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GALENO ART APELA SENTENCIA.

MONTO APELABLE CONFORME APLICACIÓN DE


LA ACTUALIZACION DISPUESTA POR ACTA 2764 DISCUTIDA EN EL RECURSO
INTERPUESTO (ACORDADA NRO 14/2022 de la CSJN)–

Señor Juez:
ELIZABETH CALANDRIA, Abogada, Tº 91 - Fº 97 CPACF, CUIT Nº 27-
21657250-0, en mi carácter de apoderada de GALENO ASEGURADORA DE RIESGOS
DEL TRABAJO S.A., constituyendo domicilio en la calle Lavalle 1388 (casillero 3591),
zona 0118 (Tel: 4012 - 2362; e-mail: LegalesART@GalenoART.com.ar), y domicilio
electrónico principal a los fines de esta presentación en el CUIL precedentemente
denunciado de la suscripta (Res. 17/2014) en los autos caratulados: “CACERES,
JUAN JULIAN C/ GALENO ART S.A. S/ACCIDENTE - LEY ESPECIAL” (EXPTE. 42846 /
2017), a V.S. digo:

I.- OBJETO – APELA SENTENCIA


Que vengo por medio de la presente en legal tiempo y forma a apelar
la Sentencia Definitiva recaída en las presentes actuaciones con fecha 18/05/2023
del corriente, notificada electrónicamente a mi mandante el mismo día, por causar
la misma gravamen irreparable a mi representada.
En tal sentido, solicito a V.S se declare procedente el presente
recurso de apelación, ya que de lo contrario se estaría violentando mi derecho de
defensa establecido en el Art. 18 de la CN ante la resolución que pueda adoptar la
cámara.
Por lo expuesto solicito a V.S. se conceda el recurso de apelación y
oportunamente se eleven las presentes actuaciones a la Excelentísima Cámara de
Apelaciones del Fuero

Proveer de conformidad que…,

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SERA JUSTICIA.-

EXPRESA AGRAVIOS – CASO FEDERAL.

Excma. Cámara:

ELIZABETH CALANDRIA, Abogada, Tº 91 - Fº 97 CPACF, CUIT Nº 27-


21657250-0, en mi carácter de apoderada de GALENO ASEGURADORA DE RIESGOS
DEL TRABAJO S.A., constituyendo domicilio en la calle Lavalle 1388 (casillero 3591),
zona 0118 (Tel: 4012 - 2362; e-mail: LegalesART@GalenoART.com.ar), y domicilio
electrónico principal a los fines de esta presentación en el CUIL precedentemente
denunciado de la suscripta (Res. 17/2014) en los autos caratulados: “CACERES,
JUAN JULIAN C/ GALENO ART S.A. S/ACCIDENTE - LEY ESPECIAL” (EXPTE. 42846 /
2017), a V.E. digo:

I.- Expresa Agravios:


Teniendo en cuenta que la expresión de agravios es un acto de
petición destinada específicamente a criticar la sentencia recurrida, este escrito
tiene por fin cumplir con dicho cometido obteniendo la revocación de la sentencia
de primera instancia y su sustitución por una nueva decisión de la alzada.
De los términos de esta presentación, esta Excelentísima Cámara
podrá verificar la injusticia del acto procesal apelado que justifica esta
fundamentación llamada en doctrina "demanda de impugnación" (conf.
CHIOVENDA, Instituciones, III, pag.39 y sgtes.; CARNELUTTI, Sistemas, III, pag.639 y
sgtes.; COSTA, El Recurso Ordinario de Apelación, pag.152).

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En estricto cumplimiento de lo normado por el art. 116 de la Ley
18.345, cabe realizar una crítica concreta y razonada de las partes de la sentencia
recurrida que esta parte considera equivocadas y, por tal motivo, susceptible de
revocación por V.E.

PRIMER AGRAVIO: INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 770 INC. B)


DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN:

Agravia a mi mandante la aplicación Art. 770 inc. b) del CCyCN por


cuanto conlleva una desmesurada consecuencia patrimonial sobre el patrimonio de
mi mandante, desvirtuándose el vínculo obligacional original y generando un
enriquecimiento sin causa justificada en favor del trabajador.
Que el Código Civil y Comercial de la Nación vigente ha ratificado
como regla general la prohibición del anatocismo. La ley expresa tal criterio
orientador al establecer claramente que "no se deben intereses de los intereses".
Sin embargo, en la misma norma se enumera una serie de excepciones a la regla
general, que veda la capitalización de intereses.
Debemos tener en cuenta que la prohibición de la capitalización de
intereses de fundamenta en un criterio de moralización del derecho, para evitar
abusos y que desvirtúen los vínculos obligacionales entre acreedor y deudor.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que la
capitalización de intereses no puede ser admitida cuando lleva a una consecuencia
patrimonial que equivale a un despojo del deudor, acrecentando su obligación
hasta un límite que excede los de la moral y las buenas costumbres, con menoscabo
de propiedad y defensa en juicio, apartándose de la realidad económica del caso y
desentendiéndose de las consecuencias patrimoniales del fallo.
Así el más alto tribunal de la Nación ha consideración arbitraria la
capitalización de intereses bancarios, como supuesto más habitual en la práctica;
pero esta doctrina también fue sostenida en diversos precedentes de la misma

