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ENSAYO

EL TERAPEUTA NO NACE,
SE HACE.

Valeria Isabel De la Cruz Meléndez


23268

Maestría en Terapia Familiar y de Pareja


Tercer cuatrimestre

Materia: Entrevista y Evaluación de la Familia


Docente: Dr. Fernando Canive Maynez

Noviembre de 2019 Torreón, Coahuila


El terapeuta no nace, se hace.

El artículo hace mención de los diferentes factores que determinan el


éxito o el fracaso de un proceso terapéutico, además de otorgarles un
porcentaje dentro de la varianza. Dichos factores y porcentajes son
asignados de la siguiente manera:

 Los factores del cliente o factores extra terapéuticos. 40%


 Factores de la relación con el terapeuta. 30%
 Placebo, esperanza y expectación. 15%
 Factores del modelo o técnica. 15%

Considero que, efectivamente, los aspectos relacionados con el cliente


son los más determinantes ya que, habiendo tenido experiencia tanto
como terapeuta como paciente, me ha tocado ver el proceso desde
ambas perspectivas. Como paciente es necesario tener diferentes
características como la capacidad de introspección, la apertura a las
intervenciones del terapeuta, la voluntad de cambiar, entre muchos
otros. Ya que, si no se cuenta con ellos, por más acertadas que sean
las intervenciones del terapeuta, el cliente no logrará evolucionar
porque se limitará a ir a descargar su tensión durante las sesiones y
no hará cambios significativos en su vida cotidiana, e incluso habrá
quienes abandonen la terapia por no contar con estas características.

Debido a esto, creo que es necesario explicar a los clientes el rol que
tienen dentro del proceso terapéutico, ya que como se menciona en el
texto muchas personas aún tienen la creencia de que el terapeuta es
el “experto” que va a solucionar sus problemas. Y si al inicio del
proceso se le explicara lo que se espera de él, creo que entonces se
establecería un compromiso de su parte para poder tener una terapia
más eficaz.

En el artículo también se menciona que las características del


terapeuta no son tan importantes, que no hay diferencias significativas
entre un terapeuta experimentado y uno novato, y que algunos errores
del terapeuta pueden ser pasados por alto por los clientes. Sin
embargo, yo considero que esto podría mal interpretarse y entenderse
como que cualquiera puede ser terapeuta. Creo que un terapeuta
debe tener ciertas características personales y un entrenamiento
adecuado para poder desempeñarse eficazmente en el proceso
terapéutico; también creo que la experiencia facilita el análisis y hace
que las intervenciones sean más pertinentes, y que por lo tanto
aumenta la eficacia de la terapia, aunque esto no significa que un
terapeuta novato no pueda ser eficaz. Además, si bien hay errores que
pueden pasarse por alto, existen otros que pueden ser muy
perjudiciales para los clientes. Creo que la salud mental es un
elemento muy frágil pero muy valioso y como tal no cualquiera debe
manejarlo.

En cuanto a la relación terapéutica, siempre he pensado que como


terapeutas debemos tener mucho cuidado en este aspecto. Los
clientes asisten con nosotros para intentar resolver sus problemas, no
para ser juzgados o criticados por su estilo de vida o su forma de
pensar. Desgraciadamente, he sabido de muchas personas que han
asistido a terapia y se han sentido de esta forma, y que es
precisamente este tipo de experiencias lo que les desmotiva a seguir
en el proceso y les hace reforzar el concepto erróneo del terapeuta
como “experto”.

El placebo y la esperanza que tiene el cliente sobre el proceso de igual


forma me parece importante, y creo que nosotros como terapeutas
también debemos fomentarlo en los pacientes, sobre todo al inicio del
proceso; aunque obviamente debemos hacerlo de forma realista y no
aprovechándonos de la vulnerabilidad de las personas.

Por otro lado, me pareció interesante saber que se han hecho estudios
para comprobar cuál de todos los métodos o modelos terapéuticos es
más eficaz, y darse cuenta de que las diferencias no son tan
significativas. Esto me hace reflexionar sobre los consejos que los
docentes me dieron a lo largo de la carrera respecto a tener un
enfoque holístico, es decir, que como terapeuta debo tener amplios
conocimientos de los diferentes modelos y no enfocarme únicamente
en uno, ya que cada cliente tendrá necesidades diferentes y yo deberé
adaptarme a ellos desde el lenguaje y el tono de voz hasta las tareas y
las técnicas que aplique. Sin embargo, también debo ser muy
consciente de mis fortalezas y debilidades como terapeuta para poder
darme cuenta de cuáles problemáticas o cuáles enfoques no soy
capaz de manejar, y entonces canalizar.

De igual forma, me pareció interesante saber cuáles son los aspectos


de una psicoterapia más valorados por los clientes, los cuales son: la
conciencia incrementada, el aprender soluciones de problemas,
sentirse reconfortado y el contacto personal. Creo que sería útil
considerarlos siempre en nuestra práctica, respetando también los
objetivos que tienen ellos respecto a su propio proceso.
Finalmente, creo que fue muy acertado su comentario en las
conclusiones respecto a que el terapeuta debe estar constantemente
autoevaluándose, tanto de forma personal como profesional, y
actualizándose respecto a las diferentes técnicas y teorías. Y que no
debemos perder nunca nuestra motivación por querer implicarnos en
el bienestar psíquico de las personas, de lo contrario creo que
estaríamos simplemente lucrando con la salud mental.

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