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ICONOGRAFÍA APOCALÍPTICA

en los
BEATOS

SANTIAGO GONZÁLEZ VILLAJOS


D.N.I. 03887232-W / e-mail: thigil@hotmail.com

Artes figurativas de la Alta Edad Media


Licenciatura en Historia del Arte
Universidad Autónoma de Madrid
Ilustración de la portada:
Aparición de Cristo en la nube (Beato de Silos, 1109. British Library de Londres)
Alfa (Beato de Saint-Sever, s. X. B. Nacional de París)
Índice

Introducción 5

1. Beato de Liébana y su tiempo 6

2. El pesimismo del s. X y la llegada del Anticristo 7

3. La estética del Milenarismo 8

4. Un paseo por el arte de la Alta Edad Media 9

5. El Apocalipsis en miniatura 10

5.1. Preliminares 13

5.2. Prólogo del Apocalipsis 16

5.3. Visiones de los Siete Sellos 19

5.4. Visiones de las Siete Trompetas 22

5.5. Visiones de las Siete Señales 26

5.6. Visiones de las Siete Copas 28

5.7. Lucha de Cristo con el demonio 29

5.8. Epílogo del Apocalipsis 32

6. Anexos 34

7. Bibliografía 36

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Introducción

El Apocalipsis, además de ser parte de un libro sagrado para los


cristianos como es la Biblia, es uno de los libros más misteriosos e
inquietantes de la Literatura universal. Está plagado de imágenes y símbolos
indescifrables a primera vista, del eco de la catástrofe que supondrá el fin del
mundo y la posterior venida de la salvación eterna, de un sorprendente
sentido poético del símbolo y la visión.
Beato de Liébana trató de explicar esas narraciones fantásticas de
forma racional basándose en textos de los padres de la Iglesia y otros autores
cristianos primitivos en el siglo VIII. Su obra fue iluminada siguiendo la
estética de la época, pero se perdió. Unos siglos después aquellas visiones
susceptibles de convertirse en imágenes se convirtieron en uno de los puntos
álgidos del arte figurativo medieval en Occidente: Los Beatos, algo que
demuestra el hecho de que fueran muy apreciados y copiados en Hispania y
Europa.
A lo largo de este trabajo intentaremos abordar el origen y el desarrollo
de estas producciones miniadas tan excepcionales. Iniciaremos nuestro
recorrido centrándonos en la figura de Beato de Liébana para,
posteriormente, pasar a ocuparnos del momento en que estética, temática y
espíritu van cogidos de la mano en estas producciones miniadas: el siglo X.
Luego nos referiremos a los diferentes estilos artísticos que podemos
encontrar entre las páginas de los Beatos y su trascendencia para concluir con
un estudio iconográfico que, he intentado, sea completo y nos permita hacer
un recorrido visual por el Apocalipsis.
Los motivos que me han impulsado a realizar este trabajo son varios,
quizá los más decisivos sean bastante personales. Recuerdo con cariño una
excursión Cantabria y Asturias con mis padres y mi hermano. Estuvimos en
Liébana con motivo del año jubilar, cuando yo era un niño apenas
adolescente. Supongo que los paisajes, el entorno en el que vivió Beato, ese
espíritu primigenio que encierran las montañas cántabras quedaron grabados
en mi subconsciente, así como las miniaturas, y todo ello quedó asociado a
buenos recuerdos que se materializaron en un enorme interés al redescubrir
los Beatos desde mi posición actual de universitario en proyecto de historiador
de arte.
Por otro lado, durante una etapa concreta de mi adolescencia el
Apocalipsis despertó un extraño interés en mí y lo leí. La verdad es que no me
enteré demasiado bien ya que no es un libro de lectura fácil, pero quedé
fascinado con aquellas visiones poéticas que alternaban gloria y muerte, tan
susceptibles de ser representadas de manera visual, y con la lucha entre el
bien y el mal, tan inherente a la naturaleza humana. Este impulso fue en gran
parte el resultado de mi estética personal y gustos musicales, muy ligados al
heavy metal, que han variado sensiblemente desde entonces. Recuerdo que
me fascinaba la carátula de un disco conceptual basado en la obra que
escribió San Juan en Patmos, por ser reflejo de esa lucha de contrarios.
Todo esto, unido a la empatía que despiertan en mí las manifestaciones
artísticas antiguas y medievales, ha sido suficiente para animarme a realizar
este trabajo. Espero que no resulte demasiado extenso, para mí ha sido una
labor de investigación interesante y amena a medio camino entre la Biblioteca
Nacional, la Biblioteca de Humanidades de la Universidad Autónoma e
Internet.

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1. Beato de Liébana y su tiempo

Beato de Liébana (730?-798?) vivió en la Hispania cristiana de la


segunda mitad del siglo VIII, es decir, un pequeño reducto al norte de la
Península: el reino de Asturias. Allí se había refugiado gran parte de la élite
visigoda de Toledo tras su caída y se mantuvo viva la concepción del reino
toledano sentando las bases de ocho largos siglos de Reconquista. No nos debe
caber ninguna duda de que eran tiempos difíciles en todos los ámbitos y este
personaje es una de esas excepciones excepcionales que trascienden en
épocas tan ásperas, sentando de manera casi muda las bases de futuros
períodos de esplendor.
Beato fue abad del monasterio de San Martín de Turieno (hoy Santo
Toribio de Liébana, Cantabria) y capellán de la esposa del rey astur Silo. En
este monasterio sentó varios aspectos de la sociedad de su época por medio
de sus escritos.
Una de sus aportaciones al mundo hispánico fue la imposición del culto
al apóstol Santiago, algo que podemos percibir en su himno para la festividad
de Santiago en liturgia mozárabe, denominado O Dei Verbum. Esto propiciaría
el descubrimiento de la tumba del apóstol el siglo siguiente.
Llegando incluso al ámbito internacional, Beato luchó contra la herejía
adopcionista de corte arriano, que propugnaba Elipando de Toledo,
defendiendo la ortodoxia católica. El debate llegó hasta el Concilio de
Ratisbona (792), convocado por Carlomagno, donde se impuso la postura
defendida por el abad.
Y, por último, Beato logró trascender por sus Comentarios al
Apocalipsis (776 y 784). En una época tan dura, el espíritu apocalíptico había
invadido la mentalidad general y el año 800 era visto por muchos como el
inminente fin del mundo. Beato escribió los comentarios basándose en textos
de los Padres de la Iglesia, de la Biblia y de otros autores, lo que da muestra
de la gran biblioteca que debió poseer. Éstos explican el texto de San Juan de
manera racional, sensata y moralizadora para adoctrinar a los monjes ante el
convencimiento del fin del mundo. También se incluyen otros pasajes bíblicos
en estos comentarios como el libro de Daniel, pero la parte fundamental está
referida al Apocalipsis.
Junto a los comentarios comenzaron a incluirse miniaturas muy
ilustrativas. Esto tuvo tanto éxito que estas obras tomaron el nombre de su
autor - los Beatos - y se estuvieron copiando hasta el siglo XIII. Perdido el
original, hoy conservamos 25 códices iluminados entre los siglos IX-XIII. Éstos
nos muestran la importancia que tuvieron para el arte occidental tanto en la
imposición de los temas tratados como en la evolución de las formas.

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2. El pesimismo del siglo X y la llegada del Anticristo

Si bien sabemos que el códice original de los Comentarios al


Apocalipsis estaba iluminado y que hay un testimonio precedente (el Beato
que se conserva en el monasterio de Silos), la producción masiva de estos
libros se inicia en el siglo X, en el que se disparan los testimonios
conservados. Esta producción perdurará hasta el siglo XIII con una iconografía
más o menos fijada que irá evolucionando estilísticamente.
Desde el punto de vista formal y sociológico la época en que los Beatos
son determinantes para el arte occidental es el siglo X. Vamos a centrarnos
ahora en el segundo de estos aspectos ya que abordaremos el estilo
posteriormente.
Ya hemos hablado de las negativas condiciones en que Beato escribió
los Comentarios y, si bien habían pasado ya casi dos siglos, la situación en la
Península no era especialmente distinta. El siglo X es el siglo del esplendor del
califato cordobés que impone elevados tributos a los reinos cristianos y los
hostiga con las campañas militares del gran Almanzor. Es el siglo en que el
pequeño condado de Castilla se independiza del reino astur, que ahora tiene
su capital en León ya que ha ampliado sus fronteras en ese afán de
Reconquista alimentado por el recuerdo del esplendor visigodo de Toledo,
como fruto de incesantes luchas civiles. Es el siglo, en definitiva, en que
Hispania es vista con ojos de herejía desde el resto del Occidente por la
pervivencia de su peculiar liturgia mozárabe y se encierra en sí misma hasta
que en el siglo XI adopta la liturgia romana de Gregorio VII.
La visión negativa es extensible a todo el Occidente cristiano y se
manifestó a través del Milenarismo. Esta corriente interpretaba un fragmento
del Apocalipsis (Ap. 20, 7-9) de manera literal sin tener en cuenta el carácter
simbólico de la obra, donde el número 1000 se repite varias veces aludiendo a
ciclos temporales. Se creía, por tanto, que en el año 1000 se produciría la
liberación del Anticristo, el reinado de Satanás y el consiguiente fin del
mundo, cuando en realidad dicho número es una alusión a la perfección por
ser el cubo de diez. Todo esto desembocó en una importante herejía, la de los
cátaros, contra la que la Iglesia luchará firmemente durante los siglos
posteriores.
El historiador Camón Aznar se refiere a estas producciones miniadas
como, quizás, la única vez en que Hispania concentra en su arte un estado de
ánimo general a todo el Occidente. Dicho estado de ánimo se corresponde con
la visión apocalíptica del Milenarismo, visión que encuentra su máxima
expresión en la iluminación de los Comentarios al Apocalipsis de Beato.
En los siglos posteriores esta inquietud apocalíptica se disipará a la vez
que la situación mejorará sensiblemente en Hispania con la caída del poder
califal y la apertura al resto del Occidente, donde la creación del Románico
muestra una nueva época de esplendor. Los Beatos se convertirán en sinónimo
de cultura y riqueza en numerosas cortes de Europa y continuarán siendo
copiados por ello. No obstante, ya no serán el reflejo de aquel temor ante el
fin del milenio y del mundo sino, más bien, el ansia innata del hombre de
conservar y enriquecer su tradición.

