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HISTORIA DE LA PSICOLOGIA –

INTRODUCCIÓN

Si analizamos la raíz etimológica de la palabra Psicología descubrimos que


tiene su origen en los vocablos griegos ψυχή (psijé), cuyo significado es “alma”,
y λόγος (lógos), cuyo significado es “palabra”, aunque usualmente se traduce
como “estudio” o “tratado”; de este modo deducimos que la expresión
Psicología se traduce como el estudio del alma.

Esta delimitación primaria del objeto de estudio de la Psicología nos sirve


para rastrear el origen de la noción misma de alma que surge de experiencias
vitales fundamentales (como la vida y la muerte) y de las creencias religiosas
de las que esas experiencias vienen necesariamente acompañadas. Esta
primera aproximación nos permite apreciar que la noción de alma se origina en
un discurso religioso mucho antes de que se establezca la exigencia de la
racionalidad filosófica para la comprensión de la realidad. De allí se deduce que
la Filosofía va a incorporar a sus reflexiones metafísicas una concepción
religiosa del alma (Platón) y sólo posteriormente se va a desarrollar una noción
más filosófica en tanto principio vital (Aristóteles).

Se dice que la Psicología primero se desarrolla al interior del discurso


filosófico y solo posteriormente se independiza incorporándose en la
discursividad científica. Lo que queremos agregar a esta idea comúnmente
aceptada es que en realidad el conocimiento psicológico hunde sus raíces en la
concepción religiosa primitiva de la existencia, mucho antes que el desarrollo
de la racionalidad filosófica, pudiéndola apreciar en las narrativas de la
mitología. De hecho, los mitos son relatos religiosos que no tienen por objeto
ofrecer un conocimiento racional de la realidad sino más bien dotarla de un
sentido; por ello, decir que un mito es un relato ficticio es en realidad un error
de concepto, porque lo correcto sería afirmar que los mitos son relatos
simbólicos.

En este tránsito que la noción de alma va a realizar desde el discurso


religioso, pasando por el discurso filosófico, hasta desembocar en el discurso
científico podemos señalar ciertos temas que van a permanecer siempre
vigentes aunque sean modificados de algún modo. No creo que sea muy
acertado plantear una estricta ruptura entre el discurso religioso, el discurso
filosófico y el discurso científico ya que cada nuevo discurso, por más
independentista que se proponga siempre va a ser heredero de cuestiones que
pertenecen al discurso que le dio origen. Por otra parte, la Filosofía no viene a
superar a la Religión ni la Ciencia a la Filosofía, sino vienen a entramarse en el
intento por dar cuenta de lo real. Como vamos a ver, la filosofía y la ciencia,
cada una a su modo, van a arrastrar, por ejemplo, el dualismo alma-cuerpo
originado en las creencias religiosas. Y en la Psicología, en particular, este
dualismo va a tener su mayor expresión como es de sospechar.

Lectura complementaria:
Leahey, T. H. (1999) Historia de la Psicología. Principales Corrientes en el
pensamiento Psicológico (Introducción). México: Prentice Hall.

Origen de la noción de alma: animismo y dualismo.


La idea de alma nació, sin duda, de experiencias fundamentales:
nacimiento y muerte, sueño y ensueños, etc., inherentes a una primera y
oscura toma de consciencia del hombre y de su realidad en el mundo. Estas
experiencias de la vida cotidiana van a generar la idea del alma como una
realidad individual independiente del cuerpo o como doble etéreo del cuerpo. A
partir de estas vivencias se van a generar diversas ideas respecto de la
realidad del alma:

1. Un alma-vida, que abandona el cuerpo durante el sueño, deambula y


encuentra entonces otras almas; que busca después de la muerte otro cuerpo
y puede engendrar enfermedades (correspondiendo entonces al brujo
expulsarla y mantenerla en el reino de los muertos).
2. Un alma-sombra, que sigue al cuerpo en estado de vigilia (para no perderla,
los habitantes del África occidental se abstienen de exponerse al sol del
mediodía).
3. Un Alma-reflejo, que aparece en las aguas o en los objetos brillantes
(espejos). En la actualidad existen tradiciones que sostienen la creencia que
sacarles una foto implica adquirir el dominio del alma de la persona o
robársela.
4. Otra clase de alma es aquella que el individuo tiene en común con un animal,
que supone una comunidad de destino e incluso de algunas propiedades
físicas y morales.

Estas experiencia fundamentales que dan origen a la noción de alma se


encuentran entrelazadas con creencias religiosas que van a intentar explicar
sobre todo la experiencia de la muerte. Si el alma es lo que da la vida al cuerpo
y en la muerte el alma abandona el cuerpo ¿Cuál es el destino del alma? Su
persistencia en el mundo de los espíritus, la transmigración o reencarnación del
alma, almas en pena o retorno del alma a la esfera de lo divino, son diferentes
formas en que el pensamiento religioso va a introducir la idea del dualismo
alma-cuerpo.

En el pensamiento primitivo, el alma aparece en correlación mágico-


religiosa con las fuerzas de la vida, y se le atribuye tanto al animal como al
hombre por estar dotados de vida, pero también se les atribuirá un alma o un
espíritu a los fenómenos de la naturaleza. Es decir, eso que se supone en el
interior de los seres vivos también va a ser atribuido a diferentes realidades
naturales. A esta proyección de características vitales, espirituales y humanas
sobre las entidades materiales es lo que se conoce
como animismo o pensamiento animista. Pero también podemos entender
por animismo esa creencia en el alma como una realidad diferente y separada
del cuerpo así como también a la creencia en una realidad o mundo de los
espíritus.

En síntesis, más allá que afirmemos que la Psicología tiene sus orígenes
en la Filosofía, debemos reconocer que la noción de Alma (si entendemos a la
Psicología como el estudio del alma) tiene sus orígenes mucho antes del
desarrollo del pensamiento filosófico: se gesta en el pensamiento religioso. La
Filosofía va a incorporar la noción religiosa del alma a sus propias reflexiones,
al igual que el dualismo alma-cuerpo y, sobre todo este último va a permanecer
de algún modo en la Psicología científica moderna.

