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Una decisión estratégica responde a la pregunta: ¿estamos haciendo lo correcto (lo que se debe
hacer)?. Mientras que ante una decisión operativa: ¿estamos haciendo las cosas correctamente
(estamos haciendo bien lo que estamos haciendo)? Saber lo que se debe hacer supone saber
dónde queremos llegar (objetivos) y como lo vamos a intentar (estrategias).
No identificar el valor en el cliente, ni detectar por tanto las áreas de generación de valor.
No determinar los segmentos estratégicos, con lo que se ignora a los verdaderos clientes y
no se definen bien a los competidores directos.
Seguimiento ciego del líder, contradiciendo la “ley de la escalera: la estrategia a utilizar
depende del peldaño que se ocupe en la escalera” (Ries y Trout).
Planificar para la tendencia y no para el cambio.
No identificar a los clientes importantes o estratégicos, impidiendo establecer relaciones
duraderas con los clientes: en mercados maduros hay menos clientes potenciales, por lo
que cobra más importancia la actividad de marketing tendente a retener o fidelizar los
clientes.
Otorgar importancia a lo cualitativo frente a lo cuantitativo.
Ignorar los intangibles (ejemplo: valor percibido, imagen de marca, etc.) y su gestión.
Convertir los planes de gestión y de marketing en el ejercicio rutinario de todos los años.
En el orden operativo, existen ciertos requisitos para la redacción de los objetivos de marketing:
En general: comienza con un verbo de acción o consecución (aumentar, explotar,
consolidar, penetrar, etc.); propone un solo resultado clave a lograr y un plazo de ejecución
(aunque debe tener también cierta flexibilidad).
El objetivo establece el “qué” y el “cuándo” más que el cómo y el por qué.
Los objetivos deben ser realistas y alcanzables pero con la tensión necesaria para ser el
mejor, es decir que deben ser ambiciosos.
Los objetivos se registran y comunican por escrito a los responsables o secciones afectados
en su consecución.
Los primeros se caracterizan por proponer logros mensurables para la empresa, expresados en
cifras concretas. Normalmente, los objetivos cuantitativos se refieren a incrementos en la
participación de mercado, en la rentabilidad, en el volumen de ventas, etc.
Los objetivos cualitativos proponen metas más genéricas y menos tangibles, aunque no por ello
menos importantes o exigibles. Los más significativos son los que hacen referencia a la
notoriedad e imagen del producto, servicio o marca, a la posición relativa que queremos
alcanzar en el mercado, etc.
Unos y otros objetivos pueden estar interrelacionados, de forma que la consecución de uno
puede ayudar a la obtención de otro y a la inversa.
Para fijar los objetivos de marketing conviene tener presentes dos criterios:
El concepto de masa crítica hace referencia a la participación de mercado necesaria para que se
pueda considerar “asentado/seguro/consolidado” en el mercado.
En la mayor parte de los casos, afirmamos que un producto está en masa crítica si su volumen
de ventas alcanza o sobrepasa el 10% del volumen de ventas del mercado. Decimos en “la
mayor parte de los casos” porque existe la posibilidad de que nos hallemos ante un mercado
con una estructura muy fragmentada, con lo que esa referencia del 10% seria evidentemente
inferior (entre el 25 % y el 50% de la participación de mercado del líder, con el fin de no
distanciarnos en exceso de él y cargar con un costo total unitario muy superior, que haga
posible que adopte estrategias agresivas de precios para echarnos del mercado).
Así, si el producto está en masa crítica, en principio se considerara como objetivo tasas de
expansión anual de ventas similares a las de propio mercado, ya que lo que se buscara es el
progreso en la rentabilidad a corto. Mientras que si el producto no ha alcanzado la masa crítica,
el porcentaje de aumento de la facturación marcado como objetivo será superior a la tasa de
crecimiento del mercado, con el fin de alcanzar lo más rápidamente posible (antes de cinco
años) la masa crítica.
¿Hay en nuestro caso una correlación positiva entre participación de mercado y rentabilidad
a largo?
