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1
Notas
?
BINDER, p. 130.
2
MAURACH, t. 2, p. 968. VON LISZT, t. III, p. 417, explicaba ya, desde una aspecto natural, los efectos del
tiempo.
3
MANZINI, t. 5, p. 147.
4
CARRARA, Programa de Derecho Criminal, t. 1, p. 377 y ss. señala que: “En materia penal es un modo
político de extinguir la acción... el tiempo extingue la acción, porque además de hacer difícil la justificación
del inocente, hace cesar el daño social merced al presunto olvido del delito, lo cual conduce a la cesación de
la impresión moral que nació de él, sea respecto a los buenos, en quienes deja de existir temor, sea respecto de
los malvados, en quienes deja de tener influjo el mal ejemplo. Desaparecido el daño político, se torna inútil la
reparación penal”.
5
BETTIOL, p. 727.
6
CARRARA, Opuscoli de Derecho Criminal, t. II, , ps. 85 y ss. y 301 y ss., en NUÑEZ, Manual de Derecho
Penal, p. 243.
7
ROXIN, p. 990.
8
FERRAJOLI, p. 574.
9
Cfr. MUÑOZ CONDE, p. 230.
10
ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho Penal. p. 882.
11
ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho Penal, 2002, p. 882.
12
Cfr. enseña NUÑEZ, Derecho Penal Argentino, t. II, p. 168, la versión original del código de 1921 no
contenía causales de interrupción ni de suspensión de la prescripción razón por la cual la mayoría de los
autores sostenía que el transcurso del tiempo hacia al olvido del hecho tornando innecesaria le pena. Sin
embargo, la ley de fe de erratas Nº 11.221, sancionada el 21/09/23, violando su propósito corrector, incorporó “la comisión de un
nuevo delito” como causa interruptora de la prescripción. A partir de ello numerosos autores creyeron reconocer otra razón fundante
de la prescripción: la resociabilización natural del sujeto. Sin embargo, la enmienda del sujeto tiene baches tan profundos
que hacen que sea insostenible para justificar a la prescripción. Señala MAGGIORE, t. II, p. 363, que el único
fundamento de la prescripción está dado por “la fuerza natural del tiempo que cubre de olvido los hechos
criminosos, anula el interés represivo, apaga las alarmas sociales y dificulta la producción de las pruebas ...El
expuesto, y no otro, es el fundamento de la prescripción; no la presunta readaptación del reo a la vida social; ni la consideración de
que el transcurso del tiempo equivale –como un período de prueba– a una expiación indirecta ...”. Un ejemplo nos
exime de mayores comentarios. Menciona con acierto PASTOR, p. 29 que “si una persona es condenada por
ser autora de homicidio (CP, 79) a un pena de prisión de veinticinco años, pero no se presenta a cumplirla,
con lo cual el plazo para la prescripción de la pena es el monto de la condena (CP, 65, 3), y esta persona es
detenida el día anterior al de la prescripción, entonces, a pesar de que los veinticinco años han prácticamente
transcurrido sin que cometiera otro delito, es decir que ha operado la resociabilización “natural”, de todos
modos le será aplicada la pena completa de veinticinco años con el fin, precisamente, de lograr la
resociabilización. Este caso es paradigmático, desde el punto de vista de la racionalidad del sistema de
prescripción y de la lógica de sus conexiones internas, para demostrar que lo prevaleciente en esta materia es
el paso del tiempo, sin justificaciones morales ulteriores, mucho menos desde la prevención especial como
fundamento de la pena”.
13
ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKAR, Manual de Derecho Penal, ps. 11/2.
14
PASTOR, p. 52.
15
CARRARA, Programa, t. 1, p. 181 y ss.
16
PASTOR, p. 40.
17
ZAFFARONI – ALAGIA – SLOKAR, Manual de Derecho Penal, p. 688 y ss.
18
ZAFFARONI – ALAGIA - SLOKAR, Manual de Derecho Penal, p. 689.
