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CURSO: "VIOLENCIA POR RAZON DE GENERO CONTRA LA MUJER" (SCBA)

UNIDAD 1:

La perspectiva de género en la tutela y promoción de los derechos


Humanos.

La perspectiva de género constituye un enfoque teórico de análisis que facilita repensar


las construcciones sociales y culturales de la distribución del poder entre mujeres y
hombres y que afectan de manera directa, las formas de relacionarse de las personas en
todos los ámbitos. Es una herramienta conceptual y práctica que permite desarrollar
propuestas metodológicas de análisis, con el fin de variar la forma de estas relaciones, que
han derivado en discriminación, falta de equidad, poco acceso a oportunidades y al
desarrollo, así como poco conocimiento de sus derechos como humanas.
Cuando hablamos de la integración de la perspectiva de género, estamos hablando de una
visión inclusiva que comprende las necesidades y derechos de mujeres y hombres. Sin
embargo, es necesario entender que, por la desigualdad de las relaciones de poder entre
ambos que ha colocado a las mujeres en una situación de desventaja y subordinación; es
necesario enfatizar en la necesidad de trabajar por la eliminación de las discriminaciones y
por ello abordar el trabajo de tutela y promoción de los derechos humanos de las mujeres.
Si las mujeres no conocen sus derechos, no van a estar en capacidad de ejercerlos.
Este planteamiento que parece tan simple es de gran trascendencia para lograr el pleno
reconocimiento y ejercicio, tanto de sus deberes como de sus derechos.

¿Qué es la perspectiva de género?

En las últimas décadas, se han realizado esfuerzos por deconstruir la visión de la realidad
centrada en el hombre como paradigma del ser humano; esta nueva herramienta de análisis
se ha denominado perspectiva de género. Señala Marcela Lagarde que:
“La perspectiva de género permite analizar y comprender las características que definen a las
mujeres y a los hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. Esta
perspectiva de género analiza las posibilidades vitales de las mujeres y los hombres: el sentido
de sus vidas, sus expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones sociales
que se dan entre ambos géneros, así como los conflictos institucionales y cotidianos que deben
enfrentar y las maneras en que lo hacen”.

La perspectiva de género implica por un lado, una crítica a la visión exclusiva del mundo
en clave masculina y por otro, una relectura y resignificación de la historia, de la sociedad,
la cultura, la economía y la política. De lo que se trata es de hacer relecturas,
resignificaciones y reconceptualizaciones que permitan un análisis diferenciado del mundo
y de la realidad; de la aplicación de las normativas e instrumentos internacionales de
derechos humanos, para poder actuar sobre ella y transformarla mediante la práctica de
relaciones igualitarias y no discriminatorias.
Debe señalarse que un hito histórico fundamental en la lucha de las mujeres por la igualdad
y la no discriminación, fue la distinción que se estableció entre sexo y género; ya que
permitió entender que la única diferencia “natural” o biológica entre mujeres y hombres se
encuentra en las características físicas de sus órganos sexuales. De esta manera, el sexo de
las personas se refiere a su anatomía. Mientras que el concepto de género hace referencia a
todas aquellas prácticas, valores, costumbres y tareas que la sociedad –y no la naturaleza –
le ha asignado de forma distinta a cada uno de los sexos, de manera que tenemos un género
femenino y un género masculino. El valor político de esta distinción es enorme, en la
medida en que las tareas y responsabilidades asignadas a cada uno de los géneros son obra
de la sociedad, de la cultura y de la costumbre y no de “fuerzas naturales inextricables”, por
lo que pueden y deben ser transformadas.

Errores comunes en la utilización y aplicación de la perspectiva


de género:

En el uso o aplicación de conceptos relacionados con género o perspectiva de género


hay errores comunes, ocasionados principalmente por una comprensión equivocada de los
significados. Algunos ejemplos permiten identificar los principales errores y tomar nota
de ellos para que no se cometan:
La palabra género, explícita o implícitamente, a menudo se utiliza - como sinónimo de
mujer.
- La perspectiva de género se ha entendido como “la problemática de la mujer” y no como
la relación entre mujeres y hombres.
- La perspectiva de género, con excesiva frecuencia, se ha entendido como una “variable”
y no como una perspectiva de análisis. Ello ha conducido a “agregar” simplemente a
las mujeres (a las reuniones, a la información, a la capacitación) sin que se produzcan
reconceptualizaciones, ni relecturas de la realidad.
- Para muchos trabajar con una perspectiva de género no es más que una actividad laboral,
que no guarda ninguna relación con su vida privada, ni su transformación y reeducación
personal.
- En ciertos casos, adoptar la perspectiva de género es simplemente un trámite para
satisfacer los requerimientos de agencias de cooperación y la obtención de recursos
financieros.
- Para algunas personas, la perspectiva de género consiste básicamente en “adaptar” a las
mujeres al mundo de los hombres.
- La concepción con que se atiende a las mujeres, en muchas ocasiones tiende a reproducir
sus roles tradicionales y los mecanismos que propician desigualdad y discriminación.
Trabajar con una perspectiva de género exige un intenso y profundo proceso de
transformación que permita ver, leer, entender, explicar e interpretar las prácticas sociales y
culturales con otros ojos. Esto no se logra de la noche a la mañana, es un proceso que
requiere entrenamiento y voluntad, pues significa desprenderse –en lo personal y en lo
laboral- de los mitos, estereotipos, visiones y conocimientos sesgados y parciales que
reproducen desigualdad.

Relevancia de la integración de la perspectiva de género en la doctrina


de los derechos humanos.

El presente capítulo se propone evidenciar la relevancia que tiene la integración de la


perspectiva de género en la conceptualización y aplicación de los derechos humanos. En
efecto, entender las diferencias socioculturales entre los géneros para la aplicación de los
derechos humanos contribuye a mejorar su protección y vigencia, pues permite avanzar
hacia el logro de la igualdad y la equidad y fortalece los sistemas democráticos mediante
una aplicación diferenciada que permite satisfacer las necesidades de cada persona según su
condición de género.
Los derechos humanos son atributos inherentes a toda persona, por el hecho de serlo, sin
distinción de edad, raza, sexo, nacionalidad, clase social o cualquiera otra condición.
Se caracterizan por ser:
-Universales: son inherentes a todas las personas en todos los sistemas políticos,
- económicos y culturales.
- Irrenunciables: no se pueden trasladar a otra persona ni renunciar a ellos.
- Integrales, interdependientes e indivisibles: se relacionan unos con otros, conforman un
todo (derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales) y no se puede sacrificar
un derecho por defender otro.
- Jurídicamente exigibles: al estar reconocidos por los Estados en la legislación
internacional y nacional, permiten exigir su respeto y cumplimiento.
- Generadores de deberes: generan obligaciones de conducta ante los demás y ante nosotros
mismos.
- Gozan de protección nacional e internacional: su violación, restricción o exclusión, puede
denunciarse en el ámbito local ante las instancias respectivas y cuando se han agotado los
mecanismos nacionales, ante los órganos de protección internacional.
La doctrina jurídica mayoritaria no reconoce las relaciones de género como una categoría
de análisis fundamental y no contempla las diferencias de poder entre mujeres y hombres y
como éstas se manifiestan a lo interno del sistema jurídico, siendo necesario considerar
estas diferencias “ya que es precisamente en este campo –el jurídico- en donde se regulan
las relaciones de poder”.
Los derechos de las mujeres fueron pensados como un particular del universal masculino y
bajo una concepción de las mujeres como minoría. Hay que recordar, por ejemplo, que
durante mucho tiempo las mujeres se beneficiaron de algunos derechos por extensión; al ser
cónyuges de un ciudadano hombre, o les fueron negados derechos (como el sufragio,
reconocido hasta inicios del siglo XX). Ello provocó la exclusión histórica de las mujeres,
la invisibilización de las diferencias, la diversidad, las especificidades y las necesidades de
esta población.
Como se afirmó anteriormente, la perspectiva de género nos remite a las características de
mujeres y de hombres, definidas socialmente y moldeadas por factores culturales, por lo
que son susceptibles de transformación. La discriminación hacia las mujeres ha sido parte
de la historia de la humanidad y el utilizar la perspectiva de género, permite entender por
qué la doctrina de los derechos humanos –en constante evolución y desarrollo- ha
contemplado ampliaciones conceptuales y reconocimientos explícitos de los derechos de las
mujeres.
De manera progresiva y creciente, la perspectiva de género ha ido permeando la protección
nacional e internacional de los derechos humanos y ha permitido el reconocimiento
internacional de la discriminación que enfrenta la mayoría de las mujeres en el mundo.
También ha puesto de manifiesto las limitaciones que afectan el goce y ejercicio pleno de
sus derechos humanos y que les impide mejorar las condiciones en las que viven.
La incorporación de la perspectiva de género en el análisis de los derechos humanos
constituye un instrumento de cambio de las relaciones sociales entre mujeres y hombres, al
convertirse en un mecanismo que contribuye a la transformación de la subordinación y
discriminación en igualdad de derechos, equidad en las oportunidades y respeto de las
diferencias. Es por esta razón que cada vez cobra más importancia la necesidad de
incorporar la perspectiva de género en la conceptualización, análisis y tutela de los
derechos humanos.

El aporte de la perspectiva de género a los derechos humanos.

El principal aporte de la perspectiva de género a la teoría y práctica de los derechos


humanos reside en su valor de transformación política y cultural; es decir, como
instrumento de análisis y como factor generador y potenciador de una gama de
posibilidades fundamentales para impactar y mejorar las condiciones de vida y el desarrollo
de tanto de las mujeres como de los hombres.

Para tener en cuenta:


Incorporar la perspectiva de género en los derechos humanos
- implica considerar las diferencias socio-culturales entre mujeres y hombres y las
diferencias que éstas conllevan en el reconocimiento y disfrute de sus derechos.
- Puede afirmarse que la aplicación de la perspectiva de género, enriquece la manera de
mirar la realidad y de actuar sobre ella. En materia de derechos humanos permite visualizar
inequidades construidas de manera artificial, socio-culturalmente y detectar mejor la
especificidad en la protección que precisan quienes sufren desigualdad o discriminación,
entre otras cosas. Ofrece pues, grandes ventajas y posibilidades para la efectiva tutela de las
personas y concretamente de las mujeres.

El desarrollo progresivo de los derechos humanos.

A lo largo del desarrollo de los derechos humanos, se han hecho numerosas clasificaciones
de los mismos, que posteriormente han sido desechadas. Una de las más conocidas hace
unos años era la de las tres generaciones, que consideraba como de primera generación a
los derechos civiles y políticos, de segunda generación a los económicos, sociales y
culturales y de tercera generación a los colectivos y ambientales. Estas generaciones
respondían al surgimiento de los distintos instrumentos de Naciones Unidas en la materia.
Sin embargo, el mismo proceso sobrepasó a la clasificación, pues no era posible considerar
como nueva generación a cada instrumento.
Actualmente se habla simplemente del tipo de derechos: civiles y políticos; o económicos,
sociales y culturales; o específicos de la niñez o de las mujeres, etc. Sin embargo, el
proceso de inclusión de los problemas, intereses y propuestas de las mujeres ha sido
posiblemente uno de los más dinámicos de las dos últimas décadas.
Line Bareiro presenta la siguiente clasificación considerando que el elemento diferenciador
es la inclusión o exclusión de mujeres y hombres, así como de sus temas, problemas
específicos y perspectivas.

Derechos humanos específicos de las mujeres:


Por años, la desigualdad en que viven las mujeres fue entendida como inevitable y se
atribuyó su origen a diferencias supuestamente “naturales”. Así, la discriminación fue
aceptada como “normal” o ignorada, considerada como un asunto individual o cultural, por
lo que muchas de las necesidades e intereses de las mujeres fueron excluidos de la agenda
de los derechos humanos y tratados como derechos de otro carácter y estatus, lo que generó
unos contenidos y una práctica patriarcal que contempló de manera limitada los derechos
de las mujeres.
El problema es que muchas normas aún cuando no hacen distingos de sexo en su redacción,
es decir se consideran “neutras” en su origen, aplicación e interpretación, sí lo hacen en sus
efectos; porque además es patriarcal todo el aparato socio-cultural, la administración de
justicia, y las personas que aplican los instrumentos jurídicos se apegan a los mandatos
patriarcales.

Derechos humanos de hombres y mujeres:


En la última década y gracias al movimiento internacional de mujeres, se han dado avances
importantes para integrar una visión de lo femenino en la doctrina de los derechos
humanos, de manera que lo masculino no sea el parámetro universal. Tenemos como
ejemplos:
-El reconocimiento explícito ya mencionado, en la Conferencia Mundial - sobre Derechos
Humanos (Viena, 1993) que “los derechos humanos de la mujer y la niña son parte
inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales”.
- La creación de relatorías especiales sobre derechos de las mujeres en los sistemas
interamericano y africano, así como de la Relatoría sobre la Violencia hacia las Mujeres en
el sistema universal.
- Un proceso de relectura desde los derechos de las mujeres, de los grandes instrumentos
del sistema de Naciones Unidas, como por ejemplo la Observación General N° 28 (2000)
del Comité de Derechos Humanos sobre el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, relativa a la no discriminación e igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
Cabe señalar que muchos nuevos instrumentos ya nacen con perspectiva de equidad de
género.
En la composición misma de la Corte, se incluye la equidad entre mujeres y hombres,
regiones del mundo y especialización profesional. Se reconoce y define además, como parte
de los crímenes de genocidio, lesa humanidad y de guerra, las prácticas violatorias a los
derechos humanos de las mujeres que históricamente han ocurrido en situaciones de
conflicto armado o de disturbio: la violación, esclavitud sexual, prostitución forzada,
embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable.

Reflexiones acerca de los principios de igualdad y no discriminación:


Las conductas discriminatorias se sustentan en valoraciones negativas sobre determinados
grupos o personas. Dicho de otro modo, la discriminación se basa en la existencia de una
percepción social, que tiene como característica el desprestigio considerable de una persona
o grupo de personas, ante los ojos de otras. Estas percepciones negativas tienen
consecuencias en el tratamiento hacia ellas, en el modo de ver el mundo y de vivir las
relaciones sociales en su conjunto. Todo ello influye en las oportunidades y por
consiguiente, en el ejercicio de los derechos y en la realización de las capacidades de este
grupo de personas. Es decir, la discriminación tiene un impacto en el ordenamiento y en las
modalidades de funcionamiento de cada sociedad en particular, pues implica una práctica
limitante de las posibilidades de desarrollar ciertas condiciones de vida con pleno disfrute
de los derechos humanos.
En cuanto al principio de igualdad, hay que señalar que la igualdad no se define a partir de
un criterio de semejanza, sino de justicia: se otorga el mismo valor a personas diversas,
integrantes de una sociedad. La igualdad es importante justamente entre diferentes, ya que
se trata de una convención social, de un pacto según el cual se reconoce como iguales a
quienes pertenecen a distintos sexos, razas, etnias, clases sociales, etc. El principio de
igualdad está estrechamente relacionado con el ejercicio de la tolerancia: el reconocimiento
del otro o de la otra como igual, es decir, que siendo diferente tiene los mismos derechos y
responsabilidades.
En este enfoque interesa destacar que “la reivindicación de la igualdad como principio
normativo y como derecho, se sustenta en el principio ético de la justicia: no es justa la
convivencia en la desigualdad y tampoco la competencia en la desigualdad” 13. En el marco
de los derechos de las mujeres, hablar de igualdad no significa identidad con los hombres;
significa tener las mismas oportunidades, ser reconocidas y tratadas como iguales, con los
mismos derechos y deberes, pero también con la misma posibilidad de obtener beneficios,
pues todas las personas tiene el mismo valor y dignidad.
Esta reflexión es importante a efectos de entender mejor cómo analizar las características
de los derechos humanos, a la luz de la perspectiva de género.

Análisis de algunas disyuntivas de los derechos humanos a la luz de


la perspectiva de género.

