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Las siguientes son fases por las que atraviesa el proceso terapéutico:
Resistencia del paciente al cambio Una circunstancia que puede presentarse en el proceso terapéutico es la
resistencia del paciente al cambio. Ésta puede ser debida a varios factores:
temor a descubrir su intimidad, a lo que el terapeuta pueda llegar a pensar de
él; temor a asumir la responsabilidad de su propia vida o a las diferencias entre
los objetivos que establece el terapeuta y los que él realmente persigue. Por
ejemplo, el paciente puede pretender buscar a alguien en quien apoyarse o una
amistad. No siempre el origen de la resistencia al cambio se halla en el paciente;
en ciertos casos, radica en el terapeuta, por no haber definido un Rapport
adecuado o por no haber sabido detectar el problema más importante del
paciente. Si tenemos algún paciente que no cumple con las tareas
encomendadas o que cambia con frecuencia las sesiones, en las anteriores
causas puede estar el motivo de ello. En estas circunstancias, el terapeuta debe
estar alerta si detecta alguno de los indicios antes comentados, plantearlos al
paciente y, quizá, deberá trabajar las creencias irracionales que puedan estar
asociadas al cambio. Respetar el ritmo del paciente, intentando ajustar las
exigencias del tratamiento y las habilidades de que el paciente dispone y hacer
que éste maneje algún tipo de recompensa, pueden ser algunas estrategias
recomendables para superar la resistencia del paciente durante el proceso
terapéutico.
Éste es un hecho que se puede dar durante el proceso terapéutico, pero no
Pacientes que lloran durante la
sesión siempre las razones por las que llora el paciente son las mismas, por lo que el
terapeuta debe comportarse de distinta manera. Así, si el paciente llora porque
está intentando contar algo que le resulta muy doloroso, el terapeuta debe
adoptar una buena empatía, debería permanecer callado y en cuanto el paciente
se calme ayudarle a que se exprese en forma verbal. Otros pacientes, llegado
un momento de la sesión, permanecen en silencio para evitar llorar; en este
caso, puede ser apropiado que el terapeuta indique lo bueno que puede resultar
desahogarse. Algunos pacientes pueden utilizar el llanto de modo habitual; en
ese caso, el terapeuta debe intentar extinguir tal comportamiento.
Pacientes que reservan En este caso, puede ser aconsejable que el terapeuta le comente al paciente
información relevante para los
que en la próxima sesión tratarán esos temas. Una excepción a esta regla ocurre
últimos minutos de la sesión
cuando la información es vital y debe tratarse en ese momento; por ejemplo,
ideas de suicidio.
Cuando el paciente habla En este caso, el terapeuta debe limitar al paciente con la máxima cordialidad
demasiado posible y redirigir la entrevista hacia la información que resulta relevante para
el tratamiento o hacia aquellos temas que permitan llevar a cabo los objetivos
terapéuticos, dejándole claro la importancia de esto para su progreso.
Familiares o allegados que no En algún caso, nos podemos encontrar con problemas para conseguir la
colaboran colaboración de un familiar o allegado. Con algunos pacientes, puede ser
adecuado, o incluso necesario, conseguir la colaboración de algún miembro de
la familia, en especial cuando se trata de problemas infantiles o de adicciones.
En el caso de personas adultas, se requiere que el paciente dé permiso; por ello,
es necesario que el terapeuta explique lo conveniente de esta colaboración para
el progreso terapéutico y asegurarle la confidencialidad en aquellos temas que
el paciente no quiere que se le comenten al familiar. En algunos casos, a pesar
de esto, el paciente no quiere la colaboración de algún allegado porque, por
ejemplo, nadie sabe que acude al psicólogo; en ese caso el terapeuta debe
contemplar la posibilidad de buscar otras alternativas. En otros casos, son los
propios allegados los que no quieren colaborar; si ello ocurre, podemos intentar
empezar solicitando su colaboración para contrastar la información del paciente
o ampliar datos y poco a poco ir involucrándolos más en el tratamiento.
Los contactos entre sesión
(petición de ayuda, llamadas
Con algunos pacientes, puede ser adecuado ofrecerles la posibilidad de llamadas
telefónicas).
de control, tanto una vez finalizado el tratamiento, como a lo largo de éste. Hay
algunos pacientes que toman por costumbre hacer llamadas de petición de ayuda
entre sesiones. En estos casos, se debe definir si la petición de ayuda es por una
necesidad real o si es un intento de manipulación y control por parte del
paciente hacia el terapeuta. Cuando esto ocurre, se debe analizar
detenidamente el tipo de ayuda que solicitan y, en función del número de
llamadas, extinguir esta conducta o mantenerla a una tasa baja. Otros, llaman
porque quieren adelantar la siguiente sesión. En ese caso, se debe analizar la
gravedad del problema y decidir si precisan o no sesiones adicionales. En la
mayoría de los casos no es necesario; más bien, la ansiedad del paciente por
mejorar o solucionar su problema le impide entender que un tratamiento
psicológico se orienta a adquirir nuevas habilidades que llevan tiempo y que no
es posible conseguirlo en una o dos semanas.