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El derecho de la seguridad social integral, que incluye los sistemas de ahorro para
el retiro, se compone de normas e instituciones destinadas a proteger a los
trabajadores asalariados y no asalariados a través del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS). Este instituto, de carácter obligatorio, abarca seguros como
accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, enfermedades no
profesionales y maternidad, invalidez, vejez, muerte y cesantía en edad avanzada.
Los sistemas de ahorro para el retiro son considerados como un tipo de seguro
para la vejez de los trabajadores mexicanos. Las Administradoras de Fondos para
el Retiro (AFORES) son entidades financieras autorizadas por la Consar, con la
misión de establecer un sistema de pensiones más equitativo. Sin embargo, aún
existe una deuda pendiente con los trabajadores, ya que las pensiones de retiro
pasaron de ser un derecho colectivo a un derecho individual basado en contratos
mercantiles con estas instituciones.
Las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro
(SIEFORES) son empresas autorizadas por la Consar para invertir los recursos de
los trabajadores en valores cotizados en el mercado de valores nacional. Su
objetivo es mantener el poder adquisitivo de los ahorros, enfrentando las espirales
inflacionarias a través de inversiones en valores de alto rendimiento. Es importante
destacar que las SIEFORES no están obligadas a entregar forzosamente
rendimientos y existe riesgo de pérdida, especialmente en inversiones en valores
variables. Se menciona que se abordará la clasificación de las sociedades
especializadas según la edad del trabajador y se destaca que, en general, las
SIEFORES pueden arriesgar más el ahorro de un trabajador joven invirtiendo en
instrumentos de renta variable.
Las entidades de servicios auxiliares o complementarios son sociedades
anónimas autorizadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)
para ofrecer servicios de apoyo a las instituciones financieras, contribuyendo al
cumplimiento de su objeto social y siendo consideradas como instituciones
auxiliares. Por ejemplo, las instituciones de crédito, como la banca múltiple y la
banca de desarrollo, reciben apoyo de diversas entidades que prestan servicios
complementarios.
Dentro de las sociedades auxiliares se incluyen las sociedades de información
crediticia, cuyo objetivo es recopilar, manejar y proporcionar información sobre el
historial crediticio de personas físicas y jurídicas. En el ámbito de la seguridad y
protección bancaria, entidades como Seproban ofrecen servicios
complementarios, como el monitoreo permanente de las sucursales. También se
mencionan las cámaras de compensación, que son auxiliares de las entidades
financieras, entre otros ejemplos.
En cada sector financiero, diversas entidades de servicios complementarios
colaboran con instituciones financieras. Por ejemplo, en el sector bursátil, la Bolsa
Mexicana de Valores (BMV) proporciona infraestructura para la intermediación de
valores, como el Sistema Electrónico de Negociación, Transferencia, Registro y
Automatización (SENTRA). La Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles
(AMIB) actúa como entidad de apoyo para las instituciones financieras en el
subsistema bursátil. También existen entidades autorregulatorias que brindan
servicios complementarios, como contrapartes centrales y agencias calificadoras
de valores.
Los grupos financieros son entidades autorizadas discrecionalmente por la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en consulta con el Banco de
México y, según corresponda, con las comisiones nacionales Bancaria y de
Valores, de Seguros y Fianzas, o del Sistema de Ahorro para el Retiro. Estos
grupos tienen como objetivo principal la prestación de servicios financieros
integrados a través de las entidades financieras que los conforman. La dirección
de los grupos financieros recae en una sociedad anónima controladora, que
mantiene el control de las asambleas generales de accionistas y la administración
de los integrantes del grupo al poseer más del 50% de las acciones de cada
entidad financiera.
Además de las instituciones financieras, en el sistema financiero mexicano
también participan entidades de servicios complementarios o auxiliares que
brindan apoyo profesional a las instituciones financieras. Ejemplos de estas
entidades incluyen las camionetas de valores que transportan cuantiosos recursos
de las instituciones de banca múltiple, asociaciones civiles que generan estudios
en materia bancaria y bursátil (como la Asociación de Bancos de México), y
entidades que proporcionan infraestructura para la realización de transacciones
financieras (como la Bolsa Mexicana de Valores).
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp)
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) fue creada a partir del
Reglamento Provisional para el Gobierno Interior y Exterior de las Secretarías de
Estado y del Despacho Universal, expedido el 8 de noviembre de 1821. Aunque en
la práctica ya existía como Junta de Crédito Público desde el 24 de octubre de
1821. En el año 1867, mediante un decreto del 23 de febrero, cambió su nombre a
Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Hacienda y Crédito Público. En
1992, durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, las facultades de la
Secretaría de Programación y Presupuesto se integraron a la SHCP.
Desde su creación, la Secretaría de Hacienda ha desempeñado un papel crucial
en las finanzas del gobierno mexicano. En 1824, la Ley para el Arreglo de la
Administración de la Hacienda Pública consolidó la facultad de la Secretaría de
Hacienda para administrar todas las rentas de la Federación, inspeccionar las
Casas de Moneda y dirigir la Administración General de Correos, la Colecturía de
la Renta de Lotería y la Oficina Provisional de Rezagos. A lo largo de los años, la
Secretaría ha evolucionado, incrementando sus atribuciones, y en 1891, pasó a
llamarse Secretaría de Hacienda, Crédito Público y Comercio, ampliando sus
competencias en el ámbito comercial y asumiendo nuevas responsabilidades.
La naturaleza jurídica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se
encuentra establecida en el artículo 90 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. De acuerdo con este artículo, la administración pública federal
en México se organiza en dos formas: centralizada y paraestatal.
Los ordenamientos jurídicos que primordialmente regulan su actuación son los
siguientes: