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ROMANOS B105-04

“Salvación por Gracia por medio de la Fe I”

Prof. Miguel Núñez


Ciclo: Ago-Nov 2011

En la clase anterior vimos como el apóstol Pablo trae la acusación del pecado
contra la humanidad completa y revela que a misma conciencia del hombre
pone de manifiesto que él sabe hasta cierto punto lo que está bien y lo que
está mal, encontramos esto en Romanos 2.

En Romanos 3 vimos que nadie busca de Dios, no hay uno justo, no hay uno
bueno. Lo cual completa la idea que toda la humanidad ha quedado bajo juicio.
A partir de Romanos 3:20 en adelante, Pablo comienza a conectar con la idea
que la salvación es por gracia a través de la fe.

A manera de introducción quiero aclarar algunos temas que aún pueden ser
confusos para varios.

La primera es con referencia a la ley y las obras. La ley es buena, sus obras
son buenas. Pero las obras de la ley a mi no me salvan porque yo no hago
ninguna bien hecha. Este punto es el más fácil de entender pues hemos
hablado mucho que la salvación no es por obras.

En el segundo punto tenemos el concepto de fe y obediencia. La fe produce


obediencia, mientras más fe tengo, más obedezco. Sin embargo, lo que tiene
valor en mí para fines de salvación no es mi obediencia, es la fe. La obediencia
no me salva. Mi obediencia nunca es lo suficientemente buena para salvarme.
Después de obedecer tengo que poner mi fe en Dios, porque lo que acabo de
hacer no me sirvió. Mira como Cristo lo dice claramente: ‘Cuando tu termines
de hacer y obedecer en todo lo que te tocaba hacer, te mirarás y te dirás:
siervo inútil soy.’

Porque no hay nada que yo pueda hacer 100% puro, no es posible, es parte
del problema del hombre. No acabamos de entender que todas nuestras
facultades están manchadas por pecado. Para que pueda realizar algo
totalmente puro, tendría que sacar el pecado que mora en mí por una hora,
hablar durante toda una hora en absoluta santificación y dentro de una hora
recoger mi pecado y meterlo dentro mío nuevamente. Nosotros no vivimos así
¿te das cuenta?

Entonces, cuando tu obedeces, obedeces pecaminosamente. La razón por la


que Dios acepta tu obediencia es en Cristo. En Cristo Él la toma como buena y
válida, pero tu obediencia es siempre defectuosa. ¿Quién ama aquí a Dios con
todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas? Nadie. Cristo fue
el único que amó a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con todas
sus fuerzas. Por tanto si nadie ama a Dios de esa manera, cuando uno da una
clase como yo la estoy dando, sin esa habilidad, yo estoy pecado, pues yo
debería de dar esta clase amando a Dios con todo mi corazón, con toda mi
alma y todas mis fuerzas.
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“Abraham creyó y le fue contado por justicia”, no dice: Abraham obedeció.
Dice él creyó, después que él creyó, obedeció. De modo que, primero el creyó,
después le fue contado por justicia y finalmente el obedeció. Cuando tu recibes
al Señor Jesucristo como Señor y Salvador, después de haberte arrepentido y
haber pedido perdón de pecado, si es genuino, ¿a quién has obedecido? Ni
siquiera has empezado a vivir como cristiano, y ya eres cristiano, pues te fue
contado por justicia ¿qué cosa? Tu fe.

En el tercer punto tenemos el concepto de la obediencia y mérito. La


obediencia es necesaria, pero no es digna de méritos. Nadie llegará al cielo y
dirá, ‘Señor yo hice tal cosa, dame lo mío’. ¿Por qué? Porque si tu lo quieres
así, el Señor te va a decir, ‘Ok, vamos a ver todo lo que obedeciste, vamos a
ponerlo a través de mi justicia perfecta y veremos qué sobrevive’. Cuando nada
sobreviva, Dios te dirá ‘ves, no tienes méritos’. Pablo está tratando de separar
esas dos cosas, que aún los cristianos de hoy tienen confundido. La obediencia
no es meritoria señores. Si la obediencia fuera meritoria, entonces nosotros
tendríamos algo que reclamarle a Dios.

