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NOMBRE DEL ALUMNO: Francisco Eduardo García Bramasco

CARRERA: Doctorado en Educación

NOMBRE DEL CATEDRÁTICO: Dr. David Pérez Rosas

NOMBRE DE LA ASIGNATURA: Sociología de la Educación

NOMBRE DE LA ACTIVIDAD: Trabajo Final

FECHA DE PRESENTACIÓN: 15 de Febrero de 2021

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PEDAGOGÍA CRÍTICA, A UN PASO DE LA
REPRODUCCIÓN SOCIAL DEL SISTEMA
EDUCATIVO

Lic. Francisco Eduardo García Bramasco


Licenciado en Matemática, Universidad Autónoma de Nayarit
Correo Electrónico: bramascofrancisco21@gmail.com

RESUMEN

Se lleva a cabo el debate teórico de si las escuelas pueden dar o no pie a la transformación social.
Se toma como punto de partida el análisis de las teorías de la reproducción surgidas a finales de los
años 60´s, se hace especial énfasis en el rol que cumplen las figuras del currículum oculto y la
violencia simbólica en la perpetuación y profesión del clasismo y segmentación social dentro de las
aulas de clase; y así sí mimo cómo es que estas dieron origen a las teorías de la resistencia. En estas
últimas se aborda el principio de la transformación social a través de la perspectiva y práctica de
una pedagogía crítica. En conclusión, podemos aseverar que para dar un giro a la concepción del
sistema educativo tradicional es necesario llevar a cabo una práctica pedagógica basada en la
reflexión crítica, en la ética y en la democracia social.

ABSTRACT

The theoretical debate is carried out on whether or not schools can give rise to social
transformation. We take as a starting point the analysis of the theories of reproduction that
emerged in the late 60's, with special emphasis on the role played by the figures of the hidden
curriculum and symbolic violence in the perpetuation and profession of classism and social
segmentation within the classroom; and also how these theories gave rise to the theories of
resistance. The latter address the principle of social transformation through the perspective
and practice of a critical pedagogy. In conclusion, we can assert that in order to turn around
the conception of the traditional educational system it is necessary to carry out a pedagogical
practice based on critical reflection, ethics and social democracy.

PALABRAS CLAVE: teorías de la reproducción, teorías de la resistencia, currículum


oculto, violencia simbólica, pedagogía crítica.

INTRODUCCIÓN

Conforme el tiempo avanza, la práctica pedagógica y el desarrollo de teorías


sociológicas aplicadas al proceso educativo en nuestro país, hemos podido ser partícipes y
atestiguar de primera mano que existe una marcada ideología sobre si la escuela puede o no
ser considerada un espacio donde se lleve a cabo el inicio de la transformación social,
partimos del hecho de que existen dos vertientes ya bien definidas que abordan el tema , las
llamadas teorías de la reproducción y las teorías de la resistencia.

Las teorías de la reproducción se enfocaron en dar a conocer y difundir el actuar de


las educativas y cómo es que estas de manera sistemática llevaban a cabo la reproducción de
modelo capitalista, usando cómo principales difusores a los sistemas educativos. Estas teorías
se fundamentaron exclusivamente en el funcionamiento de las estructuras orgánicas y sus
jerarquías desechando la posibilidad de que se presentase un cambio a través del movimiento

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social, dicho de otra manera, el sistema seguirá de pie y funcionando independientemente de
las acciones que puedan ejercer o no los actores en su interior.

Caso contrario, las teorías de la resistencia entrelazaron por vez primera los enfoques
sistémicos y subjetivos, es decir se analizaba y tomaba en cuenta el papel del individuo en el
funcionamiento orgánico de un sistema, se detectaban fallas en él y a su vez se proponían
posibles soluciones para enfrentar el problema. A esta corriente se le conoció como
perspectiva dual y estaba estrechamente relacionada con los procesos de democracia
ejercidos al interior de la propia institución educativa, priorizaba el diálogo entre los sujetos
y el sistema, así como los procesos de autorreflexión.

