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MONTE ALBÁN (OAXACA)

Significado: No se conoce el nombre original, algunas propuestas son Danibaan o “Montaña Sagrada”, “Colina del
Jaguar”, Danibéeje o “Cerro del Tigre”. Otros dicen que se refiere a las flores blancas de los árboles de cazahuate que
cubren el cerro.

Importancia cultural
Fue una de las ciudades más importantes de Mesoamérica. Se fundó en el 500 a.C sobre la cima de una montaña en el
centro de los Valles Centrales de Oaxaca y funcionó como capital de los Zapotecas desde los inicios de nuestra era hasta
el 800 d. C. En su momento de mayor desarrollo Monte Albán llegó a tener cerca de 35,000 habitantes, quienes vivían en
su mayoría en las laderas terraceadas de la montaña dedicados a la agricultura. Para la época Clásica son notorios sus
vínculos con Teotihuacán. En Monte Albán la influencia teotihuacana se aprecia en su arquitectura, cerámica y pintura
mural entre otros aspectos. Al final del Clásico Temprano el vínculo con Teotihuacán se rompe y la organización político
territorial zapoteca alcanza el máximo nivel de desarrollo pero también de desigualdad social (González Licón 2011). Para
el Posclásico el poder de Monte Albán como ciudad hegemónica se perdió totalmente, y las ciudades de los valles
centrales se ven influenciadas por el advenimiento de los grupos Mixtecos. Monte Albán no es la excepción, apreciándose
esta influencia en la famosa tumba 7 descubierta por Alfonso Caso en 1932. La zona arqueológica de Monte Albán fue
declarada por la UNESCO conjuntamente con el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca como Patrimonio Cultural de la
Humanidad el 11 de diciembre de 1987. El área protegida por el INAH abarca una poligonal envolvente de 2078
hectáreas, abarcando los municipios de Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca de Juárez, Santa María Atzompa y San Pedro
Ixtlahuaca.

Monte Albán fue la ciudad más importante de la cultura zapoteca que floreció durante la época prehispánica. El
emplazamiento principal se encuentra distribuido sobre tres cerros naturales conocidos con los nombres de Monte Albán,
El Gallo y Bonete, éste último también es llamado Atzompa.

Los asentamientos más tempranos que han sido registrados en esta zona datan de la Época I que se remonta
aproximadamente hacia del año 500 al 100 antes de Cristo. Durante este periodo las ocupaciones se restringen a ciertas
áreas limitadas de los cerros; en un principio los núcleos poblacionales se establecieron cerca de los recursos naturales que
la región les ofrecía como tierras fértiles para el cultivo, cuerpos de agua y áreas espesas de vegetación que a su vez
permitieron la recolección de frutas, semillas y leña.

Las primeras casas de estos pobladores fueron construidas con materiales perecederos fáciles de obtener en su entorno
como ramas, vigas y paja, pero en poco tiempo comenzaron a utilizar materiales más resistentes, por ejemplo, la piedra, el
adobe y el estuco. Después aparecieron las primeras tumbas sencillas hechas de piedra asociadas a las viviendas. Estos
cambios permitieron que a corto plazo se diera un crecimiento importante de la población aunado a un gran programa
constructivo.

Ya existía una división de clases sociales y especialización artesanal. Para la ejecución de las obras públicas y la
organización del trabajo se requirieron dirigentes y una población numerosa. La concentración de materias primas, la
producción de excedentes y el comercio a gran escala debieron jugar un papel relevante para el desarrollo y expansión de
Monte Albán en el ámbito regional.
Durante esta época se erigieron una gran cantidad de piedras grabadas conocidas como Danzantes, las imágenes
representan a personajes desnudos, posiblemente cautivos muertos en sacrificio, quizá como una manera de exhibir el
poder militar que ya ostentaba la ciudad de Monte Albán sobre otros centros. Algunos estudios consideran que en estas
piedras se representan figuras de individuos enfermos, tal vez porque eran considerados como seres mágicos o chamanes.
Asociados a estos personajes se encuentran glifos y numerales, lo que demuestra el uso del calendario y el registro de los
eventos históricos.