Cuarto punto, la recompensas son por mis obras, pero las bendiciones no son
merecidas. No hay una bendición que hayas recibido que sea merecida, sin
embargo, cuando te vayan a recompensar por tus obras, las van a contar y te
recompensarán por ellas. Pero aún eso será un acto de gracia por parte de
Dios, porque si le quitas la gracia, no te dan nada, pues todos nosotros nos
hemos quedado cortos de Su gloria. No puedes separar la gracia de Dios de
ninguno de nuestros actos, de nuestra obediencia, de todo lo que hagamos, es
todo un trayecto de gracia.

El corazón de la epístola de Romanos se encuentra en 3:21-26, puede leer ese


fragmento varias veces en su casa. Es la mejor explicación del Evangelio. Si
quiere ver de qué trata Romanos, ahí lo va a encontrar. Si quiere ver de qué
trata el Evangelio entero, ahí está.

En Romanos 1:18 al 3:21 Pablo demuestra que toda la humanidad está bajo
condenación. En 2:1-29 explica que la ley de Moisés no provee poder para la
obediencia y como no provee poder para la obediencia, no provee salvación. Al
contrario, lo que hace la ley de Moisés es condenarme. Por otro lado, la ley de
mi conciencia me acusa de todo lo malo que he hecho.

Romanos 3:21-26, “Porque por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de El; pues por medio de la ley viene el conocimiento del
pecado. Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada,
atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la
fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; por cuanto
todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente
por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús” (aquí viene el
corazón de la epístola y del evangelio) “ a quien Dios exhibió públicamente
como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su
justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos
anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que El sea
justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.”

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En el versículo 20 Pablo nos explica que la ley no sirvió para justificar a nadie,
ni nadie se salvó a través de sus obras.

Como anécdota, en una ordenación pastoral en la que yo participé en EEUU, el


pastoral que estaba por ser ordenado no pasó el examen. Uno de los
principales motivos fue que cuando hice la pregunta “¿Cómo se salvó la gente
del antiguo Testamento?”, el respondiera “Por el cumplimiento de las obras de
la ley”. Romanos 3 vemos la respuesta. Finalmente se le mandó a estudiar
ciertos puntos de la Palabra para luego ser ordenado. Es necesario que
entendamos que esto es crucial, el judío fue salvo de la misma manera que lo
fue el gentil, por la persona de Jesús.

Entonces, ¿cuál fue el propósito de la ley? La ley buscaba mostrar el carácter


perfecto de Dios, lo cual ponía a la luz la pecaminosidad del hombre, eso en
primer lugar. En segundo lugar, la ley ponía de manifiesto nuestra incapacidad
para llegar a Dios a través del cumplimiento de las obras de la ley. Pues
cuando sólo bastaba fallar en un punto ser culpable en toda la ley. En tercer
lugar, la Palabra de Dios revela en Gálatas 3:4 que la ley no sirvió para
llevarnos a Cristo, pues si descubrimos que la ley no nos puede salvar,
entonces la ley misma me lleva hasta Cristo, dado que no tengo otra opción.
Pablo dice en Romanos 6, 'el pecado me engañó, el pecado me hizo creer que
yo podía cumplir toda la ley, y me mató pues me condenó'.

De modo que la ley es nuestro ayo. El ayo viene a ser como una nodriza que te
guía hasta tu madurez, en otras palabras, la ley nos conduce hacia Cristo para
que seamos justificados por fe (Gálatas 3:24).

Cada vez que vemos la palabra 'justicia' como aparece en el versículo 21, la
frase 'justicia de Dios' podemos leerla en su traducción original como: el
carácter moral perfecto de Dios (righteousness en inglés). De modo que
quedaría de la siguiente manera: “Pero ahora, aparte de la ley, el carácter
moral perfecto de Dios ha sido manifestado, atestiguado por la ley (¿cómo?
Porque la ley es la revelación del carácter moral perfecto de Dios) y los
profetas”. De modo que yo necesito ese carácter de Dios para entrar al Reino
de los Cielos, pero la única manera de hacerlo es a través de la fe en Cristo
Jesús para todos los que creen, porque no hay distinción.

De manera que, si tu eres cristiano, Dios te cuenta el carácter de Jesucristo


como si fuera tuyo. Pero eso no tiene nada que ver con la ley, pues es por
medio de la fe en Jesucristo que yo recibo la justicia de Dios.

