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Diversos tipos de excusas

Se han identificado diversos tipos de excusas en el ámbito legal. Por ejemplo, la provocación
puede surgir de golpes graves, violencia física, amenazas, ultraje al pudor violento, o violación
de domicilio con escalamiento durante el día. Para que la provocación sea considerada una
excusa, debe haber sido dirigida al autor del delito, ser injusta y haber ocurrido inmediatamente
antes del delito.
Otra excusa aceptada es la derivada del ultraje violento a la honestidad. Según el artículo 325
del Código Penal, el homicidio, golpes, heridas y castración pueden ser excusables si se
cumplen ciertas condiciones, como la existencia de un ultraje al pudor, la violencia en dicho
ultraje, y que el acto ya esté consumado, ya que si la castración tiene lugar con el fin de evitarlo
constituye una excusa absolutoria de la manera prevista en el artículo 328 del Código Penal
(legítima defensa).
Antes de que la ley 24 de 1997 insertara modificaciones al Código Penal, el artículo 324 de
dicho Código, contenía el adulterio como excusa del homicidio del cónyuge. De este modo el
adulterio cometido bajo ciertas circunstancias excusaba el homicidio. A partir de dicha
modificación legal esta excusa desaparece y no puede ser reconocida como tal.
EFECTOS DE LAS ATENUANTES ESPECIALES O EXCUSAS
Tal como se explicó en las atenuantes propiamente dichas, cuando se trata del efecto jurídico de
la excusa se discute si sólo atenúa la pena imponible o si, además, tiende a variar la naturaleza
jurídica del hecho sancionado (crimen o delito). Esta discusión tiene particular importancia,
sobre todo, al momento de aplicar las reglas relativas a la prescripción y a la reincidencia.
Sabiendo que sobre el punto hay discusión nos hemos inclinado, al entenderla más cónsona con
el principio de legalidad, por la corriente que afirma que la aplicación de la excusa implica la
variación de la naturaleza de la infracción.
COMUNICABILIDAD DE LAS CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS DE LA
RESPONSABILIDAD PENAL
En este apartado pretendemos hacer un examen conjunto entre estas formas de intervención y
las circunstancias modificativas de la responsabilidad penal. Tal examen conjunto resulta
importante pues nos lleva a responder la pregunta de si en un hecho donde intervenga más de
una persona como autor o como partícipe (entiéndase cómplice en cualquiera de sus
modalidades) las circunstancias que modifican la responsabilidad penal (atenuantes o
agravantes) favorecen o perjudican con la misma intensidad a todos los que intervienen. Esto es,
saber si tales circunstancias modificativas de la responsabilidad penal se comunican entre los
autores y los partícipes.
La fijación de la pena correspondiente al partícipe puede, sin embargo, presentar algunos
inconvenientes en la práctica. Veamos lo que ocurre en los diversos casos, según que se trate de
atenuantes o de agravantes
COMUNICABILIDAD DE LAS ATENUANTES
En relación con las excusas absolutorias que puedan favorecer al autor, se destaca que la
responsabilidad del cómplice persiste incluso si el autor se beneficia de estas excusas. Es
importante subrayar que esta falta de comunicabilidad de las atenuantes es recíproca, es decir,
no se transmite ni del autor al cómplice ni viceversa.
En cuanto a las excusas legales como la provocación, el repelimiento de robo con escalamiento
durante el día y la castración como consecuencia del ultraje al pudor, generalmente se acepta
que estas circunstancias se comunican del autor al cómplice y, por ende, le favorecen por igual.
COMUNICABILIDAD DE LAS AGRAVANTES
En relación con las agravantes objetivas, las cuales están inherentemente ligadas al acto
delictivo, se considera que son totalmente comunicables. Por lo tanto, cuando se trata de un
robo agravado por la forma o el momento de su comisión, esta agravante afecta al partícipe
porque él participa en el acto delictivo.
Esta comunicabilidad se fundamenta en la idea de que el partícipe, al consentir en cometer el
delito, acepta todas las posibles eventualidades y asume todos los riesgos involucrados, incluido
el uso de todos los medios necesarios para llevar a cabo el hecho.
Sin embargo, la solución para los partícipes en relación con las agravantes objetivas difiere de la
que se aplica a las llamadas agravantes subjetivas, las cuales surgen debido a la calidad
particular del autor del delito, como en el caso de un robo perpetrado por un empleado o un hijo
que comete homicidio contra su padre.
En cuanto a la comunicabilidad de estas agravantes, existen opiniones divergentes. Algunos
sostienen que estas agravantes son completamente personales y, por lo tanto, no pueden ser
transferidas al partícipe. Sin embargo, otra corriente, respaldada por la Suprema Corte de
Justicia, argumenta que estas agravantes deben ser comunicadas al cómplice. Esto se
fundamenta en la legislación aplicable, que establece que el cómplice es parte del delito
cometido por el autor, y también porque la pena que corresponde al cómplice se determina
teniendo en cuenta la pena que corresponde al autor.
CONCURSO DE INFRACCIONES
1. Sistema de suma o adición de penas: Consiste en imponer la pena correspondiente a
cada infracción por separado. Este enfoque fue utilizado en el antiguo derecho francés y
en gran parte de la legislación europea antigua.
2. Sistema de no cúmulo o absorción de penas: Este sistema establece que se debe
imponer la pena correspondiente al delito más severamente castigado en todos los
casos, evitando la acumulación de penas. Este enfoque fue introducido por primera vez
en 1787 en el código austriaco y luego adoptado por el Código Penal francés.
3. Sistema de cúmulo jurídico de penas: Este enfoque presenta un punto de vista
intermedio entre los sistemas anteriores. Permite acumular penas, siempre y cuando no
se exceda el límite máximo establecido por la ley. Además, se sugiere que las penas más
graves no se acumulen, pero se aumente la pena aplicable, mientras que las penas
menos graves se acumulan y se ejecutan todas.
Pluralidad de delitos: concepto.
Pluralidad de delitos, se refiere a la situación en la que una persona comete más de un delito. Es
decir, implica la realización de dos o más conductas delictivas por parte de una misma persona.
Un ejemplo de esto podría ser un individuo que comete robo a mano armada y agresión física
durante un asalto a una tienda. En este caso, el individuo estaría cometiendo dos delitos
diferentes en el mismo acto.

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