Igualdad y diferencia:
La igualdad constituye uno de los derechos fundamentales de las personas, consagrado en
los instrumentos nacionales e internacionales y de derechos humanos. La Declaración
Universal de Derechos Humanos (DUDH) señala en su artículo primero que todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
El trato no igualitario y la aplicación de la normativa de los derechos humanos en forma
discriminatoria, tiene como resultado la exclusión, obstaculización y restricción del género
femenino y todo lo que representa el ser mujer, tanto en las actividades de instituciones
públicas o privadas donde prevalecen los valores de poder y dominación masculinos ya sea
como producto de una acción, una omisión o un resultado.
La discriminación de género “limita la participación de las mujeres en la vida política,
social, económica y cultural de nuestros países y se agrava para aquellas cuya situación de
pobreza obstaculiza su acceso a la alimentación, la salud, la enseñanza, la capacitación y las
oportunidades de empleo, así como a la satisfacción de otras necesidades. Es decir, la
discriminación viola los principios de la igualdad de derechos y de respeto a la dignidad
humana e impide el disfrute de los derechos humanos a las mujeres”.
Podemos entender la discriminación contra las mujeres como:
“toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo, que tenga por objeto o resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su
estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier
otra esfera”.
Es importante destacar que según esta definición, la discriminación puede darse tanto por
objeto como por resultado; es decir de manera directa o indirecta. Además, no solo
comprende la discriminación sino que establece un concepto de igualdad sustantiva, o sea
que “pretende lograr no solo la igualdad formal (aquella que está establecida en tratados y
leyes), sino la igualdad real que apunta a la transformación social” y permite interpretar que
es discriminatorio todo trato que tenga por resultado la desigualdad. Esto quiere decir que si
una mujer recibe un trato idéntico al del hombre y ello la deja en posición inferior, ese trato
en sí es discriminatorio aunque su objetivo haya sido la igualdad.
Generalmente la legislación y las políticas aparentan ser “neutrales” al género; se asume
que se aplican de manera igualitaria para mujeres y hombres, pero en realidad, al no
considerar las diferentes condiciones y necesidades de unas y otros, conducen con
frecuencia a resultados desiguales que favorecen, legitiman y mantienen la discriminación y
exclusión de las mujeres.
La igualdad significa trato igual en condiciones iguales; que no se haga diferencia entre dos
o más personas que se encuentran en la misma situación o en condiciones idénticas, e
implica la posibilidad de un trato diferenciado cuando las circunstancias sean diferentes o
las personas estén desigualmente situadas.
La mera igualdad jurídica-formal puede coexistir con situaciones de desigualdad real en la
sociedad. Por ello, el logro de la igualdad real requiere en ciertos casos, un trato desigual
para lograr un resultado equitativo entre mujeres y hombres.
El trato equitativo requiere que se trate a cada cual según sus circunstancias particulares y
el contexto en el que se dan; por lo que es necesario tomar en cuenta las diferencias reales
entre mujeres y hombres, sus experiencias particulares de género, el contexto social de las
relaciones de poder y las condiciones culturales de cada quien. Reconocer estas diferencias
–de poder, económicas, de información y otras- entre mujeres y hombres no conlleva a la
desigualdad jurídica; por el contrario, esas diferencias deben ser reconocidas para lograr la
igualdad sustantiva.
Para responder a la desigualdad real se han creado las políticas de diferenciación para la
igualdad. Estas reconocen que no todas las personas se encuentran en una misma posición
y brindan temporalmente un trato distinto para quienes viven una situación de desigualdad,
con el fin de disminuir las desigualdades económicas, culturales, sociales y políticas entre
mujeres y hombres. Persiguen dar un trato distinto para acceder a una mayor igualdad.
“Las medidas de equidad que se adoptan para reducir una desigualdad -partiendo de reconocer una
situación diferente, desigual o injusta-, se conocen como acciones afirmativas. Con estas se busca
compensar y remover las barreras sociales, económicas y políticas que la cultura de subordinación y
discriminación interponen para el logro de la igualdad real” .
La posibilidad de un trato diferenciado tiene un sentido estratégico que consiste en
contrarrestar las desigualdades, promoviendo la igualdad de resultados para todas las
personas, con sentido de equidad, justicia y no discriminación. El reconocimiento de estas
diferencias constituye un mecanismo que debe evitar la restricción al ejercicio de los
derechos, así como la profundización de los estereotipos, la división sexual del trabajo, la
subordinación y la desigualdad.

EL SISTEMA SEXO-GÉNERO ES UNA CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL Y


ES TAMBIÉN UN SISTEMA DE REPRESENTACIÓN QUE ASIGNA
SIGNIFICADOS Y VALORES, POR SU SEXO Y EDAD, A LAS PERSONAS QUE
SON PARTE DE UNA COMUNIDAD.

La cobertura de los deportes es un ejemplo entre muchos, de la asignación que los medios suelen hacer a
grupos poblacionales. Así, los deportes parecen ser sólo de interés masculino y los temas vinculados a la
infancia y el hogar de interés exclusivo de las mujeres. De este modo los medios se convierten en
instrumentos de la perpetuación de roles basados en estereotipos siempre culturales y al insistir en la
división sexual de las tareas ofrecen una plataforma para la instalación de las violencias de género cuya
expresión más visible es el femicidio.
Es por eso que la perspectiva de género es imprescindible como herramienta para entender y
contextualizar la información que producimos y difundimos, pero también porque su
incorporación puede colaborar en la modificación de esas estructuras patriarcales.
La inclusión de conceptos como el de transversalidad de género (sinónimo de gender mainstreaming
o enfoque integrado de género) es una práctica deseable para un periodismo responsable, como lo es
también para el avance hacia la igualdad y la equidad real de quienes ejercen los poderes públicos de
todas las áreas del estado.
La transversalidad de género es la aplicación del principio de igualdad de trato y no discriminación y
de oportunidades a las políticas públicas entre las personas que conviven en una sociedad, de modo que:
1. se garantice el acceso a todos los recursos en igualdad de condiciones,
2. se planifiquen las políticas públicas teniendo en cuenta las desigualdades existentes,
3. se identifiquen y evalúen los resultados e impactos producidos en el avance de la igualdad real.
También es importante incluir la perspectiva de género para informar adecuadamente, señalando en las
descripciones las diferencias entre personas adultas, mujeres, varones, colectivos GLTTBIQ (gay,
lesbianas, travestis, transgénero, bisexuales, intersexuales, queer), también para la población de niñas,
niños y adolescentes.
En Argentina se ha avanzado en colocar en la agenda pública la inequidad, sin embargo, la perspectiva
de género no está aún incorporada ni institucionalizada en la prensa y muchas veces los medios
continúan reproduciendo esquemas sexistas que discriminan, estereotipan o invisibilizan a la infancia en
general y a las niñas y mujeres en particular.
Desde hace unos años el movimiento de mujeres cuestiona de diferentes maneras a los Concursos de
Belleza, por el esquema que sostienen convirtiendo el cuerpo de las mujeres en objeto a ser evaluado con
paradigmas arbitrarios y por el daño que produce en las niñas y jóvenes la instalación de este modelo.
Los medios reproducen, publicitando estos certámenes y los comentarios de quienes conducen los
eventos, el valor social de un cuerpo tallado a imagen u semejanza de las ganadoras y estigmatizan a
quienes no lo desean o a quienes deseándolo no lo logran, muchas veces poniendo en riesgo su vida y su
salud sobre todo en la pubertad y adolescencia.
Los comerciales que publicitan alimentos insisten en mostrar mujeres en el supermercado, cocinando,
lavando o planchando, modernizadas en su aspecto y siempre sonrientes y felices con el mismo mensaje
que a mediados del siglo XX cuando se enaltecía a la “Reina del Hogar”. Las niñas jugando con su
muñeca o aprendiendo a maquillarse “como mamá” son habituales en las tandas que se emiten en los
canales infantiles.
Y por último, aunque solo a modo de ejemplo, el cuidado de la familia siempre aparece como una
responsabilidad exclusiva de una “madresposa” al decir de Marcela Lagarde.
Argentina ha generado medidas de cuidado en su legislación que aún no se expresan en la vida cotidiana
de las personas y tampoco aparecen en el discurso de los medios, en las telenovelas, publicidades o
chistes.
Las consecuencias resultan evidentes: no se modifican las estadísticas de los daños y está clara la falta de
información de las mujeres, las niñas y las adolescentes respecto a sus derechos.
Y en este terreno es mucho lo que el periodismo puede aportar, incluyendo información en sus notas
acerca de recursos, teléfonos a los que recurrir, ejemplos de vida de personas que superan obstáculos.

SEXO: ES EL CONJUNTO DE CARACTERÍSTICAS FÍSICAS,


BIOLÓGICAS, ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS QUE DEFINEN
COMO VARÓN O MUJER A LOS SERES HUMANOS. EL SEXO ESTÁ
DETERMINADO POR LA NATURALEZA.
EL RECONOCIMIENTO DE LA INTERSEXUALIDAD PONE EN JAQUE
ALGUNOS DE ESTOS SABERES QUE SIN EMBARGO SIGUEN SIENDO
ÚTILES A LA HORA DE LAS CONCEPTUALIZACIONES.
GÉNERO: ES EL CONJUNTO DE CARACTERÍSTICAS SOCIALES,
CULTURALES, POLÍTICAS, PSICOLÓGICAS, JURÍDICAS Y ECONÓMICAS
QUE LAS DIFERENTES SOCIEDADES ASIGNAN A LAS PERSONAS DE
FORMA DIFERENCIADA COMO PROPIAS DE VARONES O DE MUJERES.
SON CONSTRUCCIONES SOCIOCULTURALES QUE VARÍAN A TRAVÉS
DE LA HISTORIA Y SE REFIEREN A LOS RASGOS PSICOLÓGICOS Y
CULTURALES Y A LAS ESPECIFICIDADES QUE LA SOCIEDAD ATRIBUYE
A LO QUE CONSIDERA “MASCULINO” O “FEMENINO”. ESTA ATRIBUCIÓN
SE CONCRETA UTILIZANDO, COMO MEDIOS PRIVILEGIADOS, LA
EDUCACIÓN, EL USO DEL LENGUAJE, EL “IDEAL” DE LA FAMILIA
HETEROSEXUAL, LAS INSTITUCIONES Y LA RELIGIÓN.

Y no es menor la influencia de los medios de comunicación en esta construcción de sentido común.


El sexo alude a las diferencias físicas y biológicas entre varón y mujer. En cambio, género es una
categoría construida social y culturalmente que se aprende y que, por lo tanto, puede evolucionar o
cambiar.
Sexismo y patriarcado son dos términos ineludibles a la hora de entender para qué sirve y qué es la
perspectiva de género. Las jerarquías de edad y sexo operan por vía paralela pero también
complementaria, organizando las relaciones de niñas, niños y personas adultas.

PATRIARCADO: FORMA DE ORGANIZACIÓN SOCIAL ESPECÍFICA


BASADA EN LA DOMINACIÓN DE UNOS VARONES CON EJERCICIO
DE PODER SOBRE MUJERES, NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES.
TAMBIÉN SOBRE OTROS VARONES MENOS JERARQUIZADOS
DE LA MISMA COMUNIDAD.

SEXISMO: ES TODA FORMA DE JERARQUIZAR LAS DIFERENCIAS


ENTRE EL VARÓN Y LA MUJER, OTORGÁNDOLE SUPERIORIDAD A
“LO MASCULINO” DESDE UNA PERSPECTIVA DISCRIMINATORIA QUE
LLEVA CONSIGO PREJUICIOS Y PRODUCE PRÁCTICAS VEJATORIAS
Y ULTRAJANTES PARA AQUELLO QUE NO ENTRA EN LA CATEGORÍA
VARÓN, FUNDAMENTADA EN UNA SERIE DE MITOS QUE HABLAN DE
LA SUPERIORIDAD MASCULINA. ESTA IDEA, LA DE LA SUPERIORIDAD,
NATURALIZA PRIVILEGIOS QUE DAN PODER DE ACCIÓN Y DECISIÓN
A LOS VARONES Y SE SOSTIENE CONVENCIENDO AL GÉNERO
FEMENINO DE QUE SU SUBORDINACIÓN Y OBEDIENCIA SON
CONDICIONES PREDETERMINADAS POR LA NATURALEZA.

La perspectiva o visión de género es una categoría analítica que toma los estudios que surgen desde las
diferentes vertientes académicas de los feminismos para, desde esa plataforma teórica, cuestionar los
estereotipos y elaborar nuevos contenidos que permitan incidir en el imaginario colectivo de una
sociedad al servicio de la igualdad y la equidad.

“LA PERSPECTIVA DE GÉNERO ES UNA OPCIÓN POLÍTICA PARA


DEVELAR LA POSICIÓN DE DESIGUALDAD Y SUBORDINACIÓN DE
LAS MUJERES EN RELACIÓN A LOS VARONES. PERO TAMBIÉN ES
UNA PERSPECTIVA QUE PERMITE VER Y DENUNCIAR LOS MODOS
DE CONSTRUIR Y PENSAR LAS IDENTIDADES SEXUALES DESDE UNA
CONCEPCIÓN DE HETEROSEXUALIDAD NORMATIVA Y OBLIGATORIA
QUE EXCLUYE”. MARIA FLORENCIA CREMONA “SEMINARIO
INTERDISCIPLINARIO COMUNICACIÓN Y GÉNERO”
EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA.
UNIDAD 2:

CONVENCION SOBRE LA ELIMINACION DE TODAS LAS FORMAS DE


DISCRIMINACION CONTRA LA MUJER.

Artículo 2
Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas, , se
comprometen a:
a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra
legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por
ley u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio;
b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones
correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer;
c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad
con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes y
de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de
discriminación;
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar
por que las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación;
e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas;
f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o
derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la
mujer;
g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación
contra la mujer.

Artículo 3
Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas política,
social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo,
para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el
ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de
condiciones con el hombre.

Artículo 4
1. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales de carácter temporal
encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer no se considerará
discriminación en la forma definida en la presente Convención, pero de ningún modo
entrañará, como consecuencia, el mantenimiento de normas desiguales o separadas; estas
medidas cesarán cuando se hayan alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y
trato.
2. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales, incluso las contenidas en la
presente Convención, encaminadas a proteger la maternidad no se considerará
discriminatoria.

Artículo 5
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:
a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra
índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los
sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;
b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la
maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de
hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la inteligencia
de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en todos los casos.

Artículo 6
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo,
para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la
mujer.

Artículo 7
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación
contra la mujer en la vida política y pública del país y, en particular, garantizarán a las
mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres, el derecho a:
a) Votar en todas las elecciones y referéndums públicos y ser elegibles para todos los
organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas;
b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de éstas,
y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos
gubernamentales;
c) Participar en organizaciones y en asociaciones no gubernamentales que se ocupen de la
vida pública y política del país.

Artículo 8
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar a la mujer, en
igualdad de condiciones con el hombre y sin discriminación alguna, la oportunidad de
representar a su gobierno en el plano internacional y de participar en la labor de las
organizaciones internacionales.

Artículo 9
1. Los Estados Partes otorgarán a las mujeres iguales derechos que a los hombres para
adquirir, cambiar o conservar su nacionalidad. Garantizarán, en particular, que ni el
matrimonio con un extranjero ni el cambio de nacionalidad del marido durante el
matrimonio cambien automáticamente la nacionalidad de la esposa, la conviertan en
apátrida o la obliguen a adoptar la nacionalidad del cónyuge.
2. Los Estados Partes otorgarán a la mujer los mismos derechos que al hombre con respecto
a la nacionalidad de sus hijos.

Artículo 10
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación
contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre en la esfera de la
educación y en particular para asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y
mujeres:
a) Las mismas condiciones de orientación en materia de carreras y capacitación profesional,
acceso a los estudios y obtención de diplomas en las instituciones de enseñanza de todas las
categorías, tanto en zonas rurales como urbanas; esta igualdad deberá asegurarse en la
enseñanza preescolar, general, técnica, profesional y técnica superior, así como en todos los
tipos de capacitación profesional;
b) Acceso a los mismos programas de estudios, a los mismos exámenes, a personal docente
del mismo nivel profesional y a locales y equipos escolares de la misma calidad;
c) La eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculino y femenino en
todos los niveles y en todas las formas de enseñanza, mediante el estímulo de la educación
mixta y de otros tipos de educación que contribuyan a lograr este objetivo y, en particular,
mediante la modificación de los libros y programas escolares y la adaptación de los
métodos de enseñanza;
d) Las mismas oportunidades para la obtención de becas y otras subvenciones para cursar
estudios;
e) Las mismas oportunidades de acceso a los programas de educación permanente,
incluidos los programas de alfabetización funcional y de adultos, con miras en particular a
reducir lo antes posible toda diferencia de conocimientos que exista entre hombres y
mujeres;
f) La reducción de la tasa de abandono femenino de los estudios y la organización de
programas para aquellas jóvenes y mujeres que hayan dejado los estudios prematuramente;
g) Las mismas oportunidades para participar activamente en el deporte y la educación
física;
h) Acceso al material informativo específico que contribuya a asegurar la salud y el
bienestar de la familia, incluida la información y el asesoramiento sobre planificación de la
familia.

