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INTRODUCCION

En todas partes del mundo innumerables lapidad


llevan grabadas las palabras “duerme en Jesús”
y “en paz descansa”.

Un misterio casi impenetrable rodea a esas


piedras memoriales. Principalmente son un
testimonio de la vida vivida, pero también a la
esperanza que se extiende mas allá.
EL SUEÑO DEL ALMA
"No está muerta, sino que duerme" (Lucas 8:52).
Jesús hizo este comentario hablando sobre la
hija de Jairo cuando Él la estaba por levantar de
los muertos. Con frecuencia la Biblia se refiere a
la muerte a través de la figura del "sueño".
Debido a esta imagen, algunos han llegado a la
conclusión de que el Nuevo Testamento enseña
la doctrina del sueño del alma.
El sueño del alma suele ser descrito como un
tipo de animación suspendida del alma por un
tiempo, entre el momento de la muerte personal
y el momento en que nuestros cuerpos sean
resucitados. Cuando nuestros cuerpos sean
resucitados de los muertos, el alma despertará
para continuar su conciencia personal en el
cielo. Aunque pasen siglos entre la muerte y la
resurrección final, el alma "durmiente" no tendrá
ninguna conciencia del paso del tiempo. Nuestra
transición de la muerte al cielo nos parecerá
instantánea.
EL ESTADO INTERMEDIO
El sueño del alma representa un alejamiento del
cristianismo ortodoxo. Permanece, de todos
modos, firmemente enclavado entre una minoría
de cristianos. Al punto de vista tradicional se lo
conoce como el estado intermedio.
Según este punto de vista, en el momento de la
muerte, el alma del creyente se dirige
inmediatamente a estar con Cristo para gozar de
una existencia personal, consiente y continua,
mientras aguarda la resurrección final del
cuerpo.
Cuando el Credo Apostólico habla de "la
resurrección del cuerpo" no se está refiriendo a
la resurrección del cuerpo humano de Cristo (la
cual también está afirmada en el Credo) sino a la
resurrección de nuestros cuerpos en el día final.
¿Pero qué sucede mientras tanto? El punto de
vista clásico es que en el momento de la
muerte las almas de los creyentes son
inmediatamente glorificadas. Son hechas
perfectas en santidad y entran inmediatamente
en la gloria. Los cuerpos de los creyentes, sin
embargo, permanecen en la tumba, aguardando
la resurrección final.
Jesús le prometió al ladrón sobre la cruz: "De
cierto te digo, hoy estarás conmigo en el
paraíso" (Lucas 23:43). Quienes respaldan el
concepto del sueño del alma argumentan que
Jesús no pudo haber querido decir que se
encontraría con el ladrón en el paraíso ese
mismo día porque Jesús permanecería muerto
durante tres días, y que además todavía no
había ascendido.
Aunque la ascensión de Cristo, por supuesto,
todavía no había tenido lugar y su cuerpo
ciertamente estaba en la tumba, Él le había
encomendado su espíritu al Padre. Se nos
asegura que en el momento de su muerte, el
alma de Jesús fue al paraíso como declaró.
Los defensores del sueño del alma arguyen que
la mayoría de las ediciones de la Biblia en inglés
han colocado la coma en el lugar equivocado.
Leen este texto del siguiente modo: "De cierto te
digo hoy, estarás conmigo en el paraíso".
Al realizar este cambio en la posición del signo
ortográfico, "hoy" se refiere al momento en que
Jesús está hablando y no al momento en que
Jesús se encontrará con el ladrón en el paraíso.
Esta posición de la coma, sin embargo, es poco
probable. Al ladrón le resultaba perfectamente
obvio en qué día Jesús estaba conversando con
él. No había ninguna necesidad de que Jesús
dijera que estaba hablando "hoy". El que un
hombre que se está asfixiando sobre el madero
de la cruz malgaste las palabras de este modo
resulta poco probable.
En cambio, y de acuerdo con el resto de la
evidencia bíblica que respalda el estado
intermedio (véase en especial Filipenses 1:19-26
y 2 Corintios 5:1-10), la promesa al ladrón es que
este se reuniría con Cristo en el paraíso ese
mismo día.
El estado del creyente después de la muerte es
diferente y mejor al que experimentamos en esta
vida, aunque no es tan diferente ni tan bendito
como lo será en la resurrección final. En el
estado intermedio disfrutamos de la
continuidad de la existencia personal en la
presencia de Cristo.
EL TIEMPO DE
ARREPENTIMIENTO
El tiempo de prueba de la humanidad culmina
con la muerte. Nuestro destino está decidido una
vez que morimos. No hay ninguna esperanza de
una segunda oportunidad para el arrepentimiento
después de la muerte, y no hay ningún
purgatorio, un lugar para purgar nuestros
pecados, de manera de mejorar nuestra
condición futura. La muerte constituye para el
creyente la inmediata emancipación del conflicto
y las tormentas de esta vida, cuando pasamos a
un estado de bendición.
Aunque la muerte trae el descanso al alma y la
Biblia frecuentemente se refiere a la muerte
utilizando el eufemismo del sueño, no
corresponde suponer que durante el estado
intermedio el alma duerma o que
permanezcamos inconscientes o en un estado
de animación suspendida hasta la resurrección
final.
CONCLUSIÓN
1. El sueño del alma corresponde a un período, entre
la muerte y la resurrección final, en que el alma se
encuentra en un estado de "animación suspendida"
inconsciente. Es un alejamiento del cristianismo
ortodoxo.
2. El estado intermedio se refiere a nuestra presencia
consiente con Cristo en el cielo, como almas sin un
cuerpo, durante el período entre nuestra muerte y la
resurrección de nuestros cuerpos.
3. El estado intermedio es mejor que nuestro estado
actual pero no tan maravilloso como nuestro estado
final.
4. No hay una segunda oportunidad de arrepentimiento
después de la muerte.
GRUPO No. 1

José María Sopón


Melvin Marroquín
Julio Alberto Pérez
Erick de León

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