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Venus

Mitología de Roma : Diosa Venus


 
Conocida como a diosa del amor, de la belleza, de la lujuria, la
fertilidad, la madre del amor, era un componente crucial en las
fiestas y mitos religiosos de la antigua Roma. Algunos dicen que
es la misma, otros dicen que solo es el equivalente a su homóloga
griega Afrodita. en esta oportunidad nos referiremos a la diosa
romana Venus.
 
Según la mitología, se solía asociar a Venus con la Diosa
Afrodita de la mitologia griega y la estrusca Turan, de las cuales
eran tomados aspectos para formarla. Como muchas de las
deidades romanas, el concepto de esta diosa está cubierto por los
mitos griegos y su equivalente, Afrodita. Pero, a diferencia de la
diosa griega, Venus no contaba con una personalidad tan
caracterizada por la sensualidad y/o falta de piedad, aunque
conservara muchos de sus atributos y símbolos.
Venus también era conocida como la diosa de los jardines y los
campos, ya que se contaba, que por donde esta diosa pasara,
emergía la vida, las plantas crecían, las flores florecían. Sus
orígenes cuentan que era hija de Urano, luego que Saturno lo
mutilase y lanzara sus genitales al mar, cuando el semen de este
entró en contacto con la espuma del mar, permitió el nacimiento
de esta diosa. La que posteriormente surgiría del mar montada
sobre una concha de almeja.
 
Al salir del océano, fue guiada por los vientos del Céfiro hasta
Chipre, donde la vistieron las Horas para que pudiesen llevarla
hasta donde yacían los inmortales. Al llegar al sitio donde se
encontraban otros dioses, quedaron impresionados con su
abundante belleza y sensualidad. Todos competían por su amor
pretendiendo desposarla, era tanta su hermosura que Júpiter
quedó atónito y también la pretendió.
 
Al verse rechazado por Venus, decide castigarla y la desposa con
el herrero de los dioses: Vulcano, creador del rayo del dios de
dioses. Sin embargo, la diosa no consintió esta decisión, pues
despreciaba al herrero cojo, ya que pensaba que no era digno de
su belleza, lo cual la lleva a incidir en su característica más
apreciable, la infidelidad.
Tuvo muchos amantes, entre ellos destacan: Marte, el dios de la
guerra, con el que tuvo muchos hijos, entre ellos Eros, dios del
amor y Anteros, dios de la correspondencia. Al divorciarse de
Vulcano, tuvo amoríos con muchos otros dioses, entre los que
destacan Neptuno y Hermes, con quien procreó al famoso
Hermafrodita, un dios sumamente hermoso, quien poseía ambos
sexos. Hubo inclusive muchos mortales que gozaron del amor de
la diosa, entre ellos Adonis y Anquises.
 
Anteriormente, en las fiestas en honor a la diosa Venus,
abundaban los placeres y los excesos, por lo cual eran
consideradas obscenas. Esto es lo que nos llevó posteriormente a
llamar a las enfermedades de transmisión sexual “enfermedades
Venéreas”, ya que según algunas teorías, se originaron en estos
festivales como castigo de los dioses por los excesos que en ellas
abundaban.
 
Venus es el segundo planeta del sistema solar, según la astrología,
este es quien rige el amor, esta asociación, en gran parte, es
debida a la mitología greco-romana, donde se habla de Venus-
Afrodita como diosa del amor, el deseo, la belleza, el romance y la
seducción. Según las leyendas, esta diosa ocupaba un lugar muy
importante en el monte Olimpo, donde era parte de los 12 dioses
principales que regían el universo.
 
A partir del siglo II a.C. se tomaron las figuras de Venus y Afrodita
como una misma deidad, la diosa del amor. Platón imaginó a una
Afrodita Urania, la diosa del amor no adulterado y la niña de
Urano; y Afrodita Pandemo, niña de Dione y diosa del amor
obsceno. Sin embargo, esta es una originación filosófica tardía.
 
Venus es miembro de innumerables leyendas. En primer lugar,
estaba casada con Vulcano, sin embargo, estaba encaprichada con
Marte. Homero dice (ensayista de La Odisea y La Ilíada) que
mientras los novios disfrutaban de la pasión al amanecer, en la
cama de Afrodita, Efesto sentía envidia y se dispuso a tender una
trampa, ya que, a la luz del hecho el Sol le había informado que su
esposa le era infiel.
En el momento en que los novios comprendieron que estaban
atrapados en una red encantada que tenía el cónyuge de la
maravillosa diosa, y  fue a llamar a cada uno de los seres divinos
para ser observadores de la traición. Todos ridiculizaron el tema,
pero Neptuno (la fuerza divina del mar) pidió clemencia y, en
consecuencia, Venus y Marte fueron dados de baja.
 
La diosa avergonzada huyó a Chipre, mientras que Marte fue a
Tracia. Sin embargo, sus afectos tienen frutos, dando como
resultado a varios hijos: Eros (fuerza divina del amor) y Anteros
(dios de la correspondencia), Deimo y Phobos (Terror y Miedo)
y Harmonía. De vez en cuando se agrega adicionalmente a Príapo.
Además de Ares, Afrodita tuvo amoríos con Adonis y Anchises con
quienes tuvo a Eneas (una leyenda troyana y un personaje de
Eneida de Virgilio) y  Lirno.
 
Sin embargo, la diosa era particularmente conocida por sus
condenas y su indignación, ya que cuando alguien caía en la
desgracia de la diosa, ella se condenaba a terribles tormentos. Por
ejemplo, rechazó a Aurora con un amor irreprimible por Orión,
pues acababa de sucumbir a las tentaciones de Marte.
 
 
También rechazó a cada una de las damas de Lemnos, ya que no
tenían el respeto debido a ella, y las impregnó con un olor
intolerable que hizo que sus hombres las abandonaran. Del mismo
modo, rechazó a las chicas de Cinnies y las obliguó a prostituirse
con no nativos. Fue la causante de que Pasidae, esposa de Minos,
procreara con un toro y diera a luz al horrible Minotauro.
De igual manera, la musa Clío se había burlado del amor de la
diosa por el mortal Adonis, por lo que esta hizo que se enamorara
de un mortal también. La princesa Psique, quien era adorada por
los mortales como una reencarnación de esta deidad, conoció lo
más oscuro de su carácter, todo producto de los celos de esta
hacia la princesa. Por otra parte, caer en su aprobación era
equivalente o más peligroso.
 