En la Época II, 100 antes de Cristo a 200 después de Cristo, el desarrollo de Monte Albán va en ascenso; se construyen
nuevas estructuras y son modificadas otras; el edificio más representativo en la Gran Plaza es el Monumento J. Varias
lápidas de los Danzantes son reutilizadas y se integran en otros edificios. La tradición cerámica de la Época I continua,
pero algunos objetos comienzan a mostrar claras diferencias, especialmente en las urnas funerarias. Las tumbas de la
Época II siguen las formas arquitectónicas de la época anterior, pero se incorporan nuevos elementos como los nichos.

La ciudad alcanza su máximo desarrollo poblacional y urbanístico durante la Época III, que comprende del 200 al 600
después de Cristo, se estima que el número de habitantes era de 40 mil, distribuidos en una extensión de aproximadamene
20 kilómetros cuadrados. Los principales edificios se concentraron en núcleos densos y su función principal era la
actividad ceremonial, pública o residencial. Las faldas de los cerros estuvieron ocupadas por un número importante de
terrazas domésticas, predominando las casas de piedras con entierros sencillos.

Durante esta etapa, Monte Albán fue el centro urbano más grande de los valles centrales de Oaxaca y se convirtió en el
principal eje rector de la región. El corazón de la ciudad está representado en un enorme espacio llamado Gran Plaza; la
explanada mide alrededor de 300 metros de largo por 150 de ancho y estaba delimitada por varias estructuras donde se
localizaban edificios imponentes, entre ellos las plataformas Norte y Sur. Al centro hay un grupo de edificios alineados en
dirección Norte-Sur.

Los enormes basamentos remataban en templos; se construyeron extensas plataformas escalonadas, palacios residenciales,
tumbas elegantes de piedra, sistemas para el control y almacenamiento del agua y estructuras para el juego de pelota;
además de monumentos relacionados con la observación astronómica. Una cantidad importante de terrazas artificiales se
edificaron siguiendo las bajadas naturales de los cerros cuyo uso está relacionado con áreas residenciales y de cultivo. En
la periferia de la ciudad hay casas modestas con cimientos de piedra y tumbas sencillas.
Ubicación
Monte Albán se localiza ocho kilómetros al oeste de Oaxaca, sobre un macizo montañoso; la única área abierta al público
es el conjunto monumental conocido como la Gran Plaza. En 1987 Monte Albán fue incluida en la lista del Patrimonio
Mundial de la UNESCO. En 1993, mediante decreto presidencial, el gobierno mexicano lo declaró como zona de
monumentos arqueológicos con un área protegida de 2,078 hectáreas.

Reseña Histórica
Monte Albán fue la ciudad más importante de la cultura zapoteca que floreció durante la época prehispánica. El
emplazamiento principal se encuentra distribuido sobre tres cerros naturales conocidos con los nombres de Monte Albán,
El Gallo y Bonete, éste último también es llamado Atzompa. Los asentamientos más tempranos que han sido registrados
en esta zona se remonta aproximadamente hacia del año 500 al 100 antes de Cristo. La Plataforma Norte. Es la estructura
más grande de Monte Albán una enorme construcción rectangular hecha de piedra y tierra. Monte Albán fue el centro
urbano más grande de los valles centrales de Oaxaca y se convirtió en el principal eje rector de la región. El corazón de la
ciudad está representado en un enorme espacio llamado Gran Plaza.
PALENQUE (CHIAPAS)

Palenque fue fundado por fray Pedro Lorenzo, a cierta distancia de las ruinas del mismo nombre en 1567. El padre
dominico integró el pueblo con muchas familias choles dispersas en la Selva Lacandona. Se sabe que los nativos llamaban
a Palenque, Otulún palabra de origen chol que significa "Sitio cercado o fortificado".