19
Tal es el caso del nuevo Código procesal penal de Santa Fe (ley 12.734) que no dispone plazo de duración
de la investigación penal preparatoria.
razonable como derecho de todo imputado 20, no porque exista una relación entre ambos
lógica o jurídica, sino por el motivo – común a ambos- por el cual se extingue la acción
penal: el paso del tiempo, esto es, el cumplimiento de un plazo. Sin embargo, la
prescripción no ofrece garantías de que el imputado no sea juzgado en un plazo más allá del
razonable21.
En esta inteligencia, debe verse que la razonabilidad del plazo ha quedado librada a su
suerte en la interpretación que le ha dado la jurisprudencia local e internacional, al
afirmarse que el carácter razonable de la duración del proceso debe ser determinado según
las circunstancias de cada caso, pero especialmente tomando en cuenta su complejidad, la
conducta del imputado y de las autoridades judiciales 22. Destacando que la propia
naturaleza de la garantía de ser juzgado en un plazo razonable impide determinar con
precisión a partir de qué momento o bajo qué circunstancias comenzaría a lesionarse, pues
la duración razonable de un proceso depende en gran medida de diversas circunstancias
propias de cada caso, por lo que el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas no puede
traducirse en un número de días, meses o años23.
Así, ante la falta de contenido del plazo razonable la Corte de la Nación ha recurrido a
los tiempos de la prescripción de la acción 24 creando una causal de invalidez del
procedimiento denominada insubsistencia, a partir de la cual aquellos actos procesales
realizados cuando el plazo normal del proceso se encuentra superado no tienen que ser
considerados como actos de procedimiento interruptivos, ya que al haber sido practicados
luego del tiempo razonable, esto es una vez que el proceso debería encontrarse resuelto,
deben ser considerados defectuosos, correspondiendo disponer la prescripción de la acción
penal25.
A pesar de las buenas intenciones de ese criterio –utilizado en proceso de muy dilatada
extensión- sigue siendo impreciso en tanto su definición hace a cada caso concreto
quedando a la interpretación que haga cada tribunal, no alcanzando a disponerse el mentado
límite temporal con la precisión que aquí se auspicia. De allí, entonces, que el objetivo pase
por buscar límites al límite temporal26. En otras palabras, analizar críticamente la existencia
de las causales suspensivas e interruptivas y en función a ello limitarlas en el tiempo.
Para ello, de inicio, bueno es destacar que el legislador nacional ha establecido en el
Código penal los límites temporales respecto a la prescripción de la acción tomando como
base el abstracto del monto de la pena máxima del delito imputado en los delitos reprimidos
con penas privativas de la libertad temporal, no obstante ha dispuesto un tope máximo de
12 años y otro mínimo de 2 años, mientras tanto cuando dichas penas son perpetuas se
estableció el plazo de 15 años (art. 62 incs. 1 y 2 CP). Es decir, puede afirmarse que se ha
seguido el mismo criterio de valoración de los bienes jurídicos protegidos por cada norma
de la parte especial aunque con incluso mayor limitación, la cual rige con mayor precisión
aun en la prescripción de la pena donde en general se determina el plazo prescriptivo en
concreto, esto es el dispuesto por la sentencia condenatoria (art. 65 inc. 3 CP) 27. Con ello,
este marco legal obedece a que por fuera de los mismos la pena conminada o impuesta será
innecesaria por irracional y desproporcionada, debiendo analizarse el por qué de la
existencia de prolongaciones por causales suspensivas e interruptivas.
3.- Causales suspensivas
3.1.- Panorama general
20
Cfr. LA ROSA, La prescripción en el Derecho penal, p. 102.
21
LANZON, p. 251.
22
Cfr. Corte IDH, “Hilaire, Constantine y Benjamín y otros vs. Trinidad y Tobago”, 21/3/02; “Suárez Rosero
vs. Ecuador”, 12/11/97; Tribunal Europeo de DH, “Wiesinger vs. Austria", 30/10/91 y otros; Tribunal
Constitucional de España, 12/4/1999 y 12/11/1996.
