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Psicoterapia
Habilidades para responder a las emociones del paciente (gestión emocional) ............... 20
Resumen ...................................................................................................................... 25
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UD 2. El terapeuta en la práctica clínica
En esta unidad se ampliarán los contenidos mencionados en la Unidad didáctica 1 que están
relacionados con el terapeuta.
Se comenzará abordando los motivos de abandono en terapia y las estrategias que se han de
poner en marcha cuando se perciben dificultades. Los motivos de abandono ofrecen pistas sobre
qué estrategias o actitudes se deben evitar.
El terapeuta es una pieza fundamental. A veces se habla de equipo psicoterapéutico, pues incluye
la figura del coterapeuta o del supervisor. Ambas figuras ofrecen importantes oportunidades para
la mejora en la práctica clínica.
Por otro lado, se analizan también aspectos importantes que el terapeuta tiene que tener
presentes en la primera entrevista. Una tarea fundamental es ofrecer seguridad para ir generando
alianza terapéutica. Deben mostrarse colaboradores a nivel verbal y no verbal.
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2.1. El abandono en la terapia
Aunque parezca contraintuitivo, como empezar a construir la casa por el tejado, comenzar
analizando los motivos de abandono en la terapia ofrece pistas sobre qué elementos son
importantes para cuidar a los clientes y que no abandonen la terapia.
Existen diferentes razones por las que una persona decide no acudir más a terapia. Los autores
coinciden en señalar que las explicaciones de por qué ocurre esto parecen ser diferentes según
dos grupos diferenciados: los que abandonan tras acudir a la primera sesión o los que abandonan
en un momento más avanzado del proceso terapéutico (Alcázar, 2007).
El 50 % de los clientes abandonan la terapia tras acudir a una primera sesión. Esto resalta la
importancia de explorar qué factores pueden contribuir a evitarlo. Parece fundamental
especialmente en la primera sesión, pero también en las siguientes, estructurarlas de tal forma
que a la vez que se realiza la evaluación, se vaya estableciendo la alianza terapéutica.
La alianza terapéutica suele afianzarse en torno a la tercera y quinta sesión, pero ya desde la
primera sesión se pueden trabajar aspectos de la relación terapéutica que fomenten la continuidad
de la terapia.
Algunas de las razones por las que los pacientes no continúan en terapia son:
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• Sensación de que ha experimentado una mejoría y considera que ya no es necesario
continuar la terapia.
• Pérdida de interés a la hora de realizar el proceso terapéutico.
• Problemas surgidos en torno a la relación terapéutica que han dañado dicha relación (falta
de confianza, confrontación agresiva, etc.).
• Percepción de que el terapeuta no tiene la suficiente formación o no es lo suficientemente
competente para trabajar su problema.
• Sensación de que el terapeuta no muestra un real interés en la mejoría del paciente.
• Falta de adherencia del paciente al tratamiento.
• El transcurso de varias sesiones consecutivas que no son percibidas como productivas.
• La desmoralización o frustración del propio terapeuta.
Como vemos, son diversas las razones que llevan a una persona a abandonar la terapia. Dado
que en todas las intervenciones aparecen fallos, es responsabilidad del terapeuta ser consciente
de ellos e intentar identificar cuáles son los errores o variables que están dificultando la evolución
del tratamiento.
A continuación, se plantea un sistema de revisión propuesto por Jacqueline Persons (2012) para
identificar posibles dificultades, fallos o falta de adherencia al tratamiento y poder formular una
solución que permita continuar con la terapia.
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Reevaluación de la formulación del caso.
Realizar modificaciones en la formulación del caso en ocasiones puede suponer una nueva vía
para aproximarse a este de una forma más efectiva. A continuación, se exponen algunos puntos
que deben ser considerados:
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Reevaluación del plan de intervención propuesto
Para revalorar el plan de tratamiento se deben considerar los siguientes puntos:
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Evaluar el estado de la relación terapéutica.