Características:

En castellano, Palenque significa “lugar cercado de una valla de madera o estacas”. La ciudad prehispánica data del siglo
III, fue una de las ciudades más notables del mundo maya; también actuó como centro ceremonial, gracias a los patronos
mayas interesados en demostrar su poder. Fue una de las ciudades mayas más importantes de su tiempo, a la par de
Calakmul y de Tikal. La población actual está compuesta por pueblos originarios como chol, tzeltal y lacandón.

Palenque se ubica en el corazón del sureste de México, al noreste del estado de Chiapas, en una zona de selva tropical alta
donde abundan cascadas y ríos. Su clima es tropical, cálido, húmedo y lluvioso; con temperatura media de 27º C y picos
de 36º C.

Palenque se ubica al norte del estado. Limita al norte con Tabasco y los municipios de Catazajá y La Libertad; al este con
La Libertad, el estado de Tabasco y la República de Guatemala; al sur con Ocosingo, Chilón y Salto de agua; y al oeste
con Salto de Agua y el estado de Tabasco.

Ejemplo eminente de santuario maya de la época clásica, Palenque alcanzó su apogeo entre los siglos VI y VIII y ejerció
una gran influencia en toda la cuenca del río Usumacinta. La elegancia y calidad técnica de sus construcciones, así como
la delicadeza de los relieves esculpidos con temas mitológicos, ponen de manifiesto el genio creador de la civilización
maya.

LA ARQUITECTURA Y LA TRAZA URBANA DE PALENQUE


Debido a las condiciones climáticas y topográficas que hemos mencionado, la arquitectura palencana tuvo que adaptarse
al clima cálido y húmedo, a las elevaciones del terreno y a la gran cantidad de agua que se acumula en la región. Los
grandes edificios de Palenque se distinguen, en general, por su apariencia esbelta y de equilibradas proporciones; por la
presencia de pórticos y de muros masivos; por los techos y frisos inclinados, donde el arquitrabe forma un alero muy
saliente con una gran cornisa que impedía el paso de la lluvia al interior de los cuartos.

La estructura arquitectónica de Palenque sigue un patrón modular y está compuesta de grupos similares en forma y
probablemente en función, aunque de diferente magnitud, organizados en conjuntos en torno a plazas centrales. Se han
registrado 32 conjuntos mayores, separados por rasgos sobresalientes de la topografía local –ríos, quebradas y terrazas–
y/o por espacios vacíos entre ellos. En términos estrictamente formales, ya que desconocemos aspectos fundamentales de
su organización interna y su articulación, los edificios y conjuntos guardan un alto grado de homogeneidad arquitectónica.
Es probable que la semejanza en el patrón arquitectónico se deba al desarrollo de actividades económicas y rituales
parecidas en los distintos grupos habitacionales.

El área central de Palenque tiene una superficie de 8.5 ha y es el espacio abierto más amplio de la ciudad, compuesto por
el Palacio, el Juego de Pelota y varios templos, edificios y plazas con funciones cívico-ceremoniales. Su esquema puede
corresponder a lo que algunos autores han señalado como un patrón de asociaciones arquitectónicas con un alto contenido
simbólico, en el cual el norte se asocia a una esfera celestial y sobrenatural y el sur a la región de los muertos; es aquí
donde se encuentra el Templo de las Inscripciones, monumento funerario erigido a la memoria de K’inich Janaab’ Pakal,
el más célebre de los gobernantes palencanos (615-683 d.C.). El centro se asocia al plano terrestre, ejemplificado por el
Juego de Pelota y el Palacio. Este orden arquitectónico “materializa” una visión del mundo donde el gobernante se ubica
al centro de su comunidad y de su cosmos.

