Está en la página 1de 4

HEGEL. HISTORIA DE LA FILOSOFÍA UNIVERSAL.

1. El concepto de evolución.
La variación abstracta en la que se concibe a la historia es siempre implicando un progreso
hacia algo mejor y más perfecto. Hegel propone que la evolución se da en dos campos en los
que habrá variación, pero el cómo se dan son diferentes, por lo que evolucionan de distinta
manera. Estos dos campos son la naturaleza y el espíritu.
En la naturaleza, las variaciones se muestran en circulo porque siempre se repiten. En ella se
manifiesta siempre un mismo destino, un carácter fijo y estable, en el cual el cambio se
subordina y se detiene la variación.
En cambio, en el espíritu las variaciones siempre tienen como resultado algo nuevo, tiene una
facultad real de variación, que camina hacia algo mejor y mas perfecto, ya que obedece al
impulse de perfectibilidad.
Sin embargo, la perfectibilidad carece de fin y de término, porque para Hegel lo más perfecto
es lo indeterminado.
El curso del espíritu supondrá un progreso. Aun así, la idea del progreso es insatisfactoria,
porque se formula diciendo que el hombre posee una posibilidad real y una necesidad de ser
más perfecto. De esta forma, lo supremo será la variación, donde se encontrará el
perfeccionamiento indeterminado que dará de si la variabilidad. Sin embargo, no hay ningún
criterio de variación, pero si se puede decir que constituye la determinación de lo contenido.
Es por esto que, el progreso, toma una forma cuantitativa: más conocimiento, más progreso,
pero su forma cualitativa es incierta porque no se expresa ningún fin específico que deba ser
alcanzado, es indeterminado.
Aun así, el fin que debe ser alcanzado, necesita ser conocido, por lo tanto, las producciones y
transformaciones del espiritu tienen que ser representadas y conocidas como variaciones
cualitativas. Además, el principio de la evolución implica que en el fondo hay una
determinación interna que está presente y se da a sí mismo la existencia. Esta determinación
es esencial, es en sí lo absolutamente determinante y su peculiar determinación, es firme ante
las contingencias que el espiritu domina y usa en su provecho.
La evolución, como mencioné antes, se da también en los objetos de la naturaleza orgánica,
una existencia que emana una esencia simple, que empieza por el germen y luego va
diferenciándose y entrando en relación con otras cosas, por tanto, viviendo un continuo
progreso de transformación. El individuo orgánico se produce a sí mismo, haciéndose lo que es
en sí. Esta evolución se da entre el concepto y su realización, entre la naturaleza y la
acomodación de la existencia a dicha naturaleza.
En cambio, el espíritu, tiene una determinación que pasa a realizarse por la conciencia y la
voluntad, su objetivo es al principio la determinación natural que tiene distintas pretensiones.
Pero el espiritu luego se opondrá a sí mismo, porque la evolución es en él, una lucha contra sí
mismo; que quiere alcanzarse su propio concepto, pero el espiritu lo cubre y produce un
alejamiento de sí mismo.
Así, la evolución es un trabajo contra sí mismo, consiste en la realización de un fin con
indeterminado contenido, este fin es: el concepto de la libertad, que será objeto fundamental
como principio conductor de la evolución, que además, le da a la revolución su sentido.
Es conforme al concepto del espiritu el que la evolución de la historia acontezca en el tiempo.
Un acontecimiento es algo positivo para nosotros, pero su contrario es el tiempo, que no solo
lo pensamos, sino que también lo intuimos. Por ejemplo, las transformaciones del espiritu
están sujetas al cambio, mientras que las de la naturaleza, perseveran. Esto es que, en la forma
espiritual, la variación no tiene lugar en la superficie, sino que en el concepto.
Toda transformación es progreso, porque cada transformación es un principio superior. Y en
cambio, la naturaleza no se piensa a sí misma, por lo tanto, el negativo de sus formaciones no
existe para ella.
En el espíritu se descubre que, la forma superior, resultó de la mezcla de la anterior e inferior
forma. Así es como, las variaciones espirituales acontecen en el tiempo, porque cada una de
ellas es la transfiguración de la anterior. De esta manera, la historia universal es el
desenvolvimiento y la explicitación del espíritu en el tiempo que se despliega en el espacio.