En el versículo 22-23, 'no hay distinción por cuanto todos pecaron y no


alcanzan la gloria de Dios', la frase 'no hay distinción' en este contexto no se
refiere a la salvación, a que no hay distinción y todos son salvos, no. Lo que
me está diciendo es, no hay distinción, todos pecaron.

Dios es infinitamente Santo, cuando tú y yo pecamos, no tenemos idea lo que


representa ante Dios, es por eso que tratamos el pecado con tanta ligereza. Si
hay algo que sabemos en teología es que Dios es simple, a Dios no lo puedes
3  
dividir. Por ejemplo, una computadora tiene partes, está la pantalla, el teclado,
etc. En cambio a Dios no lo puedes dividir, si Dios es una cosa, Dios es
siempre eso. Si seguimos con el ejemplo de la computadora, y decimos que
Dios es una tecla, entonces toda la computadora es una tecla. ¿Qué queremos
decir con esto? Si Dios es santo, entonces su amor es santo, su poder es
santo, sus designios son santos. Todos sus atributos son santos. De modo que
cuando Dios es una cosa, lo es en todo.

Ahora, resulta que Dios también es infinito, eso implica que su amor, su
santidad y su poder son infinitos. Cuando yo peco contra su santidad, yo peco
contra su santidad infinita. De modo que mi pecado es infinitamente
pecaminoso. Pablo dice que Dios usó la ley para mostrarnos cuán pecaminoso
es el pecado, Pablo no pudo encontrar otro término más malo que el pecado
para definir al mismo pecado, algo que gramaticalmente no se puede hacer.
Dice que Dios quiso mostrar cuando 'pecaminoso' es el pecado, pudo usar la
palabra 'dañino' u 'oscuro', pero no encontró una palabra que describa mejor la
esencia del pecado.

De modo que, cuando peco, peco infinitamente contra la santidad infinita de


Dios. ¿Cuánto requerimos para pagar un pecado infinito? O paga Cristo en su
santidad infinita, o pago yo por un tiempo infinito en el infierno, pero alguien va
a tener que pagar mi transgresión infinita contra la santidad infinita de Dios.

Ahora empezamos a entender un poco mejor la gracia de Dios. Pablo en el


versículo 24 afirma que no hay nada de méritos para adquirir la gracia de Dios.
Ok, pero ¿cómo es que yo adquiero esa gracia? Por medio de la redención que
es en Cristo Jesús. De modo que Cristo me redimió en la Cruz.

Entonces, ¿por qué Cristo murió en la Cruz? ¿Porque los romanos lo


crucificaron? No, ¿Porque los judíos lo crucificaron? No, ¿Poncio Pilatos lo
crucificó? No, ¿Herodes lo crucificó? No. Ninguno de ellos lo crucificaron.
Jesús mismo lo dijo: 'A mi nadie me quita la vida'. De modo que ¿quién le quito
la vida a Cristo? Dios Padre. A quien Dios (Padre) exhibió públicamente como
propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia,
porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos
anteriormente. Dios lo exhibió para demostrar su justicia, con esto Dios nos
está diciendo que su justicia no va a quedar abierta sin ser reivindicada. Por
tanto, o mando a la humanidad entera para el infierno y reivindico mi justicia, o
mando a mi Hijo a la cruz y reivindico mi justicia. Y su Hijo fue a la cruz.

Las palabras claves ahora son, justificados, propiciación y redención. Primero,


justificación (o dikaioo), quiere decir declarar libre a alguien que es culpable.

Por ejemplo, yo entro a un juzgado,

Juez: Sr. Núñez usted se pasó el semáforo en rojo

Miguel: Sí su Señoría, yo lo pasé en rojo

Juez: ¿Usted se reconoce como culpable?

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Miguel: Sí, yo soy culpable

Juez: Usted entiende que debe ser penalizado

Miguel: Sí su señoría, lo entiendo

Juez: En virtud del derecho y la autoridad que yo tengo sobre este juzgado, yo
le declaro inocente. Se puede ir.

