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La doct rina del sueño del alma ent re la muert e y la resurrección es una enseñanza de ciert as
ramas del prot est ant ismo. De acuerdo con la t eoría que est os proclaman, los muert os no van al
cielo, sino que duermen en el polvo, hast a el día del Juicio Final y la resurrección de los
muert os.[1]
El t érmino, t ambién llamado mortalismo cristiano es la creencia Crist iano de que el alma
humana no es nat uralment e inmort al[2] [3]
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y puede incluir la creencia de que el alma est á
"durmiendo" después de la muert e hast a la Resurrección de los muert os y el Juicio Final,[7] [8]
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una época conocida como Est ado int ermedio. "Sueño del alma se ut iliza a menudo como
un t érmino peyorat ivo,[12] [a]
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por lo que el t érmino más neut ro "mort alismo" t ambién se
ut ilizó en el siglo xix,[16] y "mort alismo crist iano" desde la década de 1970. [17] [18]
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[23] Hist óricament e t ambién se ut ilizó el t érmino psicopannychismo, a pesar de los problemas
con la et imología[24] [b]
y aplicación.[25] También se ha ut ilizado el t érmino tnetopsiquismo; por
ejemplo, Gordon Campbell (2008) ident ificó a John Milt on como creyent e en est e últ imo.[26] .
El mort alismo crist iano cont rast a con la creencia crist iana t radicional de que las almas de los
muert os van inmediat ament e al cielo, o al infierno, o, en el cat olicismo, al purgat orio. El
mort alismo crist iano ha sido enseñado por varios t eólogos y organizaciones eclesiást icas a lo
largo de la hist oria, a la vez que se ha enfrent ado a la oposición de aspect os de la religión
organizada crist iana. La Iglesia cat ólica condenó t al pensamient o en el Quint o Concilio de Let rán
como "afirmaciones erróneas". Ent re sus part idarios se encuent ra la figura religiosa del siglo xviii
Henry Layt on, ent re muchos ot ros.
Historia
La idea fue avanzado ent re los prot est ant es primero por Mart ín Lut ero, quien comparó la muert e
al sueño del t rabajador después de un duro día de t rabajo. La idea no fue acept ada por la t radición
lut erana, y fue fuert ement e rechazada por Calvino en su "Vigilia de la noche del alma."
La idea encont ró más acept ación ent re los anabapt ist as, baut ist as y radicales. Part idarios
not ables de mortalismo cristiano, habían incluido John Milt on, Thomas Hobbes e Isaac
Newt on.[27] [28]
Durant e el siglo xix la enseñanza de la inmort alidad condicional, y del sueño de
los muert os ant es de la resurrección, comenzó a hacer incursiones en la Iglesia Episcopal.
Ejemplos de est a t endencia incluyen E.W. Bullinger, y en el siglo XXI el obispo de Durham N.T.
Wright .
Siglo II
En la segunda mit ad del siglo II, Taciano escribió: "El alma no es en sí misma inmort al... Si, en
efect o, no conoce la verdad, muere y se disuelve con el cuerpo, pero resucit a al fin del mundo
con el cuerpo, recibiendo la muert e por cast igo en la inmort alidad. Pero, por ot ra part e, si
adquiere el conocimient o de Dios, no muere, aunque por un t iempo se disuelva."[29] El
cont emporáneo de Tat iano At enágoras de At enas enseñó que las almas duermen sin sueños
ent re la muert e y la resurrección: "[L]os que est án muert os y los que duermen est án sujet os a
est ados similares, en lo que respect a al menos a la quiet ud y la ausencia de t odo sent ido del
present e o del pasado, o más bien de la exist encia misma y de su propia vida."[30]
En los Diálogos de Oct avio, se encuent ra un relat o de un debat e ent re un pagano y un crist iano
por Marco Minucio Félix; el crist iano en el debat e t oma el mort alismo como una cuest ión de
común acuerdo:
Est e sínodo en Arabia habría sido durant e el reinado del emperador Filipo el Árabe (244-249). [33]
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era de la opinión de que la t erminología de Eusebio aquí, "el alma humana muere" era
probablement e la de sus crít icos más que la propia expresión de los crist ianos árabes y era más
probable que fueran simplement e "psicopaniquist as", creyent es en el "sueño del alma". [35]
Algunos escrit ores siríacos como Afraat es, Efrén y Narsai creían en la dormición, o "sueño", del
alma, en la que "...las almas de los muert os...est án en gran part e inert es, habiendo caído en un
est ado de sueño, en el que sólo pueden soñar con su fut ura recompensa o cast igos."[36] Juan de
Damasco denunció las ideas de algunos crist ianos árabes como thnetopsychismo ("muert e del
alma"). Eust racio de Const ant inopla (después de 582) denunció est o y lo que llamó
hipnopsiquismo ("sueño del alma").[37] El t ema est aba relacionado con el de la int ercesión de los
sant os. Los escrit os del ascet a crist iano Isaac de Nínive (m. 700), reflejan varias perspect ivas
que incluyen el sueño del alma.[38] .
Siglos IX al XV
El sueño del alma evident ement e persist ió ya que varios escrit ores bizant inos t uvieron que
defender la doct rina de la veneración de los sant os cont ra los que decían que los sant os
duermen.[39] Juan el Diácono (siglo XI) at acó a quienes "se at reven a decir que rezar a los sant os
es como grit ar en los oídos de los sordos, como si hubieran bebido de las mít icas aguas del
Olvido. "[40]
El papa Juan XXII causó inadvert idament e la polémica de la visión beat ífica (1331-1334) al
sugerir que los salvados no alcanzan la visión beat ífica, o no "ven a Dios" hast a el Día del Juicio
(en it aliano: Visione beatifica differita, "visión beat ífica diferida"), que era una opinión posiblement e
consist ent e con el sueño del alma. El Sacro Colegio Cardenalicio celebró un consist orio sobre el
problema en enero de 1334, y el Papa Juan concedió la int erpret ación más ort odoxa. Su sucesor,
en ese mismo año, el Papa Benedict o XII, declaró que los just os ven el Cielo ant es del juicio final.
En 1336, el Papa Benedict o XII publicó la bula papal Benedict us Deus. Est e document o definía la
creencia de la Iglesia de que las almas de los difunt os van a su recompensa et erna
inmediat ament e después de la muert e, a diferencia de permanecer en un est ado de exist encia
inconscient e hast a el Juicio Final. [41]
Los oposit ores de psychopannychismo (alma dormida) y t hnet opsychismo (la muert e t emporal
del alma) incluyen la Iglesia cat ólica y la Iglesia Ort odoxa Orient al (que t ambién enseñan acerca
de la Int ercesión de los sant os, relacionada con est e t ema), la mayoría de las denominaciones del
Prot est ant ismo Tradicional, y la mayoría de los prot est ant es conservadores, evangelicales y
fundament alist as.
Considerando que
algunos se han atrevido
a afirmar acerca de la
naturaleza del alma
razonable que es
mortal, nosotros, con la
aprobación del sagrado
concilio condenamos y
reprobamos a todos
aquellos que afirman
que el alma intelectual
es mortal, viendo, según
el canon del papa
Clemente V, que el alma
es... inmortal... y
decretamos que todos
los que se adhieran a
afirmaciones tan
erróneas sean
rechazados y castigados
como herejes.
Quinto Concilio de
Letrán (1513)
Notas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Datos: Q1794963
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