Dar un giro a la concepción del sistema educativo tradicional es una gran apuesta, es
necesario incentivar el cuestionamiento de los currículos escolares. Así mismo la pedagogía
crítica tiene como principal finalidad la de llevar a cabo una práctica educativa con base en
la ética y la democracia social. No obstante, es necesario decir que estos sistemas educativos
siguen operando bajo límites establecidos por el mismo estado.

PEDAGOGÍA CRÍTICA, A UN PASO DE LA


REPRODUCCIÓN SOCIAL DEL SISTEMA EUCATIVO

Con el correr de los años, la práctica educativa y el desarrollo de teorías sociológicas


aplicadas al proceso pedagógico en nuestro país, hemos podido ser partícipes y constatar de
primera mano que existe una arraigada discusión sobre si la escuela puede o no ser
considerada un espacio donde se lleve a cabo el inicio de la transformación social, podemos
partir del hecho de que existen dos vertientes ya bien definidas que abordan el tema , las
llamadas teorías de la reproducción y las teorías de la resistencia, son estas dos donde
centraremos nuestro trabajo.

Por un lado tenemos las teorías de la reproducción, surgidas a finales de la década de


los años 60´s y a principios de los 70´s, estas se enfocaron principalmente en describir cómo
era que las instituciones educativas de manera sistemática llevaban a cabo la producción y
difusión del modelo capitalista, dicho de otra manera el estrato de la sociedad quienes
presentaban carencias económicas y culturales seguirían perpetuamente en esa realidad sin
la oportunidad de dar un paso hacia adelante y ver mejorar su situación, mientras la otra
sección de la población ubicada en el extremo opuesto, aquellos cuya posición económica y
social era privilegiada seguirían manteniéndola e incrementándola con el transcurso del
tiempo.

Trasladado esto a los sistemas educativos, las escuelas pueden ser percibidas como
establecimientos donde impera la discriminación y la distinción de clases, y en donde además
el fracaso estudiantil no puede ser atribuido al estudiante es sí, sino que este se debe a las
normas sociales impuestas por la clase dominante. Dicho de otra manera, se subvaloraba y
se resta importancia a la agenciación humana, otorgándole una poca o nula capacidad para
cambiar la situación que se vive dentro de los planteles escolares. Tejeda (2005) define esta
agenciación como la capacidad del ser humano para ejercer el control total o parcial sobre
nuestro propio funcionamiento y sobre los eventos o fenómenos que afectan directamente
nuestras vidas.

En este sentido Willis (1983) pronuncia que la educación no apostaba por la igualdad,
sino por la desigualdad, una educación integral de una clase social puede obtenerse solamente
preparando a la mayoría de los niños para un futuro desigual y asegurando su subdesarrollo

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personal, lejos de los roles reproductivos en la economía simplemente esperando para ser
justamente ocupados por los productos de la educación.

Para Hirsch y Rio (2015) el modelo de la reproducción apuntaba a develar el


funcionamiento escolar al interior de las instituciones, su objetivo no estaba puesto en
elaborar una teoría pedagógica que diera solución a lo que ahí se señalaba, era más bien una
teoría que carecía de proposición y se limitaba únicamente a su carácter de denuncia.

Dado que estas teorías se basan únicamente en el accionar de las estructuras orgánicas
y jerarquías se deja de lado la posibilidad de suscitarse un cambio por medio del movimiento
social, en otras palabras, defiende que el sistema seguirá de pie y funcionando
independientemente de las acciones que puedan ejercer los sujetos a su interior.

Investigaciones han sido echadas abajo por tomar como punto de partida estas
limitaciones un ejemplo de ello es el trabajo realizado por Camdepadrós y Pulido (2009)
donde evidencian una investigación realizada por Christopher Jenks entre la década de los
70 y los 90 y en donde establecía que las escuelas no tenían influencia alguna en la trayectoria
de las personas después de haberlas concluido académicamente, es decir, su destino ya estaba
trazado. Sin embargo. Más tarde algunos autores de origen afroamericano vendrían a
desmentir dichas aseveraciones con el entredicho de que las reformas educativas y la
participación de las familias en las escuelas influía directamente en las desigualdades sociales
que sufrirían o superarían los egresados de las instituciones educativas.

Mientras más se avanzaba en el estudio y desarrollo de estas teorías era cada vez más
común darse cuenta de que en la práctica educativa dentro del aula y donde se veían
involucrados hombres y mujeres estos a pesar de contar con los mismos recursos (profesores,
planes de estudio y programas), tenían desenlaces distintos. Los hombres aprendían unas
cosas mientras que las mujeres otras. Esto se debía a la diferenciación de género que existía
en ese momento, los procesos de enseñanza – aprendizaje se veían afectados de manera
explícita o implícita por este hecho, este último dio origen a lo que se conoció como
currículum oculto.

Actualmente si bien es cierto que la distinción de sexo en las aulas de clase esta casi
extinto podemos encontrarnos con otras prácticas educativas que podrían incurrir en esta
categoría, podemos tomar como ejemplo el hecho de que en comunidades indígenas los
planes de estudio atiendan a las necesidades de un contexto totalmente distinto al de ellos,
como consecuencia es palpable la pérdida de identidad cultural por parte de estas etnias y
grupos originarios. La arquitectura y distribución de las aulas dentro de una escuela son
muestra de ello también, el cómo están dispuestos los alumnos dentro del salón de clase, en
la forma en que las oficinas de administrativos y directivos parecieran estar lo más alejado
posible del resto de los alumnos reforzando la ideología de la división o segmentación social.
De igual manera las representaciones sociales, sistemas de significación y algunos valores
llevados a la práctica en la realización de algunas actividades de cierta manera van dando
forma y construyendo de manera indirecta el inconsciente del alumnado.

Acevedo (2010) define el currículum oculto como un conjunto de normas,


costumbres, creencias, lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el
funcionamiento de una institución. Si trasladamos esta definición dentro de las aulas
haríamos referencia a todo aquello que ahí se vive, se ve y se escucha.

Este se desarrolla de manera inconsciente y a pesar de no encontrarse escrito en


ocasiones se presenta con tanta fuerza en algunos ámbitos que supera de manera tajante al
currículum escrito. Históricamente ha sido utilizado como una antena transmisora de
actitudes, valores y estereotipos. Muy comúnmente usado en la actualidad por los medios de
difusión y campañas de mercadeo.

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Althusser (1969) sostenía firmemente que las escuelas representaban un sitio esencial
e importante para la reproducción de las relaciones e ideas capitalistas y que si queremos
profundizar en el tema debemos tomar en cuenta dos tipos de maneras en que la reproducción
se da fundamentalmente: la reproducción que se lleva a cabo en las capacitaciones y en la
elaboración de las reglas de la fuerza laboral; y la reproducción que se generan cuando se
dan las relaciones de producción.

Si llevamos estos atributos al terreno que la educación nos confiere podríamos estar
hacer referencia a los conocimientos duros que los alumnos adquieren en el aula, el aprender
a leer, escribir, desarrollar problemas con el uso de operaciones y procedimientos
matemáticos, hacer suyos acontecimientos históricos que marcaron nuestra época; pero
también nos estaríamos refiriendo a las reglas del aula o de la buena conducta que ahí se
conducen, la actitud, la moral, la actitud cívica que ahí se profesa. La adquisición de cada
uno de estos atributos dependerá totalmente del área en la que se fuere a desempeñar el
estudiante, cómo filósofo, ingeniero, médico, docente o cualquier otro campo laboral, se
podría decir que este currículum preparara armara a sus estudiantes tal cual lo hace una
ensambladora de producción en serie.

Hasta ahora hemos visto cómo las teorías de la reproducción analizadas desde el punto
de vista del modelo reproductivo económico conciben a la institución educativa cómo la
productora de fuerza laboral y reproductora de ideologías que afianzan y perpetúan la
posición de las clases privilegiadas.

Por otro lado, las teorías de la reproducción cultural si bien es cierto que también
abordan la manera en que las sociedades se reproducen así mismas, hacen un énfasis bien
marcado cómo su nombre lo menciona en la manera en la que la cultura de una parte de la
sociedad subyuga a otra, dicho de otra manera, en cómo se utiliza la cultura como un método
de dominación.

Entre algunos de los actores de este movimiento y pensadores más destacados


podemos rescatar las aportaciones de Bourdieu (1999) quien tenía una visión muy particular
de lo que la reproducción cultural conllevaba, esencialmente proponía la idea de que
cualquier persona de las altas cúspides sociales habiendo nacido en un ambiente culturalizado
tendría asegurado un buen estatus social y económico, mientras aquel que nacía en un
ambiente carente de libros y cultura estaba predestinado a seguir por la senda de la
subordinación. Las altas clases sociales hacen uso de fuertes inversiones en prestigiosos
estudios y títulos universitarios ligados a la gerencia para conservar su posición de privilegio,
mientras que la clase menos privilegiada enfoca gran parte de sus estudios para producir
mano de obra calificada. Pareciera que la educación es el camuflaje perfecto para legitimar
y seguir perpetuando las jerarquías sociales. A este fenómeno lo llamó violencia simbólica,
que no es otra cosa más que una coerción ejercida por parte del dominador, hacia el
dominado, cabe aclarar que el dominado no es consciente de este hecho o no se percata de
dichas prácticas.

Para Bourdieu (1999) la violencia simbólica es una coerción que se instituye por
medio de una adhesión que el dominado no puede evitar otorgar al dominante (y por lo tanto,
a la dominación) cuándo sólo dispone para pensarlo y pensarse o, mejor aún, para pensar su
relación con él, de instrumentos de conocimiento que comparte con él y que, al no ser más
que la forma incorporada de la estructura de la relación de dominación, hacen que ésta se
presente como natural.

En otras palabras, la violencia simbólica es un concepto que describe una relación


social desigual donde un actor, el dominador de manera indirecta ejerce un tipo de violencia,
no necesariamente física en contra de él o los dominados, lo que llama la atención aquí es
que estos últimos no son conscientes o no se percatan de dichas prácticas, de cierta manera
ellos mismos son cómplices de la violencia en su contra.

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De acuerdo con Peña (2009) este concepto está presente de manera especial en todas
partes, se reproduce invisible e inexorablemente en los sistemas educativos. Y este problema
no es exclusivo del ámbito educativo, se da en los parajes de lo político, lo ético y lo cultural.

En este mismo sentido Ávila (2004) aborda una descripción del modelo de Bourdieu,
en donde destaca que existen tres estrategias de clase que definen una sociedad: la nueva
clase media invierte en cultura para mejorar su estatus social, dándole una orientación
profesional a sus estudios. La élite cultural que intenta conservar su posición de privilegio y
no perder su estatus. Y la clase dominante quienes tratan de convertir parte de su capital en
capital cultural a través de títulos académicos y prestigiosos. Estos junto con la clase élite
buscarán siempre vincular sus estudios con el mundo de los negocios, controlando las altas
esferas y peldaños de la economía, haciendo a un lado de tajo el igualitarismo.

Cuando las altas clases sociales ven devaluada su posición académica hacen uso de
sus recursos económicos para invertir en diferenciadores académicos como lo son los
posgrados universitarios o estudios en el extranjero, buscando con esto seguir con un estatus
superior al del resto.

Siguiendo esta misma línea Hinojal (1991), afirma que los programas educativos
tradicionales están cargados de contenidos humanísticos que no tienen en cuenta las
exigencias y necesidades profesionales del mundo laboral actual, favoreciendo al estudiante
con mayor nivel cultural y entorpeciendo el camino de los menos favorecidos.

El ámbito educativo la acción simbólica del estado propicia la construcción de


distintas visiones del mismo contexto, permeando el ambiente de condiciones ideales para la
división, establece ciclos, jerarquías de estudio y define los que a su parecer deberían ser los
ámbitos de competencia adecuados para el perfil de egreso del estudiante.

Es a través de la reinvención simbólica como se puede contrarrestar la violencia


simbólica. No se puede pensar en la escuela como una burbuja que desconecte a los de su
realidad, sino más bien como un ámbito de interconexiones complejas que permita ampliar
la visión y sembrar minas que exploten los dominios de las inequidades (Peña, 2009).

Ahora, si bien es cierto que Bourdieu se limitó únicamente a describir un panorama


social poco optimista y alentador, un camino marcado por la senda de la teoría reproductista,
su trabajo sirvió como base para la elaboración de las llamadas teorías de la resistencia, en
donde los centros de formación académica más que mecanismos de reproducción social, son
vistos cómo fábricas generadoras de resistencia, abriendo las puertas de la posibilidad al
cambio político, económico, social y cultural.

Otro bien conocido exponente de la corriente de la teoría de la Reproducción fue el


británico Bernstein, sus estudios se centraron principalmente en tratar de comprender la
transmisión cultural a través del lenguaje.

Bernstein y Solomon (1999), presentan a la comunidad científica la idea de que cada


una de las clases sociales presentes utilizan un código de lenguaje distinto y que estos códigos
producen diversos y variados tipos de habla, capaces de transformar las distribuciones del
poder y los principios de control en la práctica pedagógica.

Estos códigos a los que hacen referencia, son reguladores en los procesos de
comunicación que se llevan a cabo dentro de las diferentes estructuras sociales. Presentan un
orden de significación que va de lo particular a lo general y aunque su apropiación es de fácil
acceso y aprehensión, su uso es de carácter particular para cada círculo o esfera social. Se
adquiere a través de la socialización por lo que no es posible enseñar a nadie el código de
manera tradicional como se haría con cualquier otro tema.

Para Peña (2009) los códigos tratan de la selección y combinación de significados.


Las distintas clases sociales generan variadas y diversas orientaciones hacia estos

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significados; fenómeno que ocurrirá de igual manera con los géneros y las distintas divisiones
sociales que surjan en una sociedad o un marco dado.

De acuerdo con Usategui (1992) este modelo es aplicable o puede ser integrado a la
orientación pedagógica, ya que de acuerdo con el lenguaje manifestado por un niño se pueden
predecir las capacidades intelectuales potenciales con las que cuenta. Influye de manera
significativa el medio familiar en el que se desarrolla, sobre todo el modo (código) de
comunicación utilizado en el seno de ella, la distribución del poder dentro de la misma, así
cómo la manera en que los miembros de la familia presentan el mundo al niño.

Estas características o elementos son los que dotan de sus atributos a las distintas
clases sociales, (ya sea la clase trabajadora, clase media o las clases privilegiadas) elementos
que acompañaran por el resto de su vida al individuo. La clase social constituye entonces en
cierta forma el nudo a partir del cual se tejen las relaciones entre estos elementos.

Otros de los conceptos muy recurridos y característicos de Bernstein son los de


espacio y tiempo, concibe estos dos conceptos cómo construcciones sociales, es decir que
estos dependen de una cultura u otra. Si seguimos su línea de investigación, propone dos
tipos de pedagogía: la visible y la invisible de ella dependerá la percepción que se tenga del
tiempo y el espacio.

En el caso de la pedagogía visible por ejemplo: podemos tomar el caso de una familia
en la que cada miembro de ella tiene una función y un rol en específico, estos no cambian a
pesar del paso del tiempo, son estáticos, ocupan un espacio fijo dentro de la organización,
esto viene a facilitar y estimular las representaciones individuales.

Por otro lado en el caso de la pedagogía invisible sucede totalmente lo opuesto, no


existen roles marcados y estáticos, tampoco hay presencia explícita de reglamentos que
regulen las acciones de los miembros de la organización (la familia siguiendo el ejemplo
anterior), sólo aquellos que sean capaces de descifrar estos reglamentos implícitos por su
cuenta y en su totalidad podrán verse beneficiados.

Podemos decir entonces que la principal diferencia entre la pedagogía visible e


invisible radica principalmente en la manera mediante la cual se transmiten los criterios de
comportamiento y en el grado en que éstos son especificados. Entre más implícita y difusa
sea la forma en que estos criterios se transmitan, más apegados estaremos a la pedagogía
invisible; y mientras más específicos y más explícitos sean los criterios más cercas del
paradigma de la pedagogía visible nos encontraremos.

Algunas de las observaciones que con más frecuencia se realizan a los trabajos de
Bernstein es la falta de evidencias empíricas en ellos, aunque su trabajo de igual manera ha
servido como base para una gran cantidad de investigaciones.

Si se quieren mejorar los actuales sistemas de educación en nuestro país debemos


tener en cuenta algunas de las ideas básicas de este texto, argumentadas por Bourdieu y
Bernstein, por ejemplo, el hecho de que la igualdad de oportunidades debe ser uno de los
principios para dar pie a la práctica educativa, y si queremos lograrlo debemos dar un paso
de costado y dejar los paradigmas tradicionales de la educación.

Uno de los puntos más rescatables si bien es cierto que las teorías de la reproducción
se limitan a describir las condiciones sociales del medio es que nos proporcionan una visión
más amplia de nuestro panorama, dejan entre ver el actuar y los intereses de las esferas
sociales privilegiadas, pudiendo deducir por cuenta propia las herramientas que necesitamos
para dar el giro a tal situación

En palabras de Bernstein (1990) en (Ávila, 2004) la forma en que una sociedad


clasifica, cataloga, transmite y evalúa el conocimiento y la práctica educativa, refleja el
poder y su distribución, así como los principios de control dado a estos mismos.

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Progresivamente se comenzó a idealizar al Estado como eje central de la dominación
social, esta vertiente recibió el nombre de modelo del estado hegemónico. Para Gramsci
(1971) el concepto de Estado esta ligado al poder y a la cultura, lo define como el entero
complejo de actividades prácticas y teóricas con la cual la clase gobernante no sólo justifica
y mantiene su dominio sino se arregla para ganar el activo consentimiento de aquello sobre
los cuales gobierna.

Esta ideología parte de la concepción del estado como un par de mitades que se unen
en un todo. La primera mitad hace referencia a la sociedad civil y engloba a los organismos
estatales de administración, las leyes y otras instituciones cuyas funciones se basan en el uso
de la fuerza y la represión. Por otro lado, la segunda mitad se refiere a la sociedad civil, que
abarca a las instituciones públicas y privadas que hacen uso de significados, símbolos e ideas
para globalizar el pensamiento de los estratos dominantes y mejor posicionados mientras al
mismo tiempo reducen a la oposición.

Podríamos percibir entonces el modelo del estado hegemónico como un intento de


dar a entender al estado como una organización y no como una estructura, una organización
en la que sus integrantes se ven influenciados de manera coercitiva por la producción
capitalista a tal punto que lo llegan a vivir de manera natural.

Es evidente hasta este punto las diferencias que existen entre las teorías que hemos
analizado, el uso de un currículum como herramienta de control de producción, la cultura
cómo método para afianzar un estatus social y la coerción del estado como arma para
evangelizar a la sociedad con la ideología de los altos estratos, sin embargo, todas coinciden
en un mismo punto, la perpetuación del dominio de las clases privilegiadas sobre las menos
afortunadas y el punto de partida para el desarrollo de las que vendrían después a convertirse
en su némesis, las conocidas teorías de la resistencia.

Las teorías de la resistencia tomaron el protagonismo a finales de los 70´s y a


principios de los 80´s, en ellas se mezclaban por primera vez los enfoques sistémicos y
subjetivos, es decir se analizaba y tomaba en cuenta el papel del individuo en el
funcionamiento orgánico de un sistema, se detectaban fallas en él y a su vez se proponían
posibles soluciones para enfrentar el problema. A esta corriente se le conoció como
perspectiva dual y estaba estrechamente relacionada con los procesos de democracia
ejercidos al interior de la propia institución educativa, priorizaba el diálogo entre los sujetos
y el sistema, así como los procesos de autorreflexión.

Dar un giro a la concepción del sistema educativo tradicional es una gran apuesta, se
incentiva el cuestionamiento de porque se estudia cierto currículo. La pedagogía crítica tiene
como principal finalidad la de llevar a cabo una práctica educativa con base en la ética y la
democracia social, motiva a quienes participan en ella a preguntarse sobre las prácticas
sociales en las cuales están inmersos, quizás sin percatarse de primera mano de ello.

Podemos considerar así entonces que la teoría dual y la perspectiva crítica están
entrelazadas hacia un mismo fin, ambas buscan mitigar los efectos de las condiciones de la
desigualdad social tomando como punto de partida el sistema, pero también incluyendo a
este, el papel que puedan jugar los individuos en su proceso de transformación.

Entre algunos de los autores más referenciados del tema, y de sus principales
aportaciones podemos encontrar las siguientes:

Paulo Freire, quizás el autor más conocido de esta lista, antepuso siempre un
perspectiva dialógica, afirmaba que el diálogo debía darse de manera colectiva entre
alumnado, docentes y la comunidad. Decía además que si se quería hacer un cambio real al
sistema educativo no era suficiente la voluntad individual, sino que era imprescindible la
colaboración solidaria y coordinada, el trabajar en equipo por un objetivo en común.

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Para Freire (1980) era importante introducir el diálogo en cada una de las etapas de
la educación: en la planificación y programación, en la experiencia del aprendizaje y en la
evaluación, ya que la educación vista como acción cultural debe tener siempre un carácter
humanista y ser eminentemente dialógica.

Michael Apple, conocido también como el impulsor del modelo de la resistencia


renegó siempre del modelo de la reproducción, ya que a su entender este suponía que no
existía una resistencia social al poder. Proponía en su modelo dar prioridad a los procesos
mediante los cuales los alumnos eran capaces de superar situaciones donde se encontraran
bajo una desigualdad social y alcanzaran el éxito escolar. Para esto el currículo tendría que
estar basado en la democracia y toda la comunidad escolar debería tener acceso a ella.

El nivel de la práctica curricular, pedagógica y de evaluación dentro del aula, puede


ser controlada por las formas en que la cultura es transformada en mercancía para las
escuelas (Apple, 1997).

Henry Giroux, puso todo su empeño en buscar los elementos científicos con los cuáles
profundizar en el proceso educativo y contribuir a la transformación del mismo. Tomó
elementos tanto de la perspectiva sistémica como de la agencia humana, así como estudió el
impacto que tenía la política cultural en la educación. Desde su perspectiva, los educadores
debían tener una curiosidad insaciable y un hambre desenfrenada por descubrir aquellas
teorías que los acercaran a lograr el éxito deseado.

En este sentido Gonzáles (2016) defiende que el docente a través de su práctica


pedagógica debe promover la transformación social, para esto deber ser un líder intelectual
y moral. Pero para antes de esto es necesario que tome conciencia de que su papel en el
proceso no se limita a la técnica ni a la burocracia, sino que su labor profesional es
profundamente reflexiva.

Donaldo Macedo, conocido por su colaboración con Paulo Fraire en el libro


Alfabetización. Lectura de la palabra y de la realidad, alzó la voz en modo de protesta, pues
argumentaba en su llamada pedagogía venenosa que existían instancias educativas en las que
priorizaba la estandarización de valores y prácticas que daban más poder al orden social
dominante. La alfabetización no es sólo un proceso instrumental de lectoescritura sino
también de lectura del mundo y de la posibilidad de intervenir en el (Camdepadrós y Pulido,
2009).

Joe L. Kincheloe y Shirley Steinberg par de críticos pedagogos aportaron al mundo


de la sociología educativa la idea de que los alumnos toman conciencia de su entorno y
forman un juicio propio, no se limitan al proceso de aprendizaje tradicional alumno-profesor.
En este sentido los aprendizajes propuestos por los programas educativos tienen que ir a la
par de las demandas y los cambios de la vida cotidiana. Cambios que han tomado relevancia
en los últimos años, un ejemplo claro de esta situación es la manera en que se han adaptado
las currículas y la práctica docente al uso de las nuevas tecnologías. Así mismo hacen uso
del termino empoderamiento para referirse a la capacidad que tiene el alumnado de alcanzar
cuanto objetivo se propongan en medida que vayan haciendo suyo el conocimiento, el
conocimiento es poder (Hobbes, 1980).

Ramón Flecha predicador de la teoría dialógica propone que para frenar y dar un
cambio a la desigualdad social a favor de los sectores más vulnerables es necesario que aflore
el diálogo entre todos los actores de la comunidad escolar, alumnos, profesores y demás
participes. Una ideología que va de la mano con la propuesta por Freire. Quizás una de sus
contribuciones más importantes a los sistemas educativos sea el de formar parte de los
impulsores del programa de comunidades de aprendizaje.