23
CSJN, “Acerbo”, 21/08/2007, T. 330, P. 3640. En realidad se dice que el diseño de esta doctrina
corresponde al Tribunal Europeo de DH en el caso “Stögmüller”, 10/11/1969 y seguida por los Tribunales
nacionales e internacionales. Véase Tribunal Constitucional Español, auto n° 219 del 1/7/93; Corte Suprema
de los Estados Unidos, 07 U.S. 514, 530; CNCP, sala II, 24/08/04, c. 4748.
24
CSJN, “Mozzatti”, 17/10/1978, Fallos 300:1102; 306:1688; 312:2075; 316:2063. Más recientemente
“Amadeo de Roth”, 04/05/2000, Fallos 323:982; “Barra”, 09/03/2004, Fallos 327:327; “Egea”, 09/11/2004,
Fallos 327:4815; “Acerbo”, 21/08/2007, Fallos 330:3640; “Santagelo”, 08/05/2007; “Ibañez, 11/08/2009. Un
análisis amplio puede verse en LANZON, p. 253 y ss.
25
Cfr. CREUS, El principio de celeridad; CALVETE, t. I, p. 26.
26
El art. 78c.1 del Cód. Penal alemán luego disponer 12 causales interruptivas, en el 3er. apartado limita
temporalmente la prescripción a como máximo el doble del tiempo prescriptivo. La posición se muestra como
inicialmente saludable, sin embargo los plazos prescriptivos son bastante altos (art. 78) a lo que debe sumarse
que a partir del acuerdo general de la naturaleza procesal de la prescripción de la acción no es aplicable a la
misma el principio de legalidad. De allí las distintas prórrogas de la prescripción que se han establecido
respecto a los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo y en la ex Alemania Democrática, cuyo detalle
puede verse en HIRSCH, t. II, ps. 212 y ss. y 238.
27
Salvo para las condenas a pena de reclusión y prisión perpetua que es de 20 años (art. 65 incs. 1 y 2 CP) y
para la condenadas a pena de multa que es de dos años (art. 65 inc. 4 CP).
Las causales suspensivas, a excepción de las llamadas cuestiones previas, tienen su
origen principalmente en condiciones de las cuales es portador el propio sujeto o que el
propio sujeto genera –sin pertenecer al derecho de defensa- y que es necesario remover en
tanto generan una imposibilidad material para promover o reactivar la acción penal. Así,
observando que la remoción del obstáculo que las mismas representan es imprescindible
para activar la acción penal, ello no implica que puedan a su vez limitarse en su duración.
Esto es su propia naturaleza obligan a la superar el obstáculo que normalmente la misma
ley presenta por lo que su existencia termina siendo necesaria ya que de lo contrario sería
no sólo una ingenuidad sino también una contradicción jurídica su derogación, lo que
además podría traducirse en un mensaje de impunidad.
Por tanto, si bien no puede llegarse al extremo de su abolición porque surge de una
gama de situaciones que en la práctica se dan y que de no existir la suspensión depararían
en la impunidad, si puede proponerse que se establezca un plazo límite para la duración de
los distintos supuestos ya que de lo contrario encontraríamos una forma encubierta de
imprescriptibilidad28.
3.2.- Análisis particular
a.- Suspensión en los delitos de los artículos 226 y 227 bis CP
La ley 23.077 de defensa de la democracia incorporó como causal de suspensión de la
prescripción de la acción penal la comisión de los delitos previstos en los artículos 226
(rebelión) y 227 bis (actos de consentimiento o cooperación con ella), hasta el
restablecimiento del orden constitucional. La razón de ser de esta causal se deduce sin
esfuerzos a partir de la naturaleza de las acciones conminadas y a la necesidad de no tornar
ilusoria su prevención general29. Por su propia naturaleza rige durante todo el período en el
cual aquél opera, por lo que su vigencia temporal –necesaria- se encuentra limitada por la
propia norma.
28
Cfr. MANZINI, t. 5, p. 170 y ss.
29
CREUS, Derecho Penal, p. 385.
