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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

CÁTEDRA DE CLÍNICA I

DETERMINANTES
SOCIALES DE LA SALUD

GRUPO: 6 SUBGRUPO: 3

ESTUDIANTES:

 FEIJOO CRUZ ERICK WLADIMIR


 HOLGUÍN ALAVA BRYAN ISAAC
 MELÉNDEZ REAL ANGIE ANAHÍ
 PEÑA RODRÍGUEZ DEYRAMAR ANDREA
 TRUJILLO QUIROZ VANESSA CAROLINA
 PAULETTE ILIANA VERA MANZANO
 MÉNDEZ GRACIAS DAVID VICENTE

7MO SEMESTRE

2022 -2023 CI
Políticas públicas en salud, sistema de salud, protección social. cultura y valores sociales
La salud es una condición indispensable para el logro de los objetivos planteados en las
políticas sociales diseñadas para alcanzar las metas nacionales de crecimiento económico y
bienestar, incluidos el desarrollo social y de la salud. Según se pondrá de manifiesto en este
capítulo, y como aspecto central en la concreción de tales objetivos, el abordaje de las políticas
de salud que determinan las características del funcionamiento del sistema sanitario sigue siendo
problemático, porque las necesidades sociales son multidimensionales, los efectos adversos
tienden a ser acumulativos, los recursos son limitados y las soluciones a menudo se hallan fuera
del marco del sector salud.
En consecuencia, llevar a cabo transformaciones que refuercen la importancia del sistema
de salud como institución social central, capaz de crear oportunidades diferenciales en el diseño
y la prestación de bienes y servicios, requiere un abordaje sistémico de las políticas públicas y de
su formulación. La política pública puede entenderse como un conjunto de decisiones bien
fundamentadas generadas por cualquiera de las ramas y en todos los niveles del gobierno, y
enmarcadas en un conjunto de normativas.
Las políticas públicas
comunican objetivos, medios,
estrategias y reglas para la toma de
decisiones, utilizados en la
administración pública y la
legislación. Las leyes, normas,
reglamentaciones, interpretaciones y
decisiones operativas y judiciales,
los estatutos, los tratados y las
órdenes ejecutivas son un ejemplo
de la expresión real de las políticas.
Las políticas de salud son
importantes porque afectan directa o
indirectamente todos los aspectos de
la vida cotidiana, las acciones, los
comportamientos y las decisiones.
Pueden prohibir conductas
que se perciben como riesgosas, alentar las que se consideran beneficiosas, proteger los derechos
y el bienestar de algunas poblaciones, impulsar ciertas actividades o proporcionar beneficios
directos a los ciudadanos necesitados. Las políticas reguladoras pueden definir acreditaciones
profesionales, establecer controles de precios para los bienes y servicios, determinar criterios de
calidad, seguridad y eficacia para los servicios de la salud, y abordar cuestiones de regulación
social, tales como las relacionadas con la seguridad social y ocupacional, la inmunización, los
alimentos y medicamentos, y la contaminación ambiental.
Las innovaciones en políticas de
salud y en la atención de la salud es una
proeza difícil, especialmente porque, en
una era de cambio global, las
transformaciones sistémicas desafían los
valores y las prácticas predominantes,
requieren asumir compromisos
significativos respecto de los recursos, y
a menudo suponen riesgos políticos. Un
punto importante es que, pese a las
crecientes demandas que generan las
tendencias demográficas y
epidemiológicas, la competencia entre las necesidades y la limitación de los recursos, los
gobiernos de las Américas, solos o asociados con finalidades específicas mantienen el
compromiso de alcanzar sistemas de alto rendimiento que puedan garantizar el acceso equitativo
a los servicios, ampliar la cobertura y fortalecer las redes de protección social. Sin embargo, aun
cuando el marco legal y normativo del sistema de salud, incluidos los aspectos relacionados con
la administración, la regulación, el financiamiento, el seguro, la calidad y la armonización han
mejorado, los persistentes problemas relacionados con la producción, la adquisición y la
regulación de productos farmacéuticos, vacunas y tecnologías médicas todavía no han podido ser
solucionados

