7/11/2018 Criterios psicopatológicos para evaluar incapacidad: juicio de interdicción

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Mauricio Pavez

Criterios psicopatológicos para evaluar incapacidad:

juicio de interdicción
"...Constituye una valiosa herramienta que contribuye a delinear criterios objetivos para que el juez
pueda apreciar una inhabilidad moral que incapacite a la persona adulta para acceder al cuidado
personal. Ello, a diferencia de los relatos de los testigos y partes intervinientes, que en muchas
oportunidades suelen ser subjetivos y motivados con el fin de colaborar con algunas de las partes..."
Lunes, 22 de octubre de 2018 a las 9:44 | Actualizado 9:44
Mauricio Pavez
En la actualidad, muchos padres se resisten a aceptar que sus hijos presentan una condición mental patológica incapacitante,
ya sea por pudor, o bien, por el miedo a la reprobación social. Prueba de ello es que en la práctica es frecuente apreciar que
muchos de ellos empleen el eufemismo de “personas con habilidades diferentes” en reemplazo de la frase “personas con
patologías mentales incapacitantes”. A pesar de lo devastador que pueda resultar asimilar la verdad relativa a que un hijo
presenta una alteración mental incapacitante, este ejercicio constituye un paso fundamental para adoptar medidas
terapéuticas y jurídicas destinadas a velar los derechos y necesidades de los mismos, uno de ellos es el juicio de interdicción.

En términos generales, este constituye un acto judicial mediante el cual el familiar de una persona presuntamente
incapacitada solicita al juez que se determine que la misma está inhibilitada de administrar sus bienes y ejercer sus derechos.
Ello, a consecuencia de padecer una patología mental que anula la capacidad de autodeterminación o libertad.

Incapacidad o incapaz
En rigor, la noción jurídica de “incapacidad”, o bien, “incapaz”, es de naturaleza genérica, por consiguiente, es un concepto
que se emplea indistintamente para referirse a cualquier trastorno mental o físico que inhabilita a la persona para cuidarse de
sí mismo, velar por sus propios derechos jurídicos y administrar sus bienes. Si bien, todas las patologías mentales constituyen
coacciones internas que anulan la libertad, es preciso señalar que no todos los trastornos mentales anulan la facultad de
administrar los bienes personales y los derechos jurídicos. Este es el caso, por ejemplo, de los sujetos que padecen Trastorno
Obsesivo de Personalidad, quienes a pesar de presentar un estado interno de sufrimiento crónico y problemas para implicarse
interpersonalmente, gozan de la capacidad para administrar sus bienes y “ajustarse” al entorno social. De lo anterior se
desprende que las personas declaradas interdictas se distinguen por presentar un menoscabo mental de naturaleza compleja,
que anula su automonía laboral y social.

Si bien el Código Civil no señala qué patologías son inhabilitantes, somos de la opinión que las incapacidades mentales
corresponden a aquellas patológicas mentales de naturaleza permanente y estructural, por consiguiente, deben excluirse
como causales de interdicción aquellas patologías reactivas, transitorias y limitadas en el tiempo que son suscitadas a
consecuencia de que el sujeto ha sido expuesto a estímulos nocivos ambientales suficientemente perturbadores e intensos.
Este es el caso, por ejemplo, de los episodios depresivos, trastorno por adaptación, trastorno por estrés post-traumático, los
cuales generan una inhabilidad transitoria y episódica.

En la práctica, las personas interdictas se distinguen por presentar un menoscabo en la capacidad de juicio crítico, lo que los
inhabilita para adecuar su comportamiento a las exigencias que requiere cada situación en particular, así como también para
dimensionar y comprender el pleno alcance de sus actos. Este menoscabo los torna muy susceptibles de ser manipulados por
personas inescrupulosas, quienes, conscientes de los menoscabos mentales que presentan los mismos, procuran, por
ejemplo, sugestionarlos para vender sus propiedades a un precio muy por debajo al valor del mercado o intentan
influenciarlos para que asuman compromisos legales respecto de los cuales no son capaces de comprender.

Para la psicopatología la dificultad para administrar los bienes dice relación más bien con una incapacidad del sujeto para
inhibir la tendencia a perseguir el placer de manera inmediata, por una severa afectación en la capacidad de la facultad de
juicio o sentido común o por el predominio de un pensamiento concreto que inhabilita a la persona para dimensionar
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plenamente el alcance de sus actos. Algunos de estos menoscabos se aprecian, por ejemplo, en las demencias, las psicosis,
el retraso mental, diversos trastornos de personalidad y en trastorno bipolar, entre otros. Desde un punto de vista intra-
psíquico, los sujetos que presentan dichas patologías carecen de la capacidad de juicio, la que se define como la facultad
para adecuar el comportamiento conforme a las exigencias que demanda cada situación en particular. Este fenómeno se
explica porque los mismos presentan afectos patológicos tales como omnipotencia, inestabilidad afectiva, dificultad para
inhibir la frustración y tendencias impulsivas en distintos grados, o bien, exhiben un tipo de pensamiento precario (concreto)
que los inhabilita para dimensionar el alcance de sus actos y desprender conclusiones elaboradas de los mismos.

Estas tendencias psicológicas anulan la libertad, así como también la capacidad de adaptación y la facultad para adecuar el
comportamiento conforme a las exigencias de la sociedad. Sin perjuicio de lo anterior, conviene destacar que
afortunadamente existen diversos tratamientos farmacológicos y psicoterapeúticos efectivos para inhibir la sintomatología de
manera prolongada, lo que contribuye a la plena adaptación del individuo a la sociedad. No obstante este antecedente, no se
puede desconocer que la mayoría de los sujetos que presentan patologías mentales son muy susceptibles a abandonar los
tratamientos en diversos períodos de su vida. En particular, cuando estos son sometidos a eventos vitales perturbadores,
como el fallecimiento de seres queridos, pérdida de empleo, problemas económicos y problemas familiares.

En algunas patologías mentales, dichos acontecimientos perturbadores pueden generan como consecuencia una
descompensación o un agravamiento de la patología (de base) por periodos prolongados. Ello puede suscitar, como
consecuencia, la aparición de conductas imprudentes, tales como la adquisición de bienes de manera imprudente, consumo
de drogas, conducta temeraria, dilapidación de bienes o patrimonio, adhesión a pandillas, comportamientos sexuales
imprudentes, adquisición de enfermedades de trasmisión sexual y diversas conductas antisociales e ilícitos.

* Mauricio Pavez Diez es perito psicólogo externo de la Corte de Apelaciones de Santiago, del Ministerio Público y de la
Defensoría Penal Pública, así como postítulo en Psicología Jurídica por la U. Católica.

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