Resumen realizado en base al texto: Mueller, F. L. (1976) Historia de la


Psicología. (Cap. I, Título 1, pp. 15-17). México: Fondo de Cultura Económica.

El problema del conocimiento: la controversia entre


Heráclito y Parménides.
El problema del conocimiento: la controversia entre Heráclito y
Parménides.

Antes del surgimiento del pensamiento filosófico, lo que orientaba la vida de


las personas eran los Mitos, narraciones populares y religiosas que tenían por
finalidad aportar un sentido a la experiencia humana (no tenían una finalidad de
conocimiento). Los Mitos responden a tres interrogantes fundamentales de la
existencia:

a) La pregunta por los orígenes: ¿De dónde venimos?

b) La pregunta por la identidad: ¿Quiénes somos?

c) La pregunta por el destino: ¿A dónde vamos?

Estos tres interrogantes son fundamentales para sostener la existencia


humana, por ello los Mitos contienen una sabiduría ancestral sobre la
psicología humana y sus conflictos. Se encuentran escritos en un lenguaje
simbólico (analogías, metáforas, figuraciones, etc.) por lo que no pueden leerse
de manera literal. Es esa tendencia de la racionalidad moderna a la literalidad
(Positivismo) la que ha reducido la noción de Mito a la idea de "mentira". Y ese
mismo racionalismo positivista a conducido a la Psicología moderna a
quedarse en la literalidad del comportamiento humano sin comprender sus
determinantes más profundos. Por esta razón, vamos a centrarnos en el
lenguaje simbólico de los Mitos cuando realicemos el Trabajo Práctico para
desarrollar la capacidad de ver más allá de las apariencias, capacidad sin la
cual no se puede hacer verdadera Psicología.

Con el surgimiento del pensamiento filosófico, se va a pasar del "Mito"


(organizador simbólico de la experiencia humana) al "Logos" (búsqueda de
principios racionales para comprender la realidad). La utilización del
pensamiento racional para el conocimiento de la realidad se va a definir como
"episteme" (conocimiento racional propio de los filósofos) y se va a diferenciar
de la "doxa" que es la "opinión", el conocimiento más ligado al propio punto de
vista y a las creencias del sentido común (conocimiento más ligado a la
experiencia cotidiana propio de la gente común). La Filosofía se organiza en
base a tres problemas fundamentales:

a) El problema del Ser: ¿Qué es el ser? (Ontología o Metafísica).

b) El Problema del Conocimiento: ¿Cómo es posible el conocimiento?


(Gnoseología o Epistemología).

c) El Problema del Obrar: ¿De qué manera actuar? (Moral o Ética).

La controversia entre Heráclito y Parménides constituye el pilar fundamental


a partir del cual se desarrolla la Filosofía. Ambos plantean posturas opuestas
respecto de lo que es el "ser" y las posibilidades del "conocimiento del ser".
Heráclito se va a centrar en el problema del movimiento o carácter cambiante y
dinámico de lo real, del devenir temporal de la realidad física. Parménides, en
cambio, va a pensar el "ser" desde un punto de vista más metafísico (más allá
de la experiencia del movimiento o cambio de la experiencia sensible). Esta
diferencia en en la concepción del "ser" trae aparejada una diferente
concepción de lo que es el "conocimiento".

Heráclito va a tener una intuición fundamental: lo que nuestros sentidos nos


informan de la realidad es su permanente movimiento o mutación (cambio) y
diversidad (multiplicidad). Para Heráclito el "Ser" está en permanente cambio y
se manifiesta en una diversidad o multiplicidad de formas. Es conocida la
metáfora atribuida a Heráclito para expresar esta condición del Ser: “No
podemos bañarnos dos veces en el mismo río”. Tendremos que esperar a
Aristóteles para que los sentidos y la experiencia puedan ser planteados como
fuente del conocimiento, pero Heráclito introduce el problema fundamental de
habilitar esta posibilidad: el movimiento, el cambio permanente del Ser. Si el
ser es cambio, si nada en la realidad permanece ¿es posible el conocimiento
de la "esencia" del Ser? De esta manera, introduce el problema sobre la
posibilidad del conocimiento (planteo Epistemológico) a partir de una definición
de lo que es el Ser (planteo Ontológico).

Parménides se va a oponer a Heráclito porque necesita sostener la


posibilidad del conocimiento de la esencia del Ser y va a postular, contra toda
evidencia, que el Ser es uno e inmutable. La postura de Heráclito se sostiene
de una evidencia, mientras que la postura de Parménides se sostiene de un
postulado: hay que suponer que el ser es uno e inmutable para poder afirmar
que existe algo que permanece más allá del cambio y que, por lo tanto, puede
ser conocido en su esencia. Esta controversia entre la postura de Heráclito y
Parménides debe ser considerada como el origen de la filosofía misma y de los
intentos por resolver el problema del conocimiento.

El Problema de la subjetividad: el relativismo de


Protágoras y Gorgias (los sofistas).
El problema del ser (controversia entre Heráclito y Parménides) que
directamente convoca el problema del conocimiento, también va a ser
planteado por un grupo de filósofos que son conocidos como los "sofistas".
Estos filósofos, en los orígenes de la filosofía, van a poner en juego un dato
antropológico fundamental que es la subjetividad de cada individuo, su
manera singular de percibirse a sí mismo, de percibir a los demás y de percibir
la realidad. A los fines de nuestros intereses, podríamos considerarlos como los
primeros que ponen en evidencia cuestiones relativas a la psicología humana
y, sobre todo, cuestiones relativas al uso del lenguaje en la comunicación de la
experiencia subjetiva.

1. El relativismo de Protágoras.

La máxima que nos permite ubicar el pensamiento de Protágoras es la


siguiente:

“El hombre es la medida de todas las cosas,

de la existencia de las que existen y de la no existencia de las que no


existen.”

(Traducción posible: "Todo depende del punto de vista con que se lo mire")

Con esta frase, Protágoras quería demostrar no solamente que los


individuos, aun colocados de la misma manera frente a un objeto, lo perciben
diferentemente en razón de su estructura mental particular, sino que el mismo
individuo, colocado ante un objeto que ha percibido anteriormente,
experimentará otra impresión diferente porque él mismo, con el paso del
tiempo, ha cambiado. Por esta razón, Protágoras afirma que el conocimiento
del ser es imposible.

Para Protágoras, la "verdad" no es algo que se da por la percepción objetiva


de la realidad, sino que depende de la experiencia subjetiva que cada individuo
tiene de su singular relación con lo real. La "verdad" sería aquello que cada
individuo construye a partir de su propia experiencia y de su propio punto de
vista. Entonces, un argumento no es verdadero porque logre reflejar más
claramente lo real, sino que el argumento verdadero será aquél que logre
imponerse ante otro argumento por medio de la retórica (arte de convencer al
otro).

La posición filosófica de Protágoras introduce el "relativismo" (todo es


relativo), no solo en el conocimiento de la realidad, sino también en el ámbito
de las discusiones éticas, ya que no habría ninguna posibilidad de establecer
un principio objetivo, universal y verdadero que sea válido para orientar el
comportamiento moral de todas las personas, sino que cada quién se
manejaría con sus propios principios y sus propios valores.

El relativismo de Protágoras tiene graves consecuencias en el ámbito


político, es decir, en la vida en sociedad, en la convivencia entre las personas y
en la posibilidad de establecer un orden en la vida social a partir de las
diferentes formas de gobierno.

2. Gorgias y el lenguaje.
La máxima que nos permite ubicar el pensamiento de Gorgias es la
siguiente:

“El ser no existe; aun si hubiese ser sería incognoscible;

y aun si hubiese ser y fuese cognoscible, sería incomunicable a otro.”

Su coincidencia con el pensamiento de Protágoras se da a partir de la idea


de que el conocimiento es el producto de dos elementos que se mezclan: uno
proveniente de la realidad exterior y el otro de la experiencia subjetiva del
individuo mismo. El sujeto individual, cuando conoce, no está en las mismas
condiciones subjetivas que aquel al que se dirige en el intento de comunicarle
su experiencia, lo que quiere trasmitir encierra una experiencia particular y
subjetiva, la cual es imposible de hacérsela conocer a un otro de manera
directa; el interlocutor no puede más que inferir la experiencia subjetiva del otro
a partir de analogías e interpretaciones que establece a partir de su propia
experiencia.

Gorgias pone en tela de juicio la función comunicativa del lenguaje,


considera que es imposible establecer un acuerdo semántico (de significado)
en el uso de las palabras que intentan establecer un nexo entre las
percepciones del autor del discurso y las interpretaciones que los interlocutores
realizan de ese mismo discurso. El lenguaje no puede simbolizar más que con
signos arbitrarios las cosas que pretende expresar (nominalismo radical),
hecho por el cual se establece entre las personas los malos entendidos y la
imposibilidad de establecer acuerdos en el uso y en el significado de las
palabras. Tanto el alma (la subjetividad de cada individuo) como las cosas de la
realidad serían incognoscibles en sí mismas (en su propia esencia), solo
reductibles a las arbitrariedades de los usos del lenguaje.

Tanto Protágoras como Gorgias ponen en jaque la posibilidad del desarrollo


de la Filosofía como un discurso racional que permita tomar como objeto de
reflexión y conocimiento a la realidad misma, más allá de las propias
arbitrariedades del pensamiento subjetivo de cada individuo; y, mucho menos,
que ese discurso racional pudiera transmitirse a partir de un acuerdo
intersubjetivo en una comunidad de pensamiento.

Más allá del problema que va a significar históricamente este relativismo


para el desarrollo de la Filosofía, lo que Protágoras y Górgias ponen de
manifiesto, tiene una relevancia fundamental para lo que a nosotros nos
interesa respecto de cómo se van a ir puntualizando históricamente los
problemas que, con el correr de los tiempos, van a constitutir el foco de interés
de la Psicología.

Bibliografía de referencia: Mueller, F. L. (1976) Historia de la Psicología. (Cap.


IV, pp. 48-52). México: Fondo de Cultura Económica.
El problema de la Ética: Sócrates.
Una posición contraria a la de los Sofistas va a ser la de Sócrates, quien se
opone al relativismo de Protágoras y Gorgias, sobre todo por las consecuencia
que ese mismo relativismo va a tener en el ámbito de la Ética. En su
pensamiento es central el postulado según el cual por medio de la definición
conceptual se pueden establecer los "universales", es decir, ideas que sean
válidas para todas las personas, más allá de sus propios puntos de vista.
Sócrates considera que estas ideas son verdades "eternas" o "necesarias",
es decir que no cambian con el paso del tiempo. Para Sócrates estas ideas,
que expresan la esencia y la naturaleza ética del ser humano, se encuentran
inscriptas en el interior del Alma. Sócrates necesita establecer una referencia
inmutable para sostener la posibilidad del conocimiento y su comunicación por
medio del lenguaje, y ese referente lo encuentra en el Alma Humana. En este
sentido tenemos que interpretar la máxima socrática:

"Conócete a ti mismo"

Para que la razón pueda llegar a descubrir la verdad por medio del
conocimiento y para que ese conocimiento sirva para orientar la acción moral
del ser humano, Sócrates propone el método de la Mayéutica. Maya, significa
"partera", con lo cual la metáfora en juego es que el maestro debe proceder de
manera tal que pueda ayudar a sus discípulos a "parir" el conocimiento
verdadero por medio de un diálogo que procede por preguntas y respuestas
(dialéctica socrática). Pero, para alcanzar la verdad, se necesita tener primero
una actitud fundamental: el reconocimiento de la propia ignorancia.
Sócrates utiliza la Ironía para mostrar a su interlocutor la "ignorancia" que se
encuentra solapada detrás de su "supuesto saber". En este sentido tenemos
que interpretar la expresión socrática:

"Sólo sé que no sé nada"

La práctica de la Virtud va a ser fundamental en la enseñanza de Sócrates,


sobre todo la virtud de la Justicia ya que ésta es el fundamento de la vida
social democrática. En última instancia, es una necesidad política la que motiva
a Sócrates a afirmar la capacidad de la razón para conocer los principios
éticos universales que deben regir el obrar moral de los individuos.