Y yo me voy. Pero yo no soy inocente. Eso es exactamente lo que ha pasado


con nosotros. Pero en este caso, si el juez hubiese hecho eso, estaría violado
la ley, porque yo tendría que haber pagado 3,000 pesos de multa. Imagínense
que en el momento que iba a pagar mi multa, alguien llegó primero que yo y los
pagó en mi lugar, y cuando llego me dicen, 'No se preocupe Sr. Núñez usted
ha sido encontrado inocente y los 3,000 pesos ya los pagaron por usted. La ley
ha sido cumplida y usted se puede ir libre'. Eso es exactamente lo que pasó en
la cruz. A mi me dejaron ir libre después que otro pagó por mí, pero el pecado
tiene que ser pagado. En conclusión, entras a un juzgado siendo culpable, te
declaran inocente y te dejan ir.

Segundo, el concepto de redención quiere decir que hemos sido comprados


por un precio. Sin embargo, este concepto lo encontramos traducido del griego
en diferentes palabras en el nuevo testamento, que me ayudan a entender
cómo y de dónde me han perdonado. Si yo entendiera esto, entendería mejor
mi salvación y dejaría de quejarme y de decir que la vida cristiana es difícil y
trabajosa, y que Dios es exigente. Otra palabra que es utilizada para comunicar
redención es la palabra griega Aphiemi, tiene que ver con perdón de pecados.
Como el oriente está lejos del occidente, así ha enviado Dios de lejos nuestros
pecado. Katallaso, habla de dos personas que eran enemigos y han sido
reconciliadas. El hombre y Dios eran enemigos, y ahora están reconciliados.

En la antigüedad tu podías comprar un esclavo en el mercado de esclavos,


tiempo después volvías y lo vendías al precio que tu consideraras pertinente.
Eso era agorazo. A nosotros nos compraron de un mercado de esclavos del
pecado, nos agorazaron. Había otra manera de comprar a ese esclavo, cuando
lo comprabas a un precio mayor. Eso usualmente lo hacía un familiar, cuando
quería dejar libre al esclavo. Una vez que esto sucedía, el esclavo no podía
volver más al mercado de esclavos, pues pagaron suficiente dinero para
garantizar su libertad para siempre. Eso se llamaba exagorazo. En la redención
que se habla en el nuevo testamente, a mi me exagorazaron, no sólo me
compraron, sino que yo ya no puedo volver más atrás. Es por eso que la
salvación no se pierde, yo no puedo regresar al mercado de esclavos del
pecado, me compraron a un precio que garantice que yo jamás regrese: la
sangre del Señor Jescristo.

Finalmente, lutron es un precio pagado para ser liberado de una miseria, la


nuestra.

Entonces, llegaste como culpable, te declaran inocente. Te compraron en el


mercado de esclavos, pero te compraron a un precio tan alto que no puedes
volver atrás, el precio que se pagó es precio de sangre. La sangre que se pagó
5  
fue la del Hijo de Dios. Y todavía pensamos que las exigencias que Dios nos
hace son muchas.

Propiciación, remoción de la ira de Dios. Es un término que viene del mundo


pagano, donde se removía la ira de un dios pagano a través del ofrecimiento
de sangre. Entonces, Dios estaba airado contra el hombre, y esa ira había que
removerla, ¿quién la remueve? La sangre de Cristo. De modo que, lo que el
versículo 25 nos está diciendo es que no había nada que pudiera remover la ira
de Dios contra el pecado del hombre, que no fuera la sangre de su Hijo, es así
que Dios lo propicia, lo entrega.

Esto ocurre por su sangre a través de la fe. Se me aplica a mí cuando mi fe ha


sido depositada en Él. Con eso Dios demuestra su justicia, no sigue siendo
tolerante con el pecado del hombre, y el hombre puede obtener salvación.

El Salmo 7:11 dice “Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día
contra el impío”. ¿Cuántas veces hemos oído la frase 'Dios odia el pecado pero
no el pecador? Sin embargo el que se va a infierno es el pecador y no el
pecado. El texto dice “Dios se indigna cada día contra el impío”, si no lo hiciera
no fuera justo, no puede ser que Dios vea al impío pecar y Dios se quede
tranquilo, sin reaccionar. No, Él tiene que indignarse contra el impío que
comete perversidad todos los días. Por ese motivo nosotros necesitamos el
evangelio cada día, porque cada día pecamos de una u otra manera.

El Salmo 103:10 “No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado
conforme a nuestras iniquidades”. A veces nos quejamos y nos preguntamos
¿por qué Dios tolera tanto el mal? Sin embargo no nos damos cuenta que si Él
no lo hiciera, tu y yo no estaríamos aquí.