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3. La estética del Milenarismo

Como ya hemos dicho, el siglo X propicia la proliferación de los Beatos


desde un punto de vista sociológico e ideológico. Pero estas obras miniadas
son, además, una de las manifestaciones más originales del arte medieval: la
Miniatura Prerrománica Hispana del siglo X.
Estas miniaturas presentan un carácter independiente y, si se me
permite una expresión un tanto anacrónica, vanguardista frente al resto de
Europa. Son altamente expresivas, una manifestación antinaturalista,
desprovista de volumen y profundidad, netamente anticlásica y caracterizada
sobre todo por el uso chocante del color, que en ocasiones está cercano al
Expresionismo, sobre todo en los fondos. Éstos se componen de campos de
colores planos muy netos dispuestos a base de registros, algo que ya se usaba
en la pintura de la Tardía Antigüedad. Las iluminaciones de escenas a doble
página son propias de los Beatos, no se dieron en ningún otro sitio.
Este carácter antinaturalista, en el que se da un predominio del color
sobre la línea, parece estar hecho a medida para el Apocalipsis, en especial
para aquellas escenas de máximo terror que se alternan con las visiones
celestiales de Majestad y autoridad. Los Beatos sugieren obedecer a una
especie de decoro conceptual entre las formas y los temas que éstas ilustran.
Todo esto es fruto de la convergencia de influencias diversas
conjugadas de una manera propia, personal, hispana. La influencia más
importante, sin duda, debió ser la miniatura hispanovisigoda, de la cual no
conservamos testimonios. Estas obras nos ayudan a hacernos una idea lejana
de lo que debió ser esta manifestación en el reino de Toledo. Muy
probablemente, tuvo su origen en modelos paleocristianos. Los fondos
aparecían desnudos y las escenas sin bordes, como evidencian las ilustraciones
más fieles al original de Beato.
Otra influencia importante fue la carolingia introducida por Florencio,
formado en el monasterio de Valeránica (Burgos), a mediados de siglo. A
partir de ahora, se introduce el gusto por los bordes y los fondos pintados. Las
formas resultan menos anticlásicas y aparece la decoración de iniciales
miniadas. Aumentan los ritmos decorativos y se utilizan las formas alveoladas
y la lacería.
Finalmente encontramos una influencia islámica u orientalizante que
introduce repertorios de animales, una estilización preciosista y algunos
motivos iconográficos.
Las obras más destacadas de este siglo serán: la Primera Biblia Leonesa
(920), con figuras muy planas y de carácter metálico; el Beato Morgan
(mediados de siglo), inaugurador de un estilo decorativo que crearía escuela y
sería copiado en numerosos beatos como el Beato de Girona (976) donde ya se
percibe influjo carolingio, el Antifonario de San Isidoro de León y el Beato de
Valcavado (hacia 970); y Moralia in Job (945) y la Biblia de León (960), donde
se inicia de manera evidente la influencia carolingia.
La miniatura hispana del X y los Beatos se colocan, por lo tanto, a la
cabeza de Europa en cuanto a calidad y cantidad ya que unen su carácter
personal con influencias de las manifestaciones artísticas más importantes del
momento; cada beato suele tener alrededor de 97 miniaturas. Esto hará,
como ya comentábamos antes, que se difundan con gran aceptación durante
más de 500 años.

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4. Un paseo por el arte de la Alta Edad Media

Hemos venido insistiendo hasta ahora en que la importancia de los


Beatos trascendió su propia época y, por lo tanto, su propio estilo. Por lo
dilatada en el tiempo que resulta su producción entre los siglos IX y XIII,
podemos hacer un recorrido en torno a la evolución de las formas artísticas en
Occidente y más concretamente en la Península si nos centramos en su
estudio.
Muchos estudiosos han tratado de buscar relaciones entre los códices
conservados desde el siglo XVIII. Sanders clasificó en 1930 los códices en dos
familias basándose en las diferentes estructuras del texto y Neuss, en 1931,
basó su estudio en las miniaturas. En 1978 Klein trató de acoplar las versiones
textuales a las pictóricas.
Sabemos que el códice original que no conservamos tenía ilustraciones.
Éste debió corresponderse al arte asturiano por la época en que fue escrito,
por lo que su apariencia debió ser semejante a la de la miniatura visigoda.
Entre los 25 códices miniados que se conservan encontramos las siguientes
etapas: arcaica, hispana del s. X, románica y protogótica o tardorrománica.
Los fragmentos del códice conservado en el monasterio de Silos son el
testimonio más antiguo de iluminación de los Comentarios, ya que se
corresponden al siglo IX. En éste encontramos las ilustraciones intercaladas en
los textos, derivando quizás de la versión original, es el único ejemplar de la
etapa arcaica que está más en relación con el arte asturiano y visigodo.
A partir del siglo X las ilustraciones ocupan una página entera o, lo que
resulta novedoso, doble página. Ahora es cuando su estética es propia como
decíamos anteriormente. Destacarán el Beato Morgan (950), el Beato de
Valcavado (970) y el Beato de Girona (975), el más rico en ilustraciones. Fue
iluminado por una mujer llamada En.
Durante los siglos XI y XII los códices adquieren la estética del
Románico, movimiento artístico que se da de manera internacional en todo el
Occidente, produciendo obras de extraordinaria calidad y belleza como el
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, Biblioteca Nacional de Madrid) en
San Isidoro de León, que será el canto del cisne del estilo del siglo X; el Beato
del Burgo de Osma (1086), el Beato de Saint-Sever (s. XI, B. Nacional de París)
o el Beato de Silos (1109, British Library de Londres).
A finales del siglo XII y durante el XIII la estética de las miniaturas
abandona progresivamente el Románico y se acerca al Gótico en sus formas.
Destacan el Beato de San Pedro de Cardeña (1175-85) y el Beato de San
Andrés de Arroyo (1210-20, Biblioteca Nacional de París). Ambos están ligados
a círculos de poder, por lo que se decoran con materiales ricos como el oro, la
plata y el lapislázuli.
Por lo tanto referirnos a los Beatos implica necesariamente referirnos a
la historia del arte medieval en todas sus fases desde el Prerrománico hasta
Gótico, otro de los aspectos que hace de estas producciones miniadas algo
excepcional.

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5. El Apocalipsis en miniatura

El Apocalipsis (revelación) es el último de los libros que componen la


Biblia. Fue escrito por San Juan a finales del siglo I durante su destierro en la
isla griega de Patmos y hace referencia al papel atormentado de la Iglesia en
esos momentos en que es presa de grandes persecuciones por parte de Roma,
representado todo ello en una visión alegórica de lo que sucederá al final de
los tiempos. Alterna horrendos juicios con escenas de celestial adoración.
Desde los primeros siglos del cristianismo se convirtió en uno de los
libros más importantes, sobre todo para la Iglesia de Occidente. No sólo era
considerado una revelación de los secretos del mundo celestial, algo propio de
la cultura judeocristiana, sino que además era una teología de la historia que
nos muestra los secretos de los últimos días. En la Iglesia de Oriente algunos
escritores dudaron de su canonicidad desde el siglo III, pero finalmente fue
reconocido en el III Concilio de Constantinopla (692). Los visigodos también lo
rechazaban por ser arrianos, pero terminaron aceptándolo en el IV Concilio de
Toledo (633).

Estructura
El libro se divide en 22 capítulos con sus correspondientes versículos,
pero agrupando las narraciones encontramos:
- Prólogo (cap. I – III). Cristo se aparece a San Juan y le encarga
enviar su mensaje a las iglesias de Asia Menor.
- Cinco series de visiones (cap. IV – XX)
Visiones de los siete sellos (cap. IV – VIII)
Visones de las siete trompetas (cap. VIII – XI)
Visiones de las siete señales (cap. XII- XVI)
Visiones de las siete copas (cap. XVII)
Lucha de Cristo y el demonio (cap. XVIII-XX)
- Epílogo (cap. XX-XXII). Se narra la visión del Juicio Final, la
Jerusalén Celeste y la Gloria de los Santos en el cielo.

Simbología de los números


Al ser un libro cargado de imágenes y visiones poéticas, los números y
guardan un significado. Éstos se han interpretado de la siguiente manera:
1: Dios
2: la doble naturaleza de Cristo
3: la Trinidad
4: los evangelistas y los evangelios; los puntos cardinales
5: los libros de Moisés y las llagas de Cristo
6: la perfección. Suma de los tres primeros y días de la creación
7: la perfección. El descanso del Señor y la plenitud de su obra
8: los que salvaron a Noé
9: Los coros de ángeles
10: Número perfecto, suma de los 4 primeros. La Cruz de Cristo
x 10 x 10 = 1000: una gran muchedumbre
12: Los apóstoles y el nuevo Israel
x 2 = 24: Los ancianos
x 12 = 144: el nuevo Israel
50: Arrepentimiento. Salmo 50 de David
666: El número de la Bestia

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Simbología iconográfica
Los símbolos que aluden a Dios y, por tanto, a Cristo, son el cordero, el
Sol, el arcángel Miguel y en ocasiones los ángeles. El trono, el altar, el arco
iris y el mar de vidrio y fuego aluden a virtudes de dios como la gracia, la
santidad o la sabiduría.
La Iglesia se representa mediante las siete lámparas, la mujer (que
luego se convertirá en la Inmaculada Concepción), y la Jerusalén Celeste.
Los cuatro vivientes representan los evangelistas y los ojos que los
cubren el conocimiento. Los ancianos son los santos en el cielo. Los mártires
se representan con las cabezas, y sus almas con los pájaros.
Los truenos y los desastres se interpretan como la revelación de Dios al
mundo.
Hay numerosos signos del diablo como el dragón, la serpiente, el ángel
del abismo o Abbadón. La bestia que sube del abismo es el Anticristo. Las
langostas se interpretan como los falsos profetas y la ciudad de Babilonia,
Sodoma y Egipto como Roma y la cultura de aquel momento.
Los colores también guardan simbologías. El blanco alude a la victoria,
el rojo al martirio y el escarlata a la lujuria o la magnificencia. El negro es el
color del diablo.