En el momento en que la Discordia arrojó una manzana a la más
bella de las diosas, e hizo  que Afrodita,  Atenea y Hera, se
enfrentaran, Zeus decidió que fuese París el que decidiera quien
sería la ganadora. Atenea le ofreció ser invencible en la guerra,
Hera le garantizó el reino del universo, y Afrodita la mano de
Helena, que era la dama más maravillosa del planeta. Paris escogió
a Afrodita y fue el resultado directo de que iniciara la conocida
Guerra de Troya.
Afrodita agradecida a París, lo aseguró durante toda la cruzada y
también lo que queda de los años, incluido su hijo Eneas, a quien
evitó pasar. A pesar de que Troya perdería la guerra por completo,
la diosa descubrió cómo proteger a la raza de los niños con su hijo
Eneas, que en ese momento hizo un viaje a una tierra oscura
donde sus parientes Romulus y Remo descubrirían Roma. Esta es
la forma en que los romanos, Afrodita, Venus para ellos, fueron
sus defensores específicos y para eso, César levantó un templo en
honor a Venus Madre.
Venus es representada como una joven dama con rasgos
tentadores consumados y una sonrisa dulce convincente. Junto a
ella se encontraban las Tres Gracias y su hijo Eros (Cupido), la
pequeña fuerza alada de adoración divina que confiadamente
cargaba con él un arco y flechas. En representaciones posteriores,
Afrodita aparece once en un momento unida por unos pocos
señores de la adoración de la edad juvenil.
Venus no tuvo niñez: en cada una de las imágenes y referencias se
la concibió adulta, núbil, infinitamente seductora. En una gran
parte de las últimas fantasías menores en las que participa ella
parece vana, hosca e impotente. A pesar del hecho de que ella es
una de los pocos seres divinos en el panteón griego que está
realmente casado, la mayoría de las veces emgaña a su pareja.
 
Vulcano, obviamente, es un destacado entre los dioses helénicos
más imparciales, y Afrodita parece inclinarse hacia Ares, la fuerza
divina y frívola de la guerra. En La Ilíada de Homero, Afrodita
intercede en la lucha por salvar a su hijo, Eneas, sin embargo lo
abandona (a decir verdad, la deja caer mientras vuela por el aire)
cuando está herido, al igual que Ares.
 
Además, es la primera razón de la Guerra de Troya en sí misma: no
solo comenzó todo el conflicto ofreciendo a Helena de Troya a
París, sino que el rapto fue llevado a cabo cuando Paris, al ver a
Helena, fue vencido por la necesidad de tenerla, lo cual se
compara con el círculo de Afrodita. Su espacio puede incorporar
amor, sin embargo, excluye el sentimiento, tiende más hacia el
deseo, el deseo humano sin sentido.
 
 

¿Cuál es el símbolo de Venus?


 
El símbolo de Venus es un símbolo que generalmente representa:
El sexo femenino, a veces también de la manera más conocida
como útero y fertilidad, la diosa romana Venus o la diosa griega
Afrodita, símbolos del amor y la belleza, el espejo de Venus. La
isla de Chipre, el planeta Venus. El símbolo se compone de un
círculo ubicado encima de una cruz.

¿Quién es la diosa romana Venus?


La hermosa diosa Venus es probablemente más conocida por
la estatua sin brazos conocida como Venus de Milo, que se
exhibe en el Louvre, en París. La estatua es griega, de la isla
egea de Milos o Melos, por lo que uno podría esperar a
Afrodita, ya que la diosa romana Venus es distinta de la diosa
griega, pero hay una superposición sustancial. Notarás que el
nombre Venus se usa a menudo en las traducciones de los
mitos griegos .

Diosa de la fertilidad
La diosa del amor tiene una historia antigua. Ishtar / Astarte
era la diosa semítica del amor. En Grecia, esta diosa se
llamaba Afrodita. Se adoraba a Afrodita especialmente en las
islas de Chipre y Citera. La diosa griega del amor jugó un
papel crucial en los mitos sobre Atalanta, Hipólito, Mirra y
Pigmalión. Entre los mortales, la diosa grecorromana amaba a
Adonis y Anchises. Los romanos originalmente adoraban a
Venus como la diosa de la fertilidad. Sus poderes de fertilidad
se extendieron del jardín a los humanos. Los aspectos griegos
de la diosa del a

mor y la belleza Afrodita se agregaron a los atributos de


Venus, por lo que para la mayoría de los propósitos prácticos,
Venus es sinónimo de Afrodita. Los romanos veneraban a
Venus como antepasado del pueblo romano a través de su
relación con Anquises.
" Ella era la diosa de la castidad en las mujeres, a pesar de que
tenía muchos romances tanto con dioses como con mortales.
Como Venus Genetrix, fue adorada como la madre (por Anchises)
del héroe Eneas, el fundador del pueblo romano; como Venus
Félix, la portadora de buena fortuna; como Venus Victrix, la
portadora de la victoria; y como Venus Verticordia, la protectora
de la castidad femenina. Venus también es una diosa de la
naturaleza, asociada con la llegada de la primavera. Ella es la
portadora de alegría Venus realmente no tenía mitos propios,
pero estaba tan estrechamente identificada con la Afrodita
griega que 'se apoderó' de los mitos de Afrodita " .

El parentesco de la diosa Venus / Afrodita


Venus era la diosa no solo del amor, sino también de la
belleza, por lo que había dos aspectos importantes para ella y
dos historias principales de su nacimiento. Tenga en cuenta
que estas historias de nacimiento son en realidad sobre la
versión griega de la diosa del amor y la belleza, Afrodita:
" En realidad, había dos Afroditas diferentes, una era la hija de
Urano y la otra la hija de Zeus y Dione. La primera, llamada
Afrodita Urania, era la diosa del amor espiritual. La segunda,
Afrodita Pandemos, era la diosa de la atracción física. .  "
Fuente: Afrodita

Martes
Marte (mitología)
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Marte, en la puerta de París de la ciudad de Lille.


En la mitología romana, Marte, en latín Mārs, tenía muchos atributos, era
el dios de la guerra, la virilidad masculina, la violencia, la pasión, la sexualidad,
la valentía, patrón de los guerreros romanos, del horror y victoria en las guerras,
la perfección y la belleza. Era hijo de Júpiter en forma de flor y de Juno. Se le
representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado.
El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. Era marido de Bellona y amante
de Venus, con quien tuvo dos hijos: Fuga y Timor,
respectivamente Deimos y Fobos para los griegos.
Fue identificado con el Ares griego, pero Marte no es simplemente un Ares
romanizado, sino una deidad puramente itálica, patrón de muchas ciudades,
como Alba Longa y tribus como la de los sabinos y los etruscos y se cree que el
nombre Mars, sin derivaciones indoeuropeas, proviene del etrusco Maris antes del
surgimiento de Roma.
Marte dio nombre al cuarto planeta del sistema solar: Marte, al segundo, o tercero
según algunas religiones, calendarios o regiones como en los Estados Unidos, día
de la semana, el martes, y al tercer mes del año: marzo.

Origen[editar]
La palabra Mārs (genitivo Mārtis),1 que en el latín antiguo y en el uso poético
aparece también como Māvors (Māvortis),2 es afín a
la Osca Māmers (Māmertos).3 La forma latina más antigua de la que se
tiene constancia, Mamart-, es probablemente de origen extranjero.4 Se ha
explicado que deriva de Maris, el nombre de una Dios-niño etrusco, aunque
no hay acuerdo universal al respecto.5 Los estudiosos tienen opiniones
diversas sobre si los dos dioses están relacionados, y si es así cómo.6 Los
adjetivos latinos del nombre de Marte son martius y martialis, de los que
derivan el inglés martial (como en artes marciales o ley marcial) y nombres
personales como Marcus, Mark y Martin.78

Nacimiento[editar]
Marte y Cupido, obra del escultor danés Bertel Thorvaldsen.
Juno huyó del Olimpo ante la envidia del nacimiento de la diosa de la
sabiduría, y se adentró en un templo consagrado a Flora, diosa de las flores
y de los jardines. Allí esta diosa aconsejó a Juno que cogiese una flor que
se hallaba en los campos de Oleno. Juno, fue hacia aquellos campos, y vio
la flor que le había indicado Flora, era la flor más bonita que había visto
jamás; que en realidad era Júpiter en forma de flor. Al cogerla en su regazo,
nació, el dios de la guerra, Marte.

escripción[editar]
Originalmente, Marte era el dios patrón de los pueblos itálicos, que eran
tanto guerreros como agricultores, y esto se refleja en su naturaleza
bivalente, como otros dioses romanos. Era un dios guerrero, que protegía a
su pueblo contra sus enemigos. También era un dios ctónico asociado a la
tierra, a la protección física y espiritual de los cultivos.
Reunía Marte las siguientes virtudes:

 Intrepidez.
 Temeridad ciega.
 Valor y osadía.
 Fuerza viril.
 La inspiración guerrera.
 El dios que conducía a la victoria a los umbros, sabinos, latinos y
romanos.
Era considerado como el padre de Rómulo y una de las tres divinidades
tutelares de Roma junto con Júpiter y Quirino. Como dominios de Marte se
consideraban los bosques misteriosos en los que habitaba el pájaro
carpintero. Estaban consagrados a Marte, varios animales como el buey
labrador, el caballo de batalla, los rebaños de carneros, y los cerdos que se
le inmolaban. Por tanto en Roma, Marte tenía varias funciones:

 Dios bélico, el dios de la guerra.


 Dios de la cultura y laboreo del campo.
 Dios de la primavera, y la potencia viril.
 Protector de la vida en los campos.

Apollo
Apolo fue un importante dios griego asociado con el arco, la música y la
adivinación. Epítome de la juventud y la belleza, fuente de vida y curación,
mecenas de las artes y tan brillante y poderoso como el mismo sol, Apolo fue
posiblemente, el más amado de todos los dioses. Se le adoraba en Delfos y Delos,
lugares que albergaban algunos de los santuarios religiosos más famosos de
Grecia.

Hijo de Zeus y Leto, y hermano gemelo de Artemisa, Apolo nació en la isla de


Delos (en la Teogonía de Hesíodo empuña una espada de oro). Su madre,
temerosa de la venganza de la esposa de Zeus, Hera, había elegido la estéril isla de
Delos como el refugio más seguro que podía encontrar. Se dice que al probar por
primera vez la ambrosía, se transformó inmediatamente de bebé a hombre. A
Apolo se le dio entonces su arco, hecho por el maestro artesano del monte Olimpo,
Hefesto.

Al igual que otras divinidades principales, Apolo tuvo muchos hijos; quizás los
más famosos sean Orfeo (que heredó las habilidades musicales de su padre y se
convirtió en un virtuoso de la lira o cítara), Asclepio (a quien le dio sus
conocimientos de curación y medicina) y, según el trágico del siglo V a.
C. Eurípides, el héroe Ion.
En la mitología
APOLO OBTUVO LA LIRA DE SU TRAVIESO
MEDIO HERMANO HERMES, EL DIOS
MENSAJERO.
Apolo es un protagonista significativo en el relato de Homero sobre la guerra de
Troya, la Ilíada. Estando del lado de los troyanos, presta especial asistencia a los
héroes troyanos Héctor, Eneas y Glauco, salvándoles la vida en más de una ocasión
con su intervención divina. Llevó la peste a los aqueos, dirigió a todo el ejército
troyano (sosteniendo la temible égida de Zeus) en un ataque que destruyó las
murallas defensivas de los campamentos griegos, y también fue responsable de
guiar la flecha de París hasta el talón de Aquiles, matando héroe griego, quien era
aparentemente invencible. Apolo es descrito con frecuencia por Homero y Hesíodo
como el "tirador lejano", el "trabajador lejano", el "agitador de ejércitos" y "Febo
Apolo".

Apolo generalmente tuvo un papel de hijo obediente de Zeus, padre de los dioses,
y nunca intentó usurpar su posición (a diferencia de Zeus que había derrocado a su
propio padre Crono). Sin embargo, los dos tuvieron una seria pelea cuando Zeus
mató a Asclepio después de que este usara sus maravillosas habilidades
medicinales para devolver a la vida a un mortal. En venganza, Apolo luego mató a
los cíclopes, los gigantes de un solo ojo que hacían los rayos de Zeus. Como
castigo, Apolo se vio obligado a pasar un año al humilde servicio de Admeto de
Feras, cuidando las ovejas del rey.

Apolo obtuvo la lira de su travieso medio hermano Hermes, el dios mensajero.


Cuando aún era un bebé, Hermes robó el sagrado rebaño del ganado de Apolo,
invirtiendo hábilmente los cascos de sus patas para dificultar el seguimiento de sus
huellas. A Hermes se le permitió quedarse con sus ganancias mal habidas, pero
solo después de que le dio a Apolo su lira, la cual había inventado usando un
caparazón de tortuga.
El lado más oscuro de Apolo como portador de la plaga y la venganza divina se

hizo famoso cuando él, junto con su hermana Artemisa, de forma despiadada

asesinó a los seis (o en algunos relatos siete) hijos de Niobe como castigo por

jactarse de que su capacidad de procrear era mayor que la de Leto. Otra

desafortunada víctima de la ira de Apolo fue el sátiro Marsias, quien

imprudentemente afirmó que era musicalmente más talentoso que el dios. Los dos

tuvieron una competencia y las Musas dictaminaron que Apolo ciertamente era el

mejor músico. Luego, Apolo hizo desollar vivo al mortal por su arrogancia y clavó

su piel a un árbol de pino. El relato es una metáfora interesante de la competencia

entre (al menos para los oídos griegos) la música civilizada y ordenada de la lira de

Apolo y la música más salvaje y caótica de la flauta de Marsias. Apolo ganó otro

concurso musical, esta vez contra el dios pastor Pan, y juzgado como vencedor por

el rey Midas, Apolo se convirtió así en el maestro indiscutible de la música en el

mundo griego. La derrota de Marsias y Pan por parte del dios puede reflejar la

conquista griega de Frigia y Arcadia, respectivamente. Asociaciones


Los objetos tradicionalmente asociados al dios incluyen:

 Un arco de plata - símbolo de su destreza como arquero.


 Una cítara (o lira) - hecha con el caparazón de una tortuga, era un símbolo de la
habilidad de Apolo en la música y su liderazgo en el coro de las nueve Musas.
 Una rama de laurel - símbolo del destino de Dafne quien, después de la
persecución amorosa por parte de Apolo, pidió a su padre, el dios del río Peneo,
que la transformara en un árbol de laurel.
 El ónfalo - símbolo del santuario de Apolo en Delfos como el ombligo del mundo.

 Una palmera - que Leto agarró mientras daba a luz a su hijo.

Apolo era un dios muy querido, y esto probablemente se debió a su asociación con
muchos aspectos positivos de la condición humana, como la música, la poesía, la
purificación, la curación y la medicina. El dios también estaba asociado con la
moderación en todas las cosas. Sus flechas, aunque podían traer destrucción,
también podían evitar el daño a aquellos a quienes favorecía. Una estrategia para
alejar el mal de los hogares griegos fue establecer un pilar de Apolo Agieo y, en
una escala mayor, Apolo Apotropeo protegió las puertas de la ciudad.