Problemas en la relación entre terapeuta y paciente.
Hay escalas que permiten evaluar la alianza terapéutica en las diferentes sesiones, como el
SOATIF, sistema para la observación de las alianzas en la terapia familiar y de pareja, o la
traducción del inventario de la alianza de trabajo realizada por Andrade-González y Fernández-
Liria (2015). También, se han desarrollado procedimientos informatizados como el PCOMS (siglas
en inglés de sistema de gestión de resultados de socios para el cambio), que está formado por la
escala de evaluación de resultados (EER) y la escala de evaluación de sesión (EES).
El terapeuta debe partir de la perspectiva de que siempre se cometen errores durante la terapia.
Es su obligación identificar cuáles está cometiendo para intentar repararlos. Adoptar una postura
rígida, defensiva y de atribución externa cuando algo va mal en la relación terapéutica no beneficia
su ejercicio profesional, impide mejorar la relación terapéutica y no permite mejorar la
competencia del terapeuta. En la tabla 1 se incluyen estrategias para detectar y reparar errores.
Estrategias para detectar y reparar los errores que está cometiendo el terapeuta
Revisar que las sesiones, aunque con cierta flexibilidad, están guiadas por la
estructura de la formulación del caso y el plan de intervención propuesto.
Un paciente puede acudir a cada sesión con un problema cotidiano distinto. El proceso debe
seguir una estructura y un guion y no dedicar cada sesión, de forma desorganizada, a un
objetivo distinto en función de los acontecimientos vitales del paciente. Si esto ocurre es
necesario encontrar el hilo conductor de toda la problemática.
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Dar prioridad a los problemas en la relación terapéutica que estén interfiriendo en la
terapia.
Linehan (1993) manifiesta la importancia de dar prioridad a los problemas que estén surgiendo
en la relación terapéutica por encima del uso de cualquier técnica de intervención u objetivo
terapéutico. Un ejemplo puede ser cuando un paciente comienza a cancelar de forma repetida
las sesiones o a llegar de forma sistemática tarde a todas. Estos comportamientos interfieren
de forma directa con la consecución de objetivos y deben ser abordados en terapia. Es posible
que el terapeuta se muestre decepcionado o cansado ante esta actitud y prefiera dejar pasar
estas anulaciones para continuar centrándose en otros pacientes que sí acuden a terapia. Sin
embargo, puede que la persona esté faltando como muestra de un problema en la relación
terapéutica o como una forma de evitación para no centrarse en los objetivos terapéuticos que
trabajar. En este punto, el terapeuta no puede dejar que esto continúe así, ya que no es
beneficioso para la evolución del paciente. El terapeuta puede usar el mismo modelo de
procedimiento que ha utilizado para trabajar los problemas clínicos del paciente: identificar,
conceptualizar y usar una formulación que guíe lo que está ocurriendo y que pueda ser
integrada dentro del modelo explicativo del paciente.
La relación terapéutica se puede definir como los sentimientos y actitudes que tanto terapeuta
como paciente muestran el uno hacia el otro, y la manera en la que estos sentimientos y actitudes
son expresados (Gelso y Carters, 1994). Las variables asociadas a la relación terapéutica son
efectivas independientemente de la escuela.
Frank (1961) postula la existencia de seis factores no específicos comunes a todas las
psicoterapias:
• Relación de confianza.
• Explicación racional de los problemas y métodos de solución.
• Proporcionar nueva información.
• La esperanza del cliente de encontrar ayuda.
• Oportunidad para tener experiencias de éxito.
• La facilitación de la activación emocional.
La efectividad de los factores comunes ha llevado a algunos profesionales a afirmar que lo único
importante en la terapia es la relación terapéutica y que todas las escuelas y tratamientos son
igual de válidos si estos factores comunes se dan. Es lo que se ha conocido en psicología como el
veredicto del pájaro dodo.