Iconografía apocalíptica precedente


Las primeras referencias iconográficas al Apocalipsis aparecen ya en
época Paleocristiana. En el siglo III comienzan a utilizarse las letras alfa y
omega como símbolos de Cristo y en el siglo IV hay representaciones como el
Cordero en alusión a Cristo, el trono como alusión al Juicio Final (Etimasía),
las palmas del martirio o los vivientes en alusión a los evangelistas
(Tetramorfos).
En el siglo IX encontramos referencias al Apocalipsis en el arte
carolingio, aunque éstas son secundarias. Son principalmente frontispicios
alusivos al Agnus Dei o modelos iconográficos como la Maiestas. Los
encontramos en la Biblia Moutier Grandval (hacia 840), la Primera Biblia de
Carlos el Calvo (845-846) y la Biblia de San Pablo Extramuros (829), así como
el Evangeliario de Saint-Médard de Soissons (827) y el Códice Áureo de San
Emerano de Ratisbona (hacia 870).

1 2y3

Más interesantes son los Apocalipsis de Tréveris (2 y 3), Cambrai,


Valenciennes (1) y París. Iluminados en scriptoriae secundarios carolingios. El
Apocalipsis de Tréveris (hacia 800) copia un modelo paleocristiano de finales
del siglo V o principios del VI, constituyendo la ilustración completa más
antigua al libro de San Juan. Se trata de una pintura relativamente estática,
sin fuerza, caracterizada por la moderación y la reserva en las actitudes y
expresiones. Hay más intención de decorar el texto que de ilustrarlo.

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Relación con el arte Románico
Los Beatos, con su gran difusión, contribuyeron en parte a la formación
del estilo Románico, que recupera la técnica y la iconografía del arte
paleocristiano. Arte que, por otro lado, se cree inspiraba la miniatura
visigótica en la que se inspiraron los primeros modelos de Beatos.
La estética y el contenido simbólico de estas obras miniadas encajaban
perfectamente con la mentalidad medieval, y en ocasiones servirán como
modelo para escultores y pintores.
Pero a mi parecer lo más importante es la relación que guardan con la
temática románica. Podemos decir que los Beatos se adelantan, explotándola,
a la temática central del arte Románico, que girará en torno al Apocalipsis, en
unos tres siglos (desde mediados del siglo VIII en que Beato escribe los
Comentarios, hasta el primer cuarto del XI en que surge el Románico). Esto,
inevitablemente, nos obliga a plantearnos la posible existencia de una
influencia de estas obras miniadas sobre el resto de las artes y, más aún,
sobre el resto de las artes fuera de Hispania, ya que hay que tener en cuenta
que el estilo Románico nace fuera de nuestras fronteras.
No es mi intención, ni está en mi mano, confirmar o desmentir esto;
supongo que ya habrá sido planteado por otros historiadores. Pero no cabe
duda de que las luchas entre el Bien y el Mal, la idea de Cristo, el Cordero,
rodeado de los ancianos y del Tetramorfos, del Juicio Final con sus
condenados y premiados, el Cielo y el Infierno, las luchas entre el Bien y el
Mal y un largo etcétera (tanto como ilustraciones al Apocalipsis encontramos
en los Beatos) de escenas se están representando en los scriptoriae de los
reinos hispanos mucho antes de que se monumentalicen en las grandes
fachadas de los templos Románicos.
Puede que no encontremos similitudes compositivas o estilísticas, que
haberlas haylas, pero no cabe duda del carácter visionario de estas obras
miniadas, que se adelantan en unos 300 años a la mentalidad general del
Occidente cristiano, donde el Apocalipsis se convertirá en el soporte
argumental del arte y la religiosidad período románico, entre los siglos XI y
XIII. Y esto, en una sociedad que centra su concepción del mundo en la fe en
Dios, es un hecho a tener en cuenta.

Los Beatos son, sin duda alguna, la manifestación artística que mejor
representa las visiones del último libro de la Biblia. A continuación haremos
un recorrido visual por el Apocalipsis. En este recorrido lineal, cuyo fin es la
iconografía, podemos percibir de forma indirecta los aspectos que han sido
resaltados a lo largo de este trabajo, como el estilo de la miniatura del siglo X
y su evolución, ya que las escenas están sacadas de códices de todas las
épocas o el paralelismo latente entre Beatos y Románico.

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5.1 Preliminares

Estas iluminaciones aparecen antes del texto apocalíptico y los comentarios


de Beato. Nos preparan para la lectura y comprensión de la obra y la
relacionan con el Nuevo Testamento, dándole un sentido cristológico.

Cruz de Oviedo
Beato de Valcavado (970, Universidad de Valladolid)
Aparece al principio, en nueve de los beatos conservados.
Se Inspira en la asturiana Cruz de los Ángeles (808).
Las letras α y ω le otorgan un carácter apocalíptico.
En Hispania la cruz tuvo sentido de lábaro por el espíritu de la
Reconquista.
Las gallináceas afrontadas aluden a la Resurrección de Cristo.

Laberinto
Beato de Saint -Sever (s. XI, B. Nacional de París)
Se utilizaban para ocultar una inscripción desde época clásica.
En los Beatos se oculta el nombre del comitente.
Formaban parte de la tradición hispánica desde época de Beato.
La forma romboidal es propia de Hispania, aparece ya en el
Beato Morgan.
Destacan los caracteres cúficos.

Maiestas Domini
Beato de Girona (975)
Este modelo está muy influido por el arte carolingio, comienza
aparecer en el siglo X en los Beatos
Cristo entronizado rodeado del Tetramorfos
Sostiene un disco de oro en su mano derecha, lo que se ha
interpretado como el orbe o como la hostia eucarística.
Está rodeado por la mandorla, exaltación de la gloria divina.
El rombo simboliza el Mundo, como la luna (a la izquierda)
Los animales del Tetramorfos vuelven la cabeza hacia Cristo.

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Evangelistas: Mateo
Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Los evangelistas se añadieron en el s. X a los Beatos.
Se alternaban con parejas de ángeles portando el Evangelio.
Es una iconografía asociada al Evangelio y no al Apocalipsis, lo
que sirve para conferir un carácter cristológico al mismo y
asociarlo con el Nuevo Testamento.
El símbolo apocalíptico del evangelista está en el tímpano.
El evangelista aparece junto a un testigo, algo propio de
manuscritos orientales adaptado por la escuela de Tours.
Otros piensan que el testigo es Cristo, pero no tiene nimbo.

Tablas genealógicas
Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Genealogía de personajes bíblicos que llega hasta Cristo.
Sirve para entroncar el sentido cristológico del Apocalipsis con el
Antiguo Testamento.

Conclusión alegórica del ciclo cristológico: El pájaro y la serpiente


Beato de Girona (975)
Esta escena sirve como colofón a los breves episodios de la vida
de Cristo que ilustran algunos preliminares de los Beatos con el
objetivo de conferir carácter cristológico al Apocalipsis.
Los estudiosos no se ponen de acuerdo acerca de la naturaleza
del ave. Es un pavo real o un fénix.
El pavo real y el Ave Fénix, signos de regeneración, aluden a la
Resurrección de Cristo, al Paraíso y a la Salvación de las almas.
Es, por tanto, un retrato simbólico de Cristo venciendo al diablo.
La iconografía procede de la Antigüedad mediterránea oriental.
También se daba en el mundo grecorromano, pero menos
estilizada. Lo habitual era representar una zancuda o un águila.
Es una de las maneras más antiguas de ilustrar las luchas
antagónicas.

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Representación de los autores
Beato de Tábara (968-70, Archivo Hco. Nacional de Madrid)
Es característico de la miniatura hispana y de los Beatos un
interés por salvaguardar los nombres y los retratos de los
autores bastante anterior al resto de Europa.
Esta escena es excepcional. Sirve como colofón junto a un texto
al que ilustra, precediendo a la letra ω.
En el texto se cuenta como Magio, monje que comenzó el Beato
de Tábara, tiene que abandonarlo en 968 y muere. Por lo que se
llamó a Emeterio, discípulo suyo, que lo concluyó en 970.
Los representados son Emeterio y su ayudante Senior, sentados
ante una mesa, con sus cálamos y pinceles, en un scriptorium
adosado a una torre.
Es un testimonio importante para conocer los scriptoriae
hispanos de la época y los edificios.
Los retratos de los autores no siguen una iconografía concreta.

Alfa
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
Aparece al principio del Apocalipsis siempre, en paralelo a la ω,
que aparece al final.
Ambas reflejan la concepción cristiana del tiempo, derivada del
Apocalipsis y son símbolo de Cristo.
Se explicita el carácter cristológico de la letra introduciendo
una imagen de Cristo, que lleva una letra ω en la mano.
Estas letras son muy importantes en la tradición hispana.

Omega
Beato de Tábara (968-70, Archivo Hco. Nacional de Madrid)
Aparece al final del texto apocalíptico.

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5.2 Prólogo del Apocalipsis (Capítulos I-III)

San Juan cuenta cómo se le aparece Cristo y le encomienda la misión de


escribir el Apocalipsis y enviar su mensaje a las siete Iglesias de Asia Menor.
Encontramos además bastantes ilustraciones al comentario.

La revelación a San Juan


Beato de Saint-Sever (s. XI, B. Nacional de París)
“Revelación de Jesucristo, que Dios le ha dado para mostrar a sus
servidores lo que va a suceder en seguida; Dios la ha dado a conocer
por medio de un ángel, a su siervo Juan, el cual atestigua, como
palabra de Dios y testimonio de Jesucristo, todo lo que ha visto.”
(Apoc. 1, 1-2)
Cristo Aparece entronizado, coronando la escena junto a dos
ángeles. Uno de ellos es el encargado de llevar la revelación a
Juan, ésta se representa como un libro.

