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Educación inclusiva

Comprensión de la Educación Inclusiva


La UNESCO define la Educación Inclusiva como un proceso orientado a responder a la diversidad de los
estudiantes incrementando su participación y reduciendo la exclusión en y desde la educación. Está relacionada
con la presencia, la participación y los logros de todos los alumnos, con especial énfasis en aquellos que, por
diferentes razones, están excluidos o en riesgo de ser marginados, constituyendo un impulso fundamental para
avanzar en la agenda de la Educación Para Todos (EPT).

El concepto de EPT no lleva implícito el de inclusión. Si bien ambos comparten el objetivo de asegurar el acceso
a la educación, la inclusión implica el acceso a una educación de calidad sin ningún tipo de discriminación, ya sea
dentro o fuera del sistema escolar, lo cual exige una transformación profunda de los sistemas educativos. Sin
inclusión es muy posible que ciertos grupos de estudiantes sean excluidos por lo que ésta debe ser un principio
orientador de las políticas y programas educativos, con el fin de que la educación sea para todos y no sólo para
una mayoría.
Características de la inclusión
Implica una visión diferente de la educación basada en la diversidad y no en la homogeneidad. La larga tradición
de concebir las diferencias desde criterios normativos, lo que falta o se distancia de lo normal, ha conducido a la
creación de opciones segregadas para aquellos categorizados como diferentes. Desde la perspectiva de la
Educación Inclusiva las diferencias son consustanciales a la naturaleza humana, cada niño es único e irrepetible, y
se conciben como una oportunidad para enriquecer los procesos de aprendizaje, lo cual significa que deben
formar parte de la educación para todos, y no ser objeto de modalidades o programas diferenciados.

La atención a la diversidad es una responsabilidad del sistema educativo en su conjunto que requiere
necesariamente avanzar desde enfoques homogéneos, en los que se ofrece lo mismo a todos, a modelos
educativos que consideren la diversidad de necesidades, capacidades e identidades de forma que la educación sea
pertinente para todas las personas y no sólo para determinados grupos de la sociedad. Para que haya pertinencia,
la oferta educativa, el currículo y la enseñanza han de ser flexibles para que puedan ajustarse a las necesidades y
características de los estudiantes y de los diversos contextos en los que se desarrollan y aprenden.

El currículo ha de lograr el difícil equilibrio de dar respuesta a lo común y lo diverso, ofreciendo unos
aprendizajes universales para todos los estudiantes, que aseguren la igualdad de oportunidades, pero dejando, al
mismo tiempo, un margen de apertura suficiente para que las escuelas definan los aprendizajes necesarios para
atender las necesidades educativas de su alumnado y los requerimientos del contexto local. La pertinencia
también exige que el currículo sea intercultural, desarrollando la comprensión de las diferentes culturas y el
respeto y valoración de las diferencias, y que contemple de forma equilibrada el desarrollo de las diferentes
capacidades y las múltiples inteligencias y talentos de las personas.

Avanzar hacia sistemas educativos y escuelas más inclusivas requiere ir construyendo una serie de condiciones
tanto en el nivel macro de los sistemas y de las políticas como en el nivel de las escuelas y las prácticas
pedagógicas.

Algunos aspectos que deberían ser objeto de especial interés en la agenda educativa deberían ser debatir y
construir un enfoque amplio de la Educación Inclusiva, compartido por los diferentes actores, que permita
identificar en cada país cuáles son las principales barreras que impiden garantizar a todos los ciudadanos el
derecho a una educación de calidad y quiénes enfrentan estas barreras.

Principios rectores de la educación inclusiva


El término “educación” proviene del latín educere “guiar, conducir” Educere que es la acción del docente para
apoyar en la construcción del aprendizaje propio del alumno.

En este contexto, los principios que guían la Educación Inclusiva son:


La centralidad en la persona: al señalar este principio, se puede recordar a Paulo Freire, ese extraordinario
educador brasileño y universal, cuando decía que no era posible el proceso educativo “sin fe en los hombres, en
su capacidad de hacer y rehacer, de crear y recrear”
La educación en derechos humanos apuesta desde la fe en los seres humanos, desde la plena confianza de que
somos seres autónomos, competentes, capaces de participar en la determinación de nuestro propio desarrollo, y,
por lo tanto, capaces de apropiarnos de nuestros derechos, construir nuestra historia y apostar por un mundo y una
sociedad diferente, donde el hombre no sea un lobo para el hombre, sino un compañero de camino, un hermano,
un amigo, un humano. La persona con discapacidad es sujeto de derechos.

El contexto: es fundamental partir de la realidad, esto es de las características, necesidades, intereses y problemas
de las personas con las que trabajamos, así como de su experiencia de vida, sus posibilidades y sus limitaciones, y
de las características del contexto socioeconómico y cultural en el que se desenvuelven. Creer que todas las
personas son iguales, y que los procesos educativos se pueden desarrollar indistintamente con cualquier grupo y
en cualquier tiempo y lugar, es desconocer su individualidad y su diversidad, negándoles su condición de
personas.

Se enseña aprender a aprender: responder a las necesidades del momento actual y que promueva el respeto a la
dignidad del ser humano, debe capacitar a la persona para que “aprenda a aprender”. Esto significa el aprendizaje
debe partir de la experiencia directa de las personas promoviendo su actividad de tal manera que sean capaces de
buscar información, de organizar sus ideas, reflexionar, sintetizar y construir opinión y conocimientos, pasando
de ser receptores pasivos a productores de conocimientos.

La no discriminación: en la educación significa que todos los seres humanos deben tener acceso a la educación,
se proscribe cualquier forma de discriminación prohibiendo la discriminación en la enseñanza fundada en la raza,
el color, el sexo, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
la posición económica o el nacimiento.

La igualdad de oportunidades: frente a la creciente disparidad, es crucial la acción a nivel nacional para crear
oportunidades igualitarias de educación para todos, abordando la exclusión y sorteando las barreras persistentes
en el ámbito educativo exige que los entornos de aprendizaje sean accesibles a todos los educandos, respetando
sus diversas necesidades, capacidades y características y eliminando todas las formas de discriminación.

El acceso a la educación universal: el acceso universal a la educación, libre de toda discriminación y exclusión,
es la piedra angular del derecho a la educación. deben garantizar un acceso integrador y equitativo en aras de
alcanzar prácticas de aprendizaje y educativas de calidad, gratuitas y obligatorias. La educación debe aspirar al
desarrollo integral de la personalidad humana y promover la comprensión, la tolerancia, la amistad y la paz.

El principio de solidaridad: el principio de la “solidaridad intelectual y moral” de la humanidad, consagrado en


la Constitución de la UNESCO, es una fuente de inspiración en la tarea de hacer realidad el derecho de todos a la
educación.

La participación: la participación es una característica fundamental en una convivencia democrática. Esta es


mayor, y permite mejores, resultados cuando es y se hace organizadamente. Promover la participación es motivar
a los y las participantes a tomar parte activa en todas las actividades planificadas en el proceso educativo, para
que dejen de ser espectadores, para ser protagonistas. Es uno de los principios centrales en la Convención sobre
derechos de las Personas con Discapacidad.

La diversidad: propicia la valoración de la identidad cultural y social, reconociendo y respetando las diferencias
que existen entre los diversos grupos sociales y culturales presentes en nuestro país y en el mundo.

UNESCO, Guidelines for Inclusion. Ensuring Access to Education for All [Orientaciones para la inclusión. Asegurar el acceso a la Educaciónpara Todos].
Paris, UNESCO, 2005.
Freire, Paulo “Pedagogía del oprimido”

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