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VIOLENCIAS

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Presidente de la Nación
Ing. Mauricio Macri

Vicepresidente de la Nación
Lic. Gabriela Michetti

Jefe de Gabinete de Ministros


Lic. Marcos Peña

Ministra de Desarrollo Social


Dra. Carolina Stanley

Secretaria de Acompañamiento y
Protección Social
Prof. Paula Ximena Perez Marquina

Subsecretario de Juventud
Sr. Pedro Robledo

Directora Nacional de Inclusión Joven


Lic. Camila Crescimbeni

Directora Nacional de Juventudes


Mg. María Lila Castillo

UNICEF Argentina realizó aportes a los


contenidos de la presente publicación.
VIOLENCIAS

Introducción
La constitución de un área de formación y capacitación permanente dentro del
Programa Hablemos de Todo de la Subsecretaría de Juventud permite atender las
demandas y necesidades de las juventudes generando espacios de debate que per-
mitan visibilizar acciones y actitudes que perpetúan los estereotipos de género, que
fomenten la construcción de identidades no sexistas y no violentas, y potenciar las
relaciones equitativas y la solidaridad con víctimas de violencias.
De esta manera, con la implementación de actividades grupales con dinámicas de taller, se impulsa un
paso fundamental para la prevención de la violencia contra las mujeres y las diversidades, al tiempo que
se crean, multiplican y se fortalecen diversos canales de comunicación entre todos/as los sujetos que
intervienen en esta política pública (destinatarios y multiplicadores). Entre ellos/as: juventudes, agen-
tes sociales, referentes de redes y organizaciones sociales, integrantes de cooperativas, federaciones,
gremios y ámbitos educativos, referentes de organismos gubernamentales nacionales, provinciales o
municipales, personas involucradas en prevención de la violencia contra las mujeres y colectivos LGBTI.
Nuestro objetivo primordial, entonces, es generar un espacio de construcción y debate desde el cuál
podamos visibilizar acciones que perpetúan los estereotipos y la violencia de géneros desde una pers-
pectiva de género. Para esto, será necesario:
• Identificar, analizar y debatir acerca de los prejuicios, roles y estereotipos de géneros que obstaculi-
zan el reconocimiento de las diversidades sexuales.
• Desarrollar actividades de formación utilizando diferentes dinámicas grupales, trabajando los as-
pectos relacionados con la prevención de la violencia de géneros.
• Fomentar la construcción de una identidad individual no sexista y no violenta.
• Favorecer el empoderamiento, es decir la adquisición de herramientas para enfrentar las situaciones
de violencia.
• Potenciar las relaciones igualitarias y la solidaridad con personas víctimas de violencia de géneros.
• Articular, desde lo informativo y lo formativo, con otros organismos estatales que trabajen desde
esta perspectiva.
• Afianzar los canales de comunicación entre los/as sujetos intervinientes en esta política pública
(destinatarios y multiplicadores).
La violencia de género no es un problema privado ni doméstico, sino que se trata de un complejo
problema social, público y político. Es una violación a los derechos humanos y una de las principales
causa de muerte de mujeres y diversidades sexuales.

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Algunas consideraciones
sobre las violencias