Aparición de Cristo en la nube


Beato de San Millán de la Cogolla (s. XI, B. de El Escorial)
“He aquí que viene entre las nubes y le verá todo ojo, y los mismos
que le traspasaron, y plañirán sobre él todas las tribus de la tierra. Si.
Amén. Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es y que
era y que viene, el Omnipotente”
(Apoc. 1, 7-8)
Cristo aparece sobre una nube rodeado de ángeles.
Este modelo se toma de la iconografía imperial romana. Cristo
aparece como un emperador rodeado de Victorias.
Hay influencia de la iconografía islámica en la postura de Cristo
La composición de esta escena variará mucho en los Beatos.

Juan recibe el encargo de escribir el Apocalipsis


Beato de Navarra (s. XII, B. Nacional de París)
Y oí a mi espalda una voz vibrante como de trompeta, que decía: “Lo
que ves escríbelo en un libro y mándalo a las siete Iglesias…” Y me
volví… y, vuelto, vi siete candelabros de oro, y en medio de los
candelabros uno como Hijo de hombre, vestido de túnica talar y
ceñido a la altura del pecho con cinto de oro; … y tenía en la mano
derecha siete estrellas y de su boca salía una espada de dos filos… Y al
verle caí a sus pies como muerto, y puso su diestra sobre mí diciendo:
“No temas…, tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe pues
lo que viste, y lo que es, y lo que ha de ser después de esto. El
misterio de las siete estrellas… y los siete candelabros de oro: las siete
estrellas son los ángeles de las siete Iglesias; los siete candelabros son
las siete Iglesias”
(Apoc. 1, 10-19)
Este es el último Beato que sigue el modelo del original.

16
Mensajes a las Siete Iglesias de Asia Menor
Beato de Girona (975)

Las Iglesias se representan con arquitecturas de carácter hispánico muy imaginativas.


Las composiciones se mantienen con el cambio de estilo, igual que ocurre con muchas escenas
El códice de Girona es el único que representa el mensaje a Éfeso en 2 páginas.

Mapamundi
Beato de El Burgo de Osma (1086)

Ilustra los comentarios de Beato a esta parte del Apocalipsis, donde se refiere a él.
Es el mapa más amplio de la Alta Edad Media y el más cercano al original.
A la derecha aparece un sciapodo, habitante de las antípodas que se da sombra con el pie.
En la parte superior el Paraíso se representa por los 4 ríos (después aparecerán Adán y Eva)
Las cabezas de los Apóstoles aparecen en círculos sobre la tierra que evangelizaron.
Santiago aparece enmarcado por una construcción que alude a Compostela (izquierda, abajo)

17
Los doce Apóstoles
Beato de Girona (975)

Ilustra los comentarios de Beato a esta parte del Apocalipsis.


Los Apóstoles aparecen de pie, con un texto que les asocia al lugar donde predicaron.
Es la primera vez que se representa a Santiago (el cuarto de la izquierda), asociado a Hispania
El modelo iconográfico de los Apóstoles procede de los autores erguidos de la Antigüedad.

La mujer sobre la bestia


Beato de Girona (975)
Ilustra los comentarios de Beato a esta parte del Apocalipsis.
Representa a la Sinagoga
Se toma la misma imagen de Babilonia, pero cabalga sobre la
Bestia.
El árbol frondoso alude a la fornicación y la idolatría.
Este motivo iconográfico era utilizado en Roma para
representar a algunas diosas del Mediterráneo Oriental, el
árbol aludía al árbol de la Vida.

El arca de Noé
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
Ilustra los comentarios de Beato a esta parte del Apocalipsis,
donde se basa en un texto de Gregorio de Elvira.
Simboliza la Iglesia, por ello no tiene forma de barco.
Arriba, Noé está con su familia y recibe al Espíritu Santo.
Es muy interesante desde el punto de vista del bestiario, ya
que en Hispania no se utilizó ninguno concreto.
El segundo piso presenta un dragón, un grifo, un león alado y
una mantícora (rostro humano, cuerpo de león y cola de
escorpión)
Los mamíferos pesados se representan en el piso inferior y las
aves en el superior.

18
5.3 Visiones de los Siete Sellos (Capítulos IV-VIII)

La visión del Cordero y los cuatro seres vivientes


Beato de San Millán de la Cogolla (s. X-XI, Acad. Hª de Madrid)
Y delante del trono se extendía un mar de vidrio parecido al cristal, y
rodeando el trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y
por detrás. Y el ser viviente primero era semejante a un león; y el
segundo ser viviente, semejante a novillo; y el tercer ser viviente tenía
semblante como de hombre; y el cuarto ser viviente, semejante a un
águila en vuelo… Y vi, en medio, delante del trono y de los cuatro seres
vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero en pie, como
degollado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete
Espíritus de Dios, enviados a través de la tierra… Y vi, y oí como voz de
muchos ángeles en derredor del trono y de los seres vivientes y de los
ancianos; y era su número miríadas de miríadas de millares de millares.
(Apoc. 4, 6 - 5,14)
Composición geométrica circular, frecuente en esta escena.
Destacan las alas de los vivientes, que desbordan los medallones

Apertura de los cuatro primeros sellos: los cuatro jinetes


Beato de Saint-Sever (s. XI, B. Nacional de París)
Y vi cuando abrió el Cordero el
primero de los siete sellos… Y vi, he
aquí un caballo blanco, y el que
montaba sobre él tenía un arco… y
marchó victorioso y para vecer… Y
salió otro caballo, rojo, y al que
montaba sobre él le fue dada orden de
quitar la paz de la tierra… y le fue
dada una gran espada… Y vi, he aquí
un caballo negro, y el que montaba
sobre él tenía una balanza en la
mano… Y vi, he aquí un caballo de
color macilento, y el que montaba
sobre él tenía por nombre Muerte
(Apoc. 6, 1-8)

En Saint-Sever es la única vez que este tema ocupa dos páginas.


La composición evoca combates feudales.
El jinete blanco simboliza la voz victoriosa de Dios y aparece enfrentado a la guerra.

Beato de Silos (1109, British Library de Beato de San Andrés de Arroyo (1210-20, B.
Londres) Nacional de París)

19
Apertura del quinto sello: las almas de los mártires
Beato de Cirueña (s. IX, Monasterio de Silos)
Vi al pie del altar las almas de los que habían sido degollados por causa
de la palabra de Dios… Y les fue dada a cada uno una vestidura blanca;
y les fue dicho que se aquietasen por un poco de tiempo todavía, hasta
que cumpliesen también el suyo sus consiervos y sus hermanos.
(Apoc. 6, 9-11)
Los mártires se representan por figuras decapitadas y,
simbólicamente, por palomas.
Se alude a los dos altares, terrestre y celeste, de los que habla
Beato en el comentario.
La figura central lleva un nimbo crucífero, pero no se sabe muy
bien cuál es su sentido aquí.
Es la miniatura más antigua conservada de un Beato.

Los cuatro ángeles frenando los cuatro vientos


Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
Vi cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que
frenaban los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento
sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre árbol alguno. Y vi otro ángel
que subía del Sol naciente teniendo el sello de Dios vivo, y clamó con
voz poderosa… “No dañéis la tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que
hayamos marcado con el sello en su frente a los siervos de Dios”
(Apoc. 7, 1-3)
La imagen toma el aspecto de un nuevo mapamundi simplificado
por las referencias a la Tierra que da el texto.
Los ángeles, en las esquinas, aparecen sin alas, se asimilan a los
4 jinetes y forman un todo, bueno y malo, indisoluble con los
vientos.
En la Tierra aparecen los 144.000 elegidos que serán marcados.
La composición varía sensiblemente de unos a otros Beatos

Los 144.000 marcados de Israel


Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Y oí el número de los sellados de
todas las tribus de Israel: 144.000…
después de esto vi aparecer una gran
muchedumbre, que nadie podía
contar, de toda nación raza, pueblo
y lengua. Estaban de pie delante del
trono de Dios y delante del cordero,
vestidos con vestiduras blancas y con
palmas en sus manos… Todos los
ángeles estaban de pie alrededor del
trono, de los ancianos y de los
cuatro seres vivientes. Cayeron de
rodillas ante el trono y adoraron a
Dios…Uno de los ancianos tomó la
palabra y me dijo: “Esos que están
vestidos con vestiduras blancas
¿quiénes son y de donde han
venido?”...
(Apoc. 7, 4-16)
Los mártires aparecen con palmas pero no van vestidos de blanco.
Destaca la muchedumbre, donde se utiliza la superposición de planos.
A la derecha de la corte celestial aparece San Juan.

20
La metáfora de la Palmera
Beato de San Pedro de Cardeña (1175-85, Museo Arqueológico
Nacional de Madrid)
Ilustra los comentarios de Beato al pasaje anterior.
Junto con el Mapamundi, es la ilustración más antigua de los
comentarios.
Se basa en los Moralia in Job de San Gregorio, que compara la
palmera con la vida del justo: tronco áspero y fruto jugoso.
La iconografía cambió radicalmente, ya que al principio los
mártires se situaban a ambos lados de la palmera con palmas en
las manos que fueron sustituidos por un personaje que trepa
para recoger el fruto.

Apertura del séptimo sello y el silencio que sobrevino.


Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
Cuando el cordero abrió el séptimo cielo, se hizo en el cielo un
silencio como de media hora. Entonces vi a los siete ángeles que
están en pie delante de Dios; les dieron siete trompetas. Después vino
otro ángel, que se paró de pie junto al altar, con un incensario de
oro… Después el ángel tomó el incensario, lo llenó de fuego del altar y
lo lanzó sobre la tierra. Entonces se produjeron truenos, relámpagos,
voces y terremotos. Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas
se dispusieron a tocarlas.
(Apoc. 8, 1-6)
La lectura se realiza de arriba abajo y de izquierda a derecha.
El ángel con el incensario aparece representado dos veces, la
segunda en una postura inverosímil, sobre el altar.

21
5.4 Visiones de las Siete Trompetas (Capítulos VIII-XI)

La primera trompeta
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de Madrid)
El primero tocó la trompeta, y cayó sobre la tierra granizo y fuego
mezclado con sangre; la tercera parte de los árboles quedó abrasada y la
tercera parte de la hierba verde quedó arrasada.
(Apoc. 8, 7)
Las iluminaciones de serie de las trompetas son composiciones
monótonas, como la serie de las Iglesias.
No suelen ocupar una página completa.

La segunda trompeta
Beato de San Andrés de Arroyo (1210-20, B. Nacional de París)
El segundo ángel tocó la trompeta, y una enorme mole de brasas, como
una montaña, fue lanzada al mar; la tercera parte del mar se convirtió en
sangre, pereció la tercera parte de los seres de mar y la tercera parte de
las naves fue destruida
(Apoc. 8, 8-9)
Los ángeles se representan de manera horizontal, mirando hacia la
tierra.

La tercera trompeta
Beato de Magius (½ s. X , B. Nacional de Madrid)
El tercer ángel tocó la trompeta, cayó del cielo una gran estrella
ardiente como una llama; cayó sobre la tercera parte de los ríos y
sobre las fuentes de las aguas. El nombre de la estrella es ajenjo. Y la
tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y muchos hombres
murieron por esta agua, que se habían vuelto amargas.
(Apoc. 8, 10-11)

22
La cuarta trompeta
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
El cuarto ángel tocó la trompeta, y la tercera parte del sol, la tercera
parte de la luna y la tercera parte de las estrellas quedaron heridas
de muerte de tal manera que se oscureció la tercera parte de las
mismas y el día perdió una tercera parte de su esplendor, lo mismo
que la noche. En mi visión oí un águila que volaba por medio del cielo
y gritaba con voz potente: “Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra
tan pronto como suenen las trompetas que los tres ángeles van a
tocar.”
(Apoc. 8, 12-13)
Llama la atención la manera abstracta de representar el sol y
la luna, semejante a un queso fragmentado.

La quinta trompeta
Beato de San Pedro de Cardeña (1175-85, Museo Arqueológico
Nacional de Madrid)
El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que había caído del
cuelo sobre la tierra; y le dieron la llave del pozo del abismo. Cuando ella
abrió el pozo del abismo, subió del pozo un humo como de un gran horno,
de suerte que el Sol y la atmósfera se oscurecieron; del humo salieron
langostas que se esparcieron sobre la tierra, y a las que se dio un poder
semejante al de los escorpiones de la tierra. Pero se les ordenó que no
hicieran daño a la hierba, al verde y a los árboles, sino solamente a los
hombres que no tuvieran la señal de dios en la frente; pero que no los
mataran, sino que los torturaran durante cinco meses con un dolor
semejante al que produce la picadura del escorpión.
(Apoc. 9, 1-6)
Las langostas se interpretan con libertad, como lagartos
El ángel aparece con la llave sobre un círculo que representa el
abismo del que sale el humo que centra la composición.

El Ángel del Abismo y las langostas infernales


Beato de Seo de Urgel (s. X)
Las langostas se parecían a caballos preparados para la guerra: en sus
cabezas tenían coronas como de oro, y sus rostros eran como los de los
hombres; tenían los cabellos como los de las mujeres y los dientes
como los de los leones; su pecho, como una coraza de hierro, y el
rumor de sus alas, como el ruido de carros de muchos caballos que
corren a la batalla; sus colas, como las de los escorpiones, con
aguijones, tienen el poder de dañar a los hombres durante cinco
meses, Tienen como rey al ángel del abismo: su nombre en hebreo es
Abaddón, y en griego Apolión, el exterminador. El primer ay ha
pasado; quedan todavía dos ayes.
(Apoc. 9, 7-12)
Las fuerzas paganas adquieren un aspecto terrorífico siguiendo
las descripciones del texto apocalíptico.
Los cuadrúpedos aparecen afrontados, como los cuatro jinetes.

23
La sexta trompeta
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de Madrid)
El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz que salía de los cuatro
ángulos del altar de oro que está delante de Dios, la cual decía al sexto
ángel, que tenía la trompeta: “Suelta sobre el río Éufrates a los cuatro
ángeles que están encadenados.” Y fueron soltados los cuatro ángeles
que estaban dispuestos para la hora… a fin de exterminar a la tercera
parte de los hombres. El gran ejército de caballería constaba de
doscientos millones: yo oí su número.
(Apoc. 9, 13-16)
Dios preside la escena en la esquina superior derecha.
Los cuatro ángeles representan las 4 esquinas del mundo, que se
representa con el Éufrates.
Es una predicación en tiempos del Anticristo.

Los caballos de fuego y sus jinetes


Beato de Saint-Sever (s. XI, B. Nacional de París)
Así vi a los caballos y a los jinetes: éstos tenían corazas de color de
fuego, de jacinto y de azufre; los caballos tenían las cabezas como las
de los leones, y de su boca salía fuego y azufre. La tercera parte de los
hombres fue exterminada por estas tres plagas, fuego, humo y azufre,
que salían de las bocas de los caballos. Porque el poder de los caballos
está en sus bocas y en sus colas; sus colas, parecidas a serpientes,
tienen cabezas, de las que se sirven para dañar. Los demás hombres
que no fueron exterminados no se arrepintieron…
(Apoc. 9, 17-21)
Composición semejante a los cuatro jinetes.

Juan recibe el libro para ser comido y la vara para medir el tiempo
Beato de Girona (975)
Después vi otro ángel vigoroso, que bajaba del cielo envuelto en una
nube… Tenía en la mano un librito abierto. Puso el pie derecho sobre
el mar y el izquierdo sobre la tierra, y gritó con voz potente, como el
rugido del león. Cuando gritó, los siete truenos hicieron oír sus
voces… El ángel que había visto en pie sobre el mar y sobre la tierra
alzó la mano derecha y juró por aquel que vive por los siglos de los
siglos…Después, la voz del cielo que había oído me habló de nuevo y
me dijo: “Anda, toma el libro abierto en la mano del ángel… Corrí
hacia el ángel y le dije que me diera el librito. Él me contestó:
“Tómalo y cómetelo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será
dulce como la miel.” Tomé el librito de la mano del ángel y me lo
comí… Después me dieron una caña como de una vara, y me dijeron
“Levántate y mide el templo de Dios, el altar y los alrededores que
hay en él, pero el patio exterior del templo déjalo; no lo midas;
porque ha sido entregado a los paganos…
(Apoc. 10, 1 – 11,2)
No se sabe bien quiénes son los personajes que rodean a San Juan mientras mide el templo.
Se cree que son los justos que van a ser medidos por la posición de sus manos.
Nótese la forma esquemática de representar el mar y la tierra, como vamos viendo.

24
Los dos testigos
Beato de Girona (975)
“…Yo haré que mis dos testigos profeticen vestidos de saco durante 1260
días”. Éstos son los dos olivos y los dos candelabros puestos delante del
señor de la tierra. Si alguno intenta hacerles daño, saldrá fuego de su
boca, que devorará a sus enemigos… Ellos tienen poder para cerrar el
cielo con el fin de que no llueva durante los días de su predicación;
tienen asimismo poder sobre las aguas para cambiarlas en sangre, y poder
para herir a la tierra con toda clase de plagas… “
(Apoc. 11, 3-6)
Es el único Beato que otorga una página entera a esta imagen.
Se cambia la iconografía, es novedosa: aparecen de pie,
descalzos, sobre podios trapezoidales frontales.
Se les representa con báculos como signos de poder en su
predicación, lo habitual era que llevaran sendos libros.
Se representan olivos y lámparas alusivos, pero no así sus poderes
Los testigos tienen los nombres de Elías y Enoch.

El Anticristo mata a los dos testigos


Beato de San Pedro de Cardeña (1175-85, Museo Arqueológico
Nacional de Madrid)
Cuando hayan acabado de dar su testimonio, la bestia que sube del
abismo les hará guerra, los vencerá y los matará. Su cadáver quedará
tendido en la plaza de la gran ciudad, que simbólicamente se llama
Sodoma y Egipto (donde también ha sido crucificado su Señor). Gentes
de toda raza, pueblo, lengua y nación contemplarán durante tres días
y medio su cadáver, y no se permitirá que sus cuerpos sean
sepultados. Los habitantes de la tierra se alegrarán de estoy y harán
fiesta de tal modo que se intercambiarán regalos, porque estos dos
profetas eran su tormento.
(Apoc. 11, 7-10)
En ocasiones la pintura no se contrasta con los textos. Ya que
los testigos aparecen con los nombres de Elías y Enoch y la
ciudad se destruye, algo que no aparece en el Apocalipsis.

La ascensión al cielo de los dos testigos


Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Pero, después de tres días y medio, un soplo de vida que venía de Dios
entró en ellos; ellos se pusieron de pie, y los que estaban mirándolos
se quedaron aterrorizados. Y oyeron una voz potente que venía del
cielo y que les decía “Subid aquí”, Entonces, a la vista de sus
enemigos, subieron al cielo en la nube. En aquel momento se produjo
un gran terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, y en el
cataclismo perecieron siete mil personas. Los supervivientes, llenos de
terror, dieron gloria a Dios en el cielo. El segundo ay ha pasado, y el
tercero viene enseguida.
(Apoc. 11, 11-14)
La composición de esta escena varía sensiblemente de unos
Beatos a otros.

25
5.5. Visiones de las Siete Señales (Capítulos XII-XV)

El Templo con el Arca de la Alianza y la bestia que surge del abismo


Beato de Seo de Urgel (s. X)
Y se abrió el templo de Dios, que está en el cielo, y fue vista el arca
de la alianza en el templo, y hubo relámpagos, y voces, y truenos, y
temblor de tierra, y fuerte granizada
(Apoc. 11, 19)
Y vi la bestia que surge del abismo
(Com. 6)
Hay convenciones perspectivas bidimensionales. El templo se
representa combinando alzado (torres) y planta (cabecera
polilobulada), ya que en el s. X no había arcos polilobulados.
La bestia no aparece en el Apocalipsis, se añade un comentario
de Victorino que contiene una descripción de la misma.

La lucha de la serpiente contra el Hijo de la Mujer


Beato de Silos (1109, British Library de
Londres)
Y una gran señal fue vista en el cielo: una Mujer
vestida de sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre
su cabeza una corona de doce estrellas… Y otra
señal fue vista… un dragón grande, rojo, que tenía
siete cabezas… y su cola se ha apostado frente a la
Mujer…[La Mujer] dio a luz un Hijo varón destinado
a regir todas las gentes… Y fue arrebatado su Hijo,
llevado a Dios y a su trono… Y se trabó una batalla
en el cielo: Miguel y sus ángeles iniciaron el
combate contra el dragón… Y fue precipitado el
dragón grande… que se llama diablo y Satanás… Y
como vio el dragón que había sido precipitado a la
tierra, se dio a perseguir a la Mujer… Y lanzó de su
boca tras la Mujer agua como río.
(Apoc. 12, 1-18)
Esta visión es muy importante, ya que dará pie con el paso del tiempo a dos temas centrales
del arte cristiano: San Miguel y la Inmaculada Concepción.
En estos momentos no es la Virgen la que se representa, sino la Iglesia, por medio de la Mujer
Los ángeles del Demonio, desnudos y sin alas son similares a los condenados del Juicio Final.
La serpiente enmarca la composición de manera original, enlazando escenas con sus cabezas.

La adoración a la bestia de siete cabezas.


Beato de El Burgo de Osma (1086)
Y vi subir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y
sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas un nombre de
blasfemia. Y la bestia que vi era semejante a una pantera, y sus pies
como de oso, y su boca como de león. Y le entregó el dragón su poder
y su trono y gran potestad… Y admirada toda la tierra, se fue tras la
bestia, y adoraron al dragón porque había dado la potestad a la
bestia.
(Apoc. 13, 1-10)
Estas imágenes se toman de las profecías veterotestamentarias
de Daniel.
La bestia se interpreta como el Imperio romano y sus
adoradores como los no-creyentes, aunque no se especifica en
la imagen.

26
El Cordero sobre el monte Sión
Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Después vi al Cordero que estaba sobre el monte Sión, y con él 144.000
que llevaban su nombre y el nombre de su padre escrito sobre sus
frentes… y la voz que oí era como de citaristas que tañían sus cítaras. Y
cantaban como un cantar nuevo en presencia del trono y en presencia
de los cuatro seres vivientes y de los ancianos… son los que siguen al
Cordero dondequiera que va… son irreprochables
(Apoc. 14, 1-5)
Los músicos tocan instrumentos propios de la época como laúdes.
Algunos de estos músicos son semejantes a marfiles cordobeses.
Los vivientes parecen cabalgar sobre discos con paletas a modo
de hélices, lo que contrasta con la representación en la Visión
del Cordero que hemos visto antes.

En la visión de los tres ángeles, uno exalta a Dios, otro anuncia la caída de
Babilonia y el tercero reniega de quienes adoran a la bestia.

El Hijo del Hombre en la nube; siega, vendimia y lagar de la ira de Dios


Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
Y vi, y he aquí una nube blanca, y sobre la nube sentado uno como
Hijo del Hombre, que tenía sobre su cabeza una corona de oro y en su
mano una hoz afilada. Y otro ángel salió del templo, gritando a
grandes voces al que estaba sentado sobre la nube: “Echa tu hoz y
siega”… Y salió del altar otro ángel… diciendo “Echa tu hoz afilada y
vendimia los racimos de la viña”… Y fue pisado el lagar fuera de la
ciudad, y salió sangre del lagar hasta los frenos de los caballos…
(Apoc. 14, 14-20)
Escenas cercanas al costumbrismo de la vida rural.

Los siete ángeles salen del Templo


Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
Después vi abrirse en el cielo el templo, la tienda del testimonio; y
los siete ángeles que tenían las siete plagas salieron del templo
vestidos de un lino puro y brillante y ceñidos con cinturones de oro.
Entonces uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles
siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de
los siglos. El templo se llenó del humo que salía de la gloria de Dios
y de su poder. Nadie podía entrar en el templo hasta la consumación
de las siete plagas de los siete ángeles.
(Apoc. 15, 5-8)

27
5.6 Visiones de las Siete Copas (Capítulo XVI)

Similar a la serie de las Siete Trompetas, los siete ángeles vierten sus copas
sobre la tierra, el mar, los ríos, el Sol, el trono de la bestia, el Éufrates y el
aire respectivamente.

El sexto Ángel derrama su copa sobre el Éufrates


Beato de San Millán de la Cogolla (s. X-XI, B. de El Escorial)
El sexto ángel vertió su copa sobre el río grande, el Éufrates, y sus
aguas se secaron, dejando paso libre a los reyes del Oriente.
(Apoc. 16, 12)
La escena aparece intercalada con el texto, incluso lo tapa en
parte, lo que muestra que en estos casos se iluminaba a
posteriori.
El ángel rebasa el marco de la escena.

Los espíritus inmundos salen de las bocas de la serpiente, la bestia y el


falso profeta
Beato de Silos (1109, British Library de Londres)
Después vi salir de la boca del dragón, de la bestia y de la del falso
profeta tres espíritus inmundos, como ranas: los espíritus de demonios
que hacen prodigios y van a reunir a los reyes de toda la tierra para la
guerra del gran día del Dios todopoderoso… Y los reunieron en el lugar
llamado en hebreo Harmagedón.
(Apoc. 16, 13-16)
El falso profeta es señalado por los dos testigos.

El séptimo ángel derrama su copa sobre el aire


Beato de Seo de Urgel (s. X)
El último vertió su copa en el aire, y salió del templo una voz potente
que veía del trono: “Está hecho”. Y hubo relámpagos, voces y truenos,
con un gran terremoto como no lo hubo nunca… La gran ciudad se
despedazó en tres partes, y las ciudades de las naciones se hundieron. Y
Dios se acordó de Babilonia la grande, para darle el cáliz del vino de su
ardiente ira. Huyeron todas las islas, y desaparecieron las montañas.
Granizos enormes… cayeron sobre los hombres…
(Apoc. 16, 17-21)
Se representa el momento en que el ángel derrama la copa, pero
no las consecuencias.
Se alude a la ciudad de Babilonia con unos arcos de herradura

28
5.7 Lucha de Cristo con el Demonio (Capítulos XVII-XX)

La mujer sobre la bestia de siete cabezas


Beato de Silos (1109, British Library de Londres)
Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres
blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida
de púrpura y de escarlata, de piedras preciosas y de perlas; tenía en
la mano una copa de oro llena de cosas horrorosas y de las
inmundicias de su lujuria; sobre su frente, un nombre escrito…:
“Babilonia la grande, la madre de las prostitutas y de las
monstruosidades de la tierra”… El ángel me dijo: “… La bestia que has
visto era, pero ya no es; va a subir del abismo y a encaminarse hacia
su ruina…Las siete cabezas son montañas, sobre las que se sienta la
mujer. Son también siete reyes, de los cuales cinco han caído, uno
vive y el otro no ha venido aún, pero cuando venga durará poco
tiempo. Y la bestia… es el octavo, uno de los siete, que camina hacia
su ruina. Los diez cuernos que has visto son diez reyes… que recibirán
con la bestia el poder de reyes por una hora. Están todos de acuerdo
en poner a disposición de la bestia su fuerza y su poder…”
(Apoc. 17, 3-13)
Representa al Imperio romano, mediante la imagen de Babilonia como una mujer.
El tocado rizado remite a los tocados egipcios. Era habitual en muchos Beatos representar el
tocado con remates almenados trapezoidales y una media luna, aludiendo al Islam.
Aunque la bestia es roja, el iluminador la representa de color escarlata.

El triunfo del Cordero sobre los reyes


Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
“…Harán la guerra al cordero, y el cordero los vencerá porque es el
señor de los señores y el rey de reyes; y con él vencerán los suyos…”. El
ángel me dijo: “Las aguas que has visto, sobre las que se sienta la
prostituta, son los pueblos, las muchedumbres, las naciones y las
lenguas. Los diez cuernos que has visto y la bestia odiarán a la
prostituta… Porque Dios les ha inspirado la resolución de ejecutar su
propio designio y ponerse de acuerdo para poner a disposición de la
bestia su poder real hasta que se cumplan las palabras de Dios. …”
(Apoc. 17, 14-18)
Escena contradictoria entre los Beatos. Aquí se representan más
bien los resultados de la batalla que la misma. Los protagonistas
deberían ser el Cordero, los reyes y la ramera desnuda. No
obstante, aparecen 2 bestias (en el texto sólo hay una),
queriendo introducir la figura del falso profeta, una serpiente y
los reyes desnudos decapitados por el cordero.

El fuego de Babilonia
Beato de la Rylands Library de Manchester (s. XII)
Tras esto vi bajar del cielo otro ángel… Y clamó con voz poderosa: “Cayó, cayó Babilonia la grande”… Y
llorarán y plañirán sobre ella los reyes de la tierra que con ella fornicaron y se entregaron al lujo,
cuando vieren el humo de su incendio… Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella,
porque su cargamento nadie lo compra ya: cargamento de oro, y de plata, y de piedras preciosas… de
lino finísimo, y de púrpura, y de seda… y toda obra de marfil, y toda obra de las maderas más
preciosas…
(Apoc. 18, 1-20)

Se utiliza la ciudad de Babilonia como contraste y realce de la ciudad de Jerusalén.


En Hispania esta concepción de ciudad lujosa, con caras mercancías estaba a la orden del día
en Al-Ándalus. Sus marfiles y telas eran tan codiciados que se usaban para conservar reliquias.
Sigue el modelo de Tábara, nótese el estilo tendente al gótico de la miniatura y el carácter
hispano de la arquitectura que representa Babilonia.