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Sabías que:
Se denomina veredicto del pájaro dodo al debate sobre si todas las terapias son igualmente
efectivas en honor a la novela Alicia en el País de las Maravillas, en la que el pájaro dodo está
dirigiendo una carrera donde no hay principio ni final y emite el veredicto de que todos han
ganado la carrera.
El veredicto del pájaro dodo afirma que cuando las psicoterapias son comparadas entre sí ofrecen
resultados similares, lo que sería consistente con la visión de que los factores comunes son los
ingredientes más potentes para conseguir los beneficios de las psicoterapias. Sin embargo, este
argumento ha sido ampliamente debatido en la comunidad científica resaltando que, si bien los
factores comunes muestran una gran relevancia en el cambio terapéutico, existen datos que
muestran mejores resultados en el caso de escoger un tratamiento u otro.
Los estudios sobre la efectividad de una buena relación terapéutica destacan los siguientes
elementos:
La alianza terapéutica cuenta con tres elementos: vínculo, acuerdo en las tareas y acuerdo
en las metas de la terapia. En el caso de intervenciones grupales, destaca la importancia
de la cohesión de grupo. Metaanálisis recientes (Flückiger et al., 2018) señalan que la
alianza explica el 8 % de la varianza de los resultados en terapia individual con adultos.
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• Relación de confianza y colaboración. Ambos deben confiar el uno en el otro. El
paciente confía en que tiene un buen terapeuta, cualificado y preparado para atender su
caso.
• Vínculo positivo. El paciente debe sentir que le cae bien al terapeuta.
Independientemente de los gustos personales del terapeuta fuera de la consulta, debe
adoptar una actitud de aceptación y acercamiento positivo.
• Acuerdo en las tareas y objetivos. Ambos están de acuerdo en ciertos aspectos como
lo que tiene que hacer el paciente para mejorar su situación, y la utilidad de los objetivos
y técnicas. En el caso de que el paciente no vea utilidad a una técnica, el terapeuta debe
hacerle ver su utilidad. Sin embargo, si el paciente sigue sin estar de acuerdo con el posible
uso de esa técnica, entre los dos elegirán otra que permita avanzar en terapia. No se
recomienda comenzar a trabajar hasta conseguir consenso entre ambos en las metas y
objetivos de la terapia.
• Compromiso en la superación de los problemas. Los pacientes quieren sentir
implicación por parte del terapeuta y percibir que está realmente interesado en que se
consiga solucionar su problema. El terapeuta debe hacer un esfuerzo por mostrar en su
comportamiento señales que faciliten que el paciente perciba esta actitud. Sin embargo,
es preciso recordar la tipología de clientes vista en la Unidad didáctica 1, pues sería
contraproducente mostrar demasiado interés y soluciones ante un cliente no comprador.
El terapeuta tiene que adaptarse a las capacidades y nivel motivacional del consultante en
las sesiones.
• Aceptación. Se debe dar feedback positivo al paciente, que sienta que le importa al
terapeuta, que se sienta una persona valiosa y aceptada. La actitud del terapeuta debe
ser de consideración positiva hacia el paciente. En este sentido debemos evitar cualquier
tipo de juicio.
• Reparar posibles rupturas o dificultades en la relación. Durante la terapia pueden
surgir dificultades o conflictos en la relación terapéutica; el terapeuta debe ser capaz de
identificar y solucionar estas dificultades que surjan y fortalecer la alianza terapéutica.
Para ello a veces es preciso metacomunicar (comunicar acerca de la comunicación misma).
• Empatía. Uno de los aspectos más fundamentales en la relación terapéutica es la
manifestación de empatía hacia el paciente. Dentro de la empatía encontramos dos
elementos:
o Toma de perspectiva: indica la capacidad para comprender la perspectiva de la
otra persona, es decir, adoptar su punto de vista. La persona entiende desde una
perspectiva cognitiva lo que piensa y siente la otra persona.
o Implicación empática: es la reacción emocional de una persona ante las
emociones y experiencias de otro. Implica sentimientos de interés, compasión,
preocupación ante el estado emocional de otra persona.
