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EL MATRIMONIO COMO DISEÑO DE DIOS

Introducción: Cuando Dios comenzó el mundo,


él puso en su ambiente todo lo necesario para
una vida fructífera y placentera. Todo fue hecho
así para que el hombre habitase en plena
comunión con el Creador y con su creación. El
hombre fue la máxima expresión de la creación
hecha por Dios. La unión conyugal del hombre y
la mujer fue la primera y, por consiguiente, la
primordial institución de la creación de Dios. El
hogar es antes del estado, la economía (o el
trabajo) o aun la iglesia. Por eso, el hogar sirve y
ha servido a través de los siglos como el
fundamento de la sociedad. La sociedad depende
por su carácter, en gran parte, de la expresión y
la forma de las familias que la componen. Es por
esta razón que es muy importante que la familia
refleje el diseño y el deseo que Dios tenía cuando
la comenzó.
1. LA NATURALEZA DEL MATRIMONIO
Las bases escriturales del matrimonio se
encuentran en Génesis 1 y 2. Génesis 1:27, 28
recalcan que Dios, por su papel de creador, inició
el primer hogar en el mundo, formando la
primera pareja en una unión fructífera y

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responsable (fíjese en las palabras: “fructificad”,
“multiplicaos”, “señoread” y “sojuzgad”).
Debemos recordar que la naturaleza del
matrimonio comienza con el hecho de la creación
de Dios. De ahí que el primer elemento de la
naturaleza del matrimonio es: ser una institución
divinamente ordenada. El segundo elemento de
la naturaleza del matrimonio sigue esta misma
idea, porque es una unión natural. Además, un
tercer elemento será que el matrimonio es una
unión exclusiva. La frase “una sola carne”
subraya la particularidad de la naturaleza
humana. No somos hechos para diferentes
uniones a la vez (poligamia), sino para una sola
unión (monogamia). El cuarto elemento de la
naturaleza matrimonial está implícito en la idea
de ser “una sola carne” en una unión
permanente. Si hay un punto de flaqueza moral
en nuestros conceptos actuales sobre el
matrimonio es en este asunto de la permanencia
de los votos matrimoniales. Hay que reconocer,
en quinto lugar, que el matrimonio, en su sentido
original e ideal, es una unión espiritual. El
elemento básico de todo matrimonio bueno es el
amor. La verdad es que lo físico a veces no
satisface por sí solo si no coincide con lo

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espiritual. Dios, por medio de Cristo, ha destinado
que en él todas las cosas subsistan. (Colosenses
1:17.)
2. LOS PROPÓSITOS DEL MATRIMONIO
Estos cinco elementos de la naturaleza del
matrimonio se están complementando en un
sexto que es una unión para cumplir los
propósitos definidos. Los propósitos de la unión
son tanto positivos como negativos, esto es,
creativos y preventivos. El primer propósito
creativo que el matrimonio tiene es el del
compañerismo. Dios otorgó al hombre “una
ayuda idónea” en el huerto del Edén. El segundo
propósito creativo del matrimonio es la
procreación. En realidad “una sola carne” significa
no solamente que la unión sea establecida para
ser “procreativa” sino también “unitiva” Yendo
más al grano de la naturaleza del matrimonio,
especialmente desde el punto de vista cristiano,
un tercer propósito creativo es la edificación
mutua de la pareja, sus niños, familiares y aun de
la sociedad misma. Un cuarto propósito de la
edificación creativa dentro de la familia es su
importancia en el plan de Dios para la
propagación de la fe. ¡Cuántas veces
encontramos a Pablo hablando de la iglesia en la