Artículo 11
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en la esfera del empleo a fin de asegurar a la mujer, en
condiciones de igualdad con los hombres, los mismos derechos, en particular:
a) El derecho al trabajo como derecho inalienable de todo ser humano;
b) El derecho a las mismas oportunidades de empleo, inclusive a la aplicación de los
mismos criterios de selección en cuestiones de empleo;
c) El derecho a elegir libremente profesión y empleo, el derecho al ascenso, a la estabilidad
en el empleo y a todas las prestaciones y otras condiciones de servicio, y el derecho a la
formación profesional y al readiestramiento, incluido el aprendizaje, la formación
profesional superior y el adiestramiento periódico;
d) El derecho a igual remuneración, inclusive prestaciones, y a igualdad de trato con
respecto a un trabajo de igual valor, así como a igualdad de trato con respecto a la
evaluación de la calidad del trabajo;
e) El derecho a la seguridad social, en particular en casos de jubilación, desempleo,
enfermedad, invalidez, vejez u otra incapacidad para trabajar, así como el derecho a
vacaciones pagadas;
f) El derecho a la protección de la salud y a la seguridad en las condiciones de trabajo,
incluso la salvaguardia de la función de reproducción.
2. A fin de impedir la discriminación contra la mujer por razones de matrimonio o
maternidad y asegurar la efectividad de su derecho a trabajar, los Estados Partes tomarán
medidas adecuadas para:
a) Prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de embarazo o licencia de
maternidad y la discriminación en los despidos sobre la base del estado civil;
b) Implantar la licencia de maternidad con sueldo pagado o con prestaciones sociales
comparables sin pérdida del empleo previo, la antigüedad o los beneficios sociales;
c) Alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo necesarios para permitir que los
padres combinen las obligaciones para con la familia con las responsabilidades del trabajo
y la participación en la vida pública, especialmente mediante el fomento de la creación y
desarrollo de una red de servicios destinados al cuidado de los niños;
d) Prestar protección especial a la mujer durante el embarazo en los tipos de trabajos que se
haya probado puedan resultar perjudiciales para ella.
3. La legislación protectora relacionada con las cuestiones comprendidas en este artículo
será examinada periódicamente a la luz de los conocimientos científicos y tecnológicos y
será revisada, derogada o ampliada según corresponda.

Artículo 12
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en la esfera de la atención médica a fin de asegurar, en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el acceso a servicios de atención médica,
inclusive los que se refieren a la planificación de la familia.
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 1 supra, los Estados Partes garantizarán a la
mujer servicios apropiados en relación con el embarazo, el parto y el período posterior al
parto, proporcionando servicios gratuitos cuando fuere necesario, y le asegurarán una
nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia.

Artículo 13
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación
contra la mujer en otras esferas de la vida económica y social a fin de asegurar, en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, los mismos derechos, en particular:
a) El derecho a prestaciones familiares;
b) El derecho a obtener préstamos bancarios, hipotecas y otras formas de crédito financiero;
c) El derecho a participar en actividades de esparcimiento, deportes y en todos los aspectos
de la vida cultural.

Artículo 14
1. Los Estados Partes tendrán en cuenta los problemas especiales a que hace frente la mujer
rural y el importante papel que desempeña en la supervivencia económica de su familia,
incluido su trabajo en los sectores no monetarios de la economía, y tomarán todas las
medidas apropiadas para asegurar la aplicación de las disposiciones de la presente
Convención a la mujer en las zonas rurales.
2. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en las zonas rurales a fin de asegurar en condiciones de
igualdad entre hombres y mujeres, su participación en el desarrollo rural y en sus
beneficios, y en particular le asegurarán el derecho a:
a) Participar en la elaboración y ejecución de los planes de desarrollo a todos los niveles;
b) Tener acceso a servicios adecuados de atención médica, inclusive información,
asesoramiento y servicios en materia de planificación de la familia;
c) Beneficiarse directamente de los programas de seguridad social;
d) Obtener todos los tipos de educación y de formación, académica y no académica,
incluidos los relacionados con la alfabetización funcional, así como, entre otros, los
beneficios de todos los servicios comunitarios y de divulgación a fin de aumentar su
capacidad técnica;
e) Organizar grupos de autoayuda y cooperativas a fin de obtener igualdad de acceso a las
oportunidades económicas mediante el empleo por cuenta propia o por cuenta ajena;
f) Participar en todas las actividades comunitarias; g) Obtener acceso a los créditos y
préstamos agrícolas, a los servicios de comercialización y a las tecnologías apropiadas, y
recibir un trato igual en los planes de reforma agraria y de reasentamiento;
h) Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas de la vivienda,
los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y las
comunicaciones.

Artículo 15
1. Los Estados Partes reconocerán a la mujer la igualdad con el hombre ante la ley.
2. Los Estados Partes reconocerán a la mujer, en materias civiles, una capacidad
jurídica idéntica a la del hombre y las mismas oportunidades para el ejercicio de esa
capacidad. En particular, le reconocerán a la mujer iguales derechos para firmar
contratos y administrar bienes y le dispensarán un trato igual en todas las etapas del
procedimiento en las cortes de justicia y los tribunales.
3. Los Estados Partes convienen en que todo contrato o cualquier otro instrumento
privado con efecto jurídico que tienda a limitar la capacidad jurídica de la mujer se
considerará nulo.
4. Los Estados Partes reconocerán al hombre y a la mujer los mismos derechos con
respecto a la legislación relativa al derecho de las personas a circular libremente y a
la libertad para elegir su residencia y domicilio.

Artículo 16
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las
relaciones familiares y, en particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres
y mujeres:
a) El mismo derecho para contraer matrimonio;
b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer matrimonio sólo por su
libre albedrío y su pleno consentimiento;
c) Los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de su
disolución;
d) Los mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea su
estado civil, en materias relacionadas con sus hijos; en todos los casos, los intereses de los
hijos serán la consideración primordial;
e) Los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y el
intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información, la educación y los medios
que les permitan ejercer estos derechos; f) Los mismos derechos y responsabilidades
respecto de la tutela, curatela, custodia y adopción de los hijos, o instituciones análogas
cuando quiera que estos conceptos existan en la legislación nacional; en todos los casos, los
intereses de los hijos serán la consideración primordial;
g) Los mismos derechos personales como marido y mujer, entre ellos el derecho a elegir
apellido, profesión y ocupación;
h) Los mismos derechos a cada uno de los cónyuges en materia de propiedad, compras,
gestión, administración, goce y disposición de los bienes, tanto a título gratuito como
oneroso.
2. No tendrán ningún efecto jurídico los esponsales y el matrimonio de niños y se adoptarán
todas las medidas necesarias, incluso de carácter legislativo, para fijar una edad mínima
para la celebración del matrimonio y hacer obligatoria la inscripción del matrimonio en un
registro oficial.

GUÍA PARA LA APLICACIÓN DE LA CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA


PREVENIR, SANCIONARY ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

CAPITULO I
DEFINICIÓN Y ÁMBITO DE APLICACIÓN

Artículo 1
Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra las mujeres cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.

Este es un concepto amplio de violencia que abarca todas las formas de violencia dirigidas contra
las mujeres por el hecho de ser mujeres, o que afecta a las mujeres desproporcionadamente. Esta
violencia es una forma de discriminación que impide total o parcialmente a la mujer gozar de sus
derechos humanos y libertades fundamentales.
La definición parte de que la violencia contra las mujeres es uno de los mecanismos sociales
principales por los que se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre,
de ahí que algunas mujeres, por sus condiciones particulares y contextuales, son particularmente
más vulnerables a la violencia.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha interpretado “que no toda violación
de un derecho humano cometida en perjuicio de una mujer conlleva necesariamente una violación
de las disposiciones de la Convención de Belém do
Pará.” 34 Para tener por infringido dicho instrumento, el Tribunal basado en el artículo 1 estableció
que se requiere que la violación esté basada en razones de género y eventualmente enmarcada
dentro de un reconocido contexto de violencia contra las mujeres. 35
Esto alude a estereotipos de género, que se refieren a una pre-concepción de atributos o
características poseídas o papeles que son o deberían ser ejecutados por hombres y mujeres
respectivamente. La creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y
consecuencias de la violencia de género en contra de la mujer.
Esos prejuicios y prácticas pueden llegar a justificar la violencia contra las mujeres como una forma
de protección o dominación. El efecto de dicha violencia sobre la integridad física y mental de las
mujeres es privarla del goce efectivo, el ejercicio y aun el conocimiento de sus derechos humanos.
Del mismo modo, la impunidad de las violaciones a los derechos de la mujer es consecuencia de los
prejuicios y prácticas discriminatorias. La impunidad de los delitos cometidos contra las mujeres
por su condición de género envía el mensaje de que la violencia contra las mujeres es tolerada, lo
que favorece su perpetuación y la aceptación social del fenómeno, el sentimiento y la sensación de
inseguridad en las mujeres, así como una persistente desconfianza de éstas en el sistema de
administración de justicia.
Artículo 2
Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la
mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende,
entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y
acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de
salud o cualquier otro lugar, y
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.

La violencia contra las mujeres asume numerosas y distintas expresiones, que se manifiestan en una
serie continua de formas múltiples, interrelacionadas y a veces recurrentes, que variarán según
contextos sociales, económicos, culturales y políticos. En consecuencia, ninguna lista de formas de
violencia contra las mujeres puede ser exhaustiva. Aunque la Convención se refiera a la violencia
física, sexual y psicológica, los Estados deben reconocer el carácter cambiante de la violencia
contra las mujeres y reaccionar ante las nuevas formas a medida que se las va reconociendo 42. Así
por ejemplo, la violencia económica, patrimonial o financiera, que no fue mencionada
expresamente por la Convención es actualmente considerada una forma de violencia a nivel
internacional y está incluida en algunas legislaciones nacionales.
El Comité de Expertas/os en sus Informes Hemisféricos ha constatado el reconocimiento de otras
formas de violencia contra las mujeres que se producen en la región. Entre ellas la violencia moral,
entendida como cualquier conducta que implique calumnia, difamación o injuria contra la mujer; y
la violencia simbólica, que comprende mensajes, valores y símbolos que trasmiten y reproducen
relaciones de dominación, desigualdad y discriminación contra las mujeres. También la violencia
feminicida, definida como: “la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto
de la violación de sus derechos humanos en los ámbitos público y privado, conformada por el
conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede
culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.”
Estas y otras formas de violencia afectan a las mujeres desde el nacimiento y generan una variedad
de problemas en sus vidas. Impactan en familias y comunidades de todas las generaciones y
refuerzan otros tipos de violencia prevalecientes en la sociedad.
La forma más común de violencia experimentada por la mujer en todo el mundo es la violencia
ejercida por su pareja en la intimidad, que a veces culmina en su muerte. 45
Si bien la Convención delimita claramente tres ámbitos o escenarios, su espíritu es señalar que no es
el espacio físico donde se realiza la violencia el que la define, sino las relaciones de poder que se
producen y la naturaleza de las relaciones interpersonales de las víctimas con sus agresores. 46
El artículo 2 de la Convención de Belém do Pará tuvo un impacto positivo en la reforma de la
legislación existente y en la promulgación de nuevas normas referidas a avanzar en la
implementación de los derechos humanos de las mujeres. Así, se aprobaron leyes de prevención,
sanción y erradicación de la violencia intrafamiliar, leyes específicas sobre la violencia contra las
mujeres que abarcan diferentes manifestaciones como la violencia sexual, el femicidio, la trata, la
explotación sexual y otras.
Violencia en la familia o unidad doméstica o en
cualquier otra relación interpersonal: El Comité de Expertas/as ha señalado que algunos Estados
la han reducido a la violencia doméstica o violencia intrafamiliar, lo cual es una debilidad pues
ambas expresiones se refieren a la violencia ejercida dentro de la familia, contra cualquier miembro
de ella, sea hombre o mujer. Además, se ha excluido la violencia ocurrida a manos del compañero
de hogar, novio, ex parejas o personas que, sin estar vinculadas legalmente con la mujer, mantienen
una relación interpersonal con ella. 47
La violencia dentro de la familia es un fenómeno generalizado que afecta a las mujeres de todas las
capas sociales. Se sigue percibiendo como algo aceptable y legítimo y es un delito que rara vez se
denuncia, principalmente por miedo a represalias, presión por parte de la familia o la comunidad
para no revelar los problemas domésticos, poco conocimiento de las mujeres sobre sus derechos,
falta de servicios de apoyo, dependencia económica y la percepción de que la policía no responde
con soluciones apropiadas. Además, ciertos grupos de mujeres son particularmente vulnerables a
este tipo de violencia.
Así por ejemplo, la prevalencia de la violencia doméstica y las agresiones sexuales contra mujeres
de poblaciones indígenas es superior a la perpetrada contra cualquier otro grupo de población de
mujeres, lo que demuestra más patentemente el nexo entre la pobreza, la exclusión y la violencia. 49
Para abordar este tipo de violencia es necesario que las normas relacionadas sean específicas para
prevenir, sancionar y/o erradicar las agresiones infligidas contra las mujeres para lo cual se requiere
eliminar toda norma que de jure o de facto pueda violar los derechos humanos de las mujeres, en
especial el derecho a vivir una vida libre de violencia. 50
Violencia en la comunidad: La violencia contra las mujeres, de acuerdo a la Convención,
trasciende el ámbito privado y está presente en los barrios, medios de trabajo y en general, en todos
los espacios donde concurre y participa la mujer. Por eso la Convención abarca la protección de las
mujeres también en el ámbito público. Una expresión de violencia en las comunidades es la
discriminación y violencia generalizadas que padecen las mujeres como resultado de su orientación
sexual e identidad de género.
En el seno de la comunidad se presta cada vez más atención al femicidio (asesinato de mujeres por
motivos de sexo); a la violencia sexual; 52 al acoso sexual; a la trata de personas; y a la prostitución
forzada.
Violencia perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes: La violencia ejercida por el Estado,
por medio de sus agentes, por omisión o mediante la política pública, abarca la violencia física,
sexual y psicológica, y puede constituir tortura. 54 La Corte IDH ha reiterado que el poder estatal no
es ilimitado; es preciso que el Estado actúe ‘‘dentro de los límites y conforme a los procedimientos
que permiten preservar tanto la seguridad pública como los derechos fundamentales de la persona
humana”.
Algunas Constituciones y leyes integrales de violencia contra las mujeres contemplan la violencia
perpetrada desde el Estado; o la consideran parte de la figura de
“violencia institucional.” 56 En estos casos los Estados deben asegurarse de tomar medidas que
permitan la prevención y sanción de dicha violencia. 57
La tutela de la violencia contra las mujeres perpetrada por el Estado es cada vez más relevante, pues
continuamente aumenta el número de casos de violencia contra las mujeres, en particular la
violencia sexual, incluida la violación, 58 cometida por agentes estatales en hospitales, centros
educativos y centros de privación de la libertad, entre otros. Asimismo, la proliferación de la
violencia sexual en conflictos armados y violaciones masivas de derechos humanos en la región
demuestra su uso masivo como arma de guerra y medio de sometimiento de los cuerpos y vidas de
las mujeres.
Con base en lo anterior, el Comité de Expertas/as ha recomendado que se penalice expresamente la
violencia sexual perpetrada por funcionarios públicos y como crimen de guerra y crimen de lesa
humanidad cuando corresponda 60. Hacerlo permitiría condenar estos crímenes no solo cuando se
cometan en el marco de un conflicto armado (que sería el caso de los crímenes de guerra y violencia
sexual en conflicto armado), sino también en ausencia de los mismos, cuando se compruebe un
patrón sistemático o generalizado contra la población civil (en el caso de los crímenes de lesa
humanidad). 61
Para aportar a la erradicación de la violencia contra las mujeres perpetrada por el Estado o sus
agentes, es importante establecer sanciones contra las y los funcionarios responsables,
principalmente en el Código Penal, ya sea como delito separado o estipulando como agravante del
delito el hecho de que su perpetrador sea funcionario público.
Es decir, para atribuir responsabilidad estatal por hechos de terceros deben atenderse las
circunstancias particulares del caso y la concreción de las obligaciones de garantía.
Sea cual sea la forma de violencia y el escenario (o escenarios) en que ésta se realice, los esfuerzos
estatales encaminados a poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres deben
considerar no solo la forma en que la vida de las personas se ve afectada por el impacto inmediato
del abuso, sino también la manera en que las estructuras de discriminación y desigualdad perpetúan
y exacerban la experiencia de la víctima. Los Estados deben tener presente la necesidad de
comprender las especificidades de la violencia contra las mujeres, así como la obligación de
reconocer debidamente, a nivel local, las diversas formas de opresión que experimentan las mujeres.
Las respuestas programáticas a la violencia contra las mujeres no pueden considerarse aisladamente
de los contextos individual, familiar, comunitario o estatal.
Las intervenciones encaminadas únicamente a mitigar el abuso sin tener en cuenta las realidades
que enfrenta la mujer no ponen en jaque las desigualdades de género y la discriminación
fundamentales que propician inicialmente el abuso.