ANÁLISIS DE LOS DETERMINANTES SOCIALES DE LA SALUD

Educación, ocupación e ingresos


La educación es una importante fuente de recursos sociales y psicológicos que influyen en el
estado de salud de las personas y en la adopción de estilos de vida saludables. Quienes alcanzan
un mayor nivel educativo tienden a preferir hábitos más saludables y a evitar los insalubres .
Aunque no existe un único mecanismo por el cual la educación influye sobre la salud, se sabe
que el sistema educativo juega un papel clave en el proceso de alfabetización en salud y puede
ser un factor protector y corrector de desigualdades sociales en la infancia y adolescencia.
Se estima que la educación beneficia tanto a las personas como a la sociedad en su conjunto. A
las personas porque contribuye a mejorar su bienestar físico y mental, lo cual propicia vidas más
largas y con mayor funcionalidad en la sociedad actual. Los bajos niveles de educación formal se
relacionan con una salud más deteriorada, más estrés y baja autoconfianza.
En el análisis realizado, se logró destacar que en diversas investigaciones se ha concluido en que
mayores ingresos económicos se asocian a mejores indicadores de la salud de la población. La
asociación entre salud y educación ha sido bien probada por la capacidad de esta última para
definir los niveles de estratificación social. Aquellos grupos poblacionales definidos por su bajo
nivel educativo muestran una mayor desventaja en salud, en muchos estudios la población con
menor nivel educativo mostraba peores valores para los indicadores de estilo de vida, como
consumo de tabaco, alcohol y sedentarismo, además de mayores problemas para llevar a cabo las
actividades diarias.
De tal forma, es indiscutible que la educación es un elemento catalizador del desarrollo y de la
acción sanitaria. La Declaración de Incheon de 2015 señala que la educación desarrolla las
competencias, los valores y las actitudes para que los ciudadanos gocen de una vida saludable,
tomen decisiones bien fundamentadas y afronten los problemas a escala local y mundial.
Desde la perspectiva dada por la
definición de salud por la OMS,
en la que la idea de estar sano no
se restringe a la ausencia de
afecciones o enfermedades, la
autopercepción de buena salud
puede ser un buen indicador de
bienestar en salud. Un enfoque
predominante sobre la relación
educación-bienestar en salud
sostiene que la educación
impacta positivamente en esta
clase de bienestar porque
potencia las elecciones
saludables que realizan los
individuos en casa situación contextual, lo cual redunda en mejores estados de salud individual.
Un estudio realizado en México destaca que el riesgo de morir por cualquier causa antes de los
65 años aumenta a menor cantidad de años de instrucción. En varios estudios se ha demostrado
que las personas con menos de 7 años de escolaridad tienen casi dos veces más riesgo de morir
entre los 45 y los 64 años por cualquier causa que aquellos con 8 o más años de escolaridad
formal. La mortalidad luego de los 25 años disminuye sensiblemente a medida que aumenta el
número de años de instrucción recibida
De igual forma, entre salud y trabajo existe una
estrecha relación. De modo que la salud es
imprescindible para poder trabajar e inversamente las
condiciones en las que se ejecuta el trabajo, pueden
llegar a perjudicar la salud del trabajador. Las
condiciones de trabajo y el empleo tienen fuertes
efectos sobre la salud. Cuando aquellas son buenas,
pueden tener sobre el empleado efectos positivos como
por ejemplo dar protección social, estatus social,
permitir el desarrollo personal, las relaciones sociales y el estímulo, así como protección en la
parte física y psíquica.
Es de esperar que la salud aumente con el nivel educativo y los salarios, a la vez que los salarios
lo hagan con la salud y el nivel educativo debido a la mejora en la productividad que
proporcionan las inversiones en capital humano. Así pues, un mayor nivel educativo proporciona
mayores salarios y un mejor estado de salud. Esta relación es la que permite afirmar que la
educación tiene efectos económicos directos, a través de mayores salarios que remuneran una
mayor productividad. En definitiva, la educación tiene rendimientos monetarios, a través del
salario, y no monetarios, a través del estado de salud.
Sistema de salud o servicios sanitarios
Es uno de los determinantes intermedios más reconocidos, existes diversos modelos de sistemas
de salud a lo largo de la historia los cuales han generado diversos debates cuando se los compara
para analizar cual ha tenido mayor efectividad al cumplir de manera favorable su papel como un
determinante de la salud en la sociedad.
En relación con los Servicios Sanitarios deben de tenerse en cuenta sus dos componentes más
importantes, uno de mayor tamaño en los países desarrollados, el cual es el que podemos
denominar Servicios de Salud de Atención a las Personas que son los servicios clásicos que se
brindan en los centros de salud, en los hospitales, en los servicios especializados, tipo trasplantes,
en las urgencias y servicios de emergencias. En personal y en gastos estos servicios suponen más
del 95% de este tipo de determinantes. El otro gran bloque, que es mucho menor en tamaño pero
importante globalmente en la salud colectiva que son los Servicios de Salud Pública que incluyen
programas preventivos verticales, de Promoción de Salud, sistemas de vigilancia de epidemias y
los servicios de vigilancia alimentaria y del medio ambiente.
Todas estas consideraciones son importantes para valorar la influencia que está teniendo la crisis