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corte en otras materias. (CSJN, 12/06/2012, “Banco de la Provincia de Buenos
Aires c. Cohen, Rafael y otro s/ Ejecutivo”. Otros fallos de la Corte con la misma
doctrina: “Automotores Saavedra S.A. c/Fiat Concord S.A.”, 17-03-2009, Cita: IJ-
XXXII-719; “Jucalán Forestal Agropecuaria S.A. c/Provincia de Buenos Aires
s/Daños y perjuicios”, 24-03-1992 - CSJN - 15/07/1997 - O. 350. XXXII RECURSO DE
HECHO - "Okretich, Raúl Albino c/ Editorial Atlántida S.A" - Fallos: 316:3131 -
CSJN, Fallos: 315:2980; 318:912; 324:4300; 325:1554)
Recordemos también que, según la tradición de la doctrina
argentina, la norma que prohíbe el anatocismo como regla general es considerada
de orden público, pues ella se funda en consideraciones de carácter moral y
económico.
También la Corte Suprema ha considerado que en la observancia de
tal prohibición está involucrado el orden público (CSJN - 17/03/2009, S.C. A.413,
L.XLIII - "Automotores Saavedra S.A. c/ Fiat Concord S.A. (RHE)"
Recordemos que el Código Civil redactado por Vélez preveía
solamente dos excepciones a la prohibición del anatocismo: a) la convención
posterior entre deudor y acreedor que autorizara la acumulación de intereses al
capital; b) cuando liquidada la deuda judicialmente con los intereses, el juez
mandase pagar la suma que resultare, y el deudor fuese moroso en hacerlo (art.
623 del Código Civil derogado, en su primera versión). El nuevo Código mantuvo la
segunda excepción (ahora enumerada en el inc. “c” del citado artículo 770), que
como dijimos ya estaba prevista en el Código Civil redactado por Vélez.
Ahora bien, el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación ha
enumerado dos nuevas excepciones a la prohibición de capitalización de intereses:
“…c) la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la capitalización se produce
desde que el juez manda pagar la suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo;
d) otras disposiciones legales prevean la acumulación.”
Consideramos sumamente desafortunado que el nuevo Código Civil y
Comercial haya sumado esta nueva excepción a la regla general de prohibición de
capitalización de intereses, que no estaba prevista en el Código Civil derogado.

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Es criticable la posibilidad de capitalizar intereses cuando la
obligación es demandada judicialmente, pues ello fomentará la promoción de
juicios. Además, será una presión para el deudor, quien verá afectado su derecho
de defensa en juicio.
Es que, constituirá un injusto e injustificado despojo al patrimonio del
deudor con el consiguiente beneficio del acreedor. Por tales razones, los jueces
deberán interpretar en forma muy restrictiva ese supuesto de anatocismo admitido.
Asimismo, consideramos que se debería aplicar la capitalización una sola vez, en el
momento de la fecha de la demanda y no como alguna jurisprudencia aislada ha
hecho, que ha capitalizado los intereses en forma periódica y por períodos exiguos.
La norma atacada afecta el derecho constitucional de propiedad de
mi mandante por cuanto tiene una desmesurada consecuencia patrimonial
provocada por el anatocismo.
Recordemos que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
considerado arbitraria la capitalización de intereses, que ese mecanismo equivale a
un despojo del deudor, que la norma que como regla general prohíbe el anatocismo
es de orden público y que ese criterio se ha aplicado aún por encima del principio
de cosa juzgada.
Asimismo, la capitalización de intereses desde la demanda también
se considera inconstitucional por afectar el derecho de defensa en juicio de los
deudores, quienes se verían presionados a no discutir judicialmente sus derechos
ante la posibilidad cierta de un incremento desproporcionado del monto de la
deuda, si eventualmente se los condenase.
A su vez, la nueva norma produce una incongruencia legal; la
capitalización de intereses es una contradicción con un sistema en el que está
prohibida la actualización monetaria de las deudas (Art. 7 de la ley 23.928), lo cual
ha sido declarado constitucional por la Corte en reiteradas ocasiones.
La capitalización de intereses por este medio puede tener un efecto
comparable o mayor al de la actualización monetaria por índices de precios,
especialmente si se aplican tasas activas de interés.

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Asimismo, la aplicación de este tipo de anatocismo vulneraría el
límite del costo medio del dinero, establecido como pauta de abuso en el artículo
siguiente (art. 771 del CCCN). La mencionada norma permite al juez reducir los
intereses cuando los mismos exceden el “costo medio del dinero”.
La capitalización de intereses desde la notificación de la demanda,
especialmente si se aplica la tasa activa de interés bancario, indefectiblemente
excederá el costo medio del dinero pues esa tasa constituirá su costo máximo. Es
decir que nos encontraríamos con la contradicción, si la norma fuera mal aplicada,
que la ley permitiese a los jueces aplicar intereses de una forma que al mismo
tiempo deberían reducir.
Sin perjuicio de las críticas generales ensayadas, venimos a sostener
que el anatocismo no debe ser aplicado cuando se demanda una obligación de las
denominadas “deuda de valor”.
Deudas de valor son aquellas en las que “el monto resultante debe
referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la
evaluación de la deuda” (art 772 del CCCN).
Recordemos que entre las obligaciones de dar dinero y las de valor
existe una distinción ontológica. En una y en otra, el deudor debe cosas distintas. En
las primeras el deudor debe “desde el inicio de la obligación” una cantidad de
moneda, es decir, debe directamente dinero; mientras que en las segundas el
deudor debe un valor patrimonial.
Esta distinción es la posición de la mayoría de la doctrina nacional y
fue sostenida en las XIX Jornadas Nacionales de Derecho Civil, en donde se concluyó
que la distinción entre deudas de dinero y de valor existe desde el punto de vista
ontológico, porque hay una sustancial diferencia entre deber un “quantum”
(deudas de dinero) y un “quid” (deudas de valor). En las primeras se debe una
“cantidad de algo” que es dinero y en las segundas se debe otra cosa que es el
“valor de algo”.
La Doctrina considera deudas de valor a las indemnizaciones por
daños y perjuicios derivados de los hechos ilícitos. Como la mayoría de las

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demandas judiciales patrimoniales son por reclamos indemnizatorios, este criterio
tendría fuerte impacto cuantitativo y reduciría sustancialmente los casos en los que
se podría aplicar anatocismo por demandas judiciales.
Por los fundamentos expuestos, solicito se declare la
inconstitucionalidad del Art. 770 inc. b) del CCyCN.