A los fines de nuestros intereses (los cuales se centran en pesquisar


aspectos psicológicos que se desarrollan al interior del pensamiento filosófico y
sus problemas) es de destacar la idea socrática del verdadero conocimiento de
sí mismo. La dialéctica socrática (el diálogo a partir de preguntas y respuestas
que constituyen el método de la Mayéutica) nos muestra que el conocimiento
que creemos tener de nosotros mismos es en realidad una ilusión, una
impostura que adoptamos ante los demás para sostener una imagen falsa de lo
que en realidad somos. Lo que Sócrates demuestra es que ese "supuesto
saber" es en realidad "ignorancia" y "desconocimiento." El verdadero
conocimiento de sí mismo supone primero atravesar por la experiencia, no sin
sufrimiento, de nuestro propio engaño.
También en términos pedagógicos, este "falso saber" que Sócrates delata,
tiene todas sus consecuencias en la comprensión del proceso de enseñanza y
de aprendizaje. Los conocimientos previos que poseemos sobre un
determinado tema, amén de que puedan servir como base para la adquisición
de nuevos conocimientos, la mayoría de las veces constituyen un obstáculo
para el aprendizaje. De allí que sea una tarea pedagógica y didáctica esencial
poder cuestionarlos primero, para facilitar después una adecuada comprensión
de los contenidos de la enseñanza.

Por otra parte, la exigencia socrática de definir los términos del lenguaje que
utilizamos para expresar un concepto claro de aquella idea que intentamos
transmitir a los demás, es un elemento fundamental para el desarrollo del
discurso filosófico e, incluso, para el desarrollo posterior del discurso científico.
Sin el recurso a la Definición de Conceptos, es imposible establecer los
acuerdos lingüísticos necesarios para evitar los equívocos y los malentendidos
propios del lenguaje cuando intentamos comunicarnos en relación a un objeto
específico de conocimiento.

Bibliografía de referencia: Mueller, F. L. (1976) Historia de la Psicología. (Cap.


IV, pp. 52-54). México: Fondo de Cultura Económica.

La Psicología de Platón.
Platón, discipulo de Sócrates, va ser quien sistematizará en términos
metafísicos (y pondrá por escrito) la doctrina de su maestro. El conocimiento
que tenemos de Sócrates es gracias a las obras de Platón ya que no existen
obras escritas por Sócrates.

Es característica fundamental del pensamiento de Platón distinguir dos


tipos de mundos: el "mundo de las ideas" y el "mundo físico", en esta
distinción radica su metafísica ("meta", lo que está más allá). En ese mundo
suprasensible e inmaterial se encuentran las "ideas universales", eternas,
inmutables y necesarias a las que se refería su maestro Sócrates. En ese
mundo metafísico se encuentran todas las ideas esenciales y las verdades de
todas las cosas bajo la forma de la "unidad": la idea de "Bien" como único
concepto sobre lo que es bueno, la idea de "Hombre" como concepto unificado
de la esencia y la naturaleza humanas, la idea de "Justicia" como concepto
esencial de lo que es justo, etc. Para Platón, este mundo ideal es el único
mundo "real", "existente", al que atribuye la noción de "ser". el Alma Humana
Universal como única idea de la esencia y la naturaleza del ser humano
"existe" en contacto con todas las ideas que expresan la esencia de todas las
cosas.

En el mundo sensible, material, físico se encuentran la multiplicidad de


todas las cosas y de todos los cuerpos, sujetos a la mutación (cambio y
movimiento). Estas cosas no poseen la condición de "ser" sino que son copias
o reflejos (ilusiones) de las "ideas" que se encuentran en el mundo
suprasensible. Lo que es "uno" en el mundo de las ideas se vuelve "múltiple"
en el mundo físico y ésta va a ser la condición del alma humana en los cuerpos
de los diferentes individuos. Según platón "El cuerpo es la cárcel del
Alma", tiene una concepción dualista donde el cuerpo y el alma son dos
realidades diferentes: el "alma" es eterna e inmortal, originariamente existente
en el mundo de las ideas y es lo que define la esencia humana: "Somos el
Alma". El "cuerpo" es temporal y mortal, inclinado a sumergirse en los placeres
del mundo sensible y aquello de lo que el alma está destinada a liberarse.

El conocimiento, para Platón, no se da por medio de los sentidos del cuerpo


porque con ellos solo captamos las apariencias del ser. El verdadero
conocimiento se da por medio de la "Reminiscencia", es decir, el recuerdo de
las Ideas con las que el alma originariamente estaba en contacto pero que ha
"olvidado" por quedar atrapada en un cuerpo. Pero para ello, el alma debe
librarse de las cadenas del cuerpo que son los sentidos y la vida inclinada a los
placeres mundanos. Esta liberación se produce por medio de la práctica de las
virtudes. Por medio de la práctica de una vida "buena" los "justos" merecerán el
retorno al mundo de las ideas como premio después de la muerte; pero los
"injustos" tendrán como castigo habitar otro cuerpo después de la muerte. A
esta doctrina se la conoce como Transmigración (reencarnación) de las
almas.

La concepción platónica del ser humano es la de una dualidad conflictiva


entre las aspiraciones de la razón y las tendencias irrefrenables de las
pasiones (irascibles y concupiscibles). Tal vez sea éste el aspecto que nos
interesa remarcar desde el punto de vista psicológico, esta disociación entre lo
mental y lo pasional, junto a esta concepción devaluada del cuerpo frente a las
aspiraciones del alma. A partir de sus postulados metafísicos de un real
verdadero que se diferencia de una realidad ilusoria, lo que nos interesa es su
descripción de la naturaleza conflictiva del ser humano y la tendencia a la
disociación de los diferentes aspectos que lo constituyen. También es un
aspecto interesante, desde un punto de vista psicológico, su referencia al
conocimiento por medio de la "reminiscencia" (recuerdo) y al "olvido" como
elemento fundante de este tipo de conocimiento.

Bibliografía de referencia: Mueller, F. L. (1976) Historia de la Psicología. (Cap.


V, pp. 55-62). México: Fondo de Cultura Económica.

La Psicología de la Imaginación en Aristóteles.


Aristóteles, discípulo de Platón, con su teoría
del Hilemorfismo (hile=materia; morfe=forma) va a dar un paso importante en
la Filosofía al resolver el dualismo alma-cuerpo. Aristóteles afirma que el alma
es la forma vital (principio vital) que informa y organiza la materia (principio
material) dando como resultado una única sustancia: el cuerpo como un
organismo viviente con funciones específicas. El De Anima (Sobre el Alma)
de Aristóteles, puede ser considerado en este sentido como el primer Tratado
de Biología en la historia. Describe tres tipos de Alma:

a) El Alma Vegetativa: propia del reino vegetal, cuyas funciones son las
relativas a las condiciones fundamentales de la vida (nacimiento, crecimiento,
reproducción y muerte).
b) El Alma Sensitiva: propia del reino animal, cuyas funciones son las
relativas al conocimiento sensible, la reacción motriz y el movimiento local.
Asume en sí misma las funciones del Alma Vegetativa.

c) El Alma Racional: propia de los seres humanos, cuyas funciones son


relativas al conocimiento racional, a la voluntad y al libre arbitrio.Asume en sí
misma las funciones del Alma Sensitiva y del Alma Vegetativa.

En relación al Problema del Conocimiento sostiene que se conoce por


medio de los sentidos y que es la Razón la que por "abstacción" intelectual
capta, en el mundo físico, la "esencia universal" de las cosas. Aristóteles es el
primer empirista de la historia, funda el Empirismo como corriente filosófica
que sostiene que el conocimiento se obtiene por medio de la experiencia
sensible y de la observación del mundo físico. En este proceso de "abstracción"
intelectual, la imaginación cumple un papel mediador fundamental.

Teniendo en cuenta este papel mediador que Aristóteles le va a dar a la


Imaginación (o Fantasía) en el proceso del conocimiento racional (y de la
acción volitiva resultante) es que podemos considerar al De Ánima como
el Primer Tratado de Psicología en la historia. Veamos el papel funcional
que Aristóteles le da a la Imaginación como mediadora del conocimiento, del
deseo y de la acción:

“En vez de sensaciones, el alma discursiva utiliza fantasmas [imágenes]. Y


cuando afirma o niega (de lo fantaseado [o imaginado]) que es bueno o malo,
huye de ello o lo persigue. He ahí cómo el alma jamás intelige sin el concurso
del fantasma [de la imagen] (...)
“La facultad intelectiva intelige, por tanto, las formas en los fantasmas [las
imágenes]. Y así como en las sensaciones le aparece delimitado lo que ha de
ser perseguido o evitado, también se pone en movimiento cuando, al margen
de la sensación, se vuelve a los fantasmas [las imágenes] (...) Otras veces
calcula y delibera comparando el futuro con el presente, como si estuviera
viéndolo con ayuda de los fantasmas [las imágenes] o conceptos que están en
el alma. Y cuando declara que allí está lo placentero o doloroso, al punto lo
busca o huye de ello: siempre es así tratándose de la acción.” (Aristóteles. De
Anima. L III, c. 7, 431 a, 14-16; 431 b, 2-10.).

Ya sea que se trate del conocimiento, del deseo o de la acción, el alma no


opera sin el concurso de la imagen (o fantasma) producida por la Imaginación
(o Fantasía). Todas las funciones psicológicas necesitan de la mediación
organizadora de la imagen o fantasma (en tanto representación mental o
psíquica) para definir sus operaciones. Aristóteles define a la Imaginación de
dos maneras:

a) Como la capacidad de representar un objeto en su ausencia.

b) Como un tipo particular de pensamiento que, en lugar de usar


conceptos, utiliza imágenes.
Las operaciones mentales que requieren de la función mediadora de la
imagen son:

1. Cuando el objeto se encuentra presente a los sentidos:

a) La Percepción: para captar e identificar tanto la forma como la existencia


de un objeto, se necesita de una imagen que lo haga presente en la mente
como representación mental (psiquica) del objeto. De ello también depende el
sentimiento de realidad, tal y como se manifiesta en los sueños donde la sola
representación mental alucinatoria (imaginada) genera la vivencia de realidad
que sólo se suspende con el despertar.

b) El Juicio de Atribución: para discernir si un objeto es conveniente o


inconveniente para la preservación de la propia integridad, se necesita de la
representación mental (imagen) en base a cuya significación psíquica se
realiza el juicio de valoración que determina la conducta correspondiente
(acercamiento o fuga). La significatividad psicológica no depende solamente de
las características del objeto percibido actualmente sino de las experiencias
vivenciadas anteriormente con el mismo objeto, o con otros que se encuentren,
sustancial o accidentalmente, asociados a él.

2. Cuando el objeto se encuentra ausente a los sentidos:

a) Deseo: para que el deseo se movilice en la búsqueda de un objeto que


actualmente no posee, se necesita de la función anticipatoria de la
imaginación o fantasía que representa el objeto buscado antes de conseguirlo
para saber hacia dónde orientarse en su búsqueda.

b) Reminiscencia: para recordar un objeto anteriormente percibido (ahora


ausente) se necesita de una búsqueda asociativa de las representaciones
(imágenes) conservadas en la memoria hasta dar con la representación
buscada.