30
ZAFFARONI - ALAGIA - SLOKAR, Derecho Penal, p. 904; LASCANO, t. 2, p. 663.
deparar que también se suspenda el curso del ejercicio de la acción y con ello de la
investigación hasta tanto el funcionario deje de ser tal, por cuanto es en ese momento en el
cual se ejerce la mentada influencia política. Y ello puede generar una doble alternativa en
relación al funcionario: a) que ante su inocencia se manche su buen nombre y honor y con
ello se lo perjudique políticamente por el halo de sospecha que genera la denuncia de un delito; b)
que se lo favorezca políticamente ya que una eventual condena en su contra seguramente
afectaría su permanencia en el cargo público que ostenta, lo que generaría una sensación
general de privilegio e impunidad.
De otro extremo, esta fundamentación implicaría sostener que el poder judicial no es
independiente.
Además, cabe destacar que esta fundamentación de la suspensión del curso de la
prescripción de la acción penal por la influencia política no se muestra coherente con las
previsiones de la ley 25.320 que al regular la forma de proceder del juez cuando dé apertura
a una causa penal contra un legislador, funcionario o magistrado sujeto a desafuero,
remoción o juicio político, lo autoriza a seguir adelante con el procedimiento judicial hasta
su total conclusión, incluso recepcionarle declaración indagatoria, salvo que el funcionario
no se presentara en cuyo caso deberá detener el procedimiento y activar el antejuicio. Es
que si la ley aludida, referida a personas que ejercen cargos públicos de máxima
importancia, autoriza al juez a seguir adelante con el procedimiento judicial hasta su
conclusión, más allá de algunas limitaciones que puntualmente se establecen, es porque se
está rechazando la posibilidad de influencia política en este supuesto, de lo que debe
inferirse que para personas que ejercen cargos públicos de menor relevancia –en tanto no se
exige ninguna limitación para proceder a su juzgamiento- una vez que el delito ha sido
denunciado no existiría razón para suspender el curso de la prescripción de la acción penal
por una hipotética influencia política que la ley no menciona.
Habiendo sido demostrada que la influencia política no es el motivo de esta causal, urge
limitarla. Así, puede señalarse que esta causal suspensiva hay que observarlas desde dos
aspectos, según sea que el delito haya sido o no descubierto, teniendo operatividad sólo
para esta última.
En efecto, puede ocurrir que debido a que el funcionario aun está en el cargo, el mismo o
sus influencias políticas eviten que el delito sea descubierto de forma tal que si la
prescripción de la acción comenzará a correr conforme lo prescripto en el artículo 63 C.P.,
de no existir esta causal suspensiva bien podría ocurrir que cuando el funcionario cesare en
sus funciones la acción ya se encontrara prescripta y con ello se lograría la impunidad.
La conclusión expuesta se corrobora cuando se advierte que esta causal suspensiva se
extiende para todos los que hubiesen participado, mientras cualquiera de ellos se
encuentre desempeñando un cargo público. Y ello, se muestra como coherente en tanto que
si el hecho aun no ha sido denunciado porque no fue conocido lógico es que ninguno de los
intervinientes, estén o no desempeñando cargo público, se vean beneficiados con la
prescripción. Ello se ve reafirmado con el último párrafo del artículo 67 que prevé el curso
separado de la prescripción como así también su suspensión e interrupción para cada delito
y para cada uno de los partícipes, con la excepción prevista en el segundo párrafo de este
artículo, justamente la que da inteligencia a la solución que se propugna.
Bajo este análisis, los términos "funcionario público " y "empleado público ", son los
delimitados en el artículo 77 del Código penal.
Como puede observarse lo más razonable parece ser que esta causal suspensiva sólo
tiene vigencia cuando el delito no ha sido denunciado porque no ha sido descubierto ni ha
trascendido, culminando una vez que el funcionario público ha cesado en el cargo o con
anterioridad si el hecho presuntamente ilícito ha trascendido a la luz pública. Es entonces
en esta interpretación en la cual se encuentra un límite al límite temporal.
48
Cfr. CSJN, 10/05/99, Fallos. 322:717; TSJ, Córdoba, sentencia Nº 65, 08/07/2004.
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