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• Validación de las emociones del paciente.
Nota
Por su lado, Norcross y Wampold (2011,2018) señalan en su investigación una serie de actitudes
o elementos que pueden volverse en nuestra contra dentro de la relación terapéutica, entre otros:
el uso de confrontaciones, conductas y comentarios negativos como críticos o culpabilizadores,
realizar suposiciones, ser rígidos o dogmáticos en las teorías y estar demasiado centrados en la
perspectiva del terapeuta, tratar de que el consultante se adapte a nuestro método, basarnos en
una única característica (por ej., la cultura), imponer creencias culturales del terapeuta, etc.
Además de todos estos elementos mencionados, sobra decir que como terapeutas tenemos que
estar continuamente reflexionando sobre nuestras prácticas. Como vimos en la Unidad didáctica
1, las prácticas asistenciales consideradas como terapéuticas van cambiando. Es posible que
algunas prácticas que ahora veamos en los equipos supongan formas de control y maltrato que
debemos eliminar de nuestro quehacer.
2.3. El terapeuta
El terapeuta tiene entre sus principales tareas: formular hipótesis sobre las dificultades que
presenta el cliente, tomar decisiones sobre qué es necesario hacer y cómo, y basarse en algún
modelo psicoterapéutico. Las características del terapeuta predicen un porcentaje del éxito
cuando comienza un proceso de psicoterapia. Su personalidad, sus habilidades personales y
profesionales, la experiencia clínica y el manejo del uso de las habilidades terapéuticas
contribuyen a garantizar mejores resultados en el ámbito clínico.
A veces es más preciso hablar de equipo terapéutico, pues en algunos modelos se trabaja con
coterapia o con equipo de supervisión. El equipo ofrece una oportunidad para comentar los casos,
sobre todo cuando existen dificultades, y para evaluar aspectos personales y profesionales del
terapeuta.
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2.3.1. Motivaciones funcionales y disfuncionales
El terapeuta es un profesional que tiene que cumplir con una serie de requisitos formales (tales
como conocimientos sobre personalidad, patología, desarrollo…). A la vez, es necesario que
desarrolle una serie de características personales, que conduzcan a aumentar la eficacia
terapéutica, y que elimine o reduzca aquellas motivaciones disfuncionales.
Aflicción emocional
Deseo de alcanzar (por parte de los terapeutas) mayor comprensión de sí mismos, un mayor
dominio sobre sus problemas personales y una autocuración de sus propios trastornos
emocionales.
Manejo vicario
Soledad y aislamiento
Deseo de poder
Necesidad de amor
Rebelión vicaria
Oportunidad segura para expresar sus necesidades de rebelarse y atacar a la autoridad a través
del otro.
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Las motivaciones funcionales para Guy son:
Las habilidades terapéuticas son todos aquellos elementos que el terapeuta puede utilizar con
todos los pacientes. Sin embargo, la individualización en la terapia es importante y el terapeuta
debe valorar en qué sesiones y en qué casos es preferible mostrar unas u otras habilidades. Por
ejemplo, el uso del humor puede no utilizarse preferentemente con personas serias o tendentes
a la literalidad.
Wampold (2011) establece un listado de características de los clínicos más eficaces, entre las que
incluye:
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En la tabla siguiente se recogen algunos de los componentes que deben ser considerados y
trabajados.
Tabla 2. Componentes que un terapeuta debe cuidar para generar una buena relación terapéutica.