La noción de género y los estereotipos1


Si bien tanto varones como mujeres jóvenes viven a diario situaciones que los/as exponen al riesgo, al
sufrimiento y a la violación de sus derechos humanos, es necesario aclarar de qué manera estas violen-
cias afectan de manera diferenciada a hombres y mujeres solo por el hecho de serlo. Tener la capacidad
de identificar las fortalezas y debilidades de acuerdo al género, superando prejuicios y estereotipos, nos
permitirá como adultos/as desarrollar en los y las jóvenes conductas, actitudes y valores que les permi-
tan construir relaciones de pareja, familiares y sociales más justas y equitativas.
A partir de entender a la sociedad argentina como un sistema de organización patriarcal, resultan evi-
dentes las condiciones desventajosas y la posición de subordinación de las mujeres y las diversidades
sexuales respecto de los varones heterosexuales. Se observa también que la desigualdad está expresada
en todos los aspectos de la cultura, particularmente en el lenguaje, como principal forma de comunica-
ción que perpetúa los valores culturales que “forman hábitos”. En este sentido, Alda Facio manifiesta:
Solo los varones han tenido el poder de definir las cosas, todo lo que está definido lo está desde su
perspectiva únicamente. Es decir, que solo los varones tuvieron el poder de definir, solo ellos han
conformado la cultura.2
Así, podemos afirmar que el género –como ampliaremos más adelante– es la construcción social de la
diferencia sexual que a través de “la suma de valores, actitudes y prácticas determinadas, refleja y per-
petúa las relaciones particulares de poder entre varones y mujeres”.
Esta construcción social es entonces la que impone la forma en que nos relacionamos con los demás, lo
que la sociedad considera adecuado y esperable de un hombre masculino y una mujer femenina, lo que
llamamos estereotipos de género:
[los estereotipos de género son] conjuntos de creencias existentes sobre las características que
se consideran apropiadas para el varón y para la mujer internalizados mediante los procesos de
socialización. Son ideas preconcebidas, prejuicios, sumamente nocivos ya que son construidos en el
marco de la desigualdad y no desde el reconocimiento a la diferencia. Esta desigualdad socialmente
construida y aceptada en base al sexo, otorga poder de definición al varón y se expresa socialmen-
te a través de la violencia de géneros.3
Sobre una diferencia original entre la biología del cuerpo de las mujeres y la de los varones, se construyó
una desigualdad político-social y económica en la que los varones ocuparon un espacio de privilegio
como articuladores de las decisiones políticas y las mujeres quedaron relegadas al ámbito privado. De
esta manera, lo considerado propio de las mujeres es menos valorado que lo considerado propio de los
varones, y una sociedad que valora menos lo considerado femenino, valora menos a las mujeres.
El género, como categoría social, surgió para explicar las desigualdades entre varones y mujeres, po-
niendo el énfasis en la noción de multiplicidad de identidades. Cuando hablamos de género nos referi-
mos a las representaciones y valoraciones de lo femenino y lo masculino, los mandatos que regulan los
comportamientos asignados a dichas representaciones, las atribuciones a cada sexo y la división sexual
del trabajo. Estas representaciones que se inscriben en la cultura, son complejas construcciones sociales
y políticas elaboradas a partir de las diferencias sexuales y constituyen relaciones de poder en los pla-
nos simbólicos, normativos, institucionales así como las percepciones de cada persona sobre sí misma.

1 Para más información pueden consultar también el cuadernillo “Géneros y sexualidades” de esta serie Hablemos de Todo.
2 Alda Facio. Cuando el género suena cambios trae. San José de Costa Rica, 1992.
3 OMS, 2006.

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La mirada (o perspectiva) de género4 no está supeditada a que la adopten las mujeres ni está dirigida
exclusivamente a ellas. Tratándose de una cuestión de concepción del mundo, lo único definitorio es la
comprensión de la problemática que abarca.
Es necesario establecer distinciones entre sexo y género. El sexo corresponde a un hecho biológico, pro-
ducto de la diferenciación de la especie humana. El género no tiene que ver con el sexo biológico, pero
se construye política y culturalmente a partir de la necesidad “patriarcal” de esas diferencias, nos asignan
roles femeninos y masculinos y en tanto tal, reproducen desigualdades, jerarquías y discriminaciones.

La categoría de género es una definición de carácter histórico y social acerca de esos roles, las identi-
dades y los valores que son atribuidos a varones y mujeres e internalizados mediante los procesos de
socialización. Algunas características son:

• Es una construcción social e histórica.

• Es una relación social.

• Es una relación de poder.

• Es una relación asimétrica.

• Es abarcativa.

• Es transversal.

Por lo tanto, el trabajo desde una perspectiva de género –es decir, que considere estas desigualdades
estructurales– favorece el ejercicio de una mirada crítica y cuestionadora de la realidad para analizar
y transformar la situación de las personas. Promover la equidad de género es fomentar la distribución
justa del poder y los recursos sociales en función de las necesidades diferentes de las personas.

La violencia, por su parte y en todas sus formas –física, psicológica, sexual, económica y simbólica–, es
el modo en que esa desigualdad estructural se perpetúa. Sería imposible mantener a un grupo subordi-
nado a través del tiempo si no se hubiera usado y se siguiera utilizando la violencia.5 Para comprender el
origen de ésta violencia es necesario hablar de patriarcado, término que se utiliza para definir la ideolo-
gía y estructuras institucionales que legitiman y sostienen la opresión de las mujeres y las diversidades
que se reproduce en toda la sociedad.

Eliminar la violencia de géneros requiere cambiar la cultura de una sociedad que todavía reserva para
las mujeres un papel de subordinación, fragilidad y dependencia emocional y económica. Identificadas
con esos roles, las niñas y jóvenes comienzan a construir sus vínculos personales y sentimentales desde
el lugar que les es otorgado socialmente. Si queremos personas plenas, capaces de dirigir sus vidas con
autonomía y libertad, necesitamos transmitir el mensaje desde todas las formas posibles: la educación
temprana, los medios de comunicación, las publicidades, la literatura, la cinematografía, la política.

Una de esas herramientas para la transformación es el feminismo popular, porque cuestiona el sistema,
la norma, la opresión y el orden establecido, se subleva frente a la injusticia social y los mandatos, cues-
tiona los poderes y se enfrenta al patriarcado para transformar la realidad de violencia y opresión en una
sociedad basada en otros valores éticos, políticos y culturales.