Entonces, el concepto de propiciación es la obra de Cristo en la cruz que llenó


los requisitos de un Dios Santo en contra del pecado, satisfaciendo los
requisitos de la justicia de Dios y cancelando la culpa del hombre, satisfaciendo
los requisitos de la justicia de Dios y cancelando la culpa del hombre.

Con relación a Romanos 3:24-26, Calvino decía “Probablemente no hay en


toda la Biblia un pasaje que despliegue más profundamente la justicia de Dios
en Cristo”.

Es decir que Dios, siendo soberano y teniendo la capacidad de hacer lo que Él


quiera, pudo haber dicho 'voy a perdonar al hombre, y lo voy a hacer por pura
gracia'. Pudo haberlo dicho, y ¿quién lo cuestionaría? Pero Dios como es justo
no podía hacerlo, su justicia demandaba que el reivindicara su propio nombre.
Si hay que yo sé es que Dios odia el pecado, al punto que prefirió tratar a su
Hijo en la cruz de forma brutal, antes que pasar por encima de su propia
justicia.

Dios tenía el derecho para pasar por encima de su propia justicia, pero no
podía, de modo que tenía dos opciones. Por un lado, castigaba el pecado en la
espalda del ser humano en el infierno, o lo hacía en la espalda de su Hijo. Dios
prefirió castigar el pecado en su Hijo que mandar a la humanidad entera al
infierno.
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Como decía un predicador, esto sólo debería darnos a nosotros un gran
sentido de agradecimiento. Él decía, de forma jocosa y seria a la vez, 'yo tengo
un nietecito y es la cosa más bella del mundo, y le voy a decir la verdad, si yo
tuviera que matar a mi nieto para que tu recibas salvación, tú te irías al
infierno'. Sin embargo, eso fue lo que Dios hizo: Dios mató a su Hijo,
literalmente, para que tu y yo fuéramos a la gloria. Entonces ¿cómo es que no
podemos responder de mejor manera?

A.W. Pink decía “Dios con frecuencia ha perdonado pecadores, pero nunca
Dios ha perdonado el pecado porque cuando un pecador es perdonado, es
siempre a expensa de otro”. Es decir que a quien Dios perdona es al pecador,
al pecado lo castigó, Él lo cobró. O se lo cobra al condenado en el infierno, o se
lo cobra a Cristo en la cruz, pero el pecado Dios no lo ha pasado por alto.

Romanos 3:27 “¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál
ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe.”. Pablo hace la pregunta
retórica aludiendo dónde está nuestro crédito para salvación. No por las obras,
la jactancia queda excluida por varias razones. Primero, fuimos justificados
gratuitamente, no hemos pagado un sólo centavo por esto, ni siquiera hemos
hecho un esfuerzo por ganarlo. Todo fue por Su gracia, por medio de la
redención en Cristo Jesús. De modo que no me puedo jactar de algo en lo que
no he participado.

Lo vemos también en los siguientes pasajes, Romanos 3:28 “Porque


concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”,
¿dónde está la jactancia? Efesios 2:8-9 “Porque por gracia habéis sido
salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe”.

Ahora, ¿cómo es que yo soy salvo? Por medio de la fe, pero esa fe no es de
nosotros, porque no teníamos fe, no había en nosotros ni el querer ni el hacer.
Hasta eso nos lo dieron, es un don de Dios para que creyéramos. Nosotros
somos salvos por gracia por medio de la fe que Dios depositó en nosotros,
nada depende de nosotros, absolutamente nada.

Si el cristiano entendiera su salvación no hiciera otra cosa que querer vivir para
Su Señor. Pero no la entiende, él cree que esa fe vino por medio de oir un
mensaje. Pero Dios dice 'No, yo te traje hoy para que cuando oyeras el
mensaje, la fe que yo te entregara te diera confianza en lo que fueras a oir',
pero la fe te la da Dios.

Por eso decimos que la regeneración precede a mi salvación. Pues si Dios no


me regenera primero yo jamás hubiera levantado la mano para recibir al Señor.
En Juan 3 dice que nadie puede ver el Reino de Dios si primero no nace de
nuevo. Entonces necesito nacer de nuevo, para que cuando el predicador esté
hablando yo pueda ver el Reino de Dios y pueda decir 'yo quiero ser parte de
eso', pero yo ya he sido regenerado.