Habilidades de escucha
Las habilidades o recursos de escucha tienen como función principal atender y procesar la
información comunicada por el paciente. Es fundamental que la persona realice una escucha
activa a lo largo de la terapia. Para desarrollar esta escucha activa se pueden tener en cuenta
tres puntos:
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3. Mostrar acciones de escucha. El paciente debe sentir que el terapeuta está mostrando
atención a su discurso y está escuchándole atentamente. Para ello se emitirán mensajes
como «aham», «sí, entiendo», «continúa, por favor», acompañados de expresiones
faciales que transmitan atención y coherencia con el contenido que está emitiendo el
paciente, asentimientos, inclinación corporal hacia el paciente, etc.
Clarificación
Solicitar la aclaración de algún contenido emitido por la persona que resulta ambiguo, confuso o
vago. Se formulan cuestiones o se piden ejemplos concretos que permitan comprender mejor el
discurso del paciente.
Paráfrasis
Reformular con otras palabras el contenido expresado por la persona. En esta reformulación se
sintetizan las ideas principales transmitidas dejando a un lado los detalles superfluos. Se utiliza
para transmitir a la persona que se ha comprendido el mensaje, reforzar sus ideas, enfatizar
ciertos aspectos del discurso y animar a profundizar en él.
• Paciente: «Yo ya sé que no debería actuar así, pero me siento incapaz. Cuando veo que
todo el mundo avanza menos yo me pongo muy nervioso, siento que soy torpe, inferior y
que jamás llegaré a donde los demás. Entonces me pongo muy nervioso y comienzo a
darle vueltas y dejo de trabajar en lo que estaba haciendo. Puedo pasar horas pensando
en mi situación de inferioridad. Sé que sería más productivo ponerme a trabajar y no
bloquearme, pero es algo que no puedo controlar. El otro día cuando me enteré de que a
mi compañera la habían premiado por cumplir objetivos comencé a pensar lo mal que iba
yo en los míos, casi ni pude felicitarla de lo mal que me sentía por mí mismo».
• Terapeuta: «Parece que cuando ves algún éxito cercano a ti te recuerda tus propios
objetivos y lo que te falta aún para alcanzarlos, y eso te hace sentir tan mal durante mucho
tiempo, impidiéndote continuar con esos objetivos que te preocupan».
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Reflejo
Devolver a la persona información sobre los sentimientos que ha mostrado, tanto de forma
explícita como implícita, durante su discurso. Se recoge y señala el contenido afectivo. Sirve para
facilitar y animar a la persona a expresar sus emociones, reforzando la expresión emocional;
favorece que la persona sea consciente de las emociones vinculadas a la historia que está
compartiendo y enfatiza el valor de los sentimientos asociados.
Síntesis
Se recapitulan los principales contenidos abordados y se hace un resumen de estos. Puede incluir
el uso de reflejos y paráfrasis en relación con el contenido que se ha trabajado. Se resaltan los
puntos principales, los logros que se han conseguido, las principales dificultades que se presentan,
etc.
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Mostrar una actitud empática
Para mostrar una actitud empática se utilizan una serie de estrategias como la escucha activa, el
uso de reflejo, paráfrasis, clarificación, detenerse en los temas importantes para el paciente, etc.
Se proporcionan respuestas empáticas para favorecer el entendimiento desde la perspectiva del
paciente. En ocasiones, los pacientes presentan respuestas desadaptativas o creencias no
compartidas con el terapeuta. El terapeuta debe dejar a un lado sus propias creencias e historia
personal e intentar entender al paciente desde las creencias, historia pasada y perspectiva del
paciente. Algunos de los tipos de comentarios empáticos para validar la historia y emociones de
la persona son los siguientes:
Habilidades de acción
Las habilidades de acción van dirigidas a generar cambios. Se caracterizan por ser recursos con
un estilo más directivo y activo que las habilidades de escucha.