4 A fines de los ‘80 el concepto género adquiere consistencia, instalando en las políticas públicas, la denominada perspectiva de género. La misma implica:
reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, favorables a los varones como grupo social y discriminatorias para las mujeres; que
éstas relaciones han sido constituidas social e históricamente y que atraviesan todo el entramando social y articulan con otras relaciones sociales como
las de clase, etnia, edad.
5 Sandra Chaher. “Violencia mediática: cómo erradicar los contenidos discriminatorios de los medios masivos de comunicación”. 2010. Disponible en:
http://www.artemisanoticias.com.ar/images/fotosnotas/violenciamediat.pdf

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Del mismo modo entienden los estudios y movimientos de la diversidad sexual la noción de género, esta
construcción social de la diferencia sexual y eje a través del cual los seres humanos nos identificamos a
nosotros mismos, pensamos y organizamos nuestra actividad social.
Aproximarnos a la diversidad sexual nos hace replantear también el concepto de sexualidad, entendién-
dola a su vez como la integralidad de los aspectos erótico-amorosos de nuestras vivencias –biológicos,
culturales, emocionales–, mucho más allá de la mera genitalidad. Así, se podría considerar que la diver-
sidad abarca tres dimensiones: la orientación sexual, de acuerdo con la dirección erótico-afectiva del
objeto amoroso; la identidad sexual, de acuerdo con la definición sexual que se adopta; y la expresión
sexual, de acuerdo con las preferencias y los comportamientos sexuales que se eligen. Estas dimen-
siones no son lineales, se superponen e interactúan de manera cambiante a través del tiempo en las
diferentes etapas de la vida.
Respetar la diversidad sexual nos desafía a reconsiderar los criterios con los que podemos decidir entre
una conducta y otra, a reconocer expresiones y comportamientos personales que no habíamos iden-
tificado. También a revisar las categorías que hemos construido sobre la sexualidad y a reconocer sus
insuficiencias. Es más, nos obliga a reconocer que éstas no son inamovibles ni definitivas sino que están
en constante movimiento: nos reta a imaginar / construir un mundo sin categorías, donde todas las ex-
presiones de la sexualidad tengan su lugar y sean plenamente disfrutadas. Ahondar en categorizaciones
o clasificaciones no nos aporta en términos de conquistas de derechos, más bien es imprescindible la
necesidad de cuestionar y transformar el marco hegemónico dominante en el que prevalece la hetero-
sexualidad obligatoria.

Violencia y violencia de género


Estos conceptos nos permiten reflexionar sobre la problemática social de la violencia de géneros, pre-
sente en la agenda internacional a partir de la Convención de las Naciones Unidas para la Eliminación de
todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Belém do Pará.
En términos amplios, la violencia –como término general– es una manera de ejercer control o poder
sobre otra persona. Con lo cual, cuando hablamos de violencia hablamos de una desigualdad de poder

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que la preexiste. Dicha acción de poder tiene la intención de dominar, someter, controlar o agredir física,
psicológica o sexualmente, convirtiéndose en una relación de abuso. Es una conducta aprendida y pue-
de manifestarse en cualquier ámbito de nuestra vida, cultural, social, económico, domestico, político, etc.
La violencia de género, específicamente, es la violencia ejercida contra una persona en virtud de su
género y, por lo tanto, se habla de violencia de género exclusivamente cuando la violencia la ejerce un
varón (o medio o institución) –legitimado por su construcción social de género– hacia otras personas
que pertenecen a géneros subordinados.
Como vimos, en la sociedad actual, hay un modelo hegemónico del adulto: hombre, varón, blanco, occi-
dental. Ese estereotipo es la base de una desigualdad de poder a partir de la cual se niega la existencia
de otras formas de ser y vivir: clausura la diversidad sexual. La mejor forma de romper este estereotipo
es favorecer la identificación y deconstrucción de los modelos hegemónicos de sexualidad, feminidad y
masculinidad. Existen diversas formas de ser y estar en el mundo. No se trata de imponer otro modelo,
sino de romper con los hegemónicos y apostar al reconocimiento de la diversidad y la autonomía.

Violencia de género en las juventudes


La problemática de la violencia de géneros específicamente en las juventudes no aparece en la agen-
da política ni en los medios de comunicación. Y cuando se aborda, es notable el tratamiento sexista y
discriminatorio, particularmente desde las coberturas policiales. Es necesario tomar consciencia de que
todas esas muertes y el sufrimiento cotidiano de miles de jóvenes son evitables. Para eso es necesario
conocer y reflexionar sobre cómo se desarrollan los malos tratos en el seno de las relaciones sexo-afec-
tivas entre las juventudes.
A continuación se pretende hacer un breve análisis de los diferentes niveles de maltrato que pueden
presentarse en las relaciones amorosas. Podemos visualizar tres etapas escalonadas (También pueden
consultar los esquemas del Anexo. Esquemas y afiches disparadores.):
Celos y control
Hay un consenso entre los especialistas que los vínculos del mal trato en el seno de los noviazgos com-
bina una serie de factores sociales, familiares y subjetivos.
También se describe que en el inicio de las relaciones generalmente suelen aparecer formas de vínculo
que podríamos llamar de “violencia psicológica de baja intensidad”. Estos malos tratos incluyen funda-
mentalmente celos y control, y son aceptados socialmente producto de la socialización de género y el
mito del “amor romántico”.
Con esto se quiere decir que las conductas descriptas como “celos” (decirle a la pareja que se vincula de
una forma que no es de su agrado con otras personas) y “control” (necesita saber todo lo que hace su
pareja y con quién) parecería que son ejercidas tanto por varones como por mujeres, con excepción de
aquellos aspectos vinculados al control en la forma de vestir, que es exclusivamente masculino.
A pesar de la aparente igualdad, cuando se indaga sobre cómo se sienten frente a los celos y el control
los varones parecen minimizar el problema, reírse o terminar la relación si esta situación les produce ma-
lestar. En cambio, para las mujeres, la idea de ruptura les produce un costo emocional más alto. También
aparece en algunos casos la idea de que los varones tienen más “permiso” para las infidelidades y entre
el grupo de amigos eso es valorado y estimulado.
Descalificaciones, humillación, indiferencia
Un segundo grupo de conductas, que pueden describirse como malos tratos de baja intensidad pero
que comprometen en mayor grado la autoestima y la seguridad personal, son la descalificación (críticas,
frases despectivas, burlas, ataques a su autoestima), humillación (ridiculizaciones en público, revelar

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información íntima, escándalos), indiferencia afectiva (mostrarse insensible, desatento, ignorar o dejar
de hablarle a la otra persona).
En estos casos ya se observa que quienes ejercen este tipo de conductas son los varones y que es un
primer indicador de ciertos valores relacionados con una masculinidad machista que considera a las
mujeres como inferiores. En estos casos es muy importante cómo reacciona el entorno del grupo de
pares. Si la joven que está siendo objeto de estas descalificaciones, humillaciones y/o indiferencia afec-
tiva recibe apoyo y sostén y siente que se condena a su pareja, puede ser un motivo para que logre
salir a tiempo de este vínculo. Si el grupo se suma al maltrato o es indiferente, le resultará muy costoso
rebelarse frente a él.
Aislamiento, acoso, manipulación, presión y amenazas
En este tercer grupo de conductas pueden aparecer, además de malos tratos psicológicos, manifesta-
ciones físicas y/o sexuales: aislamiento (impedir que tenga vida social), acoso (vigilarla, seguirla, espe-
rarla a la salida de sus actividades, acosarla telefónicamente o por otro medios) manipulación emocional
(chantaje para conseguir lo que quiere, trampas, presiones) amenazas, presión sexual (relaciones sexua-
les no deseadas, impedirle que use métodos anticonceptivos), golpes, patadas.
Esta descripción es esquemática. Es necesario saber que para poder entender los diferentes niveles del
maltrato, las conductas de uno u otro nivel se pueden dar en forma simultánea y no necesariamente to-
dos los vínculos pasan por todos los momentos. Lo que sí es importante destacar es que sea cual fuere
en nivel, estamos en presencia de relaciones de maltrato.

Marco legal
En la última década se han registrado numerosos avances en materia de derechos humanos en gene-
ral y de derechos de las mujeres y las diversidades en particular. Vivir una vida libre de violencia es un
derecho reconocido –entre otras– por las siguientes leyes nacionales: ley N° 25.673 de Salud Sexual y
Procreación Responsable; ley N° 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la
Violencia contra las Mujeres; ley N° 26.618 de Matrimonio Igualitario; ley N° 26.743 de Identidad de Gé-
nero y ley N° 26.862 de Fertilización Asistida.
La ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ám-
bitos en que desarrollan sus Relaciones Interpersonales, que define la violencia contra las mujeres como:
[…] una forma de ejercicio de poder a través de la fuerza física, sexual, psicológica, emocional y
económica. Implica toda conducta u omisión basada en una relación desigual de poder que afecte
su vida, libertas, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así
también su seguridad personal. También quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o
por sus agentes.
Esta norma conceptualiza distintos tipos de violencia categorizándolas de la siguiente manera:
Violencia física: se trata de aquellas agresiones que se ejercen en forma física y que suelen dejar huellas
externas en la persona agredida, por lo que pueden ser percibidas objetivamente por otros, como por
ejemplo empujones, patadas, golpes, lesiones causadas con las manos o algún objeto o arma. En casos
extremos puede llegar al femicidio.
Violencia sexual: aquella violencia que se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden
imponer una relación sexual no deseada mediante coacción o intimidación. Incluye la violación dentro o
fuera del matrimonio, el acoso sexual, la humillación sexual, el aborto forzado, la denegación del derecho
a hacer uso de la anticoncepción o a adoptar medidas de protección contra enfermedades.
Violencia psicológica: se trata de una forma de maltrato que es más difícil de percibir o detectar que la