Sintetizando la Teoría de la Imaginación de Aristóteles: El alma no opera


directamente con las sensaciones reales de los objetos presentes a los
sentidos, sino con las imágenes (representaciones) que los hacen existir en la
mente y le otorgan una realidad estrictamente mental (psicológica). Y es en
relación al contenido y a las asociaciones espontáneamente evocadas por esas
imágenes (o fantasmas) que el sujeto valora si lo representado mentalmente es
conveniente (placentero) o inconveniente (displacentero), actuando en
consecuencia por medio del acercamiento y la búsqueda del objeto o por la
evitación y la fuga del mismo. Ya sea que se trate del conocimiento, del deseo
o de la acción el alma opera siempre sobre las representaciones mentales
(imágenes o fantasmas) producidas por la imaginación (o fantasía).

La Teoría de la imaginación de Aristóteles es un antecedente fundamental


para la comprensión de las operaciones mentales. Es el primero en plantear la
existencia de un "pensamiento asociativo en imágenes", misma idea que
será retomada, siglos después, por Sigmun Freud en "La Interpretación de los
Sueños" para dar cuenta de los mecanismos psíquicos inconcientes.
Bibliografía de Referencia.

Mueller, F. L. (1976) Historia de la Psicología. (Cap. V, pp. 63-77). México:


Fondo de Cultura Económica.

Paul, J. I. (2016) “Psicología de la Imaginación.” (Apuntes de Cátedra).

Santo Tomas de Aquino y los sentidos internos.


La Teoría de la Imaginación de Aristóteles va a tener un largo desarrollo durante el
medioevo por medio de los Filósofos Árabes (Avicena, Averroes, Alfarabí y Algacel)
quienes, distinguiendo "imaginación" (representación de un objeto en ausencia) de
"fantasía" (pensamiento en imágenes), van a describir las funciones de una facultad a la
que van a denominar "Cogitativa/Estimativa" para referirse a esa parte del Alma que,
según Aristóteles, discierne o distingue entre lo conveniente y lo peligroso. Quien va a
terminar de definir lo que se va a conocer como la Teoría de los Sentidos Internos va a
ser el monje dominico Santo Tomás de Aquino.

La doctrina de los Sentidos Internos se construye a partir de una serie de distinciones:

a) Primera distinción: los "sentidos internos" se llaman así por oposición a


los "sentidos externos" y retoman la idea aristotélica según la cual el alma no opera
directamente sobre las sensaciones (sentidos externos) sino sino por mediación de los
fantasmas (imágenes). De este modo, los Sentidos Internos recogen toda la tradición de
la doctrina aristotélica sobre la función mediadora de la imaginación en el
conocimiento, el deseo y la acción.

b) Segunda Distinción: los sentidos internos estarían a cargo de la organización


perceptiva. En esta percepción se distinguen dos elementos, las "formas" y
las "intenciones". Para percibir la "forma" (representación) de los objetos existe un
sentido interior específico que se denomina "Sentido Común"; mientras que para
percibir la "intención" (si es conveniente o peligroso) existe otro sentido interior
denominado "Cogitativa/Estimativa". Como ese discernimiento en el ser humano se
realiza por cierta intervención de la razón y a partir de lo aprendido por la experiencia se
le denomina "Cogitativa", mientras que en los animales ese discernimiento se realiza
predominantemente por instinto (con un mínimo de aprendizaje) y sin intervención de la
razón, se le denomina "Estimativa".

c) Tercera Distinción: además de la "función perceptiva" existe la memoria como


"función de conservación" de las experiencias adquiridas. No es lo
mismo percibir que retener y no puede ser que las mismas facultades que tengan por
función el percibir, también tomen a su cargo la función de retener; tienen que ser
diferentes. El sentido interno encargado de registrar y conservar
las "formas" (representaciones de los objetos) será la "Imaginación", mientras que el
sentido interno encargado de registrar y retener las "intenciones" (valoraciones de los
objetos) será la "memoria". Lo fundamental de la Teoría de los Sentidos Internos es
esta concepción de un doble registro de la memoria donde la separación del vínculo
existente entre las "formas" y las "intenciones" sostienen la posibilidad del "olvido".
d) Cuarta Distinción: la "memoria" (registro de las "intenciones") y
la "imaginación" (registro de las "formas") son "Facultades Pasivas", y las facultades
pasivas no pueden realizar las funciones activas del "recordar" y del "imaginar" (o
"fantasear"); por lo tanto esas funciones solo pueden estar a cargo de una "Facultad
Activa" que es la "Cogitativa/Estimativa" la cual tendría dos funciones específicas: la
de recuperar las "formas" conservadas en la "Imaginación", realizando la función de
la "Fantasía" (o Imaginación Activa) y la de recuperar las "intenciones" conservadas
en la "Memoria", realizando la función de la "Reminiscencia" (o Recuerdo). En
cualquiera de estas dos funciones, la "Cogitativa/Estimativa" vuelve a unir
las "formas" con las "intenciones" cancelando el olvido.

e) Quinta Distinción: tanto la "Reminiscencia" (acto de recordar) como


la "Fantasía" (acto de imaginar o fantasear) pueden realizarse de manera
"Voluntaria" (dirigidas concientemente) como de manera "Espontánea" (o
"Involuntaria) como sucede mientras soñamos o cuando somos sorprendidos por
imágenes y recuerdos sin que los evoquemos intencionalmente.

La Teoría medieval de los Sentidos Internos es el primer antecedente histórico de lo


que posteriormente, en la modernidad, va a ser teorizado como "Inconciente" a partir
de los descubrimientos de Sigmund Freud y el desarrollo del Psicoanális.

Texto de Referencia: Paul, J. I. (2016) “Psicología de la Imaginación.” (Apuntes de


Cátedra).

