Está en la página 1de 4

Entrecruzamiento discursivo entre

psicología y derecho. Interacción.


Discursos opuestos pero que comparten
un mismo objeto de estudio: la
CONDUCTA, el comportamiento
humano. En el campo legal, ambas
ciencias se entrecruzan con relación a
un SUJETO en situación de
atravesamiento legal.

Todos los sujetos se encuentran


atravesados legalmente. Ley que pre-existe
al sujeto, nace en un mundo de lenguaje
donde ya hay Ley, aunque esa ley (positiva)
no es exactamente la ley que más ocupa a
la psicología (ley subjetiva). Al indicar Sujeto en situación de atravesamiento legal es el estado circunstancial que puede ocupar
a un individuo en algún momento de su vida, la eventual situación que lleva a un sujeto a verse involucrado en un proceso que lo
sitúa en otro escenario, escenario legal, más precisamente jurídico-judicial. Situaciones que requieren de la intervención de un
otro para su resolución (Poder Judicial).

> Fuero Familia → juicios por cuota alimentaria, régimen de visitas, tenencia, guarda, adopciones, divorcios contradictorios.
> Fuero Civil → juicios por daños y perjuicios, incapacidad civil, insania, protección de persona, filiación, parentesco,
matrimonio, derechos sucesorios, herencia, legados, testamentos, etc.
> Fuero Laboral → accidente de trabajo, enfermedad profesional, enfermedad sobreviniente, despidos, indemnizaciones.

En el fuero penal, el psicólogo jurídico en calidad de perito interviene esencialmente en la evaluación de inimputabilidad,
determinación de peligrosidad, evaluación de victimario y víctima en delitos contra la integridad sexual, entre otros. Pero por
fuera de la actividad pericial, la intervención del psicólogo en instituciones conexamente vinculadas con el discurso e
intervención judicial, abarca la evaluación diagnóstica, pronóstica, asistencia, confección de historias criminológicas, asistencia,
tratamiento, seguimientos. Entonces podemos decir que en materia de hechos controversiales, se asiste a una diversidad de
situaciones que no son únicamente aquellas que podemos pensar en materia penal. Hay otras que nos convocan en calidad de
psicólogos jurídicos que están comprendidas en otros Fueros como el de familia, penal juvenil, administrativo contencioso, civil
comercial federal. A ello debemos sumarle la actividad asistencia del profesional psicólogo en el conjunto de Instituciones que
mencionamos en la primera clase y que reciben los efectos del discurso jurídico.

Nuestra ciencia - la psicología – es el estudio del comportamiento humano y el Derecho también estudia el comportamiento
humano, si bien lo hace desde otra perspectiva. ¿Qué es el Derecho entonces? un conjunto de normas que tienen por finalidad
regular las relaciones humanas en sociedad. Es un sistema de normas más o menos coercibles que rigen la convivencia social.
¿Más o menos coercibles? Que son susceptibles de ser aplicadas (conforme sea necesario) con auxilio de la fuerza pública en
caso de inobservancia o incumplimiento. Las normas jurídicas que constituyen el derecho están respaldadas por la fuerza
pública del Estado. Ejemplo: testigos en curso de un proceso judicial. Entonces, está claro que la autoridad judicial como órgano
jurisdiccional puede auxiliarse con la fuerza pública para el logro de su cometido. Así, lo coercible implica una presión ejercida
por la autoridad para forzar un cambio en la conducta o voluntad de un individuo.

Las normas pueden ser “imperativas” y “dispositivas”.


> Normas Imperativas, → se imponen independientemente de la voluntad del sujeto.
> Normas Dispositivas → resultan prescindibles mediante el principio de autonomía de la voluntad y por ello debemos
diferenciar una presentación espontánea y voluntaria de aquella que deviene por requerimiento de la autoridad judicial.

# Psicología – SER - // Derecho – DEBER SER -


Ya Piaget había trabajado algo y Martín Garrido lo cita a partir de una distinción que el primero establece entre nuestra ciencia y
la ciencia jurídica. Diferenciación del orden epistemológico:es la psicología quien descubre las leyes la naturaleza del sujeto -de
sus conductas-, es la Ley positiva la que nos dice lo que debemos hacer.

En tanto la psicología parte de lo que sería naturaleza, es decir, el “Ser” como supuesto o base de la acción misma siguiendo a
Urra Portillo, el Derecho hace lo propio desde el “Deber ser”. Ese deber ser. Ambas ciencias -Psicología y Derecho- resultan
ciencias humanas y sociales.
Es el Derecho quien interroga sobre los sucesos, eventos y acciones del sujeto en términos de resultados o consecuencia de
dichas acciones. Por ello, la conducta para el Derecho siempre es conducta exteriorizada.
Por su parte, la Psicología hará lo propio – estudiar el comportamiento humano - centrada en los causales o motivaciones que
pueden resultar incidentales y rectoras en sus actos, es decir, todos aquellos procesos psíquicos o mecanismos internos del
individuo que pueden promover determinadas acciones o determinadas conductas.

Cuando hablamos de entrecruzamientos discursivos entre psicología y ley, entre psicología y Derecho no podemos dejar de
mencionar que el discurso jurídico es un “discurso de poder”. El Derecho como Derecho absoluto, la ley como ley positiva es
discurso de poder, elaborado a la medida de aquellos que ostentan y ejercen el poder.

El discurso de occidente es un discurso de poder. Poder que no sólo puede aparecer implícita o explícitamente en lo
discursivo sino que impacta históricamente en toda institucionalidad emergente en una sociedad en diferentes momentos socio-
históricos, políticos y económicos. Mientras algunos dedican todo el tiempo al discurso del poder otros, le suman energía al
poder del lenguaje, al poder de la palabra, a la dialéctica como acción que instaura algo del orden de la fuerza, poder de la
palabra, su alcance y sus efectos. Resultan sinónimos de poder; la fuerza y la potencia. Fuerza dirigida hacia algo o hacia
alguien. Potencia que ejerce el empuje hacia algunas cosas, sea para moverlas, sea para resistir su movimiento. Es en torno al
poder como fuerza que se establece una relación de una parte frente a la otra o una parte a favor de unos contra otros.

En un proceso en el que se pasa de la hominización a la humanización hay algo del orden de la renuncia que necesariamente
debe darse para poder vivir en sociedad. Se renuncia a los derechos individuales en pos de los intereses colectivos. Se trata de
una sustitución del poder como fuerza individual, como violencia, por el poder como derecho absoluto.

En la medida que dicha operación aparece triunfadora respecto de los objetivos que fija la cultura (la relación y convivencia entre
los unos y los otros) se presenta un nuevo problema: es que el poder de la sociedad civil que nace para imponerse a la violencia
de los individuos y que además se muda en violencia de las instituciones. Violencia en las instituciones refiriéndose a las
conocidas como instituciones totales, aquellas en donde la vida de un individuo es reglada y administrada desde el momento en
que éste se levanta hasta que se acuesta. Una institución total puede definirse como un lugar de alojamiento, residencia y
trabajo donde un gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un periodo de tiempo, comparten en
su encierro una rutina diaria administrada formalmente. Si hay institución que encuadra con el concepto de total y cerrada es la
cárcel. Establecimientos psiquiátricos, Comunidades Terapéuticas y como antecedente de principios del siglo pasado, un amplio
abanico de ámbitos de protección y educación de la “minoridad” como fueron las escuelas hogares, los orfanatos, patronatos,
pupilajes, tutelajes, etc.

Cárcel que aparece con el correccionalismo hace doscientos años, Mucho de lo que acontece en su interior guarda relación
respecto de la violencia de las instituciones. Prini menciona diferenciación de poderes que plantea Kenneth Galbraith:
> Poder penal → consiguen la sumisión de la voluntad del otro, por la amenaza o la realidad de la pena.
>Poder remunerativo → consiguen la sumisión de la voluntad del otro, por la promesa o la realidad del premio.
> Poder acondicionador → consigue la sumisión de la voluntad del otro, a través de la persuasión y de la educación (cuando es
explícito), O (cuando es implícito) a través de la cultura, escapando a la conciencia de aquellos sobre los que se ejercita.

Esto nos lleva a otras de las cosas que plantea Franco Basaglia y que tiene que ver con las contradicciones, las
contradicciones en el poder y aquellas que tenemos nosotros mismos como sociedad. Dicho autor, médico psiquiatra.
Experiencia que podemos resumir como un proceso de desmanicomialización que esencialmente consistió en derribar los muros
de los establecimientos psiquiátricos, sacando a los pacientes de su interior y ubicándolos para su abordaje en el escenario
considerado “natural” para su permanencia y pertenencia, es decir, la propia comunidad en la cual encontraba el origen de ellos.

Los primeros requerimientos del sistema jurídico americano a nuestra ciencia, los pertenecientes al sistema jurídico de España a
través de los representantes de la psiquiatría forense en 1891 tras conocer los aportes tempranos de Lombroso, Ferri y Garófalo
en Italia corriendo el año 1876, fueron forjando el camino para la ingreso del decir psicológico en los estrados judiciales
aportando a letrados y a los magistrados en una diversidad de temas que escapaban y escapan hoy al conocimiento de los
agentes y funcionarios judiciales. Esto nos indica que la psicología jurídica no sólo encuentra escenario en lo específicamente
jurídico-judicial, el campo legal sino en otros estamentos que están relacionados con éste: la justicia, el derecho, la sociedad.

Estos aportes de la Psicología Jurídica decíamos al principio, debemos pensarlos no sólo en torno a la justicia y al Derecho sino
a la sociedad misma y por supuesto, al sujeto. Tengamos en cuenta que estos aportes resultan del desarrollo histórico de la
especialidad pero también a partir de un marco jurídico que nos permite a nosotros como “profesionales de la psicología” una
diversidad de tareas que podemos desarrollar en diferentes ámbitos (Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología).

Ley propia, de nuestra profesión. La ley 23.277 “Del Ejercicio profesional de la psicología” fue sancionada en el Congreso de la
Nación en 1985. Previo a la sanción de ésta Ley, los psicólogos aparecíamos vagamente mencionados en otra conocida como
Ley de los profesionales del Arte de Curar. Se trataba de una ley hecha más a la medida de la medicina. Aparecíamos como una
suerte de auxiliares de los enfermeros. Una muestra más del poder de la medicina pero también de los grupos de poder que
sostenían esa irregularidad desjerarquizando nuestra profesión y legislando en efecto.
Nos permiten desarrollar nuestra actividad profesional con una mayor cobertura legal. Ya en su artículo 2º, establece lo qué se
entiende por ejercicio profesional de la psicología. Tiene que ver con las incumbencias de nuestra profesión, y las mismas
posibilitan el desarrollo de la psicología jurídica.

Si nos enfocamos en los aportes a la LEY, podríamos decir que entre psicología y ley hay acuerdos y desacuerdos, puntos de
encuentro y aspectos que nos distancian en una relación vigente que hace a la convivencia entre nuestra especialidad y el
Derecho. En ese sentido podemos resumir algunos puntos de contacto:

El primer punto: ambas ciencias, psicología y derecho son ciencias humanas y sociales y estudian el comportamiento
humano. Realizan un enfoque desde distintas perspectivas (Ser y Deber Ser).