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violencia física. Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la mujer, desvalorizando su
trabajo y sus opiniones. Dentro de esta categoría podrían incluirse otros tipos de violencia que llevan
aparejado sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones, amenazas y manipulaciones
para lograr sus fines, como por ejemplo la violencia social (el agresor limita los contactos sociales y fa-
miliares de su pareja, aislándola de su entorno).
Violencia económica y patrimonial: la que se dirige a ocasionar la pérdida, limitación en el uso o control
de los recursos económicos o patrimoniales de las víctimas o de sus familias.
Violencia simbólica: la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos
transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizan-
do la subordinación de la mujer en la sociedad. La violencia mediática es una de las modalidades en que
se manifiesta la violencia simbólica y es definida como: “aquella publicación o difusión de mensajes e
imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o
indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, o discrimine, deshonre, hu-
mille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes
y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patro-
nes socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.

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Recursos y propuestas
para trabajar con la comunidad
A partir de la realización de talleres dentro de la modalidad de educación popular, la cual busca formar
a las personas e incentivarlas a transformar su realidad, se propone reflexionar con las y los jóvenes
desde la perspectiva de género acerca de las subjetividades sociales y las prácticas que promueven y
reproducen la violencia.
Entendemos por actividades de formación al conjunto de actividades que personas y organizaciones
realizan a fin de aumentar sus capacidades, como expresión de su voluntad de mejorar su actuación en
el mundo en el que viven, así como de transformar ese mundo. A través de este espacio de formación
estamos construyendo una pedagogía, un conocimiento reflexivo que interviene en las prácticas con-
cretas para construir un mundo con justicia social.
A continuación proponemos un conjunto de dinámicas (estructuradas en una serie de encuentros), que
deberán ser adaptadas a las realidades locales y de cada grupo específico, el tiempo que se disponga y
el conocimiento que se tenga sobre el tema. Cada encuentro cuenta con objetivos y contenidos especí-
ficos y se complementan unas con otras.
Los encuentros se iniciarán con una ronda presentaciones a través de técnicas que facilitan la presen-
tación y la relajación de los participantes para lograr luego, mejor comunicación. En todos los casos, las
personas interpretarán corporalmente las consignas como quieran / pueda o les parezca más adecuado.

Técnicas de presentación
Juego de desplazamiento (15 min): se dispone al grupo ocupando todo el espacio en forma de ronda
con todos los participantes. Quien coordina la actividad propone hace una subdivisión en dos rondas.
Luego, se reparte una hoja oficio a uno de cada tres participantes con la consigna de doblarla en cuatro
partes, cortarla y repartirla a los que están a su lado, donde escribirán su nombre con un marcador. Pos-
teriormente, quien coordina da la orden de hacer circular esos nombres, primero a la izquierda y luego
a la derecha, con el fin de que cada participante se quede con un cartel que no es el suyo. Se pide que
levanten los carteles y a la orden de “YA” deben salir en busca de la persona que figura en el cartel que
tienen en la mano. Una vez que la encuentran deben darle un beso, un abrazo y presentarse brevemente.
A continuación cada participante se coloca su cartel y se solicita regresar a la sub-ronda de origen para
continuar con las siguientes dinámicas.
Presentación cruzada: esta presentación permite chequear el punto de partida, tanto a nivel individual
como grupal, respecto del tema que se va a trabajar (conocimientos, calores, interpretaciones…), lo que
facilitará a la persona dinamizadora ajustar el taller. Se le propone al grupo formar parejas (es ideal que
sean mixtas) para, en 5 minutos, presentarse e intercambiar impresiones o pareceres sobre lo que pien-
san y sienten cuando se enteran de que una persona ha sido tratada sin respeto, propiciando el daño
físico y/o psicológico. Al terminar, todo el grupo forma una ronda de presentación cruzada: cada pati-
cipante empezará la presentación con la frase: “Mi compañera/o se llama… y piensa…” Se anota en un
afiche o pizarra las ideas del grupo sobre lo que piensan y sienten que es “tratar mal”, en función de las
cuales crearán una definición colectiva de “maltrato”. Luego se propone encontrar ideas de “buen trato”
para colocar al lado de cada mal trato. Finalmente, toda el aula crea una definición de “buen trato”.
Luego de la presentación se arman grupos mixtos de hasta cinco personas para trabajar los conteni-
dos propiamente dichos. Los grupos se pondrán un nombre y trabajarán juntos hasta que finalicen las
jornadas de trabajo.