El desarrollo de las ideas científicas modernas y los


problemas heredados.
Quien hace posible la revolución científica del pensamiento moderno es René
Descartes, sobre todo y fundamentalmente porque cuestiona el "criterio de la
autoridad" como fundamento de la Verdad. Ya no serán ni los textos de los
grandes maestros (los clásicos) ni las Sagradas Escrituras (la religión) los que
operarán como referente y garante de la Verdad sino que será el ser humano
con su propia Razón quién buscará descubrirla por sí mismo.

Es la "duda" cartesiana la que da origen al pensamiento científico moderno,


tirando por tierra el "dogma" de lo indubitable. Razón por la cual, sólo hay
ciencia cuando se habilita la posibilidad del "cuestionamiento", porque
cuando la ciencia se plantea como "indiscutible" se vuelve "dogmática" y se
constituye en una especie de "religión". Cuando el "ésto es Ciencia" aparece
en el mismo lugar significante que el "ésto es Palabra de Dios" estamos
rezando y adorando, no haciendo ciencia.

Descartes reflexiona: "De todo puedo dudar, de lo único que no puedo


dudar es de mi propia duda; si dudo pienso y si pienso, entonces, existo"
(cogito ergo sum). La "res cógitans" (sustancia pensante) cartesiana,
el "sujeto del pensamiento" es el que va a venir a ocupar el centro de la
escena en la modernidad. Frente a este "sujeto del conocimiento" se va a
encontrar la "res extensa" (sustancia material) dispuesta a ser conocida por
medio de la aplicación instrumental de la Matemática en el método científico.
De este modo, el mundo material (res extensa) medible, cuantificable y
calculable, da fundamento filosófico al desarrollo de las Ciencias Naturales.

La concepción cartesiana del mundo físico es "mecanicista", el mundo


físico es concebido como una "máquina". Y la "ciencia" con su "método"
puede conocer el funcionamiento de esa máquina para luego predecir su
comportamiento y, también, para poder controlarlo. Esta fascinación imaginaria
que produce la reducción del "ser" a una "máquina" es el fantasma que
subyace a la concepción "cientificista" que inaugura la modernidad y que se
extiende hasta nuestros días. Ejemplo de ello es el reduccionismo cientificista
de lo "mental" al funcionamiento del "cerebro", esa "máquina misteriosa" de la
cual tan poco conocemos.

¿Qué lugar ocupa la psicología en este panorama? El estudio del Alma,


o de la Mente, o de la Conciencia, va a ser un problema porque el objeto de
estudio de la Psicología va a ser "El sujeto del pensamiento", la "res
cogitans" cartesiana, el "sujeto del conocimiento" que pretende conocerse a
sí mismo. El objeto de estudio de la Psicología no es una "res extensa", por lo
tanto no puede adquirir carta de ciudadanía en el territorio de las ciencias
experimentales. Inmanuel Kant va a decir, por ello mismo, que no puede
existir conocimiento fáctico, experimental y científico válido del Sujeto (o del
Yo) y, que por lo tanto, no puede existir una ciencia psicológica. La Psicología
no sería una ciencia, sino más bien una especulación empírica e intuitiva de los
procesos mentales.

Es necesario entender esta cuestión epistemológica referida al estatuto


científico de la Psicología para comprender por qué el Conductismo va a
proclamarse "antimentalista" negando que la "mente" (o "conciencia") pueda
ser objeto de conocimiento científico, negando incluso su existencia o
relegándola al territorio metafísico de las especulaciones filosóficas y
teológicas. El Conductismo, de este modo, propondrá la "conducta" como el
verdadero objeto de estudio de la Psicología. Estrategia que no durará mucho
tiempo ya que el futuro desarrollo de las llamadas Ciencias Sociales exigirá la
reconversión del Conductismo en Psicología Cognitiva volviendo a introducir
el problema de la "mente" bajo el concepto de "cognición", concibiendo a la
"mente" como un "computador" y buscando en la Informática y en
la Cibernética hipótesis auxiliares para comprender y reproducir
experimentalmente su funcionamiento. Luego vendrán las Neurociencias a
dar fundamento fáctico a todo este mecanicismo con esa gran máquina que es
el cerebro, la cual parece esconder todos los secretos del funcionamiento
mental.

La Psicología, como ciencia independiente de la Filosofía, junto con el resto


de las Ciencias Sociales o Humanas, ha tenido un desarrollo tardío en relación
a las Ciencias Naturales, dada las dificultades que implica ubicar lo humano
respecto del método experimental que caracteriza a las ciencias en la
Modernidad.

Las ideas científicas modernas que hacen al desarrollo de las Ciencias


en general y de la Psicología como una ciencia particular son las siguientes:
1. La sustitución de explicaciones “externas” (metafísicas) por
“explicaciones” internas (físicas).

Explicaciones externas: Antiguamente las explicaciones de los fenómenos


naturales se realizaban remitiendo las causas a entidades sobrenaturales
(dioses, demonios o espíritus) o a realidades metafísicas (Por ejemplo, la
noción de “alma” como causa eficiente de las “facultades” y sus “actos” en
Psicología).

Explicaciones internas: La ciencia moderna se constituye a partir de la idea de


explicar los fenómenos naturales remitiendo sus causas a otros fenómenos
naturales, cuya característica esencial es que puedan ser sometidos a la
observación experimental. (Por ejemplo, la noción de “estímulo” como agente
causal del “comportamiento” en Psicología.)

2. Confianza en la observación (medición y cuantificación).

En la Antigüedad, Aristóteles fue el primero que introduce la idea empirista


según la cual el conocimiento se da por medio de los sentidos, aunque no deja
de lado el papel de la Inteligencia como fuente del conocimiento.

En los inicios de la Modernidad, Rene Descartes introduce una nueva forma


de dualismo entre la “res extensa” (materia) y la “res cogitans” (razón),
defendiendo la idea racionalista según la cual el verdadero conocimiento tiene
su fuente y su principio en la Razón, considerando el conocimiento por medio
de los sentidos como engañoso.