DERECHOS PROTEGIDOS
DERECHOS PROTEGIDOS
Artículo 3 Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como
en el privado.

La violencia contra las mujeres tiene sus raíces en la desigualdad y la discriminación contra ellas,
tanto en la esfera privada como en la pública. El Comité de la CEDAW ha resaltado que la
violencia de género, incluyendo los asesinatos, secuestros, desapariciones y las situaciones de
violencia doméstica e intrafamiliar
“no se trata de casos aislados, esporádicos o episódicos de violencia, sino de una situación
estructural y de un fenómeno social y cultural enraizado en las costumbres y mentalidades” y que
estas situaciones de violencia están fundadas “en una cultura de violencia y discriminación basada
en el género.” 65
Instituciones como la familia, el lenguaje, la publicidad, la educación, los medios de comunicación
masiva, entre otras, canalizan un discurso y mensaje ideológico que condiciona el comportamiento
de hombres y mujeres conforme a los patrones culturales establecidos que promueven las
desigualdades.
También refuerzan los roles y estereotipos que actúan en detrimento de las mujeres. Es por ello que
el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia incluye, entre otros, el derecho a ser libre de
toda forma de discriminación y a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación.

La comunidad internacional ha actuado de distintas maneras para hacer frente a la violencia de


género. Por una parte, ha adoptado tratados específicamente dirigidos a eliminar la discriminación y
la violencia de género, y por otro ha integrado en otros instrumentos el principio de no
discriminación. Estos instrumentos brindan una base sólida para que los Estados protejan los
derechos de la mujer y erradiquen no sólo la violencia sino también la discriminación. Además,
reafirman que los Estados tienen el deber de prevenir la violencia contra las mujeres, investigar los
actos cuando ocurran, enjuiciar y castigar a quienes los cometan y ofrecer compensaciones a las
víctimas.
Por otra parte, la obligación de garantizar el derecho a una vida libre de violencia tanto en el ámbito
público como privado, compromete a los Estados a responsabilizarse por los actos que cometen sus
agentes y los particulares. Por ello, la actitud tolerante de un Estado respecto de los casos de
violencia y discriminación en contra de las mujeres viola la obligación de sancionar, pero también
de prevenir, en la medida en la que no sólo facilita sino que perpetúa la discriminación en contra de
las mujeres.
Al tener la violencia contra las mujeres un carácter estructural, su erradicación requiere de un
abordaje integral, que es posible mediante la adopción de medidas clave. Desde una perspectiva
multidimensional, se deben considerar los factores individuales, familiares, sociales, culturales e
institucionales. Para ello, la acción del Estado debe comprometer o propiciar desde los servicios
para las víctimas de violencia hasta la prevención orientada a todos los niveles en que ella existe, lo
que precisa de acciones jurídicas, económicas, culturales, sociales y educacionales.

Artículo 4
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos
humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre
derechos humanos. Estos derechos comprenden, entre otros:
a. el derecho a que se respete su vida;
b. el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
c. el derecho a la libertad y a la seguridad personales;
d. el derecho a no ser sometida a torturas;
e. el derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia;
f. el derecho a igualdad de protección ante la ley y de la ley;
g. el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare
contra actos que violen sus derechos;
h. el derecho a libertad de asociación;
i. el derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias propias dentro de la ley, y
j. el derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas de su país y a participar en los
asuntos públicos, incluyendo la toma de decisiones.

a. El primero y principal derecho tutelado es el derecho a la vida


La Corte IDH ha establecido que el derecho a la vida juega un papel fundamental por ser el
presupuesto esencial para la realización de los demás derechos. Por lo tanto, los Estados tienen la
obligación de garantizar la creación de las condiciones que se requieran para que no se produzcan
violaciones de ese derecho inalienable y, en particular, el deber de impedir que sus agentes atenten
contra él (obligación negativa).
Además, deben adoptar las medidas apropiadas para proteger y preservar el derecho a la vida
(obligación positiva), conforme al deber de garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos de
todas las personas bajo su jurisdicción. 68
En esencia, el derecho fundamental a la vida comprende, no sólo el derecho de todo ser humano de
no ser privado de la vida arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a
las condiciones que le garanticen una existencia digna.

b. El derecho a la integridad
Este derecho implica que las mujeres deben ser tratadas con respeto a su dignidad humana y no
deben ser sometidas a torturas, ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Para la Corte
IDH, la infracción del derecho a la integridad física y psíquica de las personas es una clase de
violación que tiene diversas connotaciones de grado y que abarca desde la tortura hasta otro tipo de
vejámenes o tratos crueles, inhumanos o degradantes cuyas secuelas físicas y psíquicas varían de
intensidad según los factores endógenos y exógenos que deberán ser demostrados en cada situación
concreta. 71
Las entidades de salud, públicas o privadas, son lugares en donde las mujeres ejercen sus derechos
económicos, sociales y culturales a través de las Américas. Sin embargo, muchas veces son también
escenarios de riesgo para ellas. En estas instituciones se manifiestan distintas formas de violencia
física, psicológica y sexual con devastadoras consecuencias para la salud y el bienestar de miles de
mujeres de la región. 72
Con estas consideraciones presentes, el Comité de Expertas/as ha expresado que una forma de
violencia de género vinculada a la integridad y a la salud de las mujeres se refiere a los derechos
sexuales y reproductivos, 73 señalando que quienes más arriesgan y corren peligro son las mujeres
más vulnerables: mujeres empobrecidas, jóvenes, y mujeres de los sectores rurales respecto a
quienes el acceso a la salud es un grave problema y deben recurrir a prácticas insalubres y
peligrosas. 74
El derecho a la vida y el derecho a la integridad personal revisten un carácter esencial, toda vez que
forman parte del núcleo inderogable al preverse que no pueden ser suspendidos en casos de guerra,
peligro público u otras amenazas.
c. El derecho a la libertad y seguridad personales
No sólo comprende que ninguna mujer puede verse privada de la libertad salvo por las causas, casos
o circunstancias expresamente tipificadas en la ley y con estricta sujeción a los procedimientos
objetivamente definidos en la misma sino además, el derecho de organizar, con arreglo a la ley, su
vida individual y social conforme a sus propias opciones y convicciones.
d. El derecho de toda mujer a no ser sometida a torturas
Es importante relacionar la norma con la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la
Tortura a efecto de comprender que estamos frente a un acto de tortura cuando el maltrato contra las
mujeres cumple con los siguientes requisitos: i) es intencional; ii) causa severos sufrimientos físicos
o mentales, y iii) se comete con determinado fin o propósito. La Corte IDH ha establecido que un
acto de tortura puede ser perpetrado tanto mediante actos de violencia física como a través de actos
que produzcan en la víctima un sufrimiento psíquico o moral agudo. 78 Con base en lo anterior, la
violación sexual puede constituir tortura.
e. El derecho a la dignidad y a la protección de la familia
La Corte IDH ha interpretado que el derecho a la honra y a la dignidad se relaciona con la estima y
valía propia, 80 y que el derecho a la familia es un derecho tan básico que no se puede derogar
aunque las circunstancias sean extremas. 81 Respecto al concepto de familia, diversos órganos de
derechos humanos creados por tratados, han indicado que no existe un modelo único de familia, por
cuanto éste puede variar.
f. El derecho a la igualdad ante la ley
Los Estados tienen la obligación de no introducir en su ordenamiento jurídico regulaciones
discriminatorias, eliminar las regulaciones de carácter discriminatorio, combatir las prácticas de este
carácter y establecer normas y otras medidas que reconozcan y aseguren la efectiva igualdad ante la
ley. 83 No obstante, las diferencias de tratamiento en circunstancias por lo demás similares, no
necesariamente son discriminatorias. Una distinción que se basa en “criterios razonables y
objetivos” podría servir un interés legítimo del Estado. En realidad, podría ser necesaria para hacer
justicia o proteger a personas que requieren la aplicación de medidas especiales (discriminación
positiva). Debe tratarse de una distinción basada en criterios razonables y objetivos, que persigue un
propósito legítimo y donde se emplean medios proporcionales al fin que se busca.

g. El derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que ampare a la
mujer contra actos que violen sus derechos
Ello conlleva el deber integral del Estado de ofrecer una protección judicial efectiva a mujeres
víctimas de violencia, en condiciones de igualdad y libre de toda forma de discriminación. Para la
Corte IDH, este deber comporta cuatro obligaciones: la prevención, la investigación, la sanción y la
reparación de toda violación de los derechos humanos, con el fin de prevenir la impunidad. 85
En casos de violencia contra las mujeres la administración de justicia debe aplicarse con una
perspectiva de género, esto permitirá romper con la forma tradicional de resolver los conflictos y el
caso se resolverá en forma diferente, con la lente de la violencia contra las mujeres. De este modo,
el deber de investigar efectivamente tiene alcances adicionales.
Los Estados deben remover todos los obstáculos y mecanismos de hecho y de derecho que
mantienen la impunidad, otorgar las garantías de seguridad suficientes a los testigos, autoridades
judiciales, fiscales, otros operadores de justicia y a los familiares de las víctimas, así como utilizar
todas las medidas a su alcance para diligenciar el proceso. Además, los Estados deben demostrar
que la investigación no ha sido producto de la ejecución mecánica de las formalidades procesales;
por el contrario, que ha sido realizada en forma inmediata, exhaustiva, seria e imparcial, orientada a
explorar todas las líneas de investigación posibles que permitan la identificación de los autores del
delito para su juzgamiento y sanción 86 a fin de evitar la repetición de hechos iguales o análogos.
Tratándose de violencia de género, la investigación debe emprender líneas específicas investigativas
sobre los patrones discriminatorios respectivos en la zona; realizarse conforme a protocolos y
manuales que cumplan con los lineamientos relacionados con la debida diligencia; proveer
regularmente de información a los familiares de las víctimas sobre los avances en la investigación y
darles pleno acceso a los expedientes, y realizarse por funcionarios altamente capacitados en casos
similares y en atención a víctimas de discriminación y violencia por razón de género. También
deberá asegurarse que los distintos órganos que participen en el procedimiento de investigación y
los procesos judiciales cuenten con los recursos humanos y materiales necesarios para desempeñar
las tareas de manera adecuada, independiente e imparcial, y que las personas que participen en la
investigación cuenten con la debidas garantías de seguridad. Adicionalmente, los resultados de los
procesos deberán ser públicamente divulgados para que la sociedad conozca los hechos objeto de
investigación.
h. El derecho a la libertad de asociación
Este derecho implica que todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines
ideológicos, religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de
cualquier otra índole. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas
por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de
la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y
libertades de los demás 88. Supone que cada persona pueda determinar sin coacción alguna si desea
o no formar parte de la asociación. Se trata, pues, del derecho fundamental de agruparse para la
realización común de un fin lícito sin presiones o intromisiones que puedan alterar o desnaturalizar
su finalidad.
i. El derecho a la libertad de religión y creencias propias dentro de la ley
A la luz de la Convención Americana sobre Derechos Humanos este derecho comprende la libertad
de toda mujer de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o creencias, así
como la libertad de profesar y divulgar su religión o creencias, individual o colectivamente, tanto en
público como en privado. Además, ninguna mujer puede ser objeto de medidas restrictivas que
puedan menoscabar su libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar ambas.
La liberta de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta únicamente a las
limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud
o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás.
j. El derecho de acceder a funciones públicas y participar en los asuntos públicos
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha destacado que la participación y
representación adecuada de las mujeres en todos los niveles de gobierno es una condición necesaria
para el fortalecimiento de la democracia en las Américas.
Para ello, los Estados deben implementar medidas para respetar y garantizar el ejercicio de los
derechos políticos de las mujeres, incluidas las medidas especiales de carácter temporal. 91 De este
modo, los derechos políticos podrán ser ejercidos en forma efectiva, respetando el principio de la
igualdad y no discriminación. Esto significa que la participación efectiva de las mujeres en la vida
política tiene una relación directa con la lucha contra la discriminación por condición de género. En
igual sentido, se ha pronunciado el Comité CEDAW al señalar que los Estados Partes deben tener
como finalidad acelerar la participación en condiciones de igualdad de la mujer en el ámbito
político, económico, social, cultural y civil, o en cualquier otro ámbito.
La inclusión de las mujeres en todas las esferas de la política fortalece la democracia, ya que
promueve el pluralismo político mediante la integración de las voces y demandas de las mujeres, las
cuales constituyen aproximadamente la mitad de la población en las Américas. La CIDH además
señala que la participación de las mujeres en puestos de poder y de decisión política puede tener un
efecto multiplicador para lograr la igualdad de derechos en todos los ámbitos relevantes a la
igualdad de género, no sólo en el de la política.

Artículo 5
Toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales
y culturales y contará con la total protección de esos derechos consagrados en los instrumentos
regionales e internacionales sobre derechos humanos. Los Estados Partes reconocen que la
violencia contra la mujer impide y anula el ejercicio de esos derechos.

El disfrute efectivo de los derechos humanos se refiere tanto a los derechos civiles y políticos, como
a los económicos, sociales y culturales, dada la interdependencia e integralidad de estos derechos.
En el Caso de Acevedo Buendía, la Corte IDH se refirió a estas características, señalando que los
derechos civiles y políticos y los económicos, sociales y culturales deben ser entendidos
integralmente como derechos humanos, sin jerarquía entre sí y son exigibles en todos los casos ante
aquellas autoridades que resulten competentes para ello. 95
El avance sustantivo de la Convención de Belém do Pará a través de su artículo 5 es que prevé
expresamente que los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres sean debidamente
respetados y protegidos; da el mismo valor jurídico a los derechos civiles y políticos y a los
derechos económicos, sociales y culturales; y establece el compromiso político de los Estados Parte
de conceptuarlos como obligaciones jurídicas. Todo ello tiene especial relevancia en un contexto en
el que las mujeres son particularmente afectadas por la pobreza y están en real desventaja en el
ejercicio de tales derechos.
Para que las mujeres puedan participar en la vida política y pública en igualdad de condiciones con
los hombres, deben poder ejercer todos sus derechos. 98 A efecto de que lleguen a ejercer
progresivamente todos sus derechos humanos (civiles, políticos, económicos, sociales y culturales),
los Estados deben promover y apoyar su empoderamiento mediante la educación, la formación
profesional, la capacitación jurídica básica y el acceso a recursos productivos, lo que fomentará su
concienciación, su autoestima, su confianza en sí mismas y su autosuficiencia.
Asimismo, los Estados tienen la obligación de garantizar el ejercicio de los derechos humanos de
las mujeres en condiciones de igualdad y libres de toda forma de discriminación.
Para garantizar y proteger los derechos humanos de las mujeres, los Estados están obligados a
“organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales
se manifiesta el ejercicio del poder público de manera tal que sean capaces de asegurar
jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos.” 99
Si el ejercicio de los derechos humanos no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o
de otro carácter, los Estados tienen la obligación de adoptar, con arreglo a sus procedimientos
nacionales las medidas legislativas u otras, que fueren necesarias para hacer efectivos tales
derechos. 100
La Convención de Belém do Pará refuerza el compromiso de los Estados y añade la responsabilidad
estatal frente a la ausencia de medidas de prevención de la violencia y discriminación contra las
mujeres.