Apolo supervisaba los ritos de iniciación realizados por los hombres jóvenes
(efebos), cuando estos ingresaban por completo a la comunidad cívica y se
convertían en guerreros. Los rituales en este proceso involucraban el cortarse el
cabello y ofrecerlo al dios, así como desafíos atléticos y marciales. El dios se asocia
con frecuencia con el sol (como Apolo Febo) y con el dios del sol Helios, pero los
estudiosos modernos están de acuerdo en que el vínculo entre Apolo y Helios no
se remonta más allá del siglo V a. C. Apolo siguió inspirando a los romanos
quienes lo consideraban principalmente un dios de la curación. Octavio, el futuro
emperador Augusto (r. 27 a. C. - 14 d. C.), reclamó al dios como su patrón e incluso
dedicó un templo a Apolo en Accio. El dios de la moderación era una asociación
útil y en directo contraste con el dios del exceso, Dioniso, que era defendido por su
enemigo número uno, Marco Antonio.

Lugares sagrados
Se construyeron santuarios en honor de Apolo en todo el mundo griego,
especialmente en las islas de Delos y Rodas y en Ptoion y Claros. Los sitios que
todavía poseen algunos vestigios de que alguna vez fueron grandes templos
dedicados a Apolo incluyen los de Naxos (siglo VI a. C.), donde la enorme puerta
aún se alza orgullosa, el de Corinto (550-530 a. C.), donde siete columnas dóricas
dan la impresión de que hubo una estructura que alguna vez fue imponente, el de
Dídima en Turquía (siglo IV a. C.), cuyo templo fue el cuarto más grande del
mundo griego, y el de Side también en Turquía (siglo II d.C.), donde se ha
restaurado una esquina de su elegante fachada con columnas.

Sin embargo, la presencia más directa de Apolo entre los griegos se manifestó a
través de su oráculo en Delfos, que fue consultado por sus poderes proféticos y
que era el más importante del mundo griego. Según la leyenda, Apolo, deseando
revelar a la humanidad las intenciones de su padre Zeus, creó el oráculo en el lugar
donde había matado a la serpiente (o dragón) Pitón. Los juegos píticos
panhelénicos se iniciaron en el sitio con el fin de conmemorar la muerte de esta
criatura divina y se entregaban trípodes y coronas de laurel como premios a los
vencedores de estos juegos. Los 30 tesoros construidos en Delfos por varias
ciudades indican la popularidad del dios y la del santuario en el mundo griego en
general, así como en Asia Menor.
El oráculo de Delfos ya era muy visitado en el siglo VIII a. C. (a pesar de ser difícil
de acceder y abrir solo en verano) y las proclamas, a veces crípticas, de sus
sacerdotisas no se tomaban a la ligera y a menudo decidían cómo se aplicaban las
leyes o si se debía llevar a cabo una guerra en el extranjero. A veces, las respuestas
del oráculo a las preguntas eran tan oscuras que los sacerdotes del sitio ofrecían
(por una tarifa) darles mayor claridad. Como menciona la historiadora B. Graziosi:

Los peregrinos a menudo permanecían reflexionando sobre las respuestas de


Apolo, e incluso, consultaban a más expertos cuando volvían a casa. Después de
ese largo proceso de consulta e interpretación, las revelaciones de Apolo
generalmente se cristalizaban en líneas de poesía en hexámetro, y siempre se
encontró que resultaban verdaderas, incluso si la interpretación correcta a veces
surgía solo después de que ocurrieran los eventos relevantes. (21)

Representación en el arte
Apolo aparece con frecuencia en todas las formas del arte griego antiguo, la
mayoría de las veces como un joven hermoso e imberbe. Se le identifica fácilmente
con una cítara o una lira, un trípode de bronce (que simboliza su oráculo en
Delfos), un ciervo (porque a menudo pelea con Hércules), un arco y un carcaj.
También, en ocasiones, se le representa montado en un carro tirado por leones o
cisnes.

Quizás la representación más famosa de Apolo en el arte griego antiguo es la estatua que
sobresalía en el centro del frontón oeste del Templo de Zeus en Olimpia (c. 460 a. C.).
Aquí, en una pose majestuosa, trae orden y razón a la batalla entre los lápitas y los
centauros en la boda de Pirítoo. Otro buen ejemplo de Apolo en su apariencia de apuesto
joven, esta vez con largos mechones, es el de un monumento funerario en El Pireo, un
relieve de mármol del siglo II d.C. La cabeza de Apolo aparecía con frecuencia en las
monedas griegas, sobre todo en los tetradracmas de plata de Catania en Sicilia, del siglo V
a. C., y en las monedas de oro de Filipo II de Macedonia (r. 359-356 a. C.). A los escultores
romanos también les gustaba Apolo y una famosa estatua de mármol del dios, ahora en los
Museos Vaticanos en Roma, es el Apolo de Belvedere, una copia del siglo II d.C. de una
estatua de bronce del siglo IV a.C. de Leocares. Incluso los etruscos le dedicaron interés, tal
vez una de sus esculturas más famosas en terracota sea el Apolo de Veyes (finales del siglo
VI a. C.) una figura del dios, conocido por ellos como Aplu, que una vez estuvo ubicada en
el techo de un templo.

Diana
Diana, nombre romano de la diosa griega 
Ártemis, era , según las fuentes clásicas,
la diosa de la caza, de la naturaleza
salvaje y de la  luna. Sus atributos eran el
arco y el carcaj, la luna creciente y el
ciervo.

Esta diosa era en la Mitología griega  hija


de Zeus y Leto y hermana gemela  de
Apolo. Sus dominios son los bosques y la
naturaleza salvaje donde caza sin fin a las
fieras, acompañada de su séquito de ninfas
tan vírgenes como ella y de su jauría de
perros.

 
LAS VENGANZAS DE ARTEMIS

 Ártemis era una diosa terrible, cruel y


vengativa con quien la ofendiese.

 Y  Níobe  se atrevió a ridiculizarla.


 
En efecto,  Níobe  había tenido doce hijos y
 
presumía de que su fertilidad era mejor
que la de Leto que sólo había tenido dos.
 
La diosa se vengó matando a los hijos de
Níobe uno a uno con sus flechas,

 
No mejor suerte corrió el
gigante Orión, tan experto
cazador como Ártemis, que
por perseguir a la diosa tuvo
su merecido, ya que ésta le
envió un terrible escorpión
para que le picara. También
los mortales que la olvidaban o
ignoraban sus designios eran
severamente castigados.
Cuando las tropas griegas se
dirigían a Troya, una
tempestad retenía a la flota
aquea en Áulide porque
Agamenón en una cacería
había herido una cierva de la
diosa. Los adivinos
manifestaron que la diosa
exigía el sacrificio
de Ifigenia, hija de
Agamenón, y fue a buscarla.
La diosa enfadada porque
Eneo, el rey de Calidón,  no le
rendía sacrificios anuales envió
un enorme jabalí que
devastaba la región. Eneo y su
esposa Altea tenían un
hijo Meleagro y cuando nació,
apareció en el palacio un tizón
ardiente. Meleagro organizó
para cazarlo una expedición en
la que participó una joven
arcadia, Atalanta. Al
enterarse Altea, sacó el tizón
del cofre y lo arrojó al fuego,
matando de ese modo a su
hijo.
 