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Primer encuentro. ¿Qué son los estereotipos de géneros?


El objetivo de este encuentro es intercambiar conocimientos y experiencias donde podamos visibilizar
acciones que perpetúan los estereotipos de géneros desde una perspectiva de género. Fomentar la
construcción de una identidad no sexista y no violenta.
Materiales necesarios: cartulinas para repartir a los grupos, bolígrafos y marcadores, cinta adhesiva y hojas.
Primera parte
Se les solicita a los grupos que realicen una “lluvia de ideas” sobre los estereotipos asociados a las mu-
jeres y a los varones (“los chicos son…” “las chicas son…”). Deben ir anotándolas en el afiche o cartulina.
Una vez elaborada la lista, se les solicita que le asignen un valor a cada concepto con los símbolos gráfi-
cos que prefieran (por ejemplo +, -, ¿, ?, o caras sonrientes, tristes, indecisas, flechas, etc.). Esto permitirá
visualizar rápidamente los valores del grupo.
Esta dinámica puede derivar en enfrentamientos entre mujeres y varones porque puede evidenciar rá-
pidamente el sustrato sexista que subyace en las relaciones sociales. Al respecto, y como estrategia de
pacificación, puede planteárseles el reto de imaginarse como encuestadores cuya misión es recoger las
opiniones que se escuchan sobre las mujeres y los varones en general.
Primera puesta en común
Se abre el debate con el grupo completo para el intercambio de opiniones y sensaciones, partiendo de
las siguientes preguntas:
• ¿Cómo definirían estereotipo?
• ¿Se sienten identificadas/os con el estereotipo que se les asigna?
• ¿Cómo se sienten las mujeres? ¿Y los varones?
• ¿Por qué se les ha asignado un valor u otro?
• ¿De qué manera influye, en su vida cotidiana, un valor positivo o negativo? ¿En qué influye (activi-
dades, opiniones, comportamientos, etc.)?
• ¿A través de qué o dónde creen que se transmiten las ideas estereotipadas?
• ¿Qué pasa cuando una mujer o un varón expresa un estereotipo que no está asociado a su género?
Segunda parte
Con las ideas estereotipadas que hayan surgido anteriormente, se definen algunos roles de género con
los que se trabajará a continuación. Se sugiere orientar al grupo hacia roles que propicien el poder de-
velar ideas machistas que conllevan maltrato, para que puedan evidenciar sus consecuencias.
Se le pide a cada grupo que armen una escena de situaciones de discriminación y/o violencia que
hayan sufrido u observado en los lugares habituales de sus vidas cotidianas, para representarla luego
al grupo completo.

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Puesta en común
Luego de la ronda de representaciones se hace la puesta en común y debate. De aquí surgirán no más
de tres ejes a partir de los cuales se introducirá al debate sobre los roles de género. Algunas preguntas
orientadoras para esta instancia:
• ¿Cómo se han sentido?
• ¿Qué les ha parecido el juego de roles?
• ¿Por qué eligieron representar esa escena?
• ¿Cómo la analizarían?
• ¿Qué definición propia de estereotipos y violencia podrían elaborar a partir de lo vivenciado?

Segundo encuentro. ¿Qué es la violencia de género? Lo que vemos y lo que no vemos


Los objetivos de este encuentro son conocer la definición de violencia de género (tal como la tipifica la
ley N° 26.485) y las diferentes formas de violencia; trabajar sobre el carácter progresivo y sinuoso de la
violencia contra las mujeres y favorecer la adquisición de herramientas para detectar y frenar situacio-
nes de violencia de género.
Materiales necesarios: película disparadora, computadora, proyector, afiches, fibrones.
Se proyectará una película y/o material fílmico como disparador para trabajar los ejes y temas sobre
géneros, sexualidades y su relación con la violencia de géneros. También pueden utilizar los esquemas
del Anexo. Esquemas y afiches disparadores al momento de debate.
Puesta en común
Luego de la proyección se orienta el debate a partir de preguntas como estas:¿Creen que en el film pro-
yectado hay maltrato? Si lo hay, ¿de qué tipo es?
• ¿Qué es el machismo?
• ¿Qué tipos de violencias podemos distinguir?
• ¿Por qué creen que cuando hablamos de violencia de género pensamos solo en agresiones físicas?
• ¿Creen que la violencia de género se da solo en parejas mayores o estables? ¿Por qué?