Artículo 6
El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros:
a. el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y
b. el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación.

El derecho a ser libre de toda forma de discriminación: La discriminación contra la mujer ha


generado las condiciones propicias para la violencia y se refleja en el desigual acceso de las mujeres
al ejercicio de sus derechos. Provee el escenario en donde se reproduce y fomenta la violencia
contra ellas. Así, muchos de los delitos cometidos en contra de las mujeres están influenciados por
una cultura de discriminación basada en género. Esto incide tanto en los motivos como en la
modalidad de los crímenes, y en la respuesta de las autoridades frente a ellos. 105
La CEDAW tiene por objeto promover la igualdad de jure y de facto entre mujeres y hombres en el
ejercicio de sus derechos humanos y libertades fundamentales. 106
Define en su artículo 1 la discriminación como “toda distinción, exclusión o restricción basada en el
sexo, que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio
por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la
mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica,
social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”.
Asimismo, deben erradicar o abstenerse de producir normas, políticas y prácticas que tengan efectos
discriminatorios en las mujeres por la existencia de estereotipos basados en género (discriminación
indirecta) 113 y generar normas y adoptar las medidas que sean necesarias para reconocer y asegurar
una efectiva igualdad de las mujeres ante la ley (discriminación positiva).
El derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación: Los estereotipos de género se refieren a la construcción social y cultural de
hombres y mujeres, en razón de sus diferentes funciones físicas, biológicas, sexuales y sociales.
Más ampliamente, pueden pensarse como las “convenciones que sostienen la práctica social del
género”. Estereotipo de género es un término general que se refiere a “un grupo estructurado de
creencias sobre los atributos personales de mujeres y hombres”. Dichas creencias pueden implicar
una variedad de componentes incluyendo características de la personalidad, comportamientos y
roles, características físicas y apariencia u ocupaciones y presunciones sobre la orientación sexual.
Un estereotipo personal refleja las creencias propias de un individuo sobre un grupo objeto o sobre
el sujeto del estereotipo, mientras que un estereotipo cultural o colectivo refleja una creencia
ampliamente compartida sobre un grupo objeto o sobre el sujeto de un estereotipo.
Así, la creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y consecuencias de la
violencia de género en contra de las mujeres.
En los sistemas patriarcales, los patrones estereotipados de comportamiento y las prácticas sociales
basadas en conceptos de inferioridad de la mujer están presentes en todos los campos sociales. Así
por ejemplo, cuando las mujeres víctimas de violencia acuden a las instancias estatales de denuncia
–policías o fiscalías principalmente- se encuentran, generalmente, con un ambiente de
discriminación basado en el género.
La presencia de estereotipos y prejuicios que existen entre operadores/as de justicia provoca que se
le otorgue poca veracidad a la versión de la víctima, se le culpabilice, se justifiquen los hechos por
su actitud o el comportamiento de la víctima, o por sus relaciones sentimentales anteriores, se
cuestione la honra de la mujer o se utilice un vocabulario sexista. También es común que se le
discrimine por su preferencia sexual, por el color de su piel, por su etnia, por su origen, por su bajo
nivel escolar, o por su nacionalidad, entre otros. 118
Para lograr que las mujeres sean valoradas y educadas libres de estos estereotipos y prácticas
discriminatorios, acorde a lo estipulado por la Convención de Belén do Pará, se requiere de una
transformación cultural profunda en todos los ámbitos de la sociedad. Deben adoptarse todas las
medidas apropiadas para educar a la opinión pública y orientar las aspiraciones nacionales hacia la
eliminación de los prejuicios y la abolición de las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra
índole que estén basadas en la idea de la inferioridad de la mujer.
Para el Comité de Expertas/as estos planes nacionales de intervención en violencia contra las
mujeres deben contemplar todos los espacios donde ocurre la violencia, las estrategias, aliados/as,
áreas de intervención, marco conceptual y plan operativo, entre otros. Las políticas públicas sobre
violencia contra las mujeres deben ir de la mano con estos planes nacionales. La relevancia de estas
políticas estriba en que son obligatorias para todas las entidades públicas, y en que involucren a las
organizaciones de la sociedad civil, entidades privadas y demás actores. 124
Igualmente, el Comité de Expertas/as señala la obligación de los Estados de prever evaluaciones
para sus planes de acción o estrategias. La evaluación de estos planes y programas es una
herramienta importante no solo para revisar sus resultados, sino también para identificar sus
fortalezas y debilidades y enmendar posibles problemas en el futuro.
DEBERES DE LOS ESTADOS

Artículo 7 Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen
en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente: abstenerse de cualquier acción
o práctica de violencia contra la mujer y velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y
agentes e instituciones se comporten de conformidad con esta obligación; actuar con la debida
diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer; incluir en su legislación
interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de otra naturaleza que sean
necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y adoptar las medidas
administrativas apropiadas que sean del caso; adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a
abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de
cualquier forma que atente contra su integridad o perjudique su propiedad; tomar todas las medidas
apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para modificar o abolir leyes y reglamentos
vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la persistencia o la
tolerancia de la violencia contra la mujer; establecer procedimientos legales justos y eficaces para la
mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un
juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos; establecer los mecanismos judiciales y
administrativos necesarios para asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a
resarcimiento, reparación del daño u otros medios de compensación justos y eficaces; adoptar las
disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para hacer efectiva esta Convención.
Artículo 8 Los Estados Partes convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas específicas,
inclusive programas para: fomentar el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una
vida libre de violencia, y el derecho de la mujer a que se respeten y protejan sus derechos humanos;
modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, incluyendo el diseño de
programas de educación formales y no formales apropiados a todo nivel del proceso educativo, para
contrarrestar prejuicios y costumbres y todo otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la
inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles estereotipados para el
hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer; fomentar la educación
y capacitación del personal en la administración de justicia, policial y demás funcionarios
encargados de la aplicación de la ley, así como del personal a cuyo cargo esté la aplicación de las
políticas de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer; suministrar los
servicios especializados apropiados para la atención necesaria a la mujer objeto de violencia, por
medio de entidades de los sectores público y privado, inclusive refugios, servicios de orientación
para toda la familia, cuando sea del caso, y cuidado y custodia de los menores afectados; fomentar y
apoyar programas de educación gubernamentales y del sector privado destinados a concientizar al
público sobre los problemas relacionados con la violencia contra la mujer, los recursos legales y la
reparación que corresponda; ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de
rehabilitación y capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y
social; alentar a los medios de comunicación a elaborar directrices adecuadas de difusión que
contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a realzar el respeto a la
dignidad de la mujer; garantizar la investigación y recopilación de estadísticas y demás información
pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra la mujer, con el fin de
evaluar la eficacia de las medidas para prevenir, sancionar y eliminar la violencia contra la mujer y
de formular y aplicar los cambios que sean necesarios; promover la cooperación internacional para
el intercambio de ideas y experiencias y la ejecución de programas encaminados a proteger a la
mujer objeto de violencia.

Artículo 9 Para la adopción de las medidas a que se refiere este capítulo, los Estados Partes tendrán
especialmente en cuenta la situación de vulnerabilidad a la violencia que pueda sufrir la mujer en
razón, entre otras, de su raza o de su condición étnica, de migrante, refugiada o desplazada. En igual
sentido se considerará a la mujer que es objeto de violencia cuando está embarazada, es
discapacitada, menor de edad, anciana, o está en situación socioeconómica desfavorable o afectada
por situaciones de conflictos armados o de privación de su libertad.

UNIDAD 3:

VIOLENCIA BASADA EN EL GÉNERO

VIDEO:
VIOLENCIA ES TODA CONDUCTA, POR ACCIÇON U OMISIÓN, BASADA EN
EL GÉNERO QUE DE MANERA DIRECTA O INDIRECTA, EN EL SECTOR
PÚBLICO O PRIVADO, AFECTA SU VIDA, LIBERTAD, IGUALDAD, DIGNIDAD,
INTEGRIDAD FÍSICA, PSICOLÓGICA, SEXUAL, ECONÓMICA O PATRIMONIAL,
O SU SEGURIDAD PERSONAL.
TIPOS DE VIOLENCIA:
 FÍSICA: es la que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo
daño, dolor o riesgo de producirla y cualquier otra forma de maltrato
agresión que afecte su integridad física.

EL ACOSO CALLEJERO: LA FORMA MÁS NATURALIZADA DE VIOLENCIA DE


GÉNERO.

El acoso callejero se produce normalmente cuando una o varias personas


desconocidas abordan a una o varias personas en un espacio público para agredirla,
tocarla o denigrarla. Cualquier acción o comentario irrespetuoso o denigrante
dirigido a su persona por parte de extraños en lugares públicos se considera acoso
callejero.
Este Modalidad de la Violencia, denominada comúnmente
Acoso callejero, fue incorporada recientemente a la Ley
26.485 “Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”, tal
como se puede leer en el siguiente párrafo.
Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las
mujeres por una o más personas, en lugares públicos o de acceso público, como
medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o expresiones
verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad,
integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil
u ofensivo.
Constituyen formas naturalizadas de acciones o palabras no deseadas que muchas
mujeres padecen a diario, desde temprana edad. En nuestra sociedad a veces se
encuadra bajo la figura del “piropo” pero para las y los especialistas se convierte en
acoso dado que se trata de una práctica reiterada, constante, cotidiana que no es bien
recibida por la destinataria.
Es importante que la sociedad y sobre todo las mujeres conozcan esos límites y
cómo defenderse, para que no sea interpretado como algo “normal” o “natural”, ni
tampoco minimizado.
De acuerdo con el 1º índice Nacional de Violencia Machista, realizado en el 2016
por el colectivo de mujeres #NiUnaMenos, el 97% de las mujeres y mujeres trans
entrevistadas sufrieron al menos una situación de acoso en espacios públicos o
privados. El 71% de las mujeres que fue tocada sin consentimiento, atravesó esta
situación más de una vez. El 44% de las mujeres que sufrió descalificaciones en
público por ser mujer, lo experimentó en más de 5 oportunidades (datos de la
campaña Argentina Cuenta La Violencia Machista).

¿Qué prácticas son consideradas Acoso Callejero?


v Miradas fijas o intimidantes.
v Silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos.
v Gestos obscenos.
v Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo.
v Fotografías y grabaciones del cuerpo no consentidas
y con connotación sexual.
v Contacto físico no consentido (manoseo).
v Persecución, cierre del paso y arrinconamiento.
v Masturbación y exhibicionismo.

¿Por qué no es culpa de las víctimas?


Se trata de prácticas violentas porque reflejan en el espacio público la desigualdad
de poder entre hombres y mujeres, cuando se toma el cuerpo de la mujer como un
objeto sobre el cual se puede opinar, comentar, tocar.
La percepción de inseguridad en las mujeres tiene efectos en su subjetividad,
provoca comportamientos dependientes que afectan su autonomía en las actividades
cotidianas y el abandono de espacios públicos, por ejemplo: cruzar la calle, cambiar
de recorrido para ir al trabajo, elegir otra vestimenta, no ir sola, cambiar de horario o
lugar, o directamente evitar salir.
Todas las personas tienen derecho a transitar libremente y con la confianza de no ser
violentadas, independiente del contexto, la edad, la hora del día o el vestuario que
usa la persona agredida, los derechos humanos no dependen ni se suspenden por
detalles del entorno.
No hay excusas ni justificaciones para el acoso sexual callejero.

Guía de información
VIOLENCIA de género Conocé y ejercé tus derechos.

¿Qué es la violencia contra las mujeres?


Cuando se habla de violencia contra las mujeres, no solo se habla de agresiones físicas.
Violencia contra las mujeres es cualquier conducta (una acción, un insulto, una actitud, un silencio o la falta
de colaboración) que daña a la mujer por el solo hecho de serlo.
Nada justifica el ejercicio de violencia y vos nunca tenés la culpa de ser víctima de violencia.
Si sos mujer y sufrís cualquier tipo de violencia o corrés peligro de sufrirla, tenés derecho a pedir ayuda y
protección.
La ley protege a las mujeres en todos los casos.
La violencia de género puede afectar:
»» tu vida,
»» tu libertad,
»» tu dignidad,
»» tu integridad física, psicológica o sexual,
»» tu situación económica,
»» tu seguridad.
¿En qué ámbitos ocurre la violencia contra las mujeres?
Puede ocurrir en cualquier espacio público o privado:
»» Violencia doméstica: es la ejercida por un integrante de su grupo familiar –en la mayoría de los casos, la
pareja o expareja–, independientemente del espacio físico.
(¡) El término pareja incluye el/la novio/a, el/la conviviente, el exmarido, etc.
»» Violencia institucional: es la ejercida por los/as funcionarios/as, profesionales, personal y agentes
pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que buscan obstaculizar o impedir que las
mujeres accedan a políticas públicas y ejerzan sus derechos.
»» Violencia laboral: es la discriminación contra las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados
que obstaculiza su acceso, ascenso o permanencia en el empleo.
»» Violencia contra la libertad reproductiva: es la que vulnera el derecho de las mujeres a decidir libre y
responsablemente cuántos embarazos quieren tener o cuánto tiempo quieren esperar para tener más hijos/as.
»» Violencia obstétrica: es la que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de
las mujeres.
»» Violencia mediática: es la publicación o difusión de mensajes e imágenes que denigran a las mujeres y
atentan contra su dignidad, en cualquier medio masivo de comunicación.
Esta guía hará énfasis en la violencia doméstica.
¿Qué tipos de violencia contra las mujeres existen?
La violencia contra las mujeres puede ejercerse de distintas maneras. La ley te protege en todos los casos.
Violencia física
Son las agresiones contra tu cuerpo.
Hay violencia física cuando:
›› te golpean,
›› te obligan a consumir drogas o alcohol,
›› te tiran cosas.
Violencia psicológica
Son las agresiones que te producen un daño emocional, bajando tu autoestima y afectando tu salud psicológica.
Hay violencia psicológica cuando:
›› te controlan lo qué hacés o decidís sobre tu vida,
›› te celan,
›› te alejan de tu familia y amistades,
›› te amenazan,
›› te insultan.
La violencia psicológica puede generar un daño duradero en la mujer víctima, aun cuando no es tan fácil de ver como la
física.

Violencia sexual
Sucede cuando no te dejan elegir si querés o no tener relaciones sexuales, o la manera en la que querés tener un contacto
sexual.
Hay violencia sexual cuando:
›› te violan,
›› te acosan,
›› te manosean,
›› te obligan a tener contactos sexuales de cualquier tipo,
›› no respetan tu decisión de usar métodos anticonceptivos en la relación sexual.
No importa que sea tu pareja: si te obliga a tener relaciones sexuales, es una violación.