SEGUNDO AGRAVIO: ANATOCISMO


Se agravia mi mandante toda vez que la doble imposición de
intereses determinada en el punto 6) de la sentencia en crisis constituye
anatocismo, vedado por nuestro orden público, alterando considerablemente los
derechos de aquél toda vez que duplica la pretensa indemnización.
Sabido es que el anatocismo es la operación por la cual los intereses
ya devengados son capitalizados. De tal forma, los intereses acumulados se agregan
al capital. El resultado de la suma del capital adeudado más los intereses
devengados hasta ese momento se constituye en una nueva base de cálculo, sobre
la cual se computarán nuevos intereses.
Esta prohibición tiene sus orígenes en el Imperio Romano y se ha
transmitido al Derecho moderno, prohibiéndose en las legislaciones
contemporáneas.
Hallamos su fundamento en un “criterio de moralización del
derecho”, al decir de Guffanti, para evitar abusos y para proteger a los deudores;
considerándose como una de las formas de usuras, al decir de Borda1.
En base a tales fundamentos, nuestra C.S.J.N. considera arbitraria la
capitalización de intereses cuando lleva a una consecuencia patrimonial que
equivale a un despojo del deudor, incrementando su obligación sobrepasando los
límites de la moral y las buenas costumbres, afectando los derechos de propiedad

1
BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil Argentino – Obligaciones, ob. cit., T. I, p. 347,
párrafo 494

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y de defensa en juicio, apartándose de la realidad económica del caso y
desentendiéndose de las consecuencias patrimoniales del fallo2.
Asimismo, la C.S.J.N. ha observado que tal prohibición reviste
carácter de orden Público3.
Tal es la gravedad y el perjuicio que ocasiona el anatocismo que
nuestro Máximo Tribunal, en reiterados fallos, ha resuelto no aplicar el anatocismo
luego del dictado de sentencias firmes que admitían la capitalización de intereses4.

La norma podrá ser declarada inconstitucional por afectar el derecho


de propiedad de los deudores, teniendo en cuanta la desmesurada consecuencia
patrimonial que el anatocismo provoca.
En este sentido, en los fallos ya referidos, la Corte ha considerado
arbitraria la capitalización de intereses por entender:
• que ese mecanismo equivale a un despojo del deudor;
• que la norma que como regla general prohíbe el anatocismo
es de orden público;
• que ese criterio se ha aplicado aún por encima del principio de
cosa juzgada.
La capitalización de intereses, tal como fuera establecida en el fallo
en crisis resulta, además de inconstitucional, comparable a la actualización

2
CSJN, 12/06/2012, “Banco de la Provincia de Buenos Aires c. Cohen, Rafael y otro s/ Ejecutivo”, La
LEY 26/06/2012, Cita online: AR/JUR/23923/2012. Otros fallos de la Corte con la misma doctrina:
“Automotores Saavedra S.A. c/Fiat Concord S.A.”, 17-03-2009, Cita: IJ-XXXII-719; “Jucalán Forestal
Agropecuaria S.A. c/Provincia de Buenos Aires s/Daños y perjuicios”, 24-03-1992. En el mismo
sentido, CNCom., Sala D, “Goñi, Alejandro Martín c. Stekelorum, Fabián Oscar s/ ejecutivo” •
10/11/2016, Cita Online: AR/JUR/72205/2016; CSJN, Fallos: 315:2980; 318:912; 324:4300; 325:1554
3
CSJN - 17/03/2009, S.C. A.413, L.XLIII - "Automotores Saavedra S.A. c/ Fiat Concord S.A. (RHE)" -
ElDial del 18.3.09. En el mismo sentido, Fallos: 318:1345; 320:158.
4
0 CSJN, “Fabiani, Esteban Mario c. Pierrestegui, Jorge Alberto”, del 16/09/1993 (Fallos: 316:3131);
“Sequieros, Eduardo Ricardo c. Miranda, Héctor Alejandro y otro”, del 14/12/1993 (Fallos:
316:3054); “Caja de Crédito Flores Sud Sociedad Cooperativa Limitada c. Coelho, José y otra”, del
08/02/1994 (Fallos: 317:53); “Quadrum SA c. Ciccone Calcográfica S.A.”, del 06/07/2004, entre otros

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monetaria por índices de precios, especialmente por aplicarse tasas activas de
interés5.
Asimismo, el reclamo del trabajador, constituye indudablemente una
deuda de valoren atención a que persigue un quid y no un quantum; toda vez que
debe cubrirse el valor del daño sufrido por la víctima.
Entonces, considerando que el anatocismo en el que incurre V.S.
tiene su origen las pretendidas excepciones del Art. 770 CCCN, el mismo NO resulta
de aplicación a las deudas de valor por los motivos que se detallan a continuación:
• resulta impensado aplicar anatocismo a una deuda que hasta el dictado de
sentencia carecía de cuantificación;
• en el proceso laboral, no sólo se discute la existencia, vigencia y exigibilidad
de la obligación, sino que también está controvertido el monto o extensión
de la misma;
• el anatocismo es regulado por el Art. 770 del CCCN, dentro de las normas
que regulan las denominadas obligaciones dinerarias; mientas que las
obligaciones de valor son incorporadas al CCCN en una norma (el art. 772)
que está ubicada posteriormente en el orden numérico ordinario de los
artículos del Código6. ;
• interpretación restrictiva que ha de realizarse de toda excepción a una regla
general; así, la regla general sigue siendo la prohibición del anatocismo;
• inequidad: sabido es que el monto de condena debe reflejar el valor real,
sobre todo en este tipo de reclamos, de hacerse lugar indiscriminadamente
al anatocismo, el mismo se vería incrementado indebidamente con
injustificados accesorios, lo que resultaría por demás de desproporcionado y
vulnerarían los límites impuestos por la moral, las buenas costumbres y el
orden público, consagrándose un abuso del derecho.

5
CSJN, “García Vázquez, Héctor y otro v. Sud Atlántica Cía. de Seguros", sentencia del 22.12.1992, ,
Fallos: 315:2980. El criterio se reiteró en ulteriores decisiones (ver Fallos: 316:3131; 317:53;
318:1345; 319:973; entre otros) y reafirmado en el fallo “Tazzoli, Jorge Alberto c/ Fibracentro S.A. y
otro”, T. 469. XL.28/02/2006, Fallos: 329:335
6
La demanda judicial como excepción a la prohibición del anatocismo; su inaplicabilidad a las
obligaciones de valor. Daniel Bautista Guffanti

9
En virtud de lo expuesto, solicito a V.E. deje sin efecto la aplicación el
art. 770 del CCCN, que dispone la capitalización, y revoque también este aspecto
de la sentencia, con costas a la actora.