29
El Jinete Fiel y Veraz sobre el caballo blanco
Beato de San Andrés de Arroyo (1210-20, B. Nacional de París)
Luego vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que sobre él
montaba era llamado Fiel y Veraz, y con justicia juzga y hace guerra.
Eran sus ojos como llama de fuego, y sobre su cabeza llevaba muchas
diademas y tenía un nombre escrito, que nadie sabe sino él: e iba
envuelto en un manto salpicado de sangre y es llamado por nombre el
Verbo de Dios. Y las huestes que hay en el cielo le seguían montados
en caballos blancos y vestidos de finísimo lino blanco, nítido. Y de su
boca sale una espada aguda con que herir a las gentes; y él regirá con
vara de hierro, y él pisa el lagar del vino del furor dela cólera de Dios
omnipotente. Y sobre su manto y sobre su muslo lleve escrito su
nombre: “Rey de reyes y Señor de señores”.
(Apoc. 19, 11-16)
Se cambia el modelo iconográfico, a diferencia de la imagen
anterior. Esta escena solía ser representada semejante a la de
los cuatro jinetes. El artista la crea de nueva planta e introduce
creaciones suyas como la presencia del demonio.

El Ángel en el Sol
Beato de Seo de Urgel (s. X)
Después vi un ángel puesto en pie en el sol, que gritó con voz potente
a todas las aves que volaban en el cielo: “Venid y reuníos para el gran
banquete de Dios, para que comáis la carne de los reyes, la carne de
los generales, la carne de los valerosos, la carne de los caballos y de
sus jinetes…”
(Apoc. 19, 17-18)
El ángel, que es Cristo, sale del Sol y aparece rodeado de aves,
a las que invoca para devorar los cuerpos de los caídos en la
batalla de Harmagedón.
Nos muestra la manera de representar las aves.

30
El triunfo del Jinete sobre la bestia
Beato de Saint-Sever (s. XI, B. Nacional de París)
Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para
hacer la guerra contra el que estaba montado en el caballo y contra
su ejército. Pero la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta,
que con sus prodigios ante la otra bestia había seducido a los que
llevaban la marca de la bestia y habían adorado su estatua. Y fueron
arrojadas vivas las dos a un estanque de fuego de azufre ardiente. Los
demás fueron matados con la espada que salía de la boca del que
estaba montado en el caballo; y todas las aves se saciaron de sus
carnes.
(Apoc. 19, 19-21)
Escena contradictoria con el texto. No aparece Cristo como
Jinete, sino en el cielo presidiendo como el Cordero. La
serpiente y el demonio están vivos, pues serán apresados, pero
hay una tercera bestia y un soldado a los que se les decapita.
Pueden simbolizar al falso profeta y a los reyes.

El Ángel encadena a Satanás


Beato de Silos (1109, British Library de Londres)
Vi un ángel que bajaba del cielo; tenía en la mano la llave del abismo y
una gran cadena. Prendió al dragón, la antigua serpiente – que es el
diablo, Satanás -, lo encadenó por mil años, lo arrojó al abismo que
cerró y selló después, para que no pudiese seducir más a las naciones
hasta que no se cumpliesen los mil años, después de los cuales debe ser
soltado por poco tiempo.
(Apoc. 20, 1-3)
La serpiente aparece unida a un diablo, atado en un soporte de madera
por las extremidades como si le fueran a asar en una hoguera.
El diablo está en el abismo, todo está unido, se vence a uno sólo: a las
fuerzas del mal.

El último ataque de Satanás después de mil años de prisión


Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Cuando se hayan cumplido los mil años, Satanás será liberado de su
prisión y saldrá a seducir a las naciones que están en los cuatro ángulos
de la tierra, a Gog y Magog, con el fin de reunirlos para la batalla, en
número tan grande como la arena del mar. Subieron a la superficie de
la tierra, y rodearon el campamento de los santos, la ciudad amada;
pero cayó fuego del cielo y los devoró.
(Apoc. 20, 7-9)
Cuando el cordero abrió el sexto sello se produjo un terremoto
violento, el sol se oscureció…, la luna se hizo toda como de sangre y las
estrellas del cielo cayeron sobre la tierra… el cielo desapareció… y
todas las montañas y todas las islas fueron removidas de su sitio…
Todos los hombres esclavos y libres, se escondieron en las cavernas y
en las rocas de las montañas. Y decían a las montañas y a las rocas:
Caed sobre nosotros y ocultadnos… de la ira del cordero porque ha
llegado el gran día de su ira y, ¿quién podrá resistir?
(Apoc. 6, 12-17
Este retorno de Satanás, muy temido, fue uno de los causantes del éxito del milenarismo.
La iconografía original sufre variaciones: Se introduce la bestia de siete cabezas, algo que no
aparece en el texto ni en los comentarios. Gog y Magog se sustituyen por el Anticristo, que
lleva su característico tocado, quizá porque se relacionaba a Gog con la monarquía visigoda
que volvería para vengarse del poder musulmán a los 150 años.
Se utiliza en la parte inferior una ilustración de Apoc. 6, 12-17

31
5.8. Epílogo (Capítulos XX-XXII)

Una vez vencido el mal, se realiza el Juicio para determinar quiénes están
destinados al Infierno y quiénes al Paraíso. El Apocalipsis concluye con la
descripción del mismo y las palabras que Cristo enuncia a San Juan.

El Juicio Final
Beato Morgan (950, B. Pierpont Morgan de Nueva York)
Vi un gran trono blanco y al que
estaba sentado sobre él. El cielo y la
tierra huyeron de su presencia, sin
que encontrase su lugar. Vi los
muertos, grandes y pequeños, en pie
delante del trono; entonces fueron
abiertos los libros; fue abierto
también otro libro, el libro de la vida.
Y los muertos fueron juzgados según
el contenido de los libros, cada uno
según sus obras… La muerte y el
abismo fueron arrojados al estanque
de fuego: el estanque de fuego es la
segunda muerte. Y el que no fue
encontrado escrito en el libro de la
vida fue arrojado al estanque de
fuego.
(Apoc. 20, 11-15)
El desarrollo del Juicio Final fue excepcional en los Beatos. Su iconografía se fijó en el s.VIII,
hasta entonces la Iglesia latina se había limitado a tomar la iconografía bizantina, que influyó
en los Beatos.
Cristo aparece en la parte superior sobre aquellos que “juzgan y reinan y no serán juzgados”,
que ocupan 12 tronos y tienen en sus manos un libro abierto. Esta es una inscripción del
Moralia in Job que se utiliza aquí, el mismo libro del que se extrae la metáfora de la palmera.
Los condenados aparecen a la derecha. Entre ellos se cuentan “aquellos que han sido
juzgados y condenados y están juntados”, esperan o han caído ya en el fuego del infierno.

Beato de San Andrés de Arroyo (1210-20, B. Nacional de París)


Se cambia el modelo iconográfico de nuevo en este Beato.
Sólo se conserva la hoja de los condenados, que se distribuyen
en tres zonas como en la versión original.
El grupo con los brazos enlazados es sustituido por una
muchedumbre entre las que se distinguen personajes de todas
las clases sociales (reyes, obispos, abades, dignatarios y pueblo
llano).
Debajo un grupo similar es ya llevado inexorablemente al
castigo.
En la parte inferior la caldera de antes se ha convertido en una
monumental boca del infierno.

32
La Jerusalén Celeste
Beato de Fernando I y doña Sancha (1047, B. Nacional de
Madrid)
…Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas henchidas
con las siete plagas… y me habló diciendo: “Ven, te mostraré la
desposada, a esposa del Cordero”… Tenía un muro grande y alto, con
12 puertas… Del lado de oriente tres puertas, del lado de septentrión
tres puertas, del lado de mediodía tres puertas, del lado de poniente,
tres puertas. Y el muro de la ciudad tenía 12 fundamentos, y sobre
ellos 12 nombres, los de los 12 apóstoles del Cordero. Y el que
hablaba conmigo tenía… una caña de oro para medir la ciudad… Y la
ciudad se asienta sobre base cuadrangular… Los fundamentos del muro
de la ciudad estaban hermosamente labrados de toda clase de piedras
preciosas… Y templo no vi en ella, pues el Señor Dios omnipotente es
su templo, como también el Cordero…
(Apoc. 21, 1-27)

Este tema fue trascendental para todo el arte cristiano, pero nunca se abordó de esta manera
tan peculiar.
La Jerusalén Celeste se interpreta de forma casi diagramática, como si los muros hubieran
caído hacia fuera.
Los 12 Apóstoles ocupan las 12 puertas con un disco sobre su cabeza. Cada uno representa una
piedra preciosa. Les acompañan textos referidos a sus propiedades.

Cristo en su trono y el río de la vida


Beato de Silos (1109, British Library de Londres)
El ángel me mostró un río de agua viva, transparente como un cristal, que
manaba del trono de Dios y del cordero. En medio de la plaza de la
ciudad, y a un lado y otro del río, hay árboles de la vida, que dan doce
frutos al año, una vez al mes. Las hojas de los árboles sirven para curar a
las naciones. Ya no habrá maldición alguna. El trono de Dios y del cordero
estará en la ciudad y los servidores de Dios lo adorarán; verán su cara y
llevarán su nombre en la frente. No habrá ya noche, no tendrán ya
necesidad de la luz de una lámpara ni de la del sol, porque el Señor Dios
los alumbrará, y reinarán por los siglos de los siglos.
(Apoc. 22, 1-5)
Sigue la composición original, pero el texto junto a San Juan se
copia con algunos errores.
El árbol de la izquierda está simbólicamente en la plaza de la
Jerusalén Celeste.

Juan se postra a los pies del Ángel


Beato de Silos (1109, British Library de Londres)
Y me dijo: “Estas palabras son ciertas y auténticas… Dichoso el que
guarda la palabra de la profecía de este libro”. Yo, Juan, soy el que he
oído y visto estas cosas. Cuando las oí y vi, caí a los pies del ángel que me
las había mostrado para adorarlo. Pero él me dijo: “No lo hagas, pues yo
soy un servidor, como tú y tus hermanos los profetas y los que guardan las
palabras de este libro. Adora a Dios” …
(Apoc. 22, 6-21)
Cristo preside la escena introducido en la mandorla y flanqueado
por 2 ángeles.
San Juan aparece dos veces: arrodillándose ante el ángel y ante
las siete Iglesias de Asia Menor. Cada una de éstas va acompañada
de su nombre y se representa con un arco de herradura.