La dimensión empresarial y los recursos disponibles serán los que establezcan como objetivo el
liderazgo en el mercado o en un segmento del mismo. Mientras que seguir una estrategia de
concentración es algo que puede decidir cualquier empresa, esa es una estrategia “obligada”
para cualquier Pyme. De donde se deriva que, lo normal es que este tipo de empresa deba
buscar como objetivo de marketing ser líder de un segmento de mercado: aquel que, por las
ventajas competitivas observadas en la fase de diagnostico, debe constituir su segmento
estratégico.
Si, por el contrario, en nuestro caso no se da esa correlación entre participación de mercado y
rentabilidad a largo, nos quedaremos con el primer criterio: el de la masa crítica. Y buscaremos
altas tasas de crecimiento en el mercado, ya que las empresas con mayor crecimiento global son
mucho más rentables que otras sin esa posición.
Ser grande es hoy la clave de la supervivencia y ésta pasa por la búsqueda de la masa crítica. En
mercados cada vez mas globalizados, las empresas deben crecer y alcanzar la talla critica de su
sector para ser competitivas.
No todas las empresas pueden ser grandes, y hay otras que ni siquiera se lo plantean: mientras
puedan prefieren mantenerse independientes y con un tamaño menor.
Ya que, para ellas ser grande es clave para su supervivencia y esta pasa por la búsqueda de la
masa crítica. Más a largo plazo, como consecuencia del asentamiento en el nuevo mercado
ampliado, los objetivos serán diferentes y tendrán que centrarse en la orientación al mercado y
en la búsqueda de mayores cuotas de rentabilidad.
La pequeña empresa:
Consolidación.
Rentabilidad a corto.
Crecimiento (solo vegetativo).
La empresa de tamaño medio tendrá un sistema u otro de objetivos según tenga voluntad
de perdurar en el negocio con el mayor grado de independencia posible o por el contrario
haya renunciado, por haber llegado a la conclusión de que, con esa dimensión, ni puede
hacer viable su empresa ni va a conseguir ser alguien en el sector.
Consolidación.
Crecimiento alto para alcanzar la masa crítica.
Rentabilidad a corto.
Rentabilidad a corto.
Crecimiento (no mucho más que el mercado).
Consolidación.
En este caso, la empresa tiene que conseguir ser atractiva a posibles compradores. Estos van a
valorar su presencia en el mercado, por lo que el crecimiento estará presente en sus objetivos.
Y, como a la empresa le interesará que la valoración que haga su posible comprador sea lo más
alta posible, la búsqueda de la rentabilidad a corto será su principal meta.
La empresa grande, y aquella de tamaño medio que aspira a ser alguien en el sector,
necesitan marcarse objetivos ambiciosos de crecimiento para alcanzar o mantener su talla
crítica, para lo que están dispuestas a sacrificar rentabilidad a corto.
Por el contrario, para la empresa pequeña (y para la de tamaño medio que ha decidido
renunciar) la rentabilidad a corto es la única vía de seguir manteniéndose en el negocio.
Otro elemento condicionante de los objetivos de marketing es la etapa del ciclo de vida en la
que se encuentren los productos de la empresa.
Este énfasis en la satisfacción y fidelización de los clientes se debe a las siguientes ventajas que
traen los clientes fieles:
Un cliente fiel tiende a hacer sus compras en nuestra empresa mucho más que el cliente no
fidelizado.
La cantidad media comprada suele ser superior, con los consiguientes menores costes de
transacción.
Menores costos de marketing para nosotros y mayores para nuestros competidores (la
lealtad es una “barrera” en las mentes de nuestros clientes fieles).
Oferta comercial cada vez más adecuada, gracias a conocer cada vez mejor al cliente.
Menor sensibilidad del cliente a los precios altos, lo que permite obtener mayores
márgenes y no verse tan afectado por las ofertas de determinados competidores.
Publicidad boca-oído gratuita.