económica sobre este determinante. En este sentido debe tenerse en cuenta que la situación
económica ha tenido una influencia directamente menor sobre los servicios que las políticas
implementadas por los gobiernos, lo que podemos deducir que un sistema de salud no solo es el
reflejo de los fondos que un gobierno invierte en salud sino también delas políticas
implementadas, las cuales pueden afectar en mayor medida en cómo se distribuyen los fondos
dirigido a los sistemas de salud. Por lo cual la falta de medicamentos y de médicos, las malas
condiciones de los centros de salud, entre otros no tienen que ver directamente con la situación
económica de un gobierno sino sobre su administración.
Impacto en las desigualdades en la salud y bienestar
Podemos concluir que las condiciones social, ambiental y personal influyen directamente con la
posibilidad de tener una buena salud, por lo tanto las condiciones en las cuales las personas
nacen, crece, viven, trabajan, envejecen, incluido el sistema de salud tienen un papel importante
sobre el bienestar de cada individuo y la sociedad, siendo estas reconocidas como determinantes
sociales de la salud. Las determinantes sociales de la salud se dividen en dos las estructurales e
intermediarias.
Estructurales y/o sociales: se refiere a aquellos atributos que generan o fortalecen la
estratificación de una sociedad y definen la posición socioeconómica de la gente. Estos
mecanismos configuran la salud de un grupo social en función de su ubicación dentro de las
jerarquías de poder, prestigio y acceso a los recursos. El adjetivo "estructural" recalca la
jerarquía causal de los determinantes sociales en la generación de las inequidades sociales en
materia de salud. Son aquellos que tienen que ver con: posición social, género, raza y grupo
étnico, acceso a la educación y al empleo.
Intermedios y personales: Los determinantes intermedios se distribuyen según la estratificación
social y determinan las diferencias en cuanto a la exposición y la vulnerabilidad a las
condiciones perjudiciales para la salud. Las principales categorías de determinantes intermedios
de la salud como circunstancias materiales, circunstancia psicosociales, factores conductuales y
biológicos, cohesión social y sistema de salud.
Esas circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel
mundial, nacional y local, la cual depende a su vez de las políticas adoptadas; la distribución
desigual se traduce en grandes diferencias en materia de salud entre países desarrollados y los
que están en vías de desarrollo. A la par, al interior de las naciones puede haber marcadas
desigualdades entre estados, regiones y localidades e incluso entre diferentes grupos
poblacionales. Estas diferencias configuran el estado de salud de cada individuo a través de su
repercusión sobre determinantes intermedios, como las condiciones de vida, estilos de vida,
circunstancias psicosociales, factores conductuales o biológicos y el propio sistema de salud.
Posición socioeconómica (Clase social, etnia, raza, genero, factores biológicos.)
Varios estudios han mostrado que los principales determinantes sociales de la salud asociados
con los trastornos de salud mental son los ingresos, el nivel de escolaridad, el sexo, la edad, la
etnicidad y la zona geográfica de residencia. Por ejemplo, las mayores tasas de depresión y de
consumo de sustancias psicoactivas están asociadas sistemáticamente con los niveles de ingresos
inferiores. Los pobres y los desfavorecidos sufren de manera desproporcionada trastornos
mentales comunes (depresión, ansiedad, suicidio, etc.) y sus consecuencias adversas. Además de
los ingresos familiares, el nivel bajo de instrucción, las desventajas materiales y el desempleo
son otros factores que traen aparejados trastornos mentales comunes. El sexo es otro
determinante social importante: ciertos trastornos de salud mental son más prevalentes en las
mujeres que en los hombres y, de hecho, las mujeres experimentan con frecuencia la repercusión
de los determinantes sociales, económicos y ambientales en formas distintas a las de los
hombres. Por ejemplo, las mujeres informan más intentos de suicidio mientras que los hombres
cometen más suicidios mortales. En cuanto al abuso de sustancias psicoactivas, aunque los
hombres tienen mayores probabilidades de incurrir en comportamientos peligrosos y tener
problemas relacionados con las drogas, las mujeres que sufren de adicción tienen menores
probabilidades de buscar tratamiento para este trastorno debido a las barreras que existen por
parte de la sociedad.
Genero
El género puede funcionar, junto con la posición social y el grupo étnico, como determinante
estructural debido a la influencia fundamental que tiene en el establecimiento de jerarquías en la
división del trabajo, la asignación de recursos y la distribución de beneficios. La división de las
funciones según el sexo y el valor diferencial asignado a esas funciones se traducen en asimetrías
sistemáticas en el acceso y control de recursos de protección social fundamentales como la
educación, el empleo, los servicios de salud y la seguridad social.
En la Región de las Américas, las mujeres, como grupo, han dejado atrás a los hombres en
cuanto a escolaridad; sin embargo, esta paridad relativa no se ha reflejado en otras esferas, como
los ingresos y la representación política. Revela, sin embargo, que la matrícula escolar, un
determinante fundamental de la salud, se ve afectada por el género y la posición social.