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En Gálatas 2:16 dice “Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado
por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros
hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo,
y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será
justificado.” Esto se repite una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez.

Romanos 3:29-30, “¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es


también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles, porque en verdad
Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de
la fe a los incircuncisos.”. En este pasaje encontramos la respuesta a la
pregunta que le hicimos al pastor que estaba por ordenarse, la respuesta era la
fe.

Dios había revelado que Él era el Dios de los gentiles y los judíos. Se lo reveló
a Abraham en Génesis 18:18 “puesto que ciertamente Abraham llegará a ser
una nación grande y poderosa, y en él serán benditas todas las naciones de la
tierra”. La salvación no era solamente de los judíos, lo judíos perdieron esa
visión. Dios dijo en Génesis 22:18 “Y en tu simiente serán bendecidas todas las
naciones de la tierra, porque tú has obedecido mi voz”. ¿Quién es la simiente
de Abraham? Jesús. Cristo, el que vendría, Abraham de algún modo sabía que
ese mesías, ese simiente vendría, y no simplemente era Isaac.

El Salmo 22:27 dice “Todos los términos de la tierra se acordarán y se volverán


al SEÑOR, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti”. Esto es
para nosotros una evidencia en el antiguo testamento de la bendición de Dios
para la naciones gentiles, y cómo llegarían a ser hijas de Dios por medio de la
fe.

En la próxima clase veremos como Pablo usa a Abraham para explicar la


salvación de los gentiles. Dice que Abraham creyó y le fue contado por justicia,
cuando estaba en la incircuncisión, de modo que pudiera ser padre de los
incircuncisos. Abraham recibió salvación en la incircuncisión, con lo cual se
estaba dando a conocer que cuando Dios le extendiera la salvación a los
gentiles lo podía hacer exactamente como lo hizo con Abraham.

Romanos 3:31 ”¿Anulamos entonces la ley por medio de la fe? ¡De ningún
modo! Al contrario, confirmamos la ley”. Confirmamos que la ley es perfecta, es
santa y que revela el carácter perfecto de Dios. Confirmamos que a través de
la ley llegamos a Cristo y encontramos salvación. La ley sirvió hasta que Cristo
llegó porque Él cumplió la ley.

Por ejemplo, a una madre embarazada se le da hierro y ácido fólico mientras


que dure el embarazo. Una vez que nace el niño ya no es necesario seguir
tomando estas vitaminas prenatales. La ley sirvió hasta que llegara el niño,
llegó el niño y se acabó el propósito de la ley, pues ahora Él es nuestra ley.
Pablo habla que la ley de Cristo refleja la ley moral de Dios. Con esto no
queremos decir que la ley del antiguo testamento no está vigente, al contrario,
sí lo está, pero es parte de la ley de Cristo, de la que habla Pablo a los Gálatas.
Hebreos 8:13 “Cuando El dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo
que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer”. Cumplió su
propósito, no tiene otro.
8  
Romanos 4:1-5 “¿Qué diremos, entonces” Pablo está continuando su
argumento de la salvación por gracias por medio de la fe, y cómo a por medio
de la fe de Abraham nosotros hemos recibido la promesa, “que halló Abraham,
nuestro padre según la carne?” Pablo está concluyendo con esto, ¿dónde está
la jactancia? Es decir que nuestro Padre Abraham ¿recibió promesa en la
carne por las obras de la carne?, mira la respuesta que Pablo le da a su
pregunta retórica: “Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de
qué jactarse, pero no para con Dios.”

La figura de Abraham es elegida como ilustración de salvación para los judíos,


decir que uno era hijo de Abraham era sinónimo de decir que era salvo. Pablo
está tratando de explicar que eso no era así, Abraham ejerció una fe en Dios y
ustedes que no la están ejerciendo no van a recibir salvación sólo por ser hijos
de Abraham. La literatura judaica (no el antiguo testamento, sino lo que ellos
escribían) dice que Abraham fue justificado por las obras de la ley, pero Pablo
explica en el versículo 2 que no era así.