TERCER AGRAVIO: APLICACIÓN DE UN ACTA DE CARÁCTER NO


VINCULANTE (NRO. 2764 de la CNAT)

Se agravia mi mandate por la aplicación del Acta 2764 de la CNAT del


07/09/2022 dispuesta por el aquo al caso de autos, teniendo en cuenta que la
misma no tiene carácter vinculante.
Es menester señalar que la aplicación del ART. 770 del Código Civil y
Comercial de la Nación afecta seriamente -en primer lugar- el patrimonio de esta
Aseguradora como consecuencia directa de la ruptura de la ecuación económica
financiera del contrato de afiliación y -en segunda instancia-, se vería perjudicada la
masa de los asegurados toda vez que a la ruptura de la ecuación mencionada
precedentemente sobrevendría la inequidad de la distribución de las prestaciones.
En virtud de lo expuesto, solicito a V.E. deje sin efecto la aplicación
de intereses ordenada por el A quo, y revoque también este aspecto de la
sentencia, con costas a la parte actora.

CUARTO AGRAVIO: INOBSERVANCIA DEL REGIMEN LEGAL EN


MATERIA DE INTERESES ESTABLECIDO POR LA LEY 27.348:

Se agravia mi mandante por la aplicación de tasa del acta 2764 de la


CNAT al caso de autos, cuando la fecha de notificación de la demanda aconteció el
día 12/07/2017, es decir, luego de la entrada en vigencia de la ley 27.348.
La mencionada ley establece en su art. 11 un régimen legal en
materia de intereses distinto al dispuesto por las tasas del fuero (CNAT). A saber:
“ARTÍCULO 11. — Sustitúyese el artículo 12 de la ley 24.557 por el

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siguiente texto: Artículo 12: Ingreso base. Establécese, respecto del cálculo del
monto de las indemnizaciones por incapacidad laboral definitiva o muerte del
trabajador, la aplicación del siguiente criterio: 1°. A los fines del cálculo del valor del
ingreso base se considerará el promedio mensual de todos los salarios devengados
—de conformidad con lo establecido por el artículo 1° del Convenio N° 95 de la
OIT— por el trabajador durante el año anterior a la primera manifestación
invalidante, o en el tiempo de prestación de servicio si fuera menor. Los salarios
mensuales tomados a fin de establecer el promedio se actualizarán mes a mes
aplicándose la variación del índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de
los Trabajadores Estables). 2°. Desde la fecha de la primera manifestación
invalidante y hasta el momento de la liquidación de la indemnización por
determinación de la incapacidad laboral definitiva, deceso del trabajador u
homologación, el monto del ingreso base devengará un interés equivalente al
promedio de la tasa activa cartera general nominal anual vencida a treinta (30)
días del Banco de la Nación Argentina. 3°. A partir de la mora en el pago de la
indemnización será de aplicación lo establecido por el artículo 770 del Código Civil y
Comercial acumulándose los intereses al capital, y el producido devengará un
interés equivalente al promedio de la tasa activa cartera general nominal anual
vencida a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina, hasta la efectiva
cancelación”
Es importante resaltar que es la propia acta cuestionada la que en su
parte final resuelve ACLARAR que el acuerdo sería para aquellos créditos que no
tengan un régimen legal en materia de intereses aplicable como ocurre en el caso
de ley 27.348.
En virtud de lo expuesto, solicito a V.E. deje sin efecto la aplicación
del acta 2764, estableciendo la aplicación de la tasa de interés dispuesta por la Ley
27.348: interés equivalente al promedio de la tasa activa cartera general nominal
anual vencida a treinta (30) días del Banco de la Nación Argentina.

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QUINTO AGRAVIO: PORCENTAJE DE INCAPACIDAD

Se agravia mi mandante del grado de incapacidad determinado por el


AQUO de 38.94% ello en virtud de las siguientes consideraciones:

1RO: DISIDENCIA
El perito no describe cual fue el tratamiento efectuado por
odontología en el actor, si bien en la foto se observa la falta de piezas dentarias,
impresiona que se encuentran colocados los pernos para la colocación de prótesis
fija, por lo que en ese caso no corresponde incapacidad.
El perito no indica estudios complementarios que demuestren y
justifiquen la limitación funcional en la columna cervical. No existe ninguna
justificación clínica para la presencia de la misma

2DO: EL PERITO OFICIAL NO DESCRIBE UNA PERICIA PSICOLÒGICA


QUE CERTIFIQUE LA SECUELA:

El Perito Oficial no desarrolla ni describe una historia clínica que


certifique las posibles lesiones que dieron origen a la secuela psicológica. No se
describen lesiones físicas en forma concreta y científica. El actor registra un alta
médica con reingreso a sus tareas habituales o sea sin incapacidad de ningún tipo.
No está descripto que el actor realizó tratamiento psiquiátrico y/o psicológico
alguno. No fundamentada la posible secuela por el PO, porque consideran que el
mismo se debe a las causas por las que se demanda. Es decir que el dictamen
psicológico carece de sustento para su vinculación con el accidente sufrido.
Asumen, con total liviandad la relación mencionada, afirmación que es
absolutamente incorrecta. Asimismo, no tienen en cuenta la personalidad de base
del actor, y no realizan el diagnóstico diferencial con las numerosas causas de la
vida diaria, factibles de generar el cuadro señalado. Es decir que deberían haberse

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expedido sobre que otras causas pueden ser origen del trastorno psicológico
encontrado. Es así que, tras las consideraciones sobre la causalidad, eluden referirse
a la importancia de alguna patología preexistente, constitucional y a la personalidad
previa del actor.
EN LO GENERAL
No aplican la Capacidad Restante o Residual al valorar la incapacidad.
Respecto al daño psicológico: Solamente serán reconocidos las RVAN O DAÑO
PSICOLÓGICO que tengan directa relación con eventos traumáticos relevantes que
ocurran en el trabajo, ya sea como accidentes, o como testigos presenciales del
mismo. No es el caso de autos. El informe pericial no logra determinar si existe una
verdadera incapacidad psíquica tanto para continuar desempeñando sus
actividades habituales como para relacionarse consecuente con lo dirimido en
autos, resultado de investigar y deslindar las bases estructurales de la personalidad
según el baremo. Para determinar daño psíquico en sentido estricto (Risso, R. daño
psíquico. Delimitación y diagnóstico”) además de lo que pudiera diagnosticar, debe
verificar la pérdida de manera perdurable (más de dos años desde el hecho) la
capacidad para desempeñar sus tareas habituales; acceder al trabajo, ganar dinero
o relacionarse, por lo que no deben tomarse en cuenta las inferencias a ello por
falta de la debida comprobación.
Por lo expuesto, sin el concienzudo análisis de diagnósticos
diferenciales, ni tipificadores de merma psíquica consecuente a lo dirimido en autos
y solicitado en Puntos periciales , y/o que evidencien disminución de la capacidad
psíquica derivada del cuadro clínico y reflejada en los diferentes ámbitos de su vida:
social, personal, laboral y familiar (Robles y Medina, 2008), las Conclusiones se
agotan en la mera opinión de quien lo hiciera sin aportar elementos conducentes al
sostén de los dichos y nexo causal al reclamo de autos, solicitando la NULIDAD del
Informe presentado tal las consideraciones expresadas.
Por lo tanto, de lo precedentemente expuesto surge la existencia de
una sobrevaloración de la incapacidad que presenta el actor, sea por falta de
criterio médico-legal o desconocimiento de la fisiopatología de las afecciones por

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las que se demanda, ameritando una revisión del caso a los efectos de arribar a una
justa valoración de su capacidad laboral.
Con respecto al diagnóstico psicológico, se debe considerar que en
toda situación médico legal la simulación es una posible constante en el intento
deliberado de mentir o engañar acerca de una enfermedad o discapacidad,
exagerando la sintomatología. El DSM-IV define como simulación a la producción
intencionada de síntomas físicos o psicológicos desproporcionados o falsos,
motivados por incentivos externos como no realizar el servicio militar, evitar un
trabajo, obtener una compensación económica, escapar de una condena criminal u
obtener drogas. Se plantea la cuestión de si la simulación puede ser, en sí misma,
reflejo de algún trastorno mental. Ello puede resultar bastante claro en el llamado
trastorno "facticio" o ficticio, en donde la persona finge síntomas físicos o
psicológicos intencionadamente, con el fin de asumir el papel de enfermo; en el
trastorno histriónico de la personalidad, por la falta de control sobre su conducta
manipuladora; pero también pudiera ser un comportamiento neurótico la
exageración consciente de molestias físicas o mentales para conseguir un objetivo
económico, laboral, profesional, etc. Sin embargo, desde el Derecho, no se hacen
estas matizaciones y se considera que ciertos comportamientos tienen una
intención clara por parte de la persona que los lleva a cabo. Se ha comprobado que
las personas que tienen acceso a información relacionada con las alteraciones
cerebrales y las pruebas neuropsicológicas pueden alterar con mayor probabilidad
sus resultados. Suelen tener un amplio conocimiento del problema por haber
estado expuestos a múltiples evaluaciones por diferentes expertos, frecuentemente
repetidas en intervalos de entre una y dos semanas, han observado a otros
pacientes como ellos, pasando por un entrenamiento inadvertido e inconsciente, y
suelen tener más tiempo para preparar su futura evaluación. Sin embargo, es
posible abordar la simulación a través de las inconsistencias en las ejecuciones
repetidas de una prueba. De hecho, es bastante difícil mantener la misma ejecución
cuando se emplean baterías de gran amplitud, por lo que este método permite
obtener un índice válido para detectar una posible simulación.

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Uno de los trastornos que suelen ser objeto de simulación, es el
estrés post-traumático, para establecerlo es necesario hacer una descripción
meticulosa de los síntomas, los tratamientos previamente aplicados, y una
cuidadosa corroboración sobre la veracidad de la información. En la fase de
obtención de información, el clínico debe ser muy cuidadoso de no proporcionar
información alguna a la persona sobre cuáles son los síntomas claves de este
trastorno. Uno de los inconvenientes que tiene el diagnóstico clínico es que se basa
en el auto-informe del paciente sobre los síntomas subjetivos; por lo que la
actividad que tenía la persona supuestamente afectada una semana antes a la
ocurrencia del estresor deberá ser comparada con la actividad que mantiene en el
momento de la evaluación, y examinar si existe una razonable relación entre los
síntomas y el estresor, el tiempo transcurrido entre el estresor y los síntomas
desarrollados, y la relación entre algún trastorno previo y los síntomas actuales. El
psicólogo debe insistir en que el sujeto proporcione una descripción detallada de los
síntomas del trastorno. Los simuladores puede que tengan un amplio conocimiento
acerca de cuáles son los síntomas característicos que configuran el trastorno por
estrés post traumático, pero normalmente fallan en adecuar esos síntomas a su
vida cotidiana dando una descripción poco detallada. Los síntomas inventados
suelen ser vagos o bastantes artificiosos y forzados. Otra indicación que habrá que
seguir para considerar una posible simulación es si la persona minimiza otras
posibles causas de sus síntomas y exagera como causa de sus síntomas el accidente
o situación por la que solicita una compensación.
Las principales medidas desarrolladas para detectar la simulación de
trastornos de la memoria incluyen test muy simples, que pueden ser realizados
correctamente incluso por personas con daño cerebral, en los que los simuladores
suelen mostrar mayor déficit que los verdaderos pacientes. Una nueva corriente se
está desarrollando para poder detectar la simulación de los trastornos amnésicos,
representada por el análisis del fenómeno de la interferencia proactiva. El interés
por utilizar la interferencia proactiva como detector de simulación parte del
supuesto de que es este un proceso cognitivo automático, que está fuera del

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control consciente del sujeto. Otros estudios se han centrado en la detección de la
simulación a través de pruebas de memoria implícita, las personas amnésicas
generalmente muestran una cercanía a las personas normales en la ejecución de
test con el efecto del priming.
Los procedimientos de valoración de la simulación, en el ámbito
clínico, se han basado en el uso de medidas neuropsicológicas convencionales y en
el empleo de test específicos para tal fin. Dentro de la primera opción, se han
analizado las curvas de ejecución en tareas de dificultad variable, los aciertos en
pruebas de recuerdo, de reconocimiento y tareas en las que se exige discriminar
entre dos tipos de estímulos, tareas de memoria, la amplitud de memoria para los
dígitos; la comparación de índices de atención e índices de memoria, y el
conocimiento semántico. Si bien pruebas de este tipo se han considerado óptimas
para detectar posibles casos de simulación, se contempla la necesidad de aplicar
pruebas complementarias para mejorar la validez y fiabilidad de los resultados.
Algunos complementan con test neuropsicológicos clásicos para la detección de
posibles simuladores.
La simulación, el engaño o el fingimiento, potencialmente se pueden
manifestar en todo tipo de enfermedades somáticas y trastornos mentales. Por eso,
es necesario utilizar también procedimientos de evaluación diferentes para
desenmascarar a las personas que pudieran presentar o exagerar síntomas de muy
diverso orden; ya que no es lo mismo simular daño físico, como una lesión cerebral,
que daño psicológico, como un trastorno mental. Cualquiera que sea la naturaleza
de los síntomas, con frecuencia es conveniente contar con la participación del
psicólogo, a la hora de evaluar su autenticidad; y en particular cuando las molestias
referidas por la persona afectan a las funciones cognitivas, como la atención o la
memoria, y son susceptibles de evaluación neuropsicológica. A pesar de que las
exploraciones médicas pueden descartar daños o alteraciones orgánico-cerebrales,
en ocasiones el paciente no deja de referir problemas en su vida diaria a la hora de
conducir, de acordarse de cosas, etc., siendo estos los argumentos empleados por

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los peritos en las diferentes causas judiciales y sobre los que es necesario tomar una
decisión.
La credibilidad sobre el carácter verdadero o simulado de los
síntomas o de estos testimonios, en cuanto que entra dentro de las opiniones
subjetivas, difícilmente puede ser objeto de investigación científica. Sin embargo, sí
puede ser analizada la validez de los síntomas o del cuadro clínico que la persona
manifiesta, para determinar con criterios científicos una probable situación de
fingimiento o exageración. En este sentido, se sugiere hacer una aproximación
multifactorial para determinar la existencia de una situación de simulación; para lo
cual, es necesario: determinar la gravedad del daño, mediante un registro de los
diferentes síntomas; evaluar al paciente mediante pruebas estandarizadas;
considerar diagnósticos psicológicos o médicos alternativos para explicar la causa
de los síntomas aducidos por la persona; utilizar pruebas que se ajusten a las
características demográficas de los sujetos evaluados; y utilizar, simultáneamente,
pruebas neuropsicológicas e indicadores de validez específicos, para determinar la
posible simulación de los síntomas.
El Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas es un
instrumento de evaluación mediante autoinforme, que consta de 75 ítems con un
formato de respuesta dicotómico verdadero-falso, que pretende detectar patrones
de exageración de síntomas de carácter psicopatológico y neuropsicológico. Su
aplicación puede resultar útil, administrándolo aisladamente o formando parte de
una batería de evaluación más completa, tanto en contextos clínicos como médico
legales o forenses. Permite obtener una puntuación total que se refiere al perfil de
simulación general que presenta el sujeto y cinco escalas específicas referidas a la
simulación de síntomas de distintos trastornos psicopatológicos y
neuropsicológicos.
Algunos test psicológicos se realizan bajo métodos estadísticos, ya
sean cuestionarios, dibujos, historias, etc. Es bien sabido que en los tiempos que
corren, con el avance de la tecnología, las redes sociales y las páginas web, distintos
tipos de información están al alcance de cualquier individuo, esto sucede con los

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test psicológicos, basta con navegar por determinadas páginas web, para encontrar
la información necesaria de cómo burlar algunos de ellos para, a criterio personal,
padecer o no una patología psíquica. Es por esto que se torna cada vez más
necesario la realización del Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas, y
que el perito que transcriba su resultado, ya que si bien cada persona es un ser
individual y posee una psiquis única, resulta llamativo, al no hacerse mención a la
realización de tratamiento psicológico o siquiera consulta por la especialidad
durante los trece años posteriores al inicio de la sintomatología, que el actor
presente una repercusión psíquica solo recién al momento de realizar la evaluación
pericial.
Con respecto a los factores de ponderación el baremo de la Ley de
Riesgos de Trabajo sostiene que “Una vez determinados los valores de cada uno de
los 3 factores de ponderación, éstos se sumarán entre sí, determinando un valor
único. Este único valor será el porcentaje en que se incrementará el valor que surja
de la evaluación de incapacidad funcional de acuerdo a la tabla de evaluación de
incapacidades laborales. Aclarando que “Cuando se hace referencia a incremento
del porcentaje de la tabla, implica que se debe multiplicar por el porcentaje de
dicha tabla (1+x%). Sin embargo, el perito erróneamente suma el factor edad
directamente.
Por último, el Artículo 1º de la Resolución 216/03 de la SRT define
como Recalificación Profesional al proceso continuo y coordinado de adaptación y
readaptación que comprende el suministro de medios -especialmente orientación
profesional, formación profesional y colocación selectiva- para que los trabajadores
afectados por accidentes o enfermedades profesionales puedan obtener, ejercer y
conservar un empleo adecuado. El perito no especifica cual es el proceso que ha
llevado a cabo para determinar que el actor amerita incapacidad por recalificación.
A todo evento, deberá reajustarse el porcentaje de incapacidad
conforme Baremo de Ley; por las patologías descriptas.