Preguntas
Se realizan preguntas que pueden perseguir diferentes objetivos, como obtener información o
facilitar la reflexión por parte del paciente. Las preguntas pueden ser de dos tipos:
• Preguntas cerradas: invitan a una respuesta breve y concisa con respuestas de tipo
«sí», «no» o respuestas concretas. Se utilizan para todos los pacientes, pero están
especialmente recomendadas para pacientes que hablan demasiado o a los que les cuesta
focalizarse en un tema y concretar sobre él: «¿Dónde estabas cuando pasó todo esto que
me cuentas?», «¿quién te comunicó que te iban a ascender?», «¿crees que puedes estar
enfermo del corazón?».
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En ocasiones, las preguntas realizadas bajo la fórmula «¿por qué…?» generan malestar a la
persona, que puede llegar a sentirse acusada. Una recomendación en estos casos es sustituirla
por «¿para qué…?»: «¿A qué crees que se debe?», «¿qué motivos podrían explicar que os peleéis
tanto?».
Dar información
Sabías que:
Milton Erickson es uno de los terapeutas más influyentes. Sus cuentos didácticos ocupaban
un lugar importante en su terapia y a través de ellos sembraba sugestiones.
Transmitir datos, hechos, contenido que el paciente no conoce y que puede resultarle de utilidad.
Se puede dar información de la ley vigente sobre algún tema, el uso de anticonceptivos, los
efectos de un fármaco, etc. Dar información no implica aconsejar. Las metáforas son una forma
de dar información al paciente. A través de historias con las que se puede plantear una cierta
analogía, el terapeuta explica una historia para que el paciente reflexione sobre ella.
Confrontación
Mostrar al paciente la discrepancia entre dos ideas, mensajes o actitudes que esté planteando.
Esta discrepancia puede darse entre dos mensajes verbales, incongruencia entre mensaje verbal
y no verbal, o entre mensaje verbal y acción. Para el uso de la confrontación es recomendable no
usar con demasiada frecuencia expresiones como «sin embargo» o «pero» y utilizar otras como
«por un lado…, por otro lado». La confrontación debe realizarse con especial cuidado para que el
paciente no lo entienda como una acusación o que el uso de la confrontación se realice como
expresión de la propia frustración del terapeuta y no como un objetivo terapéutico.
«Antes comentabas que sientes que no has conseguido nada en la vida, al mismo tiempo,
has rechazado algunas ofertas de trabajo y de inscripción en cursos, ¿qué te parece esto?
Podemos profundizar en esta idea».
Interpretación
Se trata de resaltar el contenido positivo del discurso del paciente, identificar aquello que ha
logrado, aunque no haya logrado el objetivo de forma completa.
• Paciente: «No pude salir de casa, me cambié e incluso maquillé, pero cuando estaba en la
puerta sentí mucha ansiedad y no fui capaz de salir».
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• Terapeuta: «Creo que es positivo que lo hayas intentado, has sentido mucha ansiedad y
no has sabido manejarla finalmente, pero has intentado arreglarte y prepararte para ir a
clase y eso es algo más que lo que ocurría la semana pasada, cuando no lograbas salir de
la cama».
Autorrevelación
Viaja
En este enlace puedes encontrar algunas recomendaciones para hacer uso de forma correcta
del recurso de autorrevelación.
Permite aportar información del propio terapeuta, sirve como modelo para el paciente y fomenta
la idea de autenticidad del terapeuta. A través de esa compartición de contenido personal se
ofrecen alternativas para que la persona vea las cosas desde otra perspectiva, normalice o vea
una alternativa de comportamiento.
También en la primera sesión podemos estar ante las emociones de la persona que aún no nos
conoce. El terapeuta debe tener en cuenta estas emociones y ha de saber manejarlas de forma
que sirvan al beneficio terapéutico del paciente. Por ejemplo, si estamos ante una persona que
acude a la primera sesión con cierto recelo o desconfianza a abrirse ante un desconocido, se
deben emplear técnicas dirigidas a disminuir esa desconfianza y aumentar la sensación de
seguridad, tranquilidad y confianza.