¡MIS DERECHOS!
¿Qué derechos tengo si soy mujer y sufro violencia?
Tenés derecho a:
»» recibir atención efectiva en centros de salud y asistencia social,
»» ser escuchada y a que tu opinión sea tenida en cuenta,
»» recibir protección judicial urgente, preventiva y gratuita,
»» cambiar tu lugar y tiempo de trabajo,
»» recibir respuesta oportuna y efectiva,
»» que protejan tu intimidad,
»» recibir un buen trato y a no ser revictimizada,
»» que te tomen la denuncia en cualquier comisaría
o unidad judicial cercana a tu domicilio,
»» recibir asesoramiento y acompañamiento de un/a abogado/a.
¿Cuándo hay revictimización?
Cuando las personas e instituciones que deben investigar el caso de violencia que sufriste, brindarte ayuda y
protegerte te producen más sufrimiento.
Por ejemplo, hay revictimización cuando los/as funcionarios/as
y/o el personal de salud o del Poder Judicial:
»» te tratan como si fueras la responsable de lo que te pasó,
»» te obligan a contar una y otra vez el episodio de violencia que padeciste,
»» no te tratan bien cuando vas a pedir ayuda: te hacen esperar innecesariamente, te faltan el respeto, no te
entrevistan en un lugar privado, etc.
(¡) Las autoridades que reciban tu denuncia y el personal de salud que te atienda no deben volver a
afectar tus derechos como mujer y víctima de violencia de género.
¿Qué se puede hacer en casos de violencia contra las mujeres?
Si sufriste violencia por ser mujer o conocés a alguien que la haya sufrido, podés:
»» llamar a la línea 144 del Consejo Nacional de las Mujeres o a la línea 137 del Programa “Las Víctimas
contra las Violencias” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
»» pedir ayuda en:
›› las oficinas de atención a víctimas de violencia de género de la Defensoría General de la Nación,
›› los centros integrales de la mujer,
›› los Centros de Acceso a Justicia (CAJ) más próximos,
›› cualquier organismo público que se encargue del tema.
»» acercarte a un hospital, si estás herida o sufriste una violación, para que te brinden atención, den fe del
hecho y hagan la denuncia pertinente. Allí un grupo de profesionales puede asesorarte según tu caso concreto.
(¡) Te aconsejamos que te acerques al CAJ más cercano.
Allí un grupo de profesionales te puede asesorar según tu caso.
No todos los casos de violencia son iguales, por eso el asesoramiento que te ofrezcan tiene que ser
respetuoso de tu situación particular y buscar la mejor respuesta.
Los pasos a seguir también pueden depender del lugar en que vivas. Las provincias tienen estructuras
distintas y diferentes lugares disponibles.
Lo importante es estar bien asesorada y contenida.
¿Qué medidas puedo pedir para protegerme del agresor?
Hay muchas medidas que podés pedir para protegerte. Por ejemplo:
»» que le prohíban al agresor que se acerque a tu casa, tu trabajo, lugar de estudio y demás lugares a los que
vas habitualmente, a través de una decisión llamada medida cautelar,
»» que se le ordene al agresor que deje de molestarte o intimidarte por cualquier medio,
»» en caso de tener hijos y/o hijas, que te permitan quedarte con ellos/as y que se fije una cuota alimentaria
provisoria que deberá pagar el agresor,
»» que te devuelvan las cosas que te haya sacado el agresor,
»» que se le prohíba al agresor comprar o tener armas,
»» que se ordenen medidas de seguridad en tu casa y en algunos lugares que frecuentas, como una consigna
policial o que te den un botón antipánico,
»» que se le ordene al agresor que se vaya de la casa donde viven,
»» que se ordene que vuelvas a vivir en la casa en la que vivías y que se excluya al agresor,
»» que se suspenda el régimen de visitas de los hijos e hijas que tengan en común,
»» que se ordene que el agresor no intervenga en la guarda, crianza y educación de los hijos e hijas en
común, si también fue violento con ellos/as,
»» que te den asistencia médica o psicológica a vos y al agresor.
Tenés derecho a recibir copias de la denuncia realizada y una evaluación médica, si sufriste violencia física.

IMPORTANTE
Para pedir las medidas de protección, tenés que hacer la denuncia.
No necesitás abogado o abogada (patrocinio jurídico) para hacerla.
Vas a necesitar abogado o abogada cuando pidas la renovación o la ampliación de las medidas de protección.
Si necesitás patrocinio, acercate al CAJ más próximo.
En el juzgado te tienen que dar varias copias certificadas de la resolución que dicte las medidas de protección.
Repartí esas copias en los lugares a los que vayas seguido, como tu trabajo, la escuela de tus hijos e hijas,
casas de vecinos y de vecinas, familiares, para que conozcan la situación y puedan protegerte.
Si el agresor viola las medidas, tenés que informarlo en el juzgado: la desobediencia de una orden judicial es
un delito penal.
Consultá en el juzgado si el agresor fue notificado sobre las medidas de protección. Si no fue notificado, no conoce
las medidas y, por lo tanto, no puede ser denunciado por incumplimiento.

Recomendaciones
Evitá contactarte con el agresor.
Si sufriste violencia y necesitás atención médica, acercate al hospital o centro de salud más próximo.
Si sufriste violencia sexual, acercate a la guardia médica más próxima.
En la guardia te tienen que atender de manera inmediata, respetar tu privacidad, escucharte e informarte los
pasos a seguir.
Podés elegir que te atienda un/a profesional hombre o mujer.
No pueden hacer nada sin tu consentimiento.
No te pueden exigir que hagas la denuncia para atenderte.
ESPACIOS DE CONTENCIÓN
Si sos víctima de violencia por ser mujer, podés recurrir a distintas instituciones para tu asistencia y
protección. Por ejemplo:
»» hogares de protección integral,
»» centros comunitarios de atención integral a la violencia,
»» oficinas de atención integral de la violencia de género,
»» centros de asistencia a víctimas de delitos contra la integridad sexual,
»» dispositivos de alojamiento, recuperación y atención.
Acercate al CAJ más próximo para saber más sobre estos lugares de contención y elegir el más
conveniente para vos.

LEY DE PROTECCION INTEGRAL A LAS MUJERES


Ley 26.485
Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en
los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales

LEY DE PROTECCION INTEGRAL PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA


LASMUJERES EN LOS AMBITOS EN QUE DESARROLLEN SUS RELACIONES INTERPERSONALES

TITULO I
DISPOSICIONES GENERALES

ARTICULO 1º — Ambito de aplicación. Orden Público. Las disposiciones de la presente ley son de orden
público y de aplicación en todo el territorio de la República, con excepción de las disposiciones de carácter
procesal establecidas en el Capítulo II del Título III de la presente.

ARTICULO 2º — Objeto. La presente ley tiene por objeto promover y garantizar:


a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la vida;
b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;
c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la discriminación y la violencia
contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos;
d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre violencia contra las mujeres;
e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las
relaciones de poder sobre las mujeres;
f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;
g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas estatales y privadas que realicen
actividades programáticas destinadas a las mujeres y/o en los servicios especializados de violencia.

ARTICULO 3º — Derechos Protegidos. Esta ley garantiza todos los derechos reconocidos por la Convención
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los
Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y, en
especial, los referidos a:
a) Una vida sin violencia y sin discriminaciones;
b) La salud, la educación y la seguridad personal;
c) La integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial;
d) Que se respete su dignidad;
e) Decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo tenerlos, de conformidad con la
Ley25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;
f) La intimidad, la libertad de creencias y de pensamiento;
g) Recibir información y asesoramiento adecuado;
h) Gozar de medidas integrales de asistencia, protección y seguridad;
i) Gozar de acceso gratuito a la justicia en casos comprendidos en el ámbito de aplicación de la presente ley;
j) La igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones y mujeres;
k) Un trato respetuoso de las mujeres que padecen violencia, evitando toda conducta, acto u omisión que
produzca revictimización.

ARTICULO 4º — Definición. Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, por acción u
omisión, basada en razones de género, que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como
en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, participación política, como así también su seguridad personal.
Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes. Se considera violencia indirecta, a
los efectos de la presente ley, toda conducta, acción, omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria
que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.(Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N°
27.533 B.O. 20/12/2019)
ARTICULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del artículo precedente, los
siguientes tipos de violencia contra la mujer:
1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y
cualquier otra forma de maltrato agresión que afecte su integridad física.
2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno
desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones,
mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación
aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia sumisión,
coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización,
explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud
psicológica y a la autodeterminación.
3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del
derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de
amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras
relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación,
esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.
4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o
patrimoniales de la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo,
documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o privación de los
medios indispensables para vivir una vida digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro
de un mismo lugar de trabajo.
5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y
reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la
subordinación de la mujer en la sociedad.
6.- Política: La que se dirige a menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir la participación política
de la mujer, vulnerando el derecho a una vida política libre de violencia y/o el derecho a participar en los
asuntos públicos y políticos en condiciones de igualdad con los varones. (Inciso incorporado por art. 3° de
laLey N° 27.533 B.O. 20/12/2019)

ARTICULO 6º — Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por modalidades las formas en que se
manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos, quedando
especialmente comprendidas las siguientes:
a) Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo
familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la
libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el
originado en el parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las
parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia;
b) Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales,
personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin
retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos
previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos,
organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;
c) Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo
públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia
en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de
test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el
derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en
forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;
d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y
responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la
Ley25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;
e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos
de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los
procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929.
f) Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes
estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta
promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente
contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en
mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones sociocultural
es reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.
g) Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las mujeres por una o más
personas, en lugares públicos o de acceso público, como medios de transporte o centros comerciales, a
través de conductas o expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su
dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil u ofensivo.
(Inciso incorporado por art. 1° de la Ley N° 27.501 B.O. 8/5/2019)
h) Violencia pública-política contra las mujeres: aquella que, fundada en razones de género, mediando
intimidación, hostigamiento, deshonra, descrédito, persecución, acoso y/o amenazas, impida o limite el
desarrollo propio de la vida política o el acceso a derechos y deberes políticos, atentando contra la normativa
vigente en materia de representación política de las mujeres, y/o desalentando o menoscabando el ejercicio
político o la actividad política de las mujeres, pudiendo ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y
política, tales como instituciones estatales, recintos de votación, partidos políticos, organizaciones sociales,
asociaciones sindicales, medios de comunicación, entre otros. (Inciso incorporado por art. 4° de la Ley
N°27.533 B.O. 20/12/2019)

TITULO II
POLITICAS PUBLICAS
CAPITULO I
PRECEPTOS RECTORES

ARTICULO 7º — Preceptos rectores. Los tres poderes del Estado, sean del ámbito nacional o provincial,
adoptarán las medidas necesarias y ratificarán en cada una de sus actuaciones el respeto irrestricto del
derecho constitucional a la igualdad entre mujeres y varones. Para el cumplimiento de los fines de la
presente ley deberán garantizar los siguientes preceptos rectores:
a) La eliminación de la discriminación y las desiguales relaciones de poder sobre las mujeres;
b) La adopción de medidas tendientes a sensibilizar a la sociedad, promoviendo valores de igualdad y
deslegitimación de la violencia contra las mujeres;
c) La asistencia en forma integral y oportuna de las mujeres que padecen cualquier tipo de violencia,
asegurándoles el acceso gratuito, rápido, transparente y eficaz en servicios creados a tal fin, así como
promover la sanción y reeducación de quienes ejercen violencia;
d) La adopción del principio de transversalidad estará presente en todas las medidas así como en la
ejecución de las disposiciones normativas, articulando interinstitucionalmente y coordinando recursos
presupuestarios;
e) El incentivo a la cooperación y participación de la sociedad civil, comprometiendo a entidades privadas y
actores públicos no estatales;
f) El respeto del derecho a la confidencialidad y a la intimidad, prohibiéndose la reproducción para uso
particular o difusión pública de la información relacionada con situaciones de violencia contra la mujer, sin
autorización de quien la padece;
g) La garantía de la existencia y disponibilidad de recursos económicos que permitan el cumplimiento de los
objetivos de la presente ley;
h) Todas las acciones conducentes a efectivizar los principios y derechos reconocidos por la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.

CAPITULO II
ORGANISMO COMPETENTE

ARTICULO 8º — Organismo competente. El Consejo Nacional de la Mujer será el organismo rector


encargado del diseño de las políticas públicas para efectivizar las disposiciones de la presente ley.

ARTICULO 9º — Facultades. El Consejo Nacional de la Mujer, para garantizar el logro de los objetivos de la
presente ley, deberá:
a) Elaborar, implementar y monitorear un Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y
Erradicación de la Violencia contra las Mujeres;
b) Articular y coordinar las acciones para el cumplimiento de la presente ley, con las distintas áreas
involucradas a nivel nacional, provincial y municipal, y con los ámbitos universitarios, sindicales,
empresariales, religiosos, las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres y otras de la
sociedad civil con competencia en la materia;
c) Convocar y constituir un Consejo Consultivo ad honórem, integrado por representantes de las
organizaciones de la sociedad civil y del ámbito académico especializadas, que tendrá por función asesorar y
recomendar sobre los cursos de acción y estrategias adecuadas para enfrentar el fenómeno de la violencia;
d) Promover en las distintas jurisdicciones la creación de servicios de asistencia integral y gratuita para las
mujeres que padecen violencia;
e) Garantizar modelos de abordaje tendientes a empoderar a las mujeres que padecen violencia que
respeten la naturaleza social, política y cultural de la problemática, no admitiendo modelos que contemplen
formas de mediación o negociación;
f) Generar los estándares mínimos de detección precoz y de abordaje de las situaciones de violencia;
g) Desarrollar programas de asistencia técnica para las distintas jurisdicciones destinados a la prevención,
detección precoz, asistencia temprana, reeducación, derivación interinstitucional y a la elaboración de
protocolos para los distintos niveles de atención;
h) Brindar capacitación permanente, formación y entrenamiento en la temática a los funcionarios públicos en
el ámbito de la Justicia, las fuerzas policiales y de seguridad, y las Fuerzas Armadas, las que se impartirán
de manera integral y específica según cada área de actuación, a partir de un módulo básico respetando los
principios consagrados en esta ley;
i) Coordinar con los ámbitos legislativos la formación especializada, en materia de violencia contra las
mujeres e implementación de los principios y derechos reconocidos por la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres destinada a legisladores/as y asesores/as;
j) Impulsar a través de los colegios y asociaciones de profesionales la capacitación del personal de los
servicios que, en razón de sus actividades, puedan llegar a intervenir en casos de violencia contra las
mujeres;
k) Diseñar e implementar Registros de situaciones de violencia contra las mujeres de manera inter
jurisdiccional e interinstitucional, en los que se establezcan los indicadores básicos aprobados por todos los
Ministerios y Secretarías competentes, independientemente de los que determine cada área a los fines
específicos, y acordados en el marco de los Consejos Federales con competencia en la materia;
l) Desarrollar, promover y coordinar con las distintas jurisdicciones los criterios para la selección de datos,
modalidad de registro e indicadores básicos desagregados —como mínimo— por edad, sexo, estado civil y
profesión u ocupación de las partes, vínculo entre la mujer que padece violencia y el hombre que la ejerce,
naturaleza de los hechos, medidas adoptadas y sus resultados, y sanciones impuestas a la persona violenta.
Se deberá asegurar la reserva en relación con la identidad de las mujeres que padecen violencias;
m) Coordinar con el Poder Judicial los criterios para la selección de datos, modalidad de Registro e
indicadores que lo integren que obren en ambos poderes, independientemente de los que defina cada uno a
los fines que le son propios;
n) Analizar y difundir periódicamente los datos estadísticos y resultados de las investigaciones a fin de
monitorear y adecuar las políticas públicas a través del Observatorio de la Violencia Contra las Mujeres;
ñ) Diseñar y publicar una Guía de Servicios en coordinación y actualización permanente con las distintas
jurisdicciones, que brinde información sobre los programas y los servicios de asistencia directa;
o) Implementar una línea telefónica gratuita y accesible en forma articulada con las provincias a través de
organismos gubernamentales pertinentes, destinada a dar contención, información y brindar asesoramiento
sobre recursos existentes en materia de prevención de la violencia contra las mujeres y asistencia a quienes
la padecen, incluida la modalidad de “violencia contra las mujeres en el espacio público” conocida como
“acoso callejero”. La información recabada por las denuncias efectuadas a esta línea debe ser recopilada y
sistematizada por el Consejo Nacional de las Mujeres a fin de elaborar estadísticas confiables para la
prevención y erradicación delas diversas modalidades de violencia contra las mujeres. (Inciso sustituido por
art. 2° de la Ley N° 27.501B.O. 8/5/2019)
p) Establecer y mantener un Registro de las organizaciones no gubernamentales especializadas en la materia
en coordinación con las jurisdicciones y celebrar convenios para el desarrollo de actividades preventivas, de
control y ejecución de medidas de asistencia a las mujeres que padecen violencia y la rehabilitación de los
hombres que la ejercen;
q) Promover campañas de sensibilización y concientización sobre la violencia contra las mujeres informando
sobre los derechos, recursos y servicios que el Estado garantiza e instalando la condena social a toda forma
de violencia contra las mujeres. Publicar materiales de difusión para apoyar las acciones de las distintas
áreas;
r) Celebrar convenios con organismos públicos y/o instituciones privadas para toda acción conducente al
cumplimiento de los alcances y objetivos de la presente ley;
s) Convocar y poner en funciones al Consejo, Consultivo de organizaciones de la sociedad civil y redactar su
reglamento de funcionamiento interno;
t) Promover en el ámbito comunitario el trabajo en red, con el fin de desarrollar modelos de atención y
prevención interinstitucional e intersectorial, que unifiquen y coordinen los esfuerzos de las instituciones
públicas y privadas;
u) Garantizar el acceso a los servicios de atención específica para mujeres privadas de libertad.
CAPITULO III
LINEAMIENTOS BASICOS PARA LAS POLITICAS ESTATALES
ARTICULO 10. — Fortalecimiento técnico a las jurisdicciones. El Estado nacional deberá promover y
fortalecer interinstitucionalmente a las distintas jurisdicciones para la creación e implementación de servicios
integrales de asistencia a las mujeres que padecen violencia y a las personas que la ejercen, debiendo
garantizar:
1.- Campañas de educación y capacitación orientadas a la comunidad para informar, concientizar y
prevenirla violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
2.- Unidades especializadas en violencia en el primer nivel de atención que trabajen en la prevención y
asistencia de hechos de violencia, las que coordinarán sus actividades según los estándares, protocolos y
registros establecidos y tendrán un abordaje integral de las siguientes actividades:
a) Asistencia interdisciplinaria para la evaluación, diagnóstico y definición de estrategias de abordaje;
b) Grupos de ayuda mutua;
c) Asistencia y patrocinio jurídico gratuito;
d) Atención coordinada con el área de salud que brinde asistencia médica y psicológica;
e) Atención coordinada con el área social que brinde los programas de asistencia destinados a promover el
desarrollo humano.
3.- Programas de asistencia económica para el auto valimiento de la mujer.
4.- Programas de acompañantes comunitarios para el sostenimiento de la estrategia de auto valimiento de la
mujer.
5.- Centros de día para el fortalecimiento integral de la mujer.
6.- Instancias de tránsito para la atención y albergue de las mujeres que padecen violencia en los casos en
que la permanencia en su domicilio o residencia implique una amenaza inminente a su integridad física,
psicológica o sexual, o la de su grupo familiar, debiendo estar orientada a la integración inmediata a su
medio familiar, social y laboral.
7.- Programas de reeducación destinados a los hombres que ejercen violencia.