Tercer encuentro. ¿Qué ves en estos vínculos? ¿Qué podemos hacer al respecto?
Este encuentro se desarrolla en dos etapas. Los objetivos de la primera parte son visualizar la violencia
de género entre adolescentes y jóvenes e identificar las situaciones de violencia entre parejas jóvenes.
La segunda parte del taller busca debatir y generar propuestas sobre qué medidas se podrían adoptar
para combatir la violencia de género en la juventud y adquirir compromisos concretos y públicos para
evitar la desigualdad de género en la vida cotidiana.
Materiales necesarios: afiches, cartulinas, marcadores, fotocopias de las frases sobre las cuáles se traba-
jará (en el Anexo. Esquemas y afiches disparadores).

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Primera parte
A cada subgrupo se le entregan algunas de las tarjetas y se les pide que conversen sobre esas frases a
partir de estas preguntas:
• ¿Cómo se siente cada uno de los integrantes de esas parejas? ¿Qué harías vos en esa situación?
• ¿Qué harías si fuera un/a amigo/a tuyo?
• ¿La posesión, el control y los celos son muestras de amor?
• ¿Estas situaciones les resultan violentas? ¿Por qué?
• Ante los distintos escenarios, ¿qué pasaría si la/el protagonista es del otro sexo? ¿La respuesta sería
la misma?
• ¿Reconocen estas situaciones como cotidianas o las vivieron personalmente?
Primera puesta en común
En plenario cada grupo expone lo trabajado. Desde la coordinación se debe generar debate y preguntas
que ayuden a visibilizar la inequidad de género que propicia el sometimiento y las situaciones de some-
timiento y violencia. También se busca brindar herramientas para problematizar las situaciones.
Luego, se divide al grupo completo en dos grupos y se les pide que inventen una situación de noviazgo
donde exista una situación de equidad. En plenario se presentan las nuevas situaciones y se transmiten
los contenidos para cerrar la actividad.
Segunda parte
Comenzamos esta segunda etapa haciendo una lluvia de ideas sobre los conceptos más importantes
que se vienen trabajando desde el inicio del primer taller hasta el momento. Luego, se le pide a cada
grupo que trabaje sobre la siguiente consigna: Si tuvieran la posibilidad de desempeñarse en un cargo
de responsabilidad (como funcionarias/os públicos, directivas/os de escuelas, universidades, etc…) ¿lle-
varían adelante medidas para contribuir a disminuir el machismo y la desigualdad de género? ¿Cuáles?”
Lo ideal es entregarles fichas de trabajo en las que puedan plasmar las medidas propuestas en los dis-
tintos niveles: gobierno, institutos, familias…
Puesta en común final
Como propuesta para el cierre del taller, se planificaran en grupo actividades de intervención barrial,
comunitaria, institucional, en espacios comunes, o bien en medios radiales y gráficos locales y de la web.
Los recursos a utilizar serán los necesarios para cada grupo y de acuerdo al tipo de actividad a desarro-
llar, teniendo en cuenta todos los contenidos trabajados o algunos de ellos según elección de los grupos
e identificación de demandas locales.
Más información en www.hablemosdetodo.gob.ar.

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Anexo. Esquemas y afiches disparadores
Tarjetas para el trabajo en talleres
Mi novio y yo salimos
hace dos meses, estoy Los viernes yo me veo
Él me dijo que no le
re enamorada. Él me con mi novia, pero
gusta que yo ande
pidió que no use la después cada uno hace
con María porque ella
minifalda de jean la suya, yo sé que ella se
es terrible buscona y
porque todos me miran va con las amigas a la
viste que después te
y a él lo pone mal. A mí casa de alguna, no anda
confunden.
no me cuesta nada y me por ahí.
evito líos.

Me molesta que mi
No estoy segura de
Yo no quiero que mi novia se vaya cuatro
tener relaciones con él...
novio salga por ahí días de campamento
pero él insiste y además
porque quizás le gusta con los compañeros de
si no quiero, capaz que
otra. escuela y ¿si le gusta
me deja.
otro?

El otro día mi novio me


gritó e insultó porque
A mi novia siempre le
me vio abrazada de mi
Me da mucha rabia que reviso el celular, si llego
amigo Luis. Ahora no
si mi novia va conmigo a encontrar que anda
me habla porque dice
a bailar, se ponga bailar mensajeándose con
estar muy enojado. Yo
con los amigos. otro, le rompo su álbum
le aseguré que nunca
de fotos.
más va a volver a pasar
una cosa así.