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SEXTO AGRAVIO: INCAPACIDAD PSICOLÓGICA

Es importante destacar que en los presentes que el perito médico


refiere que la parte actora presenta incapacidad psicológica sin hacer una clara y
precisa evaluación del actor, note V.E. que surge de la pericia medica obrante en
autos que se limita a remitirse al psicodiagnóstico presentado en autos de forma
privada por el actor, y que antes los reiterados pedidos de explicaciones en dicha
materia, las mismas no logran ser suficientes para dar una clara y precisa
explicaciones que vinculen a las patologías producidas con la supuesta incapacidad
psicológica determinada.
Es decir, DE LOS PROPIOS DICHOS DEL PERITO, SURGE QUE EL
MISMO NO HIZO NINGÚN ANÁLISIS DE LA PSIQUIS DEL ACTOR, sino que
simplemente se limitó a tener por probadas lesiones en la psiquis del actor ante un
estudio psicodiagnóstico realizado de forma privada:
No se puede dejar de resaltar que es parte de su labor pericial hacer
un análisis exhaustivo y completo del actor y EN CONJUNTO con los exámenes
complementarios -en este caso “psicodiagnóstico-” realizar su informe pericial. Sin
realizar una crítica razonada y concreta al estudio realizado se estaría ante un
análisis parcial y subjetivos de los mismos.
Nótese que el estudio psicodiagnóstico agregado en autos determina
que el actor es portador de RVAN GRADO II, pero no es tarea del estudio
psicodiagnóstico determinar o no determinar que el actor sea portador de
incapacidad, sino acompañar test psicológicos, que debe analizar el perito
designado en autos, siendo LABOR EXCLUSIVA DEL PERITO MEDICO DETERMINAR
LA MISMA.
Sin perjuicio de ello, el mismo perito determina que la actora
presenta una incapacidad psicológica del 10% por REACCIÓN VIVENCIAL ANORMAL
DEPRESIVA GRADO II, SOBREVALORANDO TOTALMENTE LA MISMA.

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En toda situación médico legal la simulación es una posible constante
en el intento deliberado de mentir o engañar acerca de una enfermedad o
discapacidad, exagerando la sintomatología.
El DSM-IV define como simulación a la producción intencionada de
síntomas físicos o psicológicos desproporcionados o falsos, motivados por
incentivos externos como no realizar el servicio militar, evitar un trabajo, obtener
una compensación económica, escapar de una condena criminal u obtener drogas.
Se plantea la cuestión de si la simulación puede ser, en sí misma,
reflejo de algún trastorno mental. Ello puede resultar bastante claro en el llamado
trastorno "facticio" o ficticio, en donde la persona finge síntomas físicos o
psicológicos intencionadamente, con el fin de asumir el papel de enfermo; en el
trastorno histriónico de la personalidad, por la falta de control sobre su conducta
manipuladora; pero también pudiera ser un comportamiento neurótico la
exageración consciente de molestias físicas o mentales para conseguir un objetivo
económico, laboral, profesional, etc. Sin embargo, desde el Derecho, no se hacen
estas matizaciones y se considera que ciertos comportamientos tienen una
intención clara por parte de la persona que los lleva a cabo.
Se ha comprobado que las personas que tienen acceso a información
relacionada con las alteraciones cerebrales y las pruebas neuropsicológicas pueden
alterar con mayor probabilidad sus resultados. Suelen tener un amplio
conocimiento del problema por haber estado expuestos a múltiples evaluaciones
por diferentes expertos, frecuentemente repetidas en intervalos de entre una y dos
semanas, han observado a otros pacientes como ellos, pasando por un
entrenamiento inadvertido e inconsciente, y suelen tener más tiempo para preparar
su futura evaluación.
Sin embargo, es posible abordar la simulación a través de las
inconsistencias en las ejecuciones repetidas de una prueba. De hecho, es bastante
difícil mantener la misma ejecución cuando se emplean baterías de gran amplitud,
por lo que este método permite obtener un índice válido para detectar una posible
simulación.

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Uno de los trastornos que suelen ser objeto de simulación, es el
estrés post-traumático, para establecerlo es necesario hacer una descripción
meticulosa de los síntomas, los tratamientos previamente aplicados, y una
cuidadosa corroboración sobre la veracidad de la información. En la fase de
obtención de información, el clínico debe ser muy cuidadoso de no proporcionar
información alguna a la persona sobre cuáles son los síntomas claves de este
trastorno. Uno de los inconvenientes que tiene el diagnóstico clínico es que se basa
en el auto-informe del paciente sobre los síntomas subjetivos; por lo que la
actividad que tenía la persona supuestamente afectada una semana antes a la
ocurrencia del estresor deberá ser comparada con la actividad que mantiene en el
momento de la evaluación, y examinar si existe una razonable relación entre los
síntomas y el estresor, el tiempo transcurrido entre el estresor y los síntomas
desarrollados, y la relación entre algún trastorno previo y los síntomas actuales.
En el síndrome de daño cerebral post-traumático, bastante frecuente
en la sociedad actual, en gran medida como consecuencia de accidentes laborales y
de tráfico, se suelen manifestar dolores de cabeza, mareo, estados de ansiedad,
inestabilidad emocional, visión borrosa, déficit de concentración y problemas de
memoria. De todos los síntomas, los más fáciles de simular son los emocionales. El
daño cerebral post-traumático puede ser confundido con el trastorno por estrés
post-traumático, al ser también bastante frecuente después de sufrir un
traumatismo craneoencefálico. Ambos trastornos tienen componentes comunes
como son la amnesia de algún elemento del hecho traumático, síntomas
depresivos, alteraciones del sueño, irritabilidad, dificultades de concentración e
intolerancia a los sonidos fuertes; sin embargo, no es posible que ambos trastornos
se encuentren en la misma persona porque, quien ha sufrido una lesión cerebral
con pérdida de la conciencia, no va a poder re-experimentar el acontecimiento
traumático, de modo que el carácter excluyente de ambos trastornos justificaría la
conclusión de simulación cuando se presentan conjuntamente.
Algunos test psicológicos se realizan bajo métodos estadísticos, ya
sean cuestionarios, dibujos, historias, etc. Es bien sabido que en los tiempos que