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casa de algún creyente! (Ejemplos: Romanos
16:5; 1 Corintios 16:19; Hechos 5:42.)
encontramos a Pablo hablando de la iglesia en la
casa de algún creyente!
3. LOS AJUSTES DENTRO DEL
MATRIMONIO
El matrimonio exitoso y feliz es un arte y una
tarea. Es un arte porque se basa en pericias que
la pareja aprende al atenderse y cuidarse
conscientemente el uno al otro. No es algo
accidental. Por consiguiente, es una tarea que
exige la vida para aprenderla, especialmente
cuando se consideran las diferentes etapas que
ellos experimentarán juntos: comenzando la
familia, cuando los hijos son adolescentes, los
años de madurez y la vejez. La pareja no queda
igual, sino que está siempre cambiando aunque
sea lentamente. El primer elemento que todo el
mundo piensa que entiende es el amor. Nuestra
comprensión del papel que juega el amor en el
matrimonio es de suma importancia. Otro aspecto
que puede ayudar en los ajustes en el
matrimonio es el de tener algún conocimiento de
las diferencias entre los hombres y las mujeres.
4. LAS DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y
MUJERES

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Hay diferencias ambientales, genéticas y
personales entre el hombre y la mujer, y cuando
añadimos las grandes diferencias emocionales
que existentes entre ellos ¡resulta sorprendente
que haya tantos matrimonios con éxito!
Las Necesidades de las Mujeres
La mujer necesita ser protegida, acariciada,
amada, pero a la vez desea la libertad de ejercer
sus papeles de ser una madre, una esposa y en
algunos casos una profesional. Ella busca
profundamente frecuentes muestras de
reconocimiento, afecto y aprobación. Las
pequeñas expresiones de cariño e interés en ella
significan mucho más para la mujer de lo que el
hombre se imagina. A ella le agrada que se le
recuerde, se le halague, se le hagan cumplidos y
se le escuche; quiere que se preste atención a
sus sentimientos, aun cuando a su marido le
parezcan simples o fuera de razón. La mujer
necesita que le haga sentir su feminidad por
medio de la protección, el cuidado, las
demostraciones de afecto sin mostrar deseo
sexual.
Las Necesidades de los Hombres
El hombre necesita que se le haga sentir que es
competente, digno de confianza y valioso. Puede

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ser que no sea tan capaz, pero necesita ser
animado sin darle lecciones. El espera tener una
esposa-madre que le sirva pero que no le
domine; una amante que pueda satisfacerle y a
quien él pueda hacer feliz. El desea que la esposa
cuide el hogar y a los niños mientras él se
interesa más en su trabajo y en los pasatiempos
masculinos. En realidad, las quejas y los regaños
de la esposa tienen un resultado contrario al que
ella espera —estos sólo consiguen empujar al
marido a que se encierre en el bar, con sus
pasatiempos o en un “castillo” de frialdad y
silencio. El hombre responde mucho mejor a la
persuasión suave y al tratamiento seductor que a
las exigencias. A veces el hombre explota en una
colérica reacción ante las amenazas de la esposa.
Puede ser que sienta que se está poniendo en
tela de juicio su autoridad varonil y su
competencia. especialmente siendo aceptada
cuando ella se ve inaceptable a sus propios ojos.
5. PAPELES EN EL MATRIMONIO
Uno de los primeros ajustes que encara la pareja
cuando se casan es el de aceptar su nuevo
estado de esposo y esposa. ¿Cómo es ser esposo
y tomar las riendas de un hogar, dirigiendo las
múltiples decisiones cotidianas? ¿Cómo es ser

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cabeza del hogar? ¿Cómo debe sentirse como
esposa? ¿Sumisa? ¿Obediente? ¿Contenta y
cumplida? Sin duda esta es la primera etapa que
la pareja tiene que superar. El ajuste requiere
que los esposos tengan un sentido de identidad
con sus papeles masculinos y femeninos, de ser
compañeros en una íntima unión y de comenzar
a actuar como un equipo. La cuestión primordial
en cuanto a los papeles es la del liderazgo ¿Quién
dirige la empresa? Si el hombre es líder en la
relación y en el hogar, ¿cuál es el papel de la
esposa? En la mayoría de hogares se da por
sentado que el hombre dirige la empresa y que la
esposa le es sumisa. Pero aun en este arreglo, el
hombre generalmente depende de ella para
desempeñar las funciones de ser esposa, comprar
los alimentos y criar los niños. Con frecuencia el
esposo le otorga bastante autoridad o libertad
para operar en su campo de responsabilidad y
espera que lo haga. Pablo enseña que debe
existir una línea de autoridad en el hogar que
comienza con Cristo, pasa al varón y de él a la
mujer (1 Corintios 11:2-12.) Por lo tanto, la
mujer debe vivir en sumisión al esposo,
especialmente cuando Cristo es la cabeza de
aquel esposo. (1 Corintios 11:3.) En las ocasiones