Muchos creían que ser descendientes de Abraham les garantizaba la


salvación, pero el versículo 3 lo explica claramente, “Porque ¿qué dice la
Escritura? Y CREYO ABRAHAM A DIOS, Y LE FUE CONTADO POR
JUSTICIA.” La palabra en el griego sería “Logízomai”, cargar a tu cuenta algo
que no es tuyo. Por ejemplo, tengo un familiar que tiene una casa den Casa de
Campo, él me ha entregado una tarjeta de pase, y cada vez que me toca ir yo
entro como si fuera propietario de la casa de mi familiar, sin embargo yo no he
hecho ningún mérito para serlo, sino que otro me está atribuyendo sus méritos
para que sean contados como míos. Abraham creyó y le fue contado por
carácter moral, perfecto y justo, sin serlo. ¿por qué? Porque creyó por fe.

Génesis 15:6 “y Abraham creyó en el Señor y Él se lo reconoció por justicia”,


pero en el 12 ya Abraham había creído en el Señor. Recién lo circuncidan en el
capítulo 17, de modo que debe quedarnos claro que la salvación de Abraham
no vino por su circuncisión, sino por haber creído. Génesis 26:5 “Porque
Abraham me obedeció, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis
estatutos y mis leyes.”

Romanos 4:4, “Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como


favor, sino como deuda” si tu vas a trabajar desde 1ero de septiembre, y luego
regresas el 30 a cobrar tu sueldo, y te lo dan, tu no pensarías que te están
haciendo un favor, al contrario, te están dando lo justo, por lo que tu trabajaste.
Pablo ya dijo que hemos sido justificados gratuitamente, y ahora está tratando
de hacernos entender que no merecemos la salvación porque no hemos hecho
nada por ella. El trabajar llama la atención sobre el obrero y su trabajo; y
espera un pago. Este pago no es gracia. La justicia demanda que se me pague
por mi trabajo. La fe llama la atención sobre la persona en quien yo he
confiado. Piensa en un trabajador que ha trabajado, a él le deben un salario.
Sin embargo a ti no te deben salvación pues no es algo en lo que tu has
trabajado en lo más mínimo.
9  
Romanos 4:5, “mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío,
su fe se le cuenta por justicia”. Vamos a explicar un poco más la palabra 'cree'.
'Cree en Aquel que justifica', Dios, Cristo, eso ya me es suficiente. La palabra
creer es la palabra “Pisteúo”, la cual engloba en su concepto el entendimiento
racional, el confiar en alguien o en algo, el adherirse a…

Para los reformados la fe salvadora tenía tres componentes. El primero era


“notitia” que implicaba información. Yo tengo información que Dios envío a su
Hijo a morir por mi. Los demonios también tienen “notitia”, pues ellos tienen esa
información.

En segundo lugar tiene que tener “assensus” que se refiere a que yo asiento
que eso es verdad. Tu asientes que Cristo es el Salvador del mundo, tu crees
que solamente hay un nombre debajo del cielo por medio del cual tu puedes
ser salvo. Satanás tiene “assensus”, sí, él sabe que eso es verdad.

Hay un tercer componente que los demonios y Satanás no tienen, “fiduccia”,


confianza depositada en Dios.

La fe de la que está hablando “pisteúo”, (Ro. 4:5), “más el que no trabaja pero
cree”, esa fe tiene un componente racional (notitia), tiene un componente de
fiduccia (confía) , y él se ha adherido y asiente también a eso que él ha
confesado.

Por tanto el creer o la fe genuina involucra todo lo que yo soy, mi corazón, mi


mente, mis emociones. La fe tiene que producir una convicción que no
solamente es emoción, que no solamente es cerebral, sino que además me
lleva a mover la voluntad. Con frecuencia la falta de obediencia es una falta de
conversión, yo sé que esa obediencia nunca será perfecta, el mismo apóstol
Pablo habla de su lucha. Sin embargo, el que viva cerca a mí debe ver en mí
una vida de obediencia, de testimonio. Mi vida no debe de generar
cuestionamiento de mi fe en Dios, de ser así debo preguntarme qué me falta
que hace que otros hablen de mi vida de testimonio.

La fe envuelve una convicción firme que produce un reconocimiento completo


de la verdad que me ha sido revelada. Yo tengo esa convicción, no es una
opinión sobre la salvación. Una opinión simplemente la sostengo, pero el día
que entre en tormenta soltaré esa opinión. Sin embargo una convicción me
sostiene a mí. Esa es la razón por la que los mártires dieron sus vidas y
sufrieron en la hoguera, pues mientras el fuego los quemaba ellos eran
sostenidos por una convicción, y no una opinión.