6. Anexos

33
Relación de códices iluminados conservados de los Beatos

Procedencia Datación Lugar actual


Cirueña (La Rioja) s. IX Monasterio de Silos
San Millán de la Cogolla s. X B. Nacional de Madrid
San Miguel de Escalada 950 B. Morgan de Nueva York
Monasterio de Tábara 968-70 Archivo H. Nacional de Madrid
Monasterio de Valcavado 970 B. Universidad de Valladolid
Monasterio de Tábara 975 Catedral de Girona
Seo de Urgel s. X Catedral de Seo de Urgel
San Millán de la Cogolla s. XI B. de El Escorial
San Millán de la Cogolla s. XI Acad. Hª de Madrid
San Isidoro de León, para Fernando I y doña Sancha 1047 B. Nacional de Madrid
Saint-Sever s. XI B. Nacional de París
El Burgo de Osma 1086 Catedral de El Burgo de Osma
Girona 1100 B. Nacional de Turín
Monasterio de Silos 1109 British Library de Londres
Lombardía s. XII Staatsbibloit. Berlín
Aragón s. XII Arch. Corona de Aragón
Aragón/Astorga s. XII B. Rylands, Manchester
León (fragmento) s. XII Arch. Provincial de León
Monasterio de San Mamed 1189 Arch. Torre del Tombo, Lisboa
Navarra s. XII B. Nacional de París
Monast. de San Pedro de Cardeña 1175-85 Museo Arqueológico N. de Madrid
Monast. de San Andrés de Arroyo 1210-20 B. Nacional de París
Monasterio de Las Huelgas 1220 B. Morgan de Nueva York
Castilla s. XIII Arch. Nacional de México

Índice de temas representados en las ilustraciones de los códices de Beato

Preliminares 16. Visión de Dios antes de la apertura de los


1. Dedicatoria (Laberinto) siete sellos (Apoc. 4, 1-6a)
2. Cruz de Oviedo 17. El Cordero y los cuatro seres vivientes
3. Pantócrator (Apoc. 4, 6b – 5,14)
4. Los cuatro evangelistas 18. Apertura de los cuatro primeros sellos
5. Tablas genealógicas (Apoc. 6, 1-8)
6. Escenas de la vida de Jesús 19. Apertura del quinto sello (Apoc. 6, 9-11)
7. El pájaro y la serpiente 20. Apertrura del sexto sello (Apoc. 6, 12-17)
8. Representación de los autores 21. Los cuatro ángeles frenando los cuatro
9. Alfa y omega (al principio y al fin) vientos (Apoc. 7, 1-3)
10. Representación del cielo 22. Los 144.000 marcados de Israel (Apoc. 7, 4-
12)
Apocalipsis 23. La adoración de Dios (Apoc. 7, 11)
1. La revelación a San Juan (Apoc. 1, 1-6) 24. La metáfora de la palmera
2. Aparición de Cristo en la nube (Apoc. 1, 7- 25. El silencio en el cielo (Apoc. 8, 1)
10a) 26. La aparición de los siete ángeles con
3. El encargo a San Juan para que escriba la trompetas (Apoc. 8, 2-5)
revelación (Apoc. 1, 10b-20) 27. La primera trompeta (Apoc. 8, 7)
4. Mapamundi 28. La segunda trompeta (Apoc. 8, 8-9)
5. Los doce apóstoles 29. La tercera trompeta (Apoc. 8, 10-11)
6. Las cuatro bestias y la estatua (Dan. 7, 3-8 y 30. La cuarta trompeta (Apoc. 8, 12-13)
2, 31) 31. La quinta trompeta (Apoc. 9, 1-6)
7. La mujer y la bestia 32. El Ángel del abismo y las langostas
8. El mensaje de la Iglesia de Éfeso (Apoc. 2, 1- infernales (Apoc. 9, 7-12)
7) 33. La sexta trompeta (Apoc. 9, 13-16)
9. El mensaje de la Iglesia de Esmirna (Apoc. 2, 34. Los caballos de fuego y sus jinetes (Apoc. 9,
8-11) 17-21)
10. El mensaje de la Iglesia de Pérgamo (Apoc. 35. Juan recibe el libro para ser comido y la
2, 12-17) vara para medir el templo (Apoc. 10,1 – 11,2)
11. El mensaje de la Iglesia de Thiatira (Apoc. 36. Los dos testigos (Apoc. 11, 3-8a)
2, 17-29) 37. El Anticristo mata a los dos testigos (Apoc.
12. El mensaje de la Iglesia de Sardes (Apoc. 3, 11, 7-10)
1-6) 38. La ascensión de los dos testigos al cielo
13. El mensaje de la Iglesia de Filadelfia (Apoc. (Apoc. 11, 11-14)
3, 7-13) 39. La séptima trompeta (Apoc. 11, 15-18)
14. El mensaje a la Iglesia de Laodicea (Apoc. 40. El Templo con el arca de la alianza y la
3, 14-22) bestia que surge del abusmo (Apoc. 11, 19)
15. El arca de Noé

34
41. La lucha de la serpiente contra el Hijo de la 65. La adoración de Dios en el cielo (Apoc. 19,
Mujer (Apoc. 12, 1-18) 1-10)
42. La adoración de la bestia de siete cabezas 66. El Jinete Fiel y Veraz sobre el caballo
(Apoc. 13, 1-10) blanco (Apoc. 19, 11-16)
43. La bestia que surge de la tierra (Apoc. 13, 67. El Ángel en el sol (Apoc. 19, 17-18)
11-17) 68. El triunfo del Jinete sobre la bestia (Apoc.
44. La raposa y el gallo 19, 19-21)
45. Las tablas del Anticristo 69. El Ángel encadena a Satanás (Apoc. 20, 1-3)
46. El Cordero sobre el monte Sión (Apoc. 14, 70. El trono de los justos, y las almas de los
1-5) mártires (Apoc. 20, 4-6)
46a. El bautismo de Cristo 71. El último ataque de Satanás después de mil
47. El Ángel con el Evangelio eterno (Apoc. 14, años de prisión (Apoc. 20, 7-8)
6-13) 72. El diablo, la bestia y el falso profeta son
48. El Hijo del Hombre en la nube, y el Ángel lanzados al fuego (Apoc. 20, 9-10)
con la hoz (Apoc. 14, 14-20) 73. El Juicio Final (Apoc. 20, 11-15)
49. Los siete ángeles y las siete plagas (Apoc. 74. La nueva Jerusalén celestial (Apoc. 21, 1-
15, 1-4) 27)
50. Los siete ángeles salen del templo (Apoc. 75. Cristo en su trono y el río de la vida (Apoc.
15, 5-8) 22, 1-5)
51. El mandato de los siete ángeles (Apoc. 16, 76. Juan se postra a los pies del Ángel (Apoc.
1-2) 22, 6-21)
52. El primer Ángel derrama su copa sobre la
tierra (Apoc. 16, 2) Libro de Daniel
53. El segundo Ángel derrama su copa sobre el 1. Babilonia
mar (Apoc, 16, 3) 2. Daniel escribiendo
54. El tercer Ángel derrama su copa sobre los 3. El sitio de Jerusalén y las lamentaciones de
ríos (Apoc. 16, 4-7) Jeremías
55. El cuarto Ángel derrama su copa sobre el 4. El sueño de Nabucodonosor acerca de la
sol (Apoc. 16, 8-9) estatua y la piedra que rueda (Dan. 2, 1-34)
56. El quinto Ángel derrama su copa sobre el 5. La adoración de la estatua de oro y los tres
trono de la bestia (Apoc. 16, 10-11) jóvenes en el horno (Dan 3)
57. El sexto Ángel derrama su copa sobre el 6. Sueño de Nabucodonosor sobre el árbol que
Éufrates (Apoc. 16, 12) llega al cielo y la visión de sí mismo paciendo
58. La salida de los tres espíritus inmundos de hierba (Dan. 4)
las bocas del dragón, de la bestia y del falso 7. El festín de Baltasar (Dan. 5)
profeta (Apoc. 16, 13-16) 8. Daniel en el foso de los leones (Dan. 6)
59. El séptimo Ángel derrama su copa sobre el 9. Visión de Daniel: aparición del “viejo de
aire (Apoc. 16, 17-21) días” (Dan. 7)
60. La gran meretriz de Babilonia y los reyes 10. Visión de Daniel: la lucha del macho cabrío
(Apoc. 17, 1-3a) con el carnero (Dan. 8, 1-5)
61. La mujer sobre la bestia de siete cabezas 11. Daniel recibe la revelación sobre el
(Apoc. 17, 3b-13) significado de la visión anterior y sobre el fin
62. El triunfo del Cordero sobre los reyes (Apoc. de Jerusalén (Dan. 8, 15 – 9)
17, 14-18) 12. Daniel ve al Ángel sobre el río Tigres (Dan.
63. El fuego de Babilonia (Apoc. 18, 1-20) 10-12)
64. El Ángel arroja la piedra de molino al mar
(Apoc. 18, 21-24)

35
7. Bibliografía

BANGO TORVISO, Isidro y ABAD CASTRO, Concepción. Arte Medieval I. Historia


16, Madrid 1996.
CAMÓN AZNAR, José y otros. Beati in Apocalipsin libri duodecim: Codex
Gerundensis. Ed. Edilán, Madrid 1975.
CAMPUZANO RUIZ, Enrique. Beato de Liébana y los Beatos. Museo Diocesano,
Santillana del Mar 2000.
WILLIAMS, John y otros. Los Beatos, catálogo de la exposición (julio-
septiembre 1986). Biblioteca Nacional, Madrid 1985.
YARZA LUACES, Joaquín. Beato de Liébana: Manuscritos iluminados. Ed.
Moleiro, Barcelona 1998.
http://www. moleiro.com/iluminated-manuscripts.php?p=eato/es

Las imágenes han sido extraídas del Catálogo de la Exposición Los Beatos, el
catálogo de Ed. Moleiro para el Códice de Girona, la página web de Ed.
Moleiro y diversos resultados obtenidos mediante la búsqueda de imágenes en
Google.

Madrid, febrero de 2007

36
Omega (Beato de Tábara, 968-70, Archivo Hco. Nacional de Madrid)

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