Acteón, también cazador como


la propia Ártemis, tuvo la mala
suerte de contemplarla
desnuda por casualidad
mientras ella se bañaba.
Avistado por sus perros,
éstos, rabiosos y enloquecidos,
 DIANA Y CALISTO lo mataron a dentelladas.
Pedro Pablo Rubens (1577-1640), Pintura

Triple Hécate.
Altar de bronce en miniatura para su uso en magia simpática.
Procedente de Pérgamo. 200-250 d. C.
 

Talismán contra el mal de ojo.


Izq., 'Salomón' mata una diablesa. Der., Cuatro bestias atacan el ojo del invidus.
Colgante de bronce, anterior al 325 d. C.

Tintinnabulum fálico.
Bronce procedente de Pompeya. c. s. I. d. C.
Un 'Gallus', sacerdote eunuco de la Gran Madre.
Relieve de la Vía Apia. Mediados del s. II d. C.

Kakouri, Katerina, Dionysaika: Aspects of the Popular Thracian Religion of


Today, Atenas 1965.

Un caso especial de sacrificio, y que pertenece a otra categoría de magia, es el ya


mencionado taurobolium. En este sacrificio ritual del toro, sus fuerzas vitales son
derramadas a través de la sangre sobre el devoto. Se atribuía un poder
extraordinario a este acto, y aquéllos que habían pasado por esta experiencia eran
célebres por ser "eternamente renacidos". El taurobolium empezó como un
sacrificio taurino ordinario, común en el mundo antiguo (cf. las "hecatombes de
bueyes" de Homero), pero tomó un sesgo más religioso en el siglo segundo d. C.
al distribuirse la sangre del toro a modo de una comunión entre los fieles. Al
mismo tiempo, los genitales eran retirados y enterrados de una manera especial:
esto conecta con los ritos de la Gran Madre Cibeles, recordando y quizás
representando de nuevo la castración de Attis. Con el ritual completo, establecido
alrededor del 300 d. C., se pretendía transmutar la fuerza física del toro en energía
psíquica para el beneficio del participante o de otro señalado por él. Dos de los
aspectos fundamentales de esta magia son la utilización de la energía inherente a
la sangre y de la energía sexual para propósitos defensivos, ofensivos o
sublimatorios. De forma semejante, la forma fálica de muchos amuletos antiguos
es una manera de atraer la energía creativa y esencialmente positiva de la
Naturaleza en contra de los designios entrópicos y destructivos de las fuerzas del
"mal". 

VulcanoEl dios Vulcano es el dios romano encargado del fuego y los volcanes. Hijo de
Júpiter y Juno y esposo a su vez de Venus, era el encargado de forjar el hierro y crear las armas
que posteriormente portaban los dioses y héroes de la mitología romana.

Fue repudiado por su madre por ser un ser feo y amorfo. Así fue como era representado, un
hombre grande y de un aspecto realmente desagradable, eso sí, contaba con una habilidad
enorme a la hora de trabajar con el hierro. Una habilidad divina. Según la mitología, la fragua de
Vulcano se encuentra ubicada bajo el monte Etna, en la isla italiana Sicilia.

Llama la atención la unión con la diosa del amor, Venus, una diosa hermosísima. No obstante esta
unión no fue del todo idílica, ya que la diosa le fue infiel con el dios de la guerra.

Esta unión fue motivo de vergüenza para el dios. Al parecer, en una de las noches en que Venus y
Marte dieron rienda suelta a su pasión, se quedaron plácidamente dormidos sin darse cuenta que
estaba amaneciendo. El dios del sol los sorprendió y no dudó ni un momento en hacerle saber a
Vulcano lo que había sucedido. El dios entró en cólera y decidió que se vengaría de esta afrenta.

La venganza la trabajó con sus manos, que era a fin de cuentas lo que mejor se le daba. Creó así
una red de hierro muy fina, prácticamente invisible, pero poderosa y fuerte. La colocó en el lecho
donde los dos amantes se encontraban cada noche. Así, Marte y Venus, ignorando los planes de
Vulcano, llegaron nuevamente esa noche a su lecho de infidelidad. En el momento en que ambos,
totalmente despreocupados, estaban disfrutando de su amor, la red se cerró sobre ellos y los hizo
prisioneros.

Ambos intentaron escaparse desesperados, pero era demasiado tarde. Así, Vulcano aprovechó
para llamar a todos los dioses. Al observar la actitud tan comprometida en la que estaban los
amantes, todos comenzaron a reírse burlándose de ellos. Vulcano observó impasible
regocijándose de venganza y no soltó a la pareja hasta que prometieron poner fin a este amor.

Vulcano (Vulcanus en latín) es el dios del fuego y los volcanes en la


mitología romana, hijo de Júpiter y Juno y esposo de Venus. Era dios
del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de armas y armaduras
para dioses y héroes. Corresponde con Hefesto en la mitología griega.
Otros nombres que recibe son: Mulciber ('el que ablanda') en la mitología
romana y Sethlas en la mitología etrusca.
Se le representa como un hombre entrado en años, fornido, aunque cojo y
de desagradable aspecto. A pesar de ello se casó con la diosa del
Amor, Venus, quien le fue infiel con el dios de la guerra, Marte, en un
episodio muy difundido.
Diversas escenas de este dios han sido representadas en el arte, por parte
de artistas como Velázquez, Rubens, Tintoretto o Giovanni Battista Tiepolo.
Vesta
La diosa Vesta era, dentro de la mitología romana, la deidad protectora del hogar, siendo el
equivalente de la griega Hestia en este sentido, aunque en Roma también se la asociaba con la
fidelidad conyugal. Vesta nació de la unión entre Saturno y Ops, y es hermana de Júpiter, Ceres,
Juno, Plutón y Neptuno. Una de las características del culto a Vesta es que se debía mantener
encendida su «fuego sagrado», un altar que se encontraba en su templo del Foro Romano y que
era custodiado por las célebres vírgenes vestales.

La celebración en honor de Vesta era conocida como la Vestalia, y tenía lugar entre los dís 7 y 15
de cada mes de Junio, y durante el primer día de las fiestas el altar del templo se abría al público,
cosa que sólo ocurría durante esta fecha. La Vestalia se celebraba con el objeto de pedir nuevas
bendiciones a la diosa para los hogares, y era una manera muy eficaz de mantener vivo el culto
entre los romanos.

La representación de Vesta, aparte de su delicada forma femenina, no está muy clara y su imagen
se asocia más con el fuego y las llamas de las velas, que se utilizaba

n para su invocación, que con una entidad tangible. La forma común de rendirle homenaje era
encendiendo una vela de color anaranjado, y acto seguido rogarle por protección y prosperidad en
el hogar.

Cabe destacar que Vesta es, dentro del panteón romano y al igual que en la mitología griega, la
más benévola de las deidades, motivo que ayudó a prosperar a su culto, así como el hecho de que
el hogar (el fuego de la casa) fuese su lugar de influencia, ya que esta parte era considerada como
la más importante dentro de las viviendas romanas.

Mercurio
En la mitología romana, Mercurio (en latín, Mercurius) era un importante
dios del comercio, hijo de Júpiter y de Maia Maiestas. Su nombre está
relacionado con la palabra latina merx (‘mercancía’). En sus formas más
antiguas, parece haber estado relacionado con la deidad etrusca Turms,
pero la mayoría de sus características y mitología se tomó prestada del dios
griego análogo Hermes.
También es el dios de la elocuencia, mensajes, comunicación (incluida la
adivinación), viajeros, fronteras, suerte, artimañas y ladrones.
Mercurio ha inspirado el nombre de varias cosas en cierto número de
campos científicos, como el planeta Mercurio, el elemento mercurio y la
planta mercurial. La palabra «mercurial» se usa comúnmente para aludir a
algo o alguien errático, volátil o inestable, y deriva de los rápidos vuelos de
Mercurio de un lugar a otro.
También de este dios, sacó su nombre Freddie Mercury
Mercurio no aparecía entre los numina di indigetes de la primitiva religión
romana. Más bien subsumió a los antiguos Dei Lucrii cuando la religión
romana se sincretizó con la griega durante la época de la república romana,
sobre principios del siglo III a. C. Desde el principio, Mercurio tuvo
esencialmente los mismos aspectos que Hermes, vistiendo las talarias y
el pétaso alados y llevando el caduceo, una vara de heraldo con dos
serpientes entrelazadas que Apolo regaló a Hermes. A menudo iba
acompañado de un gallo, el heraldo del nuevo día, una cabra o cordero que
simbolizaba la fertilidad y una tortuga en alusión a la legendaria invención
de Mercurio de la lira a partir de un caparazón.
Como Hermes, era también un mensajero de los dioses y un dios del
comercio, particularmente del comercio de cereal. Mercurio también era
considerado un dios de la abundancia y del éxito comercial, particularmente
en la Galia. También fue, como Hermes, el psicopompo de los romanos, y
llevaba las almas de los recién fallecidos al más allá.
Además, Ovidio escribió que Mercurio llevaba los sueños de Morfeo desde
el valle de Somnus a los humanjos que dormían.1
El templo de Mercurio en el Circo Máximo, entre el Aventino y el Palatino, se
construyó en 495 a. C. Este era un lugar adecuado para adorarle como un
veloz dios del comercio y el viaje, debido a que era un importante centro de
comercio además de una pista de carreras. Debido a que se erigía entre el
baluarte plebeyo del Aventino y el centro patricio del Palatino, enfatizaba
también el papel de Mercurio como mediador.
Debido a que Mercurio no fue una de las deidades primitivas que
sobrevivieron a la monarquía romana, no tenía asignado
un flamen (sacerdote), pero sí tenía una importante fiesta el 15 de mayo,
la Mercuralia. Durante la misma, los mercaderes rociaban agua de su pozo
sagrado cerca de la Porta Capena sobre sus cabezas.
El dios Mercurio era, en la mitología romana, la deidad del comercio (merx en latín equivale a
«mercancía») y aunque en su mayor parte sus cualidades provienen del dios griego Hermes,
originalmente estuvo más ligado al Turms de los estruscos. Fruto de la relación
entre Júpiter y Maia Maiestas, Mercurio no formó parte del Panteón Romano hasta principios del
siglo III a. C., siendo en sus comienzos una adaptación literal del Hermes griego.

A Mercurio se le suele representar con su calzado provisto de alas (talarias) y su casco (el pétaso),
además de portar una vara en la que se entrelazan dos serpientes. Este cetro, conocido como el
caduceo, fue un regalo del dios Apolo y hoy en día está íntimamente ligado al emblema de la
farmacéutica.

Frecuentemente el dios viajaba acompañado de un gallo, un cordero y una tortuga, símbolos del
nuevo día, de la fecundidad y de la música respectivamente. En el caso de la tortuga se debe a
que se atribuye a Mercurio el inventar la lira a partir de un caparazón de tortuga vacío.

Debido a su tardía incorporación al Panteón de Roma, Mercurio no contaba con sacerdotes


propios, aunque si que poseía su fiesta particular, celebrada el 15 de Mayo y conocida como la
Mercuralia. Según nos cuenta la historia de Roma, durante este día de celebración, los mercaderes
mojaban sus cabezas con agua de su pozo sagrado, para atraer el éxito y la buenaventura en los
futuros negocios.

Con el tiempo, además de su labor como deidad del comercio, también se le atribuyó el ser el
mensajero de los dioses, e incluso en la Galia se le consideró como el encargado de llevar las
almas de los fallecidos al otro mundo. Ovidio nos dejó escrito que Mercurio era quien transportaba
los sueños creados por morfeo hasta los humanos, mientras éstos permanecían dormidos.

Ceres
En la mitología romana, Ceres (de la raíz protoindoeuropea ker, «crecer,
crear»)1era la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Su
equivalente en la mitología griega era Deméter. De ella reciben su nombre
los cereales. Ceres era hija de Saturno y Ops, madre de Proserpina,
hermana de Juno, Vesta, Neptuno, Plutón y Júpiter. Enseñó a los humanos
el arte de cultivar la tierra, de sembrar, recoger el trigo y elaborar pan, lo
que hizo que fuese considerada diosa de la agricultura. Su hermano Júpiter,
prendado de su belleza, engendró con ella a Proserpina (asimilada
a Perséfone en la mitología griega). También Neptuno se enamoró de ella, y
para escapar de este Ceres se transformó en yegua, pero el dios se dio
cuenta y se transformó a su vez en caballo, siendo así Ceres madre del
caballo Arión.
Ceres era también la patrona de Enna (Sicilia). Según la leyenda, rogó a
Júpiter que Sicilia fuese ubicada en los cielos. El resultado, debido a que la
isla tiene forma triangular, fue la constelación Triangulum, uno de cuyos
nombre antiguos fue «Sicilia».
Tenía doce dioses menores que la ayudaban y estaban a cargo de los
aspectos específicos de la agricultura: Vervactor, que transforma la tierra
en barbecho; Reparator, que la prepara; Imporcitor (del latín imporcare,
‘hacer surcos’), que la ara en anchos surcos; Insitor, que siembra; Obarator,
que ara la superficie; Occator, que la escarifica; Sarritor, que la
escarda; Subruncinator, que la clarea; Messor, que cosecha; Conuector,
que transporta lo cosechado; Conditor, que lo almacena; y Promitor, que lo
distribuye.2