ARTICULO 11. — Políticas públicas. El Estado nacional implementará el desarrollo de las siguientes acciones
prioritarias, promoviendo su articulación y coordinación con los distintos Ministerios y Secretarías del Poder
Ejecutivo nacional, jurisdicciones provinciales y municipales, universidades y organizaciones de la sociedad
civil con competencia en la materia:
1.- Jefatura de Gabinete de Ministros – Secretaría de Gabinete y Gestión Pública:
a) Impulsar políticas específicas que implementen la normativa vigente en materia de acoso sexual en la
administración pública nacional y garanticen la efectiva vigencia de los principios de no discriminación e
igualdad de derechos, oportunidades y trato en el empleo público;
b) Promover, a través del Consejo Federal de la Función Pública, acciones semejantes en el ámbito de las
jurisdicciones provinciales.
2.- Ministerio de Desarrollo Social de la Nación:
a) Promover políticas tendientes a la re vinculación social y laboral de las mujeres que padecen violencia;
b) Elaborar criterios de priorización para la inclusión de las mujeres en los planes y programas de
fortalecimiento y promoción social y en los planes de asistencia a la emergencia;
c) Promover líneas de capacitación y financiamiento para la inserción laboral de las mujeres en procesos de
asistencia por violencia;
d) Apoyar proyectos para la creación y puesta en marcha de programas para atención de la emergencia
destinadas a mujeres y al cuidado de sus hijas/os;
e) Celebrar convenios con entidades bancarias a fin de facilitarles líneas de créditos a mujeres que padecen
violencia;
f) Coordinar con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia y el Consejo Federal de Niñez,
Adolescencia y Familia los criterios de atención que se fijen para las niñas y adolescentes que padecen
violencia.
3.- Ministerio de Educación de la Nación:
a) Articular en el marco del Consejo Federal de Educación la inclusión en los contenidos mínimos curricular
es de la perspectiva de género, el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones
interpersonales, la igualdad entre los sexos, la democratización de las relaciones familiares y la vigencia
delos derechos humanos y la deslegitimación de modelos violentos de resolución de conflictos y de la
“violencia contra las mujeres en el espacio público” conocida como “acoso callejero”; (Inciso sustituido por
art. 3° de laLey N° 27.501 B.O. 8/5/2019)
b) Promover medidas para que se incluya en los planes de formación docente la detección precoz de la
violencia contra las mujeres;
c) Recomendar medidas para prever la escolarización inmediata de las/os niñas/os y adolescentes que se
vean afectadas/os, por un cambio de residencia derivada de una situación de violencia, hasta que se
sustancie la exclusión del agresor del hogar;
d) Promover la incorporación de la temática de la violencia contra las mujeres en las currículas terciarias y
universitarias, tanto en los niveles de grado como de post grado;
e) Promover la revisión y actualización de los libros de texto y materiales didácticos con la finalidad de
eliminar los estereotipos de género y los criterios discriminatorios, fomentando la igualdad de derechos,
oportunidades y trato entre mujeres y varones;
f) Las medidas anteriormente propuestas se promoverán en el ámbito del Consejo Federal de Educación.
4.- Ministerio de Salud de la Nación:
a) Incorporar la problemática de la violencia contra las mujeres en los programas de salud integral de la
mujer;
b) Promover la discusión y adopción de los instrumentos aprobados por el Ministerio de Salud de la Nación
en materia de violencia contra las mujeres en el ámbito del Consejo Federal de Salud;
c) Diseñar protocolos específicos de detección precoz y atención de todo tipo y modalidad de violencia
contralas mujeres, prioritariamente en las áreas de atención primaria de salud, emergencias, clínica médica,
obstetricia, ginecología, traumatología, pediatría, y salud mental, que especifiquen el procedimiento a seguir
para la atención de las mujeres que padecen violencia, resguardando la intimidad de la persona asistida y
promoviendo una práctica médica no sexista. El procedimiento deberá asegurar la obtención y preservación
de elementos probatorios;
d) Promover servicios o programas con equipos interdisciplinarios especializados en la prevención y atención
de la violencia contra las mujeres y/o de quienes la ejerzan con la utilización de protocolos de atención y
derivación;
e) Impulsar la aplicación de un Registro de las personas asistidas por situaciones de violencia contra las
mujeres, que coordine los niveles nacionales y provinciales.
f) Asegurar la asistencia especializada de los/ as hijos/as testigos de violencia;
g) Promover acuerdos con la Superintendencia de Servicios de Salud u organismo que en un futuro lo
reemplace, a fin de incluir programas de prevención y asistencia de la violencia contra las mujeres, en los
establecimientos médico-asistenciales, de la seguridad social y las entidades de medicina prepaga, los que
deberán incorporarlas en su cobertura en igualdad de condiciones con otras prestaciones;
h) Alentar la formación continua del personal médico sanitario con el fin de mejorar el diagnóstico precoz y
la atención médica con perspectiva de género;
i) Promover, en el marco del Consejo Federal de Salud, el seguimiento y monitoreo de la aplicación de los
protocolos. Para ello, los organismos nacionales y provinciales podrán celebrar convenios con instituciones y
organizaciones de la sociedad civil.
5.- Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación:
5.1. Secretaría de Justicia:
a) Promover políticas para facilitar el acceso de las mujeres a la Justicia mediante la puesta en marcha y el
fortalecimiento de centros de información y asesoramiento jurídico. (Inciso sustituido por art. 3° del
DecretoN° 744/2021 B.O. 29/10/2021. Vigencia: a partir del día de su publicación en el BOLETÍN OFICIAL)
b) Promover la aplicación de convenios con Colegios Profesionales, instituciones académicas y organizaciones
de la sociedad civil para brindar asistencia jurídica especializada y gratuita;
c) Promover la unificación de criterios para la elaboración de los informes judiciales sobre la situación de
peligro de las mujeres que padecen violencia;
d) Promover la articulación y cooperación entre las distintas instancias judiciales involucradas a fin de
mejorar la eficacia de las medidas judiciales;
e) Promover la elaboración de un protocolo de recepción de denuncias de violencia contra las mujeres a
efectos de evitar la judicialización innecesaria de aquellos casos que requieran de otro tipo de abordaje;
f) Propiciar instancias de intercambio y articulación con la Corte Suprema de Justicia de la Nación para
incentivar en los distintos niveles del Poder Judicial la capacitación específica referida al tema;
g) Alentar la conformación de espacios de formación específica para profesionales del derecho;
h) Fomentar las investigaciones sobre las causas, la naturaleza, la gravedad y las consecuencias de la
violencia contra las mujeres, así como de la eficacia de las medidas aplicadas para impedirla y reparar sus
efectos, difundiendo periódicamente los resultados;
i) Garantizar el acceso a los servicios de atención específica para mujeres privadas de libertad.
5.2. Secretaría de Seguridad:
a) Fomentar en las fuerzas policiales y de seguridad, el desarrollo de servicios interdisciplinarios que brinden
apoyo a las mujeres que padecen violencia para optimizar su atención, derivación a otros servicios y
cumplimiento de disposiciones judiciales;
b) Elaborar en el ámbito del Consejo de Seguridad Interior, los procedimientos básicos para el diseño de
protocolos específicos para las fuerzas policial y de seguridad a fin de brindar las respuestas adecuadas para
evitar la re victimización, facilitar la debida atención, asistencia y protección policial a las mujeres que
acudan a presentar denuncias en sede policial;
c) Promover la articulación de las fuerzas policial y de seguridad que intervengan en la atención de la
violencia contra las mujeres con las instituciones gubernamentales y las organizaciones de la sociedad civil;
d) Sensibilizar y capacitar a las fuerzas policial y de seguridad en la temática de la violencia contra las
mujeres en el marco del respeto de los derechos humanos;
e) Incluir en los programas de formación de las fuerzas policial y de seguridad asignaturas y/o contenidos
curriculares específicos sobre los derechos humanos de las mujeres y en especial sobre violencia con
perspectiva de género.
f) Instar a las fuerzas policiales y de seguridad a actuar en protección de las mujeres víctimas de violencia
de género cuando la violencia ocurre en el espacio público o de acceso público, incluida la modalidad de
“violencia contra las mujeres en los espacios públicos” conocida como “acoso callejero”. (Inciso
incorporadopor art. 4° de la Ley N° 27.501 B.O. 8/5/2019)
5.3. Secretaría de Derechos Humanos e Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el
Racismo(INADI):
a) Promover la inclusión de la problemática de la violencia contra las mujeres en todos los programas y
acciones de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y del INADI, en articulación con el Consejo
Federal de Derechos Humanos.
6.- Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación:
a) Desarrollar programas de sensibilización, capacitación e incentivos a empresas y sindicatos para
eliminarla violencia laboral contra las mujeres y promover la igualdad de derechos, oportunidades y trato en
el ámbito laboral, debiendo respetar el principio de no discriminación en:
1. El acceso al puesto de trabajo, en materia de convocatoria y selección;
2. La carrera profesional, en materia de promoción y formación;
3. La permanencia en el puesto de trabajo;
4. El derecho a una igual remuneración por igual tarea o función.
b) Promover, a través de programas específicos la prevención del acoso sexual contra las mujeres en el
ámbito de empresas y sindicatos;
c) Promover políticas tendientes a la formación e inclusión laboral de mujeres que padecen violencia;
d) Promover el respeto de los derechos laborales de las mujeres que padecen violencia, en particular cuando
deban ausentarse de su puesto de trabajo a fin de dar cumplimiento a prescripciones profesionales, tanto
administrativas como las emanadas de las decisiones judiciales.
7.- Ministerio de Defensa de la Nación:
a) Adecuar las normativas, códigos y prácticas internas de las Fuerzas Armadas a la Convención para la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres;
b) Impulsar programas y/o medidas de acción positiva tendientes a erradicar patrones de discriminación en
perjuicio de las mujeres en las Fuerzas Armadas para el ingreso, promoción y permanencia en las mismas;
c) Sensibilizar a los distintos niveles jerárquicos en la temática de la violencia contra las mujeres en el marco
del respeto de los derechos humanos;
d) Incluir en los programas de formación asignaturas y/o contenidos específicos sobre los derechos humanos
de las mujeres y la violencia con perspectiva de género.
8.- Secretaría de Medios de Comunicación de la Nación:
a) Impulsar desde el Sistema Nacional de Medios la difusión de mensajes y campañas permanentes
desensibilización y concientización dirigida a la población en general y en particular a las mujeres sobre el
derecho de las mismas a vivir una vida libre de violencias;
b) Promover en los medios masivos de comunicación el respeto por los derechos humanos de las mujeres yel
tratamiento de la violencia desde la perspectiva de género;
c) Brindar capacitación a profesionales de los medios masivos de comunicación en violencia contra las
mujeres;
d) Alentar la eliminación del sexismo en la información;
e) Promover, como un tema de responsabilidad social empresaria, la difusión de campañas publicitarias para
prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.

CAPITULO IV
OBSERVATORIO DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

ARTICULO 12. — Creación. Créase el Observatorio de la Violencia contra las Mujeres en el ámbito del
Consejo Nacional de la Mujer, destinado al monitoreo, recolección, producción, registro y sistematización de
datos e información sobre la violencia contra las mujeres.
ARTICULO 13. — Misión. El Observatorio tendrá por misión el desarrollo de un sistema de información
permanente que brinde insumos para el diseño, implementación y gestión de políticas públicas tendientes a
la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.

ARTICULO 14. — Funciones. Serán funciones del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres:
a) Recolectar, procesar, registrar, analizar, publicar y difundir información periódica y sistemática y
comparable diacrónica y sincrónicamente sobre violencia contra las mujeres;
b) Impulsar el desarrollo de estudios e investigaciones sobre la evolución, prevalencia, tipos y modalidad
desde violencia contra las mujeres, sus consecuencias y efectos, identificando aquellos factores sociales,
culturales, económicos y políticos que de alguna manera estén asociados o puedan constituir causal de
violencia;
c) Incorporar los resultados de sus investigaciones y estudios en los informes que el Estado nacional eleve a
los organismos regionales e internacionales en materia de violencia contra las mujeres;
d) Celebrar convenios de cooperación con organismos públicos o privados, nacionales o internacionales, con
la finalidad de articular interdisciplinariamente el desarrollo de estudios e investigaciones;
e) Crear una red de información y difundir a la ciudadanía los datos relevados, estudios y actividades del
Observatorio, mediante una página web propia o vinculada al portal del Consejo Nacional de la Mujer. Crear
y mantener una base documental actualizada permanentemente y abierta a la ciudadanía;
f) Examinar las buenas prácticas en materia de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres
y las experiencias innovadoras en la materia y difundirlas a los fines de ser adoptadas por aquellos
organismos e instituciones nacionales, provinciales o municipales que lo consideren;
g) Articular acciones con organismos gubernamentales con competencia en materia de derechos humanos
delas mujeres a los fines de monitorear la implementación de políticas de prevención y erradicación de la
violencia contra las mujeres, para evaluar su impacto y elaborar propuestas de actuaciones o reformas;
h) Fomentar y promover la organización y celebración periódica de debates públicos, con participación de
centros de investigación, instituciones académicas, organizaciones de la sociedad civil y representantes de
organismos públicos y privados, nacionales e internacionales con competencia en la materia, fomentando el
intercambio de experiencias e identificando temas y problemas relevantes para la agenda pública;
i) Brindar capacitación, asesoramiento y apoyo técnico a organismos públicos y privados para la puesta en
marcha de los Registros y los protocolos;
j) Articular las acciones del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres con otros Observatorios que
existan a nivel provincial, nacional e internacional;
k) Publicar el informe anual sobre las actividades desarrolladas, el que deberá contener información sobre
los estudios e investigaciones realizadas y propuestas de reformas institucionales o normativas. El mismo
será difundido a la ciudadanía y elevado a las autoridades con competencia en la materia para que adopten
las medidas que corresponda.