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cuando Pablo enseña que las mujeres deben
sujetarse a sus maridos (Efesios 5:22,
24;Colosenses 3:18), se puede interpretar que
Pablo usa la voz media; esto quiere decir que las
esposas voluntariamente se sometan a sus
esposos. En Efesios 5:21 Pablo sugiere un
sometimiento mutuo: “Someteos unos a otros en
el temor de Dios”.
6. EL MATRIMONIO Y EL SEXO
El sexo debiera ser visto como algo normal y
sano dentro del matrimonio. No es algo sucio y
mundano. Dios lo creó y es seguro que tenía
propósitos buenos y saludables en hacerlo. Este
estudio abarcará una investigación de términos y
casos bíblicos, unos factores de confusión sobre
el sexo con perspectivas antiguas y modernas,
elementos esenciales de un criterio cristiano
sobre el sexo dentro del matrimonio y la
planificación familiar.
El Sexo Es una Parte de la Comunicación Natural
entre los Esposos. La palabra bíblica para la
relación sexual, y específicamente el coito, es
“conocer”. (Génesis 4:1.)
La Meta Es Satisfacer el Uno al Otro. Pablo decía
en Efesios 5:28: “...los maridos deben amar a sus
mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama

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a su mujer, a sí mismo se ama.” También Pablo
aconseja a la pareja que cumpla con el deber
conyugal para evitar las tentaciones del adulterio.
(1 Corintios 7:2-5.)
El Factor de Tiempo Ya se ha mencionado que el
acto sexual no es para cuando haya apuros, sino
cuando haya tiempo suficiente para una entrega
consciente y adecuada. Por eso, puede ser
efectuado mejor cuando es posible realizar
conscienzudamente los primeros dos elementos
de cumplir la buena comunicación e intentar
satisfacer el uno al otro. No hay una regla fija
sobre la frecuencia del acto. Nunca debe ser algo
forzado. Es mejor esperar si cualquiera de los dos
siente mucho cansancio. La regla sana es esperar
hasta cuando los dos tengan la mayor
oportunidad y deseo de entrar en el acto sexual.
7. CÓMO MANEJAR Y RESOLVER LOS
CONFLICTOS
La relación es muy estrecha entre los
conocimientos para poder manejar los conflictos
y los que hay para poder comunicarse
efectivamente. Sin embargo, en el manejo de los
conflictos hará bien en distinguir entre algunas
sugerencias:

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Ataque el hecho, no a la persona. ¿Qué dice la
esposa al esposo (o al niño) que deja su ropa
sucia en cualquier lugar de la casa? ¿Acaso le
dice: “Tú tienes que ser el hombre más cochino
del mundo”? Siendo atacado, normalmente
devolvemos los insultos con más insultos. Es el
valor de la persona lo que se está atacando. Es
mucho mejor decir: “La ropa sucia por doquier
me irrita.” Así no incita tanto al desagravio ni
crea tanto resentimiento. Proverbios 15:1; 25:15;
Efesios 4:26, 31; 1 Pedro 3:10, 11.).
Sepa perdonar. “Perdonar es divino”, y los
cristianos todos deben perdonar las faltas de los
suyos. Frecuentemente tienen que perdonarse a
sí mismos. Un conflicto fácilmente puede llegar a
ser un problema crónico por la incapacidad de
alguien en el área de perdonar. Cuando esté
equivocado, admítalo y pida disculpas. Santiago
5:16; Colosenses 3:13; Proverbios 17:9.)
Olvide los errores del pasado. Obviamente no se
puede olvidar por completo, pero no tiene que
mencionar todo lo que uno recuerda. El usar
datos viejos puede contribuir a perder mucha
intimidad y honestidad. También cada falta tiene
su contexto, y sólo se resuelve en medio de ello.
(Colosenses3:13; 1 Pedro 4:8.)