Culto[editar]
Los habitantes de Sicilia, vecinos del volcán Etna, conmemoraban
anualmente la salida de Ceres a sus largos viajes corriendo por la noche
con antorchas encendidas y dando grandes gritos.
En Grecia eran numerosas las Demetrias, fiestas de Deméter, la diosa
equivalente a Ceres. Los más curiosos eran indudablemente aquellos en los
que los seguidores de la diosa se fustigaban unos a otros con látigos
hechos de corteza de árboles. Atenas tenía dos fiestas solemnes en honor
de Démeter: una llamada Eleusinia y otra, Tesmoforia. Se decía que fueron
instituidas por Triptólemo. Se sacrificaban cerdos, debido a los daños que
causaban a los frutos de la tierra, y se hacían libaciones de vino dulce.
Los romanos adoptaron a Ceres en 496 a. C. durante una devastadora
hambruna, cuando los Libros Sibilinos aconsejaron la adopción de su
equivalente griega Deméter, junto con Perséfone y Yaco (mediador entre las
diosas eleusinas y Dioniso). Ceres era personificada y honrada por las
mujeres con rituales secretos en las fiestas de Ambarvalia, celebradas en
mayo con procesiones en las que las romanas vestían el blanco propio de
los hombres, quienes eran simples espectadores. Se creía que estas
fiestas, para agradar a la diosa, no debían ser celebradas por gente de luto,
razón por la que no se celebraron el año de la batalla de Cannas.
Se erigió un templo a Ceres en el monte Aventino de Roma. Su principal
festividad era la Cerealias o Ludi Ceriales (‘juegos de Ceres’), instituidos
el siglo III a. C. y celebrados anualmente del 12 al 19 de abril. El culto a
Ceres pasó a estar especialmente relacionado con las clases plebeyas, que
dominaban el comercio de grano. Se sabe poco de los rituales de este culto,
siendo una de las pocas costumbres que fueron registradas la peculiar
práctica de atar ascuas ardiendo a las colas de zorros que entonces se
soltaban en el Circo Máximo.
Además del cerdo, la cerda o la jabalina, Ceres admitía también el carnero
como sacrificio. En sus festividades, las guirnaldas usadas eran de mirto o
narciso, pero las flores estaban prohibidas, porque fue recogiendo flores
como Proserpina fue raptada por Plutón. Únicamente le estaba consagrada
la amapola, no solo porque crece entre el trigo sino también porque Júpiter
se la hizo comer para provocarle sueño y así alguna tregua a su dolor.
En Creta, Sicilia, Lacedemonia y varias otras ciudades del Peloponeso se
celebraban periódicamente los misterios eleusinos o misterios de Ceres,
celebrados en la ciudad de Eleusis. De aquí pasaron en Roma, donde
subsistieron hasta el reinado de Teodosio. Estos misterios se dividían en
grandes y pequeños. Los pequeños eran una preparación a los grandes que
se celebraban cerca de Atenas, en la ribera del Iliso. Conferían una especie
de noviciado. Tras un determinado plazo de tiempo más o menos largo, se
iniciaba al principiante a los grandes misterios, en el templo de Eleusis. Las
fiestas de Eleusis duraban nueve días, cada año, en el mes de septiembre,
días en los que se cerraban los tribunales. Los atenienses hacían iniciar a
sus hijos en los misterios eleusinos desde la cuna. Estaba prohibido, incluso
a las mujeres, hacerse conducir al templo en coche o en carro. Los iniciados
se consideraban bajo la tutela y la protección de Ceres, por lo que se
esperaba de ellos una felicidad sin límites.

Representaciones[editar]
Ceres se representa habitualmente con el aspecto de una mujer hermosa,
de estatura majestuosa y de tez coloreada, con la mirada lánguida y el
cabello rubio cayendo en desorden sobre sus hombros.
Además de una corona de espigas de trigo, lleva una diadema muy alta. A
veces está coronada con una guirnalda de espigas o amapolas, símbolo de
la fecundidad. Tiene unos pechos grandes y porta un haz de espigas en la
mano derecha y una antorcha encendida en la izquierda. Su túnica le llega
hasta los pies, y a menudo lleva un velo echado hacia atrás. A veces le dan
un cetro o una hoz: dos pequeños niños, pegados a su seno y llevando
cada uno un cuerno de la abundancia, señalan suficientemente a la nodriza
del género humano. Lleva un paño de color amarillo, el color del trigo
maduro.
La Ceres negra[editar]
En Arcadia, los figalios elaboraron una estatua de madera cuya cabeza era
la de una yegua con dragones a modo de crines, a la que se llamaba la
Ceres negra. Dado que esta estatua se quemó por accidente, los figalios
descuidaron el culto de Ceres y por ello fueron castigados con una terrible
sequía que no cesó hasta que, por consejo de un oráculo, se repuso la
estatua. La diosa Ceres (Deméter para los griegos) era la deidad protectora de la tierra, la
agricultura y la fertilidad, aparte de ser la patrona de Sicilia. Descendiente de Saturno y de Ops,
Ceres era a su vez la hermana de Plutón y de Júpiter, además de ser madre de Proserpina
(Perséfone, engendrada con su hermano Júpiter). En otra ocasión fue Neptuno quien se enamoró
perdidamente de Ceres, y ella en un intento por escapar tomó la forma de una yegua, pero
Neptuno supo del engaño y se transformó en caballo, así ambos engendraron al caballos Arión.

Ella fue quien otorgó a los hombres el conocimiento sobre las técnicas agrícolas, así como el
tratamiento del trigo y la elaboración del pan. También se la considera la responsable del
florecimiento de árboles y plantas. Su nombre procede de la palabra «ker», vocablo indoeuropeo
del que también provienen las palabras «crecer» y «crear», y del nombre Ceres proviene la palabra
«cereales». La principal fiesta en honor a Ceres es la «Cerealia«, establecida en el siglo III a. C. y
tenían lugar cada año entre el 12 y el 19 de Abril.

Normalmente Ceres era representada como una mujer de bellos rasgos y mirada serena, en
algunas ocasiones coronada con un tocado elaborado con espigas de trigo y en otras con una alta
diadema, y portando en su mano izquierda una antorcha encendida y un ramo de espigas en la
derecha. Vestida con una larga túnica que cubre casi completamente su cuerpo, a veces se la
representa con un velo que suele estar recogido hacia atrás.

Tenía doce dioses menores a su cargo para ayudar en las diversas tareas agrícolas, cada uno
encargado de una labor determinada: Vervactor se encarga de poner la tierra en barbecho,
Reparator es quien la regenera, Imporcitor es el encargado de arar los surcos anchos, Insitor es
quien siembra, Obarator es quien ara los surcos más superficiales, Occator es quien la escarifica,
Sarritor la escarda, Subruncinator la airea, Messor es quien recoge la cosecha, Conuector es el
que transporta la cosecha, Conditor es quien guarda y almacena y finalmente Promitor es el
encargado de distribuirla.