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corren, con el avance de la tecnología, las redes sociales y las páginas web, distintos
tipos de información están al alcance de cualquier individuo, esto sucede con los
test psicológicos, basta con navegar por determinadas páginas web, para encontrar
la información necesaria de cómo burlar algunos de ellos para, a criterio personal,
padecer o no una patología psíquica.
Es sumamente llamativo que el actor, a dos años y medio de ocurrido
el accidente, no haya realizado consulta alguna con un especialista en psicología, y
aun así posea tal secuela psíquica recién al momento de realizar el examen pericial.
Cabe recordar que el Baremo de la Ley 24.557, así como el listado de
Enfermedades Profesionales Decreto 659/96, se torna de aplicación obligatoria y no
optativa a fines de mera consulta, ya que ha sido elaborado sobre especificas
pautas que fueron promulgadas y declaradas constitucionales por la Corte Suprema,
y sobre todo, teniendo en cuenta que los contratos se han elaborado sobre cálculos
actuariales efectuados en base a tal norma, por lo que obligan en casos como el
presente el cumplimiento de la misma, habiéndose ratificado su obligatoriedad en
cuestiones como la presente por la Ley 26.773, art. 9° promulgada el 25 de octubre
del 2012.
Este Baremo, en su título “Psiquiatría” manifiesta que las reacciones
o desordenes por estrés post traumático serán consideradas para su evaluación
como reacciones vivenciales anormales, considerando para su evaluación la
personalidad básica del sujeto, la biografía, los episodios de duelo, la repuesta
afectiva, las expectativas laborales frustradas y sus relaciones personales con el
medio. Las Reacciones vivenciales anormales neuróticas se clasifican en:
Grado I: Están relacionadas a situaciones cotidianas, la magnitud es
leve, no interfiere en las actividades de la vida diaria, ni a la adaptación de su
medio. No requieren tratamiento en forma permanente. Incapacidad: 0%
Grado II: Se acentúan los rasgos de la personalidad de base, no
presentan alteraciones en el pensamiento, concentración o memoria. Necesitan a
veces algún tipo de tratamiento medicamentoso o psicoterapéutico. Incapacidad:
10%

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Grado III: Requieren un tratamiento más intensivo. Hay remisión de
los síntomas más agudos antes de tres meses. Se verifican trastornos de memoria y
concentración durante el examen psiquiátrico y psicodiagnóstico. Las formas de
presentación son desde la depresión, las crisis conversivas, las crisis de pánico,
fobias y obsesiones. Son reversibles con el tratamiento psicofarmacológico y
psicoterapéutico adecuado. Al año continúan los controles. Incapacidad: 20%
Grado IV: Requieren de una asistencia permanente por parte de
terceros. Las Neurosis Fóbicas, las conversiones histéricas, son las expresiones
clínicas más invalidantes en este tipo de reacciones. Las depresiones neuróticas
también pueden ser muy invalidantes. Incapacidad: 30%
Teniendo en cuenta que el actor no requiere de asistencia
permanente, no padece neurosis fóbicas ni conversiones histéricas, no posee
trastornos de la memoria y la concentración, de acuerdo a esta clasificación, la
incapacidad otorgada por la experta se encontraría sobrevalorada.

Atento a las consideraciones anteriores, observando que la


incapacidad física y que la lesión por la que reclama es de carácter LEVE, venimos a
solicitar se rechace la incapacidad psicológica.-

SÉPTIMO AGRAVIO: COMPUTO DE HONORARIOS REGULADOS POR


EL A QUO.
En tal sentido, agravia mi parte, en las elevadas alícuotas fijadas para
considerar los honorarios de los profesionales intervinientes, los cuales resultan a
todas luces excesivos.
A la luz de lo expuesto, adquiere mayor firmeza la idea de que el a
quo actuó en forma arbitraria, omitiendo cumplir con elementales principios
procesales lo cual genera a mi parte agravios de naturaleza constitucional. Por lo
tanto, el pronunciamiento apelado deberá ser revocado.

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OCTAVO AGRAVIO: SE AGRAVIA MI MANDANTE DEL CÓMPUTO
DE INTERESES ESPECIFICADOS POR EL A QUO.

Para el hipotético e improbable caso de que pudiere corresponder el


pago de algún tipo de interés en la especie sobre una eventual suma a cargo de mi
mandante, el mismo de ninguna manera podría devengarse desde la fecha del
accidente, como consigna el sentenciante en la resolución atacada, sino que el
mismo deberá devengarse desde la fecha de dictado de la sentencia de autos.
En efecto, esta ART jamás se estuvo en mora.
Por ello, la improcedencia del pago de intereses en autos resulta
manifiesta y evidente. De otra manera, la presente decisión se transformaría en un
verdadero “enriquecimiento sin causa” en cabeza del actor, afectándose de igual
forma el derecho de propiedad de mi mandante, derecho éste de directa raigambre
constitucional.
Por ello, se solicita expresamente se deje sin efecto los intereses
indicados, debiendo decidirse que los mismos deberán correr desde la fecha del
pronunciamiento.
Así las cosas, se agravia mi parte del cómputo de interés que especifica
el A quo como aplicable en la especie, por resultar el mismo arbitrario y
confiscatorio, afectándose el derecho de propiedad de mi mandante.
Consecuentemente con lo expuesto, se requiere de V.E. que rechace
tal decisión del A quo.

III.- Cuestión Federal:


En atención a que la hipotética confirmación en lo que fuera
materia de agravios del decisorio recaído en autos convertirá la sentencia en
arbitraria y vulnerará los derechos constitucionales de propiedad y defensa de mi
parte, mantengo el caso federal oportunamente planteado para ocurrir ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación por la vía del art. 14 de la ley 48.

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IV.- Petitorio:
En atención a las consideraciones expuestas, a V.E. solicito:
1.- Se me tenga por presentada en el carácter invocado.
2.- Se tenga por interpuesto en legal tiempo y forma el recurso de
apelación impetrado.
3.- Se tenga por expresados los agravios correspondientes;
4.- Oportunamente se haga lugar a los agravios vertidos por mi
parte, se revoque la sentencia de fecha 18/05/2023, con el alcance aquí indicado y
con expresa imposición de costas a la contraria;
5.- Se tenga presente la reserva del caso federal en los términos
del art.14 de la Ley 48.

Proveer de conformidad que…,


SERA JUSTICIA.-

Signature Not Verified 25


Digitally signed by ROSA
ELIZABETH CALANDRIA
Date: 2023.05.29 14:24:53 ART

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