Serán los Empiristas Ingleses, reaccionando al Racionalismo de Descartes,


quienes retomarán las ideas aristotélicas aunque radicalizando el papel de los
sentidos y de la observación en la construcción del conocimiento científico,
negando el papel de la Razón como fuente del conocimiento.

Immanuel Kant va a ser quien proponga una solución entre el Empirismo y el


Racionalismo fundamentando la posibilidad del conocimiento científico a partir
de una combinación entre la información brindada por los sentidos y los
principios de la razón.

De este modo la ciencia vendría a ser una construcción lógica de la razón


que intenta explicar los fenómenos observados en la experiencia.

3. La simplificación o reduccionismo causal.

Es una característica definitoria de la ciencia moderna la búsqueda de


reducir la complejidad de los fenómenos de la naturaleza a esquemas teóricos
de explicación que sean los más simples posibles, dando lugar a la causalidad
lineal. Establecer relaciones causales lineales entre los fenómenos implica un
reduccionismo (Ej: explicar la “conducta humana” por sus determinantes
neurobiológicos).

4. El lugar de los seres humanos en la naturaleza.


En la época Moderna, será Charles Darwin quien, con su Teoría de la
Evolución de las Especies, facilitará una comprensión de lo humano en
continuidad con los animales, facilitando así la experimentación con animales
para estudiar el comportamiento y luego aplicar esas conclusiones a la
explicación del comportamiento humano. Esta inclusión de la realidad humana
en la vida animal permite el desarrollo de la Psicología como ciencia,
resolviendo el problema de la concepción medieval de lo humano como de
origen divino. Por otra parte, soslaya la necesaria distinción entre lo
específicamente humano (objeto de las Ciencias Sociales o Humanas) y la
naturaleza (objeto de las Ciencias Naturales).

Los problemas heredados en la Psicología provienen de la Filosofía y de


la Fisiología, son los siguientes:

1. El problema mente-cuerpo.

Definir el objeto de estudio de la Psicología, sea cual fuere esa definición


dada por las diferentes corrientes o teorías psicológicas, trae siempre consigo
el problema de la relación mente-cuerpo. Existen diferentes tipos de respuesta
a este problema que podemos simplificar del siguiente modo:

 Paralelismo: Postula dos procesos separados que pueden ser


interpretados como independientes o en mutua interacción.
 Monismo: Postula la existencia de un solo proceso negando una de las
dos componentes del problema (materialismo antimentalista o
espiritualismo) o reduciendo lo mental a un epifenómeno de lo corporal
(biologismo).

2. La fisiología de la percepción (relación entre sensación y percepción).

Otro problema central de la Psicología, que se deriva por un lado de como


resuelva el problema del dualismo mente cuerpo y, por otro, de cómo resuelva
el problema del conocimiento entre las posturas empiristas y racionalistas, es el
de la distinción entre sensación y percepción. Desde el punto de vista
empirista, la percepción se identifica con los procesos fisiológicos de la
sensación; mientras que desde una postura racionalista, la percepción se
identifica con los procesos activos de la razón, que son independientes de la
sensación. La postura intermedia, representada por Kant, sería que la
percepción es un proceso activo de la razón que organiza los estímulos
provenientes de la sensación.

3. El problema del tiempo de reacción.

En las situaciones experimentales, esa diferencia entre la sensación y la


percepción se manifiestan en el tiempo de reacción ante una prueba, es decir,
el tiempo que le lleva a un sujeto procesar mentalmente un estímulo para dar
una respuesta del mismo. Ese tiempo de reacción es mínimo ante tareas
simples, pero se extiende ante la realización de tareas complejas. Este
problema se manifestaba en las diferencias que registraban diferentes
investigadores respecto de los tiempos de reacción que arrojaban los sujetos
ante pruebas que implicaban la realización de tareas complejas.

4. El problema de las diferencias individuales (lo innato y lo adquirido).

La Psicología tiene por objeto, por un lado, el estudio de la estructura mental


en general y, por otro lado, tiene que poder explicar las diferencias individuales
en relación a las funciones mentales. Esto es lo que llevó a la Psicología al
desarrollo de los Test Mentales que se construyeron con el objeto de medir las
diferencias individuales en relación al rendimiento intelectual, usando como
referencia las correlaciones estadísticas. Ahora bien, ¿de qué dependen esas
diferencias? ¿Son heredadas (innatas) o son adquiridas? De cómo se resuelva
esta pregunta dependerá la interpretación que se haga de las diferencias
individuales entre los sujetos. Pero el problema no termina ahí, porque si en el
mejor de los casos dependieran de la experiencia, ¿qué hacer con las
diferencias? ¿Se las reconoce como rasgos diferenciales de los individuos o se
busca eliminarlas? Si el problema se resuelve por el lado de la Herencia, la
cuestión sería más simple de responder aunque tendría consecuencias más
graves: las diferencias individuales estarían al servicio de una discriminación de
clases entre los individuos.

La descripción de la ideas científicas modernas y de los problemas


heredados en la Psicología son una síntesis elaborada a partir del texto:

Marx, M. y Hillix, W. (1973) Sistemas y teorías psicológicos


Contemporáneos. (Cap. 2). Buenos Aires: Paidós.

Habíamos dicho que los relatos de la Mitología constituyen la fuente más


antigua del conocimiento psicológico. A ese conocimiento solo se puede
acceder si entendemos el carácter simbólico de los Mitos, es decir que no se
trata de relatos que describan hechos realmente acontecidos, sino que
expresan de manera figurada las experiencias subjetivas del ser humano.

Les dejo dos relatos de la Mitología grecorromana a fin de que por medio de su
lectura puedan identificar ese conocimiento psicológico que contienen:

a) El mito de Narciso, Eco y Pan (describe los efectos del entrampamiento en


la propia imagen).

b) El mito de Eros y Psique (describe los efectos del conflicto entre la razón y
los sentimientos).

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