Baco
Origen e historia de Baco, dios romano del
vino
Como bien decimos, para encontrar el origen de Baco, el dios romano del vino, debemos
buscar en la tradición religiosa de la Antigua Grecia, en donde hallaremos la referencia directa
a Dioniso, la deidad griega del vino y de la fertilidad. Uno de los 14 dioses del monte Olimpo,
los más importantes para aquella vieja cultura a la que tanto le debemos los que formamos
parte de la civilización occidental actual. Así pues, Baco sería la versión romanizada en la que
se adoptó la figura de Dioniso en el Imperio Romano. Un dios dedicado al vino, a la vid y a la
fertilidad. Deidad también de los trabajos del campo y de la agricultura, a él se encomendaban
los campesinos griegos y romanos para pedir una cosecha fructífera. Un dios inspirador,
encarnación divina de artes como el teatro o la música. Dos formas, Baco y Dioniso, de
personificar todo el universo simbólico que aglutinaba el vino para estas antiguas
civilizaciones: un alimento que era disfrute, creación, prosperidad y alegría. Un vino
celebrado, compartido y presente de forma transversal en todas las clases y estratos
sociales. Y también fundamental como elemento dinamizador de numerosos rituales
religiosos. 
Hallado el origen de Baco, para conocer su historia debemos volver a referirnos directamente
a la del dios griego Dioniso. Hijo directo del dios supremo Zeus, el nacimiento de Dioniso
fue fruto de una infidelidad de este hacia la diosa Hera. La madre del dios del vino
fue Sémele, una mortal que, según cuenta la mitología griega, habría sido engañada por Zeus
al adoptar este forma humana para conseguir materializar sus deseos carnales con ella. Tras
descubrirse el engaño gracias a la astucia de Hera, Sémele renegó de Zeus, lo que terminó
costándole la vida, al fulminarla el dios supremo con un rayo antes del nacimiento de Dioniso.
Zeus tomó al niño y se lo injertó en la pierna para que este pudiera terminar de formarse,
después de lo cual volvería a nacer. Hecho esto que le daría el nombre de Dioniso, que
significaría en griego antiguo algo así como “nacido dos veces”. Para alejarlo de Hera,
Dioniso fue criado por ninfas en Nisa, lugar lejano al oriente de Grecia. 
Más adelante, ya crecido, se le atribuye a Dioniso el hecho de descubrir la planta de la vid,
sus frutos y la obtención del vino. A partir de ese momento, Hera se cobraría la venganza
de la infidelidad de Zeus, haciendo que Dioniso perdiera la lucidez, se embriagara y
comenzara a vagar sin rumbo. Unas andanzas en las que estaba acompañado de toda
una cohorte de sátiros y ninfas, y en las que el uso recreativo del vino como medio hacia el
frenesí y como propiciador de la fiesta era un elemento recurrente e indispensable. Tras su
particular odisea, Dioniso volvería victorioso al Olimpo, acompañado de su mujer Ariadna, “la
más pura”, princesa de Creta. 
Hoy, desde Grupo Coviñas, venimos a hablarte de los dioses del vino, concretamente de
Dionisio, dios griego del vino. Pero no sin antes mencionar a Hathor, diosa egipcia de la alegría,
la música, el baile y el vino; y terminando con Baco, dios romano del vino, la fiesta y el jolgorio. Son
muchas las leyendas que cuentan las historias de las deidades a lo largo de la historia y de las
diferentes culturas.
Abre tu botella de vino y sírvete una copita. Ponte cómodo y prepárate para pasar un buen rato
disfrutando de uno de tus vinos de Utiel-Requena favoritos mientras te contamos divertidas
anécdotas sobre los dioses del vino.

Pluton
Plutón a es el dios del inframundo en la mitología romana. Su equivalente
en la mitología griega es Hades, aunque Plutón es más benigno. En cuanto
a la etimología del nombre se le confunde con el de Pluto, el dios griego de
las riquezas.
Plutón era hijo de Saturno y Ops, y esposo de Proserpina, a quien raptó
para casarse con él. La madre de Proserpina, Ceres, se afligió tanto que
provocó el invierno.
Su palacio se ubica en mitad del Tártaro, donde como soberano vela por la
administración de su estado y dicta sus inflexibles leyes. Sus súbditos,
sombras ligeras y miserables, son tan numerosos como las olas del mar y
las estrellas del firmamento: todo lo que Mors, la muerte, cosecha sobre la
Tierra vuelve a caer bajo el cetro de este dios, aumentando su riqueza o
convirtiéndose en su presa. Desde el día en que inauguró su reino, ni uno
de sus ministros infringió sus órdenes, ni uno de sus súbditos intentó una
rebelión. De los tres dioses soberanos que controlan el mundo, él es el
único que nunca ha de temer la insubordinación o la desobediencia y cuya
autoridad se reconoce universalmente hasta el fin de los tiempos.

Culto[editar]
Los ocho elegidos[editar]

Estatua de Plutón raptando a Proserpina. Parque Karlsaue en Kassel (Alemania).


Plutón raptando a Proserpina. Grabado de John Smith.

Los romanos pusieron a Plutón no solo entre los doce grandes dioses sino
también entre los ocho dioses elegidos, que eran los únicos que estaba
permitido representar en oro, en plata y en marfil.
En Roma había unos sacerdotes victimarios consagrados únicamente a
Plutón. Solo se le sacrificaban, como al Hades griego, víctimas de color
oscuro y siempre en número par, mientras a otros dioses se les sacrificaban
en número impar. Los sacrificios se reducían completamente a cenizas y el
sacerdote no reservaba nada, ni para el pueblo ni para él. Antes de las
inmolaciones, se cavaba un hoyo para recoger la sangre y se vertía el vino
de las libaciones. Durante los sacrificios, los sacerdotes mantenían la
cabeza descubierta y se recomendaba silencio absoluto a los ayudantes,
más por respeto que por temor al dios.
En Sicilia, los siracusanos le sacrificaban cada año dos toros negros cerca
de la fuente de Ciane, donde la tradición situaba el rapto de Proserpina. En
Roma, el 20 de junio, día de su fiesta, solo abría el templo de Plutón. Se le
sacrificaban animales de pelaje oscuro (ovejas o cerdos) y se dedicaba a su
ira inflexible todos los condenados a muerte.
Carácter[editar]
De todos los dioses, Plutón era el más despiadado y temido por los
hombres, quienes lo califican de adamastos (‘inflexible’)
o stygeros (‘terrible’). Se le temía por su fealdad y la dureza de sus rasgos.
Si bien era inflexible, se consideraba que era el más justo de todos los
dioses, pues a su reino acababa llegando cualquier ser mortal más tarde o
más temprano, sin importar su clase, rango o lugar de procedencia.
Se le consideró más tarde como dios benefactor, dispensador de riquezas.
Según Pausanias, Epiménides había hecho colocar su estatua en los
templos de las Euménides y, contra la costumbre habitual, se le presentaba
con una forma y actitud agradables.
Atributos[editar]
A menudo se le representa con un casco de piel de perro regalado por
los Cíclopes que le hace invisible y que nunca se quitaba. También se le
solía representar con un bidente o cetro.
El atributo que suele aparecer ante él es el ciprés, cuyo follaje oscuro
expresa melancolía y el dolor. Sus sacerdotes se hacían coronas y
sembraban sus ropas en los sacrificios.
Animales representativos[editar]
El perro de tres cabezas (Cerbero) y cuatro caballos negros.

Representaciones[editar]
Se suele representar a Plutón con una espesa barba y un aire severo. A
menudo lleva su casco, regalo de los Cíclopes y que tenía el poder de
volverlo invisible. A veces, ciñe su frente con una corona de ébano,
culantrillo o narciso. Cuando se sienta sobre su trono de ébano o azufre
lleva en su mano derecha un cetro negro, una horca o una pica. A veces
tiene llaves en sus manos, para indicar que las puertas de la vida se cierran
para siempre para los que llegan en su reino.
Se le representa también en su carro tirado por cuatro caballos negros.

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