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Mantenga la pelea en su contexto al día. Si
practica el guardar rencor como poner las
irritaciones y disgustos en una bolsa, debe saber
que en un determinado momento se romperá la
bolsa, y dirá cosas que luego lamentará.
(Proverbios 17:14; 20:3; Romanos 13:13.)
Escoja bien el tiempo y el lugar de la discusión.
Esto suena demasiado lógico y frío: pero es
mejor aplazar el hablar hasta que haya menos
calor y enojo, y entonces conversar con más
calma. Escoja bien el tiempo y lugar, y cumpla
con su acuerdo; no use esto como una manera
de evadir el problema. (Proverbios 15:23, 28;
21:23;Santiago 1:19.) Esta decisión incluye
pensar bien y claramente sobre lo que va a decir.
(Proverbios 18:21; 25:11.)
Sea honesto acerca de lo que es el problema en
sí. No pelee contra problemas imaginados o aun
inexistentes. Busque el problema real: la raíz del
roce. No presuponga que su cónyuge puede “leer
su mente”. El decirle con sinceridad cómo usted
interpreta el conflicto, les lleva a otros lejos en
cuanto a eliminar la dificultad y establecer la
intimidad. Esto es, decir la verdad con amor: pero
¡cuidado y no exagere su interpretación! (Efesios
4:15.)

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Enfréntese con quien siente el enojo. No eche la
frustración a los niños, porque no tiene el valor
de hablar a su esposo del disgusto que siente
para con él. Mucha ira se transfiere a una
persona no culpable, engendrando aún más
conflicto. (1 Pedro 3:10.)
No pelee sobre cosas insignificantes. Tome un
momento antes de hablar para evaluar si la falta
merece el gasto de tiempo y la atención sobre su
relación que la pelea traerá. Tenga cuidado
también con el machacar, porque suele producir
resultado opuesto a lo que espera. Muchas veces
las peleas son por cosas que no valen; sino sólo
porque uno quiere controlar al otro. (Proverbios
19:13.)
Oren juntos acerca de su conflicto. Es maravilloso
lo que ocurre a personas enojadas cuando hablan
con Dios. Mucho se cambia después de orar
juntos, franca y abiertamente. (Santiago 5:9, 13,
15, 16.)
Cuando sea preciso, busque ayuda de otros. A
veces la pareja no logra buena comunicación y
necesita que alguien les ponga en contacto otra
vez. Aceptar consejos y discernimientos
responsables, con frecuencia rescata la relación.

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Conclusion: Un estudio en los Estados Unidos
mostró que la mayoría de las parejas casadas,
gastan sólo 26 minutos por semana en la
conversación seria. Una causa principal de esta
falla es el tiempo ocupado viendo la televisión.
Aparentemente algunos esperan que les baste
conversar sólo durante los comerciales de la
televisión. Sin duda alguna, el récord de los
latinoamericanos no es mucho mejor que el de
los vecinos del norte. Si esta cifra es precisa, las
dimensiones del problema de la comunicación en
el hogar, son verdaderamente alarmantes.
La buena comunicación puede y debe estar
ocurriendo constantemente en la relación
familiar; pero tiene un uso especial en la
resolución de conflictos. Es un arte que es
aplicable a todas las relaciones humanas que uno
mantiene. Es un arte porque hay algunas pericias
que se requieren para poder efectuar una
buena comunicación; y tal comunicación le
llevará a comprender a la otra persona. ¡Este sí
es un arte que vale la pena aprender!

Dr. Gustavo Alvarez


Iglesia Apostolica Kairos Encarnación
Paraguay

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