ARTICULO 15. — Integración. El Observatorio de la Violencia contra las Mujeres estará integrado por:
a) Una persona designada por la Presidencia del Consejo Nacional de la Mujer, quien ejercerá la Dirección del
Observatorio, debiendo tener acreditada formación en investigación social y derechos humanos;
b) Un equipo interdisciplinario idóneo en la materia.

TITULO III
PROCEDIMIENTOS
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES

ARTICULO 16. — Derechos y garantías mínimas de procedimientos judiciales y administrati- vos. Los
organismos del Estado deberán garantizar a las mujeres, en cualquier procedimiento judicial o
administrativo, además de todos los derechos reconocidos en la Constitución Nacional, los Tratados
Internacionales de Derechos Humanos ratificados por la Nación Argentina, la presente ley y las leyes que en
consecuencia se dicten, los siguientes derechos y garantías:
a) A la gratuidad de las actuaciones judiciales y del patrocinio jurídico preferentemente especializado;
b) A obtener una respuesta oportuna y efectiva;
c) A ser oída personalmente por el juez y por la autoridad administrativa competente;
d) A que su opinión sea tenida en cuenta al momento de arribar a una decisión que la afecte;
e) A recibir protección judicial urgente y preventiva cuando se encuentren amenazados o vulnerados
cualquiera de los derechos enunciados en el artículo 3º de la presente ley;
f) A la protección de su intimidad, garantizando la confidencialidad de las actuaciones;
g) A participar en el procedimiento recibiendo información sobre el estado de la causa;
h) A recibir un trato humanizado, evitando la re victimización;
i) A la amplitud probatoria para acreditar los hechos denunciados, teniendo en cuenta las circunstancias
especiales en las que se desarrollan los actos de violencia y quienes son sus naturales testigos;
j) A oponerse a la realización de inspecciones sobre su cuerpo por fuera del estricto marco de la orden
judicial. En caso de consentirlas y en los peritajes judiciales tiene derecho a ser acompañada por alguien de
su confianza y a que sean realizados por personal profesional especializado y formado con perspectiva de
género;
k) A contar con mecanismos eficientes para denunciar a los funcionarios por el incumplimiento de los plazos
establecidos y demás irregularidades.

ARTICULO 17. — Procedimientos Administrativos. Las jurisdicciones locales podrán fijar los procedimientos
previos o posteriores a la instancia judicial para el cumplimiento de esta ley, la que será aplicada por los
municipios, comunas, comisiones de fomento, juntas, delegaciones de los Consejos Provinciales de la Mujer
o áreas descentralizadas, juzgados de paz u organismos que estimen convenientes.

ARTICULO 18. — Denuncia. Las personas que se desempeñen en servicios asistenciales, sociales,
educativos y de salud, en el ámbito público o privado, que con motivo o en ocasión de sus tareas tomaren
conocimiento de un hecho de violencia contra las mujeres en los términos de la presente ley, estarán
obligados a formular las denuncias, según corresponda, aun en aquellos casos en que el hecho no configure
delito.

CAPITULO II
PROCEDIMIENTO

ARTICULO 19. — Ambito de aplicación. Las jurisdicciones locales, en el ámbito de sus competencias,
dictarán sus normas de procedimiento o adherirán al régimen procesal previsto en la presente ley.

ARTICULO 20. — Características del procedimiento. El procedimiento será gratuito y sumarísimo.

ARTICULO 21. — Presentación de la denuncia. La presentación de la denuncia por violencia contra las
mujeres podrá efectuarse ante cualquier juez/jueza de cualquier fuero e instancia o ante el Ministerio
Público, en forma oral o escrita.
Se guardará reserva de identidad de la persona denunciante.

ARTICULO 22. — Competencia. Entenderá en la causa el/la juez/a que resulte competente en razón de la
materia según los tipos y modalidades de violencia de que se trate.
Aún en caso de incompetencia, el/la juez/a interviniente podrá disponer las medidas preventivas que estime
pertinente.

ARTICULO 23. — Exposición policial. En el supuesto que al concurrir a un servicio policial sólo se labrase
exposición y de ella surgiere la posible existencia de violencia contra la mujer, corresponderá remitirla a la
autoridad judicial competente dentro de las VEINTICUATRO (24) horas.

ARTICULO 24. — Personas que pueden efectuar la denuncia. Las denuncias podrán ser efectuadas:
a) Por la mujer que se considere afectada o su representante legal sin restricción alguna;
b) La niña o la adolescente directamente o través de sus representantes legales de acuerdo lo establecido en
la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes;
c) Cualquier persona cuando la afectada tenga discapacidad, o que por su condición física o psíquica no
pudiese formularla;
d) En los casos de violencia sexual, la mujer que la haya padecido es la única legitimada para hacer la
denuncia. Cuando la misma fuere efectuada por un tercero, se citará a la mujer para que la ratifique o
rectifique en VEINTICUATRO (24) horas. La autoridad judicial competente tomará los recaudos necesarios
para evitar que la causa tome estado público.
e) La denuncia penal será obligatoria para toda persona que se desempeñe laboralmente en servicios
asistenciales, sociales, educativos y de salud, en el ámbito público o privado, que con motivo o en ocasión de
sus tareas tomaren conocimiento de que una mujer padece violencia siempre que los hechos pudieran
constituir un delito.

ARTICULO 25. — Asistencia protectora. En toda instancia del proceso se admitirá la presencia de un/a
acompañante como ayuda protectora ad honórem, siempre que la mujer que padece violencia lo solicite y
con el único objeto de preservar la salud física y psicológica de la misma.

ARTICULO 26. — Medidas preventivas urgentes.


a) Durante cualquier etapa del proceso el/la juez/a interviniente podrá, de oficio o a petición de parte,
ordenar una o más de las siguientes medidas preventivas de acuerdo a los tipos y modalidades de violencia
contra las mujeres definidas en los artículos 5º y 6º de la presente ley:
a. 1. Ordenar la prohibición de acercamiento del presunto agresor al lugar de residencia, trabajo, estudio,
esparcimiento o a los lugares de habitual concurrencia de la mujer que padece violencia;
a.2. Ordenar al presunto agresor que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o
indirectamente, realice hacia la mujer;
a.3. Ordenar la restitución inmediata de los efectos personales a la parte peticionante, si ésta se ha visto
privada de los mismos;
a.4. Prohibir al presunto agresor la compra y tenencia de armas, y ordenar el secuestro de las que
estuvieren en su posesión;
a.5. Proveer las medidas conducentes a brindar a quien padece o ejerce violencia, cuando así lo requieran,
asistencia médica o psicológica, a través de los organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil
conformación especializada en la prevención y atención de la violencia contra las mujeres;
a.6. Ordenar medidas de seguridad en el domicilio de la mujer;
a.7. Ordenar toda otra medida necesaria para garantizar la seguridad de la mujer que padece violencia,
hacer cesar la situación de violencia y evitar la repetición de todo acto de perturbación o intimidación,
agresión y maltrato del agresor hacia la mujer.
b) Sin perjuicio de las medidas establecidas en el inciso a) del presente artículo, en los casos de la
modalidad de violencia doméstica contra las mujeres, el/la juez/a podrá ordenar las siguientes medidas
preventivas urgentes:
b.1. Prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir, ocultar o trasladar bienes gananciales de la
sociedad conyugal o los comunes de la pareja conviviente;
b.2. Ordenar la exclusión de la parte agresora de la residencia común, independientemente de la titularidad
de la misma;
b.3. Decidir el reintegro al domicilio de la mujer si ésta se había retirado, previa exclusión de la vivienda del
presunto agresor;
b.4. Ordenar a la fuerza pública, el acompañamiento de la mujer que padece violencia, a su domicilio para
retirar sus efectos personales;
b.5. En caso de que se trate de una pareja con hijos/as, se fijará una cuota alimentaria provisoria, si
correspondiese, de acuerdo con los antecedentes obrantes en la causa y según las normas que rigen en la
materia;
b.6. En caso que la víctima fuere menor de edad, el/la juez/a, mediante resolución fundada y teniendo
encuenta la opinión y el derecho a ser oída de la niña o de la adolescente, puede otorgar la guarda a un
miembro de su grupo familiar, por consanguinidad o afinidad, o con otros miembros de la familia ampliada o
de la comunidad.
b.7. Ordenar la suspensión provisoria del régimen de visitas;
b.8. Ordenar al presunto agresor abstenerse de interferir, de cualquier forma, en el ejercicio de la guarda,
crianza y educación de los/as hijos/ as;
b.9. Disponer el inventario de los bienes gananciales de la sociedad conyugal y de los bienes propios de
quien ejerce y padece violencia. En los casos de las parejas convivientes se dispondrá el inventario de los
bienes de cada uno;
b.10. Otorgar el uso exclusivo a la mujer que padece violencia, por el período que estime conveniente, del
mobiliario de la casa.

ARTICULO 27. — Facultades del/la juez/a. El/ la juez/a podrá dictar más de una medida a la vez,
determinando la duración de las mismas de acuerdo a las circunstancias del caso, y debiendo establecer un
plazo máximo de duración de las mismas, por auto fundado.

ARTICULO 28. — Audiencia. El/la juez/a interviniente fijará una audiencia, la que deberá tomar
personalmente bajo pena de nulidad, dentro de CUARENTA Y OCHO (48) horas de ordenadas las medidas del
artículo 26, o si no se adoptara ninguna de ellas, desde el momento que tomó conocimiento de la denuncia.
El presunto agresor estará obligado a comparecer bajo apercibimiento de ser llevado ante el juzgado con
auxilio de la fuerza pública.
En dicha audiencia, escuchará a las partes por separado bajo pena de nulidad, y ordenará las medidas que
estime pertinentes.
Si la víctima de violencia fuere niña o adolescente deberá contemplarse lo estipulado por la Ley 26.061 sobre
Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Quedan prohibidas las audiencias de mediación o conciliación.
ARTICULO 29. — Informes. Siempre que fuere posible el/la juez/a interviniente podrá requerir un informe
efectuado por un equipo interdisciplinario para determinar los daños físicos, psicológicos, económicos o de
otro tipo sufridos por la mujer y la situación de peligro en la que se encuentre.

Dicho informe será remitido en un plazo de CUARENTA Y OCHO (48) horas, a efectos de que pueda
aplicarotras medidas, interrumpir o hacer cesar alguna de las mencionadas en el artículo 26.
El/la juez/a interviniente también podrá considerar los informes que se elaboren por los
equiposinterdisciplinarios de la administración pública sobre los daños físicos, psicológicos, económicos o de
otro tiposufridos por la mujer y la situación de peligro, evitando producir nuevos informes que la
revictimicen.
También podrá considerar informes de profesionales de organizaciones de la sociedad civil idóneas en
eltratamiento de la violencia contra las mujeres.
ARTICULO 30. — Prueba, principios y medidas. El/la juez/a tendrá amplias facultades para ordenar
eimpulsar el proceso, pudiendo disponer las medidas que fueren necesarias para indagar los sucesos, ubicar
elparadero del presunto agresor, y proteger a quienes corran el riesgo de padecer nuevos actos de
violencia,rigiendo el principio de obtención de la verdad material.
ARTICULO 31. — Resoluciones. Regirá el principio de amplia libertad probatoria para acreditar los
hechosdenunciados, evaluándose las pruebas ofrecidas de acuerdo con el principio de la sana crítica.
Seconsiderarán las presunciones que contribuyan a la demostración de los hechos, siempre que sean
indiciosgraves, precisos y concordantes.
ARTICULO 32. — Sanciones. Ante el incumplimiento de las medidas ordenadas, el/la juez/a podrá evaluar
laconveniencia de modificar las mismas, pudiendo ampliarlas u ordenar otras.
Frente a un nuevo incumplimiento y sin perjuicio de las responsabilidades civiles o penales quecorrespondan,
el/la Juez/a deberá aplicar alguna/s de las siguientes sanciones:
a) Advertencia o llamado de atención por el acto cometido;
b) Comunicación de los hechos de violencia al organismo, institución, sindicato, asociación profesional o
lugarde trabajo del agresor;
c) Asistencia obligatoria del agresor a programas reflexivos, educativos o terapéuticos tendientes a
lamodificación de conductas violentas.
Asimismo, cuando el incumplimiento configure desobediencia u otro delito, el juez deberá poner el hecho
enconocimiento del/la juez/a con competencia en materia penal.
ARTICULO 33. — Apelación. Las resoluciones que concedan, rechacen, interrumpan, modifiquen
odispongan el cese de alguna de las medidas preventivas urgentes o impongan sanciones, serán
apelablesdentro del plazo de TRES (3) días hábiles.
La apelación contra resoluciones que concedan medidas preventivas urgentes se concederá en relación y
conefecto devolutivo.
La apelación contra resoluciones que dispongan la interrupción o el cese de tales medidas se concederá
enrelación y con efecto suspensivo.
ARTICULO 34. — Seguimiento. Durante el trámite de la causa, por el tiempo que se juzgue adecuado,
el/lajuez/a deberá controlar la eficacia de las medidas y decisiones adoptadas, ya sea a través de
lacomparecencia de las partes al tribunal, con la frecuencia que se ordene, y/o mediante la intervención
delequipo interdisciplinario, quienes elaborarán informes periódicos acerca de la situación.
ARTICULO 35. — Reparación. La parte damnificada podrá reclamar la reparación civil por los daños
yperjuicios, según las normas comunes que rigen la materia.
ARTICULO 36. — Obligaciones de los/as funcionarios/ as. Los/as funcionarios/as policiales,
judiciales,agentes sanitarios, y cualquier otro/a funcionario/a público/a a quien acudan las mujeres
afectadas, tienen laobligación de informar sobre:
a) Los derechos que la legislación le confiere a la mujer que padece violencia, y sobre los
serviciosgubernamentales disponibles para su atención;
b) Cómo y dónde conducirse para ser asistida en el proceso;
c) Cómo preservar las evidencias.
ARTICULO 37. — Registros. La Corte Suprema de Justicia de la Nación llevará registros
sociodemográficosde las denuncias efectuadas sobre hechos de violencia previstos en esta ley,
especificando, como mínimo,edad, estado civil, profesión u ocupación de la mujer que padece violencia, así
como del agresor; vínculo con
el agresor, naturaleza de los hechos, medidas adoptadas y sus resultados, así como las sanciones
impuestasal agresor.
Los juzgados que intervienen en los casos de violencia previstos en esta ley deberán remitir anualmente
lainformación pertinente para dicho registro.
El acceso a los registros requiere motivos fundados y previa autorización judicial, garantizando
laconfidencialidad de la identidad de las partes.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación elaborará estadísticas de acceso público que permitan
conocer,como mínimo, las características de quienes ejercen o padecen violencia y sus modalidades, vínculo
entre laspartes, tipo de medidas adoptadas y sus resultados, y tipo y cantidad de sanciones aplicadas.
ARTICULO 38. — Colaboración de organizaciones públicas o privadas. El/la juez/a podrán solicitar o
aceptaren carácter de amicus curiae la colaboración de organizaciones o entidades públicas o privadas
dedicadas a laprotección de los derechos de las mujeres.
ARTICULO 39. — Exención de cargas. Las actuaciones fundadas en la presente ley estarán exentas del
pagode sellado, tasas, depósitos y cualquier otro impuesto, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 68
delCódigo Procesal, Civil y Comercial de la Nación en materia de costas.
ARTICULO 40. — Normas supletorias. Serán de aplicación supletoria los regímenes procesales
quecorrespondan, según los tipos y modalidades de violencia denunciados.
TITULO IV
DISPOSICIONES FINALES
ARTICULO 41. — En ningún caso las conductas, actos u omisiones previstas en la presente ley importaránla
creación de nuevos tipos penales, ni la modificación o derogación de los vigentes.
ARTICULO 42. — La Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar, será de aplicación en
aquelloscasos de violencia doméstica no previstos en la presente ley.
ARTICULO 43. — Las partidas que resulten necesarias para el cumplimiento de la presente ley
seránprevistas anualmente en la Ley de Presupuesto General de la Administración Nacional.
ARTICULO 44. — La ley entrará en vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial de la Nación.
ARTICULO 45. — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS ONCE DIAS
DELMES DE MARZO DEL AÑO DOS MIL NUEVE.
— REGISTRADO BAJO EL Nº 26.485 —
JULIO C. C. COBOS. — EDUARDO A. FELLNER. — Enrique Hidalgo. — Juan H. Estrada.

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