Juan es re celoso,
el otro día me hizo
Mi novia me esconde
terrible escándalo María se merece que
el celular cada vez que
delante de todo el baile José la haya dejado
me mensajeo con mi
por la forma en que porque Diego le tocó la
amiga Ana, igual no me
estaba bailando con cola, si va con esa mini
importa, total le hago
mi amiga Dayana, a mí al colegio, es porque
uno mimos, le digo que
en realidad me gusta quiere que la toquen y
es la más linda y me lo
que haga esas escenas anda buscando a otros.
devuelve.
porque demuestra que
me quiere.
El ciclo de la violencia
Permite identificar los diferentes momentos por los que una mujer atraviesa durante una relación violen-
ta y reconocer los períodos de mayor vulnerabilidad.

FASE DE
FASE DE
AGRESIÓN
TENSIÓN

CÍRCULO
DE LA
VIOLENCIA

FASE DE
ARREPENTIMIENTO O
“LUNA DE MIEL”

1. Acumulación de la tensión
Violencia sutil, generalmente psicológica (descalificaciones, chistes, enojos y celos excesivos, control de
la vestimenta, opiniones negativas).
Efectos: pérdida de lazos familiares y/o sociales. Intentos de complacer al varón para mantenerlo tran-
quilo. Búsqueda de justificativos externos, espera de cambios, confusión, se responsabiliza a sí misma
por la situación.

2. Episodio agudo de violencia


Aumento de la intensidad de la violencia (insultos, amenazas, empujón, golpe).
Efectos: la exposición prolongada produce un deterioro de la personalidad, pérdida del contacto con la
realidad, confusión, frustración. Se agudiza la pérdida de lazos sociales y de apoyo externo.

3. Reconciliación “luna de miel”


Supuesto arrepentimiento del varón ante el episodio de violencia cometido. El varón teme el abandono,
por lo que utiliza gratificaciones e intenta complacerla para minimizar lo sucedido y lograr que lo perdo-
ne. Promesas de que no volverá a ocurrir. Responsabiliza a la mujer de manera sutil.
Celos y control: señales de alerta
¿Te suenan conocidas estas frases?

NO USES LA POLLERA TAN CORTA.

¿CON QUIÉN SALÍS, A DÓNDE VAS?

¡NO SABES NI ELEGIR UNA PELÍCULA!

TE PEGUÉ PORQUE TE LA BUSCASTE.

¿PARA QUÉ VAS A ESTUDIAR?

SI SEGUÍS ASÍ TE VOY A DEJAR.

TENGO CELOS PORQUE TE QUIERO.


Esto no es amor, son modos de controlarte, de aislarte, de agredirte.
Esto es VIOLENCIA.
Falsas creencias sobre la violencia

La violencia sucede en el interior del hogar y


nadie debe meterse.
Considerar la vida familiar como algo privado hace invisible el problema y lo perpetúa. De esta
manera se hace más difícil que la sociedad se haga cargo del problema. ¡Eliminar la violencia, es
responsabilidad de todos y todas!

Las personas que sufren violencia se quedan


porque les gusta.
A nadie le gusta ser maltratado. Esta interpretación da cuenta de una sociedad machista y patriarcal
que considera a las mujeres y las diversidades sexuales culpables y masoquistas. Estas personas sufren
una desvalorización constante y un gran aislamiento por parte de los agresores que les impide o difi-
culta recurrir a sus redes.

La violencia física es más grave que las otras


violencias como la psicológica, económica,
simbólica.
Si bien la violencia física es la más visible, la violencia psicológica (que es la sostenida en el tiempo e
invisibilizada por las personas), produce daños psíquicos y emocionales difíciles de detectar y resolver
sin ayuda. El violento ejerce una manipulación y desvalorización constante sobre persona violentada.

El amor todo lo puede. Con amor voy a cambiarlo.


No podés cambiarlo. El agresor es responsable de su conducta violenta y lo recomendable es que
pidas ayuda para salir de ese vínculo.

Lo hace porque me quiere.


El amor no es posesión ni agresión. Cualquier agresión debe considerarse inaceptable.
VIOLENCIAS

Bibliografía
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. ONU, 1993.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belem
do Pará). 1995.

Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación hacia la Mujer (CEDAW). ONU,
1979.

Sandra Chaher. “Violencia mediática: cómo erradicar los contenidos discriminatorios de los medios
masivos de comunicación”. 2010. Disponible en: http://www.artemisanoticias.com.ar/images/fotosno-
tas/violenciamediat.pdf

Alda Facio. Cuando el género suena cambios trae. Metodología de género para el análisis del fenóme-
no legal. ILANUD, S. José de Costa Rica, 1992.

Susana Beatriz Gamba (Coordinadora). Diccionario de estudios de género y feminismos. Buenos


Aires, Editorial Biblos.

Instituto Interamericano de Derechos Humanos y CEJIL El marco teórico y la protección internacional


de los derechos humanos” en Los derechos humanos de las mujeres.

Ministerio Público de Defensa (2010) Discriminación y género. Las formas de la violencia. 2010.

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