Las tres fases de la historia universal según Hegel:


Para Hegel, los pueblos como sujetos también tienen formas espirituales que los convierte en
seres naturales de cierto modo.
Para él, hubo tres formas capitales: el asiático, como el primer principio de la historia; el
mahometano, donde existió el principio del espiritu abstracto del Dios único; y por último, el
cristiano europeo-occidental, donde se logró ese principio supremo: el conocimiento por el
espiritu de sí mismo.
A la historia universal, se la encuentra en tres fases sucesivas pero que perecieron, porque las
formas dentro de los pueblos son las que perecen y pervivirán solo las más universales.
El progreso se define entonces, como la serie de fases por las que atraviesa la conciencia. Por
lo que, el progreso es la formación de la conciencia, con una serie de fases, en las cuales cada
una tiene una distinta relación con lo esencial.
Así, la historia universal representa el conjunto de las fases por las que pasa la evolución del
principio, cuyo contenido es la conciencia de la libertad. Esta tiene fases porque el espiritu no
es inmediato a sí mismo, sino que requiere mediación consigo mismo. La determinación de
estas fases es lógica.
La primera fase es la más inmediata, cae dentro de la sumersión del espiritu en el elemento de
la naturaleza, donde él no es libre. Esta será la que el espiritu es infantil y se encuentra en el
mundo oriental; que no recorrió el proceso de la libertad y; su Estado, artes y ciencias se hallan
conectadas con el terreno de la naturaleza. En este primer mundo, el espíritu es una sustancia
en la que el individuo se añade como accidente. Para la voluntad del uno, son los
subordinados.
La segunda fase es la expansión del espiritu en la conciencia de su libertad, pero esta
liberación es parcial porque procede directamente del estado natural y, por consiguiente, se ve
enlazada a este. Así esta fase es la separación y reflexión del espiritu sobre sí, donde sale de la
obediencia y confianza en los demás. Se divide en dos: el mundo griego, con la juventud del
espiritu que tiene libertad, pero vinculada a la sustancialidad. Y el mundo romano, con la
virilidad del espiritu, en la que tiene fines propios, pero los alcanza al servicio de un ente
universal: el Estado.
La tercera fase es la ascensión de la libertad a la universalidad de la libertad en la conciencia y
sentimiento que la esencia del espiritu tiene sobre sí mismo. Este es el mundo cristiano, donde
se halla la senectud del espiritu, que vive solo del recuerdo y el pasado, no en el presente.
El individuo, pertenece al elemento y perece, pero aun así se vuelve sobre si mismo.
El espiritu divino llegó al mundo y puso su sede en el individuo, que ahora tiene una libertad
sustancial. Se produce una conciliación entre espiritu el subjetivo y el objetivo, y, para lograr
esto, debió haber salido del estado de naturaleza.
Así, el progreso aparece como el avance de lo imperfecto hacia lo más perfecto. Lo imperfecto
lo llama Hegel a lo contrario de lo perfecto.

2. El comienzo de la historia.
Hegel comienza exponiendo la hipótesis de la narración bíblica donde dice que nuestra historia
comienza con un pueblo primitivo anterior a la humanidad donde el hombre conocía todas las
verdades religiosas que Dios le expuso.
Sin embargo, el autor niega esta hipótesis y dice que es falsa, porque no tienen fundamento
histórico, ya que el origen no es un concepto arbitrario ni producto de la opinión subjetiva.
Para él, lo único de filosófico que tiene esa discusión es la de que el hombre no proviene de
una rudeza animal, sino que de una rudeza humana. Así plantea que, el comienzo es el
espíritu, con un carácter humano impreso en él, porque por ejemplo un niño no tiene razón,
pero si la posibilidad de ser racional; pero el animal, por el contrario, no tiene razón ni podrá
tenerla porque jamás tendrá conciencia de sí.
El hombre, en cambio, siempre fue inteligente porque el espiritu es infinito movimiento
(energeia enetelekia), este nunca cesa o reposa, sino que es un movimiento que se va
arrastrando a otra cosa; y en esta labor se encuentra a sí mismo. Solo entonces se hará real
finalmente.
Lo único que le concierne a la filosofía entender sobre la historia es que empieza donde la
racionalidad comienza a aparecer: donde existe un Estado, en el que la razón surge a la
conciencia, voluntad y acción. Este Estado es necesario ya que, cuando el espiritu rebalsa la
sensación y el amor natural y llega hasta la conciencia de la personalidad, aparece un centro
oscuro, en el cual la naturaleza y el espiritu, solo se transparentarán y abrirán por medio de
una cultura lejana. De esta manera, la libertad consiste para Hegel, en conocer y querer los
objetos sustanciales y universales (leyes y derechos); y en producir una realidad que sea
conforme a ellos, es decir, al Estado.

De esta forma tenemos entendido que la prehistoria para Hegel son los pueblos sin Estado,
que pueden llevar una larga vida sin él y lograr un desarrollo; pero esa prehistoria esta fuera
del fin filosófico.

La palabra historia reúne un sentido objetivo y subjetivo: significa historiam rerum gestarum y
res gestas, es decir que, la narración histórica aparece simultáneamente con los hechos y
acontecimientos propiamente históricos con un fundamento común. El curso uniforme de su
estado no es objeto del recuerdo, pero los hechos mas señalados o los giros del destino
pueden incitar a conservar esas imágenes. Sin embargo, el Estado es quien da un contenido
por 1ra vez, que engendra y es apropiado por la historia. Porque un Estado exige preceptos,
leyes, decisiones generales y válidas para la generalidad y, por consiguiente, crea el interés de
los hechos y acontecimientos inteligibles, determinados y perdurables en sus resultados.
La existencia externa del Estado, como los sentimientos profundos, son imperfectos e
incompleto pero cuya inteligencia necesita, para integrarse, la conciencia del pasado.
De esta manera, un pueblo sin Estado carece de historia objetiva porque solo en el Estado
existen hechos claros, con una conciencia clara de estos y que da al hombre la capacidad y
necesidad de conservarlos.

3. La marcha de la evolución.
Aquí Hegel explica de qué manera transcurre la historia bajo el aspecto formal.

Como síntesis, la historia universal representa la evolución del espiritu respecto de su libertad
y de la realización que se obtiene por medio de esa conciencia. Así, la evolución implica una
serie de fases que nacen del concepto de la naturaleza de la libertad al hacerse consciente de
sí. Cada fase tiene su principio particular determinado: el carácter del espíritu del pueblo,
donde se expresa todos los aspectos de su conciencia y voluntad, su realidad; que sellara en
común su religión, constitución política, moralidad, sistema jurídico, costumbres y ciencia, arte
y técnica.
La historia universal se mueve en un plano mas alto que el de la moralidad, que pertenece a la
conciencia privada, la conciencia de los individuos; porque lo que el fin ultimo exige y lleva a
cabo está por encima de las obligaciones y responsabilidades morales de los individuos.
Las personas que se oponen al progreso del espiritu por valores morales, son superiores en
valor moral a aquellos que cometieron crímenes en voluntad del orden superior, pero, en las
revoluciones de este género, los dos quedan dentro del mismo circulo de perdición.
Los actos de los grandes hombres, individuos universales, son justificados en su significación
interna y en el punto de vista terrenal. Y los círculos morales, que no pertenecen a hechos
históricos, no deben pretender nada en contra de estos. La historia universal pasa por alto la
moralidad y la discrepancia entre la moral y la política, porque debe abstenerse de todo juicio
y dejar a los individuos sin mención. Porque su única incumbencia es referir los hechos del
espíritu del pueblo y su individualidad es dejada a la historiografía.
Esas nociones de moralidad son producto de la reflexión pensante y la capacidad de moverse
con destreza entre generalidades, es decir, la cultura. La cultura es algo formal y su contenido
consiste en dividirlo y aprehender en determinaciones y formas intelectuales.
La filosofía tiene la condición de su existencia en la cultura, pero la cultura consiste solo en
revestir el contenido ya existente con la forma de la universalidad.
La cultura formal puede y debe progresar y prosperar en cada fase de las formaciones del
espíritu, mientras que en una de esas fases se desarrolle el Estado y por lo tanto, la civilización,
que seguirá de la reflexión intelectual

También podría gustarte