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UNIDAD I – TEMA 4
FUNCIONES ESENCIALES DE LA SALUD PUBLICA
MERCANTILIZACION DE LA SALUD
SALUD PUBLICA
Existen criterios diversos con respecto al significado del término salud pública y su
comparación o diferenciación con otros conceptos como el de medicina comunitaria,
medicina social preventiva o higiene social. Estos son utilizados con frecuencia de forma
intercambiable, práctica que aumenta la confusión. No se trata de simples diferencias
semánticas, van mucho más allá, hasta la propia concepción política de la salud pública y
la ideología del Estado o país que la desarrolla.
El surgimiento de estos términos tiene diferentes raíces históricas, pero muestran una
orientación más o menos idéntica. El término medicina preventiva surge en los Estados
Unidos de Norteamérica, en un período donde la salud pública se preocupaba, casi
FUNCIONES ACTIVIDADES
a) Valorar las necesidades de salud de la • Analizar la situación de salud de la comunidad,
población, lo que significa comprender y reconocer y valorar los cambios relevantes en los
medir los determinantes, y los problemas, problemas de salud y de los servicios de salud.
de la salud y del bienestar de las • Analizar y evaluar la asociación de los factores de
poblaciones humanas en sus contexto riesgo y los problemas de salud, y el impacto de los
social, político y ecológico servicios sanitarios.
• Controlar las enfermedades, las situaciones de
emergencia sanitaria, liderando las respuestas
sanitarias frente a crisis sanitarias y brotes
epidémicos.
b) Desarrollar las políticas de salud, lo que • Organizar el sistema de salud, elaborar los planes y
significa contribuir a la construcción de políticas de salud y de servicios, así como proponer
respuestas sociales para mantener, las normas que los regulan
proteger y promover la salud
Así concebida, la salud pública es una ciencia en extremo abarcadora por su relación con
todas las ciencias y disciplinas que la integran. Implica desde la identificación, el diagnóstico
y la terapia de los enfermos hasta el diagnóstico epidemiológico y la terapéutica ambiental
y social, desde la curación clínica hasta el dictado de medidas que eviten enfermedades y
otros daños a la salud, es decir, incluye todas las acciones que se desarrollan sobre el
individuo, la comunidad y la sociedad: promoción de la salud, prevención de enfermedades
y daños, diagnóstico temprano, el tratamiento precoz para limitar las incapacidades, y
rehabilitación, la cual tiene que ser tan integral como la propia salud pública, o sea, física,
mental y social.
Los enfoques de abordaje de la Salud Pública han sufrido modificaciones a lo largo del
tiempo (higiene y medicina tropical, salud colectiva, medicina social, salud global, salud
planetaria, entre otros), pero en su esencia prevalece la idea fundamental de que la Salud
Pública es una acción colectiva, de responsabilidad compartida entre Estado y sociedad
civil, con la finalidad de proteger y mejorar la salud de las personas, a través de
intervenciones poblacionales y comunitarias, pero también para asegurar el acceso a la
atención de la salud y la calidad y calidez de la misma.
Según otros autores la salud pública tiene múltiples partes (disciplinas), cada una
contribuye a lograr de su objetivo final, la protección de la salud. Entre estas se reconocen
la Economía de la Salud, la Sociología, las Ciencias Políticas y otras ciencias sociales; las
ciencias biológicas y físicas, como la propia Medicina, la epidemiologia, la Higiene, la
Biología, la administración y gestión de servicios de salud, la Botánica y muchas otras;
asimismo citan la Ingeniería en Salud Pública, la Hidrología, la Climatología, la Enfermería,
la Estomatología y la Nutrición y disciplinas como Medicina Comunitaria-Social-Preventiva,
Educación para la Salud, Administración de Salud, Salud Pública Veterinaria y Trabajo
Social de Salud Pública, por solo mencionar algunas de una interminable lista.
En estos primeros años del siglo XXI, no dejan de aparecer posicionamientos que
promueven el alejamiento en el campo de la formulación de políticas en salud y su gestión,
entre la práctica reparadora de la salud (atención médica curativa) y la de prevención-
promoción. Los que defienden esta idea lo justifican bajo el razonamiento de que debido a
la escasez de recursos financieros para el sector salud, la prevención y promoción quedan
ahogados bajo la presión de los servicios asistenciales y son precisamente estos los que,
en última instancia, hacen que la población se acerque a la red de servicios para resolver
lo que se aprecia como necesidades más sentidas en el llamado proceso salud-
enfermedad.
11) Función esencial N° 11. Capacidad de gestión para organizar sistemas y servicios
de salud. Implica elaborar estrategias eficientes para estructurar, realizar y evaluar
distintos tipos de iniciativas a fin de enfrentar los problemas de salud de la
comunidad.
MERCANTILIZACION DE LA SALUD
La población en general, se acuerda de la salud tras enfermar o sufrir por la muerte de un
ser querido, la gran mayoría de ciudadanos piensa que la salud es un bien esencial para
alcanzar una buena calidad de vida. Cuando tenemos buena salud disponemos de más
energía, más capacidad para estudiar, buscar trabajo, desarrollar nuestras capacidades
creativas y ocio, más posibilidades para tener mejores relaciones sociales, además de
sentirnos más alegres, satisfechos y tener más libertad. Parece indudable que quienes
están enfermos, con discapacidad, o dolor tienen menos autonomía e independencia; al
tener más salud aumentamos nuestra capacidad para elegir, tomar decisiones, ser más
libres.