Aumento de la satisfacción y el rendimiento del personal de la empresa.
CAP 7- ESTRATEGIAS
La estrategia cosiste sencillamente en adecuar nuestros factores internos a los factores externos
con el fin de obtener la mejor posición competitiva. El planificador, en función de su
interpretación del análisis efectuado, tiene que plantear diversas alternativas y reflexionar
acerca de la más idónea, teniendo siempre presentes los medios de los que se dispone y los
resultados deseados.
Los objetivos, las estrategias y las acciones de marketing empiezan allí donde terminan los
objetivos, las estrategias y las acciones corporativas. El único elemento de referencia valido, para
saber cuál es la frontera entre la estrategia corporativa y la estrategia de marketing, es el nivel
de delegación de funciones entre los respectivos responsables de cada campo. En la medida en
que la influencia del director general, vía la estrategia corporativa, sea menor, la influencia del
director de marketing para cada nivel de la estrategia, será mayor.
Una definición adecuada de la visión, tras un riguroso análisis estratégico, permite descartar
aquellos negocios que no responden a la visión definida.
La estrategia de éxito para las empresas que no son (ni pueden aspirar a ser) líderes del
mercado suele consistir en utilizar una estrategia de segmentación, decidiendo competir solo en
aquellas áreas donde la empresa tenga importantes fortalezas y/o aporte alto valor.
La estrategia de marketing nunca tendrá participación en este nivel estratégico. La influencia del
director de marketing en este nivel es mínima.
La estrategia de cartera debe concretar todas las alternativas producto- mercado que la
empresa contempla dentro de esa actividad. Por ello, en este nivel se fija la marcha a seguir
para cada unidad de negocio, detallando las diversas combinaciones producto- mercado que
deberá desarrollar la empresa.
Los fondos obtenidos por la empresa son función del costo unitario, que a su vez es función
del volumen de ventas y de la experiencia, que fundamentalmente dependen de la cuota de
mercado.
Los fondos necesarios para la inversión en instalaciones, equipos y capital circulante son
función de la tasa de crecimiento del mercado.
Estas dos premisas llevan a la conclusión de que el cash- flow es una función de la participación
relativa de mercado y de la tasa de crecimiento del mercado, por lo que serán las diferencias
respecto a estas dos variables las que determinaran la estrategia más indicada para cada
negocio; es decir, en cuales y en qué cantidad se deberá invertir, y cuales deberán ser
incorporados o retirados de la cartera.
Por ello, la secuencia optima requiere que exista algún producto bolsa ($), generador neto de
cash- flow, que permita la inversión sobre un producto interrogante (?) con el fin de que este
llegue a convertirse en un producto estrella (*), luego los productos estrella se convierten en
productos bolsa cuando se reduce la tasa de crecimiento del mercado por evolución natural de
su ciclo de vida.
Se basa en dos variables (el encaje con la visión de la empresa y la creación de valor) y en el
rendimiento del cash- flow sobre la inversión. Esta medida compara los flujos de caja que
genera el negocio con la inversión que este requiere durante su vida útil (el rendimiento del
cash- flow sobre la inversión lo calculo dividiendo el valor actual neto de los flujos de caja por la
inversión bruta actualizada).
Las estrategias a tomar con “las joyas de la corona” es: desarrollarlas ya que encajan con la
visión y tienen un alto potencial de añadir valor, bien a través de mejorar su rentabilidad o de
crecer.
La “chatarra”: debe ser desinvertida, ya que está restando valor al conjunto y además no encaja
con la visión de la empresa. No hay nada que justifique su permanencia.
Los denominados “plata de la familia” son negocios que tienen alta rentabilidad pero que no
encajan con la visión, por lo que resulta difícil definir su actuación: gestionarlos como si se
tratase de inversiones financieras, ya que la empresa difícilmente puede añadir más valor del
que ya generan; fuente para adquirir habilidades que luego podemos trasladar a otros negocios;
o su posible venta para invertir lo obtenido en negocio con mejor encaje.
También es difícil decidir qué hacer con la “bisuteria” ya que encaja perfectamente con la visión
de la empresa pero no aporta el valor que debería, se las puede convertir en actividades
rentables; cambiar a los gestores; buscar una alianza estratégica; o desinvertir si se piensa que
no se va a poder reestructurar el negocio.
Esta matriz ha sido diseñada para la gran empresa diversificada, por lo que su utilidad para la
Pyme será muy restringida.
Es una herramienta útil en los casos en los que la empresa se ha marcado objetivos de
crecimiento. Y resulta de gran utilidad sobre todo en las Pymes, dado que cuentan con
productos lideres (bolsa o estrella).
El criterio general es que toda empresa debe agotar todas las posibilidades de expansión
(penetración, desarrollo de nuevos productos y desarrollo de nuevos mercados) antes de
abordar una estrategia de diversificación. Ya que la probabilidad de éxito en la elección de una
estrategia es mayor en cuanto se aprovechan de manera óptima las posibilidades ya existentes
en la empresa: trabajar con productos que se dominan en mercados que ya se conoce. Además,
la rentabilidad obtenida es, en general, mayor cuando la empresa adopta una estrategia de
expansión.
Estrategia:
Es un método mas rápido que la generación interna para alcanzar la rentabilidad deseada.
Y, aunque en menor medida, porque el resultado es mas seguro y conocido cuando se
compra, y el proceso menos complicado que si se inicia un negocio.
El crecimiento interno u “orgánico”.
Define para cada binomio producto- mercado el segmento estratégico al que s deberá dirigir la
empresa y su posicionamiento. Ello supone:
La elección del segmento (s) se llevara a cabo en función del atractivo que presenta(n), así como
las ventajas competitivas que disfrutemos. El segmento estratégico es aquel al que la empresa
se va a dirigir, o en el que se va a concentrar, sabiendo que en el tenemos una posición de
ventaja con respecto a nuestros competidores en aquello que el consumidor o usuario valora
realmente.
Máximas sugeridas por Ries y Trout, que reflejan el grado de importancia del posicionamiento
dentro de la estrategia de marketing:
Ley del liderazgo: “Es mejor ser el primero que ser el mejor”.
Ley de la categoría: “Si no puede ser el primero en una categoría, cree una nueva en la que
pueda serlo”.
Ley de la mente: “Es mejor ser el primero en la mente que el primero en el punto de venta”.
Ley de la percepción: “El marketing no es una batalla de productos, es una batalla de
percepciones”.
Ley del enfoque: “El principio mas poderoso en marketing es poseer una palabra en la
mente de los clientes”.
Ley de la exclusividad: “Dos empresas no pueden poseer la misma palabra en la mente del
cliente”.
Ley del sacrificio: “Siempre hay que renunciar a algo para conseguir algo”.
7.8 Estrategia de Fidelización
El marketing relacional.
Es la herramienta que nos ayudara a conseguir esa confianza del cliente a largo plazo que la
lleva a comprar en nuestra empresa y recomendarla. Se trata de aplicar una buena estrategia de
relación con nuestra clientela, creando lazos estables que beneficien a ambas partes.
Un nivel más arriba es cuando la empresa llama al cliente para ver si tiene problemas al utilizar
el producto. El objetivo es:
Cuando realmente iniciamos una estrategia activa de relación es cuando nos interesamos por
las necesidades, deseos, y expectativas de nuestros clientes, y les informamos de las novedades
que surgen en el mercado. Es decir, cuando nos anticipamos a ellos para ofrecerles mejores
servicios.
Los compradores dan valor a los productos en función de tres aspectos claves:
La empresa de éxito es la consigue transmitir al cliente un mayor valor percibido en estos tres
aspectos.
El valor para el cliente es una percepción personal que depende de lo que recibe, por un lado, y
del precio que ha tenido que pagar, por otro. Podemos representarlo como el cociente entre
todo lo que obtiene el cliente (producto + servicios) y el costo que tiene que soportar (precio
pagado y otros costos: de dinero, de tiempo o psicológicos).