# Puntos de contacto entre Psicología y Ley según Garrido Martin, se pueden dividir en cuatro categorías diferenciadas:
> La influencia de la ley sobre el comportamiento humano.
> La psicología puede ser el fundamento de la ley positiva.
> La psicología actúa como auxiliar de la ley positiva.
> La psicología y la ley comparten su objeto de estudio. El comportamiento legal es objeto de estudio en sí mismo, y la situación
legal es elegida como laboratorio para el estudio de la conducta humana.

Los hombres del derecho temen a la psicologización de la ley pero recurrentemente se valen de razones y procedimientos de la
psicología para sustentar sus conclusiones en los estrados. Para algunos autores es el poder quien determina aquello que se
debe investigar y descubrir en tanto sus resultados se ajusten a la medida de quienes detentan el poder. Sin lugar a dudas, la
psicología actúa como auxiliar de la ley y de la justicia colaborando en los procesos que se instauran en el ámbito específico
toda vez que el conocimiento de los juristas alcanza su límite.

La psicología puede influenciar y modificar la ley pero no puede descuidarse del hecho que una vez promulgada la norma, ésta
modificará la naturaleza humana que investiga la psicología. Que la ley influencia en el comportamiento humano, a esta altura
de su estudio no caben dudas y corresponde a las ciencias sociales como la nuestra, evaluar el grado y efectos que resultan de
las normas así como su aporte para mejorar aquellas que no responden a los intereses colectivos de la sociedad.

La diferencia entre psicología y derecho es que el DERECHO: estudia las leyes de lo que debemos hacer como así también lo
que no debemos hacer. Solemos hablar – en relación a la ley- de las conductas prohibidas y pocas veces referimos conductas
debidas. Los Códigos de fondo constituyen corpus normativos y en especial, el código penal comprende aspectos que hacen
tanto a una como a otra conducta. La acción y la omisión para el Derecho son conductas. Hacer lo prohibido o no hacer lo
debido puede ser resorte de sanciones previstas en la norma. La ley positiva determina la conducta de los individuos, y además
sus sistemas de creencias porque convierte y mantiene como naturales algunas cuestiones que en otra época fueron contra la
naturaleza. Estamos frente a la observancia o inobservancia, el cumplimiento o incumplimiento de las normas como foco para el
derecho.

# Divergencia entre psicología y ley. Mientras que en el derecho cuando se habla de conducta se hace referencia a la conducta
exteriorizada; la psicología, en su estudio de la misma toma en cuenta tanto su aspecto externo como su aspecto interno,
entendiendo a la misma como el modo de ser del indiv y el conjunto de acciones que realiza p/ adaptarse a su entorno.

Debe resaltarse que para la ley el sujeto es causa fundamental de sus actos. La ley se centra en que el acto es voluntario y
conciente, es decir, intrínsecamente determinado (teoría del libre albedrío) salvo que medie justa causa o un concepto que
desarrollaremos en la Teoría del Delito como lo es de inimputabilidad.

En cambio la psicología, sin negar necesariamente estos atributos, afirma que esta es una visión muy estrecha de la conducta
pues la misma está determinada principalmente, por la circunstancias y por el aprendizaje. Al derecho le importa investigar lo
relacionado con la verdad objetiva, la verdad de los hechos; mientras que la psicología centra su estudio en la verdad subjetiva,
la verdad que subyace en el sujeto y se construye en base a su historia de vida y contexto sociocultural en que se desenvuelve.
La psicología asume que en los actos humanos cobran importancia las circunstancias y el aprendizaje y ello indica el carácter
dinámico en el desarrollo de un sujeto y en las circunstancias que proveyó su medio próximo, inmediato o contexto social tanto
como el modelaje subjetivo que resultó del total de sus particulares experiencias.

El Derecho estudia la conducta en interferencia intersubjetiva con el fin de reglar el Deber ser de la conducta mientras la
psicología intenta comprender las leyes que rigen esa conducta. La psicología aporta al Derecho, proveyó conocimientos y
ofreció debates que luego fueron parte importante en la reformulación de cuerpos normativos aplicados al tratamiento jurídico de
diversas problemáticas sociales.