Debe haber una rendición personal a la verdad, es decir que me rindo, me


entrego a esa verdad; y finalmente debe haber una conducta inspirada y
consistente con esa rendición.

Entonces, el versículo 5 dice “mas al que no trabaja, pero cree en aquel que
justifica al impío”. Antes de creer nosotros éramos impíos. Impío en griego

10  
quiere decir “a sebés”, “a” = sin y “sébomai” = adoración. Es un individuo que
vive para si y no adora a nuestro Dios.

John Piper en su libro sobre evangelismo “Alégrense las Naciones” dice que la
misión de la iglesia no es el evangelismo, sino es la adoración. Nosotros
evangelizamos porque la gente no está adorando a nuestro Dios. Cuando el
plan de evangelización termine nosotros nos encontraremos en el cielo a
personas de toda nación, pueblo, tribu, lengua adorando, ahí nos daremos
cuenta que el evangelismo tenía

el propósito de llevarlo ante el trono. La razón del evangelismo es la


adoración, el evangelismo es el instrumento que te lleva a la adoración.
Recuerdo eso simplemente por el significado de la palabra impío 'sin
adoración'.

Cuando el impío sea justificado por medio de la fe, por medio de la gracia, él
será un adorador. El propósito del evangelismo es convertir personas rebeldes
en adoradores. La realidad es que tu adoras a Dios o te adoras a ti mismo,
literalmente. Otros medios por los cuales nos adoramos a nosotros mismos son
los ídolos como el dinero o la profesión, etc. Lamentablemente cuando hemos
pecado rendimos la voluntad antes el dios yo.

El entendimiento de mi salvación me ayuda a rendir mi voluntad delante de


Dios. Al entender que mi salvación fue gratuita para mí, pero no lo fue para
Dios pues le costó la vida de su Hijo, y al Hijo su propia sangre. Cuando tu le
perdonas a alguien algo, eso a ti te ha costado algo. Las deudas no quedan
canceladas porque sí, quedan canceladas porque alguien la paga. O la paga a
quien le debían perdonándola, o la paga el que la debía, pero a alguien le va a
costar algo.

De esa misma manera el hombre le debía a Dios porque había violado su ley, y
como Dios había pasado por alto el pecado del hombre, Dios decidió pagarse a
sí mismo, Dios se paga su propia deuda, es increíble. Él sabe que el hombre
no tiene con qué pagar la deuda, pero dice, 'tampoco la voy a dejar abierta, y
tampoco voy a dejar mi justicia sin cubrir'. A modo de ilustración, es como que
el juez te condene a 20 años de cárcel, y luego te diga que él va a ir a la cárcel
por ti, y tu puedes ir a tu casa. Eso es lo que Dios ha hecho por nosotros.

Por ejemplo, qué pasaría si alguien te perdona una deuda de mil millones de
pesos. Digamos que, como mínimo, le dirías que para el resto de tu vida en
todo lo que puedas, en todo lo que necesite, en el lugar que se encuentre, no
importa el día ni la hora, estarás a su servicio. Al menos, como muestra de
agradecimiento, como mínimo, pues la deuda era monumental. Pues eso es lo
que Dios ha hecho contigo, Él ha pagado tu deuda monumental, y tu deberías
decirle: Dios, no importa de qué manera, cuándo, dónde yo quiero servirte para
el resto de mi vida. ¿Por qué? Porque el pago que Dios ha hecho es
extraordinario.

Nosotros no acabamos de entender, presta atención al apóstol Pablo cuando


dice 'Yo no me entiendo, lo que yo quiero hacer no hago, y lo que no quiero
hacer eso termino haciendo, yo no entiendo'. Pablo sabe que si él va a tener
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salvación es solamente por la gracia de Dios. Eso hizo que Pablo viviera como
vivió el resto de sus días. Nosotros no entendemos nuestra salvación, eso con
frecuencia me entristece, y en ocasiones tengo ofensa ajena de cómo
pensamos acerca de Dios. La abundancia de mi vida en Cristo depende de la
abundancia de mi entendimiento de mi salvación. Es proporcional, mientras
más entiendo mi salvación, más abundancia de vida yo tengo porque más
obediencia yo le debo a mi Señor.

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escrita del Ministerio Integridad & Sabiduría

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