Rectores
sobre Empresas y Derechos Humanos, las Líneas Directrices sobre empresas multinacionales y
derechos humanos de la OCDE, y la Declaración Tripartita de principios sobre las empresas
multinacionales y la política social de la OIT. Ahí se define a la debida diligencia como el
proceso que permite a las empresas identificar, prevenir y atenuar los impactos negativos, reales
o potenciales, de sus actividades, así como informar de la manera en que abordan estos impactos.
Siguiendo estos instrumentos, se puede identificar algunos componentes esenciales de la debida
diligencia18:

1. Se deben diseñar evaluaciones para determinar si las actividades empresariales


afectan cualquiera de los derechos humanos reconocidos en el derecho internacional.
2. Los procesos de evaluación de los impactos deben tratar de comprender las
preocupaciones de las partes interesadas potencialmente afectadas.
3. Se deben identificar a las personas o grupos de personas que se encuentren en
situación de vulnerabilidad o marginación como mujeres o pueblos indígenas.
4. Las evaluaciones deben incorporar medidas de seguimiento para verificar si la
aplicación de su política en derechos humanos ha permitido responder de forma
eficaz.
5. Una adecuada política de reparaciones ante afectaciones contra los derechos humanos
por actividades empresariales es consustancial a la debida diligencia.
6. Se debe contar simultáneamente con mecanismos internos de reclamación a nivel
operacional y mecanismos externos de control.
7. La responsabilidad por actividades riesgosas o de afectación sobre los derechos
humanos incluye no solo a sus operaciones principales, sino a toda la cadena de
proveedores y socios comerciales.

En el plano de la política de reparaciones como parte de la debida diligencia, la necesidad de


contar con remedios efectivos es una cuestión central en los sistemas de protección de los
derechos humanos y resulta igualmente relevante en la lucha contra el cambio climático. Al
respecto la Corte IDH ha desarrollado el concepto de reparación integral lo que implica que, más
allá de compensaciones económicas, los Estados responsables de violaciones a los derechos

17
Corte IDH. OC 23-17. Par. 125.
18
Wiener, Leonidas (2022). Debida diligencia y minería: Las Bambas. Lima: Cooperacción. Pp. 11 – 13.
humanos deben remover las consecuencias del acto ilegal y restablecer la situación al momento
anterior a la vulneración19.

Siguiendo la jurisprudencia de la Corte IDH en materia de derechos de pueblos indígenas, Auz


recomienda tomar en cuenta algunas de las reparaciones concedidas en estos casos como una
guía para el diseño de reparaciones en materia de lucha contra el cambio climático. Esto incluye
diversas garantías de no repetición como iniciativas legislativas y administrativas para garantizar
el derecho a la consulta previa, la demarcación legal de las tierras y territorios de los pueblos
indígenas, coordinación inter-institucional para la implementación de estas políticas, el
reconocimiento de la personalidad jurídicas de los pueblos indígenas, entre otras20.

No obstante, nuevos avances e innovaciones jurisprudencial deberían realizarse en el campo de


la mitigación, por ejemplo, que los Estados deban cumplir con tasas de reducciones específicas y
que cumplan con comunicar sus avances progresivos de NDCs a institucionalidad de Convención
Marco. Y en el campo de la adaptación, es necesario los remedios tengan una cierta flexibilidad
sobre la manera concreta en que se deben implementar los programas de adaptación y la forma
en la población debe participar en ellas; para la toma de decisiones la Corte debe tener en cuenta
reportes científicos actualizados y, de ser posible, realizar visitas in situ, lo cual ya forma parte
de las prácticas que la Corte IDH realiza 21. Finalmente, se recomienda que cuando se trate de
reparaciones que incluyan compensaciones económicas, sea para individuos o colectivos, se deba
considerar también a sujetos no humanos como a los bosques, ríos, montañas, glaciares, entre
otros, en consonancia con la tendencia jurisprudencial latinoamericana sobre derechos de la
naturaleza.

19
Antkowiak, Thomas (2008). “Remedial Approaches to Human Rights Violations: The Inter-American Court of
Human Rights and Beyond”, en: 46 Columbia Journal of Transnational Law, pp. 351 - 355.
20
Auz, Juan (2023). “Climate crisis and the Testing of International Human Rights Remedies: Forecasting the Inter-
American Court of Human Rights”, en: The Hague’s Academy Centre for Studies and Research in International Law
and International Relations Series (Forthcoming). P. 15.
21
Auz, Juan. Ibid, pp. 20 – 21.

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