El español Muñoz Conde diferenciaba a principios de los 80 una psicología del derecho de una psicología EN el derecho
advirtiendo que los cuerpos normativos, las leyes, están impregnadas de comportamientos psicológicos.

¿Qué es Justicia?
Martín Garrido refiere algo al plantear que el valor “justicia”, como fundamento de la ley positiva es un valor en esencia social,
sin perjuicio de cómo la sociedad lo advierte, siente o experimenta.

La justicia como cualidad de “justo” podemos definirla como: Principio Moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y
dando a cada uno lo que le corresponde.Lo que debe hacerse de acuerdo a lo razonable, lo etquitativo o lo indicado x el derecho

Este principio moral que constela el carácter de “lo justo” proviene esencialmente del Derecho Justiniano pero una sociedad
puede representarse otras formas cuando se la interroga respecto de qué tan justa es la justicia. Una cuestión tendría que ver
con aquello que define justicia y otra, respecto de la forma en que se administra justicia. Ej resoluciones tales de las que - no
precisamente la sociedad - considera como parte de una buena administración de justicia. Pero la cuestión entonces radica en
si su aplicación, en su administración, es justa o no, es igualitaria o no, si responde a otros poderes o es independiente.

Con respecto a lo que aporta la psicología jurídica a la justicia podemos decir que una parte, el conocimiento de nuestra
ciencia al servicio de la justicia es en calidad de ciencia auxiliar, asesorando en los estrados judiciales para una mejor
resolución de casos. Somos asesores de la justicia. Se trata de una aplicación de saberes de nuestra ciencia a las preguntas y
requerimientos que emanan de la justicia, colaborando, cooperando en todo momento con su administración. La justicia requiere
nuestro auxilio en tanto los hombres del derecho que por función deben administrarla, en muchos casos necesitan ser ilustrados
sobre cuestiones que escapan a su conocimiento o materia y que resultan elementos indispensables para alcanzar el necesario
grado de convicción jurídica a la hora de dictaminar, a la hora de concluir un proceso, fallar o sentenciar.

¿Qué es Sociedad?
Sistema organizado de relaciones que se establecen entre un conjunto de personas. Cuando referimos “organizado” estamos
indicando que este sistema de relaciones entre los unos y los otros está sujeto a determinadas reglas de organización jurídica y
consuetudinaria, es decir que por un lado tenemos los corpus normativos como las leyes y por el otro, que dichas normas no
escapan a las propias características de una sociedad o comunidad respecto de su tradición y costumbres. Lo consuetudinario
tiene que ver precisamente con eso, usos y costumbres.

Indica lo que está establecido por las costumbres y tradiciones de una población al punto de convertirse en ley a la hora de
regular una convivencia humana. Hay algo de la norma no sólo respetada por su imposición sino por haber sido gestada durante
generaciones enteras. Es por ello que resulta imposible pensar sociedad sin ley. Aún en la antigüedad y en las denominadas
sociedades primitivas existieron instrumentos, mecanismos o normas no escritas que regulaban la convivencia humana. Ejemplo
más antiguo encontramos en el Código de Hammurabi, Elaborado en la antigua Mesopotamia, creado en el año 1750 A.C.,
basado en la aplicación de la ley del Talión conteniendo más de 240 artículos. Dicho de otra manera, lo convencional de una
sociedad determinada.

Ello también podría explicar por qué en determinadas culturas, sus normativas pueden englobar prohibiciones, restricciones y/o
habilitaciones que difieren sustancialmente de otros sistemas jurídicos. En ese sentido podemos encontrar que por ejemplo en
Asia y África determinados hechos tienen una persecución penal y una carga sancionatoria diferente a la que se impone en
nuestro código penal, tal lo que sucede con respecto a la poligamia.

También podría gustarte