Asimismo, el terapeuta debe utilizar sus habilidades de regulación emocional para gestionar sus
propias emociones. A lo largo del proceso terapéutico los pacientes pueden generar enfado,
frustración, impotencia, etc. El terapeuta debe identificar estas emociones, tomarlas en
consideración y analizar por qué están apareciendo. Puede que surjan como respuesta a un patrón
de comportamiento del paciente que suele generar esas emociones en otros. En ese caso,
debemos tomarlo como una fuente de información y valorar si es adecuado o no comunicárselo
al paciente. Es posible que sintamos impotencia y cansancio ante un avance lento del paciente.
Podemos valorar esta información como una señal de que el paciente suele generar esa respuesta
en los demás y necesitamos gestionar esa reacción para seguir confiando en él con paciencia y
tesón. De cualquier modo, estas emociones siempre deben ser gestionadas de forma que sigan
los objetivos terapéuticos y no interfieran en el curso de la terapia.
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En la tabla siguiente aparecen algunas estrategias de regulación interpersonal dirigidas a mejorar
o empeorar el afecto negativo del paciente.
El terapeuta debe tener el conocimiento y la habilidad para regular sus propias emociones en
terapia, reconocerlas y no dejar que se antepongan a los objetivos terapéuticos y al beneficio
del paciente.
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Proponer al paciente que hable de un tema que él elija, durante unos minutos, para explorar
si la escasez de respuestas se debe a la incomodidad de hablar de su problema o es atribuible
a otros temas.
Ante una persona con respuestas escuetas, usar preguntas abiertas que no puedan
responderse con un «sí» o una respuesta corta. Una pregunta podría ser: «¿En qué consiste tu
día a día?».
Cuando un paciente no realiza las tareas para casa que se han pedido en la
sesión anterior
Redactar las tareas para casa en un papel antes de finalizar la sesión para asegurarse de
que el paciente no olvida la información.
Explorar cuál es la razón por la que no se ha realizado la tarea: poca motivación, falta de
tiempo, falta de comprensión, complejidad de la tarea, conducta evitativa para no
enfrentarse al problema, sentimiento de que la tarea no le encaja…
Adaptar la tarea de forma que facilite su consecución. Por ejemplo, utilizando el teléfono
en vez de lápiz y papel, pensar en vez de escribir…
Revisar que las tareas que se solicitan son adecuadas, por el nivel de complejidad, para el
problema para el que se mandan y las características de la persona.
Tabla 5. Estrategias para trabajar la adherencia del tratamiento y la realización de tareas para casa.
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2.3.3. La primera entrevista
En una primera entrevista es útil reflexionar sobre todas aquellas estrategias que pueden ofrecer
seguridad y reducir la incertidumbre de los consultantes.
Si tenemos la oportunidad (en una clínica privada) de recoger datos a través de una llamada
telefónica previa a la consulta, podríamos aprovechar también para ofrecer información sobre
nuestro marco: cuántas sesiones realizamos, de qué duración, cada cuánto tiempo, si vamos a
necesitar hablar con otras personas significativas del entorno, cuánto son los honorarios… Todo
ello ayudará a ofrecer más seguridad a los clientes. En la primera consulta es necesario ofrecer
de nuevo algunas características del marco. Es importante también dejar clara la confidencialidad
a la que nos debemos y las excepciones a esta.
Debemos estar atentos a la comunicación (ser colaboradores a nivel verbal y no verbal, mantener
congruencia postural con los consultantes en la medida de lo posible) para empezar a generar
alianza terapéutica.
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• Enfermedades médicas, toma de algún tipo de medicación.
• Puntos fuertes de la persona. Sería útil explorar sus gustos, sus habilidades…
• Tratamientos anteriores e intentos de solución del problema. Tenemos que conocer si ya
ha hecho algo para solucionar el problema o si ha buscado ayuda profesional. Es adecuado
dedicar tiempo a ello, pues evitaremos proponer actuaciones en la misma línea. Asimismo,
ofrecerá información sobre el mantenimiento del problema y sobre qué cosas de
terapeutas previos pueden no haberle gustado.