Aún y no siendo el principal determinante social de la salud, no cabe duda de que acceder
a una adecuada atención sanitaria cuando enfermamos (con profesionales socio-sanitarios
bien cualificados y preparados, una atención rápida y eficiente, un uso juicioso de la
tecnología y el mejor trato humano y personal posibles) tiene gran valor para nuestra salud
y libertad.
La literatura científica y la OMS son contundentes al señalar que los sistemas sanitarios
universales, con propiedad y gestión públicas, basados en la atención primaria y una
elevada calidad de prestaciones, no sólo ofrecen mejores resultados de salud, sino que
también son más eficientes, equitativos y humanos. La supuesta mayor “eficiencia” de la
atención mercantilizada se fundamenta en gran medida en ahorrar en personal y ofrecer
bajos salarios y malas condiciones de empleo, todo lo cual afecta la salud de los propios
trabajadores sanitarios y daña la calidad de la atención. Además, los centros privados
seleccionan a los pacientes, dan altas prematuras, cobran por acto médico y realizan más
pruebas e intervenciones innecesarias.
Los grandes conglomerados empresariales y lobbies de la industria farmacéutica y
tecnología sanitarias, han incrementado su presión para transformar los sistemas de salud
y abrir nuevas oportunidades y modelos de negocio. Como sea que la salud pública y
privada son “vasos comunicantes” (si se deteriora la primera se refuerza la segunda y al
revés), las estrategias políticas, legales y económicas de mercantilización sanitaria de los
últimos años han pasado no sólo por incentivar y fortalecer al sector privado (privatizar o
ampliar el espacio para lucrarse, favorecer el aseguramiento privado), sino también por
debilitar, desprestigiar y hacer más opaco al sistema público (recortar presupuesto y
recursos, fragmentar, desregular o concertar servicios, establecer “prepagos”). Las
consecuencias son conocidas: cerrar o no aumentar centros de atención primaria,
urgencias y quirófanos, aumentar las listas de espera y reducir el número de profesionales,
produciéndose un incremento del riesgo de enfermar o morir prematuramente y un aumento
de las desigualdades si no se tienen recursos económicos para cubrir los costos en salud.
Los mercados han fallado de manera singular en la prestación de asistencia sanitaria
universal basada en necesidades. El mejor ejemplo de esto es los EE.UU. con su mayor
gasto en atención de la salud, altos cobros a los usuarios (co-pagos), y elevados costos
administrativos y de transacción, que representan el 30-50% de los costos.
En 2015, las dos principales agencias internacionales de salud, la OMS y el Grupo del
Banco Mundial, anunciaron conjuntamente que la atención de salud universal “es un
componente crítico de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, que han
sustituido a los Objetivos de Desarrollo del Milenio como el estándar contra el cual medir el
progreso de las políticas de salud en la población.
Los servicios de salud pública orientados hacia el objetivo de la atención sanitaria universal
deben colectivizar y compartir los riesgos a través de toda la población con el fin de asegurar
que todos estén integralmente cubiertos y evitar cualquier tipo de selección. Los sanos y
los ricos comparten sus riesgos con los pobres y los enfermos. Nadie debe ser excluido o
negársele la atención cuando se tienen en cuenta las necesidades.
Es responsabilidad del Estado administrar los riesgos y los costos de la atención. El dinero
debe ser recaudado sobre la base de la capacidad de pago, es decir, impuestos
progresivos, por lo general de los sanos y los ricos. Los servicios deben ser financiados y
entregados en función de las necesidades, lo que significa que los ancianos, los enfermos
y los pobres reciben más atención debido a que tienen mayores necesidades.
La evidencia muestra que es más probable alcanzar la universalidad cuando los pagos
extras o cargos al usuario se reducen al mínimo y los ingresos personales dejan de ser una
barrera para el acceso. En muchos países, los cargos al usuario, o gasto privado, conllevan
costos catastróficos para la familia y el individuo dada la forma en que estos redirigen
recursos desde otras necesidades vitales y gastos básicos del hogar. Los cargos al usuario
traspasan el riesgo a la persona y penalizan a los más necesitados. Los costos médicos
son una causa común de bancarrota personal en todos los países.
Si el dinero se recauda con antelación en lugar de hacerlo en el momento en que se utiliza
el servicio, dicha recaudación debe ser hecha mediante mecanismos que menos incidan en
los ingresos de los pobres (dado que la pobreza y la desigualdad de ingresos son las
principales causas de una mala salud, sería paradójico recaudar recursos para la salud a
través de medios que profundizaran o no pudieran hacer frente a cualquiera de las dos
causas).
Pero la recaudación de dinero de manera equitativa es solo la mitad de la batalla; los
recursos deben asignarse según las necesidades, si se quiere lograr la universalidad. La
equidad o la justicia y la rendición de cuentas deben ser parte del diseño de todo el sistema,
ya sea para los pacientes o el personal a través de los sueldos y salarios y los términos y
las condiciones de los servicios, y del diseño de los sistemas de información para el
seguimiento y la planificación y la satisfacción de las necesidades de salud pública.
Cuando un sistema está diseñado con base en las necesidades de salud pública y la
equidad, naturalmente se deduce que es necesaria la solidaridad social o la redistribución,
es decir, el acceso debe ser en función de las necesidades.
La redistribución equitativa de servicios y recursos, la inclusión y las políticas en base a
necesidades en salud, deben ser los principales propósitos de la salud pública.
Referencias Bibliográficas: