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Clínica y sociedad.

Esquizoanálisis
Osvaldo Isidoro Saidón

de una serie de proyectos que comienzan a principios de siglo y que se


El análisis institucional recoge la tradición del pensamiento crítico.
van consolidando en los que se dieron en llamar "movimientos liber­
Pensar la realidad, pensar lo que pasa, es cuestionar también aquello
tarios de la escuela y la educación". Un movimiento libertario que
que nos está pasando. Podríamos, entonces, llamar a la actividad que
planteaba una novedosa relación entre los docentes, los alumnos y los
propone "el difícil deseo de cambiar la vida".
padres, y que derivó en la realización de diversas experiencias que in­
La escuela es una de las instituciones donde este conflicto se juega tentaban crear instrumentos de autogestión de los niños en el proceso
con mayor intensidad en la vida de cada uno de nosotros. Ya sea en educativo. Este proceso, al revisar el tipo de relación autoritaria, plan­
nuestra vida como niños y después, eventualmente, en nuestra vida co­ teaba que la formación y el aprendizaje no se realizaban solamente, o
mo formadores o como padres. Por otra parte, éstos son los tres esta­ fundamentalmente, por la transmisión de los contenidos, sino por la
mentos básicos que aparecen en la institución escolar. construcción de un modo de relación diferente entre los sujetos que
Existe una tensión entre el deseo de cambiar la vida, que es justa­ participan del proceso de formación. El movimiento libertario enton­
mente uno de los sentidos de la formación, y una dificultad para que ces, al cuestionar el modelo educativo, posibilita el nacimiento de una
esto se realice, una fuerza instituida para que nada cambie, para que la pedagogía institucional. Empieza a visualizarse que �o que h�! que
formación simplemente consista en hacer funcionar la vida tal como modificar ya no está en relación con el problema que tiene el nmo pa­
venía funcionando. Esta conflictiva ha marcado particularmente a la ra el aprendizaje (perspectiva pedagógica) o el problema que tiene el
institución pedagógica. Esto es tan así que, incluso, existen mártires y chico con su conducta (perspectiva clínica), sino que lo que hay que
pensadores que han dado la vida en función de enfrentar el problema enfocar es el problema de las relaciones institucionales en el proceso
de la formación y de la educación. Tal es la trascendencia que tienen, de formación.
en el nivel de la existencia concreta, los procesos pedagógicos. Se plantean, entonces, tres perspectivas en el caso de la formación:
Entonces, cuando vemos surgir una disciplina que parte fundamen­ la académico-pedagógica, la clínica y la institucional. Esta última po­
talmente de la necesidad de visualizar lo que está oculto, no se trata ne el énfasis en las transformaciones institucionales, más que en las
simplemente de que las cosas "mejoren". Se trata de que eso que esta­ cuestiones ligadas a la dificultad del aprendizaje o al fracaso escolar.
ba oculto tiene una potencia posible de cambio que, al ser descubierto, Es la crítica a la institución escuela la que permite el surgimiento de
tal vez pueda aportar algo para enfrentar esa dificultad de cambiar la esta pedagogía institucional y la realización e intervención en diversas
vida. Esta actividad es muy difícil de realizar, tanto por cómo está experiencias que plantean las relaciones de otro modo.
planteada la organización social cuanto por el hecho de que, desde el ·
Esto es importante porque, cuando hablamos de análisis institucio­
siglo XIII, cuando se constituyen las universidades con el modelo bá­ nal, no se trata fundamentalmente de un campo teórico de análisis si­
sico de formación, poco ha cambiado hasta hoy. En casi ocho siglos, la no de un campo de intervención. Son las experiencias concretas que se
relación básica entre un educador y un educando sigue siendo la mis­ fueron realizando y las necesidades específicas de cambio las que lle­
ma. A pesar de que ha habido enormes intentos de transformación, bá­ varon a la necesidad de crear los instrumentos psicológicos, sociológi­
sicamente esta relación se ha mantenido inmodificada porque ha per­ cos y antropológicos, de una interdisciplina que permita intervenir en
sistido una necesidad del Estado de convalidar este modo de funciona­ la institución-escuela.
miento de la institución pedagógica y de la institución de la formación
Por otro lado, acompañando este inismo movimiento, surge lo que
en general.
se ha dado en llamar "la psiquiatría institucional". Si la institución es­
El movimiento de pedagogía institucional y el movimiento de psi­ cuela se muestra resistente a lós aires libertarios de la época, la institu­
quiatría institucional surgen, fundamentalmente, acompañando un es­ ción asilar lo es mucho más aún. La idea de que determinadas personas
píritu de la época de crítica a las instituciones, una cuestión que hoy no deben estar asiladas, aisladas de su entorno, para poder ser tratadas,
tiene la misma envergadura que hace veinte o treinta años. Brevemen­ fue fuertemente criticada en los diferentes procesos de desmanicomia-
te, digamos que el movimiento de pedagogía institucional se alimenta
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lización, surgiendo así la anti-psiqui �tría. Así como existe una anti­ nos a un nivel de utopía y de irrealidad que lleva a amplísimos secto­
pedagogía que critica a la pedagogía como la adaptación pasiva del niño res a refugiarse en posiciones más conservadoras y arcaicas de las que
a los procesos de aprendizaje, tal como se viene dando, la anti-psiquiatría tenían en el comienzo del proceso crítico. Es frecuente ver cómo los
plantea entonces el cuestionamiento a un cierto saber psiquiatrizante técnicos y profesionales tienen una actitud, ante el paciente psiquiátri­
sobre la enfermedad mental. Esto se traduce en una serie de interven­ co, más liberadora que la de la propia familia que, muchas veces, se
ciones y de experiencias, como las comunidades terapéuticas y el cie­ niega a aceptar la desmanicomialización. Allí entonces el problema no
rre de los manicomios, procesos que se dan fundamentalmente a partir es el manicomio. El problema es cómo el manicomio está instituido en
de la posguerra en Inglaterra y en los Estados Unidos, se consolidan en la cabeza de las personas. El problema es cómo se ha instituido en la
Italia con la ley Basaglia y tienen en nuestro país algún tipo de desa­ ,
gente la idea de que la locura es peligrosa y merece ser encerrada. Es­
rrollo en los años setenta, acompañando el proceso político de aquellos ta es una producción de conocimiento que se da en determinado mo­
momentos de cuestionamiento a la institución manicomial y hospitala­ mento histórico, así como, por ejemplo, es la idea de que el niño, si no
ria tal como estaba planteada. aprende ciertos contenidos, tiene un trastorno mental, un trastorno de
El análisis institucional se nutre de estas dos corrientes, la anti­ conducta o, más recientemente, un problema neurológico que exige la
psiquiatría y la pedagogía libertaria, para crear un cierto modelo de tra­ medicalización de la infancia. Entonces, vemos los paradigmas cientí­
bajo. Son estas experiencias las que posibilitan un determinado cono­ ficos instituyendo un modo de pensar. Anteriormente, el paradigma de
cimiento de la institución porque, en cierto sentido, la institución es co­ la psiquiatría y, actualmente, el de la neurobiología, producie�do un
.
mo las personas: uno las conoce en los momentos de cambio, cuando modo de funcionamiento de la institución de la locura y de la rnstitu­
fallan, cuando tienen dificultades, cuando se enferman. Es entonces ción del aprendizaje.
cuando aparece la necesidad de hablar, de expresar, de comunicar y, al Volviendo a la cuestión pedagógica, podemos decir que hay tres
mismo tiempo, si estos procesos no son bien conducidos, pueden esta­ modelos de abordaje de la misma. Un modelo clínico, que busca la res­
bilizarse en situaciones crónicas de enfermedad. Las instituciones se tauración de las conductas inadecuadas. Entonces, el modo de enfren­
defienden, buscan reaseguros, vuelven a puntos más arcaicos y más re­ tar el problema pedagógico es a través de la creación de dispositivos y
gresivos de los que tenían cuando se plantearon el conflicto. Es por eso gabinetes psicopedagógicos que restauran las conductas inadecuadas
por lo que aparece ese "difícil deseo de cambiar la vida". Muchos de de los concurrentes a la institución educativa. En primer lugar la de los
los cambios que se han intentado en la institución escolar y en la ins­ niños, luego la de los padres y, por último, la de los propios profeso­
titución asilar han llevado a una situación más regresiva todavía. Ya res. El segundo modelo es el pedagógico-académico, que intenta re�­
porque las instituciones no estaban preparadas, porque el Estado las ha taurar los vínculos de profesores y alumnos con el proceso de aprendi­
recapturado o porque las propuestas eran absurdas. zaje. En ambos casos, de lo que se trata es de una restauración desde
Entonces, ante estas dificultades, surge una especie de clínica insti­ una posición de cierto saber y de una adecuación a una institució� que
tucional, no en el sentido de hacer clínica dentro de la institución, sino ya está dada, la escuela. Las dos posiciones tienen en común una Ideo­
de una clínica que tiene como objeto la institución. La clínica institu­ logía del tutelaje. Existen profesionales, especialistas, directores, mi­
cional tiene las dos encomiendas de ésta, tanto el análisis como el cui­ nisterios, empresas, el Estado que de algún modo tienen que tutelar el
dado. El análisis de lo que realmente le acontece, de que la verdad de proceso de formación de los ciudadanos. Por último, existe el model?
. .
la institución sea expresada, pero también el cuidado de que esta con­ institucional, donde las nociones circulantes sobre la mfancia, la fami­
. .
fhctiv� pue�a ayudar a una transformación y que no caiga en un pro­ lia, el aprendizaje, la salud, la normalidad o el fracaso escolar están
ceso disolutivo y demoledor de la misma. puestas en análisis a través del modo en que la institución gesta las re­
laciones entre sus grupos.
Muchas veces, la crítica. radical a lo existente, que formulan la
anti-psiquiatría y la anti-pedagogía, tiene el problema de transportar- Por ejemplo, hoy en la escuela estamos observando un pasaje de la

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alianza que existía entre los adultos, padres y profesores, para tutelar bertaria intentó, a través de dispositivos de autogestión, crear un espa­
la educación de los niños, hacia una alianza entre padres y niños que cio para que los niños puedan discutir estas cuestiones, pero hoy esa
vigilan a la institución escolar. Los padres aparecen protegiendo a los propuesta no se muestra eficiente.
alumnos ante el embate o el maltrato que la institución escolar les pue­ ·Cuál
0 es entonces, hoy, la propuesta del análisis institucional p�ra
de producir. Un ejemplo caricaturesco y paradójico de esto es la situa­ que los especialistas construyan algún tipo de dispositivo que permita
ción de acoso sexual de los profesores frente a los niños, donde los pa­ abrir la cuestión e intervenir sobre ella? El desafío es hacer que lo que
dres aparecen protegiéndolos de la libidinización extrema que los pro­ no funciona sirva como un "analizador", como un síntoma que permi­_
fesores pueden ejercer sobre ellos. Las alianzas han cambiado, la divi­ ta ver el modo de funcionamiento de la institución. A partir de allí, se
sión tajante entre mundo adulto y mundo de la niñez se ha relajado, podrá ver la implicación de padres, profesores y niños, en el análisis
producto, entre otras cosas, del saber psicológico. Los padres suelen del modo singular en que están incluidos en el proceso.
ser mucho más feroces en las críticas a la institución escolar que los Un analizador como en la química, es lo que nos descubre algo que
propios niños, y la institución responde con una ferocidad equivalente está en el interio; de la propia sustancia. Desde la psicología social, lo
(por ejemplo, el caso de las "vueltas olímpicas" en los colegios univer­ podemos considerar como el emergente de una situación que da cuen­
sitarios), lo que se refleja muchas veces en el pánico que maestros y ta de las fuerzas, tanto verticales y horizontales como transv�rsales,
profesores tienen de recibir a los padres. que están. actuando. Un analizador nos permite, entonces, anahzar las
Recientemente, en una supervisión clínica, se presentó el caso de relaciones entre instituido e instituyente.
una madre que estaba cansada de que el chico jugara todo el tjempo en
la computadora y en un determinado momento la desconectó y lo reti­ Los analizadores pueden ser espontáneos o artificiales, como �uan­
ró de la silla. El chico en cuestión había visto en la televisión un aviso do creamos un arupo de trabajo (de padres o de profesores) para mter­
de una institución de "protección y ayuda al menor"; fue entonces a la venir en algun� cuestión. Un analizador espontán�o puede . ser, _ por
comisaría y le hizo una denuncia a la madre por abuso de autoridad. Al ejemplo, una huelga de maestros que oblig� a la sociedad _ a discutir la
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cuestión de la formación en toda su compleJidad. Los analizadores son
el Jugar por donde transcurre el análisis y son los q�e permit�� tra�a­
poco tiempo, la madre vio llegar un patrullero a su casa, se la llevaron,
le tomaron declaraciones y cada quince días debe presentarse al juzga­
do a declarar. Vemos, entonces, cómo la construcción de nuevas insti­ jar la relación entre campo de análisis y campo de mtervencwn. SI el
saber y el decir las cosas no bastan con un paciente, m�c�10 meno� con
una institución. O sea que, cuando el campo de análisiS se �xtie��e
tuciones produce cambios en las alianzas y los papeles sociales de los
diferentes grupos. Una de las primeras cuestiones que debe tener en
cuenta un análisis institucional se refiere a cuáles son los grupos que mucho más allá del campo de intervención, se observ� una Situaci�n
forman la institución y cómo esos grupos se van transformando a lo en la que las relaciones de poder y las relaciones deseantes quedan m-
largo de la historia. tactas.
Básicamente, hay dos modelos de trabajo. Uno es el que llan:�m�s
socioanálisis generalizado, que recoge las posturas de �a ed�cacwn li­
La intervención de los padres en la escuela pública, que algunos
consideran excesiva en relación a como se daba anteriormente, coinci­
de seguramente con el retiro del Estado. El tutelaje propio de la insti­ bertaria, planteando que toda la institución debe estar _Imph�ad� en el
tución educativa, que reemplazaba al tutelaje familiar, ahora se invier­ proceso de pensarse a sí misma. Lógicamente, la táctica pnncipal de
te, y vemos a la familia entrando en la escuela para tutelar los procedi­ trabajo será la asamblea general. Otro modelo es el que se llama so­
_
mientos de ésta. ciopsicoanálisis y trabaja fundamentalmente a traves de lo que se da en
llamar las diferentes clases institucionales. En el caso de la escuela, las
Hoy asistimos a una crisis de realización, tanto del objetivo de la fa­ clases de los alumnos, por un lado, los profesores y los directores, por
milia, como lugar de integración y reproducción, cuanto del objetivo otro, conducen su propio proceso de análisis, y cada grup� co�tr�ta su
de la escuela de integrar a los sujetos al mercado laboral. La escuela Ji- propio coordinador. Se trata de que cada una de las clases mstitucwna-

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les analice sus propios intereses de poder y de funcionamiento institu­ ejemplo, diez años para la institucionalización de niños �eficien� es o
cional, y que cada clase se haga cargo de su propia potencia y de sus
_ catohca.
dos mil años para la institucionalización de la Iglesia , �1 tl�m­
propias limitaciones, evitando así los sentimientos de miedo y de cul­ po, lo social-histórico, es siem�re pri�or� ial, pue� toma� os la mstttu­
pa en relación con los otros sectores afectados. ción como dinamismo, movimiento, Jamas como mmov1hdad. ,
En la práctica concreta de intervención, se debe echar mano de los
más diversos dispositivos que de algún modo rompan con la ortodoxia
de los dos modelos citados anteriormente. Cualesquiera sean el mode­
lo y los dispositivos que pongamos en juego, existen tres dimensiones
fundamentales para tener en cuenta en el trabajo: el dinero, la lengua y
la libido. El dinero pone de manifiesto las relaciones de poder, el aná­
lisis lingüístico nos revela, a través del modo en que se habla, lo que
se comunica y se deja de comunicar en el cotidiano institucional, y la
libido pone en juego la cuestión del deseo, fundamental para el análi­
sis de la implicación y de los afectos en las relaciones institucionales.
Por último, el trabajo de clínica institucional que mencionábamos an­
tes nos ha mostrado la importancia de tener en cuenta el propio cuer­
po de los miembros de la institución. Reiteradamente, hemos visto la
mortificación corporal que provoca la institución. Uno de los lugares
por los que la institución habla o deja de hablar es a través del padeci­
miento corporal concreto. Existe tal nivel de mortificación que los
cuerpos llegan a ser afectados por el propio modo de funcionamiento
de la institución. Esto nos ha llevado a formular un dispositivo de tra­
bajo a través de talleres que analizan el sufrimiento y el goce en las ins­
tituciones.! Esta perspectiva clínico-institucional parte de la necesidad
de cuidar y de proteger a los agentes que están dentro de la institución,
al mismo tiempo que de asumir una necesidad de transformación Lan­
to en el modo de relacionarse como en los papeles que se ocupan en
ella. A través de dramatizaciones o de distinto tipo de dinámica grupal,
ciertos padecimientos, como ataques de pánico, patologías psicosomá­
ticas, patologías osteoarticulares, hipertensión, etc., se nos muestran
como analizadores de las fuerzas que interactúan en el cotidiano insti­
tucional.
Finalicemos con un comentario de Rene Loureau en una conferen­
cia del año 1993: "Para nosotros, los del análisis institucional, la insti­
tución no es una cosa observable sino una dinámica contradictoria
construyéndose en la historia y el tiempo. El tiempo puede ser, por

1 B. Kononovich - O. Saidón, El cuerpo en la clínica insti/Ucional, Buenos Aires, Lugar


Editorial,
1994.

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