Raza y grupo étnico


La discriminación y la exclusión racial y etnia afectan todas las esferas
de oportunidades a lo largo de la vida, incluidas las relacionadas con la
salud. Dado que no es fácil conseguir datos desglosados por raza o grupo étnico, las pruebas
actualizadas y empíricas sobre las consecuencias de la discriminación racial o étnica son
fragmentarias y limitadas.
Factores conductuales y biológicos:
Nutrición, actividad física, consumo de tabaco, drogas y alcohol; los factores biológicos también
incluyen los factores genéticos.

Circunstancias materiales (alimentos, agua potable, vivienda)


El principal factor impulsor de la alimentación es, obviamente, el hambre, pero lo que decidimos
comer no está determinado únicamente por las necesidades fisiológicas o nutricionales. Algunos
de los demás factores que influyen en la elección de los alimentos son: factores económicos
como el coste, los ingresos y la disponibilidad en el mercado, factores físicos como el acceso, la
educación, las capacidades personales (por ejemplo, para cocinar) y el tiempo disponible,
factores sociales como la cultura, la familia, los compañeros de trabajo y los patrones de
alimentación factores psicológicos como el estado de ánimo, el estrés y la culpa también influye
las Actitudes, creencias y conocimientos en materia de alimentación, después de revisar todas
estos factores nos podemos dar cuanta que es muy complejo y no solo es personal sino más bien
social, por eso, un mismo tipo de intervención que se realice para modificar la conducta en
cuestión de elección de alimentos no tendrá éxito en todos los grupos de población. Por lo tanto,
deberán realizarse diversas intervenciones orientadas a diferentes grupos de la población,
teniendo en cuenta los numerosos factores que influyen en sus decisiones a la hora de elegir
alimentos.

Como sabemos el agua, recurso vital y necesario para la vida y un suministro adecuado de agua
potable (es decir, limpia y no contaminada) es esencial para la salud de las personas y la salud
pública, también es un determinante social de la salud, pero como sabemos no todos tienen
acceso a la misma y se ven obligados a consumir el agua de ríos, pozos y agua almacenada,
algunas ciudades ni siquiera saben la calidad de agua que están consumiendo es más si la misma
es apta para el consumo humano.

La vivienda puede considerarse un bien de primera necesidad. Además de permitir la realización


de actividades esenciales para la vida como comer, descansar o dormir, constituye un espacio de
recogimiento e intimidad, capaz de proteger a las personas de las adversidades ambientales y
sociales del entorno.

La Vivienda y las condiciones de


habitabilidad juegan un rol
preponderante en la situación de
Salud de los individuos,
constituyendo un elemento clave
como determinante social que se
manifiesta con más fuerza en el
escenario pandémico. Estas
condiciones se ven afectadas por
sucesos naturales, pero también agravadas por escasas políticas públicas orientadas a la creación
de espacios dignos para las familias más vulnerables del país.

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