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A menos que se indique otra cosa, las citas bíblicas se han tomado de la
versión Reina-Valera 1960 ®© 1960 por Sociedades Bíblicas en América
Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usadas con permiso.
Reina-Valera 1960 ® es una marca registrada de las Sociedades Bíblicas
Unidas y puede ser usada solo bajo licencia. Las citas bíblicas marcadas
LBLA se tomaron de LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS, © 1986, 1995, 1997
por The Lockman Foundation. Usadas con permiso.
ISBN: 978-1-5359-9715-7
1 2 3 4 5 * 23 22 21 20
Contenido
Dedicatoria............................................................. 5
Introducción.......................................................... 7
Capítulo 1: Cinco razones urgentes para estudiar
la ley de Dios.................................................... 13
Capítulo 2: Promulgación de la ley......................................... 19
Capítulo 3: Un puente entre Dios y el pueblo....................... 27
Capítulo 4: El entendimiento de la letra
y el espíritu de la ley........................................ 35
Capítulo 5: Dios, prioridad sobre todas las cosas................. 41
Capítulo 6: Nada ni nadie puede sustituir a Dios................ 51
Capítulo 7: El santo y glorioso nombre de Dios................... 67
Capítulo 8: El porqué del día de reposo................................ 77
Capítulo 9: El valor de honrar a los padres........................... 91
Capítulo 10: El inalienable valor de la vida............................. 103
Capítulo 11: Las consecuencias del adulterio.......................... 117
Capítulo 12: El respeto a la propiedad privada....................... 137
Capítulo 13: La verdad: un valor en extinción........................ 151
Capítulo 14: La codicia: una actitud difícil
de admitir........................................................... 165
Bibliografía............................................................. 175
Dedicatoria
5
Introducción
justificado ante Dios por la ley es evidente, porque el justo vivirá por
la fe». Ahora bien, si Él conocía que nadie podría cumplir la ley, ¿con
qué propósito nos entregó Su ley? Algunos dirían que eso constituye
un sinsentido de parte de Dios. Entonces, ¿para qué sirvió la ley?
Pues, sin dudas cumplió varios propósitos:
• R
evelar Su carácter y, en especial, mostrarnos Su santidad, cua-
lidad que no habríamos apreciado de otra manera.
• Enseñarnos qué es lo que complace a nuestro Dios, invitándonos
a caminar en santidad.
• Evidenciar la incapacidad humana de cumplir sus decretos.
• Enseñarnos la necesidad de la gracia.
• Demostrarnos Su amor por medio de Jesús, el Salvador, quien
estuvo dispuesto a encarnarse y cumplir la ley por nosotros.
• Frenar parcialmente el pecado de la humanidad.
Por esta razón, Gálatas 3:24 afirma: «De manera que la ley ha venido
a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo…». En la antigüedad, un
ayo era alguien comparable a las nanas o niñeras de nuestra cultura
actual. Sin embargo, en el idioma griego, el término poseía una conno-
tación en extremo más amplia que la otorgada a este personaje hoy. En
ese entonces, el ayo era usualmente un esclavo asignado a un niño para
cuidarlo. Además, debía encargarse de su educación, acompañarlo en
todo momento y supervisar sus actividades. También era su respon-
sabilidad garantizar que el infante no sufriera daño hasta que llegara
a la edad adulta. En consecuencia, la relación entre ambos se volvía
tan cercana y la compañía tan inseparable que llegaba un momento
en que el niño no era capaz de prescindir de la asistencia de su ayo.
El apóstol Pablo, como vimos, declara que la ley fue nuestro ayo.
Así, de modo simbólico, afirma que esta constituyó una defensa para
el pueblo, una especie de muro de contención hasta el momento de
recibir la gracia provista por Jesús. Entonces, la ley fue el ayo que nos
condujo a Cristo. Ese es el magnífico plan que Dios diseñó para Su
pueblo. La Biblia expresa en 1 Juan 3:4 que «… el pecado es infracción
10 La ley de la libertad
- Restaurar el alma
- Hacer sabio al sencillo
- Alegrar el corazón
- Alumbrar los ojos
- Limpia
- Eterna (permanece para siempre)
- Verdadera
- Justa
- Deseable
- Dulce
Su ley es así para el hombre que busca caminar en ella; ese hom-
bre es un bienaventurado. Meditemos un momento al cerrar esta
introducción en lo que el salmista dice, esta vez, en el Salmo 1:1‑3:
Reflexión final
El deterioro social es más notable cada día. Llama nuestra atención
la gran diferencia que existe entre la forma como se comportaban
las generaciones pasadas y las presentes. Existe una insalvable dis-
tancia en sus principios y una extraordinaria divergencia en las acti-
tudes de sus miembros. La pregunta que surge es ¿hasta dónde
llegaremos?
El núcleo de la sociedad es la familia. Por eso, si deseamos hacer
un diagnóstico de los males sociales, el primer paso será determinar
el estado de los hogares. Las comunidades humanas serán tan fun-
cionales o disfuncionales como sus familias. Si visitamos un centro
escolar y realizamos un censo de los estudiantes que provienen de
hogares estables, advertiremos la condición de nuestro mundo. La
Aplicación personal
1. C
uando oras, ¿crees que te diriges a Dios con la reverencia que
Él merece o lo haces como si hablaras con un igual? Nunca
olvides que el Señor es el Rey soberano.