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LOS ROLES DEL HOMBRE Y LA MUJER EN EL MATRIMONIO

Toda pareja desea un matrimonio saludable y satisfactorio, pero muchos de nosotros


nos preguntamos: ¿cómo se ve esto reflejado en los roles del hombre y la mujer en el
matrimonio? ¿Existen roles definidos para el hombre y para la mujer?

¿Qué significa ser complementario?


Ser complementario significa, simplemente, que esposos y esposas adoptan roles que
son intrínsecamente iguales en valor e importancia, pero diferentes y únicos en diseño,
participación y función.

Aquellos que practican este modelo entienden que los roles que Dios les da son
expresiones complementarias de la imagen de Dios con el fin de darle gloria a Él. Ellos
creen que, de acuerdo con Génesis 1:27, “Dios creó al hombre a su imagen, hombre y
mujer los creó”. Esta expresión complementaria está mejor representada por las
palabras del apóstol Pablo en Efesios 5:22-28(NVI), donde explica cómo estos roles del
hombre y la mujer están definidos y trabajan juntos en un matrimonio:

Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza
de su esposa, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él su
Salvador. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse
a sus esposos en todo.

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella
para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para
presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna
otra imperfección, sino santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa
como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo,

Liderazgo espiritual en la familia


El esposo tiene el rol de líder espiritual. Él es llamado a empezar a hacer inversiones
espirituales y es el responsable de la salud espiritual de su familia. Pero esto no significa
que su esposa no pueda estar involucrada activamente en el crecimiento espiritual de la
familia. Significa que el esposo tiene el peso de la responsabilidad (por el bienestar
espiritual de la familia, no por la salud espiritual de su esposa como individuo). Como
Pablo lo menciona, el esposo debe amar, proteger y servir a su esposa como Cristo ama a
la iglesia. Cristo amó tanto a la iglesia que se entregó a sí mismo por ella.
Los esposos están llamados a ser líderes serviciales, lo cual significa que hacen del
bienestar de sus esposas y familias una prioridad.

El rol de la esposa, por otro lado, es el de respetar y honrar a su marido. Ella está
llamada a trabajar en conjunto con su esposo para hacer prosperar su matrimonio
mientras que le permite a él tomar el liderazgo, especialmente cuando es claro que hay
un conflicto entre los dos.

Apreciarse el uno al otro fue un desafío para Roberto y Sara. Roberto admite que uno de
sus principales defectos como matrimonio era que no estaban enfocados en servirse el
uno al otro. En lugar de centrarse en las necesidades e intereses del otro, se centraron en
sus propios intereses individuales.

Piense en los roles del hombre y la mujer en el matrimonio


como un trabajo en equipo
Las parejas complementarias ven el matrimonio como un equipo en donde el esposo es
el “capitán del equipo” y, como tal, sabiamente entiende y utiliza las fortalezas de su
esposa para el bien de la relación. Ninguno de los dos “lo es todo” ni “lo hace todo” en el
matrimonio, ni tampoco se espera esto de ellos.
Tanto Roberto como Sara descubrieron algo hermoso cuando empezaron a practicar la
complementariedad. Roberto, quien normalmente se sentía más cómodo siendo tímido
y pasivo, tuvo que dar un paso al frente. Comenzó a tomar un rol de liderazgo en las
finanzas del hogar, en su misión como familia y en las decisiones más grandes que
debían tomar (lo que ha sido de beneficio mutuo para ambos esposos). Descubrió que,
con la responsabilidad, también se sentía orgulloso de poder cuidar de su familia y de
ver lo bien que les empezó a ir.

Sara también hizo algunos cambios. Se tomó un respiro del sentimiento que tenía de
tener que tomar todas las decisiones. Cuando nació su primer hijo, ella le dijo a Roberto
que quería quedarse en casa criando a su hijo y juntos trabajaron en encontrar la forma
de que eso sucediera. Y ella admite que ama tener un esposo que tiene un plan y tiene la
disciplina para ejecutarlo.

Ellos ahora trabajan como un equipo bien coordinado sabiendo el rol específico que
cada uno tiene y dándose cada uno la oportunidad de desarrollarlo. Debido a esto, han
redescubierto el respeto y amor que sentían el uno por el otro en los inicios de su
matrimonio.

En qué se diferencia de un matrimonio igualitario


Esencialmente, los cristianos que practican un matrimonio igualitario también ven a
ambos esposos como iguales en valor, pero se enfocan en la igualdad sin distinción de
géneros dentro del matrimonio. Si bien es cierto que también leen las palabras de Pablo
en Efesios 5, ellos se centran en el versículo que directamente precede a los versículos
22-28 donde Pablo escribió: ” Sométanse unos a otros, por reverencia a
Cristo” (Efesios 5:21 NVI). De modo que, aun cuando también ven el matrimonio como
un equipo, ellos lo ven más como un “liderazgo compartido con dos capitanes”. Tanto el
esposo como la esposa se someten el uno al otro dejando de lado sus propios intereses
en beneficio de la otra persona.
Lo que no es la complementariedad
Para algunas personas, la idea de la complementariedad tradicional se confunde con
puntos de vista extremos como que el rol de la esposa es el de ser una persona servil y
sin criterio que se somete a su esposo en todas y cada una de las circunstancias como
quien se somete a un tirano dominante que demanda que las cosas se hagan siempre a
su manera. Estos roles ciertamente no están alineados con lo que las Escrituras enseñan
acerca de las relaciones.
Para ser claros, la sumisión bíblica nunca pretende dominar, disminuir, demandar o
abusar de otra persona. No quiere que los esposos dejen de utilizar sus dones y su
intelecto ni que nieguen su personalidad. La sumisión bíblica se expresa por medio del
amor sacrificial y la honra, el servicio y el respeto, el ánimo y la amabilidad, y el morir a
sí mismo. La sumisión bíblica radica fundamentalmente en apreciar a la otra persona
como creada a la imagen de Dios y “coheredera juntamente con nosotros de la vida
eterna.” (1 Pedro 3:7).

Esto significa, al final de cuentas, que los matrimonios complementarios ven la


masculinidad y la feminidad como algo bueno y positivo. La manifestación individual de
cada rol puede variar en función de los intereses, temperamentos y dones de la persona.
En otras palabras, la complementariedad no es el mismo estereotipo que vimos en la
televisión de los años cincuenta, donde se mostraba a “la mujercita” cocinando y
limpiando su casa todo el día mientras que su marido trabajaba. Luego, él llegaba a casa,
se desplomaba en el sofá y miraba deportes por televisión mientras ella continuaba
cocinando y limpiando. Eso no es bíblico, es cultural.

Trabajando juntos en unidad


Para Sara es más fácil someterse al liderazgo de su esposo cuando sabe que él asume su
responsabilidad de forma prudente y que lo hace mostrando amor hacia ella. Ella dice
que es reconfortante saber que los roles del hombre y la mujer están claramente
definidos en su matrimonio. Ella puede confiar en que él guiará a su familia de la mejor
forma posible, con la guía y la sabiduría de Dios.
Roberto y Sara descubrieron que la complementariedad glorifica a Dios y trae vida,
alegría, y seguridad a su matrimonio.

La esencia de esta teología toma a dos personas y las une como una sola, de forma que
puedan reflejar la hermosa relación de Cristo con su Novia, la iglesia – una relación de
perdón, gracia, y un amor más puro y más profundo. ¡Qué hermoso ministerio y regalo
es nuestro matrimonio!

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