La satisfacción es alta cuando el valor percibido por el cliente es superior al valor que esperaba
conseguir (sus expectativas). Por el contrario, si su percepción es menor que sus expectativas
previas, el cliente estará descontento.
GRAFICO FOTOCOPIAS
Reducir el costo para el cliente y mantener la calidad percibida. Esta opción es aconsejable
si estamos luchando contra la gran superficie en el mismo segmento de clientes y con el
mismo posicionamiento.
Reducir el costo para el cliente al tiempo que mejoramos la calidad percibida para tener
ventajas competitivas claras respecto a dicha gran superficie. Esta opción puede resultar
mas indicada cuando nuestro posicionamiento es en calidad y en prestaciones, mientras
que la gran superficie esta posicionada en precios.
Este nivel de la estrategia hace referencia al marketing mix: estrategia de productos, precios,
distribución y comunicación.
La definición y ejecución de los planes de acción es la fase de mayor dinamismo del plan de
marketing.
Una estrategia debe traducirse en acciones concretas para ser una estrategia efectiva. Además,
es importante asignar un responsable que supervise y ejecute los planes de acción marcados en
los plazos previstos (calendario de las acciones), así como asignar los recursos humanos,
materiales, y financieros requeridos, evaluar los costos previstos y, de una manera especial,
jerarquizar la atención y dedicación que se debe prestar a dichos planes en función de su
urgencia e importancia.
El comité de dirección realizara un seguimiento de las acciones de alta importancia (en unos
casos para ponerlas en marcha “ya mismo” y controlar su cumplimiento, y en otros para analizar
el posible aumento de su urgencia), mientras que los niveles operativos del departamento de
marketing se encargan de las acciones urgentes de menor importancia, que son menos
prioritarias.
En cuanto a la naturaleza de las acciones de marketing, estas se referirán a los elementos del
marketing mix. Es decir, que estas hacen referencia a la estrategia funcional, por ser este nivel el
nivel más concreto de la estrategia de marketing decidida.
Ello significa que, en esta etapa, de lo que se trata es de concretarlas más, detallando las
acciones que habrá que poner en marcha para que no se queden en meras directrices.
Podemos distinguir los siguientes tipos de acciones:
Sobre productos:
Ampliación o modificación de la gama: eliminar algún producto, lanzar alguno nuevo, sacar
nuevas versiones de uno ya existente, etc.
Cambio de envase: rediseño del mismo, sustitución de materiales, nuevo formato, etc.
Nuevas marcas: creación de una nueva marca, cambio de marca, nuevo diseño de una
marca anterior que se presentara como nueva, etc.
Mejoras en la calidad o en las características: del producto, su envase, su presentación, etc.
Racionalización de productos: eliminación de referencias con baja rotación o bajo margen,
etc.
Sobre precios:
Modificación de las tarifas actuales de precios y de la escala de descuentos.
Modificación de las condiciones de venta y de los términos de la venta.
Sobre distribución y fuerza de ventas:
Cambios en los canales: conseguir entrar en nuevas cadenas de distribución.
Mayor cobertura a nivel detallista en los canales en los que estamos.
Modificación y/o fijación de las condiciones y funciones de los mayoristas y detallistas.
Cambiar de transportista para reducir los costos de transporte.
Mejoras en el plazo de entrega.
Aumento del número de vendedores.
Modificación de las zonas y rutas de venta.
Sobre comunicación:
Realizar campañas concretas: de publicidad, de marketing directo, de relaciones públicas,
patrocinio, etc.
Selección de medios: generales (televisión, prensa, radios, etc.) y sectoriales (revistas
especializadas, etc.) y definición de los mensajes.
Incentivación y motivación del personal interno.
Contacto personalizado con distribuidores y clientes.
Es posible que necesitemos dividir el plan de actuación en dos fases: una de conocimiento del
cliente y otra de adopción de un programa de mejora continua.