• Demanda. Es necesario preguntar qué es lo que la persona quiere de nosotros cuando
acude a pedir ayuda. Como vimos en la unidad previa, para que la terapia sea eficaz uno
de los requisitos es que exista un acuerdo en los objetivos. Es preciso trabajar en la
demanda del consultante (no en lo que el terapeuta considera que debe ser) y, si no
podemos aceptarla, es necesario negociar una demanda que podamos asumir. Este
aspecto es fundamental, por lo que debemos dedicarle tiempo.
2.3.4. La supervisión
La psicoterapia es una habilidad que se puede aprender y entrenar con práctica y supervisión
clínica. Como se comentaba en apartados previos, la supervisión es una estrategia que permite
detectar errores en terapia. La supervisión es un elemento fundamental en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Asimismo, es un requisito para la capacitación como psicoterapeuta.
Las supervisiones pueden realizarse a través de un sistema de vídeo, o bien a través de las notas
o la información que el terapeuta puede ofrecer del caso. El supervisor realiza preguntas que le
ayudan a comprender el caso, así como la perspectiva del terapeuta principal. Puede ayudarle
proponiéndole preguntas, otras áreas que se han de indagar, sugiriendo relaciones entre las
dificultades y eventos vitales, explicaciones a estas, proponiendo tareas o un cambio en el estilo
(por ejemplo, actitud más o menos colaboradora, etc.).
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Resumen
Algunos de los motivos que llevan a las personas a abandonar la terapia están relacionados con
el terapeuta (por ejemplo, percepción de falta de empatía o de minimización de sus problemas)
y con cómo se ha establecido la relación terapéutica.
Hay métodos que ayudan a evaluar cómo está siendo el proceso para poder incluir modificaciones
y evitar fracasos en la terapia. Por ejemplo, puede ser necesario reevaluar la formulación del
caso, o bien el enfoque de tratamiento propuesto.
La relación terapéutica es un factor fundamental para predecir el éxito en terapia y debe cuidarse
a lo largo de todo el proceso. Se han revisado algunas de las estrategias que la favorecen (mostrar
aceptación, evitar los juicios, validar las emociones del paciente…).
Es necesario que las motivaciones del terapeuta sean funcionales, por lo que debe revisar las
motivaciones disfuncionales que pueda tener (manejo vicario, necesidad de amor, aflicción
emocional…).
Además, es preciso que desarrolle una serie de recursos o habilidades. Entre ellos se encuentran:
En la primera entrevista los terapeutas tienen que intentar ofrecer seguridad y reducir la
incertidumbre para comenzar a generar alianza terapéutica. Deben mostrarse colaboradores a
nivel verbal y no verbal. Entre las áreas que se han de explorar, algunas de las más importantes
son los motivos de queja (y las excepciones al motivo de queja o síntomas), la demanda, los
datos sociodemográficos del cliente y su familia, sus puntos fuertes, tratamientos anteriores o
intentos de solución al problema…
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Mapa de contenidos
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Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
Alcázar, R. (2007). Expectativas, percepción del paciente hacia su terapeuta y razones para
asistir a dos o más sesiones. Salud Mental, 30(5), 55-62.
Bowlby, J. (1989). Una base segura. Aplicaciones clínicas de una teoría del apego. Paidós.
Linehan, M. (1993). Skills Training Manual for Treating Borderline Personality Disorder. Guilford
Press.
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Vetere, A. y Dallos, R. (2012). Apego y terapia narrativa. Morata.
Otros recursos
Guerri, M. (26 de marzo de 2020). Las autorrevelaciones ¿qué son y para qué nos sirven?
PsicoActiva. https://www.psicoactiva.com/blog/las-auto-revelaciones-que-son-y-para-que-
nos-sirven/
System for Observing Family Therapy Alliances. (s. f.). [Web]. http://softa-soatif.com/es/
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