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Piedras Negras

Piedras Negras (en maya: Yokib', Gran Entrada) es un sitio arqueológico prehispánico de la
civilización maya situado en la cuenca del Usumacinta, dentro del parque nacional Sierra del
Lacandón, que contiene importantes vestigios de una de las ciudades más importantes
del clásico maya; aunque la cerámica encontrada aquí demuestra que fue ocupada del
700 a.C. al 820 d.C., fue entre los años 450 d.C. y 810 d.C. que la ciudad alcanzó su tamaño
actual, así como su mayor apogeo.1
Fue aquí donde la arquitecta Tatiana Proskouriakoff descifró por primera vez las inscripciones
en las estelas que describen eventos de la política del periodo Clásico maya. Fue la mayor
ciudad prehispánica de la cuenca del Usumacinta, y es considerada uno de los monumentos
culturales más importantes de Guatemala, a pesar de su aislamiento.

Localización:
Piedras Negras se encuentra en el departamento de Petén, Guatemala, dentro del parque
nacional Sierra del Lacandón, en el lado este de la cuenca del Usumacinta. Se localiza en lo
alto de una escarpa, ocupando una serie de valles situados a considerable altura en la ribera.
Cuenta con 2 acrópolis, 2 juegos de pelota y 4 plazas, cubre una extensión aproximada de
4 km².

Toponimia:

El nombre "Piedras Negras" se debe al color de las piedras usadas en su construcción, el


nombre de la entidad política durante el periodo clásico maya fue Yokib' ("La Entrada", "El
Agujero" o "La Gran Puerta" ). La etimología del nombre original puede deberse a los
profundos cañones corriente abajo del alto Usumacinta, o a una poza cercana de 100 m de
diámetro, tipo de cenote que actualmente se encuentra seco, asociados a portales de
comunicación con el inframundo; o bien, a su posición estratégica en la planicie del moderno
estado de Tabasco para el comercio entre la zona del Golfo, el altiplano maya y el Petén
central.

Piedras Negras es la mayor de las ciudades de la cuenca del río Usumacinta y una población
que dominó la región por gran parte del período Clásico Tardío.
La ciudad se desarrolló en la margen derecha del río Usumacinta: esta estratégica ubicación
le permitió tener un importantes redes de comercio con otras ciudades de la Cuenca del
Usumacinta y con ciudades de las tierras mayas altas, lo que propició un importante
crecimiento de su población, convirtiéndola en la ciudad maya más importantes y grande de la
región, lo que provocó serias disputas con sus vecinos, desembocando en continuas y
sangrientas batallas.

Durante su existencia, hubo cuatro gobernantes del período Clásico Temprano y en uno de los
monumentos de ese período, el Altar I, se encontraron evidencias de que los orígenes de las
dinastías reinantes se remontaban al pasado mitológico de la Cultura Maya.3 Hacia el final del
Clásico Temprano los edificios del período que se encontraba en el Grupo Oeste fueron
demolidos como parte de un ritual de destrucción, que probablemente ocurrió durante el
reinado de K'inich Yo'nal Ahk I (603 a 639 d. C.), quien habría iniciado su reinado tras una
cruenta derrota que acabó con el linaje real anterior y por eso decidió destruir los antiguos
edificios y edificar los suyos propios

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