Los palacios fungían como el asiento del poder político, administrativo, económico y religioso que dio soporte y
coherencia a la sociedad maya prehispánica. Fueron el espacio físico de residencia de la “corte”, compuesta por el
gobernante (k’ uhul ajaw) y familiares cercanos, nobles de diferente rango (ajawoob), consejeros (ajpop k’amja, ah k’u
hun), dignatarios visi- tantes, escribas (ah tzib), especialistas religiosos (itz’at), artistas y artesanos (chuwen, ba uxul, ah
yul), sirvientes y dependientes, entre otros.

La compleja planta arquitectónica del Palacio de Palenque es el resultado de la adición sucesiva de edificios a lo largo de
toda su historia y, al mismo tiempo, reflejo del conjunto de diversas actividades propias de la corte: visitas reales,
recepción de tributos, presentación de cautivos, rituales, banquetes reales o ritos de entronización.

De manera muy clara, los conjuntos residenciales mayores se agrupan cercanos al área central del sitio y constituyen
lugares con una larga ocupación. Durante los siglos VIII y IX d.C., fue necesario acondicionar nuevos espacios
residenciales en las tierras que se encuentran en el lado oriente del palacio, al otro lado del río Otulum, para alojar al
creciente número de personas que constituían la elite palencana. Este grupo privilegiado desempeñaba, entre otros cargos,
los de consejeros, guerreros, escribas, sacerdotes y artesanos. Tales conjuntos están formados por edificios pequeños que
se distribuían alrededor de patios y espacios abiertos. Las áreas interiores se utilizaban como dormitorios o almacenes y
alojaban los altares en que se rendía culto a los antepasados familiares. En los espacios al aire libre se preparaban los
alimentos y también se producían objetos de obsidiana, pedernal y cerámica.

El lugar donde se sitúa la ciudad de Palenque está protegido por un sistema defensivo natural, desde el que se dominan las
planicies de Tabasco. En primer plano, de izquierda a derecha, se ven el Templo del Sol, el Templo XIV y El Palacio. Al
fondo se ven parte de las planicies de Tabasco.

UN ACERCAMIENTO A LA ECONOMÍA DE PALENQUE, CHIAPAS

Además de los materiales cerámicos, los pozos excavados permitieron la recuperación de artefactos de obsidiana,
pedernal, hueso y piedra caliza, que están siendo analizados para comprender la organización de la producción artesanal y
detectar patrones de consumo que reflejen la pertenencia a diferentes grupos sociales. Por ejemplo, se recuperaron un total
de 1 109 fragmentos de obsidiana, que han sido analizados por Elizabeth Paris. Se trata principalmente de navajillas
prismáticas y de fragmentos de desecho asociados a su producción, así como de un escaso número de desecho de
producción de bifaciales. La industria lítica de navajillas estuvo distribuida en diferentes áreas de la ciudad, lo que sugiere
un sistema en que la producción artesanal estaba asociada a los grupos de elite de cada barrio, y no controlada
completamente por la dinastía gobernante. En términos del uso de estos artefactos, su distribución es constante a lo largo
de la ciudad, si bien se observan algunas variaciones en las cantidades probablemente asociadas al nivel social de las
diferentes familias. En cuanto al pedernal, se recuperaron únicamente 84 artefactos, cantidad muy pequeña considerando
que los yacimientos se localizan más cerca que los de obsidiana.

Las residencias de la nobleza palencana estuvieron compuestas por edificios techados con bóveda y dispuestos alrededor
de una plaza o patio, en éstas se realizaban actividades productivas como la manufactura de figurillas y la talla de navajas
prismáticas de obsidiana.

Un tema de especial interés entre los análisis de consumo es la distribución de materiales cerámicos del grupo Chablekal
Gris, que eran producidos en las Llanuras Tabasqueñas. Si bien la presencia de esta suntuosa cerámica es aceptada como
un buen indicador temporal de las fases Murciélagos-Balunté, después de 725 d.C., poco se ha investigado sobre su
distribución en los grandes sitios de la región. La muestra obtenida demuestra que objetos de lujo de este tipo estaban
disponibles para todos los palencanos pero en cantidades distintas, ya que notamos su escasa presencia en grupos
familiares de gente común, entre 2 y 3% de las colecciones de grupos domésticos de la elite, contrasta con el 15% del total
de un basurero ubicado en el Palacio, excavado por Arnoldo González Cruz en 1991.

Teotihuacán (Estado de México)

Teotihuacán y su valle constituyen el único testimonio de las estructuras pre-urbanas del México antiguo. La ocupación
humana del valle de Teotihuacán empezó antes de la era cristiana, pero fue sólo entre los siglos I y VII d.C. que el
asentamiento se desarrolló en una de las ciudades antiguas más grandes de América, con por lo menos 25,000 habitantes.
La traza urbana de la ciudad integró los elementos naturales del Valle de Teotihuacán, como el río San Juan cuyo curso
fue alterado para cruzar la Calzada de los Muertos. Este eje de referencia principal orientado norte-sur de la ciudad está
alineado con los edificios y complejos monumentales, desde el cual destacan las Pirámides del Sol y la Luna, así como el
Gran Recinto con el Templo de Quetzalcóatl (también conocido como el Templo de la Serpiente Emplumada). Una de las
características de la arquitectura civil y religiosa de la ciudad es el "talud-tablero" que se volvió una peculiaridad de esta
cultura. Además, un número considerable de edificios se decoró con pintura mural dónde se materializaron elementos de
la cosmovisión y el entorno de ese tiempo. La ciudad es considerada un modelo de urbanización y planificación a gran
escala que tuvo mucha influencia en las concepciones de las culturas contemporáneas y subsecuentes. En el auge de su
desarrollo, la ciudad se extendió más de 36 km2 fuera del centro ceremonial que, a pesar de su imponente tamaño,
representa sólo 10% de la superficie total. Excavaciones han revelado palacios y barrios residenciales de gran interés, por
ejemplo, La Ventilla, Tetitla, Zacuala, y Yayahuala al oeste, y Xala y Tepantitla al este. La ciudad fue arrasada por el
fuego y seguidamente abandonada durante el siglo VII. El conjunto ceremonial de Teotihuacán representa un logro
artístico único tanto por el tamaño enorme de los monumentos (la Pirámide del Sol, construida en una terraza de 350 m²,
mide 225 x 222 metros en la base, y 75 metros de alto, para dar un volumen total de 1 millón de m³) como por la exactitud
de un diseño basado en la armonía cósmica. El arte de los Teotihuacanos fue el más desarrollado entre las civilizaciones
clásicas de México. Aquí se expresa en sus aspectos sucesivos y complementarios: la geometría seca y obsesiva de las
pirámides del Sol y la Luna contrasta con la escultura y la decoración pintada de una riqueza excepcional de la Pirámide
de Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada. La influencia de la primera de las grandes civilizaciones de Mesoamérica se
ejerció sobre las civilizaciones clásicas de toda de la región central de México, en Yucatán, y tan lejos como Guatemala
(el sitio de Kaminaljuyu) durante el período Teotihuacán III. Mucho más grande que la estrecha zona del centro
ceremonial, el sitio arqueológico de Teotihuacán corresponde a una ciudad de por lo menos 25,000 habitantes.
Teotihuacán y su valle representan el único testimonio de las estructuras pre-urbanas del México antiguo. Alineados con
la inmensa Calzada de los Muertos, el conjunto único de monumentos sagrados y lugares de culto en Teotihuacán (las
Pirámides del Sol, la Luna y Quetzalcóatl y los Palacios de Quetzalmariposa, los Jaguares, de Yayahuala y otros)
constituyen un ejemplo excepcional de un centro ceremonial precolombino. Después de la destrucción y abandono de la
ciudad hacia 650 d.C., las ruinas se imbuyeron de la leyenda. El nombre azteca de Teotihuacán significa "el lugar dónde
se crearon los dioses". Según las escrituras del siglo XVI, los sacrificios practicados por Moctezuma cada veinte días en el
sitio atestiguan la persistencia de creencias, que hicieron de Teotihuacán un sagrado lugar de valor excepcional.

La Ciudad Prehispánica de Teotihuacán preserva totalmente su monumentalidad, traza urbana y riqueza artística, así como
la relación de las estructuras arquitectónicas con el ambiente natural, incluyendo su entorno en el paisaje. Esto se debe al
mantenimiento, conservación y protección permanente que el sitio ha recibido. Sin embargo, factores naturales como la
lluvia, viento y radiación solar constantemente afectan el sitio y sus elementos, y se considera que son la amenaza más
importante. No todos los intentos de conservación en el pasado fueron exitosos y algunos elementos del sitio fueron
negativamente afectados por el uso de materiales inadecuados (por ejemplo concreto y polímeros). Esto resalta la
necesidad de lineamientos de conservación para las intervenciones, según lo requirió el Comité de Patrimonio Mundial en
su 36 sesión (2012), así como para los planes de conservación preventiva y monitoreo del sitio. Una amenaza más seria es
la presión de desarrollo alrededor del sitio que constantemente está a la alza. Localizado 48 km al noreste de la Ciudad de
México, Teotihuacán es uno los sitios arqueológicos con la historia más larga de exploración en México. La primera fecha
de los estudios es de 1864, y las primeras excavaciones de 1884. Ciertos monumentos se restauraron de 1905 a 1910,
como la Pirámide del Sol en donde su descubridor Leopoldo Batres arbitrariamente reconstituyó una quinta grada. Desde
1962, la investigación arqueológica ha sido coordinada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), qué
mientras alienta los descubrimientos espectaculares (Palacio de Quetzalmariposa, la cueva bajo la Pirámide del Sol), ha
instigado una política más rigurosa acerca de la identificación y vigilancia de excavaciones en el contorno inmediato de la
zona ceremonial. Mientras que algunos trabajos de reconstrucción más tempranos de los primeros años del siglo pasado
son cuestionables en las condiciones contemporáneas, puede considerarse que tienen una historicidad propia ahora. En
general puede decirse que la condición de autenticidad de las expresiones de los Valores Universales Excepcionales de
Teotihuacán que puede encontrarse en su diseño urbano, monumentos y arte han sido en conservadas hasta hoy.

Teotihuacán es la ciudad más importante de México antiguo, considerada también como uno de los polos culturales más
poderosos de Mesoamérica.

Sitio arqueológico excepcional donde se destacan las pirámides del Sol y la Luna con geometría seca y obsesiva que
contrasta con la decoración esculpida y pintada de una riqueza excepcional de la Pirámide de Quetzalcóatl, la Serpiente
Emplumada.

Teotihuacán, preserva totalmente su monumentalidad, traza urbana y riqueza artística, así como la relación de las
estructuras arquitectónicas con el ambiente natural, incluyendo su entorno en el paisaje.

Orígenes de su nombre
(náhuatl: Teōtihuácān, «Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses») es el nombre que se da a la que fue
una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica. El topónimo es de origen náhuatl y fue
empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes.
Importancia
La Ciudad Prehispánica de Teotihuacan fue uno de los centros urbanos más grandes del mundo antiguo, que llegó a
concentrar una población mayor a los 100,000 habitantes en su momento de máximo esplendor. Situada en un valle rico
en recursos naturales, Teotihuacan fue la sede del poder de una de las sociedades mesoamericanas más influyentes en los
ámbitos político, económico, comercial, religioso y cultural, cuyos rasgos marcaron permanentemente a los pueblos del
altiplano mexicano, traspasando el tiempo y llegando hasta nosotros con la misma fuerza y grandeza con que sus
constructores la planearon.

La evidencia arqueológica descubierta en el Valle de Teotihuacan revela que durante el período Clásico se desarrolló una
de las sociedades urbanas más complejas de toda Mesoamérica, así como que dicha sociedad estuvo altamente
estratificada, ampliamente especializada y conformada por diversos grupos étnicos. Elementos distintivos del desarrollo
cultural de la sociedad teotihuacana durante el Clásico, han sido identificados en lugares diversos del resto de
Mesoamérica, incluyendo otros importantes sitios urbanos como Monte Albán, Cerro de las Mesas, Matacapan, Tikal y
Kaminaljuyú.

Para los pueblos que precedieron a Teotihuacan, este sitio tuvo un significado preponderantemente sagrado. Varias
fuentes históricas señalan que los aztecas y sus gobernantes llegaron a estas ruinas para orar y celebrar ritos.
Posteriormente Teotihuacan fue punto de referencia desde el comienzo de la ocupación española; y en la actualidad es
reconocida como uno de los testimonios más sobresalientes del urbanismo antiguo y el desarrollo estatal, por lo que es
objeto de interés para investigadores de México y el mundo, que a través de distintas disciplinas científicas continúan
explorando su complejidad. Los vestigios arqueológicos de la antigua ciudad son visitados cada año por miles de
personas, haciendo del sitio uno de los mayores polos de atracción turística del país. El reconocimiento del sitio como
patrimonio cultural es universal, pues desde 1987 forma parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Historia del sitio


Teotihuacan es el sitio más explorado de Mesoamérica, ya que los primeros trabajos con fines de investigación datan del
siglo XVIII, cuando Don Carlos de Sigüenza y Góngora exploró el edificio adosado a la Pirámide de la Luna. A finales
del siglo XIX, bajo la figura de la Inspección General de Monumentos de la República, Don Leopoldo Batres y Huerta
realiza exploraciones en diversos edificios aledaños a la Calzada de los Muertos, descubriendo murales y esculturas, y en
1905 emprendió trabajos en la Pirámide del Sol, bajo los auspicios del gobierno de Porfirio Díaz, para la conmemoración
del Primer Centenario de la Independencia del país, impulsando el desarrollo de las disciplinas antropológicas. A partir
de la intervención de la Pirámide del Sol se adquirieron terrenos por parte del gobierno federal para la apertura oficial de
la primera zona arqueológica y museo de sitio de México.

Posteriormente el desarrollo de los trabajos de la Dirección de Antropología bajo el liderazgo de Manuel Gamio en 1917,
representa una de las experiencias más enriquecedoras en el trabajo social, la investigación arqueológica y el impulso para
el progreso regional, que reflejó el ímpetu pos revolucionario que daría forma a muchas de las instituciones aún vigentes
en el Estado contemporáneo mexicano.

En este sitio arqueológico se han desarrollado 2 de los proyectos de investigación más grandes en la historia de México: el
Proyecto “Teotihuacan 1962-1964” y el proyecto “Teotihuacan 1980-1982”, además de uno de los megaproyectos
planteados durante la década de los años noventa por el gobierno federal, conocido como “Teotihuacan 1992-1994”. La
investigación en el sitio es permanente e interdisciplinaria, pues prácticamente todas las disciplinas antropológicas
encuentran temas de trabajo en el sitio, el cual es objeto de estudio tanto por instituciones académicas nacionales como
internacionales.

Teotihuacan se ha convertido en un estandarte para los mexicanos en la defensa y resguardo del Patrimonio Cultural
Nacional, su monumento principal, la Pirámide del Sol, es un icono de la identidad nacional, sobre todo como un
elemento relevante del pasado prehispánico. Los restos arqueológicos de la antigua ciudad del Clásico en Teotihuacan,
representan a México en el ámbito internacional, ya que fue el primer sitio de nuestro país declarado tesoro del Patrimonio
Mundial, por la UNESCO en 1987.

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