No es sorpresa que un camino escolar con un fuerte sustento teórico conduzca al éxito
educativo, ejemplo de ello son las escuelas democráticas, quienes buscan promover la

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heterogeneidad en los planteles educativos por medio de la inclusión, luchando contra la
segregación y la discriminación de los grupos vulnerables. Al participar todos en el proceso
de aprendizaje, todos aprenden desde su posición.

De acuerdo con Camdepadrós y Pulido (2009) a pesar de contar con evidencia que
sustente lo antes mencionado, algunos autores coinciden en un punto, las escuelas son lugares
pocos democráticos que han promovido la competencia en lugar de la cooperación o el propio
interés en lugar del bien común, algunas de ellas incluso representando los intereses de entes
poderosos.

Uniendo estas últimas ideas y en el mismo sentido Apple y Beane (2005) defienden
su postura de que los actuales sistemas educativos están forjados sobre el fracaso de reformas
anteriores, la mayoría de estas se quebraron ante las condiciones sociales que envolvían el
entorno escolar. Únicamente las reformas que sean capaces de reconocer estas condiciones y
que sean capaces también de tomar medidas en el asunto para mitigar sus efectos, contarán
con altas probabilidades de éxito e influirán positivamente en la vida de los alumnos,
docentes y de la comunidad en general que participen en este proceso educativo.

Aquí los estudiantes juegan un papel de suma importancia dado que ya no son
solamente meros espectadores en el proceso educativo, ahora ellos tienen la capacidad de
criticar el sistema, y no sólo eso, sino que participan de una manera más activa en él.

Innegablemente con el correr del tiempo y el cambio en las administraciones


gubernamentales las escuelas han pasado a convertirse en semilleros de cambio y han
desempeñado un papel importante como nidos e iniciadores de movimientos sociales,
pasaron del papel de ser fábricas de producción de ideales de la cúspide burguesa, a ser
espacios autónomos donde abunda la reflexión, la crítica y la contradicción a las estructuras
sociales fuertemente marcadas desde hacía siglos atrás. Si bien es cierto que estas
instituciones operan o trabajan bajo los límites establecidos por la sociedad, son ellas mismas
quienes se encargan de influir y expandir estos límites de tipo económico, social, político o
cultural.

CONCLUSIONES

En los actuales sistemas educativos de nuestro país si bien es cierto que los programas
y reformas educativos en su afán por lograr una práctica pedagógica crítica han volteado a
ver y han tomado como punto de partida algunos de los principios básicos de las teorías
resistencistas, el camino aún pareciera algo desalentador.

Quienes vivimos el proceso educativo de primera mano dentro de las aulas podemos
darnos cuenta de que si bien es cierto que cada vez es mayor el apoyo en lo que a educación
se refiere por parte del estado para mitigar la marcada brecha económica y social que existe
en nuestra realidad, es necesario que el docente a su vez tome partida de esta ideología. El
docente que esta frente a grupo será el actor principal y encargado de poner en práctica estos
principios. Aquí los estudiantes no serán únicamente espectadores del proceso educativo,
ahora ellos deberán tener la capacidad de evaluar y aportar al sistema.

Es necesario que estado, sistemas educativos y actores escolares trabajen sobre un


mismo objetivo, mejorar las condiciones de nuestro sistema escolar y garantizar una
educación de calidad basada en los principios de la ética, la justicia, la equidad, la democracia
y la participación social activa, es un proceso gradual pero que a su vez por añadidura traería
consigo el desarrollo social integral y económico de nuestro país.

Si tuviéramos que resumir todo en unas cuantas palabras, podríamos decir entonces que la
actual práctica pedagógica debería poner en relieve las capacidades y el potencial de los

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actores que participan en el proceso educativo de transformar la realidad social en la que
vivimos a partir de lo trabajado dentro de las aulas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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crítica. 10, 56-73. España: Teorpia de la Educación, Educación y Cultura en la sociedad de
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