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renacimiento.
Y por ello, no por debilidad, sino porque el espíritu del Renacimiento, vital y unificador, no
quería decantarse en pensamiento abstracto, por mas que impusiera un racionalismo creativo
incluso en su organización comercial y en su fundación de las técnicas financieras modernas.
En efecto, ahora la riqueza no es tanto la tierra, visible ,y tangible, cuanto el trasiego de unas
mercancías fugaces y a veces invisibles en sus almacenes, y de un dinero, tmabien oculto y casi
abstracto: es, sobre todo el juego del crédito, es decir, del manejo de una expectación en el
tiempo, basada en una expectación en el tiempo, basada en una personalidad. Se empieza por
la contabilidad por partida doble, por las transferencias y “clering” entre deudores y
acreedores, por la orden de pago a distancia – de espacio y de tiempo- , y así se llega a
comprar y vender lo que todavía no hay, consiguiendo que cuando lo haya, resulte
aumentado.
En nuestro tiempo se acabará así por vivir al revés y hacia atrás, entrando en un porvenir
hipotecado, sobre un presupuesto y no sobre un hacer efectivo.
Pero todo esto se da en el Renacimiento como germen del porvenir , y, por mucho
que lo económico pueda ser infraestructura del mundo de las ideas, por ahora no
llega a salir a la luz en éstas. Eso ocurrirá sólo modernamente, y en especial en la
estela de Marx<. La mente renacentista únicamente habla en voz alta de elevados
sentires nobles, y sigue viendo el mundo, cómo Aristóteles, desde una perspectiva
biológica (<< il mondo è animal grande e perfecto>>, dirá Campanella), ahora
enriquecida y totalizada al admitir toda clase de fuerzas y resonancias mágicas, sin
conflicto con el cristianismo: incluso Pico dlla Mirandola beatifica los saberes
esotéricos: <<no hay ciencia que nos dé más certeza de la divinidad de Cristo que la
magia y la cábala.>>
Esto es fácil de entender para nuestra mente, pero lo que nos resulta extraño, y lo
que hace que la mente renacentista nows parezca superficial y diletantesca , es la
confiada unidad de su lenguaje, donde no se distinguen bien el poeta, el humanista,
el filósofo, el religioso, el retórico: porque todos los son todo, y se acepta
alegremente el supuesto de una convergencia positiva. Así, se citan las más variadas
autoridades para cualquier tema. Por ejemplo, en un diálogo de Lazarelli se invocan (
cotamos lo que se dice para dejar solo los autores): <<Hermes nos dijo…Abraham nos
da las mismas instrucciones en Sepher Izira ( una obra cabalística)…Platón lo
menciona en el Fedro…y también Filón, pero superior a todos ellos es el mensaje
dellllll verdadero Mesías, nuestro Señor Jesucristo…y un comentario al “Génesis”
está de acuerdo con esto…pero Jesucristo reveló éste profundo misterio. >> Y no
creamos que se trata de un punto de vista estrictamente cristiano, viéndolo todo
como profecía y prefiguración de Cristo, porque éste, aunque << verdadero
Mesías>> no es para la mente renacentista sino una manifestación, aunque la mas
alta, de esa verdad o idea a la que apuntan tantas palabras y autores. Nuestra mente
actual, analítica, crítica y excluyente, buscadora de límites y separaciones, apenas
puede simpatizar con aquella mente sintética, acumulativa y ecléctica,
confiadamente entregada a una última totalidad positiva, y abrazado por ella.
Para Ficino, el hombre es <<el vicario de Dios en la tierra, que usa y cultiva todo lo de
este mundo- incluso a los animales que se rebelen los domina con la inteligencia; es,
pues, <<una especie de Dios>> . El hombre, como nacido para regir, no soporta la
esclavitud, y es capaz de morir por el bien común; es decir, que puede despreciar el
cuerpo y los bienes materiales, dando promesa así de una via sólo de alma. El
hombre <<pretende todas las cosas>>, se transforma en todas las cosas, incluso en
Dios mismo. En suma: el hombre está puesto para poseer el mundo y para asimilarse
a Dios, como cabeza y alma del universo.
Que viene a ser La visión unitaria del Renacim como tránsito desde la antropología
medieval y sus herencias griegas: donde Prometeo representa el inmenso valor que la
humanidad ingenua, artista, que centra su atención en la propia naturaleza intuitiva y
existencial del hombre, mediante ” la sustracción de la mirada” enérgicas ficciones y las
figuras de dioses olímpicos, dan la certeza de dicha existencia unida a la de la Unidad
primera, de la cual se siente desgarrado hasta una mente renacentista en la que Pico
dlla Mirandola beatifica los saberes esotéricos y asegura que <<no hay ciencia que nos
dé más certeza de la divinidad de Cristo que la magia y la cábala.>>
<. La mente renacentista únicamente habla en voz alta de elevados sentires nobles, y
sigue viendo el mundo, cómo Aristóteles, desde una perspectiva biológica (<< il
mondo è animal grande e perfecto>>, - dirá Campanella, ahora enriquecida y
totalizada al admitir toda clase de fuerzas y resonancias mágicas, sin conflicto con el
cristianismo: incluso Pico dlla Mirandola beatifica los saberes esotéricos: <<no
hay ciencia que nos dé más certeza de la divinidad de Cristo que la magia y la
cábala.>>
Para Ficino, el hombre es <<el vicario de Dios en la tierra, que usa y cultiva todo lo
de este mundo. El hombre, como nacido para regir, no soporta la esclavitud, y es
capaz de morir por el bien común; es decir, que puede despreciar el cuerpo y los
bienes materiales, dando promesa así de una via sólo de alma. El hombre <<pretende
todas las cosas>>, se transforma en todas las cosas, incluso en Dios mismo. En suma: el
hombre está puesto para poseer el mundo y para asimilarse a Dios, como cabeza y alma del
universo.
Y entonces, << colocándole en medio del universo>>, le dijo: <<Tú que no estás
sujeto a ningún límite, determinarás por ti mismo tu propia naturaleza,
según tu libre voluntad, en cuya mano te he puesto.>> El hombre así puede
renacer _ el toque platónico es evidente_ transformado en otra clase de ser- animal,
ser racional o ángel_ pero le cabe otro destino aún más alto: ser él mismo
plenamente, en abrazo con Dios: <<Y si, no contento con el destino de ningún ser
creado, se retira al centro de su propia unicidad, con su espíritu unificado con Dios en
la solitaria oscuridad del Padre, que está por encima de todas las cosas, entonces
sobrepasará todas las cosas>>. El hombre pues, como un camaleón capaz de
transformar su naturaleza, haciéndose como cualquier otra cosa, tiene su mejor
posibilidad de ser algo por encima de todo, en unión divina. ¿Una idea religiosa casi
mística o una ambición excesiva de hacerse como Dios? Pico alude al mito de
Prometeo-. El discurso, incluso en su arrebatada vaguedad, nos hace pensar ya en la
mente de los románticos.