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“Año del fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

Curso: Derecho Penal Económico

RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS


PERSONAS JURIDICAS Y
CONSECUENCIAS ACCESORIAS
Alumno: Bryan Antonio rojas Vinces - U20207174

2023
En el inicio de esta lectura nos menciona que a lo largo de las ultimas década
el reconocimiento legislativos de las sanciones penales a las personas
jurídicas, a tenido una marcha triunfal en países deudores con tradición
jurídica europeo-continental, sin embargo, en muchos de estos países se
contemplo la posibilidad de aplicarles las llamadas “consecuencias accesorias”
siendo la mayoría, con el objeto de impedir utilizarlo para la comisión de delitos,
por otro lado un sector minoritario de la doctrina penal señala inicialmente que
se trataba de penas, pero la posición mayoritaria se opuso a tal calificación,
basándose en las clásicas objeciones de falta de acción, culpabilidad y
personalidad de las penas en los entes colectivos. La doctrina dominante
sostuvo que las consecuencias accesorias eran el sucedáneo político-criminal
a las penas corporativas que no podían ser introducidas legislativamente, por
ello se debatió si es que se elimina su previsión legislativa o se le asigne una
nueva función, y todo apunto a que tenga la misma función con algunos ajustes
conceptuales motivado por la introducción legislativa de la responsabilidad
penal de las personas jurídicas, para que apliquen a entes colectivos, para
evitar que su organización sea utilizado para la comisión de delito, aunque solo
aplica si no es una sanción penal y esto se sustenta en como se configura la
culpabilidad penal, dando a entender que hay personas jurídicas inimputables.
Pero esto es un peligro para la organización, por ello se requiere adoptar
medidas de seguridad dogmática para disiparlas, después de esta introducción
el autor nos da tres posiciones doctrinales asumidas ante la introducción de las
responsabilidad penal de las personas jurídicas, la primera posición es un
grupo que entiende que los entes colectivos carecen de culpabilidad, por ello
las penas que se les imponga son solo nominales, por otro lado un segundo
grupo piensa lo mismo que el primero, pero considera posible encontrar otro
fundamento con el que justificar para que se les sancione penalmente y un
tercer grupo que considera dogmáticamente posible sostener la culpabilidad a
las personas jurídicas, a pesar de los tres puntos de vistas sobre la
responsabilidad penal de la persona jurídica, el autor nos menciona que no hay
una base legalmente explicita, para que se le sancione penalmente a las
personas jurídicas, es por ello que menciona que el primer grupo de posiciones
jurídicas, en este nuevo escenario legislativo es ilegitimo, en el caso del
segundo grupo aunque plantea un interesante plan de “lege ferenda” reconoce
que este no es compatible con una regulación penal que aun no ha apertura un
criterio distinto a la culpabilidad y que debería sumarse al primer grupo; y que
solo el tercer grupo doctrinal se encuentra en capacidad de legitimar “de lege
lata”, la imposición de sanciones penales a las personas jurídicas.
Avanzando con la lectura nos introduce a lo que es la culpabilidad penal de las
personas jurídicas, usualmente se parte que las personas jurídicas no poseen
libertad de actuación, a comparación de las personas naturales, por ello el
autor dice que el único camino dogmático para los entes colectivos es una
culpabilidad por su organización, claramente no se puedo encontrar
culpabilidad a una persona jurídica como a una persona natural, es por eso que
sugiere identificar en su propia realidad aquello que permite hacerlos culpables
del hecho penalmente relevante, mediante una normativización de las
categorías dogmáticas informada por la función de prevención general positiva
que la atribuye la pena, es por eso que menciona la teoría de sistemas y el
constructivismo operativo, y esto se centro no en la persona natural, sino en la
comunicación como elemento esencial en los sistemas sociales, por otro lado
el autor se centra la imputabilidad penal en las personas jurídicas, ya que se
necesita la capacidad de percibir la “realidad” , en los sistemas penales
modernos esta capacidad es a partir de los 18 años, cuando una persona
natural adquiere el conocimiento de la capacidad de ejercicio, ya que en teoría
a esa edad tiene un grado de madurez que te permite comprender esa
capacidad y entender las consecuencias penales que tienen ciertos actos en tu
colectivo. Este criterio de edad como expresión de madurez es la base para las
acciones penales propias, es decir no aplica para las personas jurídicas ya que
estos no tienen esa capacidad colectiva, por ello a estos se les valora desde la
complejidad organizativa y no se basa en el paso del tiempo, por ello se trata
de separar entre personas jurídicas imputables y no imputables donde la
principal diferencia es la “complejidad organizativa”, ya que en los no
imputables se evidencia la falta de organización, aquí la principal duda es
cuando una persona jurídica llega a ese nivel de complejidad, por ello es que el
autor menciona criterios como la existencia de una estructura societaria
compleja con órganos de decisión y control diferenciado, un numero relevante
de trabajadores, niveles importantes de ventas, etc; otro componente después
de la mayoría de edad en las personas naturales y entendiendo que esto en
personas jurídicas es la complejidad organizativa, sigue la salud física y mental;
que no podemos asimilarla con una persona jurídica en este sentido el autor
toma como ejemplo al profesor Mihailis Diamantis que habla de la psicología
organizacional y con esto se puede diagnosticar a colectivos disfuncionales, en
la que existe un desorden organizacional que les impide ajustar su actuación
acorde a las normas penales, llevándolos a un camino de autodestrucción, este
vendría ser la base de la imputabilidad penal sobre personas jurídicas,
siguiendo con el tema de las personas jurídicas inimputables; menciona que es
necesario mitigar la peligrosidad de estos, ya que los considera como una
patología organizacional , un ejemplo es la existencia de procedimientos
industriales contaminantes, aunque peligrosidad solo se predica sobre las
personas naturales, separando la persona natural y jurídica, ya que el peligro
seria las persona natural, pero el autor menciona de que esta peligrosidad no
solo se circunscribe en personas naturales, pero la peligrosidad en la
organización de la persona jurídica no es un instrumento para los delitos; por
ultimo menciona a las “lege lata” propone un nuevo enfoque usando la ley
N°30424, ya que esta es progresiva desde su creación.

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