Entender al cliente:
Saber bien como son nuestros clientes es el punto de partida para tomar cualquiera decisión.
Para ellos deberemos hacer lo siguiente:
CLIENTE MERCENARIO: es aquel que tan pronto como nos compra nos deja de comprar, no se
compromete con nosotros y no habla de nosotros.
CLIENTE TERRORISTA: es aquel que busca alternativas a nuestra marca, está descontento y hace
publicidad negativa, lo que puede echar por tierra nuestro mejor marketing.
CLIENTE REHÉN: es el que está descontento pero atrapado, no puede cambiar o le resulta caro.
Es un vengativo terrorista en potencia.
Un mercado industrial o institucional está formado por todas las personas y organizaciones que
adquieren productos y servicios para ser usados en el proceso de producción de productos y
servicios demandados por otros.
PRODUCTO
Posibilidades de diferenciación:
PRECIO
PLAZA/distribución
Alta dependencia del lugar físico en el que está ubicada la fábrica o empresa
distribuidora.
En la cobertura del mercado, es fundamental: la proximidad de los canales al comprador
final, la calidad de los equipos comerciales, etc.
Venta directa de fábrica, con vendedores o representantes cuando los productos son
de tecnología complicada, el precio es elevado, el n° de compradores finales es reducido,
etc.
Venta mediante distribuidores libres o exclusivos cuando: el producto es de
tecnología simple, precio reducido, o existen muchos compradores.
Venta mixta coexisten venta directa y distribuidores.
PROMOCION
“Un servicio es cualquier acto o desempeño que una parte puede ofrecer a la otra, y que es en
esencia intangible y no da origen a la propiedad de algo. Su producción podría estar ligada o no
a un producto físico”. Philip Kotler
Intangibilidad: Debido a que los servicios no son objetos, es imposible verlos, sentirlos,
degustarlos ni tocarlos como los bienes tangibles
Variabilidad: Principalmente porque los servicios son acciones con frecuencia realizados por
seres humanos, dos servicios similares nunca serán precisamente iguales
Tipos de servicios (según las acciones que involucran y a quiénes van dirigidos)
INSEPARABILIDAD
VARIABILIDAD
-Conseguir resultados: elaboración del plan de mkt+ implantación del plan de mkt+ organización
de la empresa
Tipos de controles
-CMI como marco estratégico para la acción: es un sistema de gestión estratégica, que se
utiliza para:
Ejemplos: Tasa de crecimiento de ventas por segmento, ROI, %Inversiones sobre Ventas,
Rentabilidad por línea de productos o clientes, costo de ventas unitario, Período de recupero de
la inversión, etc.
Se recomienda analizar por procesos, por ej: de innovación, de servicio post- venta, producción,
etc.
Definir las áreas de resultado clave (las que mayor contribución aportan al rendimiento de
la gestión comercial)
Mostrar GRAFICOS, TABLAS (que sirvan para chequear la evolución de ventas: global y por
productos, mercados, canales, segmentos, etc., de la tendencia de crecimiento del
mercado), y RATIOS que sirvan de indicadores de:
Consecución de objetivos de MKT
Penetración de mercado de las marcas
Cobertura de distribución
Rendimiento de la distribución física
Rotación de ventas
Costo de ventas
Costo de comunicación externa
Composición de las ventas, etc.
INDICADORES FINANCIEROS
INDICADORES DE MKT
Puede aplicarse por producto; por unidad estratégica de negocio, por tipo de cliente ó
mercado
Cuota de 25 23 -2
Mercado (%)
Costos $6 $7 ($1)
Variables por
clientes
MKT LATERAL
Proceso de trabajo que, aplicado a productos y servicios existentes, genera productos y servicios
nuevos e innovadores, proponiendo necesidades, usos, situaciones o públicos objetivo que en la
actualidad permanecen sin cubrir.
Pasos:
1° Seleccionar un foco:
Paso 2: Realizar un desplazamiento lateral, con algunas de las siguientes formas para
interrumpir el pensamiento lógico: