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Leer es uno de los aprendizajes fundamentales de los sistemas educativos actuales, qué
duda cabe; no obstante, la formación de esta habilidad transversal y para la vida en
sociedad plantea no solo el desafío de entregar herramientas para que niños, niñas,
jóvenes y adultos desarrollen el “saber leer”, sino que, además, adquieran el “querer
leer”, es decir, una actitud positiva y permanente hacia la lectura de modo de
transformarla en una práctica habitual.
Si bien los esfuerzos educativos han estado puestos casi siempre en el “enseñar a leer”, es
necesario complementar este propósito con el desarrollo de una competencia lectora que
incorpore la dimensión actitudinal y afectiva ante los textos y su lectura.
Por otra parte, la práctica de la lectura para que se sostenga más allá de la institución
educativa, debe considerar a todos los actores que la componen: estudiantes, padres,
madres y apoderados, docentes, directivos, responsables de biblioteca CRA, entre otros.
De esta forma, el Plan Lector es una herramienta que permite formar comunidades
lectoras, es decir, espacios formativos en los que se comparte y promueve en forma
planificada y sostenida una visión de la lectura, de los lectores, así como de los propósitos
con los que se lee. El Plan Lector, en tanto proyecto compartido, consensuado y
construido de manera participativa, debiera recoger estos diversos propósitos, prácticas,
texto y lectores, dando cabida a la ausente, en ocasiones, dimensión afectiva de la lectura,
a través de estrategias que revaloricen los intereses y gustos de los estudiantes.
Finalmente, en sí mismo, el Plan Lector es- y puede ser- una realidad dinámica que
requiere una revisión constante, para evaluar sus objetivos, acciones, cumplimiento de
responsabilidades y logros. En este sentido, como los fractales de la naturaleza, el Plan
Lector puede ser una iniciativa que se mantenga en el tiempo, se regenere y pueda
proveer frutos. En este escenario de vitalidad en el que se invita a las comunidades
educativas a situar esta importante tarea: formar comunidades lectoras a través del
diseño y puesta en marcha de planes lectores.
Por otra parte, leer es una actividad cognitiva, en la cual un lector interactúa con
el contenido de un texto para construir su sentido. La lectura, desde esta
consideración, psicolingüística, es el resultado de esa interacción, en el cual texto
y lector aportan en igualdad de condiciones una parte activa para lograr el
significado.
Además, leer es más que una habilidad cognitiva, pues involucra los afectos y la
emocionalidad de ese proceso. Crecientemente, de la mano de un movimiento
relativamente reciente en educación que busca recoger la dimensión afectiva de
los procesos de enseñanza y aprendizaje, la lectura también se ha abordado desde
su dimensión afectiva.
Objetivo general
Promover el gusto por la lectura en los estudiantes de pre- kínder a 8° año básico.
Objetivos específicos
3.- Equipo técnico y directivo. Organizarán y coordinarán los horarios de uso del
CRA, implementación de bolsos con recursos pedagógicos u otro medio de
acercamiento de los libros al aula regular. Facilitarán los lugares físicos para
actividades masivas. Realizarán el monitoreo de la puesta en práctica del plan
lector.
4.- Familias y apoderados. Son los encargados de facilitar los recursos solicitados
por la escuela. Además, deben fomentar la lectura en casa, a través del ejemplo.
D.- Destinatarios.
Meses Actividades
8° 4°
7° 3°
6° 2°
5° 1°
Las películas serán elegidas por cada curso, según las opciones
entregadas por los docentes.
F.- Evaluación.
3.- Competencia de lectura fluida (ceremonia, acto de día lunes, recreo largo, etc).
5.- Otras.